Autor: Javier Torres
sábado, 26 de enero de 2008
Sección: Leyendas
Información publicada por: Javier Torres
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La llegada a Galiza de la mitología indoeuropea

Breve introducción sobre la influencia indoeuropea, traída por los pueblos del kelte o cultura del hierro, en la mitología y cultura galáica.

Desde tiempos neolíticos, diversos pueblos procedentes de oriente se vieron atraídos por las tierras occidentales, en una ruta que seguía la trayectoria del sol desde que nace hasta que muere, como una metáfora de la propia vida del hombre. Al finisterre occidental llegaba el sol para
morir y por lo tanto ese era el lugar donde residía la morada de los muertos. Son muchas las tradiciones que mantienen que la muerte
procede del W, del poniente.

Los pueblos que se asentaron en Galicia quedaron
atrapados en este Finis Terrae, sin posibilidad de avanzar o retroceder, por lo
que los indígenas dominados se vieron forzados a soportar a los nuevos señores
y éstos a su vez tuvieron que adaptarse a un nuevo ambiente que les era extraño y a hacer de él su hogar. Los guerreros venido de oriente se encontraron con las grandes selvas caducifolias que llegaban hasta la orilla misma del mar, en los que la ambigüedad de las neblinas confundía a la mente humana y le hacía ver todo tipo de seres, proliferando así las leyendas y mitos.

Los sucesivos pueblos guerreros que invadieron
Galicia mostraron siempre gran respeto por los cultos de los pueblos sometidos
y adaptaron sus creencias, traídas desde sus lejanos hogares, a las
veneraciones preexistentes.

Los cultos telúricos ancestrales se referían a determinadas piedras, fuentes, ríos, encrucijadas de caminos etc. Los invasores respetaban y temían estas creencias que adoptaron de los indígenas vencidos.

La llamada cultura castreña nos muestra claramente
la convivencia de elementos precélticos, célticos y romanos. El respeto por el
pasado y la tradición garantizaron la supervivencia de los mitos y el lenguaje
permitió que se conservaran y se extendieran, llegando incluso alguno de ellos a persistir hasta épocas recientes. Este
antiguo acerbo cultural gallego de procedencia indoeuropea, trata de los mitos propios de esta protocultura que daba culto al sol a través de personas, animales o cosas que simbolizan al astro rey o a sus rayos de luz.

De aquí proceden las leyendas gallegas sobre Fadas, mujeres de cabellos dorados que atusan sus cabello al sol empleando peines de oro y que poseen tesoros de este material que ofrecen a lugareño que casualmente topan con ellos. Estas
bellas doncellas viven prisioneras
en calabozos o cuevas que ocultan grandes tesoros y son liberadas por un valiente joven, que
simboliza al sol que rescata a la madrugada de las sombras de la noche o a la
primavera del cautiverio del invierno.

Otros ejemplos de este tipo de mitos indoeuropeos es el
del toro (carro solar, los corceles rubios o la vaca sagrada bretones) o el de una mágica gallina
a la que se puede ver seguida de sus pollos dorados.

Además, de forma parecida a la expuesta en el ciclo mitológico irlandes, los invasores indoeuropeos (portadores de la cultura solar) se enfrentaron a indígenas que adoraban a dioses locales, y al perder la guerra con los invasores, estos seres mágicos (Mouros,
gigantes, gentiles, tronantes, trasnos, gafos) tuvieron que refugiarse bajo tierra, en cuevas y laberintos
subterráneos. Un calco de las creencias mitológicas irlandesas, sólo que autóctonas de Galiza y no importadas por intelectuales decimonónicos (como lo que sucedió con el rey Breogán).


En todas la mitologías indoeuropeas existe la creencia
generalizada en que las diversas divinidades, algunas buenas y otras
perversas, conviven y luchan entre ellas de manera permanente, como sucede con los Tuatha de
Danann y los Fomoré de la mitología irlandesa, o en las batallas entre Devas y
Asuras de la mitología india, o entre dioses y titanes de los griegos, lo que puedes ser interpretado como signo de un orígen común.


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Comentarios

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  1. #1 Javier Torres 15 de dic. 2007

    En los albores de la historia, un grupo cultural, quizás étnico, vivía en Aryanam, país de los arios,
    una altiplanicie situada entre el área de las civilizaciones de Mesopotamia y
    del Punjab. Sabemos que adoraban a Mithra y posteriormente a Zoroastro. Sobre el 2000-1500 a.c., comienza una doble migración aria:bactrios y sogdios; medos y persas (emparentados con los escitas).Por un lado se dirigen a la india, a la que someten y crean la cultura de los Vedas, que aún hoy en día domina la india y que se caracteriza por su religión, la lengua sánscrita y el sistema de castas. Por otra, en un viaje de siglos, se dirigen a occidente y se van dividiendo en diversos pueblos, que si bien comparten el conocimiento de la metalurgía del hierro que se impone sobre los pueblos del bronce y ciertos vocablos, que comparten por su orígen común (próximamente me referiré a ello en un artículo sobre la gramática indoeuropea), se configuran como entidades independientes e incluso confrontadas. Romanos, Helenos, Germanos o Celtas entre otros, son todos pueblos indoeuropeos.

    La cultura, término menos difuso que por ejemplo el de raza, se define por la lengua y también por un sistema de creencias. Por supuesto que no todas las creencias son iguales, es evidente. No se puede decir que todos los pueblos tienen el mismo sistema de creencias, ni siquiera hoy en día en pleno auge de la globalización (fruto de sistemas de comunicación como es, por ejemplo, internet). Puedo asegurar que las creencias de Galicia, o las de cualquier otro lugar del mundo, no son iguales a las de otras regiones. Es algo innegable y que antropologicamente se define por el relativismo cultural. De todas manera, siempre hay paradigmas compartidos, préstamos culturales y nuevas aportaciones fruto del dinamismo de las sociedades.

  2. Hay 1 comentarios.
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