Autor: Arquidioniso
miércoles, 05 de diciembre de 2007
Sección: Etnografía
Información publicada por: arquidioniso


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Gachupines, charros y majos.

Notas y memorias sobre el nacionalismo y los necionalismos.

Cuando nací no sabía que era...poco a poco me di cuenta de que existía algo muy vago llamado "lo mexicano", o "lo nuestro" o como quieran decirle. Aprendi a hablar, leer y escribir una forma de castellano mejicanizado que me enseñó mi abuela materna. Por las tardes nos sentabamos en al batiente del corredor de la casa, en el pórtico, y ahi había un ladrillo con la marca del fabricante de baldosas...decía: mosaicos Hércules, Guad. Jal. , con el dedo, y de la mano de mi abuela recorría las letras y descubrí que eso era leer.


Asi me enteré de muchas cosas, entre las primeras estuvo la vida de Velazquez, el de las meninas. En el jardín de niños me regalaron ese libro. Del corredor a la cocina descubrí los sabores mexicanos, y los modos de hablar de mis tias, los modos de comer de mi familia, y mil modos más de ser algo que todavía no se sabe que es: ser mexicano.


Con mi abuelo paterno sucedían otras cosas: llegaba de repente y les decía a mis padres: -Vamos a ir a los Altos, me llevo al güero.- O sea yo. Lo emocionante del paseo era que entre caballos, armas y tierras muy amplias, la tarde y el día siguiente se convertían en un sueño extraño de  realidades belicosas, himnos marianos, pláticas con ancianos y buenas comidas alteñas.


El regreso era lo mejor: en un autobus desvencijado miraba a los pasajeros de todo tipo, corte y calaña. Unos malencarados, otros dormidos y otras muy bellas. En mi infancia, las mujeres tuvieron un gran efecto. Desde la sabiduría de mi abuela que me enseño a leer y cantaba en occitano, la energía de mi madre y la sensualidad y belleza de todas las demás que me rodeaban y rodean hasta la fecha. (Lo celebro agradecido.)


Creo que ser mejicano de tiempo completo debe ser algo muy enfadoso, algo asi como ser "necionalista" profesional que a la primera provocación saca las banderas y entona los himnos.


Lo mismo puede pasar con lo que sea. Al final es aburrido. Mis tíos, andaluces, muy majos y toreros eran tolerables y graciosos por un rato, pero después de cinco horas de oles y muletazos, la cosa se ponía pesada. Lo mismo con un señor cubano que iba de visita y que se creia una especie de gracioso de tiempo completo, que daba en cara con dos o tres chistes, que a la cuarta se quedaban sin chiste.


Creo que los estereotipos de lo mejicano, lo español, lo gringo o lo afganistano, son lo que echan a perder las cosas. Al final de cuentas todo es igual. Y no se es más de esto o de a aquello por andar desfaciendo entuertos todo el día.


La pregunta pertinente sería entonces: ¿Donde, como y que es eso de ser como se es?...¡Que define una nacionalidad, una raza, una pertenencia, un modo de pensar, sentir y hacer?


Muchas Romas, muchos romanos...muchas Españas muchos españoles, muchos Méxicos, muchos mexicanos.


Conservar la esencia de algo significa reconocer el órigen. En realidad somos un masacote de pluralidades. Una ensalada, si se me permite la referencia culinaria...un poco de esto y aquello y tal de aquí y tal de alla y le meneamos para este y ese lado y miren : aqui esta el ser gallego, o mejicano, o alteño, o madrileño, o español, o tapatío. (Los tapatíos somos los nacidos en Guadalajara, México y eso es furibundamente diferente a ser mexicano o chilango)


Por ejemplo, el estereotipo de lo "mejicano", que se difunde en todas partes no es uno solo...algunos lo imaginan como un tipo que está dormido, recargado en un cactus y agazapado bajo su gran sombrero. Otros lo imaginan como alguien con enormes bigotes y enfurecido, blandiendo una pistola, otros como un charro muy bragado en su caballo, cantando canciones rancheras.


Con los españoles sucede lo mismo, o a mi me sucedió, cuando visité por primera vez a la Madre Patria ...lo andaluz me encanta y cuando descubrí Galicia quedé sorprendido por la impresionante calidad de la gente, y sus bosques maravillosos y su industria y su cocina,  no vi nada que me indicara que la fama que se les atribuye, sea cierta. Y me falta descubrir toda España y todo México.


En cualquier parte pasa lo mismo, y termina uno por convencerse de que lo más importante es reconocer las semejanzas en lo diferente y las diferencias en lo semejante.


Antes de que los medios de comunicación existieran, no teníamos ninguna imágen clara de nada...y hoy estamos peor... cualquier revista o sitio del ciberespacio nos informa y desinforma de todo o casi todo. Y asi se forman los prejuicios. Un ejemplo histórico, son las historias sobre la esclavitud a la que se sometieron a miles de personas buenas y nobles en Africa.


Los estereotipos sobre las personas de piél oscura se difundieron con facilidad por medio de grabados...la imprenta hizo su parte en la fabricación de los prejuicios. Hasta el mismo Mozart en la ópera de "La Flauta Mágica" los toma como sinónimo de feo o espantoso.


En Méjico, los gachuPines no tenían tan buena fama entre algunas personas. Se les veía con desconfianza, como si fueran el vivo ejemplo del abuso prejuicioso, promovido en parte por las leyendas populares, los chismes y los chistes, y por la leyenda negra que nadie sabe de ella, pero que la mayoría se la cree a pie juntillas, gracias a la anticuada verborrea oficial y jacobina. Pero por fortuna, esto comienza a cambiar.


Los árabes siempre serán negociantes; los gringos, turistas y tontos; los chinos, misteriosos; los chilangos, tramposos; los cubanos bailarines tropicales; los suizos extraños y precisos (¿Que se puede esperar de un pueblo que se dedica a fabricar navajas, relojes y quesos y guardan el dinero de todo el mundo?)...los hindues, desarrapados; los franceses buenos amantes; los italianos, gritones y en el "dolce far niente"; los brasileños baile y baile sambas eternas; los argentinos...sin palabras; los suecos, medio locos por el frio; los rusos bailando la balalaika y con vodka en el cerebro; los mejicanos, enchilados y perezosos; y al fin: los humanos...incomprensibles.


Uno escoge la máscara para presentarse, el único problema es que las máscaras son animales resentidos, ambiciosos y hambrientos, a los que hay que darles de comer.


 


 

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Comentarios

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  1. #1 jeromor 06 de dic. 2007

    DRAE:



    huero1, ra.


    (Del dialect. gorar, empollar, incubar).



    1. adj. Vano, vacío y sin sustancia.


    huevo huero:


    1. m. El que, por no estar fecundado por el macho, no produce cría, aunque se echa a la hembra clueca.




    huero2, ra.




    1. adj. Méx. güero


     


     

  2. #2 alevin 06 de dic. 2007

    “GachuPin”, apellido de una familia de Laredo, uno de cuyos componentes fue Gobernador o Virrey en México. Su casona solariega aún se conserva.


     


    Referente a tus elucubraciones anteriores, Arquidioniso, concuerdo contigo en que los tópicos o etiquetas con los que cargamos a las diferentes nacionalidades son absurdos. En todos los países hay gente buena, regular y mala. Yo al menos así lo tengo comprobado. Aunque también hay viajeros que no entienden esta verdad de Perogrullo y, cuando viajan  a un país, tratan a sus habitantes como si realmente fueran como indica su tópico, con lo que terminan reafirmándose en que ellos tenían razón (“si crees que un perro te va a morder y lo tratas como si fuera a ser así, te terminara mordiendo”). Por otro lado hay tópicos que a habitantes de ciertas naciones les interesa el explotarlos, por eso el planeta esta tan lleno de buenos amantes y Suiza tan llena de dinero ajeno.


    Paz y bien


     

  3. #3 xatu 08 de dic. 2007

    (DGLA)

    charru, a, o- poco elegante o de mal gusto. vestido llamativamente.

    gachoPin, ina, ino- agachado, encogido para no ser visto.

  4. #4 Teshub 11 de dic. 2007

    Que yo sepa, el único virrey de la Nueva España originario de las "cercanías" del Laredo montañés fue el primer conde de Revillagigedo, aunque realmente había nacido en Reinosa. Y fue durante su etapa cuando los nombres montañeses o santanderinos se emplearon en territorio mexicano, especialmente en la zona de Tamaulipas, entonces denominada Nuevo Santander (incluyendo la Reynosa de Tamaulipas o de san Antonio). Pero su nombre era Juan Francisco Güemes y Horcasitas, nada que ver con gachupín. Su hijo y posterior virrey también, Juan Vicente Güemes y Pacheco de Padilla, había nacido en La Habana.


    http://personales.mundivia.es/flipi/Cuadernos/Cuaderno_4/Conde_de_revillagigedo.htm


    Cachopín es un apellido laredano que aparece en el capítulo XIII del Quijote ("Aunque el mío es de los CachoPines de Laredo, respondió el caminante, no le osaré yo poner con el del Toboso de la Mancha puesto que, para decir verdad, semejante apellido hasta ahora no ha llegado a mis oídos. Como ese no habrá llegado, replicó Don Quijote."), en la previa Diana de Montemayor (“Yo os prometo, a fe de hijo dalgo, porque lo soy, que mi padre es de los CachoPines de Laredo…”.) , pero que también se cita bajo la forma de guachapín, como en el poema de Andrés Rey de Artieda, dramaturgo valenciano del s. XVI, quien señala en una de sus octavas dedicadas a Don Antonio de Cardona, a cuyo linaje vinculó la descendencia de Colón: "No se gastó mejor papel ni tinta / Ni mejor se deslinda este misterio / que a donde el Lusitano un paje Pinta / que sus hechos platica con Valerio (...) / hasta mostrarle al ojo y con el dedo / que es de los GuachaPines de LAREDO."


    La primera cita de algún miembro concreto de la familia Cachopín aparece enlasBienandanzas  e Fortunas (1471-1476), de Lope García de Salazar (quien, al citar los linajes de Laredo, refiere "E deste linaje de Villota, sucedió Ruy González de Cachopín")  y en la Historia General de Vizcaya, de Iturriza, p. 26, donde se menciona al Doctor García Fernández de Cachopín, natural de Laredo y autor de un libro de historia titulado las Grandezas de Vizcaya de 1386 (realmente del s. XVI), donde refiere que el origen de la palabra Bizcaíno derivaría de una frase de Cesar Augusto a los rebeldes cántabros que sería Biz-Caynes, es decir, dos veces peor que Caín. En documentos oficiales, consta en la A.G.S. Cámara de Castilla, Memoriales. Leg. 118, doc. 108, una referencia en 1517 a "el bachiller Rodrigo Cachopín, regidor de la villa de Laredo", y en el mismo archivo Leg. 155, doc. 51,otra referencia, de 1522, a "los hijos y herederos del bachiller Cachopín y sus consortes," y a "Juan Cachopín, vecino de la villa de Laredo," (Leg. 155, doc. 96), quien en 1534 es citado como escribano (Leg. 221, doc. 66),


    Sin embargo, el apellido cachupín aparece mencionado como más antiguo que cachopín en las referidas crónicas oficiales, donde se citan ambos apellidos en Laredo a comienzos del s. XVI. De hecho, la primera cita de Ruy González Cachupín, obispo de Burgos, está datada el 14 de diciembre de 1487 (A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 10, doc. 31). Y la segunda cita es de 7 de agosto de 1494, referida a Pedro Ruiz Cachupín, procurador general del concejo de la villa de Laredo,  figurando el mencionado Ruy González Cachupín como testigo (A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 10, doc. 34). El 12 de agosto de 1494 aparece de nuevo citado un Martín Ruiz Cachupín, demostrando que el apellido resultaba habitual de la villa de Laredo. El 14, 19, 20 y 25 de febrero de 1495, y 4 de abril de 1496 se menciona a el escribano de la villa de Laredo Ruy González Cachupín, quien por lógica ha de ser diferente del obispo de Burgos (A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 10, doc. 75, y Leg. 20, doc. 555, 569 y 576).


    En 1504, los archivos de los Reyes Católicos muestran que los Cachupín, o más exactamente, el linaje Villota-Cachupín, es una de las dos familias más importantes de Laredo:


    Los Reyes Católicos, ordenan al corregidor de las cuatro villas de la costa de la mar que realice una información sobre la elección de oficios en la villa de Laredo y nombre a personas honradas vecinos de la villa para que sean electores de los oficios, ya que que Juan de la Obra, por sí y en nombre de los linajes y escuderos de La Obra, vecinos de Laredo, les había manifestado que la citada villa contaba con dos linajes: la Obra y Cachupín Villota, entre los cuales se repartían los oficios de regidores, fieles, procuradores, y escribano, pero que desde hacía cuatro o cinco años, y a petición de un vecino de la villa, la elección de los oficiales se hacía de otra manera; se elegía por sorteo a uno de los oficiales del año anterior para que eligiese a los cuatro electores que debían elegir los dichos oficios, los cuales recaían en el linaje de Cachupín Villota, por lo que el linaje de La Obra se sentía perjudicado. (A.G. S. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 10, doc. 41.)


    Por su parte, en México, el texto de Juan de Cárdenas, de 1591, emplea  la palabra “cachupín”, mostrando que esa era la forma original del nombre :


     “Para dar muestra y testimonio cierto de que todos los nacidos en Indias sean a una mano de agudo, tracendido y delicado ingenio, quiero que comparemos a uno de los de acá con otro rezín venido de España. Y sea ésta la manera, que el nacido en las Indias no sea criado en alguna d'estas grandes y famosas ciudades de las Indias, sino en una pobre y bárbara aldea de indios, sólo en compañía de quatro labradores; y sea, assimesmo, el cachupín o rezín venido de España criado en aldea. Y, júntense éstos, que tengan plática y conversación el uno con el otro: oyremos al español nacido en las Indias hablar tan pulido, cortesano y curioso y con tantos preámbulos, delicadeza y estilo retórico no enseñado ni artificial, sino natural, que parece ha sido criado toda su vida en corte y en compañía de gente muy hablada y discreta; al contrario, verán al chapetón, como no se aya criado entre gente ciudadana, que no ay palo con corteza que más bronco y torpe sea. Pues ver el modo de proceder en todo del uno tan differente del otro, uno tan torpe y otro tan bivo, que no ay hombre, por ignorante que sea, que luego no eche de ver quál sea cachupín y quál nacido en Indias”.


    Por tanto, resulta más que probable que la referencia cachupín/gachupín mexicana provenga del apellido de la familia laredana Cachupín, aunque la forma en que el mismo arribó a México no pueda determinarse con exactitud.


    Desgraciadamente, la palabra gachupín también tuvo un uso ciertamente lamentable, como el protagonizado por el cura Jose María Morelos durante su guerra de independencia: ”¡Abrid los ojos, americanos, que la victoria está por nuestra! Ya hemos matado más de la mitad de los gachuPines que había en el reino. Pocos nos falta que matar, pero en guerra justa; no matamos criaturas inocentes, sino gachuPines de inaudita malicia”.


    Menos mal que Arquidionisio piensa de otra manera. Espero que sean más los arquidionisios que los morelos en el México actual...por mi parte, cuando estuvé allá me sentí como en casa.

  5. #5 Teshub 11 de dic. 2007

    Me alegra tu oPinión, Arquidionisios, y tu deseo de tender puentes. Por mi parte deseo lo mismo. Si algún día tienes tiempo puedes ilustrarnos sobre la parte no conocida de la historia de los mártires y héroes.

  6. #6 alevin 11 de dic. 2007

    Teshub, muchas gracias por abundar en mi comentario #7 ( a pesar de haber mantenido la "G" en lugar de cambiarla por la "C" real por motivos de "entusiamo hiperactivo"). Si conoces la zona ayudame con un recuerdo que tengo de una casona de buena construcción, en una plaza principal de Laredo, con su escudo nobiliario correspondiente y una cartela donde se hablaba de alguíen de esa familia que, en mis recuerdos, había sido  virrey en Mexico. A lo mejor fué un espejismo automático producido por la emoción de poder relacionar el origen por el que a los españoles nos mencionan como "gachuPines", un tanto malevolamente, en México.


    Paz y bien

  7. #7 arquidioniso 11 de dic. 2007

    Alevin...Lo bueno de las palabras es que vuelan alto y bajo y al hacerlo transforman sus significados....aunque suena no tan bien como un elogio, el bendito exponente proteico, que le decimos en semiótica, ha hecho de las suyas y "gachuPin" no es más un calificativo despectivo. A los españoles en México, se les quiere y se les abren las puertas, como a todos los que han  llegado a trabajar y a dar sus buenas cosas. La palabreja revolotea por ahi, pero sin mayor cosa.


     

  8. #8 Teshub 12 de dic. 2007

    Alevín, conozco la zona porque soy santanderino....y no recuerdo ningún palacete de Laredo que perteneciera a virreyes mexicanos. Creo que te confundes con Ramales de la Victoria, población que está a unos 15 kms de Laredo, hacia el interior, remontando el río Asón. Ahí, en la única plaza que hay, se alzan, bastante imponentes, los muros de piedra, con sus dos torres, del palacio de Revillagigedo, perteneciente al primer conde de Revillagigedo, el ya citado Juan Francisco Güemes y Horcasitas, que sí fue virrey de México (Nueva España).


    El único laredano que tuvo algún protagonismo en México fue Tomás Vélez Cachupín -quien de seguro no dió origen al término gachupín mexicano, ya que la palabra se empleaba allá 50 años antes de que llegara este hombre a México-. Militar del Siglo XVIII, nacido a comienzos de dicho siglo, fue dos veces gobernador y capitán general de Nuevo México. Se le atribuye haber dado la orden de fundar la ciudad de Nuevo Laredo junto al río Bravo a los capitanes García y Lorenzo de la Gaza. (Fuente: Gran Enciclopedia de Cantabria).


    La casa que se hizo construir en Laredo aún se conserva, tiene un escudo en la fachada, efectivamente, y se conoce como Casona de Vélez Cachupín o Torre del Hoyo. Pero esta casona no está en ninguna plaza, sino extramuros, junto a la puerta del ras o del mar de la antigua muralla Casona de vélez cachupín o torre del hoyo. laredo


    Quizás confundiste al capitán general de Nuevo México con el Virrey de Nueva España.


    Como curiosidad, cabe señalar que en esa casa de los Vélez Cachupín de Laredo estuvo hospedado Simón Bolívar, por gentileza de Modesta Vélez Cachupín, "la CachuPina". No deja de resultar irónico que quien luego abanderó el odio a los gachuPines/chapetones estuviera alojado en la casa de la familia de quien supuestamente deriva la palabra. Seguro que ese detalle le encantaría conocerlo a Hugo Chávez y su revolución bolivariana.

  9. #9 Teshub 12 de dic. 2007

    El palacio del primer conde de Revillagigedo y virrey de Nueva España en Ramales de la Victoria, bastante mejor edificio que el de los Vélez Cachupín de Laredo (por cierto, que nadie piense en aplicar la ley de memoria histórica a Ramales, el sobrenombre "de la Victoria" procede de una batalla que Espartero ganó allí durante las guerras carlistas. En esas guerras el palacio de Revillagigedo fue empleado como fortín y almacén)


    Palacio revillagigedo ramales

  10. #10 alevin 12 de dic. 2007

    Teshub, gracias por tus aclaraciones. Por supuesto me refiero a la casa de Laredo y al cargo de capitan general y gobernador, pero el tiempo pasado y la neurona que me queda no dan para más. Ahora lo que me inquieta es eso de que el termino "gachuPin" ya se empleaba 50 años antes de la llegada de este hombre a Mexico....yo que lo tenía tan claro . ¿Seguro, con tanta certitud, que "gachuPin" no procede del apellido CachuPin?¿De donde pués?. Mis valores se tambalean.


    Paz y bien

  11. #11 Teshub 12 de dic. 2007

    Hombre, que proceda del apellido cachupín es más que posible, ya que es la misma palabra la laredana y la mexicana originaria, y tal coincidencia es muy difícil. La explicación del origen nahuatl del término no es muy plausible, ya que su estructura gramatical no encaja con el nahuatl, ni tan siquiera fusionando dos voces nahuatl. Pero si en el libro publicado en México en 1591 por el médico sevillano Juan de Cárdenas, Problemas y secretos maravillosos de las Indias, ya aparece el término "cachupín" como sinónimo despectivo de peninsular, y Tomás Vélez Cachupín nació hacia el 1700, aún considerando que la deriva de cachupín a gachupín tardase unos 50 años, siguen quedando otros 50 como poco hasta que don Tomás llegase a México. Don Tomás fue gobernador de la provincia de NUevo México de 1749 a 1754 y de 1762 a 1767.


    Predecesores viajeros del capitán general de Nuevo México...haberlos hubo, pero no en América. Además de los citados, en los anales de los Reyes católicos, sabemos (Hilario Casado Alonso, Crecimiento y apertura de nuevos horizontes económicos en la España de los Reyes Católicos: el ejemplo de Laredo, en ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA, Número 1, Año I, 2006) que en los años 1492 y 1499, Sancho Cachopín, vecino de Laredo y maestre de naos, aparece a menudo en las cuentas aduaneras del puerto de Middelburg (Holanda), donde se hospeda como miembro de la nación de Castilla y desde donde negocia con Castilla, Portugal y Burdeos.  En 1520 aparece Tomás Cachopín como procurador general del rey en Holanda. En la década de los años cuarenta y cincuenta aparecen en Amberes como comerciantes Juan, Pedro y Francisco Cachopín. El primero es llamado “mercader de Holanda” y vivió en Amberes, donde se casó con Goedele Pipelaer. El segundo, residente en Holanda, traficó también con Rouen, mientras que del tercero sabemos que en 1548 tenía dos galeones.


    Es decir, toda la actividad de la familia cachopín o cachupín en el s. XVI se centraba en el comercio laredano con los Países Bajos y Francia, sin relación con América -lo que por otra parte era lógico teniendo Sevilla el monopolio del comercio de las Indias-.


    Laredanos en América en el s. XVI hubo, los Alvarado, pero no eran cachuPines ni vivieron en México (Hernando de Alvarado formó parte de la expedición de Pizarro al Perú, y García de Escalante Alvarado fue cronista de la expedición de Villalobos a FiliPinas). El único laredano que sí tuvo cargos en México en el s. XVI fue Rodrigo de Vivero y Velasco (1556-1636), gobernador de Nueva Vizcaya hacia 1590, luego de FiliPinas en 1604 (primer español que estableció relaciones diplomáticas con Japón en 1610, escribiendo una interesante "Relación que hace don Rodrigo de Vivero y Velasco, que se halló en diferentes cuadernos y papeles sueltos, de lo que le sucedió volviendo de Gobernador y Capitán General de las FiliPinas, y arribada que tuvo en el Japón..."), y a su retorno a México nombrado conde de Orizaba, Maestre de Campo y general de tropas de Nueva España hasta su muerte en 1636. Rodrigo fue sobrino del segundo virrey de Nueva España, Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, palentino de Carrión de los Condes. Pero no era de la familia cachupín.


    De todas formas, en 1620, había miembros de la familia Cachupín, los Ruiz-Cachupín, en villas de Burgos (Cigüenza, Bocos, Villanueva de Ladrero), y probablemente en otras provincias...de modo que el nombre puede haber llegado a México sin proceder directamente de un laredano.


    Por cierto, esta es la casa-torre histórica de los Vélez Cachupín de Laredo, con doble escudo, que se derribó en 1908 para poder ampliar la vía que sería la carretera general


    Casa-torre vélez cachupín. laredo 1908

  12. #12 Noyo 18 de dic. 2007

    Supongo que ya lo conocen. Hay un libro muy interesante publicado por el Colegio de México: Del gachupín al criollo:o de cómo los españoles de México dejaron de serlo. La autora es Solange Alberro, y si no lo han leído es altamente recomendable que lo hagan. Particularmente me gustó del libro que refleja no sólo la brutal transformación de la población indígena, que fue, evidentemente la que padeció los mayores traumas, sino también la transformación del gachupín al entrar en contacto con esa nueva realidad. Algunos capítulos me tocaban de cerca...como la experiencia de los primeros españoles con las tortillas. Varios siglos después yo cmpartía la misma oPinión que aquellos españoles: las tortillas calientes podían tolerarse...frías NUNCA.Me hizo reir la añoranza del pan que yo sentía..Claro está,como sabrá cualquiera que haya podido estar en México el tiempo suficiente como para comparar, no es lo mismo una tortilla MASECA fría que una tortilla de esas que te preparan a mano en los mercados. Sobre aspectos culinarios también me tocó de cerca un libro, en este casouna novela, Quién como Dios de Eladia González,Planeta 1998, en la que se narra la historia de una familia de san Miguel de Allende, y donde para desgracia de la matriarca una de sus hijas casa con un gachupín, al que poco a poco tratan de "introducir" en la cocina mexicana. Me sentí especialmente identificada con el desagrado hacia el cilantro que mostraba el español. Ahí tomé conciencia de que casi cada aspecto de nuestraforma de ser y comportarnos es cultural.


    De cualquier manera, a parte de lo anecdótico de las comidas, el libro de Solange Alberro es muy interesante por otros aspectos, particularmente me llamó la atención como el futuro criollo, el hijo de los gachuPines, crece educado por sus nanas indígenas y ahí es donde se da la transformacion real...al final parace que todo se mama,¿verdad?


    No sé cómo le iría a usted, Arquidioniso, cuando llegó de visita a la Madre Patria. Es posible que le surgieran ciertas contradicciones y con ellas deba vivir toda la vida. Yo, que hice el camino contrario al suyo, puedo decirle que así ha sido conmigo. El problema, ya nunca estás del todo cómodo ni acá ni allá. En cierta medida te vas a pasar la vida justificando ésto o aquello. A mí me resulta particulramente molesto que 5 años después de estar residiendo en México, sin tener ninguna relación con españoles, y absolutamente vinculada laboral y emocionalmente a este país, determinadas personas que no saben ya cómo rebatir algún argumento me espeten: es que los mexicanos somos así, tú no puedes entenderlo. Y que cuando estoy en España me ocurra exactamente igual: es que tú ya no


     


     

  13. #13 Noyo 18 de dic. 2007

    piensas como española.En fin, yo me pregunto:¿fue más fácil para aquellos gachuPines? ¿cuál es la clave para poder asimilarse a una nueva cultura sin perder del todo la de uno? Es curioso porque la mayoría del tiempo yo olvido que originariamente soy española, y de repente alguien se encarga de recordármelo. Quizá es que la adaptación al medio no debe llevarse a tal extremo...no sé. El asunto es que siempre, haga lo que haga, seré extranjera..y aunque eso te permite mantener ciertas excentricidades, a largo plazo acaba pesando un poco. Quién sabe, igual acabo como un viejito asturiano que conocí en la colonia Roma de D.F., que tenía ya más de 90 años, apenas había vivido 9 años en su pueblo y lloraba cada día acordándose de los prados verdes de su querida Asturias.


    El ser humano me resulta misteriosísimo.

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