En donde en latín había ó abierta tónica tenemos en español un diptongo ué: pórta > puérta. La presencia de esa e en el diptongo ha sido objeto de diversas explicaciones, de entrada baste decir que no era esperable, ya que como resultado proveniente de una vocal velar o lo normal hubiese sido un diptongo compuesto de vocales velares (uó). En cambio, con total normalidad se comporta la diptongación de é abierta tónica, originando una pareja de vocales anteriores de acuerdo con el carácter anterior o palatal de la vocal etimológica (é > ié: pétra > piédra).
Algunas de las teorías más importantes pueden encontrarse en la síntesis de Pidal sobre la cuestión de la diptongación de ó abierta (v. Orígenes del español, puntos 22-24), incluyendo la del propio autor que, de una forma elegante, esquiva el problema reduciéndolo a un totum revolutum inicial en el que coexistían muchos resultados, hasta que sobre esa “originaria indecisión” acabó dominando o normalizándose uno cualquiera: ué en el caso del castellano.
Aquí expondremos una nueva hipótesis.
UÉ NO PROCEDE DE Ó ABIERTA TÓNICA. ES UNA INTRUSIÓN
1. El diptongo ÓI y sus variantes
Nos dice Pidal que “en León el río llamado Aratoi 959 diptongó vulgarmente en Aradue 1096; la forma moderna Araduey existía indudablemente también entonces, pero no la hallo documentada; en cambio aparece Aradui 1105, que puede ser una reducción de ese triptongo -uey más bien que una variante -tui originaria” (Orígenes, 25.1). En este párrafo se ve perfectamente el malabarismo: cómo el maestro supone una diptongación de la o en ué, de ahí que alegue un paso *Araduei, que no encuentra documentado (ni se va a encontrar) pero suple, interpretando el testimonio Aradui como forma reducida del supuesto triptongo *uey. Todo ello con el objetivo de introducirnos en la diptongación de o abierta ante i (yod), pero no hay tal diptongación en este caso.
Si nos ceñimos a los datos, formas Aradue y Aradui, veremos que ué y ui son variantes de pronunciación del diptongo ói.
- La forma ui es versión de ói con el primer componente vocálico cerrado, y de hecho se encuentra ampliamente representada como variante de pronunciación (loita / luita).
- La forma ué se presenta en numerosas ocasiones grafiada como óe, lo que señala una articulación más abierta para el primer elemento del diptongo: “Qui percusserit boue. Qui feriere boe o uaca, o otro ganado pectet IIII morabetis”, s. XIII (fuente: CORDE, http://corpus.rae.es/cordenet.html). Una vez perdida la wau en posición intervocálica, bove > bóe, el diptongo óe puede evolucionar cerrando su segundo elemento, gallego bói, o cerrando el primero, español bué, con lo que el acento se desplaza al más abierto: “El qui tuiere bues o bestias, o bue o bestia”, s. XIII (fuente: CORDE, http://corpus.rae.es/cordenet.html). Las formas patrimoniales boe / boi / bue nos indican equivalencia entre las variantes, no hay por tanto diptongación de ninguna o abierta ante yod, como se venía suponiendo (bove > bue(v)e > buee > buey, con y producto de la disimilación de la última e con respecto a la precedente), sino cierre del primer formante bo(v)e > bue + añadido de una yod en posición final por analogía con otros monosílabos tipo ley, rey.
2. Salmoira > salmuera; fitoiro > hituero; coiro > cuero, Froila > Fruela, etc. Son casos que demuestran la equivalencia ói / ué, sin que pueda hablarse de diptongación. Véase para este aspecto Orígenes 29.2, donde se recoge también la variante óe que hemos comentado más arriba (Frohela).
3. El diptongo ué, limitado inicialmente a variante de ói / óe, se introduce en el terreno de los diptongos uó y uá procedentes de ó abierta tónica y acaba por eliminarlos. Efectivamente, hay al principio una distribución complementaria, que se ha visto pero no se ha sabido explicar: “Es de notar que puego en el documento de 1024 ocurre junto a ocho casos de diptongación ua que no va ante palatal, y como no recuerdo haber hallado nunca la forma *puayo ni el sufijo *ua, *uay procedente de oi, creo que la yod impide la exagerada abertura del elemento abierto del diptongo” (Orígenes, 25.2). Es muy curiosa esa ausencia de formas *puayo (y también *puoyo), falta que indica que no estamos ante una diptongación de ó abierta tónica.
Véase también Orígenes 29.2: “es de notar que este diploma usa siempre el diptongo ua, y sólo usa ue ante yod”.
4. Podium, hodie: el grupo d+yod.
El grupo consonántico d+yod puede confundirse, o mejor, muchas veces se identifica con un sonido geminado yy (Väänänem, punto 95): *poy-yo, *hoy-ye. Y aquí el diptongo oy (ói) es donde adquiere la pronunciación ui (cerrando su primer elemento) o ué (abriendo el segundo, cerrando el primero, y desplazando el acento): pui-g, pue-yo. Pero no encontraremos las formas *puayo o *puoyo, que sí pondrían de manifiesto una diptongación de ó abierta ante yod.
5. La intrusión: que hubo intrusión se demuestra porque en casos donde uó no procedía de ó abierta tónica (Zalduondo, quomodo) se encuentra su sustitución por ué (Zalduendo, y “cuemo” en las Glosas Emilianenses).
6. Por tanto podría reformularse así la diptongación actual del español: un proceso en que las formas etimológicas con uó, procedentes de ó abierta tónica, son sustituidas por el diptongo creciente ué procedente de oi / oe.
Bibliografía
Ramón Menéndez Pidal, Orígenes del español, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, 6ª ed.
Veikko Väänänen, Introducción al latín vulgar, Madrid, Gredos, 1988, 3ª ed.
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Llug, aunque escribían en latín se les colaban algunas cosas en romance, topónimos, palabras.
Amaco, ya te he dicho que uso español en un sentido general, para referirme a todas las lenguas romances de España, que en este análisis de diptongos quedan reducidas a las que diptongan (por eso no aparece el gallego). Me centro fundamentalmente en leonés y castellano, pude haber puesto también ejemplos del navarro, ya te lo dije más arriba también, etc. Dejemos esto a un lado, que me parece poco relevante si se tiene claro (yo lo tengo) que el leonés es una lengua distinta al castellano, ¿para qué discutirlo una y otra vez?
El diptongo ué está generalizado ampliamente, también en leonés, aunque aún conserva reductos con uó y uá. No sé por qué dices que es un supuesto falso. Y la cadena fónica evolutiva que nos pones para sacar de o abierta un ué es una de las explicaciones clásicas al asunto, hay otras, y ninguna parece convincente. Yo sólo he mencionado la de Pidal para no extenderme. Las otras se pueden consultar en Orígenes.
No digo que de porco salga puerco sin que haya diptongación de o abierta, lo que digo es que de porco sale puorco, y luego ese diptongo creciente etimológico y esperable uó se sustituye por otro diptongo creciente (ué) que tiene mayor éxito por lo que sea. ¿De dónde sale este ué? Pues de forma natural se encuentra documentado el cambio por ejemplo en Boiso > Bueso, así que lo que creo es que sale de contextos oi, o “o + yod”, para decirlo técnicamente. Y luego se propaga como la pólvora, sustituyendo al diptongo uó, y esto también se encuentra documentado en las glosas emilianenses, donde un quomodo (uo) se encuentra escrito “cuemo”, por poner un ejemplo.
Efectivamente, creo que no hay inicialmente diptongación de o ante yod en leonés, lo mismo que tampoco en castellano. Y no la hay, pero a veces lo parece:
Malkiel en “Old Spanish Resistance to Diphthongization, or Previous Vowel Lengthening?”, Language, Vol. 60, No. 1. (Mar., 1984), pp. 70-114
se fija en una frase de Pidal bastante curiosa, que le suena a admisión implícita de un fallo en la teoría al nivel de interpretación del corpus: 'No quiero detenerme ahora en más pormenores explicativos'. Esta frase de Pidal, muy llamativa, pues no es su estilo pasar por alto nada, se encuentra en el encabezamiento del punto 25 de Orígenes, que trata del caso o abierta + yod. En mi oPinión el maestro se ha dado cuenta, efectivamente, de que algo no cuadra, pero ya octogenario en la revisión de Orígenes, no se encuentra con ánimos para repensar la cuestión. ¿Qué será lo que ha visto y prefiere, a estas alturas, no investigar? Creo que esto, que en leonés o abierta ante yod se comporta como o cerrada ante yod (v. punto 29.2), evolucionando naturalmente hacia ué con una fase intermedia oe: oi > oe > ué, y que, por tanto, no ha habido diptongación de o abierta en este contexto palatal (yod). Muchos de los ejemplos que pone, sino todos, Arcabueja, Argüelles, Sigüeya, Fueyo, remiten a formas con o + yod en que la yod juega un doble papel por su situación intervocálica: por un lado integra el diptongo oi que se transforma naturalmente en ué, y por otro genera una consonante palatal que inicia la sílaba siguiente. Arcauodia > *Arcauoia > *Arcauoiya > Arcauuecha (año 1201), actual Arcabueja.
El asunto de bue ya lo expliqué en el artículo. Y mi pregunta, si pudiera, sería a la inversa: ¿cómo explicar la existencia de ese bue, o de Aradue?
En noctem, grupo -ct-, es donde no tengo muy claro lo que pasó. De haberse producido diptongación sería primero nuoite, y luego sustitución de uó por ué: nueite. Pero también tenemos datos como nueche (1233) que sugieren un noite previo, con paso natural oi > ué y palatalización de la consonante de la sílaba siguiente por influjo de la yod.
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