Autor: arenas
domingo, 20 de mayo de 2007
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Tesoro submarino

Tesoro submarino



Cultura sospecha que la empresa Odyssey podría haber expoliado el patrimonio español
La compañía estadounidense anunció ayer el hallazgo de un tesoro submarino sin precisar su lugar de procedencia
EFE - Madrid - 19/05/2007

El Ministerio de Cultura ha alertado a la Guardia Civil ante un posible delito de expolio del patrimonio español por parte de la empresa estadounidense Odyssey, que ayer anunció el hallazgo un buque hundido con un valioso botín, cuya nacionalidad y lugar de procedencia se negó a facilitar. El tesoro está formado por unas 17 toneladas de monedas de plata y oro, valoradas en 370 millones de euros.
Según han comunicado fuentes de Cultura, la compañía de exploración marina Odyssey dispone de la autorización necesaria para investigar si alguno de los pecios hundidos frente a las costas de Gibraltar (Mar de Alborán) es el HMS Sussex -que naufragó en 1694-, aunque no para realizar extracciones arqueológicas subacuáticas.
En este sentido, Cultura ha calificado de "sospechoso" que la empresa Odyssey no diera a conocer la nacionalidad del buque en el que se encontró el valioso botín ni su localización exacta, que según informó ayer la empresa se sitúa en aguas internacionales y en un punto indeterminado del océano Atlántico.
Como garante del patrimonio español, el Ministerio de Cultura ha alertado a la Guardia Civil para que investigue este asunto, vigile las costas de Gibraltar y averigüe si el hallazgo, formado por unas 17 toneladas de monedas de plata y oro -valoradas en 370 millones de euros-, se encuentra en aguas españolas o pertenece a un buque de bandera española, en cuyo caso se habría cometido un delito de expolio. Según informó ayer la empresa Odyssey, el medio millón de monedas extraídas hasta el momento, cuya procedencia y características también se negaron a revelar, han sido trasladas a territorio estadounidense.
Fuentes de la Guardia Civil han explicado que de estos casos se ocupa el Grupo de Patrimonio Histórico, con el apoyo de los Grupos Subacuáticos y del Servicio Marítimo, y han recordado que ya hubo antecedentes de inspecciones por las actividades de esta compañía de exploración marina, con el objetivo de comprobar que cumplía con la normativa internacional.
El Ministerio de Cultura anunció el pasado marzo que vigilaría a Odyssey en las operaciones de identificación del buque HMS Sussex, un navío de bandera inglesa que naufragó en la zona del mar de Alborán en 1694 con un mercancía formada por nueve toneladas de oro y valorada en 4,5 millones de dólares, y cuyo descubrimiento y posible rescate provocó una controversia que se saldó con un acuerdo entre los Gobiernos de España y Reino Unido.

Noticia de elpais.com



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  1. #1 jeromor 23 de mayo de 2007

    Otra (también divulgada por Revista Terrae Antiqvae. Editor José Luis Santos Fernández
    http://www.terraeantiqvae.com )
    :

    El Peñón aprobó la salida del botín sin alertar a las autoridades españolas.

    Santiago Mata. Madrid.

    Con la callada por respuesta, el Gobierno gibraltareño asumió ayer la responsabilidad por la exportación a Estados Unidos del tesoro extraído, con toda probabilidad de aguas españolas, por la empresa Odyssey Marine Exploration (OME), aparentemente compuesto por medio millón de monedas de plata y algunos miles de monedas de oro, que despegaron del aeropuerto de Gibraltar el jueves 16 de mayo en un avión de pasajeros: el Boeing 757 de North American matrícula N756NA.

    Hasta ayer, Odyssey había afirmado en su página web (shipwreck.net) que por razones de seguridad no mencionaría el lugar desde donde el tesoro se había introducido en EEUU. Después de que ayer publicáramos una fotografía del N756NA antes de despegar de Gibraltar, Odyssey optó por afirmar en su web que "las monedas se introdujeron en EEUU con una licencia de exportación válida garantizada por el país desde donde fueron exportadas, e importadas legalmente conforme a las leyes de EEUU".



    La Embajada británica en Madrid precisó que Gibraltar no es un país, sino un Territorio de Ultramar del Reino Unido, pero aseguró que dentro de las competencias de la colonia está la de exportar por vía aérea tal cantidad de metales preciosos. Mediante un comunicado emitido ayer por la mañana, dio por válidas las explicaciones de Odyssey acerca de que el pecio hallado no es el Sussex (para cuya localización, pero no extracción, tenía permiso Odyssey), que la extracción se realizó en aguas internacionales y que "la empresa OME ha confirmado a las autoridades británicas que está trabajando con la mayor celeridad posible para averiguar la identidad del barco hundido".

    Lenta reacción

    Las autoridades gibraltareñas, por su parte, no emitieron ningún comunicado oficial sobre las afirmaciones de Odyssey. Contactado por LA GACETA, John Rodríguez, jefe de aduanas del aeropuerto de Gibraltar, mostró cierta preplejidad al saber que OME se refería a un certificado de exportación que él debió autorizar, pero finalmente tampoco hizo declaraciones.

    Dado que antes de la partida del avión, según publicaba el Gibraltar Chronicle, los responsables de Odyssey anunciaron que abrirían en Gibraltar un Museo Arqueológico, el director del Museo de Gibraltar, Dr. Clive Finlayson, consideró oportuno advertir que "no tiene nada que ver con este asunto".

    Piden explicaciones

    Por su parte, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, volvió a pedir a la compañía que aclare que el pecio del que se recuperaron las monedas no pertenecía a pabellón español. "No han dicho que el barco no era español, y eso hay que averiguarlo porque, si fuera de bandera española, aunque esté en aguas internacionales, nos tocaría una parte de lo que se encuentre", afirmó la ministra de visita en Sevilla.

    Desde el Ministerio creen que la compañía está difundiendo informaciones “muy contradictorias”, y piden que deje de lanzar “cortinas de humo” a través de su página web, que utilizan para difundir sus comunicados, y afirmen abiertamente que el pecio no es el de un navío con bandera española.

    Desde su web, Odyssey se comprometió a aportar pruebas al Gobierno español de que no estaba actuando dentro de su jurisdicción “si se lo solicitaban oficialmente”.

    El abogado malagueño Antonio Checa, descubridor del pecio del submarino republicano C3, hundido en la guerra civil, y experto en descubrimientos marinos, afirmó que es "imposible" que el barco localizado por OME se encontrara en aguas internacionales. Según declaró el abogado a Servimedia, en el caso de que la extracción se realizara en aguas territoriales de España, el Ministerio de Cultura "tiene plena competencia para paralizar ese expolio", porque desde el punto de vista penal "es un delito".

    Las negligencias de España en el caso

    Las numerosas informaciones adelantadas por LA GACETA desde el pasado viernes, apuntan muy claramente a un expolio en aguas españolas. Sin embargo, la otra parte de la historia es quién, o quiénes han permitido que ésto suceda. En este enmarañado relato de cazatesoros aparece el Ministerio de Asuntos Exteriores, que fue quien aprobó la búsqueda del barco inglés Sussex; la pasividad de la Junta de Andalucía, que ha retrasado más de un mes, y sin explicaciones convincentes, la designación de los arqueólogos para supervisar los trabajos de Odyssey; y ahora la desidia del Ministerio de Cultura, que ni siquiera ha contactado a la compañía con sede en Tampa (EE UU) para preguntarles de dónde han sacado su botín.

    Compras sospechosas de acciones en marzo

    Francisco Perarnau. La historia del descubrimiento del gran tesoro en aguas territoriales españolas también tiene su parte oscura en bolsa. Además de los aumentos irregulares de los precios y volúmenes de la acción en las sesiones previas al anuncio oficial del hallazgo, los principales accionistas de la compañía realizaron fuertes compras de títulos en el pasado marzo. En ese mes, el Gobierno español, británico y la Junta de Andalucía alcanzaron un acuerdo por el que se permitía a Odyssey Marine Exploration continuar con las exploraciones en busca del Sussex. Pero algunos expertos sospechan que en esa fecha Odyssey ya tenía perfectamente localizado su gran tesoro. De una u otra forma, los grandes accionistas sí apostaron fuertemente por el descubrimiento. De hecho, el principal de todos ellos, el fondo GLG Partners, dobló su participación del 10% a casi el 20%. Otras compras muy significativas fueron las realizadas por Merrill Lynch, que cuadriplicó su presencia al pasar de 98.460 acciones a 414.859. Vanguard elevó la suya en 180.213 acciones, hasta las 674.127 (ver cuadro adjunto). La acción empezó marzo a 2,77 euros y terminó a 3,64. Ayer a media sesión, la acción cotizaba a 7,11 dólares, con una caída del 12%.



    Pipe Sarmiento, escritor y abogado náutico: “Lo de Odyssey no es un hallazgo fortuito, sino un atraco”

    Santiago Mata. Madrid. Pipe Sarmiento, nacido en Bilbao en 1952, es licenciado en Derecho y Economía, patrón de yate desde 1981, buceador tres estrellas desde 1980, abogado especialista en temas náuticos... Sin dejar de ejercer el periodismo, ha escrito siete Libros sobre este campo. El último de ellos, Tesoros Sumergidos. Cuando explotó el "asunto Odyssey", estaba en Valencia dando unas conferencias en la Copa del América.

    ¿Por qué siguió al Odyssey?

    Por pura casualidad, viviendo tantos años en Sotogrande, donde tenía su base el primer barco de Odyssey, el Minibex.

    ¿Qué encontró de raro?

    Por primera vez me sorprendió en 2000, que me mintieran diciendo que estaban tendiendo un cable submarino, cuando había visto que era un barco de prospección, con un robot en la popa.

    ¿En qué se distingue un pirata de un arqueólogo?

    En que el arqueólogo recupera algo para preservar el patrimonio de una nación, y el pirata busca el lucro.

    ¿Le causó problemas investigar a Odyssey?

    No hasta 2006, que es cuando mis investigaciones fueron más allá y más rápido que las de las fuerzas de seguridad españolas, que nunca han querido que los periodistas se adelantaran a sus escasas investigaciones.

    ¿Ha tenido miedo?

    No. Tuve cierta angustia al estar en alta mar al lado del Odyssey en mi velero con mi mujer, y ver las amenazas e intimidaciones que nos hacían desde un barco de 75 metros de eslora, con unos tipos que parecían marines. Se cuenta que a veces en estos barcos embarcan miembros de la CIA para detectar submarinos soviéticos...

    ¿Pero éstos sólo buscaban tesoros?

    Creo que sí. Desde 1998 buscaban el Sussex. Pero en vez de encontrarlo, toparon con alguno de los 100 ó 200 barcos "de época colonial" hundidos en el Mar de Alborán.

    ¿Greg Stemm es un aficionado?

    En cierto sentido, pero al darse cuenta de la complejidad del asunto, buscó un buen asesor jurídico: cuando en 2006 les echaron, contrataron a James Gold, que había sido abogado de España en el caso del Juno y la Galga, dos fragatas españolas hundidas en Virginia.

    ¿Cuál fue el papel de Gold?

    Ha sabido presionar muy bien al Ministerio de Exteriores. Parecía que ceder el Sussex podría ser una forma de pagar los servicios de Gold.

    ¿No es todo entonces pura negligencia española?

    Los expertos conjeturan que esto podría ser la forma de devolver un favor. Pero Gold ha seguido presionando, lo que en mi opinión demuestra que no había un pacto y que Odyssey actúa por su cuenta.

    ¿Por qué decidieron dar este arriesgado golpe?

    Mi teoría es que como eran incapaces de cumplir los requisitos de la Junta de demostrar que era el Sussex, en la duda se llevaron un tesoro aprovechando la desidia. Ahora nos devuelven la carga de la prueba: es España la que tiene que demostrar que el tesoro es suyo.

    ¿Basta el satélite para probar que lo sacaron de aquí?

    Sí, si se manda una orden de un juez europeo, Aislive, el satélite de Lloyds, podrá certificar todas las posiciones, completando las pruebas que ya ha publicado LA GACETA.

    ¿Las monedas no prueban nada?

    Difícilmente.

    ¿Quién se las quedará?

    Creo que España tiene mucho que decir, tengo mucha confianza en la justicia norteamericana, que es muy imparcial, como se vio cuando reconocieron el derecho de España al Juno y la Galga, a pesar de que el hallador era un norteamericano. Esto no es un hallazgo fortuito, sino un atraco, y no se aplican las leyes del mar, sino el código penal.

    Los arqueólogos ingleses, también en pie de guerra

    Jorge Valero. "Los arqueólogos europeos estamos preocupados porque esta manera de proceder sienta las bases para que, en el futuro, no se respeten los protocolos que protegen los resto arqueológicos", explica Javier Noriega, del grupo Nerea Estudios de Arqueología.

    Ya desde Gran Bretaña se dio la voz de alarma en 2002, cuando el presidente del Consejo Británico de Arqueología, George Lambrick, denunció la alianza que su Gobierno había establecido con Odyssey Marine Exploration, con el fin de repartirse un eventual botín, a cambio de que la empresa corriera con el riesgo de la operación.

    En aquella ocasión, con motivo de este acuerdo para el reparto de la carga del navío inglés Sussex, Lambrick denunció que su Gobierno "debería de encontrar una manera mejor de proteger el patrimonio que tomando parte en cacerías de tesoro". Y ya entonces dudaba de que los restos que había encontrado la compañía fueran los del Sussex.



    Para Noriega, en el caso del Odyssey se están pisoteando todos los acuerdos que protegen el patrimonio arqueológico. "No es cierto que exista un vacío legal en lo referente a la protección de los tesoros que descansan en el mar", explica el arqueólogo, quien añade que son informaciones interesadas que difunden los cazatesoros para legitimar sus actividades.

    Fuente: La Gaceta de los Negocios.com, 23 de mayo de 2007


    (2) La Guardia Civil quiere registrar los barcos de Odyssey en el Estrecho. Londres se desmarca del hallazgo y Cultura desafía a la empresa a mostrar el tesoro para ver si contiene oro español

    La Guardia Civil controla en estos momentos los movimientos de dos barcos de la Odyssey Marine Exploration, por la sospecha de que esta empresa de cazatesoros haya cometido un expolio de nuestro patrimonio sumergido. Uno de los barcos, el Odyssey Explorer, se encuentra en el puerto de Gibraltar, mientras que el otro, Ocean Alert, estaba fondeado en aguas marroquíes. La cicatería con la que la empresa norteamericana facilita la información solicitada por España no hace más que aumentar las sospechas y dudas sobre sus prácticas.

    La Brigada de Patrimonio y el Servicio Marítimo de la Guardia Civil sabe que se las está viendo con una maraña de intereses en los que participa un buen número de actores, desde la empresa en cuestión, que cotiza en bolsa, los Gobiernos británico y español, además del estadounidense y las leyes internacionales.

    Se sabe que Gran Bretaña presionó para que el Ministerio de Exteriores dejase llevar a cabo trabajos de localización del HMS Sussex, barco de pabellón inglés, en aguas del Estrecho. Pero Odyssey debería haber tramitado ese permiso con la Junta de Andalucía para darle validez, algo que no ha hecho.

    Delito de expolio

    Por ello, la Guardia Civil afirma que los permisos con los que Odyssey ha blandido para sus actividades son falsos y si, amparándose en ellos, hubiese extraído el tesoro de las aguas territoriales españolas, o incluso de las aguas en litigio, ello podría constituir un delito de expolio. Ayer, la Embajada británica en Madrid hizo público un comunicado en el que subraya que este hallazgo “no tiene ninguna relación con el HMS Sussex”.

    Subraya que el pecio estaba en aguas internacionales, extremo al que otros expertos no dan crédito, porque eso significaría profundidades que requieren un equipo mucho más sofisticado

    Nada es lo que parece en este mundo de los cazatesoros, que para algunos tiene mucho de piratería. De hecho, el capitán de uno de los barcos de Odyssey en el Estrecho tuvo abiertas diligencias por desobediencia hace tiempo en la Benemérita. Miembros del instituto armado no descartan que, dada la autonomía de los robots submarinos, Odyssey podría estar haciendo trampas submarinas, actuando en nuestras aguas territoriales, aunque manejando sus equipos desde un buque o una base en aguas marroquíes o gibraltareñas.

    No existe justificación en inciertos “motivos de seguridad” para que Odyssey no muestre el contenido de su tesoro a los expertos, que fácilmente sabrían con un simple análisis si hay oro español o no en los contenedores enviados a Estados Unidos “de forma legal”, según los cazatesoros. Ayer la ministra de Cultura, Carmen Calvo, desafió a la empresa a mostrar las monedas recuperadas o compartir la información de localización del pecio, algo que le ha sido solicitado desde la Embajada española en Washington el viernes pasado.

    El secretismo es tal en Odyssey que ni siquiera se descarta que la operación no sea de la envergadura que la empresa ha asegurado y se trate de una operación de imagen para hacer subir las acciones de la compañía en bolsa.

    La Guardia Civil instruye ya como denuncia el requerimiento del Ministerio de Cultura, que le fue presentado anteayer, puesto que necesita la intervención de un juez para poder registrar los navíos de la Odyssey. Mientras tanto, ofrece información exhaustiva sobre los lugares en los que los buques han trabajado, mantiene contacto visual con las embarcaciones que se movieron en aguas españolas reivindicadas por Gibraltar. Cuando alguna patrulla de la Benemérita se ha aproximado a estos buques estos se refugian en aguas marroquíes.

    Fuente: J. CALERO / P. MUÑOZ, Madrid. Las Provincias.es. 23 de mayo de 2007



  2. #2 Irluaxair 14 de jun. 2007

    http://www.ultimahora.es/segunda.dba?-1+7+401422


    Las pruebas contra el barco 'Odyssey Explorer' se obtuvieron en Costitx


    Desde Mallorca se realizó un minucioso seguimiento del barco 'pirata' norteamericano que ha expoliado el Estrecho 


    JUAN POYATOS


    Un vecino de Costitx, abogado, periodista y escritor, registró durante meses las posiciones y movimientos diarios del barco que este invierno ha expoliado los fondos del Estrecho de Gibraltar. Lorenzo Sarmiento, que ha pasado el invierno en Costitx, ha aportado las pruebas documentales al abogado que representa los derechos de España en el macropleito que se avecina. El documento de Sarmiento, autor de más de siete Libros sobre temas náuticos, fue requerido por la Guardia Civil a través de un grupo ecologista andaluz. La documentación recopilada en Costitx consta de cientos de posiciones GPS que el propio barco «pirata» emitió durante meses y que contradicen totalmente lo que alegan en su defensa ante el Ministerio de Exteriores español. 


    El sistema de seguimiento de grandes buques AIS es obligatorio y se utiliza para controlar la posición de todos los barcos de más de 50 metros de eslora en cualquier lugar del mundo. Todos los buques disponen de este sistema, que es propiedad de la mayor aseguradora naval del mundo. 


    La propia empresa AISLIVE ya ha explicado que tiene archivadas las posiciones vía satélite de todos los buques del mundo desde 2004 y que está dispuesta a entregarlas a las autoridades judiciales españolas cuando sean requeridas para cotejarlas con las de Lorenzo Sarmiento. Poder acceder a este sistema de seguimiento de buques es restringido y muy caro, sin embargo Sarmiento se las arregló para conseguir una clave de acceso y se dedicó durante meses a grabar las posiciones de los dos barcos de exploración submarina americanos. 


    Lorenzo Sarmiento, que anteriormente tuvo también una segunda residencia en Andalucía, ya siguió personalmente y con su propio velero las evoluciones de estos dos buques cazatesoros. El seguimiento se ha hecho durante más de ocho años. Sarmiento, junto con su mujer Magdalena y el grupo Ecologistas en Acción, denunciaron reiteradamente la pasividad e inoperatividad de la Junta de Andalucía, el Ministerio de Cultura y el de Exteriores. 


    Los «piratas» han expoliado los fondos de las aguas españolas durante años basándose únicamente en una autorización verbal de Exteriores. Ahora, varios años después de las denuncias y acciones de Sarmiento y su entorno, se ha comprobado que estos «piratas» se llevan el oro del Estrecho a toneladas. 


    La acción deOdyssey Explorer se ha descubierto más que tarde, hoy los tesoros ya han sido trasladados a Estados Unidos actuando en base a hechos consumados. El Gobierno español ha reaccionado tarde, según Sarmiento, y ahora habrá que demostrar que el barco sacó las monedas de aguas españolas y no de aguas internacionales atlánticas como alegan. 


    Según la empresa estadounidense, que cotiza incluso en bolsa, «encontraron» las monedas de oro y plata en el Atlántico, sin embargo, las pruebas aportadas por Lorenzo Sarmiento y recogidas por la Guardia Civil demuestran que eOdyssey Explorer nunca salió del Mediterráneo. La importancia de la recopilación de posiciones que hizo Sarmiento es tal en este caso que la Guardia Civil ha desplazado ya a dos agentes a Londres para visitar la sede de AISLIVE y pedir allí las posiciones y movimientos de los cazatesoros en los últimos meses.

  3. #3 arenas 13 de abr. 2008

    REPORTAJE: La batalla por un tesoro



    Las monedas de plata son españolas



    El pecio descubierto por Odissey posiblemente es 'La Mercedes', el mítico barco que saltó por los aires el 5 de octubre de 1804 - El Gobierno puede reclamarlo



    ÁLVARO DE CÓZAR - Madrid - 13/04/2008


    El Cisne Negro, el nombre en clave con el que Odyssey bautizó al pecio con el tesoro más valioso hallado hasta ahora en el fondo del mar, ya tiene identidad: Nuestra Señora de las Mercedes. Un buque español hundido en 1804. Odyssey Marine Exploration, la compañía estadounidense especializada en la búsqueda de pecios submarinos, anunció su hallazgo el 18 de mayo de 2007. La empresa sólo dijo entonces que se trataba de un tesoro de 500.000 monedas de plata (17 toneladas) procedente de un buque de época colonial, encontrado en un lugar indeterminado del Atlántico. España siempre sospechó que Odyssey había expoliado La Mercedes, un mítico barco que saltó por los aires el 5 de octubre de 1804 tras un combate naval con los ingleses frente a la costa portuguesa del Algarve. Ésa es también la hipótesis de Odyssey desde hace mucho tiempo, según fuentes cercanas al caso.












    Si la carga era particular, las familias herederas podrían beneficiarse


    Mark Pizzo, el juez que arbitra en la pelea entre España y Odyssey por los derechos del hallazgo, dio un plazo de 30 días a la empresa para que revelara la identidad del barco o bien la hipótesis más probable. En declaraciones a este periódico, Greg Stemm, el cofundador de la compañía, comentó el viernes que había dado al juez varias hipótesis, entre ellas la de La Mercedes. Stemm no especificó cuál de ellas era la más probable, pero entre bambalinas, ésa es la opción más plausible para los investigadores. Aun así, Odyssey sigue afirmando que un número indeterminado de pruebas contradictorias impide determinar con exactitud la identidad del buque.


    El primer acto de la pugna legal que los abogados de ambas partes han mantenido durante todo este año en el juzgado de Tampa por los derechos sobre el hallazgo, se cierra así con la declaración de Odyssey.


    La reticencia de la empresa a expresar públicamente el nombre del barco puede explicarse a través del pasado. A mediados de los noventa, Stemm y el otro cofundador de la empresa, John Morris, fueron investigados por la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos bajo la sospecha de haber dado información inflada sobre un pecio que había hecho subir las acciones de la compañía. Así, pues, la idea de Stemm, según sus declaraciones, es que no debe haber más precipitaciones.


    La historia está lejos de terminar. Una vez despejado el misterio, España argumentará ante el juez por qué nunca ha hecho esfuerzos por buscar y encontrar La Mercedes, es decir, le convencerá de que el buque no fue abandonado a su suerte. Si el juez ve razonables esos argumentos, el caso podría prolongarse durante años. Ambas partes reclamarían ante los tribunales estadounidenses los derechos sobre el pecio y la carga.


    Las claves de esa batalla pasan por la condición legal del buque en ese tiempo. La historia da fe de que La Mercedes era un buque de guerra que participó en varias batallas. Según esa cualidad de buque de Estado, el Gobierno español podría reclamarlo. Hay jurisprudencia al respecto en al menos dos ocasiones, con los buques La Galga de Andalucía y El Juno, devueltos a España en 2000 tras ser descubiertos por una empresa de rescates submarinos también estadounidense.


    Odyssey piensa otra cosa. Considera que el buque estaba realizando tareas no militares cuando se hundió. Un simple barco particular cargado con la fortuna de cientos de mercaderes y sus familias. Esas familias son importantes porque podrían dar un radical giro a la historia. O más bien sus apellidos. Si se demuestra que el barco es La Mercedes, Odyssey podría ofrecer a los descendientes la posibilidad de reclamar parte de aquella fortuna.


    ¿Por qué tanta generosidad? ¿Y por qué no? Cada descendiente podría tener un pedazo de oro que llevarse contento a casa. Una baratija si se compara con lo que ganaría la empresa en la Bolsa. Porque en esta larga historia que ya va a hacer el año, las monedas no tienen mucho valor intrínseco. Las 500.000 monedas de plata de El Cisne Negro podrían saturar un mercado que no cuenta con mucha gente dispuesta a pagar grandes sumas por algo que tiene todo el mundo. Porque en toda historia importa más el brillo del metal que el metal en sí mismo. Ese brillo mantiene la idea de que todos los proyectos saldrán adelante: las películas de Disney, los concursos de piratas, los Libros, los documentales, los museos y las ilusiones de seguir encontrando durante mucho tiempo oro, el metal con el que todavía se siguen forjando los sueños y las pesadillas.






    encia y negocio, una difícil alianza


    La idea de Greg Stemm y John Morris en la fundación de Odyssey Marine Exploration era unir ciencia y comercio, arqueología y beneficios. ¿Y si además se le añade el Mercado de Valores? El tintineo de las monedas en las manos de Stemm rechina en los despachos de las universidades de todo el mundo. Un dato. Según comentaba un arqueólogo de la Universidad de Tejas en la revista The New Yorker hace unos días, Odyssey no ha publicado una sola línea de información relevante para el gremio. La razón, según Odyssey, es que nunca les dejan. No han aceptado los artículos de sus arqueólogos porque su nombre se relaciona siempre con la palabra de la que la empresa no consigue desprenderse: cazatesoros. El rechazo de la ciencia hace que sus descubrimientos, incluso si son probados y útiles para la historia, caigan en saco roto. "Es difícil conjugar ciencia y negocio", señala Ángel Alloza, historiador del CSIC. "Creo que el problema en este caso es el oscurantismo y la ocultación deliberada de datos que la empresa ha hecho. Eso es lo contrario de la ciencia", concluye.


    http://www.elpais.com/articulo/cultura/monedas/plata/espanolas/elpepucul/20080413elpepicul_1/Tes

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