Autor: alevin
jueves, 15 de febrero de 2007
Sección: Artículos generales
Información publicada por: alevin
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Cuantas veces nos ha pasado haber entrado en un Museo de pinturas y nos hemos quedado mirando un retrato preguntándonos quien sería esa persona y como habrá sido su vida. Quien sería la modelo que utilizó Velázquez para su “Mujer friendo Huevos” o Botticelli para su “Nacimiento de Venus” o que sería de los enanos de “Las Meninas”. Estos son simples ejemplos de lo que, a una persona con cierta sensibilidad, puede intrigar en un cuadro. Este sentimiento quizás aumenta al encarar los cuadros llamados “de familia”, donde solemos reconocer a dos o tres personajes, pero los otros nos pasan desapercibidos. Un buen ejemplo de esto último ocurre con “La Familia de Carlos IV”, donde reconocemos a los Reyes, al Príncipe Fernando y quizás alguien avisado pueda poner nombre a una o dos figuras mas, pero el resto, hasta trece personajes queda en el misterio. Y lo curioso es que dentro del cuadro existe una aspirante a la mano de Napoleón y un supuesto bastardo, alejado del orden sucesorio, que por rebote resulta ser abuelo de otro supuesto bastardo que sí reinó(la Historia a veces tiene unos bucles muy cómicos).
No es mi intención escribir unas biografías “al uso”, que ya están publicadas en varios libros, al menos en la mayoría de los casos, sino dar a modo de “brochazos “, más que biográficos, anecdóticos, como de crónica “rosa”, para dar una idea de quien y como era el personaje que observamos, así como de lo que hizo con su vida.
Goya comenzó a pintar este cuadro, en Aranjuez, durante la primavera de 1800, realizando al menos diez bocetos preparatorios, y lo entregó durante el mes de agosto. Sus medidas son de 2,80 x 3,36 y pertenece al Museo del Prado(por si las dudas). La inspiración hay que buscarla en “La Familia de Felipe V”, de Van Loo, aunque sin la riqueza de cortinajes o de arquitectura de este, ya que se trata de un cuadro que quiere ser más familiar. Asimismo hay un “guiño” a “Las Meninas” por la autorepresentación del propio pintor, como si copiase la escena a través de un espejo, aunque poniéndose más en la oscuridad y como en alto, como un precursor de sus futuras “pinturas negras” o un espíritu oscuro que observase a los personajes con los que compartiría el resto de su vida. La escena se encuadra en un salón del palacio, en donde los personajes, encuadrados por su importancia gracias a la gradación de la luz y el tamaño, posan luciendo sus mejores galas y condecoraciones, se muestran de píe y mirando a un supuesto visitante que entra en la habitación. La escena gira en torno a la figura central de la Reina, como indicando donde residía el gobierno del país, que abraza y coge de la mano, respectivamente, a sus dos últimos vástagos, precisamente aquellos de los que suponía no compartía paternidad con el Rey. Situados a ambos lados de la reina dos grupos, uno de ellos encabezado por el Rey y el otro por el Príncipe de Asturias. La “pose” de los personajes es informal, con detalles cariñosos de intimidad como la presencia del bebé o el abrazo de la Reina a su hija e incluso el Infante Carlos agarrando familiarmente la cintura a su hermano. Hay quien ha querido ver en este cuadro una caricatura, pero nada más lejos de la realidad. La Reina, por ejemplo, esta, sin duda, embellecida por el pintor, que en ningún otro cuadro la sacaría tan favorecida y el Príncipe Fernando, que no debería ser muy hermoso precisamente, aparece esbelto y galán, quizás porque compartía con Goya su antipatía por Godoy o porque este veía en el Príncipe “su futuro” profesional.
Pasemos ahora a la parte “biográfica”. Primeramente comenzaremos con el director de escena:
D. FRANCÍSCO DE GOYA (1746-1828):
Nacido en un pequeño pueblo de Zaragoza, “baturrismo”que siempre cultivó, era nuestro Goya de carácter agudo e irascible. En cuanto tuvo oportunidad abandono su anodina vida en su tierra natal para trasladarse a Madrid a la sombra de mentores que, desde los Pignatelli a los Bayeu, le ayudan a hacerse un nombre que le lleva a convertirse en pintor cortesano y real (retratista de tres reyes, Carlos III, Carlos IV y Fernando VII). Casa con Josefina Bayeu, con la que tuvo cinco hijos pero de los que solo uno, Javier, sobrevivió. Fue precisamente en la boda de este donde conoció a la que sería su compañera el resto de su vida, Leocadia Zorrilla, también casada, con la que tuvo una hija, Rosario. Fallece casi en la indigencia, en Burdeos, y se le entierra junto a su consuegro, Martín Miguel de Goicoechea, por no poder pagar sepultura particular. En 1910 son exhumados sus restos, y los de su consuegro, para ser enterrados en la Sacramental de S. Isidro (Madrid) y entonces es cuando se descubre que falta su cabeza (hasta el día de hoy en paradero desconocido), y una nueva exhumación en 1929 le traslada a su sepultura definitiva, siempre con la compañía de los restos de su consuegro, en la Iglesia de S. Antonio de la Florida, cuyos techos decoró tan primorosamente.
En su obra plasma como pocos el sentimiento popular, pueblo al que hizo protagonista de la mayor parte de su trabajo, exponiendo sus gozos y sus penas, como notario de la transición del S.XVII al S. XVIII, sobreponiéndose a su formación barroca y dejándonos una herencia que enlaza con un impresionismo que aún tardaría en despertar.
Dentro de la atormentada vida que tuvo, sordo desde 1793, pocos oasis de dulzura se le conocen, algunos incluso controvertidos.
La amistad con Martín Zapater fue su mayor alegría y duró sesenta años, en los que más que verse se intercambiaban correspondencia, en donde Goya volcaba sus alegrías y amarguras (e incluso chistes obscenos). La relación con la Duquesa de Alba, en cambio, pienso que ha estado muy sobre valorada, ya que difícilmente la “duquesita”se iba a fijar en un Goya cincuentón, sordo y malhumorado, lo cual no quita que no admirase sus cualidades de artista. Otra cosa es que Goya si sintiese atracción por la Duquesa, pero no creo que sus sentimientos fuesen compartidos.
Un periodo oscuro de su vida fue durante la “francesada”. Goya sobrevive haciendo retratos de los “afrancesados “ y del propio Rey José I, al cual jura fidelidad (11 de Marzo de 1811) y a cambio recibe la Real Orden de España. Este pudo ser uno de los agravios que Fernando VII nunca le perdona y por los que termina exiliándose en Burdeos.
Y ahora comencemos por los personajes retratados. Los he numerado de izquierda a derecha:
1.- INFANTE D. CARLOS Mª ISIDRO (1788-1855):
Segundo en la línea de sucesión tras su hermano Fernando. Su educación dejo bastante que desear, basándose mayormente en temas espirituales, lo que le convirtió en un católico fervoroso y conservador. Durante sus primeros años parece que era una persona devota y sencilla, leal con su hermano, y alejado de las tramas políticas. Pero todo empieza a cambiar cuando, en 1830, fallece la tercera esposa de Fernando VII y este aún está sin heredero. Carlos Mª comienza a ser el centro de una camarilla que empieza a ver en él al futuro monarca, a pesar de que se había anulado la Ley Sálica por medio de la Pragmática Sanción (1789), aunque esta había sido aprobada pero no publicada, panorama que se oscurece cuando, previendo el resultado del embarazo de la nueva esposa, Maria Cristina de Borbón, la Pragmática se publica en Marzo de1830.
Cuando se confirma el nacimiento de una niña, la futura Isabel II, parece que toda esperanza ha terminado para el Infante D. Carlos y su camarilla. No obstante, aprovechando una de las fuertes recaídas que Fernando VII solía tener en su salud, a través del ministro Calomarde, se consigue que un “moribundo” Rey firme una anulación de la Pragmática, y cuando este documento ya estaba en las manos de Calomarde hace su aparición la hermana de la Reina, Luisa Carlota, que arranca el papel de las manos del ministro y, tras hacerlo pedazos, da un sonoro bofetón en plena cara de Calomarde, el cual, flemáticamente, pronuncia la famosa frase de “Manos blancas no ofenden, Señora”.
Recuperado Fernando quiere adelantar la Jura como Princesa de Asturias de su hija Isabel, por lo que Carlos Mª y su esposa emprenden viaje a Portugal, según algunas versiones para no verse obligados a participar personalmente en la jura y según otras porque el propio Fernando los envía, con la disculpa de visitar a Miguel I, hermano de la esposa del Infante, y así mantenerlos alejados en tan crucial momento. No obstante D. Carlos recibió semanas después un oficio en el que se le conminaba a reconocer a Isabel I como heredera, a lo que el Infante respondió:
“Mi conciencia y honor no me lo permiten. Tengo unos derechos legítimos a la corona, siempre que te sobreviva y no dejes varón, que no puedo prescindir de ellos, derechos que sólo Dios me ha dado cuando fue su voluntad que yo naciese, y solo Dios me los puede quitar concediéndote un hijo varón”. Las actitudes quedaban claras y las espadas en alto.
A la muerte de Fernando VII, el Infante D. Carlos envía, educadamente, sus condolencias a la Reina viuda y se alza en armas intitulándose Carlos V. Dan comienzo insurrecciones por diferentes puntos de España y comienza la llamada guerra Carlista que, en tres etapas diferentes y durante largos años, ensangrentará nuestra nación.
Casó dos veces D. Carlos, primero con Mª Francisca de Braganza y después con la hermana de esta, Mª Teresa, cuyos vástagos continuaron la dinastía “carlista”. Falleció en Trieste, donde se hallaba exiliado, en 1855.
Su posición en el cuadro le hizo enfadarse con Goya, acusándole de haberle engañado, pues aseguraba que en los bocetos que le había presentado estaba “más gentil” y no tan malencarado como en el resultado final, además se veía relegado detrás de su hermano mayor, al que parecía pedir protección al apoyar la mano en su cintura (malas lenguas aseguran que le estaba empujando).
2.- INFANTE D. FERNANDO DE BORBÓN (FERNANDO VII) (1784-1833)
Según los cronistas, ya de nacimiento lucía la nariz que había hecho inconfundible a su abuelo Carlos III, aunque no fue solo eso lo que heredo pues, con cuatro años, ya cayo enfermo de lo que los médicos calificaron como “un vicio de la sangre heredada”, mal del que le sana S. Isidro con uno de sus milagros, aunque ni eso le evitó ir recayendo de tanto en tanto y su eneurisis nocturna le acompañara hasta los 19 años. No tuvo suerte con su educación pues su preceptor, Juan Escoiquiz, escogido por Godoy, es un religioso no muy ducho en letras y si en zafiedades, pues está pendiente de un juicio eclesiástico acusado de concubinato con quien él dice que no es más que su sobrina, pero con la que ha tenido dos hijos. Así el carácter de Fernando se va moldeando entre el disimulo, la mentira y la crueldad. Desde temprana edad comienza su odio por Godoy, celoso por la preponderancia que el valido tiene con sus propios padres, odio que termina explotando con el Motín de Aranjuez, donde ya no solo se deshace del favorito, sino que aprovecha a obligar a su padre a abdicar en él la corona.
Son innumerables los actos de bajeza que se cuentan de Fernando ya desde su juventud. Desde abusos sexuales a criadas hasta la denuncia de sus cómplices en la conspiración que termina con el llamado Proceso de El Escorial. Incluso después de ser Rey engañó políticamente a los liberales que habían luchado a su favor en la Guerra de la Independencia” (“caminemos todos juntos, y yo el primero por la senda constitucional”) como a los conservadores del “vivan las caenas” cuando se veía agobiado por los liberales, sin importarle las víctimas que de uno u otro lado se producían.
Se casó cuatro veces, pero solo fue capaz de engendrar una hija, lo que dio origen a las Guerras Carlistas. Admirador rastrero de Napoleón, no consiguió que este le proporcionara una princesa de su familia para emparentar con él, como era su máxima ilusión, sin importarle vivir un exilio dorado en Francia mientras el pueblo luchaba por su regreso contra un Rey al que el propio Fernando había cedido la corona a través de su ídolo Napoleón.
Por fin, el 29 de septiembre de 1833, fallece el Rey más felón, putero y nefasto que ha tenido la Historia de España.
3.-DOÑA MARIA JOSEFA (1744-1801)
Hermana de Carlos IV. Familiarmente era conocida como “Tía Pepa”. Fea, algo contrahecha, murió soltera, y no tuvo ninguna relevancia ni en lo político ni en lo social. Era famoso lo amargo y desagradable de su carácter. De ella escribió su cuñada la Reina:” La Tía Pepa no es suave ni temporizadora, sino un agraz”.
4.-JOVEN QUE VUELVE LA CABEZA:
Mujer no identificada con seguridad, aunque hay dos versiones:
a).-Se trata de una representación simbólica de la prometida del Infante Fernando, desconocida hasta dos años más tarde, que sería Mª Antonia de Nápoles.
b).-la Infanta Carlota Joaquina, hija mayor de los Reyes (Véase personaje n.10)
5.-INFANTA Mª ISABEL (1789-1848):
Aparentemente salió embellecida en el cuadro, pues según las descripciones de los contemporáneos era de “hechuras bastante corrientes” En 1802 casa con el príncipe Francisco de las Dos Sicilias, Rey de Nápoles, con el que tuvo 12 hijos (uno de ellos la que fue última esposa de su hermano Fernando, Mª Cristina, por lo que es abuela de Isabel II). Tras enviudar aún tuvo dos alegrías amorosas, primero con el Barón Eduardo de Schmucker y por último con Francesco de Balzo.
Existe una historia muy poco conocida que explica como en 1801, por la mediación de Luciano Bonaparte, se ofreció la mano de esta Infanta a Napoleón, y este respondió:” Si pensara en casarme por segunda vez no iría a buscar mi descendencia en una casa arruinada”, lo cual no implica que, cuando en 1806 Napoleón quita el Reino de Nápoles a Mª Isabel, para dárselo a su hermano José y después a Murat, el Emperador no se preocupara por su bienestar. Fue restablecida en su trono en 1815.
Fue una mujer apasionada, inteligente y con gran sentido político, destacando su voluntad de hierro. Fue excluida del derecho de sucesión al trono español por las Cortes de Cádiz (decreto del 18 de marzo de 1812) por suponer que no era hija legítima de Carlos IV. Istúriz la calificó de “Napoleón femenino”. ¿No habría cierta ironía en el apodo?.
6.-REINA DÑA.Mª LUISA DE PARMA (1751-1819):
Hija de los Duques de Parma, Felipe y Luisa Isabel. Era una jovencita bien proporcionada, rubia, de ojos oscuros pero con un carácter voluble y despótico que ira desarrollando durante su vida. Ya tras su boda, con catorce años, los cronistas la tachan de ligera de cascos y de aprovecharse de la bonhomia de su esposo. Lo cierto es que da catorce hijos al Rey (y al menos tres abortos) por lo que yo no acabo de ver claro que tiempo tenía para tantos amoríos como se la achacan (Conde de Teba, Juan de Pignatelli, Agustín Lancaster.....). Además los embarazos trataron bastante mal su cuerpo, padeciendo por ejemplo de hemorroides y faltándole casi todos lo dientes, por lo que nunca sale sonriendo, en cambio estaba orgullosa de la redondez de sus brazos que sí procura lucir en todos los retratos. Por todo esto, si hacemos caso a los “cotilleos” de la época, sus amantes no irían buscando su cuerpo, sino su influencia. Caso aparte sería el de Manuel Godoy, que desde que traba conocimiento casual con la Reina, seguirá a la pareja real durante toda su vida, hasta el fallecimiento de estos. Hasta tal punto llega la devoción de los monarcas con su favorito que le casan con la Condesa de Chinchón, sobrina de la reina, para aún hacer más fuertes los lazos que los unen. Por supuesto que quedan las habladurías de que la Infanta Mª Isabel y el Infante Francisco de Paula tienen cierto parecido con Godoy, pero en este aspecto no hay acuerdo entre los historiadores.
Muere la reina un frío Diciembre de 1818, en Roma, acompañada por los dos hombres que más han marcado su vida; su marido y su “gran amigo” Manuel, al que deja, de acuerdo con el rey, todos sus bienes en el testamento(de los que nunca llegó a disfrutar a pesar de diferentes procesos judiciales).
7.-INFANTE D. FRANCISCO DE PAULA (1794-1865):
Su nombre se hizo famoso pues cuando se utilizó de acicate para la rebelión contra los franceses el 2 de Mayo, ya que a la voz de que se lo llevaban a Francia el pueblo se arrojó contra el coche y corto las correas del tiro de los caballos, dando comienzo a la Guerra de Independencia. Casó con Luisa Carlota de Borbón, hermana de la Reina Mª Cristina, con la que tuvo cuatro hijos. Los últimos años de su vida los pasó en su palacio de Madrid, calle de la Luna, que aún se conserva, aunque en estado lamentable y convertido en casa de vecinos. Fue masón activo, bajo el nombre de “Hermano Draco”. También estuvo, como su hermana Mª Isabel (ver n.5) excluido de la sucesión al trono por el decreto de las Cortes de Cádiz aludiendo al “indecente parecido” que aseguraban tenía con Godoy. En el cuadro esta agarrado a la mano de su madre y a la del Rey(¿quiso Goya expresar así su rechazo a los rumores?). Lo curioso es que en estos tiempos se podría salir fácilmente de dudas pues el cadáver de Godoy está localizado en el cementerio Pére Lachaise de Paris y el del infante en El Escorial, no habría más que hacer una prueba de ADN y un misterio de la Historia menos (claro que a lo mejor habría que hacer varias pruebas con diferentes protagonistas y puede ser mejor no empezar). No obstante, como en el caso de su hermana, esta interdicción duró solo hasta 1876, lo que no impidió que uno de sus hijos, D. Francisco de Asís, desposara a Isabel II y fuese padre de Alfonso XII. Con lo que tenemos a un posible infante bastardo, abuelo de un Rey también posiblemente bastardo( la maledicencia aplica esta paternidad a Puig Moltó).
8.-EL REY CARLOS IV (1748-1819):
Ascendió al trono en 1788 tras muerte natural de su padre, Carlos III. La primera anécdota que se conoce es cuando, con 16 años su padre le informa que ya le ha buscado una prometida y que la boda se celebrará en breve. Ante esto él comenta:
-“Celebro casarme con alguien que nunca podrá engañarme, ni cometer adulterio”
Y cuando el padre le pregunta el porque de ese comentario añade:
-“Porque soy príncipe y, por lo tanto, diferente a los demás hombres, que no pueden casase con princesas sino con vulgares mujeres que los engañan”.
A lo que Carlos III le apostilla:
-“Hijo mío, ¡pero que imbécil eres!, También entre las princesas hay putas”.
Carlos IV pasa a la Historia como un Rey ambiguo, honrado, bondadoso, amante de la caza y de pelear con sus palafreneros(hay quien sugiere que algo más), con gran afición por la mecánica, principalmente la de los relojes, con los que llena el Palacio Real. Dominado por su mujer con la que tiene catorce hijos nacidos y no se le conoce ningún devaneo erótico. Pasa “por carros y carretas” para evitar enfrentamientos, incluso con su hijo al que cede el trono, durante el Motín de Aranjuez, con tal de que les deje ir tranquilos a él, a su mujer y a Manuel Godoy. Pasa por la vergüenza de Bayona y solo quiere olvidarse de los problemas aunque sea cediendo la corona, que Napoleón había obligado a Fernando a devolverle, incluso insistiendo a Napoleón el favor que le hacía al aceptar el trono de España para quien dispusiese. Sus últimos tiempos los pasó en Roma, en el palacio Barberini, donde falleció al poco tiempo de su esposa, el 20 de enero de 1819.
9.-INFANTE D. ANTONIO PASCUAL(1755-1817)
Hermano de Carlos IV. Gran aficionado a la Química, fue Doctor “Honoris causa” por la Universidad Complutense. No obstante, según los cronistas, era más bien corto de inteligencia. Cuando Fernando VII es convocado por Napoleón en Bayona, queda en España como Presidente de la Junta Suprema de Gobierno, pero tras los sucesos de 2 de Mayo huye a Francia despidiéndose con la frase “Ahí os queda eso”. Compartió el “destierro” en Valencay con Fernando y Carlos Mª Isidro durante toda la Guerra de Independencia, donde los aficionó a una de sus aficiones predilectas: el bordado.
10.-MUJER DE IDENTIFICACIÓN INSEGURA
Se barajan dos posibilidades:
a).- Dña. Mª Amália, esposa del Infante D. Antonio Pascual
b) DOÑA CARLOTA JOAQUINA(1775-1830): .
Hija de Carlos IV y Reina de Portugal por su matrimonio con Juan VI (del que se separa en 1806). Participó muy activamente en la vida política de ese país fomentando la guerra civil apoyando a su hijo Miguel en contra de su ex-marido. Debido a la amenaza napoleónica se traslada a Brasil y cuando se entera de la abdicación de Bayona intenta aspirar al trono de España infructuosamente. Siempre actuó según la conveniencia de sus intereses dinásticos.
11.-D. LUIS DE BORBÓN(LUIS I DE ETRURIA)(1773-1803)
Yerno de Carlos IV por su matrimonio con la Infanta Mª Luisa. Rey de Etruria entre 1801 y 1803, reino inventado en Toscana por Napoleón. A su muerte le sucede su hijo
Carlos Luis, bajo la regencia de su madre. Tuvo una educación esmerada, aunque no destacó por su inteligencia (los maestros solían escribirle trabajillos científicos que le dejaban firmar para que sus padres se sintieran orgullosos). Accede a Toscana por un intercambio con Francia, a cambio de la Louisiana ya que, como escribía la Reina Mª Luisa a Godoy, “Lo que me importa es colocar a los chicos, que no pidan limosna ni se queden aquí, en Madrid, a nuestras costillas. Que ya sabes, Manuel, que son una carga”.
Luis sufrió de ataques epilépticos desde que recibió un golpe en la cabeza con 10 años, lo cual no le impedía hacer “uso del matrimonio” entre tres y cuatro veces diarias, en contra de los consejos de los médicos, que no pudieron impedir que los ataques se hiciesen más fuertes y frecuentes, hasta hacerle perder la razón poco antes de su fallecimiento, a los 30 años. En 1807 su cuerpo fue trasladado a El Escorial, donde “llegó en buen estado”, según los diarios de la época.
12.-DÑA. MARIA LUISA (REINA REGENTE DE ETRURIA)(1773-1803)
Hija predilecta de Carlos IV. Contrajo matrimonio con su primo Luis de Borbón (véase n.11). Dentro de la dinastía fue el matrimonio más feliz, mientras duró. A la muerte de su esposo toma la regencia de Etruría por minoría de edad de su hijo Carlos Luis. En 1807, Napoleón decide que el Reino de Etruria desaparezca y que vuelva a su tradicional denominación de Ducado de Toscana, al frente del cual pone a su hermana Elisa, por lo que Mª Luisa se ve obligada a regresar a España. Tras la caída del “corso”, el Congreso de Viena, para acallar sus protestas, le asigna el Ducado de Lucca, donde entra de gobernadora utilizando métodos absolutistas, conservando el tratamiento de majestad y el título de Reina hasta su muerte. En el cuadro aparece con su bebé en brazos, en escena intimista poco habitual en cuadros reales, y es fama de que gustaba de llevarlo a las fiestas y darle el pecho personalmente.
13.-DON CARLOS LUIS DE BORBÓN (DUQUE DE LUCCA)(1799-1883)
Rey efímero de Etruria y duque efectivo de Lucca, fue un niño bastante mimado. De mayor fue el clásico vividor sumiéndose en todos los placeres que le ofrecían ciudades como Dresde o Viena. Fue obligado a desposarse con Mª Teresa de Saboya (hija de Victor Manuel I de Cerdeña), muchacha apocada, virtuosa y.... avara. Eran totalmente opuestos, con lo que los viajes se incrementaron, y corría una coplilla por Lucca que traducida decía:
“D. Carlos Luis de Borbón
Duque de Lucca
En Viena residente
Aunque alguna vez, por azar,
Se encuentre aquí, entre sus fieles gentes”
En 1848, al morir la Emperatriz Mª Luisa de Austria, viuda de Napoleón, el Ducado de Toscana regresa a sus manos, aunque por poco tiempo, pues la revuelta que sacude Italia en 1848, le lleva a exilarse en Sajonia hasta 1849 en que sus aliados austriacos imponen la calma en el ducado, Pero cansado de responsabilidades abdica en su único hijo, Carlos, y se queda definitivamente en Sajonia.
Bueno y hasta aquí con esta crónica, quizás más extensa de lo que en principio pensaba, pero que me dará la satisfacción de saber que, la próxima vez que alguien que la haya leído, se enfrente con el cuadro de “marras”, lo verá con ojos diferentes.
“Finis coronat opus”
Bibliografía:
“Quien es quien en la pintura de Goya” – Pedro Jesús Fernández
“Goya, la década de los caprichos” – Nigel Glendinning
“Goya. El Capricho y al Invención” – Juliet Wilson y otros
“Las Reinas de España” – Fernando González Doria
“Crónica intima de los Reyes y Reinas de España” – José A. Vidal Sales
Paz y bien
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