Autor: Carlos Sánchez-Montaña
domingo, 25 de febrero de 2007
Sección: Roma y Grecia en Celtiberia
Información publicada por: lucusaugusti
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La Torre de Hércules. El emperador, su legado y el arquitecto que la construyeron

Algunas fechas dan por iniciados los trabajos en el momento en que Octavio Augusto gobernaba sobre las tierras de la Callaecia y cuando era el único promotor de los fantásticos trabajos de ingeniería y arquitectura llevados a cabo en Hispania.























Fechando la Torres de Hércules




..."Estrabon, que habló con tanto conocimiento de los Gallegos, y Mela y Plinio que describieron esta costa con tanta exâctitud, y que no se olvidáron de las Aras de Sestio y de las Torres de Augusto, no pasasen por alto la de Hércules, que por su magnitud les hacia muchas ventajas, y por su situación no podía ocultárseles"...
Joseph Cornide, Madrid - 1792.
Investigaciones sobre la fundación y fábrica de la torre llamada de Hércules, Situada a la entrada del puerto de la Coruña
http://www.estudioshistoricos.com/articulo/jlv/jlv_08.doc
por: Fco-Javier López Vallo

Es común encontrar hoy en día en ensayos, guías y folletos turísticos que el origen de la Torre de Hércules se remonta al gobierno del emperador Trajano en el siglo II d.C.
Parece que la certeza alcanzada en estos tiempos de avanzada técnica no ofrece dudas a los estudiosos y que no existe fisura en la fecha de los comienzos de los trabajos que después de siglos, y tras múltiples vicisitudes, dan como resultado el monumento representativo de la ciudad de A Coruña.
Sin embargo este monolitismo sobre la fecha es solo aparente. No siempre fue esta la consideración, otros estudiosos argumentaron en otro sentido, no sin buenos cimientos, para exponer sus razones.
Estas contrapuestas fechas dan por iniciados los trabajos algunos cuantos años antes, en el momento en que Octavio Augusto gobernaba sobre las tierras de la Callaecia y cuando era el único promotor de los fantásticos trabajos de ingeniería y arquitectura llevados a cabo en Hispania.



Reproduzco extracto del trabajo de López Vallo sobre el texto Florian de Ocampo escrito en 1553:
"Este Príncipe dicen todos los Cronistas Españoles haber sido muy noble, muy justo, muy franco y muy humano, por donde fue siempre muy amado de todas sus gentes. Dicen mas, que pobló diversos Puertos de mar, y que Calix fué su principal asiento, donde todas estas Crónicas tienen creido que fuéron vencidos los Geriones; atribuyendo tambien la población de Sevilla, y afirman que por su causa fue llamada Hispalis, sin hacer memoria del Rey Hispalo, de quien primero hablamos: lo cual nunca me desagradó. Hácenle mas, fundador de Segovia, donde certifican asimismo que labró la puente maravillosa que permanece hasta nuestros días firme y entera, de labor en gran manera suntuosa, por donde traen el agua para la Ciudad. Escriben también haber edificado cierta Torre crecida y altísima, cuya mayor parte dura también ahora sobre las entradas del puerto de la Coruña de Galicia, con un espejo grandísimo; y aun suelen decir que le puso grandes encantamientos para ver los navíos que por la mar anduviesen, antes que llegasen á la Ciudad: lo qual ciertamente fué todo considerado, y no se puediera hablar cosa mas atrevida; porque mucho tiempo después de este siglo que tratamos aquí, se hico la puente de Segovia, que más propiamente se debe llamar caño para le traer el agua; la cual, y ya que sepamos muy averiguado ser edificio labrado cuando los Romanos residían en las Españas, y los Españoles usaban sus labores, y sus trajes, y toda su manera de vivir al modo Romano: hay personas que les parecen hallar indicios bastantes para conjeturar haberse hecho por mandado del Emperador Trajano, Señor de Roma, nuestro natural Español y nuestro Príncipe: pero desde [por "desto"] muy largo trataremos adelante mostrando la verdad, y todo lo que de tal edificio se deba saber. Y pues en la fábrica y en el tiempo de la puente no concertaron; de sospechar es, que tampoco va firme la población de Segovia, como después en el décimo capítulo del segundo libro manifestaremos mayormente que cuanto se pude conjeturar de las buenas Historias, no se hallaban estos días en España poblaciones tan metidas dentro de la tierra como hoy tenemos á Segovia, sino por lo cercano de la mar, ó muy poco más adelante alejadas de ella contra la vuelta del Andalucía y Cataluña, con otras en la costa del mar Océano de Poniente: dado que sea verdad lo que primero diximos en el séptimo capítulo del Rey Brigo y de sus fundaciones, las cuales todas hay sospecha no mala, que debieron ser por aquellas marinas y partes arriba declaradas, y las otras que también allí quedaron apuntadas, fue cierto que se poblaron mucho tiempo después dentro de la tierra con el sobrenombre de Briga, que significa Ciudad en la habla muy antigua de los Españoles.

La Torre que llaman ahora del Faro, sobre la Coruña de Galicia, fue también obra romana, porque hallamos aquel pueblo ser primeramente llamado gran Puerto Brigantino, reputado por uno de los más principales en toda su Provincia: dentro del qual por veneracion y honra de Ocataviano César Augusto, Emperador de Roma y Señor de España, los vecinos y moradores en él mandáron hacer aquella Torre famosa. Y el Maestro que tuvo cargo de su labor fué también Español nombrado Cayo Sevio Lupo, según parece por unas letras que dexó cavadas en unos peñascos cerca de la misma Torre, que dicen de esta manera, tornadas del latín á nuestro romance vulgar.

Cayo Sevio Lope, hijo de Aulo Daniense Lusitano Arquitecto : que significa tanto como Maestro de obras á las victorias de Augusto César la consagró por promesa que de ello hizo: esta memoria pusiéron en las pizarras por haber un estatuto de ley antigua, que ningun Maestro ni persona que tuviese cargo de semejantes obras, podia jamas escribir su nombre dentro del cuerpo de los edificios que se hiciesen á costa de qualquiera República, dado que bien lo podian hacer en las obras que fuesen labradas á sus espensas; la qual instrucción y mandado hallamos hoy dia conservada y escrita dentro en el cuerpo de las leyes Romanas, en el libro de las Pandetas que mandó recolegir el Emperador Justiniano. Y lo que dice del espejo encantado, que Hércules allí puso, fué tan mala ceguera, que no puede ser mayor: porque dexado muy aparte la burla de los encantamientos, queda muy averiguado que la Torre sobredicha no se hizo con otro fin, sino para que de noche pusiesen allí fuegos y lumbreras á los mareantes en que reconociesen tener Puerto seguro, quando tormentas les recreciesen: tambien para los viages y derrotas que traian, si les fuese menester. Esta costumbre de labrar Torres, y hacer en ellas fuego de noche sobre los Puertos y sitios principales, fué siempre muy provechosa y muy usada, y de mucha solemnidad entre los antiguos; llamábanlas en latin Speculas, que significa descubrideros y lugar alto, donde se divisan grandes anchuras de mar, ó de tierra. Los Moros les dicen Atalayas en su lenguage vulgar; y por otro nombre tambien los antiguos les decian Faros, por haber seido la primera parte donde se hicieron una Isla que solia ser cerca de la tierra de Egipto, frontera de la Ciudad de Damiata: la qual Isla se decia Faro, donde tienen algunos creido que fué natural y procediente la casta de los Príncipes Egipcianos, á quien la Sagrada Escritura llama Faraones; y quedándoles costumbre por su respecto de nombrar Farones ó Faraones en la lengua de los Egipcianos, á los mismos que las otras gentes decian Reyes. Allí por mandado de Ptolomeo Filadelfo, Rey en aquellas tierras, un Maestro llamado Sostrato Gnido, labró cierta Torre para los fuegos ya dichos de tan extraña hechura, que quanto duró fué reputada por una de las maravillas del mundo: y aun hoy dia se guarda la costumbre de los tales fuegos en algunos Puertos y Ciudades conocidas, como son Génova de Italia, donde tienen una Torre que llaman agora la Lenterna, para cada noche poner allí fuegos que los navegantes divisan. En Alexandria hacen otro tal, y lo mismo tambien en Caliz sobre la Torre Sant Sebastian, que por otro nombre llaman el farol; y aun muchas veces he visto yo por otros Puertos, que si faltan aquellas Torres, algunas personas tienen costumbre de poner lenternas con lumbre de noche sobre las Iglesias, ó sobre lugares altos donde se descubra la mar, para que reconozcan ser alli parte segura donde pueda guarecer. Creo yo que la falta de sospechar que la torre de la Coruña tuviese tal espejo, nacio de que (como tenemos dicho) las tales Atalayas en latin se llaman Speculas; y Paulo Orosio, Historiador Español, hablando de ella la nombra Specula; y como en el tiempo de estos Cronistas Castellanos fuese menester mas las armas contra los Moros, que las letras para los echar de la tierra que nos tenian ocupada, habia acá tan poco latin, que sospecháron el nombre de Specula que Paulo Orosio le daba ser algo de espejo; y así fingiéron esta hablilla fuera de propósito. He querido poner esto tan detenido, porque nuestra gente vulgar salga del engaño que los Cronistas pasados imagináron sobre la Torre de la Coruña, pues no va bien mirado quanto fuera de esto se platica.

La Torre de Augusto en A Coruña

La retórica que utiliza en el texto de encabezamiento Cornide sobre la ausencia de mención en las fuentes antiguas de la Torre de A Coruña y sin embargo la detallada presencia de las tres Aras Sestianas y las Torres de Augusto se contrapone con la seguridad con que Florian de Ocampo establece que fue Octavio Augusto el promotor de la Torre de Hércules.

En otro artículo he presentado una hipótesis general sobre el emplazamiento de las tres Aras Sestianas, expongo en él de manera breve argumentos sobre la posibilidad que tanto Cornide y de Ocampo tuvieran coincidencia en el sentido de sus textos, y que la Torre de Augusto en A Coruña no fuera otra que la conocida como Torre de Hércules.

Que evidencias puedo aportar a la afirmación ya realizada por Florián de Ocampo sobre que Augusto fue el promotor de la torre de A Coruña.

I) Moneda de Augusto al pie de la torre.
Durante el transcurso de la excavación realizada en el siglo XX se encontró una moneda que debe ayudar a fechar el edificio. Una moneda romana con el rostro del emperador Augusto, que gobernó hasta el 14 dC.

"En el Museo Arqueológico del Castillo de San Antón se conservaban algunos fragmentos de cerámica romana que habían sido localizados en 1947 por Luis Monteagudo, en los cortes realizados con motivo de unas obras en la llanada inmediata a la Torre de Hércules por su lado sur...."
..."Así pudimos contemplar los fragmentos de terra sigillata, entre los cuales figuraban modelos nada frecuentes en Galicia, como el plato nº 18 de la clasificación de Dragendorff, o un asa del tipo 39 de la misma tabla, ambos datables a comienzos del siglo II de nuestra era. No estaban, por el contrario, los más antiguos fragmentos de cerámica campaniense; pero a cambio de esta ausencia, otros materiales, como una moneda de plata (un quinario) de Carisio, o incluso un fragmento de borde cerámico que a decir de Schubart sería de procedencia iberopúnica, nos remitirían a momentos anteriores, el siglo I aC el primer caso y hasta el III aC el segundo."

Excavación arqueológica al pie de la Torre de Hércules
http://www.elpater.com/webtorre/Textomanito.PDF



Moneda aparecida en la Torre de Hercules
Quinario (1,9 g) - Augusto
Moneda de plata acuñada en Emerita (Hispania) entre el 25 y el 23 a.C., bajo el legado augústeo y propraetor de Lusitania, Publius Carisius, aludiendo a las victorias del emperador en la guerra contra los cántabros y astures.
Anverso: AVGVSTus
Cabeza descubierta del emperador, mirando hacia la derecha.
Reverso: (P. CARISI) LEGatus
Victoria estante, mirando hacia la derecha, coronando un trofeo militar, sobre una pila de armas, entre las que se aprecian la falcata y el puñal celtibérico.

Moneda similar a la aparecida en la Torre de Hercules
http://www.tesorillo.com/republica/carisia/carisia.htm


En torno al año 25 a. de C., Publio Carisio, legado augustal, empieza a acuñar monedas, principalmente de plata, para pagar a los veteranos que habían luchado contra cántabros y astures y que se asentaron en los nuevos territorios del N.O. y en la colonia de Emerita.
P. Carisio tras terminar su campaña en el N.O. se estableció en Mérida, capital de la Lusitania, y desde allí dirigió los trabajos que Augusto estableció debían ser desarrollados en la ciudad, no se ha llegado a un completo acuerdo sobre la fundación ex-novo de Emerita por Carisio pero nadie pone en duda la gran variedad de trabajos de construcción que el legado lleva a cabo en Mérida.
Carisio como legado augustal "constructor" tuvo una gran actividad en esa época. Construyó puentes, acueductos, torres ...., y luego pagaba estos trabajos en monedas de plata. Como la que apareció en la Torre de Hércules.

La característica de los reversos de sus denarios es la aparición de tipos militares, con motivos que celebrasen sus triunfos sobre los bárbaros sometidos. Las siguientes monedas de Publio Carisio ya en bronce se emiten hacia el año 23 a.C, sustituyen el LEG PROP por el de LEG AVGVSTI.
Las emisiones a nombre de Augusto, ya plenamente coloniales, que contienen las siglas del permiso imperial presentan una cronología del 2 a.C. hasta el 14 d.C. año de la muerte del emperador. Los tipos monetales presentan una amplia gama de motivos tremendamente representativos de la colonia y de la vida municipal, como son el templo tetrástilo, el altar, la puerta de la ciudad, o el sacerdote delimitando el territorio de la ciudad.
La aparición de monedas en los yacimientos arqueológicos es una de las evidencias que se utiliza para su datación, la aparición de esta moneda de plata de Augusto en la zona sur de la Torre y cercana al ara dedicada por el arquitecto lusitano director de los trabajos permite dar crédito a la tesis defendida por Florián de Ocampo.
No se puede imaginar mejor firma para un promotor, ni mejor promotor para la Torre de Hércules. El mismo Augusto emperador.

II) La firma del arquitecto al pie de la torre.
Pocas construcciones antiguas presentan una firma tan rotunda del arquitecto director de las obras, Gaio Sevio Lupo dejó grabado en roca viva y a escasos metros del pie de la torre su perenne ara orientada al sur.


MARTI
AVG SACR
C SEVIVS
LVPVS
ARCHITECTVS
AEMINIENSIS
LVSITANVS EX V°"
"Consagrado a Marte Augusto.
Gaio Sevio Lupo, arquitecto
de Aeminium (junto a la actual Coimbra),
Lusitano, en cumplimiento de una promesa".
Imagen en b/n publicada por Abo y (c) (varios autores) en http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=4775

Este arquitecto lusitano no fecha su trabajo, sin embargo la aparición en la zona próxima de la moneda de Augusto ya reseñada, permite imaginar que el ara y la moneda forman conjunto de una común "cápsula del tiempo" que depositada en la cimentación del edificio permitiría recordar a quienes participaron en su construcción.
No deja de ser significativo la procedencia del arquitecto, la Lusitania, territorio que dependía del legado Publio Carisio y que en ese momento empleaba a varios arquitectos para la construcción de innumerables trabajos en honor del emperador.
La hipótesis de que el arquitecto Sevio Lupo, de origen lusitano, fue contratado por Carisio en Mérida para que se encargase de la ejecución de la Torre de Hércules es verosímil. La Lusitana ya había sido romanizada con anterioridad a la Callaecia y sin duda en los trabajos de construcción acometidos por Carisio como legado de Augusto intervinieron algunos arquitectos nativos.(*)
Por otra parte, es muy interesante la dedicatoria del arquitecto a Marte Augusto, dios de la guerra, en total consonancia con el reverso de la moneda encontrada en el lugar, con una victoria estante coronando un trofeo militar, sobre una pila de armas, entre las que se aprecian la falcata y el puñal celtibérico. ¿Sería la moneda parte de la ofrenda del arquitecto al dios de la guerra?


III) Las Torres de Augusto
La Torre de Hércules pudo ser en su origen similar a la Torre de Augusto en Campa Torres mencionada por P. Mela en el siglo I dC.
La doctora Fernández Ochoa ha realizado excavaciones arqueológicas para establecer el emplazamiento y la forma de la Torre de Augusto en la Campa Torres mencionada en las fuentes antiguas. Los hallazgos permiten construir la hipótesis de cómo era este edificio y la función para la cual fue construido.


TORRE DE AUGUSTO EN CAMPA TORRES Y TORRE DE HERCULES ANTIGUA

Fernández Ochoa cree que la torre tuvo carácter simbólico, pero también pudo cumplir otra función además de mero hito conmemorativo. Llega a la conclusión de que un faro situado en la península de Torres prestaría indudable servicio a la navegación. Después de examinar la documentación historiográfica, los expertos han establecido la relación con la lápida de Calpurnio Pisón y apuestan por la existencia de una torre consagrada a Augusto en el extremo del Cabo Torres, que haría las veces de faro.
Dice la inscripción:
"Al emperador Cesar Augusto, hijo del Divino (César) trece veces cónsul, emperador con veinte salutaciones imperiales, pontífice máximo, padre de la patria, treinta y tres veces investido con la potestad tribunicia (Cneo Calpurnio Pisón, hijo de Cneo, legado propretor) consagró este monumento".
Según la inscripción es Augusto él que en este momento, siglo I aC., es promotor de la construcción de torres-faro en la costa noroeste de Hispania. Monumentos muy similares al de A Coruña.
La Torre de Hércules conjuntamente con la Torre de Augusto aparecida en Campa Torres y su compañera cercana a Finisterre y descrita por Mela, podían ser las tres Aras Sestianas Augustas que en la antigüedad alcanzaron gran renombre.
Ver: La Torre de Augusto en Cabo Touriñán y las Aras Sestianas
© Carlos Sánchez-Montaña- 2007



IV) Hércules Egipcio, señor de la Torre.
Alfonso X en su "Crónica General", afirma que la torre fue construida por Hércules Egipcio después de enterrar la cabeza del gigante Gerión entre sus cimientos.
Hércules es el nombre romano del héroe griego Heracles. Era hijo del dios Zeus y de Alcmena, mujer del general tebano Anfitrión. Heracles aceptó la imposición de una docena de casi imposibles trabajos que tendría que realizar para llegar a ser dios. Podemos seguir la mitología de Hércules para describir la biografía oficial del emperador Augusto.
En el siglo I aC. Augusto y Hércules eran representados de forma similar. (canon doriforo).



En el momento en que se propone la construcción de la Torre de Hércules el emperador es el héroe de Egipto, el nuevo faraón que realiza trabajos imposibles para los demás hombres, y que se encamina a ser un nuevo dios en el panteón romano. Según la leyenda del siglo I aC. Augusto, como un nuevo Hércules, vence a todos los pueblos de Hispania, al igual que Hércules venció al gigante Gerión que habitaba en estas tierras, y cuyo cuerpo se componía de partes distintas. La Torre en el extremo occidente simboliza la conquista de toda Hispania por el emperador.

Nombrar una "hipotética" Torre de Hércules Egipcio era equivalente a nombrar a la Torre de Augusto: Herculi Augusto. En honor de Hércules Augusto. En honor del Augusto Hércules, es decir del emperador que es descendiente del propio Hércules y que conquistó Egipto e Hispania convirtiéndose en faraón y dios.

Imagen de Augusto como faraón egipcio
http://recursos.cnice.mec.es/


EPILOGO
"El segundo ángulo de Hispania está orientado al Norte, donde la ciudad galaica de Brigantia eleva para observación de Britania su faro altísimo y digno de mención entre muy pocas cosas".
Historiarum adversus paganum libri septem . Pablo Osorio. Siglo V

Actualmente la Torre de Hércules sigue en funcionamiento, es el único faro en todo el mundo, de origen y base romana, que lo hace y sin duda el promotor de la obra, Octavio Augusto, su legado Publio Carisio y el arquitecto contratado para su ejecución Gaio Sevio Lupo se sentirían hoy orgullosos de su emblemática obra.


© Carlos Sánchez-Montaña- 2007

(*)Para saber algo más de Sevio Lupo tenemos su lugar de procedencia: el oppidum Aeminium, de fundación prerromana y anterior a la fundación en el siglo I del oppida Conimbriga, a 15 Km. al sur. (Aeminium es la actual Coimbra).
Aeminium dependía de Emerita Augusta cuando Carisio contrataba arquitectos para las obras patrocinadas por Augusto. Y era el principal asentamiento romano al norte de Emerita. (Ni Conimbriga, ni Bracara, ni Lucus, ni Astúrica se habían fundado en tiempos de Carisio.
Posiblemente Carisio contrata a un arquitecto de las “afueras” de Mérida para el proyecto de la torre-faro de A Coruña. De los de su confianza es el arquitecto que tiene su “estudio” más al norte.
Lupus, loco por el encargo, el proyecto y su ejecución, al terminar el trabajo y contraviniendo otras estipulaciones, inmortaliza su nombre a escasos metros del edificio, por el sur, dedicando a Marte sus votos. Marte y la moneda están muy relacionados en ese momento cronológico. Marte fecunda la victoria de Augusto.

Más informacióen en: http://eltablerodepiedra.blogspot.com


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Comentarios

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  1. #1 El Brujo Redivivo 10 de feb. 2007

    Cualquiera que estudie con un poco de rigor la Torre de Hércules sabe sobradamente que no está establecida con firmeza la cronología inicial del monumento. Si bien es cierto que en guías y demás publicaciones acostumbradas a beber en fuentes inciertas, y siempre sin citar, suele aparecer la mención a Trajano, la investigación dista mucho de aceptarlo como hecho establecido.. Más bien al contrario. Sin ir más lejos, en este mismo portal se pueden encontrar comentarios al respecto, firmados, entre otros, por mí.

    La atribución a Augusto, que el autor pretende originalidad suya, tampoco es nueva. Salvo error de mi memoria, Rodríguez Colmenero o Fernández Nieto ya han escrito sobre esa idea. Yo mismo también.

    Para variar, tampoco es nueva la idea de que la Torre puede ser una de las aras de Augusto. Hay más autores, pero el que ahora recuerdo con más nitidez es Fernández Nieto.

    El autor llega tarde. Llega tarde y, para colmo, llega mal: no sólo su proceso de construcción del conocimiento es inválido, sino que, por variar, se basa en datos dudosos cuando no en puras y simples mentiras.

    Por ejemplo, lo que se refiere al quinario de Publio Carisio. Bajo las fotografías pone el autor que es una "moneda aparecida en la Torre de Hércules" y más arriba dice que fue encontrada "durante el transcurso de la excavación realizada en el siglo XX".

    Ambas cosas son falsas, y lo grave es que no sólo lo sabe el autor, sino que la falsedad resulta patente al leer el texto que incluye: "... habían sido localizados en 1947 por Luis Monteagudo, en los cortes realizados con motivo de unas obras en la llanada inmediata a la Torre de Hércules por su lado sur".

    Nada de excavación, nada de "en la Torre". Unas obras en las proximidades.

    Aunque no sea grave para el fondo de la cuestión, no deja de ser sintomático de su forma de hacer que señale, en la cita, que los restos a los que se refiere estaban en el Castillo de San Antón, cuando el texto deja perfectamente claro que no estaban allí, sino en el Archivo del Reino de Galicia. Una muestra más de la incapacidad del autor de tocar un tema sin tergiversarlo. Fíjese, Sr. autor, en lo que dice el texto, y lea ahora con más atención:

    "Con todo, las cerámicas del Museo no completaban la panoplia de lo
    encontrado por Monteagudo, de hacer caso a las informaciones publicadas
    en su momento por la prensa. Faltaban fragmentos de tégulas
    e ímbrices (lombrices decía el diario local) y, sobre todo, fragmentos
    de sigillata y campaniense.
    Dimos con las piezas que faltaban de forma casual, gracias al director
    de entonces del Archivo del Reino de Galicia, Pedro López. En
    unas cajas con objetos que Monteagudo había entregado al Archivo
    junto con su fondo documental familiar, se enconraron las piezas buscadas,
    así como otras de diversa procedencia.
    Así pudimos contemplar los fragmentos de terra sigillata, entre los
    cuales figuraban modelos nada frecuentes en Galicia,..." [etc]

    Es decir, el quinario de Carisio no apareció en la Torre de Hércules, no apareció en el transcurso de una excavación, y no fue encontrado entre los materiales del Museo Arqueológico. Hay que reconocer al autor el mérito de no haber dado ni una cuando en el texto que manejó todo está perfectamente claro. Salvo, claro está, que a pesar de haber entendido el texto haya decidido manipularlo para que se ajustase mejor a sus pretensiones. "No dejes que la realidad te estropee una teoría" es una máxima bien conocida que inspira el actuar de todo buen deturpador.

    Dice el autor que "La aparición de monedas en los yacimientos arqueológicos es una de las evidencias que se utiliza para su datación". Dejando a un lado la mala utilización del término "evidencia", por desgracia cada vez más frecuente en la mala literatura arqueológica, es cierto lo que dice. Las monedas, como cualquier otro resto material, pueden ser elementos que ayuden a establecer la cronología de algún acontecimiento. Pero para que puedan serlo se requieren muchas condiciones, entre las cuales tal vez sea la fundamental la existencia de un contexto claro. Ese contexto, en el caso que se comenta, no existe, por lo que su valor como prueba cronológica queda reducido a cero, a la nada. De modo que la frase "... la aparición de esta moneda de plata de Augusto en la zona sur de la Torre y cercana al ara dedicada por el arquitecto lusitano director de los trabajos permite dar crédito a la tesis defendida por Florián de Campo" se desvanece.

    Claro que, además, tampoco es cierto que la moneda se hubiese encontraro "en la zona sur de la Torre", sino fuera de la Torre hacia el sur; ni que estuviese "cercana al ara dedicada por el arquitecto", salvo contemplando la escena desde una perspectiva lejana.

    Pero es que, para colmo, la moneda aparece en los materiales de Monteagudo con un fragmento de cerámica iberopúnica que, a decir de Shubart (quien de esas cosas sabe un rato), debe ser fechada en el siglo III aC. Si la moneda es prueba de la construcción de la Torre en el I aC, como afirma el autor, la cerámica debe tomarse a su vez prueba de que fue construída en el III aC; y como ambas están igualmente "cercanas" a la inscripción del arquitecto, hemos de deducir, siguiendo su peculiar hermenéutica, que el arquitecto era un púnico de la comarca gaditana.

    Y todo ello sin considerar que las monedas perviven, tanto en su uso como en su tesaurización en el caso de ser de metales nobles. El quinario de Carisio está rodado, muy rodado, tanto que su lectura es difícil y sólo se consigue con una iluminación muy rasante y matizada. Lo sé muy bien porque no fue nada inmediato hacer las fotos con las que se ilustra el "artículo".

    Pero hay más, aunque parezca imposible. Fiel a la vocación de tergiversador, el autor nos dice más adelante que "... Este arquitecto lusitano no fecha su trabajo, sin embargo la aparición en la zona próxima de la moneda de Augusto ya reseñada, permite imaginar que el ara y la moneda forman conjunto de una común "cápsula del tiempo" que depositada en la cimentación del edificio permitiría recordar a quienes participaron en su construcción."

    La moneda aparecida casualmente, fuera y bien fuera del edificio de la Torre y bien alejada de la inscripción de Sevio Lupo, aparece por arte de birlibirloque "en la cimentación del edificio". Pues no. Ni cimentación, ni edificio, ni cápsula del tiempo, ni nada de nada. Tan sólo invento y tergiversación, como siempre.

    Podría seguir, pero es aburrido andar corrigiendo errores de quien no quiere aprender. Aunque sea un deber social enfrentarse a los desmanes de los pseudocientíficos, siempre dispuestos a retorcer la verdad para acomodarla a sus intereses. Espurios, por más señas.

    Antes de cerrar de puro aburrimiento, sólo un comentario más a lo que parece indicar el próximo advenimiento de nuevas barbaridades:

    1) La intensa labor constructora de Publio Carisio, quien por lo visto contrató una legión de arquitectos para llenar el mundo con acueductos y no sé cuántas zarandajas más. Todo inventado.

    2) El cambio de nombre de Carisio por Carisino. A saber qué horrores nos está anunciando esta nueva e inusitada acrobacia.

    Y ya está. Qué aburrido, joder. Qué aburrido.

    Todo lo cual, aclaro, nada tiene que ver con que la Torre sea de Trajano, de Augusto o incluso de Julio César.

    Está claro que la falsa ciencia, cuando no la pura pseudociencia, dan para mucho.

  2. #2 giannini 12 de feb. 2007

    Respondo a todo correr que hoy tengo mucha prisa. Bueno lucusaugusti, creo que hay, en mi opinión, algún fallo en las premisas, y si las premisas fallan, todo lo que se construye sobre ellas no me parece válido.

    I) "Moneda de Augusto al pie de la Torre". Hay una pequeña imprecisión (creo), se trata de una moneda hallada a 100 m de la Torre, aunque me parece más o menos razonable que pudiese rodar desde el pie de la Torre, si bien, esto último no deja de ser una conjetura más o menos razonable.

    II) "La firma del arquitecto al pie de la Torre". Aquí sí niego la mayor. No hay la menor "evidencia" (lucusaugusti dixit) que pueda relacionar la inscripción votiva con el edificio. Repito lo que dice Cornide: "Si esta dedicacion fué solo de la estatua ó se extendió á la Torre, ni se colige de la inscripcion ni me atreveré á asegurarlo". Pues eso, que no hay pruebas que aseguren la coetaneidad (puff, que palabro) de la inscripción con el momento en que comienza a edificarse la Torre de Hércules ¿Quién asegura que la inscripción no se talló antes o después de levantarse el edificio? Creo que tras lo dicho, esta "evidencia" no es tal.

    III) "Las Torres de Augusto". Creo que nos vamos a fuentes literarias y si esas fuentes no están corroboradas por otras, por las evidencias arqueológicas -estas sí que lo son, en mi opinión-, para mí se quedan en meros indicios.

    IV) "Hércules egipcio señor de la Torre". Más fuentes literarias y en mi opinión más de lo mismo. Por otra parte, el nombre Torre de "Hércules" nace en mi opinión a partir de la Crónica General de España, o de las fuentes árabes si se quiere, pero no conozco un solo texto latino en que se le designe con la dedicación a Hércules. No lo hace Paulo Orosio, ni el Cruzado Osborne, ni aparece con tal denominación en el relato de Trezenzonio.

    En resumen, de las cuatro "evidencias", me quedo a lo sumo con la primera, y aún así, con dudas razonables.

  3. #3 Trufa 12 de feb. 2007

    Y sin embargo, se mueve, ¡Giannini, se mueve!. Saludos para los magufos de Macondo. Y para pulpo, ¡el de Mugardos!. Saludos a todos, por supuesto.

  4. #4 lucusaugusti 13 de feb. 2007

    Por su interés copio esta reseña que creo muy interesante:

    Tesis Doctoral:
    Sistemas de Señalización Marina en la Antigüedad Clásica
    Autor: José Manuel de la Peña Olivas
    Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
    Jefe de la División de Estudios Litorales del Centro de Estudios de Puertos y Costas. CEDEX-MOPTMA.

    http://www.mcu.es/cgi-brs/BasesHTML/TESEO/BRSCGI?CMD=VERDOC&BASE=TSEO&DOCN=000112507

    Resumen:
    INTRODUCCIÓN:
    El campo de la ingeniería portuaria histórica, es uno de los aspectos menos cuidados del conocimiento de la antigüedad. A este campo del conocimiento he dedicado gran parte de los últimos años, junto a estrechos colaboradores y colegas, para intentar llenar ese vacío que la ingeniería y la historia tiene. Bien es cierto que son muchos, especialmente allende nuestras fronteras, que se dedican a ese mundo fantástico de escudriñar y conocer el saber de mujeres y hombres que nos precedieron en el tiempo y pusieron la semilla de la sabiduría, y hoy olvidados en el tiempo. Pero la vía por la cual este trabajo se mueve; el conocimiento de las técnicas y métodos constructivos desde el punto de vista del ingeniero, no son muy frecuentes.
    Escudriñar en la técnica constructiva antigua de los puertos y señales marítimas es muy compleja y difícil, especialmente por la falta de datos, y en particular cuanto más se adentra en la lejanía de la historia. Pero todas estas dificultades se ven aumentadas cuando se trata de conocer los sistemas de señalización en la antigüedad, ya que no existen estudios completos, sistemáticos, y monográficos sobre este tema, llegando algunos autores a negar su existencia.
    Esta dificultad de estudio se debe, aparte de la incredulidad de aquellos que debieran buscar sus restos, en que esos sistemas de navegación se basaban, por lo general e estructuras que podría calificárselas de frágiles y dispersas, que bien han sido removidas, bien han sido reutilizadas o el tiempo se ha encargado de hacerlas desaparecer.
    Este es un reto que debe afrontarse, no dejando el recuerdo del pasado técnico reconstrucciones poco afortunadas de faros como las hechas de la Torre de Hércules.
    OBJETIVOS PREVISTOS
    La ingeniería marítima que fue desarrollándose en la antigüedad se ciñe a dos aspectos diferentes y conjugados: los puertos como estructura marítima y a los faros o señales marítimas como sistemas de ayuda a la navegación. Y que en ocasiones han desaparecido sus huellas bajo las infraestructuras que han ido desarrollándose a lo largo de la historia, y el poco valor que se las dio por falta de conocimiento.
    El objetivo, pues, de este trabajo es acercar al conocimiento del ingeniero actual el conocimiento que tuvo el ingeniero en la antigüedad, cómo resolvió los problemas y qué grado de conocimiento técnico alcanzó en el campo de los sistemas de señalización marítima y las estructuras que lo soportaban, y con ello valorar mejor nuestro patrimonio técnico, portuario y de señalización marítima
    Para ello hay que conocer, lo más a fondo posible cual era la técnica que se usó en aquella época, cual fue el grado de desarrollo que se alcanzó en este campo portuario. Y unido íntimamente a ello se encuentra la arqueología en la gestión medioambiental como se puso de manifiesto en las prospecciones arqueológicas y restauración del faro de La Coruña, o Torre de Hércules, llevadas a cabo por la Dirección General de Costas en 1992.
    Por tanto, el fin a alcanzar con este estudio es tener un conocimiento de cómo fueron los sistemas de señalización en la antigüedad clásica occidental, cual fue su desarrollo, evolución y funcionamiento.
    Para ello se ha aplicado las fuentes del conocimiento de las que se ha dispuesto y concatenarlas con las componentes para saber el fin perseguido
    Suposición Þ Hipótesis Þ Tesis
    RESUMEN DE LA TESIS:
    El desarrollo formal de la tesis se ha estructurado entres grandes bloques: El primero de ellos está dedicado a mostrar las herramientas de las que se ha dispuesto para poder abordar el trabajo, estudio e investigación dela parte esencial de la tesis que se contiene en el segundo de los bloques, así primeramente se expone la metodología, o método científico seguido, seguidamente se muestra el ámbito geográfico e histórico en el que se ha abordado la investigación, el tercer capítulo se dedica a las diferentes fuentes de información que se han usado en el transcurso del trabajo, analizando la veracidad y profundidad de cada una de ellas, tras ello, en el capítulo 4 se analiza el estado del conocimiento y su evolución hasta nuestros días. El segundo bloque se conforma en cuatro capítulos y es el cuerpo de la tesis. El último de los bloques resume las conclusiones a las que se ha llegado en la tesis y propone a la vista de la investigación realizadas la nuevas vías de investigación que ayuden a profundizar en las diferentes brechas que la tesis ha abierto para ampliar el conocimiento que sobre los sistemas de señalización marítima en la antigüedad muestra el trabajo.
    El bloque segundo, cuerpo principal de la tesis, se estructura desde en capítulo 5 hasta el capítulo 8. El primero de ellos, capitulo 5, estudia los diferentes tipos de señales marítimas existentes en la antigüedad, su uso y tipología, cuando comenzaron cada uno de ellos y sus características fundamentales. El capítulo 6 se dedica a la descripción de los faros, tanto portuarios como costeros, en las diferentes culturas que fueron desarrollándose a lo largo de la historia de la cuenca mediterránea en la antigüedad, especial importancia merece la clasificación tipológica de los faros romanos, proponiendo diferentes reconstrucciones como la del faro de Dover o de las proporciones del faro de Alejandría, tratado en el capítulo8. El capítulo 7 trata exclusivamente de los faros en todo el frente costero de la península Ibérica; los frentes considerados son las costas cantábricas, Galicia, Portugal, suroeste, y costa mediterránea. Se plantean reconstrucciones de faros como el de La Coruña, El Morrazo, y Gádir , y se analizan sistemas de faros existentes en la antigüedad a lo largo de las costas españolas. El capítulo 8 se dedica a analizar y estudiar la evolución que se produjo en el pasado de los faros; tanto en su estructura como el la luminaria que poseía el faro, y en las redes de faros que existieron. Los dos últimos apartados de este capitulo se dedican a indagar sobre los sistemas de contratación de las obras públicas en la antigüedad, especialmente en Roma, y a estudiar los sistemas de posicionamiento que poseyeron los barcos para conocer su situación y el rumbo que llevaban.

    Archivo: Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid

  5. #5 pérola 14 de feb. 2007

    es que hay que llevaros de la mano a todos lados, incluso a vuestro propio terreno
    sois como niños.

    Que son las islas británicas lo que se ve al fondo, en la foto?

  6. #6 El Brujo Redivivo 16 de feb. 2007

    Para mí, Abo, la autoría de Sevio Lupo es la hipótesis de elección. Es más sencillo pensar que es el arquitecto que hace la torre que buscar otra explicación alternativa (que no es nada fácil). Salvo que fuese el padre del arquitecto, que vino a ver la obra de su hijo y pone la inscripción porque se lo había prometido a Marte Augusto... ;-)

    Pero que sea la hipótesis de elección no significa que esté demostrado, como dice Giannini.

    En el fondo me parece que estamos todos de acuerdo.

  7. #7 ofion_serpiente 16 de feb. 2007

    IANUS GEMINUS
    a shrine of Janus on the north side of the forum, usually referred to simply as Ianus Geminus or lanus Quirinus (Hor. Carm. iv. 15. 9; Mon. Anc. ii. 42; Suet. Aug. 22), but also as sacellum (Ov. Fast. i. 275); sacrarium (Serv. Aen. vii. 607; cf. Warde Fowler, The Gathering of the Clans, Oxford, 137-38), neôs dithuros (Plut. Numa 20), naos (Procop. B.G. i. 25), and aedes (Macrob. Sat. i. 9. 18), although it was probably not an aedes. It was also called geminae belli portae, (Verg. Aen. vi. 707), Iani gemini portae (de vir. ill. 79. 6; August. civ. Dei iii. 10),pulê enualios(Mon. Anc. vii. 5)pulê polemiou(Plut. Numa 20), porta Ianualis (Varro, LL v. 165), porta Iani (Flor. i. 19. I), and pulai tou Ianou(Cass. Dio li. 20).

    Tradition varied as to the date and origin of this shrine. According to one form of the story (Macrob. i. 9. 17-18) it was already in existence when the victorious Sabines under Titus Tatius were stopped and driven back by floods of hot water which Janus caused to gush forth from his [p. 279] temple and through the gate of the city sub radicibus collis Viminalis.1 This gate was called the porta Ianualis from this event, and apparently identified or confused with the temple (cf. Jord. Hermes 1869, 252 ; Top. i. I. 177; PI. 191). A variant of this legend made the erection of the shrine a result of the intervention of the god (Ov. Fast. i. 263-276; cf. Serv. Aen. i. 291 ; viii. 361; Varro, LLv. 156, 165; Ter. Maurus, frg. i. 5). Another tradition was that Romulus and Tatius built the temple as a sign of the union of the two communities (Serv. Aen. i. 291 : alii dicunt Tatium et Romulum facto foedere hoc templum aedificasse unde et Ianus ipse duas facies habet, quasi ut ostendat duorum regum coitionem; xii. 168), and still another that it was erected by Numa as an index pacis bellique (Liv. i. 19; Plin. NH xxxiv. 33; Varro, LL v. 165) in order that when open it might indicate that Rome was at war, and when closed that she was at peace. This became the accepted signification of the temple, and after the reign of Numa its doors were closed in 235 after the first Punic war (Varro, Liv. locc. citt.), in 30 B.C. after the battle of Actium (Liv. loc. cit.; Hor. Carm. iv. 15.9), and twice besides by Augustus (Mon.Anc.ii. 42-46; Suet. Aug. 22; cf. Cohen, Aug. 385 = BM. Aug. 126);2 and afterwards at more frequent intervals down to the fifth century (Hist. Aug. Comm. 16; Gord. 26; Claudian. de cons. Stil. ii. 287; Amm. Marc. xvi. 10, 1).

    There is no mention of any rebuilding of this temple, and therefore it was probably never moved from its original site, which, according to the practically unanimous testimony of all forms of the tradition, was near the point where the ARGILETUM (q.v.) entered the forum close to the curia (ad infimum Argiletum, Liv. i. 19; circa imum Argiletum Serv. Aen. vii. 607;pro tou bouleutêriou oligon huperbanti ta tria phata, Procop. BG i. 25;pro tôn thurôn autou tou sunedriou, Cass. Dio lxxiii. 13; in foro, Sen. Apoc. 9; Hic ubi iuncta foris templa duobus habes, Ov. Fast. i. 258, i.e. the forum and the forum Iulium). It has generally been supposed that it lay between the curia and the west end of the basilica Aemilia, but the excavations have as yet shown hardly any room here for even so small a building (Mitt. 1902, 47). Varro (LL v. 165) says that the porta Ianualis was the third gate in the wall of the Palatine city-dicta ab Iano et ideo positum Iani signum et ius institutum a Pompilio, but it is difficult to see how a gate in the wall of the Palatine city could have been on the north side of the forum valley.

    Procopius' description (B.G. i. 25) and coins of Nero (Cohen, Nero 114, 115, 132-177; BM. Nero 64, 111-113, 156-167, 198-204, 225-233, 319-322, 374, 375 and pp. clxxiv, 267, 398) agree in representing this temple as a small rectangular structure of bronze, with two side walls and double doors at each end. The walls were not so high as the doors, [p. 280] and were surmounted by a grating. These gratings and the arches over the doors supported an entablature of two members extending all around the building, but there was no roof. The ancient bronze statue of the two-faced god (bifrons, Verg. Aen. xii. 198; biformis, Ov. Fast. i. 89) stood in the centre of the temple, which was no temple in the ordinary sense but a passage (ianus). No traces of the structure have ever been found, and there is no reference to it after Procopius. (For this temple and the various theories about it, see, besides literature cited, Jord. i. 2. 345-352; WR 103-106; Rosch. ii. 15-20; Th6d. 71-74; Mitt. 1895, 172-178; 1921-22, 14-17; HC 134-136; Mel. 1908, 258-261; Binder, Die Plebs, 1909, 61-72; Burchett, Janus in Roman Life and Cult, Menasha, Wis. 1918, 37-44; CR 1918, 14-16; DR 145-150; RE Suppl. iii. 1178-1182; Suppl. iv. 506.)

    A Topographical Dictionary of Ancient Rome. Samuel Ball Platner. Thomas Ashby. London: Humphrey Milford. Oxford University Press. 1929.

    De Perseus Library

  8. #8 ofion_serpiente 16 de feb. 2007

    IANUS QUADRIFRONS
    the name ordinarily given to a four-way arch of marble, which stands directly over the cloaca Maxima, and probably marked the line of separation between the forum Boarium and the Velabrum. It consists of four piers connected by quadripartite vaulting, and is 12 metres square and 16 high. The arches themselves are 10.60 metres high and 5.70 wide. Round all four sides run two rows of niches for statues, forty-eight in all, of which sixteen are unfinished. The keystones of the arches were sculptured, and the figures of Minerva and Roma are still visible on the north and east sides. The structure is of late date, third or fourth century,1 and may perhaps be identified with the arcus divi Constantini in Region XI (Not., om. Cur.; DAP 2. vi. 261; Jord. i. 2. 471). For a detailed description of this arch, see PAS ii. 80; Toeb. i. 131-135; ZA 258-261 ; for illustrations, Baumeister, Denkm. iii. pl. Ixxx. 6, lxxxi. 8; Canina, Edifizi, iv. 253. Cf. ASA 119.

    Hulsen points out (Toeb. cit.) that the superstructure, which was removed in 1827 as mediaeval, probably belonged to the attic (DuP. pi. 23, fig. 38 and pp. 74, 75); and reconstructs it with a pyramid on top.

    A Topographical Dictionary of Ancient Rome. Samuel Ball Platner. Thomas Ashby. London: Humphrey Milford. Oxford University Press. 1929.

    De Perseus Library

  9. #9 ofion_serpiente 16 de feb. 2007

    IANUS QUADRIFRONS, TEMPLUM
    erected by Domitian in the forum Transitorium (Mart. x. 28. 3-6; xi. 4. 5-6; Serv. Aen. vii. 607; Lydus, de mens. iv. I; Macrob. i. 9. 13), in which he placed the four-faced statue that was said to have been brought to Rome from Falerii in 241 B.C. The shrine was square with doors on each side, and the statue of the god was said to look out on four forums (Mart. loc. cit.), i.e. the fora Romanum, Augustum, Pacis, Transitorium. It is not known whether this four-faced statue from Falerii had anything to do with the Roman Janus or not, or whether it had been housed in a shrine before Domitian's time. It was standing in the sixth century (Lydus, loc. cit.; Jord. i. 2. 347, 450; WR 106; Rosch. ii. 25-26; Mem. L. 3. xi. 26-32; Burchett, Janus in Roman Life and Cult, Menasha, Wis. 1918, 40).

    [p. 281]
    A Topographical Dictionary of Ancient Rome. Samuel Ball Platner. Thomas Ashby. London: Humphrey Milford. Oxford University Press. 1929.

    De Perseus Library

  10. #10 Abo 17 de feb. 2007

    Alicia, muchas gracias, en mi opinión ya estaba tardando demasiado en decirnos algo. Gracias y...doblemente gracias; usted ya sabe..."los caporos".

    Decía el Pater por arriba (ayer a las 1:46): "en el fondo me parece que todos estamos de acuerdo", y le doy la razón, creo que nos hemos subido a una noria de la cual nadie se quiso apear y vueltas y vueltas...

    El texto que nos da Alicia es el mismo que dió Fernando Acuña Castroviejo (ver mis intervenciones de 15:02:2007 a las 17:47:48 y ayer a las 00:51), respecto al momento de la construcción del faro el ilustre profesor comentaba era del siglo II en función de la inscripción aparecida a sus pies; es decir, entiendo yo, el profesor como experto epigrafista da esa fecha en función del estudio que haría de la inscripción, supongo. Para él, la autoría del faro era de este arquitecto que ya se le va a borrar el nombre de tanto hablar de él en función, quizá, de la inscripción dichosa. Que en resumen es más menos lo mismo que nos comenta Alicia.

    Es decir, que la duda se encuentra en "asegurar" de si este arquitecto es el "responsable" del faro, ¿no?. Como existen argumentos para mantener ambas posturas, cada cual con la suya, yo me quedo con que sí tuvo que ver con su construcción, pero nada más.

    ¡Qué ya tenemos las carnestolendas encima, rediez!

    Saludos a todos.

  11. #11 giannini 21 de feb. 2007

    Me llaman la atención dos cosas, primero que el autor no alude a la moneda, tan polémica en este foro, y otra ¿se sabe a día de hoy que son esas piedras con cazoleta llenas de cuarzo triturado?

    Un dato. El fondo de la familia Monteagudo ingresó en el Archivo del Reino de Galicia entre 1986 y 1989 [Cf. P. LÓPEZ GÓMEZ. La Real Audiencia de Galicia y el Archivo del Reino. Xunta de Galicia, 1996, p. 909]. Es de suponer que a la vez que ingresó el fondo familiar, lo hicieron también las piezas arqueológicas, más propias de un museo que de un archivo.

  12. #12 giannini 24 de feb. 2007

    Por seguir anotando curiosidades, ahí va otra. En carta dirigida a Joseph Cornide, desde Villa Osende, el 24 de noviembre de 1785, por Manuel Antonio Miramonte Sanjurjo, se lee en relación cona la Descripción del Reyno de Galicia, del lic. Molina:

    "El ejemplar que tengo de la citada impresión de Madrid, no añade cosa substancial y tiene infinitos yerros de imprenta, sólo pone el letrero de la piedra que está junto a esa famosa Torre, que puntualmente dice así:

    Marti Aug. Sacr. G. Sevivs Lupus Architectus A. F. Daniensis Lusitanus Oxul.

    Y el que traje de Vigo tiene de letra de mano Caius Sebis Lupus Lusitanus.

    Por lo que toca a lo del espejo que allí apunta Molina y lo tiene por cuento viejo, se halla una noticia muy curiosa y circunstanciada en Moya, Philosofia secreta de Gentilidad, Lib. 4, Cap. 11, tratando de Gerión en que persuade la verdad de dicho espejo y cuando quiera ilustrarse con alguna nota o escolio podrá dar materiales el Sr. Carlos Rollín en su Historia de la Artes y Ciencias, Tomo 1, el arquitecto fol. 140 y siguientes, cuya obra no dejará de tener vuesa merced".

    Nos dice Cornide en sus Investigaciones sobre la fundación y fábrica de la Torre llamada de Hércules (...) recoge un párrafo de la obra de Molina:

    "Esta Torre es junto á la Ciudad á la orilla de la mar, de tan grande altura y antigüedad, que es cosa maravillosa; y lo que mas hay que admirar es, que del principio de ella hasta lo alto iba rodeándola una ancha escalera de piedra, que nacia de la misma Torre; por la qual subia llanamente un carro de bueyes, hasta dar en lo alto del capitel; que fuera cosa tan maravillosa de ver, quanto fué grande el error de quien la consintió desfacer. Sobre el edificador de esta Torre hay opiniones; pero al pie de ella está una peña con un letrero de la misma antigüedad, que dice así:[14]”

    Y en nota 14 añade Cornide: "No obstante la oferta, no se halla impresa esta inscripcion en la obra de Molina".

    O Cornide olvidó la carta de Miramonte Sanjurjo o no se fió de la reimpresión realizada en Madrid de la obra de Bartolomé Sagrario de Molina, realizada en 1675, cuando se sabe que el original se publicó "En Mondoñedo : en casa de Augustin de Paz, 1551".

  13. #13 giannini 01 de mar. 2007

    Ahí va un texto un poco largo. En Word me ocupa seis páginas pero pueder resultar curioso. Espero que no se me desmadren cursivas y negritas.

    Voy con lo prometido, unos documentos que aparecen en este interesante artículo:

    Gutiérrez Pastor, Ismael. “El manuscrito M / 563 de la Biblioteca del Instituto de Estudios Riojanos sobre la Torre de Hércules y su relación con la obra de José Cornide”. En: VI Jornadas de arte. La visión del mundo clásico en el arte español. Madrid : Departamento de Historia del Arte ‘Diego Velázquez’. Centro de Estudios Históricos, C.S.I.C., 1993, pp. 283-292.

    Antes de nada, los responsables de esa biblioteca me parecen unos siniestros, porque hará cosa de tres años les pedí copia del documento, que se extiende tan sólo a lo largo de 34 páginas y en primer lugar me mandaron copia del artículo que ya tenía y les citaba en la petición; y en el segundo intento, obtuve la callada por respuesta.

    Dicho lo anterior, en el artículo se da a conocer este interesante manuscrito que contiene, además de los textos, una estampa inédita y dos dibujos, de desigual valor. El documento llegó a la Biblioteca del Instituto de Estudios Riojanos cuando ingresó en ella la librería particular del erudito riojano Pedro González, que le añadió diversas portadillas de clasificación. El prof. Gutiérrez Pastor acepta la atribución que hace Pedro González considerando que Joseph Cornide fue el poseedor de estos documentos. Discrepo, en mi opinión, Cornide fue consultado desde Madrid y a él puede atribuirse, tal vez, uno de los documentos en los que responde al cuestionario que se le plantea. Si se tiene en cuenta que el manuscrito se data entre 1781 y 1784, a mi juicio, entra dentro de lo posible que el poseedor de estos documentos fuese alguien relacionado con las excavaciones en Campa Torres que se realizan precisamente en 1784.

    El manuscrito consta de:

    1.- La portada y páginas 1, 3, 5, 11, 15, 25 y 29, de clasificación, interpuestas por Pedro González, páginas cuyos reversos están en blanco (2, 4, 6, 12 , 16, 26 y 30).

    2.- La página 7 recoge una estampa de la Torre de Hércules, inédita, en la que se lee “Moreno F(e)c(it)”. La imagen es la de un torreón cilíndrico, con su roza en espiral y dos torreones en su cúspide, todo idealizado y apartándose bastante de la realidad. La misma estampa recoge una nueva lectura de la inscripción que se encuentra a los pies del faro:

    MARTI AVG. SACR. C. SEVIVS LVPVS ARCHITECTVS AFAVNILEVSIS LVSITANVS EXVT.

    La vista está tomada desde Monte Alto y recoge una perspectiva que abarca desde la ermita de San Amaro hasta las Lagoas. El autor data la estampa y documentos que le siguen en el año 1781 por el documento que se aparece fechado al final de este grupo.

    Le sigue un plano de la Torre de Hércules, que el prof. Gutiérrez Pastor considera realizada “in situ”. La imagen parece responder a un tanteo de reconstrucción de la rampa exterior, sobre arcos rebajados, que no cuajó. También aparece la inscripción:

    MARTI
    AVG. SACR. G.
    SEVIVS LVPVS
    ARCHITECTVS
    AFLVVIENSIS
    LVSITANVS EX.

    Estampa y dibujo, con su número y escala en varas, tienen su contexto en el apéndice I del artículo, que con negritas y notas mías entre corchetes, dice:

    “La Torre es blasón que pone la ciudad de la Coruña por armas, con quatro conchas, dos a cada lado, y al pie de su cimiento una calabera coronada.
    Su altitud 77 varas castellanas. Cada frente tiene 11 varas castellanas de ancho, y otras 6 de ancho que tenía la escalera al derredor (sic) [¿Cómo lo sabrían?], hacen 23 varas de ancho a cada frente.
    Esta torre tiene ocho altos y en cada uno cuatro estancias, porque debajo (sic) arriba tiene una pared en cruz. Este famoso edificio está sobre un monte alto, orillas del mar. La escalera es nº 1ª, 2º sobre los arcos. Nº 3 y 3 son los faroles que se le hicieron modernamente. Nº 6 es un bóveda o cimborrio que cubre todo el ancho de la Torre, donde hai una grande pieza redonda con asientos de cantería al derredor y en medio una mesa redonda de piedra [el piedrolito]. Caben sentados en esta pieza duzientas personas [¿Cómo? Me parece excesivo].

    El letrero que se halla en una peña, nº 5, junto a la Torre, tiene en la parte superior el asiento de una estatua de Ércules, donde demuestra con el aujero (sic) donde se afianza de un espigón de yerro. Y este habe [sic] creer que, el letrero dize que Sebio Lupo, arquitecto del lugar de Flaines o Flarines, en la Lucitania [¿autor andaluz o extremeño?] por su deboción hizo la estatua de Ércules el Augusto Marte que sacrificó los Geriones y que en aquel sitio, junto a la Torre, la dejó para memoria de aquel famoso hijo de la Patria, su defensor, pues si todos quantos quisieron copear (sic) este letrero se detubiesen en copearle tan puntual como está en la peña, que es a la letra como se be aquí, y reflexionasen que el letrero abla de la estatua de Ércules, y no de la Torre, que esta sin duda es obra del quinto nieto de Noé, Ércules Macedón o Macedonio”.

    Adición de dibersas noticias que se encontraron ad-mas de las contenidas en los interiores capítulos

    “La Torre llamada de Ércules consta de 77 varas de altitud, y cada uno de sus cuadros, 11 castellanas, sin lo que ocupa la famosa escalera exterior, por la qual dize el licenciado Molina subían carros conducidos de bueyes hasta el chapitel. Tiene ocho altos y en cada uno quatro estancias, porque se fixa interiormente en dos paredes cruzadas que la sostienen contra la fuerza de los vientos. Sobre la Torre hai un cimborrio o bóbeda que cubre su ancho, cuio interior hace una capaz pieza con asientos de cantería al derredor, en que caben 180 personas, y en medio una mesa de piedra. Dizen algunos autores que la fábrica de esta Torre es parecida a la del Alcázar de Segobia, hecho en tiempo de Trajano. Si hubiesen visto la Torre de Babel, quizá le hubieran inventado hermandad. Lo que bemos es que dista mucho el método de la construcción de un edificio al otro y que este es más sólido. El licenciado Molina, secretario que fue de la Capitanía General de Galicia, en su Ystoria, impresa la primera vez en el año 1550, la nombra Torre del Faro; en su tiempo no hauía en ella faroles, y dize que años antes se le ponía una luz o lumbre y no tenía el grande espejo en que se contaba se veían las nabes de alta mar, que decían hurtaron o destruyeron los extranjeros engañosamente. En Mecina de Sicilia y en Alexandría hay dos torres con el mismo nombre de faro. Florián de Ocampo y otros tienen por fábula quanto se dize del espejo de esta Torre; y Fr. Gerónimo Román en su República Gentilicia, apoyado en autores acreditados, defiende que la hizo fabricar Ércules y en ella colocó el espejo que sirvió alos próximos avitantes de aviso muchas vezes para prebenirse y rechazar a sus enemigos. El Padre Mariana cuenta que provino la fábula de este espejo de ignorar la inteligencia de la lengua latina, diciendo speculum, que significa Torre o atalaya. El P. Fr. Gerónimo Román expresa la posibilidad de que hubiese el espejo, y yo la defendería si fuese preciso, porque llemos [sic] que Esculapio fue imbentor de los espejos; que Sócrtates [sic], mirando a un espejo, vio que un dragón a distancia considerable acosaba a los hombres. Cómodo tenía en su aposento un espejo por el qual se hazía centinela de sí propio. Moluses (sic) adornó el templo con los espejos que quitó a las mujeres. Y los usaban los yndios. El emperador Anastasio tubo un espejo hecho por el famoso astrólogo y naturalista Procelo, que servía para encender las nabes vecinas a fuerza del sol. Y los mercaderes suelen tener un espejo en pieza interior para saber quienes se acercan a sus tiendas. Del mismo modo un espejo en lo alto de la Torre, azia el Norte, opuesto a las luzes del sol, proporcionará el discubrimiento de las nabes con más facilidad que mirando azia las aguas o parte del Norte principalmente, oponiéndose los vientos a la extensión de la vista. Algunos curiosos quisieron contemporizar la fábrica de la Torre y la inscripción que ya con dificultad se lee en una peña inmediata a la parte de Lebante, copeada por Molina mejor que por otros y (sic) Marti Aug. Sacr. G. Sevius Lupus Architectus A Daniensis Lusitanus oxul, sobre cuia intelijencia discordan discordan los eruditos, conviniendo en que son letras romanas y es constante esclusiba a una estatua que se puso a la parte superior de la peña, pero distante de la inscripción en que se conserva el aujero y con calidad en que se fijava. Para tratar a cerca de la inscripción es necesario otro discurso y no se acomoda al compendio y laconismo de este pliego.

    La Torre no tiene a los lados en el día fortificación alguna y está descubierta como antiguamente. Fáltale la escalera exterior y por partes está faltosa de algunas piedras, y en el fondo hai una gruta o mina que sigue subterráneamente sin saberse su extremidad. También a la inmediación de dicha Torre hai una mina de mármol expecial.

    Coruña, treze de agosto de mil setecientos ochenta y uno”.

    3.- El segundo bloque de documentos es una cuartilla fechada en Madrid que dice:

    “Se solicitará de La Coruña, un dibujito de la Torre que llaman de Ércules, donde se exprese su verdadera figura, que alto tiene y ancho; si hay uno o dos faroles, y si es redonda, cuadrada u ochavada. Y la ynscripción que dice Marti Aug. Sacr. G. Sevius Lupus Architectus Afluviensis Lusitanus ex., donde se halla. En qué año se le quitó la escalera que tenía exterior y si se hizo alguna interior. Y cualquier otra noticias de su antigüedad digna de consideración. Madrid, 7 de septiembre de 1784”.

    La respuesta a este cuestionario ocupa las páginas 17, 18, 19, 20, 21 y 22. Como señala el prof. Gutiérrez Pastor se parece y mucho a la denominada “Memoria” del Consulado de la que J.M. Bello Diéguez localizó dos copias entre los papeles de Cornide. Pero aquí estamos en 1784, así que en mi opinión es probable que el autor de la respuesta al interrogatorio no sea otro que Joseph Cornide. Acompaña a la respuesta un dibujo de la Torre “a ojo, en demostración de las dos adjuntas, por estar tan mal figuradas” y efectivamente, tanto la estampa como el plano están “muy mal figuradas”.

    Dice así la respuesta:

    “Quanto se pregunta se halla en el tomo 19 de la España Sagrada del Padre Flórez, desde el folio 13 hasta el 20, pero a maior abundamiento va la noticia siguiente:

    La Torre llamada de Hércules se halla situada a una extremidad de la península en que está la ciudad de La Coruña, sobre la cumbre de un pequeño cerro al N. de la población. Su altura no excede de 82 pies de rey hasta el arranque de la bóbeda en que terminaba antiguamente y que, si hoy subsistiese, levantaría como otros 11 pies. Pero estando descubierto el edificio desde dicho arranque se suplió la falta con un tejado que apenas levantará 6 pies; de modo que toda la obra tendrá hoy en día como unas 36 varas castellanas de elevación con poca diferencia.

    Su planta es un quadro de 31 pies de rey por cada frente. Sus paredes tienen 4 ½ pies de grueso, y lo mismo dos que forman en su hueco una cruz para mayor firmeza de la obra. Su material interior y exterior son unos pequeños cubos de sillería de un pie de diámetro (sic) que por ambas partes revisten un derretido de cal y menudos guijarros, en todo conforme al mortero o argamasa que usaban los romanos; de la misma fábrica son las tres bóvedas interiores que hoy día se comunican por medio de una penosa escalera de madera que pasa por unos ahujeros (sic) que se abrieron en dichas bóbedas havrá como un siglo, siendo Capitán General de este Reyno el Duque de Uceda (1)

    ****

    (1) De esta obra se halla memoria en una piedra hallada en la calle de San Andrés de esta ciudad y recogida por D. Miguel de Bárcena, regidor de La Coruña y sugeto curioso. Hoy día existe aquella piedra en el zaguan de la casa de D. Josef Cornide, vecino de la misma ciudad y es como aquí se figura:

    LVPVS CONSTRVXIT EMV
    LANS MIRACVLA MEMPHIS
    GRADIBVS STRAVIT YLAM
    LVSTRANS CACVME NAVES
    …X D DVX D V…

    Aunque falta parte de la piedra y en ella verosímilmente hai quatro últimas letras del títuolo [sic] de VCEDA, que se sabe por documentos de la maior autorización que un señor de aquella gran casa era Capitán General de Galicia en fin del siglo anterior y hai tradición de que el arquitecto empleado en aquella reparación era un religioso agustino llamado Negreiros.

    ****

    con el objeto sin duda de suplir la falta de la famosa y cómoda escalera o rampa volada sobre cepas o pies derechos correspondientes a sus ángulos que circundaba espiralmente toda la Torre hasta su plataforma, sin embarazar la luz de las piezas contenidas con su centro y con tan descansado declive que podía subir un carro hasta el remate. Consérvanse las puertas o ventanas por donde se entraba desde la escalera a las piezas y son hechas con piedra de grano mui tosco. De las [sic] misma materia hai una mesa en el plano superior que, naturalmente, serviría para colocar el fogón o la fogata con que de noche se alumbraba a los navegantes, con cuio objeto se fabricaron dos torrecillas o garitas al tiempo que se abrieron las bóvedas y se hizo la mala escalera interior que ya se ha dicho a efecto de sostener dos faroles, uno de los quales se halla roto y en el otro se enciende una pequeña lámpara.

    Ignórase el fundamento de varias hablillas que corren sobre el tiempo en que se deshizo aquella escalera (2)

    *****

    (2) Hablando de esta Torre Molina de Málaga, en su Descripción de Galicia, impresa el año de 1549, dice así:

    Pues La Coruña tampoco la dexó
    Gran puerto, do nunca fortuna le corre,
    Y ablo de aquestte por sola una torre,
    Antiguo castillo que llaman el viejo.
    Aquesta es do dicen que estaba el espejo;
    Mas es fabuloso sabido lo que era,
    Estaba cercada de gran escalera,
    Que quien la deshizo no tubo consejo.

    Y luego en la prosa añade lo siguiente: “De esta ciudad puerto de La Coruña diremos adelante, quando tratemos de los puertos y agora, por casa notable pongo aquella Torre del Faro, tan afamada, de la qual son pocos los autores que de España hablan, que luego no toquen en ella; y lo que algunos quieren decir que había aquí un gran espejo do se parecían las naos que en alta mar y más lejos navegaban, y que por engaño los ingleses lo hurtaron pretendiendo tomar esta ciudad es cosa de cuentos viejos, porque lo que en esta torre havía era una luz o lumbre que se hacía y aún era justo que se hiciese agora para guiarlas al puerto las naos que de noche venían. Llamábase la Torre del Faro, por aquel faro o señal que tenía; que ansí llamamos el que agora cualquiera nao o galera capitana lleva, a quien siguen las otras. Y la misma Torre o nombre del Faro tenemos en otras partes, como es el faro de Mecina de Cecilia (sic) y otra en Alexandría que llaman el castillo del Faro… Esta Torre es junto a la ciudad a la orilla de la mar, de tan gran altura y antigüedad que es cosa maravillosa; y lo que más hai que admirar es que del principio de ella hasta lo alto iba rodeándola una ancha escalera de piedra que nacía de la misma torre, por la qual subía llanamente un carro de bueies hasta dar en lo alto del chapitel; que fuere cosa tan maravillosa de ver, quanto fue grande el error de quien la consintió deshacer. Sobre el edificador de esta Torre hay opiniones; pero al pie de ella está una peña con un letrero de la misma antigüedad”. Este letrero es el que queda copiado en esta noticia.

    Tiene en esa Corte una exacta perspectiva de esta Torre el señor D. Gaspar de Jovellano, Consejero de las Órdenes, y D. Mauricio Echandi, Protomédico de Navarra”.

    Martí
    Avg. Sacr. C.
    Sevivs Lupus
    Architectus
    Afavnilevsis
    Lusitanvs exvl.

    ****
    aunque parece lo más verosímil que se empezase aquella sensible ruina con motivo de algún sitio en las guerras de la Media Edad, quando esta Torre era fortaleza, cuia thenencia proveían los arzobispos de Santiago, acabando después el tiempo lo que huviesen empezado los enemigos. Sus materiales se emplearían en las primeras fortificaciones de la ciudad inmediata, pues junto a la Torre no queda vestigio de ellos.

    La Torre parece construida en tiempo del emperador Trajano y a lo menos no hay noticia de que existiese antes, pues no la mencionan los geógrafos anteriores, ni aún el diligentísimo Mela en medio de tocar otras menudencias mucho menos importantes de la misma costa. Que es obra de romanos lo manifiesta la misma fábrica, como queda dicho, y lo confirma la inscripción que se conserva (aunque maltratada) a tres o quatro varas de su cimiento, en esta forma:

    MARTI
    AUG. SACR.
    G. SEVIVS
    LVPVS
    ARCHITECTVS
    AF……….SIS
    LVSITANVS EX V

  14. #14 giannini 03 de mar. 2007

    Ahá. Faro prerromano. Díjolo Blas, punto redondo. ¿Y demuestras que es un faro prerromano? ¿O es cuestión de fe? Porque si se trata de esta última, la cosa cambia.

    Lo que no parece muy científico es afirmar que Alfonso X "establece" que la Torre es prerromana ¿Qué "establece" qué? ¿Y lo prueba o se limita a afirmarlo? ¿Inequívoco? Vamos...

    Si Alfonso X se hizo eco del conocimiento que se tenía del monumento en el siglo X, sin duda con la forma de conocer propia de su tiempo -que algo se habrá avanzado, digo yo- permíteme, ahora se "conoce" de otra forma y se conoce mejor, por ejemplo, con ayuda de las ciencias y técnicas que nos permiten tener una mayor esperanza de vida, por ejemplo, no dando crédito a los disparates de los que con candor y buena fe se hizo eco Alfonso X, como lo de Hércules..

    Se han puesto enlaces a las excavaciones practicadas en el faro. De lo que allí se expone, no aparece una sola pieza de origen prerromano. Lo digo otra vez al revés a ver si así se entiende. De las excavaciones practicadas, resulta que las piezas más antiguas encontradas -en posición primaria, no removidas como las halladas por D. Luis Monteagudo- tienen un origen romano.

    Por último, no conozco a un solo autor moderno que discuta el origen romano del faro. Como me interesa toda la literatura que haya al respecto, si eres tan amable, indícame alguna monografía moderna, un modesto artículo -aunque sea de periódico- en el que se demuestre y sostenga un origen prerromano para la construcción.

  15. #15 giannini 03 de mar. 2007

    Espíritu crítico con todo, incluso conmigo, que me equivoco más de lo que quisiera. Para que se pueda valorar la calidad intelectual de José María Segovia y contar con mayores elementos de juicio acerca de su opinión, copio el artículo completo que le dedica a la Torre de Hércules. En su diario hay alusiones en otros lugares, por ejemplo cuando toma notas de los libros de actas del Real Consulado de La Coruña y otros papeles:


    6.3.2. TORRE DE HÉRCULES .

    La Torre de Hércules se halla situada, según Tofiño, al NO. 1/4 N. de la Ciudad, en un terromontero escueto y avanzado al mar, que en mi concepto tendrá como unas treinta varas de altura sobre su nivel. Le baña al pie la ensenada que he dicho, llamada el Orzán. No se sabe porque se le dio el nombre de Hércules que conserva en nuestros días, aunque es de presumir que lo tomase porque estos antiguos monumentos se han atribuido al fabuloso Hércules Fenicio. Llamo fabuloso porque aunque los mejores escritores concuerdan en que vino uno hasta el estrecho, fundando a Cádiz, éste no llegó a estas costas, y que dando los griegos y fenicios el sobrenombre de Hércules a todos sus héroes y guerreros de mar y tierra, no se sabe que ninguno de ellos hiciese tal cosa, siendo su primera construcción en tiempos más modernos.

    Muchos han escrito acerca de este faro, pero los más con fábulas y cuentos hasta que el Padre Martín Sarmiento habló con más exactitud en su viaje a Galicia que se conserva manuscrito en la biblioteca de Alba, y posteriormente don José Cornide , vecino de la Coruña y socio supernumerario de la Real Academia de la Historia en un tomo intitulado Investigaciones sobre la torre de Hércules, que existe en la Biblioteca del Consulado y he leído.

    Se sabe que esta torre se fabricó en tiempo de los romanos, mas no en qué época, aunque con sobrado fundamento opina Cornide que fue en tiempo de nuestro español Trajano. Marco Ulpio Trajano, hijo adoptivo de Nerva, dice Mariana, empezó a imperar en febrero del año 99 de nuestra salvación y falleció en Cilicia a los 19 de su reinado. Siendo cierta la opinión de Cornide, esta Torre se construyó entre los años 99 y 118 de nuestra era. El objeto fue tener un punto de mira [hacia] las continuas expediciones que iban y venían de Inglaterra a este puerto cuando ambos puntos los dominaban los romanos, como también para la comodidad de los navegantes de los ríos Duero, Limia y Miño, según dice Saban en su nueva edición de la Historia de España de Mariana.

    Entre las ruinas de la torre antigua se encontró una lápida que aún existe que manifiesta la hizo Gayo Sevio Lupo, lusitano o portugués, arquitecto de Chaves, que es el antiguo Aquas-Flavias. Se hallaba la piedra entallada oblicuamente en un peñasco contiguo a una excavación rectangular en que se conoce se iba a poner un pedestal con una estatua. Ésta sería de Marte, según la inscripción y dedicación, y si éste tenía bastón o clava, dice Cornide, como muchas veces se usaba, de aquí podrían llamarla de Hércules, equivocando una divinidad con otra. En tiempo del Padre Martín Sarmiento, que es el que corrigió los errores de Ocampo, decía la inscripción:

    MARTI
    AVG. SAC
    G. SEVIVS
    LVPVS
    ARCHITECTVS
    AT===LVIENSIS
    LVSITANVS EXV.

    Cuando Cornide la vio, la atmósfera nitrosa había corroído algunas letras y estaba en este estado:

    MARTI
    AVG. SAC
    G. SEVIVS
    LVPVS
    AR===TECTVS
    AT====SIS
    LVSITANVS EXVO.

    Yo la he visto en este año de 1822 y cotejándola con la de Cornide, me he encontrado que no falta ninguna letra, que están nuevamente grabadas sobre las viejas y dadas de almagre sin los puntos de las dicciones y abreviaturas:

    MARTI
    AVG SACR
    G. SEVIVS
    LVPVS
    ARCHHECIVS
    AFIAINHNSIS
    IVSIANVS EXVL

    El que haya dirigido llenar estos huecos, la ha copiado sin duda de otra parte poco exacta, y no de las memorias de Cornide, como se nota en el contexto y letras. Además se ha procedido con poca discreción, pues quien no tenga noticia de dicha descripción, al ver las letras tan nuevas y tan dadas de color, juzgará apócrifa la inscripción, haciéndose poco favor los coruñeses cuando el Consulado en la reparación de la Torre mandó construir una casita en figura de neto, dado, o cubo geométrico de piedra berroqueña, en donde se conserva la lápida libre de la intemperie para que no faltasen más letras.

    Si el arquitecto Lupo nos hubiese dicho en la lápida de la dedicación el año, nos ahorraría el trabajo de investigar. Pero no se sabe si efectivamente fue Lupo quien la hizo. Ni Cornide asegura fuese este el arquitecto. Véanse sus palabras: “Si como suponen los más (autores) la que se halla (inscripción) cerca de sus cimientos se puso con motivo de su erección, de ella misma se saca un argumento de que no pudo ser edificada (la Torre) antes del tiempo de Vespasiano, pues siendo el arquitecto Gayo Sevio Lupo, aquiflaviense, esto es, natural de Chaves, no habiendo añadido a su nombre esta ciudad el dictado de Flavia hasta el tiempo de aquel emperador, en cuyo obsequio lo tomó como otras muchas, ¿cómo pudo haberse llamado Flaviense el dependiente de un pueblo que no se intitulaba así?”. Página 9.

    (La inscripción manifiesta que es una dedicación al dios Marte en cumplimiento de un voto, hecha por Lupo, pero que fuese la Torre, ni ella lo dice, ni se puede asegurar). En la página 41 dice Cornide: “Si esta dedicación fue sólo de la estatua, o se extendió a la Torre, ni se colige de la inscripción ni me atreveré a asegurarlo”. Aquí tenemos torre, estatua y dedicación, o como llamaban, árula. Las conjeturas son de que aquélla no se hizo antes de Trajano; que la inscripción también es posterior a este emperador, por ser su autor oriundo de un pueblo a quien él dio sobrenombre. Mas estas no son pruebas de que torre e inscripción se hiciesen al mismo tiempo; ni de que la una fuese objeto de la otra. ¿Es posible que siendo la Torre un monumento público tan hermoso, admirado de la posteridad, no lo conociese el mismo Lupo? ¿Y si lo conoció, que no hiciese mención de él y aún del día en que lo empezó o acabó? ¡A tan grandiosa fábrica, inscripción tan pobre! La inscripción pone que es una dedicación a Marte, mas no expresa lo que dedica: no sería cosa de tanto aprecio. El hallarse a la inmediación no es prueba, pues ha habido un hueco para estatua u otro triunfo sin que tenga que ver nada con la Torre. Ni sé que se hallan hecho excavaciones en averiguación de si al pie del montecillo se encuentran otras pruebas y datos. La Historia no cuenta más que tres arquitectos, dice Masdeu, en tiempo de los romanos, uno de ellos es Lupo, pero no se sabe fuese tan hábil, pues ninguna obra consta por suya más que esta, en sólo conjetura de autores posteriores.

    Además de esto, Lupo no pudo hacer una obra destinada a la utilidad pública y de objeto determinado cual es un faro sin contar con las autoridades. Muchos por vanidad hacían sepulcros y árulas, pero siempre pidiendo permiso, y algunas veces solicitaban que el pueblo lo hiciese a expensas del erario, y si la autoridad del pueblo se negaba, lo hacían a sus expensas, por bajo de cuerda, y suponiendo que era el común quien lo hacía en obsequio de los parientes. Pero en todos casos siempre se inscribía el nombre de dichas autoridades y aún el del emperador reinante ¿Cómo pues Lupo no inscribió nada de esto en torre tan magnífica y sólo hizo una árula sencilla, esto es, basa con estatua según el voto? Un estatuto de leyes antiguas romanas prohibía, dice Ocampo, inscribir los nombres de los arquitectos o constructores o de persona encargada de las obras que se hiciesen a costa de cualquiera república, pero sí, las labradas a sus expensas, dando a entender que lo hacía a su costa, lo que no es prueba, pues él podía hacer un voto y la república en el mismo sitio el faro. Así, no puede asegurarse, como dice Cornide, que Lupo fuese el constructor de este edificio. Yo le creo posterior, si bien en tiempo de Trajano.

    Veamos ahora qué forma tenía. Se componía de tres cámaras o plazas de armas, una sobre otra, y encima un fogal donde se encendía lumbre. Se subía por una escalera exterior que rodeaba en figura de hélice los cuatro frentes de la Torre. No se sabe si la escalera estaba sostenida por escocia boleada [=volada] y en forma de balcón, o con sustentantes. Cornide juzga que tenía ocho pilares, dos en cada ángulo, por haberse hallado dovelas unidas a los salmeres en las esquinas, pero esto no prueba nada y yo extraño que si tenía estos hipomoclios en cada arista, no se hayan encontrado trozos con molduras en su basamento que lo indicasen, como se han hallado pedazos de arcos. Sea como fuese, la escalera o subida era rampa, que se cree de cuatro pies de latitud, en cuyo caso no es difícil estuviese sostenida por escocia. Para entrar en estas cámaras o salas había dos o tres peldaños. No llegaba al suelo el arranque, sino que se subía a él por escalera de mano, que se retiraría para evitar las sorpresas de moros, en cuyo tiempo sirvió de fanal, de vigía y de castillo o fuerte, como consta por documentos.

    Por consiguiente, es falso que hubiese en dicha torre-vigía un espejo en que el vulgo cree se veían las costas argelinas (sic), las naves a cien leguas y que los almunices o naciones extrañas la derribaron. Esto mismo se ha contado del Faro de Alejandría, del Faro de Mesina y otros, dando pábulo a este error el que los latinos llamaban specula a lo que los moros atalaya y nosotros vigía.

    Así continuó este faro hasta que abandonado, sin saberse en qué época, las guerras y el tiempo fueron desmoronando la escalera o rampa y quedó hecho un torreón inútil, dando siempre nombre a la Ciudad, que se llamó como he dicho Briga, Brigantium o Ciudad de Briga, Torre del Faro, Castillo Viejo, Cruna o Cruña y Coruña.

    En 1684 el duque de Uceda, Capitán General de Galicia, movido de un deseo filantrópico, viendo que las embarcaciones por entrar en el puerto iban a dar en el peligroso seno del Orzán, dispuso se taladrasen los techos de los tres aposentos y se hiciese una escalera interior de madera, valiéndose del arquitecto Amaro Antúnez, vecino de la Coruña. Los cónsules de Inglaterra, Holanda y Flandes, residentes en esta ciudad, le propusieron lo conveniente que sería encender de noche un farol que sirviese de antorcha a los navegantes, ofreciendo un derecho de tonelada por cada buque de su nación, a fin de construir en la parte superior dos torreoncillos o pedestalillos cuadrados donde se colocasen. Se formaron o construyeron, y para la empresa del alumbrado se ofrecieron de nuevo por espacio de diez años a mantenerlo y conservarlo con un derecho que se les concediese. Difirió el Duque a su solicitud, entendiéndose en dicha comisión a petición de los demás cónsules, con el de la nación flamenca Adrián de Roo y éste encargó la materialidad de dicho alumbrado por medio de poder a Antonio Gómez Catoira, procurador de la Ciudad, quien no habiendo cumplido con encenderlo, fue preso en el Castillo de San Antón, separándosele del encargo, dando poder al mismo arquitecto Antúnez en 5 de mayo de 1687. Esta noticia se conserva en documentos de la Capitanía General y en una lápida que habiendo rodado por varias casas, se halla en el zaguán de la del expresado Cornide, cuya inscripción es como sigue:

    LVPVS CONSTRVXIT EMV
    LANS MIRACVLA MENPHIS
    GRADIBVS STRAVIT YLAM
    LVSTRANS CACVMINE NAVES
    =======XDDVV=======

    Los vientos y las tempestades rompían o apagaban los faroles colocados en los pilarillos, y así se abandonó y quedó otra vez sin uso hasta que Carlos III, erigiendo el Consulado (por su Real Cédula de 29 de noviembre de 1785) y este cuerpo se encargó de la reparación supliendo los caudales necesarios.

    Se reconoció este viejo torreón y se halló que tenía 36 pies de lado de cuadrado, 124 de altura hasta el arranque de la bóveda en donde los antiguos encendieron llama en vez de farol, cuya cúpula tenía 16 pies y habiéndose caído suplieron después con un tejado, siendo el total de 140 pies de elevación distribuidos en tres suelos de bóveda de desigual altura. El material era hormigón o derretido de menudos chinarros y mortero revestido exteriormente de piedras de un pie cuadrado. Vitruvio llama esta construcción de tres costras, y aunque no la tiene por buena, esta Torre, dice Cornide, manifiesta lo contrario. Las esquinas, puertas, ventanas y la rotunda o cuerpo superior, tenían sillares de piedra berroqueña de grano grueso de una cantera, una legua de la Coruña. Para la última reparación se empleó el mejor material posible. Se descarnó y derribó lo que amenazaba ruina y se hizo un revestimiento de dos pies y medio de grueso que se ha unido a la obra anterior por medio de tizones, asegurado el todo con mortero de dos de arena y uno de cal hasta la rotunda que se hizo enteramente para colocar la farola, resultando en el todo doce varas más alta que el antiguo faro.

    Por Real Orden de 4 de enero de 1788 aprobó el Rey la recomposición y se nombró para efectuarla al teniente de navío e ingeniero ordinario don Eustaquio Giannini. Se principió en tres de junio de dicho año de 1788 y se concluyó en fin de marzo de 1791 habiendo costado 762.058 reales y 11 maravedís, inclusos 105.553 y 21 maravedís que en 17 de enero de 94 se pagaron en virtud de Real Orden al asentista de la cantería por vía de indemnización de los perjuicios que justificó haber sufrido y 6.457 reales y 28 maravedís que valían las existencias al concluirse la obra. Parte de ellas estaban en una casita al pie del montecillo en la parte del sur y aún se ven las paredes maestras.

    La Torre en el estado actual, según he visto yo mismo y he medido con cuerdas y plomada, es una columna cuadrangular de 14 varas de lado en figura de un paralelepípedo. Sobre él hay un torreón octogonal y encima de esto otro torreoncillo de la misma figura en donde está la linterna o farola rodeada de balaustrada de hierro. Por el centro del chapitel (no debe confundirse capitel con chapitel, capitel es la parte superior de las columnas en la Arquitectura, chapitel es en términos de hojalatería la cubierta de las linternas de torres. Cuando son pequeñas como las de linterna de mano se llama concha o desahogadero) de hierro del faro sale un tubo recurvo para la surtida del humo al que atraviesa un espigón y en su extremo hay una ancla de hierro colocada horizontalmente que sirve de veleta y hace girar también el tubo. A pesar del uso a que se ha destinado, es un remate pobre, sin gusto, sin buen efecto, ni vista desde abajo, y sería mejor poner una esfera dorada o cobre, limpiándola anualmente, u otro cualquier adorno. En el segundo cuerpo o primer torreoncillo hay un andito o galería con su antepecho.

    Los cuatro frentes son de sillares de piedra berroqueña perfectamente trabajados y unidos, y por todos ellos corre diagonalmente una faja, plinto o resalto que se ha dejado para conservar la memoria de la antigua rampa. Entre plinto y plinto hay dos ventanas, unas para dar luz al interior y otras figuradas para la euritmia, cegado el vano con la misma piedra. En el frente del norte hay dos puertas, una corresponde a un cuartito que puede servir para cuerpo de guardia o habitación de guarda, ocupada actualmente con varios efectos, y la otra que es el ingreso a la Torre. Encima de cada una hay una inscripción que por Real Orden se mandó inventar a la Academia de la Historia, quien comisionó al efecto a sus individuos don José Guevara, don Francisco Cerda, don Casimiro Ortega, don José de Vargas y agregándose a ella el ya mencionado don José Cornide. Las inscripciones ponen:

    CAROLVS III. P. AUG. P.P.
    PROVIDENTIA
    COLLEGIVM MERCATORVM
    CALLAECIAE
    NAVIGANTIVM INCOLUMITATI
    REPARATIONEM
    VETVSTISIMAE AD BRIGANTIVM PHARI
    D.S.
    INCHOAVIT
    CAROLI IIII. OPT. MAX.
    ANNO II
    ABSOLVIT

    En la que está sobre la puerta del ingreso se lee:

    REINANDO CARLOS IV
    EL CONSULADO MARITIMO DE GALICIA
    PARA SEGVRIDAD DE LOS NAVEGANTES
    CONCLVIO A SVS ESPENSAS
    EN EL AÑO DE 1790
    LA REPARACION
    DEL MVY ANTIGVO FARO
    DE LA CORVÑA
    COMENZADA EN EL REYNADO
    Y
    DE ORDEN DE
    CARLOS III.

    Es de advertir que en las inscripciones impresas por Cornide pone 1791 y que según he dicho se principió en 1788 y concluyó en marzo de 1791, según consta en la colección de órdenes del Consulado que ha tenido la bondad de franquearme por su tesorero, el señor don José Canellas, y en la Descripción Económica de Galicia por Labrada. Y en la grabada se lee bien claro 1790, sin duda porque ya estaba esculpida antes de concluir la obra. Debía corregirse esta falta borrando el cero y sustituyendo un uno porque la posteridad no se engañe, creyendo haberse acabado en dos años, empleándose tres.

    Se entra en la Torre por tres escalones en un portalito donde hay otros dos, y se sube por una escalera de piedra berroqueña y balaustrada o pasamanos de madera pintada de verde. Es lástima que siendo todo este célebre monumento público de piedra, no se haya hecho la balaustrada de lo mismo. Esta escalera sigue en caracol por los cuatro frentes de la Torre y en una mesilla hay un cuarto para guardas o efectos, y continuando se encuentra otra gran meseta o cámara hasta donde hay ciento cinco peldaños y en ella otro cuarto con dos piezas donde habita con máquinas y fragua un maestro armero que cuida del fanal. Desde aquí estrecha la escalera y subiendo otros ochenta escalones, hay una rotunda muy espaciosa que es el torreoncillo octogonal primero, cuya bóveda apean cuatro machones, los tres (sic) rectangulares y en uno una inscripción que dice: Dirigió esta obra el teniente de navío, e Ingeniero ordinario Dn. Eustaquio Giannini. En uno de los pilares que es de más espesor que los otros hay una escalera muy estrecha en figura de caracol o hélice, y subiendo otros 35 escalones se llega a una puerta que comunica al andito del torreón expresado, con su antepecho macizo de la misma piedra.

    Se suben todavía 18 escalones y se entra en la farola. Ésta consta de un mirador o cierro de cristales de figura polígona de 16 lados que presentan otras tantas facetas o frentes, duplo número de lados que el del torreoncillo y balaustrada, cubierto con su sombrero de hierro. El fondo de la farola tiene tal diámetro, que hemos estado ocho dentro sin opresión, además de un tambor de reloj que ocupa su centro y cajones de cerca de dos pies de latitud que hay alrededor. En los ocho frentes que miran al mar están las luces. En la espalda que corresponde a tierra no hay nada más que las vidrieras. Las luces son quinqués como los que se usan en las salas, sin diferencia ninguna más que ser más grandes. Están colocados en una mesilla o chapa de hierro delgado de 7 a 8 pulgadas de latitud, sostenida por barrotes de latón. Detrás del tubo de cristal hay reverberos de más de veinte pulgadas de diámetro, barnizados de un estaño claro que usan los ingleses. Mucho mejor serían de plaqué o de platina. Delante de las luces y embebidos en las vidrieras, entre bastidores, hay unos cristales macizos representando un exacto hiperboloide de más de un pie de diámetro y siete pulgadas de altura, con lo que se aumenta la luz terriblemente. Para la ocultación no se ha hecho el fanal giratorio como el de Cádiz. Aquél es una pirámide triangular giratoria, en cada frente hay guardando la misma figura seis reverberos. En cada minuto da una vuelta. Cuando presenta las caras es el claro máximo y cuando presenta las aristas es el obscuro. Así el vulgo dice que se enciende y se apaga en cada minuto. La de la Coruña tiene un volante de hierro que gira alrededor del espigón que desde el piso sobresale por encima, según he dicho. Al extremo del volante están dos pantallas diametralmente opuestas, las que girando van ocultando sucesivamente las ocho luces. El volante anda por medio de una máquina de reloj y contrapeso que está dentro del tambor de hierro.

    En primero de octubre de [17]91, se mandó que el alumbrado de la Torre fuese un fogarón de carbón de piedra, empleándose el de la provincia, pero esto no se efectuó nunca y se dispuso un fanal de piedra sillería, dentro del cual se ponían las luces hasta que en 1800 se construyó el actual en Inglaterra ,y por cuenta de la Tesorería General se trasladó desde el Ferrol desbaratando aquel fanal. Es de notar el descuido de la Marina en no haber comisionado sujetos que con repetidos experimentos determinasen el máximo alcance de la luz en alta mar, ignorándose hasta ahora una cosa tan esencial. Así, unos dicen la han visto a doce leguas, otros a seis.

    Yo he medido como he dicho la Torre y he hallado 50 varas desde el pie al borde del antepecho del andito. Siete desde el piso de éste al extremo del pasamanos de hierro. Tres, altura de la linterna y tal vez 10 pies a la veleta. En todo 60 varas y diez pies o 190 pies.

    El Consulado pensó hacer una explanada o plataforma alrededor de la Torre, con su antepecho para seguridad y hermosura, y un camino desde la ermita de San Amaro de 350 varas, calculado el costo en 40.000 reales. Se aprobó el proyecto en Real Orden de 7 de enero de 92, pero visto que subía a 70.000 reales, se suspendió. No obstante, se principió la explanada y hay un pedazo construido por la parte del sur, con su antepecho y asiento que la hermosea mucho. También existen cuatro paredes maestras de piedra sillería que parece ser de algún cuerpo de guardia, cosa inútil cuando aquel punto no está fortificado. Más valiera que con aquel material se acabase la plataforma y antepecho y se emprendiese el camino proyectado desde San Amaro o desde el Parque de Artillería que tanto adornaría la Coruña, formándose con dos barandas, y asientos, y plantando árboles a la espalda. Sería un paseo hermoso en hibierno (sic) y verano. Se subiría con comodidad y se tendría este desahogo más que el corto recinto de la Alameda. El ayuntamiento debía emprender esta obra, pues los 70.000 reales del costo siempre se quedaban dentro de la Coruña, manteniendo artesanos pobres que les falte trabajo, con otras ventajas y utilidades.

    Desde el andito de la Torre se sube a la balaustrada de hierro por un tambor de piedra encima del que han formado un cono truncado del mismo material. Por dentro de este se sube un caracolillo de 18 peldaños hasta dicha balaustrada, y la parte superior está maciza. En el extremo hay una aguja de conductor eléctrico y la cadena va a parar por el frente del sur a una cisterna hecha dentro de una casilla de piedra, al pie del terromontero. Sobre la casilla y encima del antepecho han colocado un gran cono truncado oblicuo horadado por donde atraviesa la cadena. Mas tanto este como el de arriba desfiguran, quitan la simetría y la gracia de esta hermosa Torre.

    Para cuidar del fanal hay un maestro armero que goza 11 reales de sueldo; y siendo de su cuenta la recomposición de las piezas, disfruta al mismo tiempo veinte de gratificación. En el día está a cargo de la Marina. La farola gasta diariamente de aceite desde junio a diciembre siete libras; desde diciembre a junio 15.

    Además de este maestro hay otro atalayero, que sin incumbencia en la Torre, sirve de observar las embarcaciones que llegan a la Coruña y dar parte cada noche al Capitán del Puerto, pues no tiene asta de señales
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