Autor: Pedro Bosch Gimpera
viernes, 21 de diciembre de 2001
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Silberius


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Los Celtas y el País Vasco (2ª Parte)

La arqueología



Es difícil encontrar una aclaración satisfactoria a estos problemas por medio de la arqueología, aunque algún indicio interesante ofrece. Desgraciadamente, de la mayor parte del territorio de los pueblos vascos no se conoce nada.

Hemos mencionado la necrópolis posthallstáttica de Echauri, sin duda céltica, cerca de Pamplona.

En el S. del territorio autrigón se halla la necrópolis de Miraveche (22) que entra de lleno en la cultura posthallstáttica por sus adornos de bronce semejantes a los de todo el territorio céltico de Castilla y que se corresponden con los demás hallazgos sueltos de broches de cinturón posthallstátticos de la Bureva (23). En Miraveche que está próximo a Sta. María de Ribarredonda identificada con Vindelia, en la vertiente S. de la Sierra de Pancorbo, sin embargo, el tipo del puñal ofrece una variedad notable respecto de los puñales posthallstátticos. Es el puñal que se suele llamar del tipo del Monte Bernorio, porque había aparecido en abundancia en la necrópolis del monte Bernorio en la comarca de Alar del Rey (extremo N. de la provincia de Burgos) (24) en el lugar que parece corresponder a la ciudad cántabra de Véllica y lo habíamos con siderado como un tipo especial del N. de España que acaso representase una modalidad cultural indígena influída por los celtas vecinos, a los que esta zona debe la cultura posthallstáttica (25). Hoy el tipo del puñal del Monte Bernorio parece hallarse en una zona más extensa. Del estudio realizado por el Sr. Cabré (26) se deduce que, en la zona cántabra, se encuentra en el Monte Bernorio (San tander), en Asturias en el castro de Caravia y en Peña Amaya (Prov. de Palencia); en el territorio de los autrigones, en Miraveche y además en la necrópolis de Villegas o Villamorón (N. de la prov. de Burgos). En el territorio celtibérico en las necrópolis de Uxama (Osma), Gormaz, La Mercadera, Quintanas de Gormaz, y Alpanseque, así como en la de Almazán, todas estas localidades de la provincia de Soria; en el territorio de los vacceos en Palencia y Arconada y en el territorio de los vetones en gran abundancia en el castro y en la necrópolis de Las Cogotas (Avila), en donde tiene este puñal una curiosa evolución tipológica. Cabré lo considera como una modalidad española de los tipos de armas posthallstátticas, lo cual es admisible. La extensión que hoy ofrece este tipo de puñal y su evolución tipológica precisamente en Las Cogotas en un lugar alejado del N. de España obliga probablemente a rectificar nuestra creencia de que fuese específico de dicha zona N., pero su unión con la cultura posthallstáttica, sea cual sea su lugar de origen es un nuevo argumento a favor de la fuerte influencia céltica que experimentaron no sólo los territorios dominados por los celtas sino también aquellos ocupados por tribus de carácter indígena.

Los vecinos de los vascones en Aragón y en el Ebro: los suessetanos y su problema



En la avanzada época romana, según el texto de Ptolomeo, que es quien más completamente da puntos de referencia para delimitar el territorio vascón, ya hemos visto que este pueblo ocupaba por la parte del Ebro aproximadamente la zona de la actual Navarra y si las identificaciones de Altadill (27) de Muscaria-Tudela (?), Alavona-Alagón junto a la desembocadura del Jalón en el Ebro son exactas parecerían extenderse hasta muy cerca de Zaragoza y aun reducir el territorio de los celtíberos del Ebro de la región de Turiasso-Tarazona, Bursada-Borja y Balsio-Cortes o por lo menos llegar a su nivel, siendo Salduvia-Zaragoza no sólo la ciudad extrema de los edetanos, sino la que marcaría casi su frontera. Por el E. en Ptolomeo el límite se pierde, excepto por la región de Jaca que queda en territorio vascón, contra la existencia, en textos anteriores, de los iacetanos, tribu con personalidad destacada y aun de carácter ibérico, en dichos valles pirenaicos.

El último testimonio de los iacetanos en Jaca es Estrabón, basado en Timágenes escritor de la época de Augusto, por lo tanto reproduciendo un estado de cosas del tiempo de la guerra cántabra. En Estrabón (28), refiriéndose a las campañas de Sertorio, se cita a los iacetanos como pueblo independiente de los vascones. El cambio de fronteras de los vascones (y aquí sí que cabe lógicamente admitir una variación de éstas) y la consiguiente anexión del territorio iacetano por los vascones hay que situarlo en época imperial entre Estrabón y Ptolomeo. Antes de Estrabón en ninguna parte se precisan los límites de los vascones por E. y S. de su territorio, pudiéndose deducir tan sólo por su primera cita en Livio (fragmento del libro 91) (29) que se refiere a la época de Sertorio, entre el año 77 y el 74, que los vascones comenzaban cerca de Calagurris-Calahorra, puesto que Sertorio sigue el Ebro y llega por Bursada, Cascantum y Gracchuris hasta Calagurris y luego por el territorio de los vascones hasta la región de los berones, acampando en la frontera de estos y de los vascones. Esto supone que los vascones serían sometidos ya a principios del siglo II con las demás tribus del Ebro por Catón, cuyo conocimiento de la península se extendía hasta el nacimiento del Ebro y hasta los cántabros. Schulten nota además que la ciudad de Calagurris, que después es siempre vascona, estaba adherida al partido de Sertorio, mientras que los vascones pertenecían al de Pompeyo y lo explica por el espíritu particularista de las ciudades españolas que podía hacer que una combatiese por los enemigos de las demás de la misma tribu. Nosotros nos preguntaríamos, ante el papel pasivo que parecen representar los vascones en todas las sublevaciones de los pueblos del Ebro, en las cuales no se citan y aun en la misma guerra sertoriana en la que, a pesar de la amistad con Pompeyo no luchan activamente, si el caso de Calagurris, ciudad tan próxima a las celtibéricas del Ebro (Borja, Cascante, Cortes) no representa un caso semejante al de los iacetanos, si los vascones entonces no estaban reducidos a un territorio menos extenso por esta región, siendo Calahorra no vascona sino celtíbera, no diciendo el texto de Livio antes mencionado que esté incluída en el territorio vascón que solo empieza a citar después de haber hablado de Calahorra a la cual nombra precisamente a continuación de las ciudades celtíberas próximas. En tal caso, así como los romanos en la época de estabilización de su dominio y de organización de España anexionarían el territorio iacetano a los vascones, les dieron también parte del territorio de los celtíberos del Ebro, interesados como parecen estar en reducir el territorio céltico, de lo que hay indicios en otros casos en otras regiones peninsulares (30). Estas rectificaciones de límite tanto obedecen a razones meramente de vigilancia o de comunicación más fácil en vista a la política administrativa, como a restablecimiento de límites anteriores de los pueblos indígenas anteriores al dominio céltico.

Esta posible fluctuación del límite de los vascones en el Ebro se une a otra que podría deducirse acaso de la desaparición del pueblo de los suessetanos que toma parte activa en las sublevaciones de los pueblos del Ebro junto con los edetanos e ilergetas y que des aparecen de la escena en 184 en el período entre Catón y Graco, después de haber dado mucho que hacer a los romanos. Su situación es difícil de precisar hasta el punto de que los autores modernos los sitúan en lugares tan distantes como la región de Sangüesa, (Masdeu) o Tarragona (Schulten, que los identifica con los cosetanos) (31). Este problema merece ser tratado con cierta detención.

La primera mención de los suessetanos (32) la hallamos en Livio XXVIII, 24, 4, a través de los Anales, en que el año 206 el príncipe ilergeta Indibil de acuerdo con los celtíberos devasta su territorio, a la vez que el de los edetanos, apareciendo tanto éstos como los suessetanos como aliados de los romanos. En Livio XXXIV, 20, I9, apropósito de la sublevación sofocada por Catón vuelven a aparecer los suessetanos: Catón opera en el Ebro y allí toma, a pesar de sus escasas fuerzas (7 cohortes) algunas plazas fuertes, recibiendo la sumisión de los sedetanosedetanos, ausetanos y sues setanos (XXXIV, 19 final: ipse cum septem cohortibus ad Hiberum est regressus. 20, I: ea tam exigua manu oppida aliquet cepit, defecere ad eum Sedetani, Ausetani, Suessetani). A continuación dice Livio (22, 2)que quedaban en armas los dacetanoso, pueblo salvaje que vivía en bosques y refugios inaccesibles y que había hostilizado el territorio de los aliados de Roma (sin que se diga cuales), sitiando Catón su ciudad (que no nombra) junto con las tropas jóvenes de los aliados. Entre éstos los principales eran los suessetanos que recibieron la orden de principiar el ataque. Al reconocerlos los «lacetanos » que a menudo habían hostilizado impunemente su territorio y hecho huir a sus ejércitos, hicieron una salida, cediendo los suessetanos y mientras éstos eran perseguidos por los «lacetanos » dejando abandonada momentáneamente la ciudad, Catón con el resto del ejército penetró en ella viéndose obligados a entregarse los «lacetanos ». Sigue a continuación (221) el relato de la expedición que a continuación emprendió Catón contra los bergistanos y su plaza fuerte Bergium (Berga). Después de estos episodios no aparecen los suessetanos sino en los acontecimientos del año 184 (Livio XXXIX, 42) en que el pretor de la Citerior A. Terencio Varrón sofoca una sublevación de los suessetanos, tomando su ciudad de Corbión.

Todo ello da muy poca base para discutir la localización de los suessetanos. Por una parte, no pueden estar demasiado lejos del territorio ilergeta (LéridaHuesca) cuyo jefe Indíbil devasta el territorio de los suessetanos, a la vez que el de los edetanos, con lo que parece que también deberían estar próximos a los edetanos. Pero además deben estar próximos a los «lacetanos », puesto que éstos acostumbran a devastar su territorio. Los lacetanos son el pueblo de la parte montañosa de Cataluña, entre los ilergetas, los bergis tanos, los ausetanos y las tribus de la costa (laietanos y cosetanos): por esto Schulten los cree situados en Cataluña identificándolos con los cossetanos.

En cambio Goetzfried (33) lee, en lugar de «lacetanos », iacetanos en el texto de Livio, fundándose en Huebner (34) que observó la fre cuente confusión de los iacetanos y lacetanos en los manuscritos a consecuencia de la semejanza del nombre. Goetzfried cree por ello que la ciudad de los «lacetanos » o sea de los iacetanos, no sería otra que Jaca. También hay que notar que la manera de citarse la ciudad de los «lacetanos » (oppidum eorum) parece indicar una capita única que va mejor con los iacetanos que con los lacetanos, de los que los textos omanos ulteriores citan varias.

Dada la poca precisión de estas noticias es imposible llegar a una conclusión segura pero, con todas las reservas necesarias, acaso sea posible conjeturar la situación de los suessetanos, partiendo de su vecindad probable con los ilergetas y los edetanos, asegurada por ser victimas a la vez de los ataques de Indibil y de la vecindad de su territorio respecto del de los iacetanos, admitiendo la enmienda de lacetanos en iacetanos con Huebner y Goetzfried. En este caso cabría situarlos precisamente en el territorio de las comarcas del N. del Ebro en que se esfuman los límites de los ilergetas, así como de los vascones, es decir, al N. de los montes de Castejón y de las Bárdenas, al oeste del Gállego y al S. de la región de Sangüesa y del sistema de sierras (Sto. Domingo, etc.) que van a parar a la sierra de la Peña, formando la divisoria de la región de Jaca, respecto de las del N. de la provincia de Zaragoza y centro de la de Huesca. Así resultaría verosímil, como ya se había supuesto (P. Masdeu), que los suessetanos ocuparían las comarcas de Sos y Egea de los Caballeros en Aragón y de Sangüesa en la alta Navarra (en esta última ciudad situaba Masdeu a Corbión). Si esta localización es exacta se explica perfectamente que su territorio sea atacado, a la vez que el de los edetanos, en 206, por los ilergetas y por los celtíberos aliados, pues estos dos últimos pueblos son vecinos de los suessetanos que caen al N. entre los ilergetas y los celtíberos y de los edetanos que viven al S. de los ilergetas y entre estos y los celtiberos, así como que hubiesen existido cuestiones de fronte ras entre los suessetanos y los lacetanos, inmediatos a los primeros como lo atestigua la expedición de Catón contra Jaca ayudado por los suessetanos, si es plausible la corrección de Goetzfried en el texto de Livio.

Los suessetanos, después del 184, desaparecen de la historia y su territorio, si es el que creemos poderles atribuir, es lógico suponerlo absorbido por los vascones, lo mismo que el de sus enemigos los iacetanos. En el caso de los iacetanos lo hemos explicado (35) por la posibilidad de una anexión, restableciendo acaso limites antiguos a consecuencia de la política romana de amistad con los vascones en tiempo de Pompeyo y por representar los iacetanos un pueblo forastero en su región que pudo haberle arrebatado a los vascones al extenderse los iacetanos desde el S. de Francia, como prolongación de los aquitanos, en el momento de las presiones galas por la línea del Garona. En el caso de los suessetanos podría explicarse si los suessetanos representasen una tribu enemiga de los vascones que hubiesen ocupado en oposición a ellos alguno de sus territorios o una zona fronteriza con ellos.

Para esta última hipótesis habría acaso algún indicio. Si tenemos en cuenta la raíz del nombre, observaremos que se parece al de la población céltica de Suessatium. Sería acaso esto un indicio del carácter céltico de los suessetanos? El final en -tanus considerado generalmente como ibérico no sería obstáculo para ello, puesto que, siendo conocido por los romanos desde el Ebro en donde viven pueblos ibéricos, los romanos pudieron fácilmente transformar su nombre haciéndolo terminar a la manera ibérica. Pero además, en su territorio hay indicios célticos. Ya hemos citado antes los nombres modernos de Navardún, y Gallipienzo, así como cerca, y en el paso precisamente a la región de Jaca, el de Berdún, indicando el final en -dun una supervivencia del -dunum céltico, que indica fortaleza y que podría ser indicio de un dominio de un pueblo céltico. Sería este pueblo céltico el de los suessetanos, que en su lengua se habrían llamado acaso suessiones, el nombre de la tribu gala de Soissons en Francia con el que también se ha comparado el de Suessatium?

Esto llevaría a admitir otro nuevo elemento céltico en el territorio de los pueblos vascos y precisamente desde el punto de partida de todos los movimientos célticos. Desde la región de Pamplona, los suessionessuessetanos debieron ocupar la parte oriental, como por el camino de la Rioja o por el de Vitoria y Pancorbo, otros grupos fueron a ocupar el Ebro y el S. de las provincias vascongadas y la Meseta castellana. Respondería también acaso a una extensión occidental de los suessionessuessetanos por la llanada de Alava, la población con nombre céltico de Suessatium. En tal caso esta ciudad daría los límites máximos de los suessionessues setanos y así como los vascones les tomaron el territorio del Ebro, los caristios reconquistarían la llanada de Vitoria.

Todavía uno de tales nombres, el de Navardún, plantea un curioso problema: parece que además del dunum céltico indicador de fortaleza, contiene la raíz del nombre de los navarros. Sería éste el de la tribu indígena vasca dominada momentáneamente por los forasteros y equivaldría a «fortaleza de los navarros »ocupada por los celtas? Desgraciadamente los orígenes de los navarros como pueblo se pierden en la oscuridad y solo se citan por primera vez en textos referentes al año 810 de nuestra era (36).

Los movimientos célticos



No es este el lugar apropósito para estudiar detalladamente los movimientos célticos en España, lo que se ha hecho en otra publicación (37). Pero sí es conveniente recoger los resultados a que hemos llegado, especialmente aquellos que están relacionados con el país vasco, para ver si, del contraste de tales resultados con los hechos anotados hasta ahora resulta alguna aclaración a los problemas de la evolución de la etnología vasca.

Del estado de cosas anterior a los movimientos célticos del primer milenario resulta la existencia desde el eneolítico, ya con personalidad bien marcada, de un grupo de pueblos pirenaicos entre los que se hallan sin duda ya los vascos, formados por evolución de los elementos indígenas de toda la zona N. de la Península. El límite exacto de los pueblos pirenaicos en el país vasco no es posible delimitarlo, pero parece que en general su verdadero territorio es la zona montañosa y que no pasan del nivel de las sierras del S. de Alava, así como en el N. de Navarra y probablemente en el Alto Aragón siguen una línea equivalente, señalada por los hallazgos de puntas de flecha de tipo pirenaico de Undués Pintano en la pro vincia de Zaragoza (38). Por esta parte hay que señalar la coincidencia aproximada del límite pirenaico con el de la cultura de las cuevas del Centro de la Península que en Aragón llega a Bascués en la prov. de Huesca y en Navarra a Echauri cerca de Pamplona. En Vizcaya en la región de Guernica (cueva de Santimamiñe) se nota una influencia de dicha cultura de las cuevas sobre la pirenaica, lo que se relaciona con la penetración de un núcleo importante de la misma cultura central por la alta provincia de Burgos y la provincia de Santander. Esto parece acusar la desnaturalización del elemento étnico análogo al pirenaico a partir del oeste de Vizcaya, que en Santander y en Asturias se asimila progresivamente a los elementos de la cultura central y podría explicar que, según los tiempos, fluctúe aquí el límite vasco.

A principios de la Edad del Bronce parece que por el Ebro ha tenido ya lugar la expansión de los pueblos que con el tiempo se llamarán ibéricos y que pueden por entonces haber entrado en la Rioja y aun llegar a la provincia de Santander, lo que ofrece la posibilidad de admitir una iberización temprana de las comarcas limítrofes del país vasco por el S. y O. y la consiguiente presencia de los antepasados de los cántabros en el Ebro, no sabemos exactamente hasta donde.

El primer movimiento de los celtas desde el Rhin y la Meseta suiza parece producirse hacia el 1000 a. de J. C. en dirección al S. de Francia por el valle del Ródano y ser originado por presiones ilíricas desde el Danubio. Este movimiento parece con seguridad que penetró por el E. del Pirineo en las comarcas litorales de Cataluña. Estos celtas son los que pertenecen a una primera oleada de estos pueblos caracterizada por sus cementerios de urnas enterradas en hoyos sin túmulo («Urnenfelder »), representando una etapa primitiva de la civilización hallsttática y es probable que, desde el S. de Francia por el Occidente del Pirineo, se extendiesen también por el valle del Ebro, perteneciendo a su grupo acaso los que luego encon tramos en la montaña soriana con el nombre de pelendones (de los que quedó un resto en Francia los belendi, sometidos a las tribus aquitanas entradas allí más tarde) y en el límite con la costa del sistema orográfico ibérico con el nombre de beribraces (más propia mente bebriaces y análogos al núcleo principal del pueblo que en el SE. de Francia se llaman bébrices). Los pelendones y beribraces debieron entrar por Roncesvalles y derivar por los caminos de Estella y Tafalla hacia el Ebro, mientras acaso otros grupos, sea entra dos también por Roncesvalles, sea a través de otros pasos del Pirineo, como el Somport, entraron en el alto Aragón. Estos bajan a las comarcas centrales del Ebro e influyen, todavía dentro de la primera Edad del Hierro, fuertemente en las culturas ibéricas primitivas del S. de la provincia de Huesca (Las Valletas de Sena), del límide de las de Zaragoza y Teruel en el Bajo Aragón (Roquizal) del Rullo de Fabara, Las Escodinas de Mazaleón, etc. ), y aún de la frontera occidental de Cataluña (Llardecans en la provincia de Lérida, El Molar en la de Tarragona). Serían también ellos los que dejaron los indicios filológicos célticos al E. del Ebro que hemos citado (Berdún, Navardún, el río Gállego con el Forum Gallicum y OctogesaMequinenza). ¿Pertenecerían acaso a este grupo de celtas de la cultura de las urnas los suessetanos que parecen arrinconados en las comarcas de Navarra y Aragón al E. del Ebro, si son celtas como hemos supuesto o acaso habría que explicarlos mejor como celtas de la gran oleada del siglo VI?

Hacia el 600 a. de J. C. las presiones germánicas en las regiones del mar del Norte y en el Bajo Rhin, desplazan otra oleada mucho más importante de pueblos célticos que atraviesan todo el N. de Francia, sin tocar las tribus célticas que desde muy antiguo, acaso ya desde la Edad del Bronce (los celtas de los túmulos), se hallaban allí instalados y van a buscar un territorio en donde instalarse más acá del Pirineo. Estos son los que ocupan casi toda la península ibérica y, desplazando los antiguos celtas de las urnas, que quedan arrinconados, ocupan las zonas fértiles del valle del Ebro (berones de la Rioja), y, a través del camino Pamplona Vitoria Pancorbo, la meseta castellana (turmódigos, vacceos, arevacos y demás elementos célticos de los celtíberos), así como desde las tierras leonesas, influyendo y acaso mezclándose con los indígenas astures, siguen a Galicia por una parte, mientras por otra marchan a Portugal y Extremadura (los cempsos, que dejaron un resto en las costas del mar del Norte señalado por Estrabón: los campsianos), empujando hacia Andalucía, en donde son contenidos por los pueblos tartesios.

A esta gran oleada habría que atribuir la ocupación de la parte meridional del país vasco a lo largo del camino Pamplona-Vitoria-Pancorbo (suessionessuessetanos?) así como los elementos célticos de los autrigones y aun la parte dominante de este pueblo si realmente representase una tribu indígena celtizada más o menos intensamente. También a la ocupación por estos celtas de los puntos estratégicos que vigilan la montaña de Santander (Segontia Paramica) cabría atribuir el arrinconamiento de los cántabros en sus regiones extremas.

El dominio céltico parece estar fuertemente arraigado desde el siglo VI al III comenzando entonces su decadencia. Entonces, además de la mezcla cada vez más intensa con la gente indígena de los países ocupados, parece provocarse una reacción de algunas de las tribus de éstos, que dislocan la dominación céltica, reduciendo sus tribus a regiones extremas en donde conservan mejor su personalidad o haciéndosela perder poco a poco en donde el elemento indígena fué lo bastante importante para absorber a los dominadores. Probablemente las correrías y la expansión de los lusitanos ibéricos, arrinconados momentáneamente durante el dominio céltico en las montañas del centro de Portugal (Beira y Sierra da Estrella), fué el factor decisivo para romper la cohesión de los pueblos célticos, terminando definitivamente con ella las campañas de los omanos, que siguieron en general una política de hostilidad a los celtas y de protección a los pueblos indígenas sometidos por ellos, restituyéndoles amenudo comarcas que les habían tomado los celtas y rectificando en general los límites de unos y otros.

Posible reconstitución de la historia de los pueblos vascos en relación con los movimientos célticos y con las peripecias ulteriores



Sin otra pretensión que la de contribuir a aclarar en su día períodos oscuros y difíciles de la historia primitiva vasca y sabiendo que estas conclusiones han de estar forzosamente sujetas a rectificaciones parciales o totales, plantearíamos de la siguiente manera la reconstitución de las peripecias de la etnología vasca en relación con sus vecinos y con los celtas a partir del siglo VI.

La gran oleada céltica del siglo VI, lleva a los berones a la Rioja a través del camino Pamplona-Estella, mientras las principa les tribus seguían por el camino Pamplona-Vitoria-Pancorbo hacia la meseta. Este camino queda también ocupado por destacamentos célticos que establecen a lo largo de él posiciones militares que lo dominan y mantienen a raya a los montañeses vascos: acaso pertenecerían estos destacamentos célticos a los suessiones-suessetanos que con el centro en Pamplona se extenderían a la vez por el valle de Sangüesa hacia el E. y en dirección al Ebro por el S. bordeando la Rioja ocupada por los berones y detrás de los elementos célticos de los celtíberos del Ebro que habrían desplazado de allí a los pelendones y beribraces procedentes de la invasión anterior de los «Urnenfelder ».

Desde el extremo del camino Pamplona-Vitoria-Pancorbo, a uno y otro lado de Pancorbo, los autrigones vigilan no sólo a los montañeses vascos de Vizcaya, sino también a los cántabros, destacando posiciones avanzadas hacia el interior del país de éstos (zona de Villarcayo) y acaso ocupando toda la zona limítrofe hasta la costa (de Bilbao a las Encartaciones), con el posible corrimiento de los origeviones al E. de Bilbao. Esto da por resultado la matización céltica momentánea del occidente de Vizcaya, resurgiendo su carácter vasco por no haber desaparecido los núcleos indígenas al terminar el poderío céltico, aunque pudo perderse el nombre de estos elementos indígenas vascos si el de los autrigones y origeviones fuese realmente un nombre céltico. Las zonas de la Bureva y de Villarcayo acaso nunca fueron vascas y en todo caso, si lo habían sido, la extensión por ellas de los cántabros antes del dominio céltico pudo contribuir a borrar de ellas el carácter vasco que se conservó en cambio mejor en Vizcaya, en lo que acaso se encuentre el fundamento de la constitución étnica histórica de tales regiones, vasca la una y el primitivo núcleo de Castilla las otras, ocupados probablemente ya por los cántabros ibéricos antes del dominio céltico.

Al decaer el poderío céltico, pudieron los cántabros coniscos intentar recuperar la zona antigua de Villarcayo y Medina del Pomar, bajando en dirección a la Bureva, y quién sabe si ocupando temporalmente tales comarcas, a lo que respondería el texto de Estrabón-Timágenes que hace a los coniscos y a los várdulos vecinos de los berones, anulando momentáneamente a los autrigones en la parte meridional de su territorio, donde se interponen como una cuña entre los pueblos vascos y los turmódigos.

Después de dominada ya la mayor parte de España por los romanos, sea cual sea el éxito momentáneo de los intentos de reconquista cántabra en relación con el territorio de los autrigones, las nuevas presiones cántabras en la frontera autrigona provocan la guerra terminada por Augusto con la sumisión de los cántabros y astures, hallándose estos últimos dentro de la esfera de influencia de los cántabros y posiblemente dominados por ellos, por lo menos en la parte litoral de su territorio. Si es cierto lo que antecede y sobre todo si los autrigones representan pueblos indígenas dominados por celtas, se explica perfectamente que marchen juntos con los turmódigos y los berones que representan los pueblos célticos inmediatos y que estaban unidos a ellos por comunidad de intereses contra los cántabros, lo mismo que, dada la amistad de los demás pueblos vascos con Roma y la afinidad de ellos con los núcleos indígenas de los autrigones, se explica también que el territorio vasco y especialmente la costa sea utilizado fácilmente por los romanos como base de operaciones, sin que conste que las tribus vascas más genuinas tomasen un papel activo en la lucha. Al terminarse ésta los romanos fijan definitivamente los límites de las diversas tribus, perdiéndose poco a poco la personalidad de los celtas por el predominio de los indígenas de tipo vasco en Vizcaya y de tipo cántabro ibérico en la zona de Villarcayo y en la Bureva, así como, con el tiempo, la enemistad de los reyes visigodos contra los pueblos vascos (39) que entonces se hallan en movimiento (invasión de la Gascuña francesa, alcanzando la línea del Garona), así como el apoyarse en la zona de los cántabros propiamente dichos, hace organizar el ducado de Cantabria, extendiéndolo hasta el Pirineo, sin que ello signifique fluctuación de los límites de los cántabros, sino tan solo una demarcación en vistas a la vigilancia militar que toma por centro el territorio más seguro y que recibe el nombre de éste. Por la parte de los territorios no autrigones y de lo que fué luego Navarra, al decaer el dominio celta, debieron quedar libres los caristios, várdulos y vascones y recuperar sus límites antiguos, por de pronto hasta las sierras del S. de Vitoria a expensas del grupo septentrional de los suessiones-suessetanos, paralelamente a la entrada desde Francia de los iacetanos en el valle de Jaca desde donde atacaron frecuentemente a los suessiones-suessetanos por la línea de Berdún. Los vascones, además, en su expansión debieron ganar terreno por la Rioja en dirección al Ebro, así como progresar hacia el Sur introduciéndose como una cuña entre los berones y los suessetanos a los que dejaron reducidos al territorio al S. del Ebro y avanzando en dirección al territorio de los celtíberos de la región de Tarazona. En la época de las guerras sertorianas acaso todavía no habían pasado del N. de Calahorra. Su amistad con los romanos dataría de antes y acaso a consecuencia de ella, después de las guerras sertorianas, como consecuencia de la política de amistad de Calahorra con Sertorio fueron rectificados sus límites permitién doseles la anexión de Calahorra, así como, si son ciertas las identificaciones de Altadill de Muscaria con Tudela y de Alavona con Alagón, se incorporarían comarcas ya muy próximas a Zaragoza (hasta la confluencia del Jalón y el Ebro), lo mismo que el territorio de los suessetanos y el de los iacetanos, este último acaso después de la guerra cántabro-astura, pues en Estrabón son toda vía un pueblo poderoso y César aún los cita. Los vascones a principio de la época imperial, pues, llegan a alcanzar su máxima extensión, apoyados en la amistad romana. Esta daría por resultado que el grupo vascón sobresaliera de los demás pueblos afines, tomándoseles como característico al oscurecerse las demás tribus vascas, continuando este estado de cosas hasta que, a principios de la Edad Media, la Reconquista, acaso por la relación del grupo de la primitiva Navarra con Aragón, destacó de los vascones originarios a los navarros, ya por ser estos antes de la expansión vascona verdaderamente una tribu con personalidad propia del territorio sometido un tiempo a los suessetanos, ya porque fuese el nombre de Navarra el de una región geográfica de donde partiese la reconquista y al formarse el reino de Navarra tomase su nombre, como lo tomó en su caso propio el de Aragón, sin relación con un pueblo determinado.



(1)Para la localización de las ciudades de los vascones ver Schulten, Las referencias sobre los antiguos vascones hasta el año 800 de J. C. (RE VISTA INTERNACIONAL DE LOS E STUDIOS V ASCOS, 1927), págs. 230 y sig. y además Altadill, De re geographica historica, Vías y vestigios romanos en Navarra, 1923. Las equivalencias de las ciudades citadas por Ptolo meo son como sigue: Iturrissa cerca de Espinal en donde hay una fuente q u e en vascuence es Iturria; PompaeloPamplona;BiturisBidaureta a orillas del Arga al O. de Pamplona;Andelos acaso cerca de Ntra. Sra. de Andion, a orillas del Arga cerca de Puente la Reina; Nemanturissa, lugar desconocido;CurnoniumCornaba?; IaccaJaca; Gracchurris en el des poblado de Araciel al sudeste de Alfaro; CalagurrisCalahorra; Cascan tumCascante; Ercavica, cerca de Milagro no lejos de la confluencia del Aragón confluente del Arga y el Ebro; Tarraga, acaso Larraga a orillas del Arga y al S. de Pamplona; Muscaria, acaso Tudela;? SegiaEjea a orillas del Arba; AlavonaAlagón junto a la desembocadura del Jalón en el Ebro; Oiasso u Olarso: Oyarzun. — Si estas identificaciones son exac tas los vascones en el Ebro llegarían por lo menos en la época romana hasta muy cerca de Zaragoza, reduciendo notablemente el territorio de los celtíberos del Ebro. (VOLVER)
(2)Seguimos, en general, a Sánchez Albornoz, del que disentimos en algunos puntos secundarios. (VOLVER)
(3)Aceptamos l a s identificaciones de Sánchez Albornoz. Según Blázquez y ya antes, según Saavedra, se debería situar a Suessatium en Iruña y Veleia sería Estavillo o Bayas. (VOLVER)
(4)Tritium Tuboricum de los várdulos se sitúa junto a la desembo cadura del Deva, pues según Mela II, I la baña el río. Tritium se supone Motrico, pero lo que la atribución de la desembocadura del Deva a los caristios sería un límite aproximado. (VOLVER)
(5)La importancia como frontera de los Montes de Oca, según nota Sánchez Albornoz, continúa más tarde en tiempo de la formación de Castilla en la Edad Media, cuando el poema de Fernán González dice: Entonte era Castiella un pequeno rincón era de castellanos Montes de Oca mojón e de la otra parte Fituero en fondón. Fituero, Itero de la Vega en el Pisuerga, junto con Treviño al Oeste del Odra, señala el límite oeste de los turmódigos. (VOLVER)
(6)II, I . Este pasaje, muy alterado es restituido, al parecer acer tadamente, por Sánchez Albornoz en esta forma: «per aurinos et orgeno mescos Nansa, per autrigones et origeviones quosdam Nerva descendit ». (VOLVER)
(7)El nombre de los origeviones está formado, lo mismo que el de los autrigones con el sufijo ones que algunos (D ’Arbois de Jubainville) creen Céltico. (VOLVER)
(8)Así Estrabón, del grupo vasco, solo cita a los vascones al enu merar las grandes regiones del N. de la Península: las de los galaicos. astures, cántabros, Vascones, iacetanos y cerretanos, mientras que en otro pasaje cita a los vardialos o bardietas que son sin duda los várdulos. Mela dice: «tractu cantabri et varduli tenent »abreviando y tomando a los várdulos como representativos de todo el grupo, del que, en otros pasajes cita, como hemos visto a los autrigones y origeviones. Más tarde el relieve histórico de los cántabros hará que se prescinda del nombre de los demás pueblos, lo cual tiene su expresión en el nombre del ducado de Cantabria que incluye toda la Vasconia. (VOLVER)
(9)Balparda, Historia crítica de Vizcaya y de sus fueros I (Madrid 1922), pág. 51, hace equivalentes a los autrigones de los cántabros conis cos vecinos. (VOLVER)
(10) Schulten, Las referencias de los vascones hasta el año 800 d e s pués de J. C. (REVISTA INTERNACIONAL DE LO S E STUDIOS V ASCOS, 1927, p á g. 2 25 Y s i g . (VOLVER)
(11) Lug. citado. (VOLVER)
(12)Cantabria (Boletín de la R. Sociedad geográfica IV, I sem. Ma drid 1878, pág. 93 y s. (VOLVER)
(13)Lug. Citado (VOLVER)
(14)La Cantabria (preliminar al vol. XXIV de la España Sagrada) (ed. aparte de la Academia de la Historia, Madrid, 1877). (VOLVER)
(15)Lugar citado, pág. 60. (VOLVER)
(16)Nuestra posición respecto de estos problemas lingüísticos la hemos precisado en La prehistoria de los iberos y la etnología vasca (RE VISTA INTERNACIONAL DE LOS E STUDIOS V A S C O S 1 9 2 5 ). (VOLVER)
(17)Meyer Luebke, Butlleti de la Associació catalana d ’Antropo logia, Etnologia i Prehistoria, I . 1923, pág. 217 y Zur Kenntniss der vorroemischen Ortsnamen der iberischen Halbinsel (Homenaje a Menén dez Pidal, I. Madrid, 1925, pág. 63 y sig. ). (VOLVER)
(18)D ’Arbois de Jubainville, Les celtes en Espagne (Revue celtique, XIVXV, 189394). (VOLVER)
(19)Schulten, Las referencias sobre los antiguos vascones hasta el a ñ o 8 0 0 de J. C. (REVISTA INTERNACIONAL DE LOS E STUDIOS V A S C OS, 1 9 2 7 ), p á g . 5 3 3. (VOLVER)
(20)E s t r a b ó n I I I , c a p . 4 J 1 2 (a d . K r a m e r , p á g . 4 8 3 ): III, cap. 4 J 5 (ed. Kramer, pá gina 179): (ed. Didot, página 136, líns. 22 y 23). (VOLVER)
(21)Bosch, Los celtas y la civilización céltica en la península ibérica (Boletín de la Sociedad española de excursiones, 1921, IV trim. )y Bosch El problema etnológico vasco y la arqueologia (REVISTA INTERNACIONAL DE LOS E STUDIOS V ASCOS, 1923). (VOLVER)
(22)J. Cabré, Una sepultura de guerrero ibérico de Miraveche (Arte español. 1916). (VOLVER)
(23)Cabré, Acrópoli y necrópoli cántabra de los celtas berones del monte Bernovio (Arte español, 1920). (VOLVER)
(24) Cabré, Acrópoli y necrópoli cántabra, etc. (VOLVER)
(25)Bosch, Los celtas y la civilización céltica en la península ibérica, y Bosch El problema etnológico vasco y la arqueología. (VOLVER)
(26)Cabré, Tipología del puñal de Las Cogotas (Archivo español de arte y arqueología núm. 21, Madrid, 1931) (VOLVER)
(27)De re geographica historica. Vías y vestigios romanos en Nava rra. 1923. (VOLVER)
(28)Estrabón, pág. 161. (ed. Kramer): (VOLVER)
(29)Livio, fragm. del libro 91: . . . ad Calagurrim Nassicam, sociorum urbem, venit. . . per Vasconum agrum ducto exercitu in confinio Beronum venit. posuit castra, postero die. . . ad Vareiam validissimam regionis eius urbem venit. (VOLVER)
(30)Bosch, Etnología de la península ibérica (Barcelona, 1332). (VOLVER)
(31)Schulten, artículo Suessetani en PaulyWissowa, Realencyclo paedie der classischen Altertumswissenschaft. (VOLVER)
(32)Ver Goetzfried Annalen der roemischen Provinzen beider Spanien von der ersten Bosetzung durch die Roemer bis zum letzten grossen Freiheitskampf (218154)(tesis doctoral de Erlangen, 1907). (VOLVER)
(33)lug. cit. p. 51 y sig. y p. 31 nota 2. (VOLVER)
(34)E. Huebner, Drei hispanische Voelkerschaften (Hermes, I, 1886, p. 337 y sig. ). (VOLVER)
(35)Ver antes en e s t e trabajo l a c i t a de Estrabón a propósito de las campañas de Sertorio, en que se habla por última vez de los iacetanos como pueblo independiente. Después, Ptolomeo incluye Iacca entre las ciudades vasconas. Bosch, Etnología de la península ibérica (Barcelona, 1932). (VOLVER)
(36)Schulten, Las referencias sobre los antiguos vascones, etc. . pá gina 239 del número correspondiente de la RE V I S T A INTERNACIONAL D E E STUDIOS V ASCOS, 1927. —La cita de los navarros se halla en la V i ta Karol Magni de Einhardo (ed. Waitz), apropósito del engrandecimiento del imperio de Carlomagno: «. . ipse per bella memorata primo Aquita niam et Wasconiam totumque Pyrinei montis iugum et usque ad Hiberum amnem qui apud Navarros ortus et fertilissimos Hispaniae agros secans sub Dertosae civitatis moenia Balearico mari miscetur ». Schulten nota apropósito de este testimonio, el más antiguo, para el nombre de Navarra que estaba ligado a las cercanías del nacimiento del Ebro, presupo niendo la tribu de los Navarri y que la raíz nai, parece significar río, de manera que los navarri serían los ribereños del Ebro. No hoy que tomar sin embargo esta localización mas que de un modo aproximado pues no es posible que los navarros estuviesen en las fuentes. del Ebro;debién dose interpretar más bien en esta localización como pueblo que ocupaba una región del valle superior del Ebro o de sus proximidades. (VOLVER)
(37)Bosch, Etnología de la península ibérica (Barcelona, 1932). (VOLVER)
(38)Ver los límites de la cultura pirenaica en relación con la central o delas cuevas en Pericot, La civilización megalítica catalana y la cul tura pirenaica (Barcelona 1925), basándose para el país vasco en los tra bajos de Aranzadi, Barandiarán y Egures en los sepulcros megalíticos y demás estaciones del país. (VOLVER)
(39)Ataques de Requiario a la Vasconia en 449;campaña de Leovi gildo hacia 581 en Vasconia, que ocupa, fundando Victoriacum (Vito riano en Alava), probablemente la repetición del hecho de las ciudades célticas en la llanura de Alava, instalando allí destacamentos militares para vigilar desde allí a los montañeses: luchas del rey franco Chilperico (562584)con los vascones;luchas victoriosas del «comes »de Burdeos Galactorio contra los vascones;nuevas luchas en tiempo del emperador Justino II (5655783;penetración de los vascones en Aquitania que desde entonces recibe el nombre de Gascuña (hacia 587)(testimonio de Gregorio de Tours);luchas de Suintila (hacia 623)contra los vascones que siguen manteniendo su independencia contra los reyes visigodos, as!como vienen nuevas luchas en tiempo de Recaredo;Teodorico los hace tributarios (601602);nuevas rebeliones y luchas con los reyes francos: bajo Dago berto (636637);después de la misión de S. Amando hacia 670 entre los vascones que todavía son paganos, Wamba (hacia 675)guerrea con ellos. Ver los textos referentes a estos acontecimientos en Schulten, Las refe rencias sobre los vascones hasta el año 810 después de J. C. (REVISTA INTERNACIONAL DE LOS E STUDIOS V A S C OS, 1927)

Más informacióen en: http://suse00.su.ehu.es/euskonews/


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