Autor: PG-DF
lunes, 02 de octubre de 2006
Sección: Historia
Información publicada por: PG-DF


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Santa Cristina de Lena ¿Anterior a los edificios del Naranco?

Actualmente no existe ninguna duda de que Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena fueron construidos por el mismo arquitecto y el mismo taller. Aunque generalmente se considera que Santa Cristina es posterior a los dos edificios del Naranco, existen motivos para pensar que se construyera antes y su calidad, muy superior a los edificios asturianos anteriores, motivara el encargo de los otros dos al mismo equipo.

En sólo ocho años Ramiro I (842-850) y, según los textos, sin ninguna intención de dejar una obra monumental para la posteridad ya que sólo pretendía hacer un pequeño palacio de recreo y una iglesia en sus terrenos de caza, nos legó tres edificios asombrosos por su absoluta perfección tanto estructural como estética.

Estos edificios, declarados Patrimonio de la Humanidad, aunque son muy distintos entre sí, tienen unas características básicas comunes muy diferentes a las definidas para el resto de la arquitectura asturiana:

- Cada edificio corresponde a un programa integral, muy completo, para el que además se diseña y desarrolla toda la decoración escultórica que se inserta en su estructura.

- Son edificios construidos a base sillares pequeños muy bien escuadrados y totalmente abovedados. Las bóvedas se soportaban sobre arcos fajones y estaban estribadas en el exterior por contrafuertes y en el interior sobre pilastras adosadas al muro como luego veremos reproducido en la arquitectura románica.

- Poseen una riquísima decoración esculpida en columnas, capiteles, basas, hiladas de piedra, discos, pilastras, etc, en la que vuelve a aparecer la figura humana, que no se había a utilizado desde la última época visigoda, así como temas geométricos, vegetales y animales en los que se ha querido descubrir influencias visigodas, orientales e incluso vikingas.

- Dada la integración de todos los elementos de cada edificio, para los que sólo se utilizan materiales preparados expresamente para cada uno de ellos, parece indudable que fueron construidos no sólo por un mismo arquitecto, sino también por un equipo de canteros, constructores y escultores con una gran formación y experiencia conjunta previa.

De hecho, se podría pensar que con ellos se escribió una enciclopedia en piedra, perfectamente planificada y ejecutada, de las mejores técnicas constructivas y decorativas conocidas hasta ese momento. En ellos encontramos los tres tipos de estructura más significativos de los periodos anteriores: doble bóveda, basilical y seudocruciforme. Sus cubiertas son siempre abovedadas, apoyadas en arquerías ciegas y contrafuertes, pero con las bóvedas dispuestas de forma muy distinta según su tipo de estructura. La definición del espacio, tanto exterior como interior, también es muy diferente en cada uno de ellos y su decoración esculpida, en general integrada en la estructura de los edificios y desarrollada dentro de un único esquema y por el mismo taller, es un compendio de motivos geométricos, vegetales, animales y de figuras humanas, mezclando influencias hispánicas, sasánidas, sirias, bizantinas,... e incluso vikingas.

A pesar de los muchos estudios desarrollados por los mejores expertos en arte altomedieval europeo, aún no se ha llegado a ninguna conclusión, ni siquiera aproximada, de quién pudo ser el arquitecto que creó; Santa María del Naranco San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena, ni de cómo pudo formar en tan poco tiempo un equipo que trabajara con técnicas muy distintas a las del periodo anterior con la perfección y seguridad que se demuestran en estos tres edificios, sin que quedara casi ningún reflejo de sus conocimientos en las construcciones inmediatamente posteriores. Lo que sí sabemos es que con casi dos siglos de antelación este arquitecto y su taller dejaron sentadas las bases, tanto estructurales como estéticas de lo que sería el arte románico. De hecho lo más fácil sería poder creer que, como la tradición dice sobre la Cruz de los Angeles, también para la construcción de los edificios ramirenses apareció una cuadrilla de ángeles y, después de construirlos en un plazo muy corto, desaparecieron sin dejar rastro.

Pero, volviendo a la realidad, al analizar Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo se nos plantea la incógnita no sólo sobre quién fue su arquitecto, sino sobre todo cómo tanto él como su equipo pudieron llegar al dominio necesario para construir, sin ninguna experiencia previa ya que no se encuentra en toda Europa ningún antecedente, unos edificios tan complejos y de tan perfecta ejecución. Quizá podríamos encontrar la respuesta en Santa Cristina de Lena, que se ha considerado posterior por algunos detalles que parecen mozárabes, como todo el conjunto de la iconostasis o la decoración de algunas celosías, pero que al no ser estructurales podría tratarse de añadidos posteriores. En efecto, no encontramos otros motivos para pensar que fuera construida posteriormente, sin embargo desde nuestro punto de vista hay muchos para considerarla como el primer edificio del periodo ramirense:

- Según todo lo analizado, no hay ninguna duda de que fue construido por el mismo arquitecto y el mismo equipo.

- Se trata de un edificio más pequeño, de menos importancia y situado lejos de la capital, por lo tanto más apropiado para probar nuevas técnicas y formar a un equipo.

- Tiene claros antecedentes visigodos, como su planta, la existencia de un único ábside y parte de la decoración. De hecho incluso la existencia de una iconostasis con canceles, recuerda más a lo visigodo y a lo mozárabe que al tipo de separación, por medio de un muro entre la nave central y el transepto, habitual en el arte asturiano anterior.

- Por los elementos reutilizados es evidente que, o se trata de la reconstrucción de una iglesia visigoda o, al menos, debió existir una cerca que pudo haber servido de referencia como edificio totalmente abovedado.

- No hay ningún indicio de que la técnica aplicada fuera más depurada que en el Naranco, más bien lo contrario en algunos detalles, por ejemplo faltan los pilares decorados que existen sobre los medallones en el soporte de los arcos de los otros dos edificios.

- Por último, parece más razonable que un constructor reciba encargos de menor a mayor importancia y no al contrario. Es indudable que los edificios reales del Naranco fueron más importantes que la pequeña capilla de Lena.

Es por todo ello que consideramos mucho más probable que Santa Cristina de Lena fuera anterior a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo y que Ramiro I encargara, a un arquitecto que ya había demostrado su valía, la construcción de esos edificios de mayor tamaño, complejidad e importancia para que se utilizaran en ellos las nuevas técnicas ya probadas.

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http://logotur.e.telefonica.net/

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