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Los bosquetes de los khaloa (morabitos) del Rif, Atlas Medio y región del Sus de Marruecos
L. Taïqui (1), E. Seva, J.L. Román (2), A. R?Ha (3)

(1) Dpto. de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad Aldelmalek Essaâdi, 93000 Tetuán, Marruecos
(2) Departamento de Ecología, Universidad de Alicante. Apartado de correos 99. 03080 Alicante, España
(3) Dpto. de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad Aldelmalek Essaâdi, 93000 Tetuán, Marruecos



La franja del norte de África está salpicada de pequeños santuarios en los que se encuentran los restos de hombres de clara significación en la historia local o regional. Estos lugares se distinguen bien en el territorio por la cubierta vegetal que suele acompañarlos, fruto del espíritu devoto de respeto que tienen hacia ellos los habitantes de la zona. El origen de los mismos se encuentra en los altares del politeísmo preislámico y precristiano. En diversas campañas se ha muestreado un pequeño grupo de estos khaloas (marabuts o morabitos) en las principales cadenas montañosas de Marruecos, tomando en consideración ciertos parámetros ambientales y biológicos. El clima parece ser el principal responsable de la entidad de la cubierta vegetal que rodea las construcciones. El Rif es la zona marroquí que mantiene las mejores masas arbóreas de los morabitos, pudiéndose hallar árboles de una envergadura impresionante. Se ha profundizado en el estudio en una caracterización de un grupo de 24 marabuts de la región Jbala del Rif occidental, su riqueza florística y de sus dimensiones espaciales, en un intento de definir una tipología de los mismos. La realidad de hoy no puede asegurar la persistencia de estas islas del paisaje porque las corrientes de los grupos más extremistas no toleran a los intermediarios en la liturgia.

The strip of North Africa is sprinkled of small sanctuaries in which are the rests of men of clear meaning in local or regional history. These places are clearly distinguished by the vegetal cover that usually accompanies them, fruit of the devotee spirit of respect shown by local inhabitants. The origin of these khaloas is in the altars of preIslamic and preChristian politeism. In several field campaigns, a small group of khaloas has been sampled in the main mountainous chains of Morocco, taking into consideration certain environmental and biological parameters. Climate seems to be the main factor controlling the composition and structure of the vegetal cover surrounding these constructions. The Rif is the Moroccan zone maintaining the best arboreal masses in khaloas, which commonly shelter monumental trees. We have carried out a detailed study of 24 khaloas in the Region of Jbala (western Rif), in an attempt to define khaloas tipologies based on floristic richness and structure. Current socio-cultural conditions cannot assure the persistence of these islands in the landscape because most extremist groups do not tolerate intermediaries in their liturgy.

Introducción

Khaloa es un término que identifica en la actualidad a unos santuarios religiosos donde los devotos siguen realizando sus ritos durante el año. Hasta aquí serían equivalentes a la función que tuvieron las ermitas, con sus peregrinaciones, fiestas y ofrendas, donde se imploraba la intercesión del santo para la propia salud, para demandar lluvia o evitar la peste. Sin embargo, existe un hecho diferencial que sobrepasa con mucho su función religiosa: la vegetación que los acompaña. Tras tres campañas de muestreo en Marruecos, hemos recorrido los territorios más representativos de implantación de los khaloa: Rif, Atlas Medio, Sus y el sur de la costa marroquí hasta El Aayún. Hemos observado, sobre todo en el Rif, unos bosquetes que han sido respetados durante siglos, y en ocasiones milenios, encontrándose en ellos una fauna y una flora muy bien conservada, que teje una red tupida atendiendo determinadas reglas y que añade un atractivo único en los estudios sobre la complejidad del paisaje. Esta consecuencia sobre el mosaico paisajístico es indisoluble de su función religiosa: el miedo, el respeto, incluso la presencia de guardianes en algunos casos, han mantenido hasta hoy estos espacios como reserva patrimonial; espacios que pueden enseñarnos un modelo óptimo de conservación y que sobre todo conviene preservar en contra de una tendencia muy fuerte desde sectores fundamentalistas que quieren su desaparición y tala, contribuyendo a este proceso la indiferencia religiosa al respecto entre los jóvenes marroquíes. Nuestro propósito es, pues, dar a conocer estos elementos constitutivos de un paisaje-reliquia que milagrosamente ?nunca mejor dicho? han llegado hasta nosotros, tal cual hoy se encuentran, así como presentar la iniciación de una línea de investigación, a través de trabajos temáticos, dirigidos conjuntamente por los departamentos de ecología de las Universidades de Tetuán y Alicante.

Presentación histórica

Es necesario hacer una breve presentación histórica de los khaloa. En realidad estos lugares santos tuvieron funciones muy diversas según el momento y la necesidad histórica. Ya en la Biblia se hace referencia a estos santuarios político-religiosos que crecieron en todo el Mediterráneo y de los que de alguna manera son deudores. Curiosamente, y aunque se van a tratar aquí los presentes en Marruecos como componentes de una línea secuencial de su cartografía en el norte de África, la distribución de estos enclaves santos comprometen lugares tan distantes como la India y Camerún, Senegal o Costa de Marfil (Lebbie y Guries, 1995).


En los actuales khaloa del Maghreb, las manifestaciones religiosas son obviamente islámicas. Sin embargo, tanto las características físicas y biológicas de su paisaje como su ritual religioso son perfectamente asimilables a las orientalizantes fenicias, con una antigüedad de 3000 años (Gadgil y Vartar, 1976). En los libros bíblicos de Los Jueces, así como del Profeta Samuel, se habla con detalle de estos lugares sagrados, que fueron el origen de los actuales khaloa magrebíes. Estos dos libros están considerados por los especialistas como recopilaciones documentales que narran hechos acontecidos en épocas muy remotas. Pasamos a comentar alguno de ellos.

Contexto 1:

El pueblo de Israel estaba siendo oprimido por Madián, pueblo descendiente de la mujer de Abraham; eran nómadas pastores que recorrían las rutas de Palestina y la península de Sinaí:


Un ángel de Yahvé se sentó junto a un terebinto, que era el árbol sagrado, y le dice a Gedeón, jefe de los israelitas, que luche contra Madián. Para ello le pide que suba al alto donde estaba el santuario de Baal y lo destruya: 'Toma el novillo cebado, derriba el altar de Baal, corta el cipo y con su leña lo quemarás en holocausto'.


Y así se hizo. Narra el texto que subió Gedeón al alto y destruyó el altar de Baal que era el dios competidor de Yahvé. El nombre de Gedeón, significaba ?el talador, el que corta?.


Vemos en este pasaje bíblico que los santuarios están ubicados en un alto; que existe un bosquete con un árbol sagrado; que para acabar con un santuario hay que talar bosque y árbol sagrado; y que se emplean novillos para el sacrificio. El hecho de que a este jefe, salvador del pueblo de Israel, se le conozca como Gedeón ?el talador?, es altamente significativo, como observaremos.

Contexto 2:

Otro documento importante es el siguiente: Uno de los santos o profetas bíblicos antiguos fue Samuel, quien fue el encargado de ungir al rey del pueblo escogido, Israel, y, por lo tanto, era quien lo elegía en nombre de Yahvé. En el libro I de Samuel (11 y ss.) se narra el ritual que este profeta o santo hizo para nombrar rey a Esaú:


Era el día en el que el pueblo celebraba sacrificios en un alto cercano al pueblo. Estos lugares y ritos eran de raigambre Cananea, pueblo que habitaba la Palestina bíblica y que fue desplazado por los israelitas, después del éxodo de Egipto, en donde Yahvé sustituyó a Baal como Dios de los altos sagrados. De hecho estos ?altos santos? fueron tolerados incluso por los israelitas, hasta que los sacerdotes, ya más tardíamente, proclamaron una ley en la que se decide la unidad de santuario, que por supuesto se establece en Jerusalén.


Sigue el texto informando que en el nombramiento de Esaú como rey, el profeta le manda subir a su santuario, que está en un alto. Se ve en este detalle que estos santuarios tenían un santo a su servicio y que también tenía responsabilidades militares y políticas. Añade el texto que el lugar de encuentro será la encina de Tabor, en donde observamos que se vuelve a citar el árbol sagrado del santuario. Además, se dice que encontrará a dos hombres junto a la tumba de Raquel, sobre la frontera de Benjamín. Son importantes estos detalles, pues nos descubren que en estos altos se entierra a personas relevantes políticamente y santas, como Raquel. Además se sitúa al alto ubicado en la frontera de dos tribus, la tribu de Benjamín con la frontera de Efraím, ambas al noroeste del mar Muerto. Veremos que la ubicación de los khaloa sigue también estas estrategias. Como parte del ritual se resalta que un grupo de profetas que viven en el alto, desfilan entre cánticos y acompañados por músicos, todos ellos con estos ritmos entran en trance profético. A su vez se observa en los khaloa que los cánticos están siempre presentes en las reuniones de los fieles y que es una constante la curación de enfermos psíquicos, sobre todo de los poseídos que entran en trance.

Estos detalles que se han comentado no son únicamente bíblicos, sino que son propios también de las religiones sincretistas, como la de Baal, que fue difundida en todo el Mediterráneo por los fenicios, con alto raigambre en el período cartaginés. Los lugares santos fueron mantenidos también por el cristianismo, que a través del poderoso imperio romano los incorporó y cristianizó, alimentando la existencia de toda una pléyade de santos intercesores ante Dios. Toda fundación de un pueblo nuevo o la cristianización de uno preexistente implicaba la puesta en funcionamiento del mismo bajo la protección de un santo y la construcción de una ermita o iglesia. Con la llegada del mahometismo al norte de África se constituye un frente religioso adverso que desaloja al cristianismo y se enzarza en una lucha que perdurará durante siglos.


A lo largo de los siglos VIII, IX y X serán punta de lanza para controlar el Mediterráneo occidental, especialmente en España, y se llegaron a contabilizar 12.000 murâbit(1) dispuestos para la lucha (Filali, 2004). Estos ribât se extendieron por todo el mediterráneo formando parte de la estructura de vigilancia y avanzadilla del Islam.

Existían diversos tipos de construcciones fronterizas. El mencionado ribât que da origen a nuestras Rápitas; el qsar que era una construcción fortificada y elevada que dominaba un territorio (esta palabra curiosamente la toman del latín castrum ?castillo?, que ellos pronunciaron al-qsar y que más tarde pasa del árabe al castellano al-cazar), y, por último, el término hisn que se encuentra en la toponimia hispana, como en Iznalcollar, Iznatoraz.


Estos murâbitîn a partir del siglo XIII, con circunstancias socio-políticas diferentes, se convierten en el Maghreb en puntos de combatientes monacales. Fue inicialmente un movimiento reducido a las escuelas de formación de misioneros encargados de difundir pacíficamente sus ideas, lo que desnaturalizó el principio inicial de la jihâd y definió los rasgos específicos del nuevo marabutismo. Ya en el siglo XVII todos los ribât con sus murâbitîn se convirtieron en zawiyya, o núcleos de poder, en donde se incardinaron todas las cofradías religiosas locales (Martinez, 2004).

Paul Pascon (1983) ha esbozado una antropología social de los lugares sagrados marroquíes. En su obra sobre le Haouz de Marrakech describe una geografía de lo sagrado en ?L?episode des zagüía?. Se sitúan en las zonas fronterizas o en los espacios intermedios en donde las tribus colindantes rivalizan. Entre ellos existe también una jerarquía de dependencia o de soporte. Tienen mucho que ver con el movimiento comercial. También han sido lugares refugio para los príncipes caídos. Incluso fueron refugio para fugitivos de derechos comunes. Políticamente son neutros y no toman parte en las rivalidades tribales, se diría que ejercen como alto tribunal de las tribus; militarmente están desarmados, pero los santuarios inspiran suficiente miedo y están al abrigo del pillaje. Las zagüía han quedado invioladas hasta finales del siglo XIX. Ello se debe a los milagros realizados por los ancestrales taumaturgos y por su proximidad a la divinidad, así como por ser un espacio neutral, fuera de la competición social, en donde poder negociar, comerciar y refugiarse. Según Pascon, el marabutismo es, pues, la gestión popular de formas degradadas de misticismo rústico.

En las llanuras del Atlas, Voinot (1937) ha podido censar en los años 30 más de 200 santuarios, de diversa importancia, afiliados a más de 15 cofradías diferentes. Entre los años 1520 y 1530 se fundaron la mayor parte de estas zagüía que hoy se conocen en el Haouz.


Esta forma de religión invadió toda la vida de los bereberes, afincados en el Alto Atlas, el Sus y el Rif. Fue una espiritualidad que recorrió desde la prehistoria la vida de los pastores trashumantes. Creen en las fuerza del bien y del mal, e intentan con ella proteger a los suyos y a sus rebaños. Son, pues, creencias anti-islámicas, paganas y naturistas. Sin embargo, el Islam dominó el comportamiento individual de los creyentes, por eso acudían a las mezquitas y se creían fervientes musulmanes, aunque lo compaginaran sin problemas con los ritos propios del marabut.


Cada santuario tiene su calendario ritual. Éste es llamado mussem, celebración en la que hay una comida y sacrificio de animales. Es anual, una fecha fija y junto a un santuario.

Caracterización y tipología de los khaloa

Después de las tres campañas realizadas a lo largo de 2003 y 2004 en los territorios mencionados de Rif, Atlas y Sus, se puede describir de forma general la fisonomía de los khaloa. Uno de los componentes más evidentes que dirige la tipología de los recintos de los khaloa es el clima, que crea a lo largo de las regiones de un país como Marruecos toda una clina de vegetación acompañante a la construcción o koubah (Fig. 1):

Región de predesierto y desierto: el khaloa está constituido por un edificio o koubah sin árboles. Presencia constante de un ued seco, una fuente o, mejor, un pozo.
Región áridas y semiáridas; la construcción se ve acompañada de un sólo árbol, generalmente dentro del recinto que une la mezquita, dormitorios y hogar. A partir de la población de Tan-Tan hacia el norte, es el argán la especie que cumple este papel. La constante del agua se repite.
Región de la cuenca fluvial del Sus. Mantiene el argán como especie dominante, pero en bastantes ocasiones es capaz de formar un escaso bosquete cuando las condiciones y la extensión lo permiten. En muchos de ellos este bosque ha desaparecido por la tala y los rebaños. Las fuentes están agotadas debido al descenso del nivel freático por la regulación que se ha hecho del caudal por medio de embalses.
Región de Atlas y Medio Atlas. El argán va siendo poco a poco sustituido por olivo y encina, el comienzo del bosque mediterráneo. La entidad del bosquete comienza a ser una realidad en la inmensa mayoría de ellos, más en el Atlas que en el Medio Atlas, ya que en ésta última cadena montañosa el grado de antropización del territorio es especialmente alarmantes. En estos casos, la presencia del agua está siempre asegurada en sus diversas formas (Fig. 2).
Región del Rif. Plenitud del bosque mediterráneo acompañando los koubah de los khaloa, en medianas-grandes extensiones ?en ciertos casos, de hasta 14 hectáreas ?. De nuevo, constancia de agua en forma de fuentes con múltiples usos.

Figura 1. Secuencia en la densidad y cobertura de la vegetación de tres khaloas bajando en latitud por el territorio marroquí.



Podemos decir que los khaloa tienen unas características comunes en diversos ámbitos que hacen de ellos uno de los elementos de la estructura del paisaje sumamente interesante, y que son:

a) Características medioambientales e históricas:

Existencia de un bosquete con árboles centenarios o milenarios, un sotobosque y un árbol sagrado.
La presencia en las cercanías de un manantial, pozo o río.
Emplazamiento en un alto, cercano a un pueblo o a un caserío.
La red que conforman los khaloas sigue, bien una línea estratégica de fronteras entre tribus, bien defensiva de lugares importantes de paso.
b) Características religiosas

Existencia de santos en los khaloas.
Enterramientos de santos, líderes espirituales y también político-militares.
Peregrinaciones del pueblo en determinadas fechas.
Curaciones de enfermedades, especialmente psíquicas o de poseídos.
Sacrificios de animales, habitualmente cabritos, corderos o novillos.
Cánticos especiales que se entonan en los khaloas

Figura 2. Algunos ejemplos de morabitos bien definidos en al Atlas.



Caracterización biológica

La disposición espacial de los santuarios configura un planteamiento en mosaico del territorio, cuya matriz la componen los sistemas agrarios de diversos cultivos; en ocasiones podríamos hablar de una matriz boscosa o de matorral de cualquier piso degradativo. En estos enclaves existen poblaciones de especies pertenecientes a grupos particularmente interesantes desde el punto de vista del estudio de las dinámicas metapoblacionales, las tasas de extinción y de recolonización, las posibilidades y potencialidades de dispersión.


En esta primera aproximación al estudio de los khaloas desde dos ópticas complementarias, la sinergia de la concepción idealista de la religiosidad de los pueblos por mitos locales y la plasmación en una realidad física de adoración y veneración que preserva su entorno natural hasta límites sorprendentes, no hemos podido más que caracterizar sucintamente la tipología que aflora atendiendo al bioclima de las zonas y percatarse del interés gradual que presentan estos santuarios, desde los relieves del Rif hasta la hamada sahariana.

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Llama poderosamente la atención que estos enclaves no hayan suscitado el interés de estudiosos especialistas de cuantas vertientes puedan ofrecer (Naveh, 1995) y de que exista una bibliografía en exceso repartida, atomizada y sin mostrar una línea clara de interpretación espacial y estratégica, únicamente religiosa de forma muy parcial y biológica unida a la singularidad de los enclaves y a la conservación de un plantel florístico definitorio de una unidad fitosociológica.


Desde el punto de vista biológico, los sectores del Rif ofrecen un abanico tremendo de rituales y de efectivos naturales, de variedad de superficies y de cronología santuaria, de interdistancias y de disposiciones espaciales. Desde todos los puntos de vista, el Rif supone un primer espacio territorial donde se puede ensayar con éxito un modelo explicativo del sentido completo de la red que formaron y el significado de un entramado que puede entrañar una aportación realmente importante en el sostenimiento de un equilibrio metapoblacional (Decher, 1997) interesado en el estudio de determinados grupos de la flora y de la fauna. Como adelanto de los objetivos señalados en el programa de trabajo de estos grupos de Tetuán y Alicante, vemos a continuación una aproximación a la metodología seguida para el estudio de la vegetación de un grupo de khaloa en el Rif de las tribus jebala, que ofrecen una extensión y un grado de conservación excepcionales.

Estudio botánico de los khaloas sagrados del paisaje Jbala en las fronteras intertribales


La zona de trabajo corresponde a los límites entre las comunas rurales de Boukera, Beni-Ahmed Gharbia, Mokrisset (Provincia de Chefchaouen), Teroual (Prov. Sidi Kacem) y Tabouda (Prov. Taounate. Fig. 3). Estos límites corresponden a las fronteras entre diferentes tribus: Beni-Messara en Boukerra, Ghzaoua en Beni-Ahmed y Mokrisset, Beni-Zeroual en Tabouda y Beni-Mesguelda en Teroual.


En estos territorios del pre-Rif, el paisaje está constituido por colinas y pequeñas montañas. El material geológico dominante está formado por arcillas, margas y flyschs del Cretácico, calizas del Jurásico, sedimentos del Cuaternario y otras facies diversas arenosas o de areniscas. Las alturas varían entre menos de 300 m en el nivel del Valle de Oled Aoudour y los 775 m del monte Baalouch al sur de Zoumi. El bioclima varía entre el húmedo y el subhúmedo con un invierno templado.


La agricultura domina el paisaje y se caracterizan por el cultivo del cereal, leguminosas, arboricultura (olivo e higuera) y, últimamente, el cannabis. La vegetación natural de esta parte meridional de la región Jbala está casi totalmente destruida; las pocas superficies verdes todavía visibles, frecuentemente se reducen a matorrales. Las manchas que perviven están siendo amenazadas por los habitantes que utilizan la madera para calefacción y cocina y destruyen el bosque para ganar terrenos para la agricultura. En general, el paisaje está dominado por pequeñas parcelas de terreno agrícola interrumpidas por hábitat humanos y por la vegetación natural, sea bajo la forma de galerías lineales en los bordes de los caminos, formando setos en los valles; sea en lugares inaccesibles (acantilados por ejemplo) o respetados como son los cementerios y khaloa.


Figura 3. Mapa de las comunas de la Provincia de Chefchaouen. La comuna Rural Boukorra se sitúa en el límite sur con las provincias de Taounat y Sidi Kacem.



El trabajo comprende la localización de los khaloas en los mapas topográficos 1/50.000, de Zoumi, Teroual, Beni-Ahmed, Tafrant-de-Ouergha. A continuación, y sobre el terreno, hemos utilizados fichas para la recolección de datos sobre diferentes aspectos culturales y naturales de los khaloas visitados y que componen un banco de datos relativamente extenso en ambas facetas.

a) Localización: así, sobre el terreno, la localización se precisa desde el punto de vista administrativo y también con relación a la aldea o pueblo más cercano. A su vez se toma nota de: nombre del khaloa, su naturaleza (cementerio, khaloa, santo) su edad y la presencia de construcciones.

b) Aspectos culturales: han sido recopilados entre la población local, concerniente a la frecuencia de visitantes, el período de máxima afluencia (la fiesta del mussem, por ejemplo), la procedencia de los visitantes (local, lejana...), sexo, edad, la tendencia regresiva de los visitantes (estable o progresiva) y los motivos de su visita. La presencia o ausencia de agua ha sido especialmente señalada.

c) Vegetación: antes de efectuar un muestreo de la vegetación, ha sido estimada la dimensión espacial de los khaloas considerando la longitud del mayor diámetro o por medida directa con terminal de GPS. Los usos del suelo circundantes han sido igualmente anotados. La descripción detallada de la vegetación ha sido hecha a través de una estima de la altura de los árboles de la especie dominante y de la cobertura de los diferentes estratos. Para cada khaloa se ha establecido un inventario de la flora que incluye las diferentes especies arbustivas y arbóreas presentes. Además, se han tomado medidas dendrométricas de las circunferencias de los árboles más desarrollados de cada especie.

d) Análisis de resultados: la flora ha sido directamente trabajada en función de la riqueza específica de los khaloas estudiados. En función de las especies presentes, la matriz de los datos ha sido sometida a un análisis de correspondencias (paquete utilizado: MVSP). Los resultados son:

1. Diversidad de la flora de los khaloa: la riqueza específica de los khaloas varía entre 7 y 26 especies (Fig. 4). Los espacios más ricos en especies vegetales son los khaloas Sidi-Abdesslam des Beni-Mouâouia (M24 : 26 especies) y el khaloa Sidi-Mohamed-Ben-Ali des Beni-Kaoulech (M23 : 21 especies). La mayor parte de ellos tienen una riqueza específica entre 10 y 20. Los khaloas más pobres son Sidi-Abd-El-Rheni y Sidi-Ahmed-Berrached (M3 y M6 : 7 especies).

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Figura 4. Riqueza específica de la vegetación de los khaloas estudiados.



2. Ordenación de los khaloas por análisis de correspondencias: el primer eje del análisis de correspondencias tiene un valor propio igual a 0,467 que corresponde al 10,23 % de la variación total (Tabla 1). El segundo eje tiene un valor propio igual a 0,395 y representa una variación del 8,65%. Estos porcentajes de variación parecen bajos, pero representan los principales gradientes de variación en la matriz de datos. El análisis de componentes principales da porcentajes de variación más elevados, pero que repiten la misma distribución del muestreo y de las especies que la obtenida en el análisis de correspondencias. Veamos la interpretación de los resultados del análisis de correspondencias.

Tabla 1. Valores propios y porcentuales de variación de los cuatro primeros ejes del análisis de correspondencias de las muestras de flora de los khaloas estudiados.

Eje
Valor propio
% Variación
% Variación acumulada

1
0.467
10.23
10.23

2
0.395
8.65
18.88

3
0.348
7.61
26.49

4
0.31
6.78
33.27




En el diagrama de ordenación del inventario (Fig. 5), se pueden distinguir los inventarios en función de sus posiciones sobre los dos ejes A1 y A2. De esta manera, se pueden considerar cuatro grupos de inventarios:


Figura 5. Diagrama de ordenación por análisis de correspondencias: (a) ordenación de khaloas (b) ordenación de especies.



Inventarios que poseen valores positivos sobre A1 y valores negativos sobre A2: estos son los inventarios de los recintos M21, M18, M24 a los que se puede añadir el inventario M22 que posee un valor muy débil sobre A2. Se trata de oleastros de lentisco donde Smilax aspera es muy común. Se distinguen por la abundancia de Quercus coccifera, Erica arborea, Juniperus oxycedrus y Clematis flammula. En este tipo de oleastros, el microclima puede ser muy húmedo y los musgos y epifitos como Umbellicus veneris recubren los troncos de los árboles y Selaginella denticulata puede formar un tapiz sobre el suelo. El recubrimiento en estos recintos puede alcanzar 100% (khaloa M23: Sidi-Mohamed-ben-Ali à Beni-Kaoulech). La altura máxima de los árboles puede llegar a los 15 m (M21 : Sidi Driss de Beni-Ziade). La mayor superficie morabítica en el conjunto de los khaloas visitados se encuentra en este grupo y corresponde al emplazamiento de M24 (Sidi-Abdslam des Beni-Mouâouia).
Los recintos que poseen valores positivos elevados sobre A1 y A2 son M5, M4, M10 y M12. Se trata de oleastro de lentisco donde Phillyrea latifolia está omnipresente. Estos oleastros se distinguen por la presencia masiva de Ceratonia siliqua y Rubus ulmifolius. De forma particular, el lugar M10 de ese grupo contiene igualmente un árbol de Quercus canariensis. La cobertura en este grupo es importante; cercana al 100% en el khaloa M4 (Sidi-Abderrahman-Cherif à Laâmarna). En este mismo khaloa la altura de los árboles sobrepasa los 16 m.
Los recintos que tienen valores negativos en el nivel de los dos ejes A1 y A2 son: M15, M20, M16, M2, M19, M14 et M17. Se trata de oleastros de lentisco a menudo acompañadas por Smilax aspera. Este grupo se distingue por las especies diferenciales Rubia peregrina y Lavandula stoechas. El recubrimiento alcanza el 95% en el khaloa M17 (Sidi-Brahim de Bezzat) en el que la altura de la vegetación es próxima a 4,5 m. La altura máxima en este grupo es de 11 m y está registrada en M15 (Lalla-Khlifa d?Amendelis) y M19 (Sidi-Abdelkader de Chtounballa).
Los otros recintos ocupan una posición central próximas al origen de los dos ejes: M1, M3, M6, M7, M8, M9, M11 y M13. Se trata de oleastros de lentisco (o carrasca con lentisco), y no tienen especies diferenciales. La cobertura varía entre el 60% en M3 (Sidi-Abd-el-Rheni) en Mazirha (Mazirhete sobre el mapa) y el 100% en M11 (Moulay Abdelkhader de Khebbazine) y M9 (Sidi-Bouqenadil de Mâasra). La altura máxima registrada en este grupo corresponde a M3 (Sidi Abd-el-Rheni) en donde determinados pies de de Pistacia atlantica sobrepasan 15 m. En el khaloa M8 (Sidi-Elhannaoui), cerca de la aldea de Hait-Lilla, la vegetación no sobrepasa los 6 m de altura.
3. Dimensiones espaciales de los khaloas: las dimensiones espaciales de los khaloas son variables. Algunos sobrepasan las dos hectáreas de superficie, cuando la mayor parte tienen superficies reducidas, inferiores a 1 ha. La siguiente tabla presenta los diámetros de los khaloas estudiados (Tabla 2).

Tabla 2. Dimensión espacial de los khaloas estudiados. Diámetro: diámetro mayor de la superficie. Distancia: Distancia a la frontera intertribal más cercana.

Código
Khaloa
Douar
Diámetro (m)
Distancia (km)

M1
Sidi-Abdeslam
El Halhal
170
3,5

M2
Cimetière
Ouled-Ben-Delha
160
1,75

M3
Sidi-Abd-El-Rheni
Mazirhete
350
0,5

M4
Sidi- Abderrahman-Chrif
Laâmarna
160
1

M5
Sidi-Abderrahman-Chrif
Beni-Idir
120
1,6

M6
Sidi-Mohamed Berrachid
El-Baba
180
2,5

M7
Sidi-Ahmed-Ben-Dahman
Kaf-El-Roul
90
2

M8
Sidi-El-Hannaoui
Hait-LilLa
350
0

M9
Sidi-Bouqenadel
Al-Mâasra
130
6,9

M10
Sidi-Allal-Zrari
Sidi-Allal-Zrari
220
5

M11
Moulay-Abdelkader
Khebbazine
70
4,6

M12
Sidi-Omar-Ettalleb
Jamaâ-El-Oued
200
3,6

M13
Sidi-Allal-Elmousmoudi
Elkelâa
170
3,4

M14
Sidi-Ahmed-Ben-Omar
Tamsite
90
2,5

M15
Lalla-Khelifa
Almenndlis
140
2

M16
Sidi-Ahmed-Echebli
Alkour
200
0,5

M17
Sidi-Brahim
Bazzate
250
4,3

M18
Sidi-Bkour
Ouled-Slimane
70
3

M19
Sidi-Abdelkader
Chtounballa
160
1,9

M20
Cimetière
Zlayah
130
1

M21
Sidi-Driss
Beni-Ziade
60
2,3

M22
Sidi-Brahim
Beni-Kaouleche
150
2,2

M23
Sidi-Mohamed-Ben-Ali
Beni-Kaouleche
120
1,6

M24
Sidi-Abdesslam
Beni-Mouâouia
300
0




Sidi-Abdeslam en la aldea Beni-Mouâouia (M24) y Sidi-Mohamed-Ben-Ali (M23), situados en la frontera entre las tribus Beni-Messara y Ghzaoua, son los mayores entre los 24 khaloas visitados. Sus superficies sobrepasan una hectárea y están ocupadas por un bosque de oleastro con mezcla de encina.


Otros dos khaloas pueden ser considerados importantes desde el punto de vista de su superficie. Son superficies de matorral y alcanzan 350 m de diámetro: Sidi-Abd-El-Rheni en la aldea Mazerha y Sidi-El-Hannaoui, situados los dos en la frontera entre las tribus de Beni-Messara y Beni-Zeroual. En el primero predomina un pie de Chamaerops humilis, alcanzando 87 cm de circunferencia a 1,30 m de altura ; el segundo forma un matorral de carrasca. Sin embargo, estos dos khaloas tienen unos koubah relativamente bien conservados.


A partir de estos datos, se constata que existe una cierta relación entre la dimensión espacial de los khaloas y su emplazamiento geográfico, si tenemos en cuenta su ubicación en las fronteras intertribales: los más grandes están situados en los límites entre tribus, mientras que los más pequeños están más bien alejados de estos límites.


Esta relación, ya mencionada por Pascon (1983) en su obra sobre el Haouz de Marrakech, debe se está verificando con medidas más precisas utilizando un terminal GPS para la estimación de las medidas de los khaloas. Mientras tanto es posible constatar que el estado de conservación de los khaloas no presenta una relación evidente con la distancia a las fronteras tribales(2).

4. Descripcion de los khaloas en función de sus ritos: tanto los habitantes locales como los visitantes lejanos acuden a los khaloas generalmente para curar sus enfermedades (tos, fiebre, piel o enfermedades mentales). Los habitantes locales llevan también a sus animales para su curación. Las fuentes de agua o la misma presencia de agua en cualquiera de sus formas en casi todos ellos tienen a menudo un valor religioso curativo, como ya se ha mencionado anteriormente. En determinados casos los khaloas se emplean como cementerios locales y cuyas razones para una visita son diferentes.

Al menos a partir de los años 60, la frecuencia de visitas está en regresión. Según testimonios locales, los khaloas están siendo poco a poco abandonados. Existe, pues un riesgo real de pérdida de una herencia cultural importante. Son sobre todo las mujeres quienes mantienen una relación de fidelidad con el khaloa. Pero eso no significa que los hombres y los jóvenes no los veneren.

5. Medidas dendrométricas: los khaloas M3 (Sidi-Abd-El-Rheni de Mazerha), M6 (Sidi-Mohamed-Berrachid d?El-Baba) y M10 (Sidi-Allal-Zrari) contienen árboles de gran talla. En Sidi-Allal-Zrari (M10), la circunferencia de los árboles a 0,50 m del suelo sobrepasa los 10,9 m en Ceratonia siliqua, 6,7 m en Pistacia atlantica, 6,0 m en Quercus rotundifolia y 4,9 m en Olea europaea. En el khaloa Sidi-Mohamed-Berrachid (M6), Quercus rotundifolia alcanza 2,05 m de circunferencia en la base y 0,88 m a 1,30 m del suelo. Otras especies que no se observan generalmente sino en el estado de arbusto pueden alcanzar dimensiones importantes, como Phillyrea latifolia (1,44 m de circunferencia a 50 cm del suelo en M1), Pistacia lentiscus (0,82 m de circunferencia a 50 cm del suelo en M2), Arbutus unedo (1,85 m a 50 cm del suelo en M11). Estos ejemplares son ciertamente muy viejos y reflejan la antigüedad de sus bosquetes y cultos y su papel esencial en la conservación de la naturaleza desde tiempos muy remotos.

En otros khaloas, los árboles no son tan magníficos. Es el caso de M7 (Sidi-Mohamed-Ben-Dahman de Kaf-El-Roul), M9 (Sidi-Bouqenadil de Mâasra), M11 (Moulay-Abdelkader de Khebbazine) y M14 (Sidi-Ahmed-Ben-Omar de Tamsit), en donde la circunferencia de los árboles no excede 1 m a nivel del suelo.

Perspectivas

Los recintos sagrados constituyen un elemento de integración donde se unen naturaleza y cultura. Su protección sólo corre a cargo de la cultura popular tradicional. Este respeto tradicional, en regresión, debe ser reforzado por medidas oficiales de conservación natural, pues estos bosquetes asociados pueden constituir áreas de diversidad biológica y para la protección de manantiales de agua. Efectivamente, los recintos sagrados pueden contribuir a la conservación de ecosistemas, de especies y de la variación genética. Además, pueden jugar un papel importante en el desarrollo económico y sociocultural y en la educación medioambiental.


La protección de los recintos sagrados es una protección de la herencia cultural y natural para la satisfacción de las necesidades espirituales y económicas de los creyentes (UNESCO, 2003). Esta herencia se encuentra gravemente amenazada por la presión demográfica y el aumento de las necesidades económicas. Debe ser valorada por las autoridades locales y sobre todo nacionales a través de proyectos científicos y leyes de protección.


En todo esto la investigación científica juega un papel esencial para el conocimiento y la valoración multidisciplinar de los khaloas. Además de los aspectos que conciernen a estos reducidos espacios sagrados, el paisaje en el que están enraizados no puede ser comprendido, desarrollado y conservado sin tenerlos en consideración.

Conclusiones

Como conclusiones indiscutibles de este estudio sobre los bosquetes sagrados mediterráneos en Marruecos, podemos avanzar las siguientes:

Existen y se conservan reductos religiosos en el norte de África que pertenecen a una cultura mediterránea inicial, ligados a los períodos preislámicos tribales, donde se veneran las actuaciones de santones locales con un fervor limitado a grupos familiares, a veces regionales, que se pueden localizar espacialmente y que tienen cierta entidad física y espacial.
Dichos espacios, khaloas o morabitos, conservan toda una orla florística del piso bioclimático que corresponda, por anulación de todo tipo de intervención o perturbación de origen humano.
Los khaloas se asocian inequívocamente a un curso de agua, riachuelo, fuente, manantial o pozo, signo de la vehiculación de las curaciones, del elemento transmisor de la sanación.
Los khaloas se asocian de manera indisoluble con una serie de árboles sagrados o, en las peores condiciones, un solo árbol sagrado. Ello asegura la conservación de un bosque de las especies más características de la región en un estado idealizado de relaciones cuando las condiciones bioclimáticas son las capaces para la creación y mantenimiento de estas estructuras.
La multiplicidad de estos enclaves en los territorios de antiguas culturas asegura una red compleja de lugares aptos para el establecimiento de redes y relaciones de media y gran escala para el mantenimiento de metapoblaciones de especies de sumo interés.
En las últimas etapas de un desarrollo integrista de la religión islámica en la cornisa norteafricana, las nuevas tendencias han iniciado una intrusión por el mundo rural, típico escenario de la expansión morabítica, y han propiciado el descreimiento en las arcaicas religiones locales, la tala masiva de los bosques asociados y la construcción casi instantánea de mezquitas ligadas al único dios.
Se impone un estudio en profundidad de estos refugios de naturaleza y de religión, que extienden un vasto tejido de estrategias en los rituales, en la política, en las relaciones intertribales y en la ecología de las especies capaces de utilizar estas estaciones de tránsito. Mucha parte de la historia de un territorio se encuentra encerrada en la interpretación de estos santuarios y nos puede dar la clave de por qué un paisaje es así y no es de otra forma. Nos ha de dar la clave antes de que el integrismo desmitificador de las esencias de un pueblo los haga desaparecer por completo.
NOTA 1: murâbit es la denominación que reciben los guerreros-santos que habitan los ribât. Esta denominación se utilizará posteriormente para nombrar dichas construcciones (morabitos, morabos, en castellano). Volver

NOTA 2: Los nombres de algunas aldeas no están escritos en los mapas de la misma forma que son pronunciados por sus habitantes. Ejemplo: ?Mazerha? escrito ?Mazirhete? en el mapa; ?Alqaour? escrito ?Alkour?. Volver

Agradacimientos

Trabajo realizado mediante un proyecto conjunto de colaboración financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI-PCI Hispano-Marroquí). Proyecto nº 19/03/P

Referencias

Decher, J. (1997). Conservation, small mammals, and the future of sacred groves in West Africa. Biodiversity and Conservation 6:1007-1026.

Filali, K. (2004).Processus du Ribâtdans la conception du jihâd. Des Marabouts guerriers de la foi aux Marabouts fondateurs de tribus, La Rábita en el Islam, Ajuntament de Sant Carles de la Ràpita, Universitat d'Alacanta, pags.43-48.

Gadgil, M y Vartar, V.D. (1976). The sacred groves of Western Ghats in India. Economic Botany 30:152-160.

Lebbie, A.R. y Guries, R.P. (1995). Ethnobotanical value and conservation of sacred groves of the Kpaa Mende in Sierra Leone. Economic Botany 49(3): 297-308.

Martinez Salvador, C. (2004). El ribât en el al-Andalus. Enclaves militares y centros de transmisión mística (siglos IX-XI d.C.). En: La rábita en el Islam. Estudios interdisciplinares. Ajuntament de San Carles de la Rápita-Universitat d?Alacant.

Naveh, Z. (1995). Interactions of landscapes and cultures. Landscape and Urban Planning 32:43-54.

Pascon, P. (1983). Le Haouz de Marrakech. Tomo 1-2. Rabat, CURS-CNRS-INAV.

UNESCO (2003). International workshop on the importance of sacred natural sites for biodiversity conservation. Proceedings. China.

Voinot, L.(1937). Les zaouïa de Marrakech et de la région voisinne. Revue de Géogr. Maroc, 1º Trim. XXI anné. Pag. 5-53.




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Comentarios

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  1. #1 calatrava01 01 de oct. 2006

    Buenas noches, a todos/as

    Interesante el enfoque del trabajo. Espero que os sirva la referencia bibliográfica.

    González Vázquez, Araceli
    "La religiosidad popular en el Norte de Marruecos: el culto a los santos en la Qabila Gzaua"
    En Actas del Primer Congreso del Foro de Investigadores sobre el Mundo Árabe y Musulmán, Bellterra-Barcelona, 17-19 marzo 2005; Barcelona, 2005.

    Datos sobre Qabila Gzaua, Jbala, Rif Occidental, Chefchauen, territorio de los Beni Chaib, sepultura-kubba de Sidi Abd al-Rahman Afani, en paraje boscoso de baja ladera próximo a la aldea-qaria Uled Skera y de Arbalu. Tanto el edificio como su entorno tienen la consideración de sagrado, en el lugar hay un manantial, la fuente del santo de aguas ferruginosa, llamada muy acertadamente "a[o]nsar l-kubrit", con valor medicinal... (etc, etc, etc...), descripción de las Khalwa y los ritos que en torno a ellas se mantienen, principalmente por las mujeres del lugar.

    Nota: disculpar por las transliteraciones.

  2. Hay 1 comentarios.
    1

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