Autor: La Voz de Galicia, 25/9/06 (Firma: Rodri García)
lunes, 25 de septiembre de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Amerginh


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El rey de los Jíbaros era un gallego...

Siempre se ha dicho que hay gallegos hasta en la luna, pero...

Una expedición busca a los parientes del gallego que fue rey de los jíbaros

Alfonso Graña, nacido en la aldea de Amiudal (Avión) en 1878 y fallecido en 1934 en la selva, fue durante 12 años el rey de los jíbaros de la Amazonia. Desde hace unos días, el pontevedrés Antonio Abreu y su nieto Raúl Ibáñez están recorriendo los lugares donde vivió este ourensano que se casó con la hija del jefe de una de las tribus de la zona.

En 1935 Víctor de la Serna escribía en el diario Ya: «Domina Graña, único ser blanco habitante de la selva, una zona comprendida entre los ríos Nieva, Santiago y Alto Pastaza, en una extensión como la de Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva juntas. La pueblan los indios más indómitos del Continente, los temibles jíbaros, disecadores de cabezas, magos y gigantescos guerreros, e inatacables a la civilización».

Maximino Fernández Sendín, autor del libro Alfonso I de la Amazonia, Rey de los Jíbaros, se mantiene en contacto con los expedicionarios, que además llevaban varios ejemplares, que están repartiendo entre las gentes de aquella zona, entre ellos, misioneros que trabajan allí.

En un correo remitido el pasado martes, Antonio Abreu explicaba: «Ya hemos contactado con el apu (rey) de una tribu aguaruna, así como con el maestro de la misma tribu. Siempre te hablo de los aguaruna de Nieva».

El principal objetivo de este viaje es localizar a los descendientes de Alfonso Graña; las personas que han investigado su vida sospechan que tuvo al menos un hijo, ya que, fechada el 9 de febrero de 1929, hay una foto en la que aparece Graña con el que podría ser su niño, también llamado Alfonso y que lo acompañaba habitualmente, si bien era conocido como su ahijado. Maximino Fernández apunta en su libro que la razón de que Graña no presentara a su familia «bien pudiera deberse a la mala consideración que por aquel entonces se tenía del europeo que vivía o se casaba con una india y tenía hijos de la misma ascendencia». En este sentido, Cesáreo Mosquera, otro ourensano asentado en Iquitos, amigo de Graña y dueño de una librería, decía al hablar de las personas que asistían a las fiestas que allí se celebraban que entre ellas no había «nada de negros ni parientes de raza de color, sino gente blanca».

Antonio Abreu explica que entre los indios de Santa María de Nieva «no hay ningún Graña, pero, según ellos, sí los hay remontando el río Santiago, en la tribu de los pozas (creo que se escribe así, aunque ellos pronuncia «posas»). Allí creemos que es casi seguro que encontraremos a un Alfonso Graña, de tez blanca, puesto que así nos lo dijo un hombre que nos conducirá hasta allí, cuando podamos ir, ya que depende de las lluvias».

Un largo rodeo para evitar un rápido que se traga barcos enteros

El recorrido desde Iquitos hasta Santa María de Nieva, donde habita la tribu de los indios jíbaros aguaruna, se puede hacer en barco, pero cuando Antonio Abreu y su nieto vieron el que tenía que llevarlos, donde «los camarotes eran como ataúdes metálicos flotantes y donde la orina corría por el suelo», decidieron optar por otros medios distintos.

Otra de las razones del cambio fue que dicho barco tenía que pasar por un peligroso rápido llamado Pongo de Manseriche, donde al parecer hace poco desapareció un barco de 1.200 toneladas, del que no se encontró ningún resto. «Sólo los indios aguaruna muy experimentados y algún que otro aventurero logran superar el Pongo», explica Abreu, para luego relatar su ruta: «Volamos desde Iquitos hasta Tarapoto; de aquí hemos viajado en un colectivo atravesando la precordillera. Hemos llegado a Bagua Grande tras ocho horas de viaje; allí cogimos un coche en el que hemos viajado siete personas hasta Bagua Chica y allí otro coche hasta Nieva; fueron nueve horas para hacer 200 kilómetros y a una velocidad suicida, porque no te puedes imaginar qué camino, atravesando ríos y puentes a los que les faltaban las traviesas, aunque el paisaje es lujuriosa selva».

Más informacióen en: http://www.lavozdegalicia.es


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Comentarios

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  1. #1 Amerginh 27 de sep. 2006

    ainé... en Huelva "semos" más de 2.000 gallegos, y respectivos decendientes. Es casi más fácil escuchar gallego por las calles que en muchos barrios de "Lacoru". Hay dos grupos principales, los marineros-pescadores (Huelva es un muy importante puerto pesquero... y gallegos pescadores y marineros hay unos poquitos) y los que llegaron (mi caso) con el Polo Industrial. Los primeros llevan decenios, los segundos a lo sumo 25 años. És más, en una ciudad que no llega a los 150 mil habitantes, si repasas los apellidos, no es nada raro es que tengas algún apellido gallego. Y encima en la sierra tenemos la "Banda Gallega" y la repoblación... "si ej que..." Jajajaja

    Y últimamente han llegado bastantes funcionarios de prisiones (desconozco porqué) desde Galicia.

    Por cierto, el gallego más "enxebre" que recuerdo haber oído es el de un paisano de Outes que vive en Huelva desde hace 40 años...

    Cuando nos mudamos a Huelva, en mi edificio (20 familias) había: 5 familias gallegas (entre ellas mis vecinos de abajo-izquierda y arriba-izquierda), 2 extremeñas, 1 asturiana, 1 vasca, 2 malagueñas, 1 navarra, y dos pisos vacíos. El resto eran de Huelva y pueblos de la provincia.

    PD: no pretendo expandir el imperio Gallego a Huelva (aclaro por si acaso...) :P

  2. Hay 1 comentarios.
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