Autor: adriano
jueves, 21 de septiembre de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: adriano


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Los británicos descienden de ibéricos, según B. Sykes

Un estudio revela que los británicos descienden de pescadores ibéricos, por Gonzalo Suárez (La Razón)

Los celtas llegaron allí desde la Península Ibérica

LONDRES- Si se lo hubieran contado al Almirante Nelson, no se lo habría creído jamás: los soldados españoles a los que derrotó hace ya dos siglos en la batalla de Trafalgar eran primos lejanos suyos. Al menos, esta es la principal conclusión de un reciente estudio elaborado por la Universidad de Oxford, que asegura que gran parte de la población del Reino Unido desciende directamente de un grupo de pescadores ibéricos que viajó por mar hasta las Islas Británicas hace aproximadamente 6.000 años.
«La mayoría de los actuales habitantes del Reino Unido son herederos directos de los españoles», confirmó al diario «The Independent» el profesor Bryan Sykes, autor de una investigación que supuestamente desmonta la teoría de que los celtas provienen de tribus de Centroeuropa.
El equipo de investigadores llegó a esta inesperada conclusión mediante el análisis de material genético de personas de origen celta y de habitantes de la costa cantábrica. Tras comprobar que el ADN de ambos grupos era prácticamente idéntico, lanzaron la teoría de que los ingleses provienen de un grupo de pescadores que salió de la Península Ibérica hace unos 6.000 ó 7.000 años.
Esta oleada migratoria se convirtió en la base de la población británica, cuyo mapa genético ha sido analizado por el profesor Sykes para un libro que se publica esta misma semana en el Reino Unido, titulado «Blood of the Isles» (en castellano, «La sangre de las Islas»). Al parecer, hace unos seis milenios el territorio inglés estaba poblado por varios miles de seres humanos, antes de la llegada de distintos grupos étnicos. Entre ellos, asegura el profesor de Oxford, destacó la presencia de seres humanos provenientes de Iberia que sabían cómo construir embarcaciones capaces de navegar en aguas agitadas como las del Canal de la Mancha, antes de llegar a las Islas. «Con posterioridad, la población indígena se subsumió en una tribu celta de mayores dimensiones, lo que implica que la mayoría de los habitantes de las islas británicas descienden de españoles», señaló el autor del estudio, famoso por el libro «Las Siete Hijas de Eva», en el que asegura que gran parte de los europeos desciende de las mismas siete mujeres.

Análisis de ADN

En su esfuerzo por completar el mapa genético del país, el genetista de Oxford analizó muestras de ADN de 10.000 de habitantes del Reino Unido y de Irlanda.
Centrándose en el cromosoma «Y», pudo diseccionar su origen paterno y determinar que la inmensa mayoría de ellos desciende de una de las seis tribus que llegaron a las Islas Británicas antes de la invasión normanda. Los más comunes son los provenientes de un grupo celta que bautizó «Oisin», seguido de los vikingos daneses y después los noruegos, mientras que también se encontraron diversos rastros de otras poblaciones distintas provenientes del norte de África, de Oriente Medio y de Roma.

Más informacióen en: http://www.larazon.es/noticias/noti_soc4021.htm


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Comentarios

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  1. #1 adriano 25 de sep. 2006

    Oh, noble Rekhila, que eres celto-germánico como tú dices y que así lo atestiguan los análisis genéticos que aseguras que te han hecho en el Instituto Tecnolóxico de O Grove o de Frankfurt am Main, que lo mismo da, permíteme que transcriba la descripción de tu bella persona, extrapolable a todos los de tu noble linaje, que aparece en dichos análisis aunque quizás sean otros los análisis a que deberías someterte:

    La figura asentada en un canto rodado grande al pie de una torre redonda era de inmensos hombros pecho profundo de grandes miembros ojos francos de pelo rojo pecoso barba peluda gran boca enorme nariz dolicocéfalo voz profunda rodillas desnudas manos fuertes piernas peludas cara rubicunda armado de honda, un héroe. De hombro al hombro medía varios codos y sus rodillas montañosas de roca cubiertas, al igual que además el resto de su cuerpo dondequiera que era visible, con fuerte pelo espinoso rojizo en la tonalidad y la dureza similares a la aulaga de la montaña (Ulex Europeus). Anchas las aletas nasales de las cuales las cerdas de la misma tonalidad rojiza proyectaban, eran de tal capacidad que dentro de su oscuridad cavernosa la alondra de campo podría fácilmente haber alojado su progenie. Los ojos en los cuales una lágrima y una sonrisa se lucharon siempre por prevalecer eran de las dimensiones de una coliflor de talla divina. La gran corriente caliente de la respiración emitida a intervalos regulares de la cavidad profunda de su boca a la vez que en resonancia rítmica las reverberaciones sanas fuertes ruidosas de su corazón formidable tronaban y retumbaban la tierra y la cumbre de la alta torre, y hacían vibrar y temblar las paredes más altas e inmóviles de la cueva.

    Vestía largos ropajes sin mangas de pellejo de buey recientemente desollado que le llegaba a las rodillas, una amplia falda escocesa limitada en su centro por una faja de la paja trenzada y juncos. Debajo de esto vestía pantalones escoceses de piel de ciervo, cosidos rudamente con la tripa del animal. Sus extremidades inferiores lucían altos borceguíes teñidos en púrpura de liquen, calzados los pies con brogues, el zurriago hecho con la tráquea de la misma bestia. De su faja colgada una fila de piedras que se movían con cada uno de sus movimientos portentosos, en las cuales aparecían talladas con arte grosero muy llamativo las imágenes tribales de muchos héroes y heroínas irlandeses de la antigüedad, Cuchulin, capitán de cientos de batallas, Niall de los nueve rehenes, Brian de Kincora, el Ardri Malachi, Arte MacMurragh, Shane O'Neill, Padre John Murphy, Owen Roe, Patrick Sarsfield, Red Hugh O'Donnell, Red Jim MacDermott, Soggarth Eoghan O'Growney, Michael Dwyer, Francy Higgins, Henry Joy M'Cracken, Goliath, Horace Wheatley, Thomas Conneff, Peg Woffington, el Herrero de la Aldea, Capitán Moonlight, Capitán Boycott, Dante Alighieri, Cristóbal Colón, S. Fursa, S. Brendan, Marshall Mac-Mahon, Carlomagno, Theobald Wolfe Tone, la Madre de los Macabeos, el Último Mohicano, la Rosa de Castilla, el hombre de Galway, el hombre que hizo saltar la banca en Monte Carlo, el hombre en el precipicio, la mujer que no lo hizo, Benjamin Franklin, Napoleon Bonaparte, John L. Sullivan, Cleopatra, Savourneen Deelish, Julio César, Paracelso, sir Thomas Lipton, Guillermo Tell, Miguel Ángel, Hayes, Mahoma, la novia de Lammermoor, Pedro el Ermitaño, Peter el embalador, Dark Rosaleen, Patrick W. Shakespeare, Brian Confucio, Murtagh Gutenberg, Patricio Velázquez, capitán Nemo, Tristán e Isolda, el primer Príncipe de Gales, Thomas Cook e Hijo, el Soldadito Valiente, Arrah na Pogue, Dick Turpin, Ludwig Beethoven, Colleen Bawn, Waddler Healy, Angus the Culdee, Dolly Mount, el desfile de Sidney, Ben Howth, Valentine Greatrakes, Adán y Eva, Arthur Wellesley, jefe Croker, Herodoto, Jack el Matagigantes, Gautama Buda, Lady Godiva, el lirio de Killarney, Balor del mal de ojo, la Reina de Saba, Acky Nagle, Joe Nagle, Alessandro Volta, Jeremiah O'Donovan Rossa, Don Philip O'Sullivan Beare. Una poderosa lanza de granito reclinada sobre él mientras que a sus pies reposa un animal salvaje de la tribu canina cuyos gritos estertóreos de asombro anunciaban que se hallaba sumido en un sueño inquieto, suposición confirmada por gruñidos roncos y movimientos espasmódicos que su amo reprimía de vez en cuando con tranquilizadores soplos de un poderoso garrote groseramente hecho de piedra paleolítica.

    Ulises, James Joyce, capítulo XII.
    Se trata de la descripción en jocoso tono de leyenda céltica que Joyce hace de un tiparraco del Sinn Fein llamado “el ciudadano”, que dice lo que está bien y lo que está mal y que tiene un perro sarnoso y antipático al que trata a patadas. Se pasan el día en la taberna. Como les pasa a algunos del foro 100 años más tarde, “todo es celta”. Termina llamándolo el cíclope, quizás por su rudeza y porque ve las cosas con un solo ojo.

    Siendo polémicas y hasta lamentables casi todas las traducciones del Ulises, esta que os he ofrecido claramente bordea lo delictivo, pero es lo que hay, no me voy a poner a escribir la buena que tengo en el libro porque no me merece la pena el tiempo que emplearía. Para los exquisitos tengo a mano el fragmento original, que subiré a la menor petición, aunque está en muchos sitios de la red.

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