Autor: Pablo Portabales
jueves, 18 de mayo de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Onnega


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Fiebre del sábado noche: ¿De copas o al museo?

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El día, y la noche, de los museos

Hoy, 18 de mayo, en todo el mundo se celebran distintos actos para conmemorar la jornada dedicada a los museos. En A Coruña también hay programadas actividades y la más llamativa es la del Arqueolóxico del castillo de San Antón, que el sábado extenderá su horario habitual y abrirá sus puertas desde las siete y media de la tarde hasta la una de la mañana. «La idea fue del Ministerio de Cultura francés, que se hizo la pregunta, ¿y porqué no se puede ver un museo de noche?, y decidió poner en marcha esta iniciativa», explica Xosé María Bello , director de esta instalación municipal que por primera vez en su larga historia abrirá como si de un pub o cervecería se tratara. «Cualquier hora es buena para ver un museo y creo que, si el buen tiempo acompaña, será una delicia la visita nocturna debido a nuestra privilegiada ubicación», comenta Bello, que explicará a los que acudan las claves del recinto y hasta promete una sorpresa: «Si hay gente, a medianoche les pondré unas diapositivas sobre el castro de Elviña», precisa el director. El sábado se puede elegir entre tomar una copa o apreciar el sabor añejo de una pieza megalítica de hace 2.000 años.

La Voz de Galicia, 18 de mayo de 2006
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Comentarios

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  1. #1 elpater 21 de mayo de 2006

    Sr. Brigantinus, pues no sé si al final vino usted o no, pero me quedé con las ganas de conocerlo. Otra vez será, espero. Tampoco vi al Sr. Giannini, con quien también me apetecía echar una parrafada o al menos saludarlo. Claro que con el despiste que me gasto tranquilamente pasaron por mi lado y ni me enteré. Si es así, espero que sepan disculparme.

    Dentro de estos ambientes sí que vino el Sr. Suárez Trigo, de Traianvs; aunque poco, sí que pudimos charlar algo en medio de solicitudes de información de otras personas y de niños que se empeñaban en resolver acertijos sobre hachitas romanas y angelitos gaiteiros. Unos fenómenos, los chavales; no fallaron una.

    Lo que me quedó claro es que jamás entenderé a esta ciudad a la que amo. Simplemente con abrir las puertas, 1.000 personas en números redondos desde las 19:30 hasta el cierre. Y 600 más durante la jornada normal. Sin exageración alguna: una entrada gratis a cada uno y un folleto del museo. Números cantan. Asombroso. A primera hora de la tardiña, atasco de cochecitos de niños; parejas jóvenes a montón. Más tarde público más adulto. Y a partir de las 23:30, pandillas y más pandillas de jóvenes, algunos muy jóvenes, entrando sin cesar. ¿Estamos seguros de que a los jóvenes sólo les interesa el botellón? ¿Tienen otras alternativas a las horas en que masivamente han decidido encontrarse con su grupo de edad? Comportamiento perfecto por parte de todo el mundo, a pesar de que por momentos el museo, ya de por sí pequeño, estaba abarrotado y francamente incómodo.

    Como colofón, lo que jamás me habría esperado: que me exigiesen lo ofrecido, es decir, una charleta sobre el castro de Elviña que comenzó a las 12 de la noche y terminó a las 2 de la madrugada.

    No se sorprenderán, supongo, si les digo que no vi ni a un solo representante oficial u oficioso de lo que se puede llamar "mundo de la cultura". Ni de la política. Y me perdonarán si les digo que me siento, en lo profesional, feliz como pocas veces.

  2. Hay 1 comentarios.
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