Autor: Anfus Adair.
martes, 16 de mayo de 2006
Sección: Leyendas
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CRÓNICA HISTÓRICA DE GALICIA (716-914).

LA RECONQUISTA. galicia Y LA MONARQUÍA ASTURIANA. PELAYO-BERMUDO I (718-793).
A galicia llegan por último los árabes (716), cuya dominación no se extiende a todo el territorio y se limita a algunas ciudades, desconociendo las montañas del centro y el norte la huella invasora.
En el Este de la antigua Gallaecia, Asturias, se organiza entonces una tenaz resistencia al mando de Pelayo.

EL SANTO SEPULCRO. INVASIONES NORMANDAS. ALFONSO II, EL CASTO-ALFONSO III, EL MAGNO.
En el año 791 sube al trono de Oviedo Alfonso II el Casto, hijo de Fruela, apoyado frente a sus cuatro débiles antecesores por el partido gallego, aspirante (al contrario que los monarcas asturianos mestizos que se entendían con el árabe) a renovar la lucha contra el infiel.






De Pelayo a Alfonso III, el Magno.

LA RECONQUISTA. galicia Y LA MONARQUÍA ASTURIANA. PELAYO-BERMUDO I (718-793).

A galicia llegan por último los árabes (716), cuya dominación no se extiende a todo el territorio y se limita a algunas ciudades, desconociendo las montañas del centro y el norte la huella invasora.

En el Este de la antigua Gallaecia, Asturias, se organiza entonces una tenaz resistencia al mando del toledano para algunos, tudense para otros, etc. para demás, Pelayo. La Victoria de Covadonga (718) señala el comienzo de la Reconquista.

Siglo y pico duraría la monarquía asturiana (718-914), primera de las organizadas por la resistencia cristiana peninsular, donde cabe distinguir dos periodos de casi un siglo cada cual, y en el que el primero (Batalla de Covadonga- muerte del rey Bermudo I el Diácono (793) es irregular, sin capital fija, constituyendo un territorio dominado por guerrilleros, incomunicados del resto de la península y los mozárabes (cristianos que viven en territorio conquistado por árabes).

En el segundo periodo (Alfonso II el Casto, 791-841), la monarquía asturiana asienta capital en Oviedo y, con el descubrimiento del sepulcro del Apóstol en Compostela (813), inicia una intensa comunicación, por los caminos de la peregrinación jacobea, con Francia y los mozárabes.

En ambos periodos se suceden distintos tipos de relaciones entre la más reducida Asturias y la extensa galicia, que ya con Alfonso I el Católico (739-757) posiciona su frontera en el Miño, titulando los historiadores musulmanes al reino cristiano como galicia, pues Asturias, tanto en épocas romana como visigoda, forma parte de la antigua galicia, Gallaecia. En la primera etapa la monarquía asturiana no ejerce en verdad poder real sobre el territorio gallego, constituyendo las continuas rebeldías de los condes gallegos la expresión del carácter liberal de las relaciones entre ambos territorios.

En la segunda etapa la política gallega acepta como caudillo del noroeste cristiano al rey de Asturias, apoyando a monarcas favorables a la causa gallega como Alfonso II el Casto o su hijo Ramiro I, sentados en el trono de Oviedo gracias a la ayuda de los condes gallegos. No gozó de este favor ya Sancho I el Craso, cuyos principales adversarios, la misma nobleza gallega, al no poder vencerlo, aceleraron su muerte.

Reinando Alfonso I el Católico, yerno y segundo sucesor de Pelayo, toda galicia se ve libre de infieles con la retirada bereber de las montañas y la fuerza de las armas galaicas. Alfonso I reconquista Lugo y Tuy (galicia), Chaves, Braga, Oporto y Viseo (n. de Portugal), y Astorga y León (León), y encarga a su hermano Fruela gobernar el extenso territorio gallego.

La hostilidad gallega al gobierno de los monarcas asturianos fuerza al hermano y sucesor de Alfonso I, Fruela (757-68), a penetrar en galicia para devastar lo que pudo, viéndose obligado a fundar Oviedo entonces como fortaleza que guardase la frontera entre galicia y Asturias. Esta rebeldía gallega, al contrario que aislar galicia del resto de pueblos cristianos del norte, aspiraba a una participación más activa en su gobierno.

Fruela, además de por el poder del emir de Córdoba, se vio continuamente amenazado y hostilizado por la nobleza gallega. Esta hostilidad se acrecentó contra los reyes asturianos sucesores de Fruela que mantuvieron una política de entendimiento con los árabes. La nobleza gallega pugna por situar a Alfonso, hijo de Fruela, en el trono como Alfonso II el Casto, ayudándolo contra el rey Aurelio (768-74), primo de Fruela, y contra Silo (774-783), yerno de Alfonso I, y primero de los reyes asturianos llamados mestizos (por ser hijos de rey cristiano y esclava árabe), o contra su sucesor Mauregato (783-9), hijo de Alfonso I y la esclava Creusa.

Fue el mestizo rey asturiano Mauregato quien convierte la tregua con los árabes en humillación al comprometerse a pagar al emir de Córdoba el tributo de las Cien Doncellas. Con el reinado de Bermudo I el Diácono (789-91), hermano de Aurelio, se acaba el gobierno de los reyes mestizos asturianos, creándose entonces el clima favorable para poner fin a tan oneroso tributo. En Figueroa (Abegondo), hacia Betanzos, los de las Mariñas acaudillados por los hermanos Pérez de Armuño, de Bergondo, rescatan a las doncellas de la comarca asaltando la fortaleza donde estaban recluidas, poniendo así fin al peito burdelo (tributo de las cien doncellas). Ante la nueva actitud cristiana el emir Hisham (788-95) enfurecido lanza contra galicia una aceifa (791) que derrota a las tropas de Bermudo I en el Bierzo. Renunciando compungido el monarca al trono, regresa al convento.

EL SEPULCRO DEL APÓSTOL. ALFONSO II, EL CASTO-ALFONSO III, EL MAGNO.

En el año 791 sube al trono de Oviedo Alfonso II el Casto, hijo de Fruela, apoyado frente a sus cuatro débiles antecesores por el partido gallego, aspirante (al contrario que los monarcas asturianos mestizos que se entendían con el árabe) a renovar la lucha contra el infiel. En contraste al corto reinado de aquellos cuatro, el de Alfonso II duró medio siglo. Luchó contra los sucesores del emir Abderramán I, Hisham I (788-95), Alhaquen (795-822) y Abderramán II (822-55).

Al atravesar los francos los Pirineos y establecer en el Ebro la Marca Hispana, como límite de frontera para los árabes, favorecen los planes de beligerancia del nuevo rey de Asturias. Hisham, que mandara una aceifa (792) contra la expansión de los francos, renovó sus ataques contra aquella. Otra aceifa árabe, liderada por Abdelmelik, saqueó e incendió Oviedo (794) antes de ser sorprendida y derrotada por las tropas cristianas mandadas por el rey Alfonso II, en Lutos. Deseando vengar tal derrota envían los árabes, al año siguiente, una nueva aceifa, liderada por Abdelkarin, que saquea nuevamente la capital del reino asturiano para, cautelosamente ahora, retirarse a tierras leonesas. Tales aceifas estimularon a los cristianos a reedificar una ciudad más suntuosa y mejor defendida, además de animarlos a establecer alianza con los francos. Tras enviar una embajada cuyos comisionados recibe Carlomagno en Aquisgrán, francos y asturianos pudieron combinar sus fuerzas militares contra los árabes.

El más importante acontecimiento tenido lugar durante el reinado de Alfonso II, el Casto, se sucede con el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago (813) en Compostela, en territorio dependiente de Iria Flavia del que era obispo Teodomiro, siendo entonces Carlomagno emperador de los francos y estando ocupada la silla apostólica de Roma por León III. La nueva del hallazgo de A Mahía se extiende rápidamente por toda Europa. En un bosque próximo a un castro y a la iglesia de San Fiz de Solobio, dio cuenta el ermitaño Payo de que se escuchaban cánticos y veían resplandores. Teodomiro ayunó tres días antes de visitar el lugar, acompañado de numeroso séquito, para encontrar las arcas de mármol que guardaban los restos del apóstol y dos de sus discípulos. Informado por el obispo, Alfonso XII acude con su corte dando, a su vez, cuenta del hallazgo al emperador Carlomagno y el papa León III que, por una bula, dio a conocer al mundo católico el descubrimiento.

Para honrar el lugar manda Alfonso II edificar, sobre el sepulcro, una pequeña iglesia de piedra, cubierta de madera, dándole rango de basílica episcopal. Posteriormente se levanta en el lado norte el Baptisterio y, en el este, la iglesia y el monasterio de San Payo de Antealtares. Para el servicio canónico se establecieron en el lugar un abad y once monjes benedictinos que cantaban en la iglesia de Santiago. En torno a la iglesia y el monasterio se levantaron nuevas iglesias como la de Santa María de la Corticela, que más tarde se convierte en el monasterio de San Martín Pinario, y otros edificios y tiendas para atender al peregrino, al tiempo que se forma una ciudad, con sus calles. El lugar del descubrimiento se convierte rápidamente en el centro de las peregrinaciones de toda la Europa occidental, estrechando los lazos, ahora más por tierra que mar, con los antiguos países que conforman la comunidad céltica atlántica. Haciéndose apremiante el deseo de la cristiandad peninsular por comunicarse más directamente con las Galias de los francos, se reconquistan las tierras vasco-navarras por donde debían pasar los caminos que posibilitaran tal comunicación. Si en la primera fase de la monarquía asturiana (s. VIII) ésta se inclinara más hacia Oriente, proclamándose así Alfonso I, Duque de Cantabria, en la segunda etapa sus dos primeros reyes, Alfonso II el Casto (791-842) y su primo Ramiro I (842-850), estaban muy unidos a galicia, especialmente al sepulcro del Apóstol.

La nobleza gallega ayudó, en contra del conde Nepociano, a Ramiro I, hijo de Bermudo I el Diácono, a subir al trono. Durante su reinado ocurren el mismo año (844) dos transcendentales acontecimientos históricos: las invasiones vikingas y la institución del Voto de Santiago por el propio monarca.

La primera invasión normanda, siendo rechazada cerca de Gijón, se apodera en A Coruña de la Isla de Faro, para extenderse por las Mariñas coruñesas, hasta Curtis, donde incendiaron el viejo monasterio de Santa Eulalia. Tras una corta estancia en A Coruña prosiguen sus correrías por el sur de galicia incendiando, en la ría de Arousa, el viejo monasterio de Calogo, para marchar hacia Portugal y Andalucía.

El mismo año se libra la mítica batalla de Clavijo, en la que la presencia del Apóstol Saniago, montado en un caballo blanco, decide la victoria cristiana. Como acción de gracias realiza el rey Ramiro el Voto de Santiago, por el que pagaban cierto tributo los dueños de las tierras que se iban reconquistando.

Hasta el descubrimiento de los restos del Apóstol fuera Lugo, antigua cabeza de convento jurídico romano en el norte de la Gallaecia, principal centro eclesiástico y civil gallego durante el reinado asturiano pero, con la ascendencia de Compostela, Lugo se ve desplazada en este sentido. A su vez la rivalidad entre Oviedo y Lugo fue perdiendo gravedad con el mismo ascenso político-religioso compostelano.

A partir de Ordoño I, que extiende el reinado asturiano por extensos territorios de Castilla, Portugal y León, la monarquía asturiana busca descentralizar su gobierno, quizá apremiada por preparar una leva (862) para la reconquista nacional. El mismo Ordoño nombró rey, o virrey de galicia a su hijo Alfonso, más tarde III, el Magno. Instalado en Compostela, en los cuatro años de su residencia, la ciudad tuvo un gran florecimiento y vio edificarse una suntuosa catedral de arquitectura prerrománica española, de influencia mozárabe.

Durante el reinado de Alfonso III, el Magno, en Oviedo, se resaltó el contraste entre Lugo y Compostela ante el monarca asturiano: Lugo, hostil a este monarca, enviara contra Oviedo dos expediciones militares, una apoyando al conde Froyla Fernández, brevemente sentado en el trono asturiano, y otra, del conde Hermenegildo, vencida y ejecutada por el propio rey que, agradeciendo la lealtad de Compostela en ambas expediciones, la recompensó entregando a su mitra los bienes del rebelde Hermenegildo.

Alfonso III el Magno fue el primer rey asturiano que concede a los mozárabes un papel que desempeñar, con su cultura, en la vida de los reinos peninsulares cristianos, ayudándolos a asentarse en territorios cristianos, sobre todo de León y galicia. La catedral que levantó en Compostela, de inspiración mozárabe, es expresión de una conciencia que retoma la tradición cristiana peninsular.

A la muerte de Alfonso III se dividió el gobierno de la monarquía asturiana: el primogénito García se encargaría de León (910-14); Ordoño, el segundo, de galicia, y el menor, Ramiro, de Asturias. Muerto García, ocupó el trono de León el rey de galicia, Ordoño, primer rey de la monarquía leonesa.


Bibliografía: Historia de galicia- Emilio González López. Biblioteca gallega, serie nova.






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Comentarios

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  1. #1 diviciaco 16 de mayo de 2006

    Aunque esta crónica no es tan delirante como algunas historias de galicia, la verdad es que como relato histórico es bastante mediocre ¿No hay textos de Besga Marroquín, de Sánchez Albornoz, para citar a ese autor?

    del toledano para algunos, tudense para otros, etc. para demás, Pelayo.

    Dejémoslo en visigodo, ¡como para andar dilucidando el punto de su nacimiento!

    Asturias, tanto en épocas romana como visigoda, forma parte de la antigua galicia, Gallaecia.

    Esto es una verdad a medias, que es tanto como una mentira: Hasta el gobierno de Diocleciano no se integró el Conventus Asturum en Gallaecia. Es pues, una inclusión tardía.

    En la época visigoda,Asturias y Cantabria eran provincias o ducados, como puedes leer en el Ravennante, tras el definitivo control de ambas que no se logró hasta el siglo VII.

    En la primera etapa la monarquía asturiana no ejerce en verdad poder real sobre el territorio gallego, constituyendo las continuas rebeldías de los condes gallegos la expresión del carácter liberal de las relaciones entre ambos territorios.

    Hombre más bien diríamos caracter hostil ¿no?

    y contra Silo (774-783), yerno de Alfonso I, y primero de los reyes asturianos llamados mestizos (por ser hijos de rey cristiano y esclava árabe)

    Ya me contarás donde viene esa clasificación dinástica, tan diletante, en las crónicas.

    Si en la primera fase de la monarquía asturiana (s. VIII) ésta se inclinara más hacia Oriente, proclamándose así Alfonso I, Duque de Cantabria, en la segunda etapa sus dos primeros reyes, Alfonso II el Casto (791-842) y su primo Ramiro I (842-850), estaban muy unidos a galicia, especialmente al sepulcro del Apóstol.

    Pero si precisamente la monarquía asturiana se inclina hacia occidente. Todas sus capitales están en territorio astur. ¡Por eso se llamó Asturum Regnum!

    Alfonso I no se proclamó Duque de Cantabria. Es el título que le dan las crónicas y que le vendría de su cargo en la monarquía Toledana.
    Conviene no olvidar que sólo por casualidad -muerte accidental de Faffila- su linaje toma el cetro del reino. Y fué para bien ya que así consiguieron aunarse los esfuerzos de cántabros y ástures. (oso providencial creo que llamaba Sánchez Albornoz al plantígrado regicida)
    No obstante la legitimidad procedía de la descendencia de Pelayo, aunque fuese por línea materna. Esto es visible en el Testamentum regis Adefonsi, donde este proclama su descendencia desde Ermesinda, sin citar ni siquiera a su padre.

    El mismo año se libra la mítica batalla de Clavijo, en la que la presencia del Apóstol Saniago, montado en un caballo blanco, decide la victoria cristiana.

    Bueno hay que decir que la historia de Santiago cabalgando en Clavijo no es contemporánea al Astrum regnum. Búscala en sus crónicas y verás.






  2. #2 giannini 16 de mayo de 2006

    perdona Anfus, el Sr. González López tuvo que pasarlo muy mal en el exilio... pero eso de que está considerado como el más importante historiador gallego del momento... No sé quien lo considera así.

    En cuanto a esos "cientos" de referencias bibliográficas, discrepo de nuevo. Hace años cometí el error de adquirir la historia de galicia de D. Emilio, guiado más por el respeto que me infundía una persona que tuvo que exiliarse, que por el conocimiento que tenía de él como historiador. Se me cayó de las manos... Recuerdo perfectamente que no contiene una sola referencia bibliográfica o documental, entendidas éstas como citas. Sí es cierto que incluye al final un "repertorio" bibliográfico, la "Bibliografía" que suele aparecer al final de cualquier estudio, pero citas, lo que se dice citas que envíen a la página de un libro o artículo, a un archivo, fondo, serie, documentos y folio... ni una. No hay una sola nota al pie. Sé que a algunos lectores eso no les importa. A mí me infunde desconfianza y prefiero no leer en papel impreso trabajos que carezca de citas. Saludos.

  3. #3 per 17 de mayo de 2006

    Hola Anfus:

    Me gustó mucho tu artículo,un interesante período de 123, repito otra vez, 123 años en los que galicia, perdón, los condes de galicia, ejerció o ejercieron un papel preponderante en la historia de la península heredera del legado romano.
    Excepto esos toques Risco-inianos todo perfecto.No hace falta adornar la historia, puesto que cae por su propio peso.

    Me interesa ese dato que das sobre el viejo monasterio de Santa Eulalia de Curtis, en el 844, y sobre la isla de Faro. ¿?.

    Gracias de antemano.

    Per



  4. #4 Anfus 17 de mayo de 2006

    Gianini: las memorias de Dn Emilio se publican en la Voz, algún colegio lleva su nombre, además de calle, centro comercial, etc., desempeñó un papel relevante en la política española, una gran labor docente, etc. Se consideraría por tanto una figura relevante cuya labor en la investigación histórica se debe tener en cuenta. ¿Has consultado su "Historia de galicia" en XII tomos para la rigurosidad que reclamas? Yo no he tenido oportunidad así que, en este sentido, no puedo concretar si aquella, frente al volumen sencillo que manejo, adjunta citas. Sigo coinciendo contigo en lo de las citas: que si se incluyen mejor. Aunque obras con citas también contienen errores, son precisamente aquellas un buen referente que clarifique dudas. "Errarum humanum est", como al sabio le corresponde, diríamos cuando el que se equivoca es un autor reconocido; "¡Qué tío más burro! proclamaríamos si éste se equivoca sin tener escuelas, centros comerciales, etc. a su nombre, etc.

    Diviaco: sería de agradecer entonces referencias más concretas (algúna obra, mejor una web o alguna otra) que ofrezcan una visión de los acontecimientos históricos en el artículo tratados, si bien desde otra perspectiva, para poder comparar. Poder incluir aquí partes que traten aspectos destacables del artículo, también sería de interés. Yo no tengo autoridad ninguna en la materia, si la tiene y mucha, a pesar de las críticas detractoras, Dn Emilio G. López, como vimos. En cuanto a lo que dices de consultar las cronicas de reino como dices, pues no me extraña que no mencione por ejemplo a algún rey asturiano como "mestizo" por razones obvias, así como opino que estudiar, analizar, comprender... la Historia supondría consultar no sólo determinadas crónicas sin complementar su información en otras fuentes, de la forma más completa posible.

    Per: Consultada la obra de Dn Emilio, no puedo aportar gran cosa más sobre lo que tu interés suscita: La primera incursión normanda en galicia de 844, después de haberlo hecho en Gijón, desembarca en la Ría de Ribadeo. Expulsados de la costa cantábrica se corrieron hacia A Coruña, acudiendo Ramiro I (842-50) a expulsarlos de galicia.
    Estas primeras incursiones normandas buscaban raziar la costa gallega obteniendo el mayor botín. Las del s. X tienen otro propósito: establecer un dominio normando semejante al establecido en Francia, Inglaterra e Irlanda.

    Ainé: ten en cuenta que mientras la isla de Faro es una isla que se convierte en tierra firme, la de Toralla es, al contrario, un istmo, una pequeña península en tierra firme, que se acaba convirtiendo en isla, aunque sea comunicada con el puente levantado por la explotación hotelera destructora de patrimonios pre- e históricos.
    Toralla "castrexo-romana" de Uxio Noceda.
    Salutaciones.

  5. #5 giannini 17 de mayo de 2006

    Anfus, me da igual que la historia de D. Emilio se extienda sobre doce tomos o sobre 90. Cantidad no es siempre calidad, y a mi no me convence lo que cuenta D. Emilio, entre otras cosas porque no lo demuestra. Simplemente cuenta su historia, mejor o peor redactada, pero como todos nos equivocamos, a mi me gusta que cuando alguien me cuenta una historia me diga en qué se basa para sostener sus afirmaciones. Lo demás, en mi opinión, no sirve para nada.

    En este mismo sentido, la historia de galicia que citas, en doce tomos, no se recupera del catálogo de la Red de Bibliotecas Universitarias Españolas (REBIUN), así que si esa historia existe no debe estar publicada ¿se llama así "Historia de galicia" y se extiende en doce tomos? Ya sé que decir esto sobre González López en público no es "políticamente correcto" por tratarse de alguien que fue perseguido por el franquismo, pero me da igual, es lo que pienso.

    En cuanto a que La Voz le publique sus obras, como si se las publica el Diario Oficial de galicia o la Hoja Parroquial del Arciprestazgo de Faro, eso sólo significa que D. Emilio se llevaba muy bien con los de La Voz, pero repito lo dicho, la gente no es tonta y compra calidad. Las obras de González López son muy fáciles de conseguir en cualquier librería de nuevo o de viejo. Prueba a buscar la pimera edición de la Historia de La Coruña de Barreiro, por cierto, también editada por La Voz; prueba a conseguir el catálogo de la exposición Ciudad y Torre que se editó con posterioridad a la publicación de las obras de D. Emilio... Son obras agotadísimas hace muchos años.

    En cuanto a que existan varias calles con el nombre de Emilio González López o que varios colegios lleven ese nombre... más de lo mismo. También en Arteixo hay un Colegio Carrero Blanco, y en Carballo, Chinto (Jacinto Amigo Lera) que hizo dinero vendiendo wolframio a los nazis, también tiene un colegio, una calle; aquí en La Coruña hay un viaducto del Generalísimo... ¿y qué? porque exista una calle, un colegio o lo que sea dedicado a tal o cual personaje todos vamos a rendirle pleitesía y considerarlo un ser admirable, digno de encomio y del mayor reconocimiento público y privado. Que no cuenten conmigo.

  6. #6 elpater 17 de mayo de 2006

    Dudo que al bueno de D. Emilio, persona entrañable y meritoria donde las haya, se le pueda llamar historiador con propiedad. De lo que casi estoy seguro es de que es incorrecto aplicarle lo de "investigador". Por más apreciable que haya sido su esfuerzo por conocer y divulgar la historia de galicia, hoy no podemos obviar el hecho de que fue escrita desde fuera, sin mayor contacto con los historiadores en activo de por aquí. En lo que he leído de don Emilio, los errores abundan. Es un buen reflejo de una época, tanto de las dificultades que tenían las personas dignas, como del atraso y el aislamiento que aquejaba a éstas.

    Tomar la obra de Don Emilio como un referente es, en la actualidad, un sinsentido.

    Y sea dicho esto sin el menor atisbo de falta de respeto al hombre y al mérito de su empeño, llevado a cabo con la mejor voluntad. Si de algo debe ser ejemplo Don Emilio es del valor del intento por sí mismo, independientemente de sus resultados.

    Tuve el honor de estar unos cuantos ratos con él poco antes de su marcha, precisamente durante la exposición Ciudad y Torre, cuyo catálogo ha sido juzgado de forma positiva por el Sr. Giannini, lo cual no voy a ocultar que me enorgullece profundamente. Gracias, Sr. Giannini. Don Emilio vino a visitar la exposición acompañado por un ayudante. Éste pidió una silla de ruedas, porque Don Emilio, ya de avanzada edad, tenía serias dificultades para caminar, y la exposición era grande y larga. Como no la había, bajé de mi despacho (que a la sazón estaba en la torre de la Estación Marítima, hoy desaparecida, donde tenía lugar la exposición) mi propia silla de trabajo, de ésas que tienen cuatro ruedines, y en ella transporté exposición adelante a Don Emilio, el cual decía repetidamente "¡Qué bonita, qué bonita! ¡Es como La Coruña, aire y luz! ¡Aire y luz!". Reconozco que no puedo recordar esas escenas sin que me vuelva un punto de emoción, como emocionante fueron aquellos momentos.

    Don Emilio gozó con la visita, tanto que volvió al menos dos veces más que yo recuerde, y en las dos volvimos a repetir la jugada de la visita detallada sobre mi silla de trabajo, parándonos más aquí, viendo con detenimiento tal vitrina, comentando allá... Un grato y hermoso recuerdo, francamente.

    Pero eso no tiene que ver con su obra, que no responde a las exigencias actuales de rigurosidad. Es más un ensayo histórico desde una visión personal, que parte sin disimulos de la ideología del autor, que una obra que se pretenda rigurosa. Forma parte del pasado, de otra forma de entender las cosas. Tuvo mérito en su momento, entre otras cosas por hablar de lo que nadie o casi nadie hablaba, de poner sobre la mesa asuntos que se mantenían ocultos, por reivindicar de hecho la libertad de pensamiento en unos tiempos oscuros. Pero no es una obra de investigación (en todo caso de recopilación y divulgación) sino una obra de ensayo. Con todo lo que vale, pero también con todo lo que no vale. Y don Emilio era perfectamente consciente de ello.

    Todo dicho desde el mayor respeto y desde el mayor cariño.

  7. #7 Anfus 17 de mayo de 2006

    Gianini: http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/noticias/2005/egonzalez_20012005.htm "...Su labor en la docencia correrá paralela a la publicación de obras de temas históricos. Destaca una monumental Historia de galicia, de la que se publicarían doce tomos, así como Historia de la civilización española, ...."

    Elpater: Sabe mucho sin duda, por eso me permitirá le haga una pregunta. ¿Le merece alguna opinión el comentario que leo por la red de que Anselmo López Carreira recoge ideas de Dn. Emilio ?. Tantas ideas de Dn. Emilio, siendo susceptibles de revisar para darles vigencia personalidades como Dn. Anselmo Carreiras, con una impecable puesta al día, ¿no son entonces al fin mejor demostradas con el rigor y los medios actuales reclamables?. Supongo que todo sigue rigiéndolo la teoría de la Relatividad, que para eso Einstein demostró tener un coeficiente intelectual bastante elevado. Desde cierta perspectiva y determinado color de prisma, sin duda.

    Creo yo que Dn. Emilio es un gran historiador de ya todos los tiempos, y, desde luego como, siendo tal le correspondió, un avezado investigador que, sin duda, pasa con gloria a formar parte, en las más doradas páginas que mencionan con orgullo a los nobles hijos de la patria gallega, de sus anuarios, dando fe así, ya para siempre, de la memoria de su gran, y muy humana, labor y persona. (D.E.P.)
    Salute.

  8. #8 giannini 17 de mayo de 2006

    Ayssss, Anfius, eres incorregible: o papel terma do que lle poñen, e os foros tamén Si a ti te cuentan que dos y dos son cinco en el prólogo de un libro, en la Wikipedia, en la Espasa o el foro que citas, ¿sólo por ese hecho ya le das validez a la suma? Joer con la fuerza que le dáis algunos a la letra impresa. Repito lo dicho, entra en REBIUN y escribe: emilio gonzalez lopez historia galicia. Le das a intro y ya me dirás si te aparece entre los resultados alguna Historia de galicia de D. Emilio escrita en doce tomos. A mí no me aparece. La gente a veces tiene mucha fantasía, pero tela vamos, así que yo en tu caso leería cuestionándome y comprobando de manera fehaciente lo que leo. Que D. Emilio tenía muchos valores, bondad y bonhomía entre otros, nadie lo pone en duda. Otra cosa es su consideración como historiador o como investigador, en el que ya he dicho todo lo que tenía que decir.

    Por cierto, hablando del tal López Carreira, regalo su libro "O Reino Medieval de galicia", otra adquisición errónea. Este autor sí que cita, pero construye una historia tan "curiosa", interpreta la información de un modo tan "singular", se le va la olla de un modo tal, que también se me cayó de las manos en las primeras páginas.

    Ahora me voy a embrear la chalupa, digo la góndola, que lleva en el trastero sin tener uso desde que nos pavimentaron la plaza y no sería raro que el oceano cualquier día de estos nos obligase a usarla de nuevo...

  9. #9 elpater 17 de mayo de 2006

    La duda siempre es buena, Sr. Anfus, y debe llevarse siempre en el bolsillo de la camisa para sacarla a la menor oportunidad. Por ejemplo, usted se refiere a mí diciendo "sabe mucho sin duda"; pues yo me permito dudarlo. Pero sepa mucho o no sepa, lo que usted dice, a saber, "por eso me permitirá que le haga una pregunta", no debe ser consecuencia de lo anterior. Usted es libre de hacerme las preguntas que quiera, que también libre soy yo de responderlas o no según me plazca. En este caso me place, por lo que vamos allá. Su pregunta es:

    "¿Le merece alguna opinión el comentario que leo por la red de que Anselmo López Carreira recoge ideas de Dn. Emilio ?"

    La verdad es que no, no me merece opinión. Ni siquiera veo sobre qué podría opinar. En primer lugar, porque ese "leo por la red" no ofrece confianza alguna; por la red se lee de todo, sobre todo cosas que no deben ser tenidas en consideración. Y en segundo, porque si el Dr. López Carreira encontró alguna idea del Sr. González López digna de ser recogida, pues así será en el caso de que lo sea, y no lo será en el caso de que no lo sea. El hecho de que el Sr. González López no sea un autor de referencia no quiere decir que no pueda tener buenas ideas, al igual que no quiere decir que todo lo que dice sea erróneo. Simplemente quiere decir que no es un historiador riguroso de la forma en que hoy se exige. Y, por supuesto, para nada quiere decir que el Sr. González López no haya sido una persona inteligente y de ideas propias dignas de ser tenidas en cuenta.

    Dicho esto, y dando un vistazo al último libro del Dr. López Carreira (2005, O reino medieval de galicia, Ed. A Nosa Terra), no parece que el Sr. González López esté entre los historiadores que más le han influido. De hecho, en las 429 páginas del libro lo cita en cuatro (4) ocasiones, y en ninguna de ellas para aceptar o rebatir ninguna idea fuerte, sino más bien como apoyo en hechos o interpretaciones menores, en el último caso en compañía, además, de otros autores. Poco o nada frente al número de citas dedicado a Baliñas (18), Barrau-Dihigo (29), Bishko (11), Díaz y Díaz (24), Díaz Martínez (8), Falque (11), García de Cortázar (15), Rodríguez Fernández (20), Ruiz de la Peña (34), Sánchez Albornoz (36) o Casimiro Torres (22), en una selección más o menos aleatoria.

    Sus creencias (de usted), que expresa al final, tienen más que ver con la hagiografía que con la historia. A mí, todo eso de doradas páginas, nobles hijos de la patria, orgullos varios y demás, me parece, y ustedes disimulen, una ranciada de cojones. Y la Teoría de la Relatividad nada tiene que ver con esto. Pero nada nada nadita nada, oiga, es decir, nada de nada.

    En cuanto a si don Emilio es o deja de ser autor de una Historia de galicia en 12 tomos, debo decirle que no lo es. Es autor de una Historia de galicia en un tomo, y de un montón de libros sobre historia de galicia, no sé si 12 o más, que fueron editados y publicados por separado. Otra cosa es si el autor, en su mente, los concibió como tomos de una historia de galicia global; eso, al formar parte de la mente de don Emilio, se me escapa. Pero no fueron editados como parte de una historia de galicia general, sino como libros independientes, al menos en lo que puedo afirmarlo, que es fiándome de mi poco fiable memoria. De todas formas puede valer como dato lo que dice la agencia del ISBN, de donde extraigo la producción bibliográfica de don Emilio:

    1.-
    84-85728-05-X ; 978-84-85728-05-3 - galicia de los Austrias (1981) [ Obra completa]
    González López, Emilio
    Editor: Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa

    2.-
    84-7154-166-1 ; 978-84-7154-166-6 - Aguila caída, el (1973)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    3.-
    84-7041-088-1 ; 978-84-7041-088-8 - Aguila desplumada, el (1977) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Castrelos

    4.-
    84-85134-94-X ; 978-84-85134-94-6 - Alba Flor de Lis, el (1978)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    5.-
    84-85134-22-2 ; 978-84-85134-22-9 - Bajo las luces de la Ilustración (1977)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    6.-
    84-86040-11-6 ; 978-84-86040-11-6 - Coruña puerto y puerta de la ilustración, la (1986)
    González López, Emilio
    Editor: Diputación Provincial de A Coruña. Imprenta Provincial

    7.-
    84-7492-049-3 ; 978-84-7492-049-9 - Entre el Antiguo y el Nuevo Régimen (1980)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    8.-
    84-7492-278-X ; 978-84-7492-278-3 - De Espartero a la Revolución de 1846 (1985)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    9.-
    84-7492-247-X ; 978-84-7492-247-9 - Fronteras marítimas atlánticas de galicia, las (1985)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    10.-
    84-453-0347-3 ; 978-84-453-0347-4 - galicia, Santiago y América (1991) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Xunta de galicia

    11.-
    84-7154-303-6 ; 978-84-7154-303-5 - Grandeza e decadencia do reino de galicia (1978)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    12.-
    84-85287-22-3 ; 978-84-85287-22-2 - Historia de galicia (1980) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: La Voz de galicia, S.A.-Biblioteca Gallega

    13.-
    84-86040-60-4 ; 978-84-86040-60-4 - Historia de la ciudad de La Coruña : la edad antigua y la media (1992)
    González López, Emilio
    Editor: Diputación Provincial de A Coruña. Imprenta Provincial

    14.-
    84-207-1156-X ; 978-84-207-1156-0 - Historia de la Literatura Española. Vol. I I. Edad Moderna Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Anaya

    15.-
    84-85287-46-0 ; 978-84-85287-46-8 - Historia del puerto de la Coruña : de la prehistoria a fines de la Edad Media : Magnum Portum Artabrorum, Brigantia, Flavia Brigantia, Farum Brigantium, Burgo de Faro, La Coruña. (1985) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: La Voz de galicia, S.A.-Biblioteca Gallega

    16.-
    84-85553-74-8 ; 978-84-85553-74-7 - Iglesia gallega en la "Guerra de la Independencia" (1992)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Compostela, S.A.

    17.-
    84-85728-65-3 ; 978-84-85728-65-7 - Luis López Ballesteros (1782-1853). Ministro de Hacienda de Fernan (1987)
    González López, Emilio
    Editor: Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa

    18.-
    84-7492-413-8 ; 978-84-7492-413-8 - Memorias de un diputado de las Cortes de la República (1931-1938) (1988)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    19.-
    84-7492-479-0 ; 978-84-7492-479-4 - Memorias de un diputado republicano en la guerra civil española (1936-1939) (1990)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    20.-
    84-7492-339-5 ; 978-84-7492-339-1 - Memorias de un estudiante liberal : (1903-1931) (1987)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    21.-
    84-7154-124-6 ; 978-84-7154-124-6 - Políticos gallegos en la Corte de España (1969) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    22.-
    84-7492-209-7 ; 978-84-7492-209-7 - Reinado de Isabel I I en galicia, el (1984)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    23.-
    84-7154-146-7 ; 978-84-7154-146-8 - Siempre de negro, galicia en la Contrarreforma (1970)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    24.-
    84-7492-958-X ; 978-84-7492-958-4 - Castelao, propagandista da República en Norteamérica (2000)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    25.-
    84-9757-167-3 ; 978-84-9757-167-8 - Memorias de un diputado republicano en la Guerra Civil española (2005)
    González López, Emilio
    Editor: La Voz de galicia, S.A.-Biblioteca Gallega

    26.-
    84-932716-5-9 ; 978-84-932716-5-7 - El paso por galicia de dos futuros presidentes de EE.UU. : John Adams y su hijo John Quincy Adams (2005)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Trifolium. El Taller de Juan

  10. #10 Anfus 18 de mayo de 2006

    Bien. Gracias a ambos por sus opiniones y pertinentes aclaraciones, a todos en general por su participación. Ya conozco algo más sobre este insigne autor. Lo de los XII tomos venía por lo que leo en este

    donde al final consta el párrafo que dice:
    "El 18 de julio se encuentra (Dn. Emilio) en Madrid, quedando durante toda la guerra en zona republicana. Finalizada ésta, sale para Nueva York, comenzando un largo exilio, no volviendo a España, aunque nunca definitivamente hasta después de la muerte de Franco. Su labor en la docencia correrá paralela a la publicación de obras de temas históricos. Destaca una monumental Historia de galicia, de la que se publicarían doce tomos, así como Historia de la civilización española, Falleció en Nueva York en 1991."
    ¿Habré interpretado mal yo el significado de estas palabras, serán erróneas?. Por eso aquello de la teoría de la relatividad... ahora podría ser que los XII tomos serían "independientes", además de que, en fin, no hay que creerse al pie de la letra todo lo que se lee, dependiendo incluso de como se interpreta lo leído cuando no queda claro el mensaje, y menos en la red, tantas veces.
    No vi, acerca estos XII tomos, nada más por la red, tampoco he buscado mucho (4 pags. del Google), no hay tiempo ahora. Aparte de esto, el volumen citado, y lo que ustedes refieren tampoco sabía mucho más sobre este autor, si bien lo que vengo averiguando le confiere a su persona un elevado carisma digno de toda mi admiración, siendo que este artículo queda dedicado, en mi humilde reconocimiento, a su memoria en el Día das Letras Galegas del corriente, aquí en la Celtiberia.


    Saude.

  11. #11 giannini 26 de mayo de 2006

    ¿Los gallegos tienen una imaginación desbordante? Efectivamente, galicia es cuna de literatos. De ahí a considerar que LOS GALLEGOS, es decir, todos los gallegos, se creen desde su más tierna infancia la bonita leyenda de las cién doncellas, media un abismo. Otro saludo.

  12. #12 Pin 30 de ago. 2007

    Cuanta basura viene de galicia,Dios mío!


     


    Tranqui amaco,los maragatos son gallegos que venían por aquí a vender pescao.


    Y cualquier cosa que te puedas imaginar tiene su origen en galicia.Que no te quepa la menor polla en culo.


    Así luce Celtiberia,todo censura salvo pa estos genios que se apropian indebidamente de la historia de los demás.


    Pues hala,vamos a llamarla Egofrancogalaicoiberia y así evitamos entrar a perder el tiempo. 

  13. #13 nepocianus 30 de ago. 2007

    Claro es que decir que la Gallaecia romana equivale a la galicia actual sería como decir que la Tarraconense equivaldría a la Tarragona actual. Es decir........pura fantasía. 

  14. Hay 13 comentarios.
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