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Preámbulo.

Este es un artículo en construcción permanente. El objetivo es recopilar toda la información posible sobre el Jardín en la Historia y su propio desarrollo desde la antiguedad. Asimismo estudiar y presentar los hechos concretos que desembocan en el diseño y la creación de los Jardines Históricos de todo el mundo. Espero que sea de vuestro agrado y participéis con vuestras necesarias aportaciones.

Queda dedicado a todas las personas de una manera u otra vinculadas al mundo de la flora y a los generosos habitantes de este "oppidum", que no sólo se merece un especial jardín sino un enorme bosque.

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"¿construir o plantar?. Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan aquello que estaban haciendo. Entonces se paran, y quedan limitados por sus propias paredes. La vida pierde el sentido cuando la construcción acaba. Pero existen los que plantan. Estos sufren a veces con las tempestades, las estaciones, y raramente descansan. Pero, al contrario que un edificio, el jardín jamás para de crecer. Y, al mismo tiempo que exige la atención del jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura. Los jardineros se reconocen entre sí, porque saben que en la historia de cada planta está el crecimiento de toda la Tierra."

Prólogo de Brida. Paulo Coelho.1990.



Jardines míticos

Los orígenes de las creaciones míticas sobre el jardín habría que buscarlos en una´época de la existencia de la humanidad en la que el hombre vivía "placidamente" en medio de la naturaleza, en unas sociedades humanas cazadoras y recolectoras. Cuando está etapa desaparece y se extiende la domesticación de plantas y animales, lo que entendemos por agricultura y ganadería, el ser humano se sedentariza, se aglutina en ciudades, tiene que trabajar la tierra y atender a los animales. La guerra se socializa con el fín de proteger las posesiones del colectivo y también como fórmula de expansión y enriquecimiento. El ser humano se desconecta y deja de comprender el lenguaje natural. Es a partir de entonces cuando el hombre asocia el paraiso con esa naturaleza abundante y generosa, atribuyendo su creación y su pérdida a una intervención divina. es en este momento cuando los pueblos de oriente medio llevan a cabo esa creación literaria del jardín mítico, ese Paraiso Perdido. La humanidad, en mayor o menor medida ha tratado de recrear estos jardines.

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Comentarios

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  1. #1 Onnega 15 de mayo de 2006

    Claro, mira qué listo el monje, así cualquiera disfruta del jardín, primero no se encarga él del mantenimiento (punto fundamental) y aún encima lo único que hace es dar el toque descuidado, que siempre queda bien pero si lo hace el que lo cuida, no alguien que no la ha rascado. A mí si me aparece el monje y me "remexe" el magnolio después de haberme tirado horas rastrillando hojas, le arreo. ¡Que no dan chollo ni nada los jardines!
    Servan, perdona la lectura realista de tu historia hecha por una que está hasta las narices de la jardinería pero no puede dejarlo, como el tabaco.

  2. #2 marprim 17 de mayo de 2006

    El Sitio de Aranjuez, durante la Edad Media, era un lugar perteneciente a un Maestrazgo llamado la encomienda de los Alpages, perteneciente a la Orden de Santiago. Con la política de los Reyes Católicos de ir controlando las Órdenes Militares, y al asumir Fernando el Católico la cabeza de dicha Orden, la Corona pasó a ser la administradora perpetua de sus posesiones. A principios del siglo XV existía un palacio de cantería y ladrillo construido por el Maestre Lorenzo Suárez de Figueroa. Ya durante el reinado de Carlos I, la Monarquía se interesó por Aranjuez, mediante largas estancias en el palacio. En el año 1536, Carlos V ordenó que se organizara allí un bosque para su solaz y en 1544 se propuso fundar una casa de recreo, labor que llevaría a cabo su hijo, Felipe II.

    Según los cronistas de la época, Aranjuez y su casa de campo constituían un conjunto natural y paisajístico muy bello. A orillas de Tajo y en la vega del río Jarama, una vegetación abundante, profusamente regada por otros pequeños riachuelos, hacían de este sitio el ideal de Paraíso en la tierra. Pero el agua misma hacía que la frondosidad y exuberancia vegetal fuera algo que necesitaba de un control y de un dominio. Sólo así era posible crear una naturaleza urbanizada, es decir, un jardín. Como se ha dicho, un conjunto urbano cuya arquitectura predominante es la vegetal, donde la tranquilidad invita a meditar y los sentidos se recrean mediante el color de las piedras y las plantas, y el sonido del agua acompaña a la tranquilidad, es necesario que las manos que actúen sobre él sean entendidas. Por esto, la figura del jardinero cobra importancia, más aún cuando se hizo acompañar, como ocurrió en este Real Sitio, de la ayuda indispensable de ingenieros y arquitectos.

    Pues aquí va un párrafo sobre el jaerdín de Aranjuez ;Lo he sacado de la Biblioteca virtual Cervantes.
    En el jardín renacentista predominan varios elementos. Los de tipo vegetal son primordiales, aunque para poder recibir el nombre de jardín han de ir junto a los animales (aves, peces y cisnes principalmente), las piezas arquitectónicas (fuentes, pabellones...), esculturas y, por supuesto, el agua. Ella, omnipresente, completa al jardín. Ya sea mediante estanques, canales, presas y lagos artificiales, resulta ser la llave de un conjunto vegetal y animal capaz de dar vida al entorno.

    Teóricamente, Felipe II consiguió plasmar en sus jardines la imagen del estilo de monarquía que deseaba imponer. De esta forma, el jardín sería, como recinto, poderoso y pleno, símbolo de la grandeza y de la cultura de quien lo había ordenado realizar. Llama la atención que una persona como Felipe II, cuyas decisiones recaían sobre tantas otras, dedicara mucho tiempo a detallar su ideal de jardín y se esmerara de la forma que lo hizo en la construcción del de Aranjuez.

    Aranjuez supuso un verdadero ejercicio de ingeniería, laboratorio de planificación del territorio. No sólo afectó a la localidad misma: su compleja estructura palaciega hizo que el alcance de las obras llegase a Toledo y Madrid. Alrededor de la población, de la residencia real y de sus jardines inmediatos, se dedicó una amplia extensión a huertas y bosques donde abundaba la caza. Aquí ya era Felipe II quien, junto a sus cortesanos, disfrutaba del esparcimiento y ocio. No sólo eso: se hicieron varios experimentos agrícolas, se cultivaron plantas ornamentales, frutas y verduras, rosas para destilar en aguas olorosas, incluso había camellos en las cuadras o avestruces en corrales. Todo eso se completaba con abundante ganadería y pesca. En un nivel más amplio, proyectos de navegación por medios de la construcción de canales navegables, enormes acequias de regadío y el inherente fomento de molinos y batanes alcanzaban, como se ha dicho, a Madrid y Toledo.

    Un enorme esfuerzo intelectual y humano cuajó en Aranjuez, un reto al urbanismo del momento, mezcla entre lo salvaje, la influencia flamenca y el manierismo italiano en cuanto a lo decorativo se refiere.


    2.1.1. El arquitecto jardinero

    Para lograr la magnificencia buscada, la visibilidad del agua, el verdor de las plantas y los juegos de las fuentes, Felipe II contó con la experiencia de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. En su trabajo se obServan claramente las influencias de León Battista Alberti (1404-1472) y su De re aedificatoria. Rompiendo con el jardín enclaustrado, monástico y medieval, el talante escenográfico pasa a ocupar un papel destacado. Ahora los jardines se ensanchan, se amplían, aparece el elemento sorpresa que rompe la monotonía, como una fuente o una estatua.

  3. #3 diviciaco 18 de mayo de 2006

    Nos dice Servan que las diferencias entre un jardin hispano morisco y uno ingles. El ingles construye su casa rodeada de un jardin, los primeros hacen su jardin en el interior de la casa

    Mis vecinos, los habitantes de mi querida Ruconia, han ido a plantar sus casas sobre un jardín


  4. #4 Brandan 29 de mayo de 2006

    Interesante página Régulo.
    Por aquí no tenemos más que dos jardines monumentales, que yo sepa, el de los Duques de Béjar, en esa localidad, y el de los Duques de Alba, en Piedrahíta. Dos noblezas de similar corte pero con una concepción distinta de su sino. Quizás a través del estudio de los diseños y de los elementos poco perecederos, como decía, nos podamos hacer una idea del punto de vista de cada una de ellas.
    Los de Béjar están mejor conservados - se está acometiendo una restauración en la actualiadad - y mantienen especies vegetales exóticas introducidas por sus creadores. Los de Piedrahíta conServan muy poco de su origen.
    Cuelgo una del estanque de Béjar y más adelante pondré alguna de Piedrahíta.
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