Autor: Virio
martes, 09 de mayo de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Virio


Mostrado 18.885 veces.


Ir a los comentarios

El Molón ; ¿Ibero?, ¿celta?, ¿celtíbero?

El cerro del Molón, sito al norte de Camporrobles, pueblo perteneciente a la demarcación Utiel-Requena, ha ido tomando protagonismo en los últimos años debido a su condición fronteriza entre el mundo levantino y el meseteño.

¿Fué El Mólón frontera entre celtas e iberos?

¿A quién albergó?

En las proximidades de la localidad de Camporrobles (Valencia), en el límite provincial con Cuenca, se localiza una gran muela cretácica conocida como El Molón, de 1.124 m snm. Presenta forma alargada y se encuentra estructurada en varias plataformas, siendo la central, más amplia, la elegida como lugar de asentamiento pues resulta muy apta para el desarrollo urbanístico, al tiempo que presenta unas condiciones defensivas inmejorables, al quedar delimitada en buena medida por abruptos escarpes. El yacimiento presenta un gran interés debido a su estratégica localización geográfica, en la zona de transición de la Meseta, las Serranías Ibéricas y el litoral mediterráneo, controlando el cruce de vías que descendían de las Serranías de Cuenca y Albarracín hacia las zonas valencianas por el corredor de Utiel y Requena.

La muela tuvo una ocupación continua desde el final de la Edad del Bronce o inicios de la Edad del Hierro, extendiéndose hasta la segunda mitad del siglo I a.C., para abandonarse en época romana al pasar los asentamientos a la llanura, aunque el lugar seguiría visitándose durante esa época, dada la presencia esporádica de materiales de los primeros siglos de nuestra era. El poblado se recuperaría nuevamente en un momento indeterminado de la segunda mitad del siglo VIII, para abandonarse definitivamente hacia el siglo X d.C. como lugar de hábitat, reocupándose, como observatorio militar del aeródromo cercano, durante la Guerra Civil de 1936-1939, y, como campo de cultivo, durante los años 40 y 50 del siglo pasado.

Los hallazgos más espectaculares se han centrado en el poblado de la Edad del Hierro, cuya superficie de 2,65 ha, que sería mayor dada la existencia de barrios extramuros, hacen que pueda ser considerado como un oppidum de pequeño tamaño. La gran defensa natural del lugar se completó, a lo largo de un centenar de metros, con una muralla longitudinal muy bien conservada por el Norte y el Oeste, las zonas más accesibles, mientras que un gran torreón rectangular de unos 40 m2, un antemural o torre adelantada y un foso de unos 20 m de longitud y casi 5 de ancho, con el que se relaciona una poterna magníficamente conservada, defienden el «istmo» situado en el lado Este, el más vulnerable. Sendas torres, de las que en la actualidad no quedan prácticamente restos, flanquearían la puerta principal de acceso al poblado, a la que se llegaría por un camino tallado en la roca, que conserva los profundos surcos producidos por las ruedas de los carros. El poblado de El Molón estuvo dotado de dos cisternas, una, de segura factura prerromana, al interior, junto a la puerta principal, y otra, de más de 20 m de profundidad y de adscripción cultural y cronológica más difícil de determinar, al exterior del recinto, junto al camino que se dirigía hacia el citado acceso. En las inmediaciones del poblado se documenta la necrópolis, de incineración en urna, lamentablemente destruida casi en su totalidad. Hay que mencionar, finalmente, la existencia de una cueva-manantial situada a los pies de su ladera suroccidental, interpretable como un santuario.

Igualmente destacada es la ocupación islámica del cerro, que parece corresponder a un hisn o lugar fortificado en altura de cierta envergadura. El conjunto presenta el interés de haberse conservado la planta completa del asentamiento, de algo menos de 1 ha, rodeado por una muralla que recorre su perímetro de forma completa, individualizándose en su interior dos zonas, el poblado propiamente dicho, donde encontramos la mezquita y otros edificios anejos, así como conjuntos de estancias, articuladas por espacios abiertos, localizándose en su parte más elevada los restos de una pequeña torre de vigilancia; además un recinto, libre de construcciones, conectado con las otras áreas por dos accesos, interpretado como un albacar. A extramuros queda, ahora, la zona donde se concentraban las defensas prerromanas más destacadas, convertido en un espacio dedicado a servicios. Del conjunto destacan, por su conservación, las estructuras defensivas y las puertas, pero será la mezquita, localizada en la parte más oriental de la zona alta del poblado, el hallazgo más importante. Se trata de un edificio de planta rectangular, en el que la predeterminada orientación del muro sur o qibla, al que queda adosado un nicho rectangular o mihrab, nos llevan a su clara identificación. El edificio queda integrado por una gran estancia, al sur, en la que se individualizan sendas salas comunicadas entre sí, que, contarían, posiblemente, cada una de ellas con un nicho, así como una pequeña antesala que daría paso a lo que se ha interpretado como un patio, situado al norte. Por lo que se refiere a las unidades habitacionales, se trata de grandes espacios rectangulares, en su mayoría sin compartimentación interna, con muros de trazado irregular, construidas en general sobre los restos de otras anteriores, pertenecientes a la fase ibérica del poblado. La presencia en este asentamiento de un edificio como la mezquita permite destacar su singularidad, ya que, en este ambiente rural, nos revela, de forma irrefutable, la ideología y cultura de sus pobladores, posiblemente bereberes.

En definitiva, El Molón puede considerarse como uno de los yacimientos con más posibilidades desde el punto de vista cultural no solamente de Valencia sino también del interior peninsular. Ofrece características casi únicas como son su marco paisajístico y el conjunto arqueológico, relativamente bien conservado en lo que respecta tanto a la ocupación prerromana, principalmente su sistema defensivo, hasta el punto de convertirlo en uno de los grandes ejemplos de la poliorcética ibérica y celtibérica, como a la islámica, que ha permitido documentar la planta completa de un asentamiento de época altomedieval.

Actualmente, se está procediendo al acondicionamiento del yacimiento para su visita, con la consolidación de las principales estructuras arquitectónicas. En este sentido, el funcionamiento de la futura Aula Arqueológica y de la Naturaleza, ubicada a los pies del cerro, a pocos metros de la cueva-santuario, en torno a una zona de ocio, permitirá la mejor comprensión del conjunto. Todo ello se complementa con la visita a la Colección Museográfica de Camporrobles, sita en el Patronato «Martínez de la Mata», edificio del siglo XIX en el que se encuentra el Ayuntamiento de la localidad, donde se exponen algunos de los materiales arqueológicos procedentes del yacimiento, junto a algunas piezas ibéricas excepcionales encontradas en la Comarca de Requena-Utiel.

Revista Antigua, Historia y Arqueología.

Presentación de Alberto Lorrio Alvarado y María Dolores Sánchez de Prado.

La razón de esta somera exposición sobre El Molón, es dar a conocer su existencia, pues llevo viajando a la zona desde que era niño ( mi padre es de Camporrobles) y he subido a ese enigmático monte, cientos de veces sin conocer su historia. En los últimos años se ha ido excavando y descubriendo todo un poblado perfectamente estructurado y de dimensiones a tener en cuenta.

Allí habitó la población de la zona hasta la romanización, siendo utilizado posteriormente por avatares históricos, incluso hasta la guerra civil.

El monte tiene a media altura, (antes de emprender el ascenso al macizo rocoso tapizado de broza, una explanada con una pequeña gruta y una fuente y en aquella se celebrán fiestas como el día del melón ( que no del Molón, jejej) dónde la gente sube a comer el refrescante fruto, en uno de los días de la fiesta de nuestra señora de la asunción que abarcan desde el 15 al 20 de agosto (día de la zurra, colofón de la fiesta donde se reparte el vino gratis en el "Cerrito La Plata", sito. al sur del Molón y al oeste del pueblo.


En realidad este artículo es más un llamamiento a aquellas personas que pudieran aportar algún dato de primera persona sobre este emplazamiento al que a pesar de haber ascendido decenas de veces desde que era niño y hasta hace unos pocos años, para mí sigue siendo hoy un gran desconocido.


Una de las leyendas más populares sobre El Molón es la del pozo de los moros, un pozo que está casi llegando a la cima y que he podido comprobar que, tal y como dice dicha leyenda, no se aprecia fondo. Si tiras una piedra sólo escuchas los golpes en los laterales, aunque con el tiempo se ha formado un tapón de tablas que limita su profundidad.

Otra leyenda, no tan inverosímil, es la de que los antiguos pobladores se apostaban en una especie de burladero de piedra en las inmediaciones de la fuente de la que he hablado antes y allí esperaban a que las fieras fuesen a beber para cazarlas utilizando dicho "burladero" como protección, ya que se trataban piezas de gran tamaño ( osos, jabalíes, corzos, etc).

En fín que me ha parecido de rigor sacar a la palestra a este gran desconocido de El Molón.


Aquí os pego un link con imágenes:

http://www.cervantesvirtual.com/portal/antigua/img_molon.shtml

Más informacióen en: http://www.cervantesvirtual.com/portal/antigua/img_molon.shtml


No hay imágenes relacionadas.

Comentarios

Tijera Pulsa este icono si opinas que la información está fuera de lugar, no tiene rigor o es de nulo interés.
Tu único clic no la borarrá, pero contribuirá a que la sabiduría del grupo pueda funcionar correctamente.


    No hay más información.
    ...0

Si te registras como usuario, podrás añadir comentarios a este artículo.

Volver arriba