Autor: Virio
lunes, 15 de mayo de 2006
Sección: Artículos generales
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¿Manipulación informativa de los avances arqueológicos?

Lean estos artículos publicados a fecha de ayer, en La Nueva España y den La Voz de Asturias respectivamente y valoren cómo el sentido de una noticia cambia según el medio que la comunica.




LA NUEVA ESPAÑA 04-05-06


CUENCAS

La Carisa, la batalla que no fue

Las pruebas de carbono 14 desmontan, de momento, la teoría de la batalla de La Carisa, la que se suponía por los vestigios encontrados que había sido la gran batalla en que los astures habían plantado cara a los romanos.


SOCIEDAD Y CULTURA

La batalla, ahora incierta, entre romanos y astures

El nuevo escenario temporal no descarta un enfrentamiento armado siglos atrás

Oviedo, Eduardo GARCÍA

Las nuevas dataciones del equipo de arqueólogos en La Carisa y el Camín de Mesa cierran algunas puertas, pero abren otras muchas. Lo que frente al imponente campamento romano de La Carisa, en uno de los más fantásticos observatorios de la tierra asturiana, se creían fortificaciones astures para luchar contra la invasión del Imperio y sus legionarios, se convierte ahora en construcción medieval, aunque no se aleje de sus afanes defensivos.

Dábamos por hecho que en La Carisa convivieron durante siglos, frente a frente, un campamento romano y un bastión indígena. Se suponían hasta ahora coetáneos y tan cercanos que un silbido desde cualquiera de los dos puntos era escuchado perfectamente por el enemigo. Las últimas dataciones, sin embargo, plantean nuevas hipótesis y abren más preguntas.

Si el bastión es medieval, ¿existió antes de él una fortificación astur de época romana sobre la que se construyeron las defensas que hoy podemos ver? ¿Existió en realidad esa batalla que los arqueólogos daban por muy probable entre el mayor y mejor ejército del mundo y las guerrillas astures contrarias a la colonización que se avecinaba? A día de hoy esa batalla parece menos probable que hace un año, pero no imposible ni mucho menos.

El sentido común, eso que no se aprende en las facultades de Historia, aconseja suponer que en La Carisa y alrededores hubo choques armados, muertos y heridos; miedos e inquietudes. Quizá del bastión primitivo, el del mundo astur frente a Roma, no se conserve nada o no haya aparecido aún. Quizá la memoria del hombre haya dado por bueno el emplazamiento defensivo medieval -a lo mejor frente a la otra gran invasión, la musulmana, si es que forzamos un poco las fechas de datación- en la ubicación donde siglos atrás un murallón trató de frenar a los soldados del César.

No hay de qué apurarse, la verdad -hasta donde nos es permitida- aflorará algún día. Las excavaciones arqueológicas de La Carisa y el Camín de Mesa están en las mejores manos. Los yacimientos son coetáneos y más o menos similares. Están alejados entre sí, pero sus características los unen, lo que abre perspectivas apasionantes. La historia no hizo más que comenzar.



SOCIEDAD Y CULTURA

La datación de las murallas de La Carisa descarta que fueran baluarte frente a Roma

Los investigadores no descartan que las defensas del Homón de Faro, de los siglos VII y VIII, se levanten sobre otras más antiguas

Oviedo, M. S. MARQUÉS
La construcción defensiva del Homón de Faro en La Carisa es, tal como la conocemos hoy, una fortaleza levantada durante la segunda mitad del siglo VII y los primeros años del siglo VIII. Ésa es la cronología que acaba de obtenerse y que de alguna forma trastoca el discurso histórico que los investigadores venían manteniendo a partir de la creencia de que estas murallas habían sido levantadas por los astures para hacer frente a las invasiones romanas.

Ahora, aunque el equipo dirigido por Jorge Camino -responsable de las investigaciones en la zona- no descarta que los muros actuales estén reaprovechando otros anteriores, probablemente relacionados con las guerras contra Roma, el escenario bélico de La Carisa cambia de cara y abre nuevas hipótesis.
Antes, es preciso decir que las defensas del Homón de Faro están situadas frente por frente al campamento romano del Monte Curriechos, ambos sobre la vía de La Carisa. Fue esa situación de enfrentamiento y la tipología de las construcciones, de tecnología antigua, la que hizo pensar a los investigadores que este conjunto defensivo formaba parte de la estrategia de los astures para impedir la entrada de tropas romanas. Ahora, aunque el marco cronológico del campamento del monte Curriechos siguen siendo las guerras de conquista de los astures transmontanos, desarrolladas entre los años 26 y 22 a. C., la cuestión cambia para las murallas vecinas.
A pesar de que su tipología cultural y tecnológica es propia de la Edad del Hierro, las dataciones llevan a un momento mucho más adelantado en el tiempo, una etapa de la que las fuentes escritas existentes no ofrecen mucha información pero que fue sin duda crucial para la futura historia de Asturias. Estamos en los preámbulos del nacimiento del Reino de Asturias, un período sobre cuyo nacimiento los historiadores aún no se han puesto de acuerdo. Es fundamental por ello, y así lo corroboraron ayer tanto Jorge Camino como el catedrático de Historia Medieval Juan Ignacio Ruiz de la Peña, poder dilucidar cuál era la procedencia de las tropas que los astures quisieron frenar en La Carisa entre los siglos VII y VIII. Aclarar su naturaleza visigoda o su relación con las invasiones islámicas será una hipótesis sobre la que los especialistas trabajarán en el futuro. Hasta el momento no apuestan firmemente por ninguna de las dos opciones. Está claro que las barreras defensivas de La Carisa deben interpretarse como un cierre de las arterias estratégicas que unían Asturias con la Meseta, pero va a ser difícil saber con certeza a quién se pretendía cerrar el paso con esas fronteras.

Existen dos tercios de posibilidades de que el episodio se situase en una franja cronológica que se mueve entre los años 650 y 708. Esto descartaría las invasiones islámicas. Pero queda aún un margen de probabilidades que se extiende hasta el año 782, aunque en este caso los arqueólogos son más escépticos.

Teniendo en cuenta las dataciones, hay que buscar algún acontecimiento bélico ocurrido con anterioridad a los hechos de Covadonga (722), y en ese espacio cabe tal vez, según expusieron ayer, «la cuestionada expedición del rey visigodo Wamba contra los astures en el año 680».

Pero Wamba era un rey visigodo y la resistencia a su conquista puede aportar nuevos argumentos para quienes se decantan por la naturaleza indigenista a la hora de asentar las bases del nacimiento de la monarquía asturiana. Otros historiadores ponen, por contra, en duda la rebelión de los astures contra los visigodos y consideran la monarquía asturiana como continuadora del Reino de Toledo.

Musulmanes o visigodos. Sean quienes fueran los que intentaron entrar en Asturias, lo cierto es que lo consiguieron. Las murallas del Homón de Faro fueron arrasadas y lo mismo ocurrió con las de El Muro, en el Camín Real de la Mesa, la otra fortificación de la que se ocupan Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada y que responde igualmente a una línea defensiva, en este caso situada en la divisoria entre Teverga y Somiedo, cortando el eje de la sierra.
En ambos yacimientos la cronología coincide y también su adscripción a los astures, pero poco más se puede decir de estas defensas, ya que los materiales arqueológicos son escasos. Una espuela de jinete y puntas de flecha en La Mesa y proyectiles de piedra en el Homón.



SOCIEDAD Y CULTURA

Los vestigios arqueológicos, única fuente para desentrañar ambos escenarios

Oviedo, M. S. M.

La campaña de excavaciones de La Carisa comenzó en el verano del 2003 con el patrocinio de Cajastur y de la Consejería de Cultura. Responsables de ambos departamentos asistieron a la presentación del informe de resultados de la última campaña, en la que también estuvo presente el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo Juan Ignacio Ruiz de la Peña, quien al final incidió en la importancia del hallazgo, por lo que supone de aportación científica al conocimiento de Asturias.

Para el medievalista será crucial encontrar restos arqueológicos en ambos recintos defensivos que permitan dar pistas sobre su vinculación histórica. La inexistencia de fuentes escritas alusivas a campañas bélicas en estos escenarios deja a expensas de la arqueología la reconstrucción de los hechos. Ruiz de la Peña tampoco quiso aventurarse ayer a hacer una posible lectura del acontecimiento y compartió con los investigadores las dos posibilidades que conducen a la rebelión de los astures contra los visigodos o al momento de las invasiones islámicas.

Una moneda o cualquier otro vestigio contextualizado que dé datos sobre su origen será lo que los arqueólogos busquen en la campaña que desarrollarán este verano y que se centrará sobre todo en el Homón de Faro. Los investigadores destacan que, con independencia de los paralelismos entre las dos fortificaciones astures, hay notables diferencias, puesto que la de La Carisa es mucho más compleja debido a la existencia de múltiples obras defensivas y a una función parcialmente diferente, haber podido significar un último refugio, y a su coincidencia con el anterior escenario de la conquista romana.



Ochoa: «La romanización de Asturias no fue algo superficial»

La catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma habló en el RIDEA de «Astures y romanos»

Oviedo, M. S. MARQUÉS

La arqueología ha supuesto durante las últimas dos décadas el cambio que da fuerza a una nueva visión sobre la romanización en Asturias. Sobre estas premisas construye Carmen Fernández Ochoa el discurso con el que abrió el ciclo de conferencias sobre «Prehistoria tardía: astures y romanos», que se desarrollará durante las próximas semanas en el RIDEA.

Disconforme con los planteamientos más clásicos, la profesora expuso que la historiografía veía la romanización como un fenómeno superficial y el indigenismo como algo llamado a pervivir. Estas tesis que mantenían la visión pesimista impuesta a partir de las teorías de Sánchez Albornoz van a perdurar hasta que la documentación arqueológica comienza a demostrar que la romanización «no fue algo superficial y epidérmico». Ese cambio, según Ochoa, se va a producir porque hay una reorganización conceptual que permite profundizar en los trabajos de campo. Es entonces cuando los resultados permiten establecer una reflexión que debe pasar por reinterpretar los textos clásicos. A esta determinación hay que sumar otra propuesta clara, la que permite demostrar que la falta de epigrafía -una de las razones esgrimidas por los clásicos- no fue índice de superficialidad, sino más bien indicativo de un modelo de implantación diferente a la del Mediterráneo.

Carmen Fernández Ochoa lleva 25 años estudiando la romanización y constata que el proyecto de Gijón fue pionero en esta revisión, junto con Las Médulas, en León. Ambos estudios suponen cambios importantes que se van a constatar con otros yacimientos, como los de Paredes o Grandas de Salime.

A partir de aquí, la presencia de Roma en Asturias comienza a verse como un fenómeno dialéctico entre dos sociedades y queda de manifiesto que Roma no impone una cultura colonizadora sino que integra lo existente.

Con el ciclo que repasa los avances de los yacimientos que se investigan en la actualidad en Asturias se propone «sistematizar el conocimiento y sensibilizar a cerca de que en Asturias hay algo más que castros y cuevas». Ochoa cree que en Asturias también se ha restado peso a la romanización por motivos regionalistas. «Hay que ver qué elementos célticos hay en esa cultura anterior a la llegada de Roma porque más tarde van a estar integrados en el proceso de romanización».

La historiadora sostiene que los pueblos indígenas van a ser fuerzas que Roma respeta e integra, pero descarta que hubiera habido un mundo indígena que se mantuvo incólume y que resucitó cuando llega el momento de la conquista. «No podemos imaginar cinco siglos de salvajes astures», afirmó la arqueóloga para defender sus tesis de integración.

Otro argumento que adelanta para sostener la presencia de pacto entre ambos pueblos es el convencimiento de que las tropas romanas no cruzan una cordillera como la que aquí encuentran sin saber que del otro lado no van a tener problemas. «Hubo conquista», afirma, «pero también un proceso dialéctico, respeto e integración».
«Defender esta lectura no es anticeltista ni proasturianista, explicó, sino dar a cada momento la importancia que tiene». Para apoyar sus palabras puso de manifiesto la inexistencia de datos que confirmen las invasiones celtas, aunque no niega la existencia de influencias culturales importantes. Ochoa prefiere hablar de pueblos célticos que de celtas, porque «los primeros son los que caracterizan su cultura con elementos diferentes a los pueblos mediterráneos», y en ese sentido en Asturias se puede apreciar esa influencia, lo que no es obstáculo, según la historiadora, para que haya habido romanización. «Roma integró porque ofrecía ventajas», afirma.

Los estudios de los últimos años han puesto de manifiesto que la documentación arqueológica es más abundante de lo que se pensaba y esto cambia el concepto de la historia. El despegue de estos estudios se vio favorecido con el nacimiento de las comunidades autónomas que impulsan su propio patrimonio. Ochoa otorga especial importancia a la exposición «Astures» celebrada en Gijón a mediados de los años noventa, porque caracteriza la cultura material de la época romana y va a suponer el punto de partida de una nueva visión del fenómeno romanizador.
El ciclo del RIDEA continúa el próximo martes con una conferencia impartida por Ángel Villa Valdés sobre el castro del Chao Samartín, en Grandas de Salime. Las conferencias seguirán en próximas semanas con otros escenarios asturianos.








LA VOZ DE ASTURIAS 04-05-06

PRIMER ARTÍCULO Y EN PORTADA

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HALLAZGOS ARQUEOLOGICOS EN EL HOMON DE FARO, ENTRE LENA Y ALLER

El fortín de La Carisa sirvió hasta la Edad Media para defender Asturias

El campamento se enfrentó a la expedición del rey visigodo Wamba contra los ástures en el 680. La fortificación ya se había utilizado en el año 26 a.C. para detener el avance del Imperio Romano.
NACHO G. PANDAVENES (04/05/2006)


Los arqueólogos encargados de la excavación del sistema vial y bélico de La Carisa, entre Lena y Aller, han descubierto que el campamento ástur de Homón de Faro no sólo sirvió para dificultar el avance romano en trono al año 26 antes de Cristo, sino que fue la defensa local contra la expedición que el rey visigodo Wamba envió contra los ástures en el año 680 después de Cristo e incluso pudo servir de punta de lanza contra las razzias moras posteriores. Es decir, Homón se ha consolidado como la primera línea de defensa de los ástures durante al menos 700 años, aunque no de forma permanente sino tan sólo cuando era necesario. Aún así, los investigadores encargados del proyecto, Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada, creen que en la torre encontrada en las cercanías de la fortificación pudo haber un puesto de control permanente de la vía de La Carisa y la entrada a Asturias desde la meseta.

Las dataciones a través del Carbono 14 de 5 muestras vegetales carbonizadas realizadas en los lAboratorios de Beta Analitic de Miami (Florida) han arrojado unas fechas situadas en torno a la segunda mitad del siglo VII y principios del VIII. Dichas muestras fueron recogidas de la zona reparada por los indígenas tras las guerras contra Roma del campamento de Homón de Faro (Vía de La Carisa) y en la fortificación de El Muro (Camín Real de La Mesa) ya que los arqueólogos siempre han pensado que había una correspondencia temporal entre ambos. Y así ha sido. Los dos campamentos indígenas tuvieron utilidad hasta justo antes de que Pelayo retara a los moros en Covadonga y se abriesen las puertas de la Edad Media para Asturias. De hecho, puede que incluso después de ese episodio aún se utilizaran durante un tiempo. En este sentido, cabe destacar que tanto La Carisa como La Mesa son las dos principales vías de penetración en Asturias desde la meseta, por lo que su importancia estratégica, militar y comercial era muy importante.

Otra de las cosas que ha demostrado a los arqueólogos la importancia de Homón de Faro es que todas las pruebas apuntan a que el campamento fue arrasado en algún momento del siglo VII o principios del VIII. La fortificación fue incendiada meticulosamente parte por parte y hasta el punto de que las piedras de sus muros sudaron el hierro que contenían y este se fundió en sus bases, lo que indica un nivel calorífico muy alto.

Para los expertos, esto es un claro ejemplo de la relevancia del lugar y de la belicosidad del momento histórico que le tocó vivir ya que existen dos posibilidades. Por un lado, el campamento pudo ser arrasado por los propios ástures para que sus enemigos no pudieran hacer uso de él si lograban entrar en la cordillera. Por otro, pudieron ser los enemigos de los indígenas quienes prendieran fuego al campamento para evitar que los ástures volvieran a parapetarse en él y continuaran dando guerra. En ambos casos está claro que la época no era muy tranquila.


SEGUNDO ARTÍCULO:

La excavación de La Carisa cumple 3 años de avances arqueológicos
(04/05/2006)

La campaña de excavación de La Carisa comenzó en el 2003. Los resultados del primer año impulsaron la intensificación y la continuación de los trabajos los años 2004 y 2005 y, según Jorge Camino "mostraron unos importantes datos para el conocimiento de la historia de Asturias". El arqueólogo añadió que estas primeras campañas ayudaron a descubrir la fortificación romana, datarla en los años de la conquista de Asturias por Roma, establecer el frente contra los astures y descubrir una fortificación autóctona en montes próximos. Avances que han encumbrado a La Carisa como una de las áreas arqueológicas más importantes de Asturias.













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Comentarios

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  1. #1 Piñolo 09 de mayo de 2006

    Bueno,yo no sé si la desinformación no vendrá más bien de los propios arqueólogos,e incluso de las instituciones.El motivo puede ser alejar a los curiosos,desilusionarlos ahora que llega el buen tiempo,y trabajar más tranquilos.Apostaría a que no han dicho ni la mitad de lo que saben.
    Por lo que estoy viendo desde que entro en celtiberia,hay mucho juego sucio en la arqueología,mucho secretismo y desprecio hacia todo lo que se salga del guión oficialista.Y no sólo eso,sino que se suele rechazar la arqueología como fuente de información válida.
    En todo caso,aquí tenemos indicios suficientes para pensar que se nos está alejando de la verdad.No necesariamente debió haber batalla en la Carisa.Había unas posiciones defensivas y otras ofensivas.Pero estas últimas,pienso yo que sólo sirvieron para despistar y así hacer ver a los astúres que la intención era concentrar fuerzas en esa vía,y de esta forma sorprenderlos penetrando por Pajares,con lo cual la lucha se desarrollaría en este paso,mucho más desprotegido.Ello explicaría algunos topónimos,como Puente los Fierros,seguramente debido a la cantidad de armas herrumbrosas halladas en el lugar en épocas posteriores.Y como no,Campomanes,donde serían enterrados los muertos.
    Otro tanto pudo ocurrir en la Mesa,aunque lo veo más dificil,enviando un contingente de fuerzas,quizá galos, por el puerto del Arca,a reunirse con los de Pajares en Campomanes.
    Ante esta tesitura,Pésicos Y Luggones quedarían sin contacto.Ya se sabe,divide y vencerás.Ahora bien,no creo que esto fuera posible sin la colAboración de gente conocedora del terreno,de la disposición de los castros,de las técnicas guerreras de los astúres,etc.Y ello sólo puede achacársele a una traición de los pueblos astúres cismontanos occidentales.
    Y este puerto del Arca...¿cómo se dice campamento militar en latín?.
    Seguramente todo se llevó a cAbo con un importante apoyo desde el mar,desembarcando tropas en la ría de Avilés y en la desembocadura del Nalón,que era navegable hasta Pravia.
    El monte Medullius ha de estar en las inmediaciones de una de las dos vías,La Carisa o La Mesa,donde se refugiarían los restos,o bien de Luggones,o bien de los Pésicos.

    Pero claro,ésta es sólo la opinión de un aficionado

  2. #2 Virio 09 de mayo de 2006

    En latín es Castra, ¿no?; Yo también Abogo por un movimiento envolvente a través de la mesa, ya que allí hay derribo pero no hay campamento romano, luego no es descabellado suponer que mientras el asedio continuaba en La Carisa, fuerzas de asalto (quizás una legión) , penetrasen por la mesa tratando de crear una pinza.

    La defensa de la mesa pudiera haber estado a cargo de los Paésicos, pero también es de imaginar que buena parte de estos se encontrasen coaligados a los Luggones en La Carisa, por ser este el punto principal de entrada del ejército romano y el que dominaba todo el centro de la región, mientras que una tercera parte o quizás menos, de las fuerzas ástures taponarían la entrada por La Mesa y notificarían rápidamente a sus homólogos en la Carisa un posible intento de asalto romano.

    En la Carisa el asalto directo era casi un suicidio. Por los flancos era imposible subir, simplemente por el desnivel y frontalmente hubieran tenido que enfrentarse a las lineas defensivas astures más a la lluvia de proyectiles desde la muralla hasta poder desalojarla y acceder a ella.

    Allí los romanos debieron tener clavados a los ástures mientras escaramuceaban y preparaban el asalto por La Mesa.

    En un momento dado, rebasaron la defensa ástur de la mesa y éstos avisarían a sus hermanos de La Carisa.

    Entonces en La Carisa debió producirse un gran revuelo:

    Por una parte habría líderes partidarios de dividir sus fuerzas y trabar batalla en el valle antes de que fuera demasiado tarde.

    Por la otra, algunos serían partidarios de no dividir más sus fuerzas, pues si se menguaba en demasía el poder defensivo de La Carisa y era tomada, la situación estaría definitivamente perdida.

    Debió ser el momento más duro en la Historia de Asturias y uno de los más cruciales en la de Hispania.

    Al final, se optaría por dividirse en dos y trabar batalla en el valle mientras otra parte se quedaría en La Carisa y... ya se sabe "divide y vencerás" ... probablemente otro contingente romano saliera del campamento de La Carisa y apoyase al que había entrado por La Mesa, ejerciendo una doble presión y dando un respiro a los que trataban de abrirse paso desde ésta.

    Los astures debieron ir enviando reservas con cuentagotas desde La Carisa, hasta mermar sus fuerzas, tanto en el valle como enla plaza defensiva.

    Si hubieran optado por un ataque sorpresa y masivo al campamento romano en el momento en el que parte de sus fuerzas lo desalojaron para apoyar el asalto por La Mesa, quizás habrían matado dos pájaros de un tiro, pues toda vez deshecha ésta posición, la batalla estaría perdida para los romanos que se encontrarían totalmente desprovistos de posiciones defensivas y no podrían explotar el avance.


    Pero todo esto sí que son conjeturas. :)

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