Autor: Silmarillion
jueves, 19 de octubre de 2006
Sección: Lenguas
Información publicada por: silmarillion
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De Tirso de Molina a Kike Santander







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  1. #1 exegesisdelclavo 17 de abr. 2006

    Claro, porque nunca publicarían por encima de padrinos y mecenas y obras "de simpleza y buen gusto" para el lector eventual del siglo XXI, algo así, en un concurso de escritura novel o en una editorial:



    "¿ Que cómo veo yo al mundo ?, bien, no querais ni saberlo. A veces me pregunto hasta qué punto pueden ser lógicas las visiones de algo ataráxico o equilibrado. El odio y el amor son uno y relativos si no lo fueran, no simplemente antagónicos. El concepto de sabio se ve ataviado en estos tiempos de un terciopelo lustrosamente endemoniado, se mira a los sabios como alimañas o locos o, directamente, se les confunde con otros viejecitos orientales que no son más sabios de lo que sería cualquier erudito en su tierra. Pero pensad que la tierra es de todos y de nadie y que la sabiduría no es erudición sino equilibrio entre sentimientos y conocimientos que son imposibles de equilibrar, aparte de muchas otras cosas más. Y sin sabiduría no eres más que otro animalito reptante del mundo, buscando la supervivencia y, ahora, en estos tiempos absurdos, buscando la forma más productiva o enfática de supervivencia. Y es que, humanos, la libertad sólo se anhela cuando no se tiene, y no la teneis ahora tampoco, únicamente teneis una opresión que se ha encargado de ser clandestina y de la que no os dais ni cuenta pues no es como las opresiones de antaño. ¿ Sois libres ?, en qué.
    Mas habiendo yo inutilizado mi cuerpo y mi cerebro, y tan sólo usando mis alientos de ónice, he logrado ver los orígenes del todo. Y destruyendo la bilis, conseguí ver el suelo pegajoso y cárnico del estómago. Y es tan enorme y tan inmenso ese estómago que es posible vivir en él. Y ví tantos cuerpos caer y levantarse en este nuevo mundo gelatinoso que lloré agónico de pavor. Los ví después devorándose unos a otros con todo tipo de macabras artimañas, desde las extremidades hasta el corazón. Y estaban dominados por su iracunda verborrea, babeando los restos de sus víctimas mientras con la boca llena de vísceras y venas podridas hablaban, aún siendo imposible entenderles escupían frases sin sentido pero contundentes al oído de quien estuviera expectante para comerse lo que cayera de la roja y sucia lengua de éste, el orador, vacío pero lleno.
    Y lo sumamente asqueroso no eran sus acciones sino sus ritos y danzas, tan absurdas como ellos pero tan arrolladoras que me enojaban. Y bailaban hasta que se comenzaba una guerra, bebiendo los restos malolientes de los líquidos existentes en el suelo, llenaban sus copas y se desgarraban por dentro, pero se sentían bien porque podían seguir comiendo. Y cuando les tocaba a ellos ser el alimento de otros que venían, intentaban luchar, pero luego imaginábanse erguidos en la memoria de todos pues eran servidos de pasto y por ello tenían fama durante la dolorosa espera de su muerte. Una muerte que era lenta y sufrida, porque era así lo establecido, y decidían rasparle la piel al que sirviera esa vez de alimento y luego cortarsela a tiras, siempre vivo el sujeto, para después echar todo tipo de ácidos y mejunjes salinos de modo que todos pudieran tener espectáculo antes del festín. Y los gritos ensordecedores y desesperados del personaje lastimoso eran las melodías que a todos enorgullecía oír. Más tarde, pasado un tiempo, cuando el dolor iba a matar a la víctima del banquete, lo curaban lo mejor posible para comenzar a darle latigazos y palos, tan fuertes como metódicos, en sitios tan sensibles como inofensivos, para terminar comiendo y absorbiendo con fuerza y muy pausadamente sus procreadores instrumentos. Y todo esto lo hacían estando el sujeto aún vivo, bien cuidaban de ello. Finalmente, tras haber pinchado sutilmente casi todos los poros de su cuerpo con alfileres oxidados y mal hechos, el sujeto moría ahorcado y asado vivo. En algunos casos, los que sirvieran de alimento lo hacían bastante tiempo pues, en vez de practicar el rito, se dejaban morder y engullir un brazo, lentamente y después una pierna, o trocitos de cabeza, y seguían andando por ahí, a veces, muertos de hambre se comían sus propios dedos ellos mismos.
    Todo esto ví, y de todo esto me salvé. Pero sé que han venido a hacer lo mismo con vosotros y con todos, pues son el excremento de la vida y la escoria de la muerte. Salvaos, salvaos, pero sois de su calaña y caereis en su juego. Sólo yo sé la salida al mundo fuera del estómago abyecto. Sólo yo conozco la oscuridad que me envuelve y cuida."


    Fragmento filosófico al final de una novela jamás editada, F.P.M. 1998. (Ufff, hace ya muchos años de esto... nada que ver con lo que hago ahora, y aún así...)


  2. #2 hartza 20 de abr. 2006

    Como decia Lou Reed:

    Holly came from miami F.l.a.
    Hitch-hiked her way across the u.s.a.

    Plucked her eyebrows on the way
    Shaved her leg and then he was a she
    She says, hey babe, take a walk on the wild side
    Said, hey honey, take a walk on the wild side

    Candy came from out on the island
    In the backroom she was everybody’s darling

    But she never lost her head
    Even when she was givin head
    She says, hey babe, take a walk on the wild side
    Said, hey babe, take a walk on the wild side


    y es que eso de no perder la cabeza mientras... "das la cabeza" ;-)

  3. Hay 2 comentarios.
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