Autor: lapurdi
lunes, 20 de marzo de 2006
Sección: Toponimia
Información publicada por: lapurdi
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La raiz "lux" (luc, luz) y el dios Lugh

El nombre de la luz esta relacionado con otros nombres con significados, aparentemente, no coincidentes, pero que surgen de una misma raiz: "lux". Esta raiz no solo la podemos relacionar con gran cantidad de topónimos sino también con el dios celta Lugh, dios solar y el más grande del panteon céltico.

La raiz "lux"

El nombre de la luz es en latin "lux, lucis", con una "x" final bastante común en muchos nombres (rex, latex, codex, lex,...). Esta "x" me ha dejado bastante confuso en cuanto a su primer valor fonétcio, fuera un sonido simple o compuesto de dos fonemas: "k" y "s". Viendo que muchos de sus derivados van desde el sonido silbante de "s" y "c" y el fricativo de "g" hasta los más gutuales y oclusivos de "gu" y "k", he pensado que podria ser a causa de las mutaciónes que sufren algunas consonantes en la lengua bretona, y por extensión, en las lenguas de origen céltico. Como en el sonido "k" (mikel) que muta a "gu" (Miguel) y finalmente a "ch" (Michel). Estas variaciones o mutaciones que estan en función de las palabras con las que se unen, sean vocales o consonantes y segun el tipo de ellas, no estan ausentes en la lengua latina, que en algun sentido tiene bastante que ver con las lenguas celtas. Una posible evolución del sonido "k" ha podido haber dado la "g" con sonido fricativo y la "j" de sonido aspirado. Esta "j" en ciertos idiomas inexistente pudo haber evolucionado hacia una "x", "z", "c" o "s", que es el espectro consonántico con el que aparece esta raiz "lux". Por ello encontramos palabras derivadas de "lux" como "luc" y "luz". Cabe recordar aquí el cambio de valor fonético que experimenta la letra "c" cuando le sigue vocales fuertes (a,o, u) o cuando le siguen vocales débiles (i, e), cambiando de una "k" a una "s".
Sobre el significado de la raiz "lux", primera y lógicamente se nos presenta el de 'luz', con toda su bateria de derivados, algunos con añadidos sufijados: lucero, luminoso, lumbre, etc. La luz, que parece tener un valor semàntico en si mismo por ser una cosa básica y que esta presente siempre en nuestras vidas, como veremos ahora no es tan así de primigenia y básica. Cuando decimos que las personas son "lúcidas" no nos queremos referir a ninguna capacidad de luminosidad sino a una facultad de ver, prever, las relaciones complejas y la concatenación de causas-efecto de la realidad. Es decir, ver con largueza las relaciones entre las cosas. Por tanto, aunque se diga que la lucidez es un valor figurado de "luz", en realidad se esta refiriendo a una capacidad que nada tiene que ver con la luz sino con la previsión a largo plazo y en sus más lejanas motivaciones de las realidades presentes. Es lo contrario de la cortedad de miras. Igualmente la luz es el fenomeno que partiendo de una fuente de luz se alarga hastra tropezar con un cuerpo opaco o hasta que por la distancia esta luz pierde su potencia y fuerza. Por tanto, tanto la palabra lucidez como la luz tienen un mismo significado aplicado a diferentes hechos y que podemos resumir en el hecho de alargarse, proyectarse en todos los sentidos.
En latin encontramos palabras como "luceo", 'lucir, brillar', que se adaptar plenamente al valor semàntico de "lux". En cambio otras palabras, en principio no emparentadas con "lux", si nos pueden dar otros valores y pistas: "lucrar", es decir, 'ganar dinero', "lustro", 'purificar', pero también 'recorrer, repasar', "luxo", 'dislocar', "luxurio", 'crecer abundantemente'. Si cambiamos a la lengua vasca encontramos dos palabras con otro significado distinto en apariencia, ya que luz es "argi", pero igual en el fondo semàntico. Se trata de "luze", 'largo, prolongado' y "luzatu", 'alargar'.
Otras palabras curiosas comparten este sentido de largo o alargado, como son las familias de los peces llamados "lucio", "merluza" o "lluç" (en catalàn). Todos ellos como sabemos se distinguen por su cuerpo especialmente alargado. Otra palabra con el mismo nombre de "luz" se refiere, no obstante, a la distancia entre pilares o soportes de un puente o de las vigas entre los puntos de apoyo. Es la "luz" de un puente o de una puerta.
Ademàs de las palabras con sonidos silbantes, también he citado anteriormente alguna otra, como "lucrar", con sonido oclusivo. Pero hay más de una. Por ejemplo en catalán la ventana que se situa en el tejado y que se avanza por encima de él, es la llamada "luçana", con sonido silbante. Sin embargo en aranés la misma palabra con el mismo significado lo encontramos con sonido gutural y oclusivo: "lucana". Otra palabra, también catalana es "lluc" y el verbo "llucar", referidos al germen o brote de una semilla o planta, y a los renuevos de los árboles, que brotan y se yerguen con gran fuerza. También como se puede comprobar comparten el mismo significado básico de "lux".
Saltando a una lengua anglosajona, como es el inglés, encontramos el verbo "look", 'mirar', en donde la luz no es la que se proyecta y alarga sino la propia mirada de la persona sobre las cosas.

Los topónimos "lus"

Alguien puede pensar que Lusitánia y Andalucia comparten la raiz "lux", en su variante "luz". Si a Lusi-tània le extraemos el sufijo "-tania", con significado propio de los grandes lugares o paises, como Cere-tánia, Bri-tánia, Occi-tània, etc., obtenemos la raiz "lus/lux" que comentamos. Si de la misma manera a Anda-lucia, podemos sacar la raiz prefijada "anda-" obtenemos la palabra "lucia", a la cual también podemos extrarle el sufijo o morfema de lugar "-ia", como Franc-ia, Ital-ia, Polon-ia, etc. Así vemos una misma raiz compartida por ambos topónimos (Lusitánia y Andalucia).
Aquí seria necesario un inciso para comentar el valor semàntico de la raiz o palabra "anda". Alguien podra ver en esta palabra una evolución de la palabra del pueblo de los "vándalos". El valor semàntico, creo, es unicamente de la raiz "an " y "and", valor que esta contenido en gran cantidad de palabras, en donde ella se encuentra aglutinada, como en "an-nus" (año), "án-gulo", "an-cho", "ant-ena", "ant-era", "an-verso", "an-sa", "án-odo", etc. También con en "m" como en las palabras catalanas "amb", "am-ple", "am-pulós", etc. o en las vascas "an-di", "ain", "h-ain", "g-ain", etc. o en la gallega "and-ar". En todas ellas tiene el mismo valor: 'lo que crece', 'lo que se encuentra en la cima, arriba', o mejor, 'lo que esta en el extremo del crecimiento'. Curiosamente el tiempo es medido por la lengua con si de un descenso se tratara, por lo cual, el primer momento o tiempo lleva también esta raiz al encontrarse en la cúspide, en la cima: "ant-es", "ant-iguo", "ant-erior". El tiempo es situado arriba y su devenir es un descenso.
En consecuencia, y partiendo de "anda-" referido al "lucia" de Andalucia, podemos definir a esta región como la cima, el extremo, el punto culminante de la prolongación, del alargamiento. Tenemos, pues, una raiz nuclear (lux) para estos dos paises contiguos, que aunque en el tiempo histórico no han coincidido (Lusitania romana, y la Andalucia árabe), si pueden ser una heredera de la otra y, posiblemente, coetáneas. Una misma tradición céltica podria haber dado nombre a ambas regiones. Si tenemos en cuenta el camino del sol, desde el este hasta el oeste, siguiendo las tierras asiático-europeas, orientadas en el eje este-oestre, estas dos zonas representan el final, el extremo, la prolongación extrema del continente, a la vez que el extremo del curso solar, el poniente o finis-terre, antes de su ocaso en el oceano atlàntico. Son, ambos, los paises del extremo del alargamiento continental y solar, justo donde acaban en la llamada Costa de la Luz. En el correr del sol a través de Europa es Andalucia y Lusitania, los dos por igual, los puntos donde el sol y las tierras se encuentran en su máxima prolongación.
Cambiando a otros tipos de topònimos, encontramos la palabra "lucus", nombre latino que se referia al bosque sagrado, seguramente por trasposición de un "lucus" celta en donde la naturaleza, los bosques y el árbol en particular eran adorados como dioses. Estos bosques debian tener una especial exhuberancia y potencia, al proyectarse verticalmente desde la tierra hacia el cielo. Los árboles eran manifestaciones de los dioses de la naturaleza, y más cuando estos eran exhuberantes, con lujo y lujuria. Este poder natural era adorado en estos "lucus" en que los druidas celebraban sus ritos de adoración a las fuerzas naturales, pero también al dios solar, al dios de la luz, llamado curiosamente "lugh", que era el dios más grande de todo el panteón céltico. Este dios Lugh tenia no solo el valor semántico de la luz, sino de todos los "luc" y "lux" que acabamos de describir: abundancia, largueza, exhuberancia, profusión, generosidad,....
Ya fueran lugares dedicados al dios Lugh o ya referidos a su valor semàntico original, encontramos muchos topònimos dentro de diversas tradiciones (céltica, latina, ibera o de cualquier otro pueblo anterior). Pueblos como Luzas en Aragón, o Lucena en Andalucia, o Llucà en Cataluña, o Lluc en Baleares, o Lugo en Galicia, o Lugano en Suiza, o regiones como el Lluçanès (Cataluña), la Lucania (Italia) o la Costa de la Luz en Portugal y Andalucia llevan esta raiz, así como los nombres propios de Luis, Luigi, Luca, Lluc, Lucas, Ludovico, Lucio, Lucía, etc. No en todos ellos aparece el valor sagrado de Lugh y sus ritos de adoración al sol y a los árboles, sino también un valor semàntico original y primario dedicado a todo aquello que es 'largo', 'prolongado', 'estirado', 'avanzado', etc.


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Comentarios

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  1. #1 pacocpina 22 de mar. 2006

    Hola, Lapurdi.
    Primero querría hacer referencia a mi medio broma. Simplemente me chocaron tus afirmaciones y, siempre queriéndolo hacer en plan distendido, se me ocurrieron esos comentarios. Obviamente no quise ofenderte, pero si te ha sentado mal, te pido mil disculpas.
    Sin duda tus opiniones son muy respetables, e incluso interesantes. Otra cosa es que yo no las comparte.
    Precisamente, si crees que el nacimiento de los signos fonéticos, y su valor semántico, están motivados, esto debería ser común a todas las lenguas, es decir, tendría tendencia a ser considerado como un universal lingüístico, cosa que, creo, no se da. Por eso tendría que ser aplicable a todas las lenguas, no sólo a las más cercanas. Aunque esto, lo reconozco, es una tarea muy difícil y que requiere muchos medios de todas clases.
    Me parece que muchas de tus propuestas podrían ser rebatidas con la mención de otros ejemplos (de ahí ese comentario mío pseudojocoso).
    No obstante, insisto en que muchas de tus hipótesis no dejan de ser interesantes, y si estás convencido de su bondad, desde luego te animo a que sigas con ellas. Y, si me permites, la autocrítica es una buena compañera en los estudios que cualquiera hace.
    Saludos.

  2. Hay 1 comentarios.
    1

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