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Valasska

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Espero que os guste este artículo sobre esa regíon checa coincidente con el nombre de la Valaquía rumana. Este artículo compuesto por redacciones de otros autores y propias, se completará con relatos de viaje, imágenes y otros materiales, que insertaré en el "bosque" y que estrán a disposición del que lo desee. El objetivo es dar a conocer otras miradas que enriquezcan la idiosincrasia infantil española que suele reducir todo al "blanco o al negro". Muchos seres humanos, incluso en el corazón de europa, buscan y viven un equilibrio entre la modernidad y el respeto. Este viaje, que forma parte de un trabajo en busca de ideas que nos aporten "pistas", para rehumanizar, revitalizar, dignificar al ciudadano rural español (sobre todo de areas montañosas en declive) y abrir nuevas vías de convivencia con el medio que no pasen por la "protitución especulativa", el despojo del medio a sus habitantes y el dinero fácil y rápido.

Es necesario desde ya mismo reclamar el derecho a la diversidad de nuestras formas de vida. Si estamos en la llamada "sociedad del conocimiento", éste ha de ser una herramienta útil, no una mera frase de adorno.







-Aproximación. (por Carlos Pascual Martín)

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El lenguaje -que es puro invento, y por tanto podría ser inagotable- parece escasear, quedarse corto a la hora de vestir de nombres la geografía mostrenca, que está ahí y es la que es. El mismo nombre se lo disputan a veces lugares dispares. Ocurre con la Valaquia: si uno hojea un atlas, o un diccionario, leerá que se trata de una región de los Cárpatos, en Rumanía. Pues bien, hay otra Valaquia lejos de aquella, en plena Moravia, que pertenece a la República Checa. Tal vez la razón de esa duplicidad esté en los emigrantes que en los siglos XVI y XVII se desplazaron desde los Cárpatos a este rincón moravo, donde se mezclaron con la gente y fundaron pueblos nuevos, querenciando nombres antiguos.
Estos valacos checos son gente muy suya -o si se quiere- muy patriotas, o nacionalistas, como suele ocurrir a los emigrados. Y desde luego no les falta el sentido del humor: presentan a su región como el 'reino de Valaquia' (ver su página web, en español, www.valasske-kralovstvi.cz) y han tenido la ocurrencia de nombrar 'rey' y 'primer ministro' a dos cómicos conocidos (como cuando Coluche se presentó a las elecciones presidenciales francesas), incluso facilitan un pasaporte propio que sirve, de paso, para obtener descuentos en hoteles o tiendas.
Todo esto no hace sino despertar la simpatía, y el interés, por esta región verde al este de la Moravia. Una región presidida por la montaña sagrada de Radhost, la más excelsa: en ella campa la efigie de Radegast, dios pagano y eslavo, pero también la de los santos Cirilo y Metodio, que son los que llevaron el cristianismo a aquellos paganos y, de paso, les enseñaron a escribir.

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La Valaquia no es muy grande - aunque no bastan tres días para desvelar sus paisajes, castillos, palacios y museos, su hospitalidad y sus golosinas culinarias, incluido el aguardiente de prunos slivovice. Ostrava es su cabeza, porque está arriba, al norte y tiene el aeropuerto -una hora de avión desde Praga-, unas seis si se viene por carretera, vía Olomouc.
El corazón, sin embargo, estaría en Roznov pod Radhostem: una ciudad situada en el centro mismo valaco, junto a la montaña sagrada, como su propio nombre indica. Esta población creció a partir de 1820 como estación climática, es decir, algo así como un balneario a base de aire puro, en vez de agua. Roznov sigue siendo un centro de reposo, con gente haciendo deporte suave por todas partes. Cerca de allí, Frendstat es una estación de esquí muy frecuentada. Al norte de Roznov, Novy Jicin tiene una plaza con casas patricias del XVI y conserva parte de las murallas y del castillo que defendían el casco urbano. En Stramberk casi no queda castillo, pero es célebre por las stramberske usi, orejas de pan de especias.
Si no se dispone de tiempo para husmear por ciudades y aldeas, se puede remediar la cosa en el Museo al Aire Libre de Roznov pod Radhostem. Es de los más antiguos de Europa, ya que lo inició en 1925 un artista que había visto el Scansen de Estocolmo. El núcleo primitivo es el 'pueblo de madera', compuesto por edificios trasladados desde Roznov y otras poblaciones.
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A este núcleo inicial se fue añadiendo, a partir de 1962, un 'pueblo valaco' ocupando colinas y huertos cercanos y donde algunos figurantes mantienen granjas, rebaños y casas, a la usanza tradicional. La parte más reciente es el 'valle de los molinos', auténtico parque temático sobre la industria preindustrial: un batán para tundir paños, un molino de grano y otro de aceite, un aserradero y una fragua, todo ello movido exclusivamente por la fuerza del agua, enseñan cómo funcionaba el mundo cuando no existía más fuente de energía que la propia naturaleza y el propio ingenio.
Sólo por ver y aprender en este sector del museo queda más que justificado el viaje al insólito 'reino' de Valaquia.


Carlos Pascual Madrid / MADRID (12-03-2005)




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  1. #1 Sdan 15 de feb. 2006

    Esa fiesta se llama Carantoñas y se celebra en un pueblo de Cáceres, Acehúche (o también sin hache intercalada):

    Muchas fotos aquí:
    http://images.google.es/images?hl=es&lr=&rls=GGLD,GGLD:2005-45,GGLD:es&q=+site:www.alextur.net+caranto%C3%B1as


    "Cuentan los acehucheños que el 20 de enero es el día grande de su legendaria y vistosa fiesta, la de Las Carantoñas. Pero es hoy, sábado, cuando esperan recibir mayor afluencia de visitantes. Caprichos del calendario.

    La niebla que cubría esta localidad cacereña de poco más de 900 habitantes a primera hora de la mañana dejó paso a una jornada soleada que lugareños y forasteros agradecieron.

    Corrían las diez cuando Gonzalo Lorenzo se afanaba en caracterizar a una carantoña . «Empezamos a vestirlas por las piernas, les ponemos las pieles y las atamos con cuerdas. Después vamos a los brazos. Y luego, el zamarrón, que cubre la espalda y el pecho y se aprieta con una 'cincha'. Y, por último, la careta», describe este hombre de mediana edad en el patio de una vivienda del barrio de Las Heras. Es todo un experto. «Yo también me visto todos los años por una promesa», dice sin querer desvelar el motivo de su sacrificio. La peculiar vestimenta, confeccionada con piel de cabra u oveja, puede llegar a superar los quince kilos de peso.

    Tradición y devoción se funden en una fiesta, declarada de interés turístico regional, que recrea un legendario ritual en honor a San Sebastián. «Para nosotros, la fiesta de Las Carantoñas es lo más grande que tenemos. Participa todo el pueblo. Representan a las fieras que intentaron atacar a San Sebastián, pero no lo lograron al estar protegido por Dios», recuerda el alcalde, Constantino Julián, con el envolvente sonido de los tamboriles de fondo.

    La figura del mayordomo

    Pedro Durán, presidente de la Cofradía de San Sebastián, recuerda que esta celebración tiene raíces paganas. Recorre, con sus pieles a cuesta, la calle Gabriel y Galán, donde se encuentra la casa del mayordomo de este año...

    Más tarde, vuelven a tomar la calle. Se dirigen a la plaza, donde aguardarán la salida de la 'Vaca-Tora'. Es la encargada de ahuyentarlas. La tradición toca su fin y las carantoñas desaparecen. No sin antes echarse unos bailes y repartir una especie de natilla entre los asistentes. Es la papa, el alimento para perpetuar la leyenda entre las nuevas generaciones".

    Hoy, Diario de Extremadura

  2. #2 Ego 17 de feb. 2006

    Ya lo sé. Lo digo como ejemplo del fondo que subyace bajo las buenas intenciones.
    Salud.

  3. Hay 2 comentarios.
    1

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