Autor: kallaikoi
miércoles, 18 de octubre de 2006
Sección: Lenguas
Información publicada por: kallaikoi
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TOPÓNIMOS MONOSÍLABOS DE LA EUROPA OCCIDENTAL, LOS MÁS ANTIGUOS DEL CONTINENTE EUROPEO

Los topónimos monosílabos de la Europa Occidental han llegado a nosotros gracias a la transmisión oral, y su significado se ha perdido, por ser antiquísimos. Dado su extraordinario primitivismo, serían las palabras más cercanas a los albores del lenguaje de los primitivos europeos occidentales que se han conservado.





































Los topónimos monosílabos de la Europa Occidental han llegado a nosotros gracias a la transmisión oral, y su significado se ha perdido, por ser antiquísimos. Dado su extraordinario primitivismo, serían las palabras más cercanas a los albores del lenguaje de los primitivos europeos occidentales que se han conservado.

Estas palabras elementales -las cuales también habrían sido habitualmente utilizadas en el lenguaje oral- actuando como prefijos, dieron lugar a palabras derivadas que también fueron utilizadas en la toponimia, mediante la adición de sufijos como: -a / -o / -as / -os / -ña / -ño / -ñas / -ños; el superlativo / -ón; el diminutivo / -ín... siendo la mayoría de ellas también de significado desconocido en la actualidad.

La pérdida de significado de estas palabras se debe en parte a su grandísima antigüedad, y en parte al desarrollo del pensamiento abstracto en los primitivos europeos occidentales.

En un principio, las terminaciones en -a / -as; -o / -os, / -ño / -ña, etc., no tendrían por qué indicar siempre género en los topónimos derivados.

Por otra parte, estos topónimos o palabras elementales, y sus derivadas, dieron lugar a topónimos compuestos más complejos, bisílabos, trisílabos y polisílabos, con una regla muy sencilla: la simple concatenación, prueba adicional de su extrema antigüedad.

El significado de estos topónimos compuestos se ha perdido en la mayoría de los casos, debido también al desarrollo del pensamiento abstracto.

Veamos, para muestra, algunos ejemplos bien conocidos de topónimos monosílabos, sin pretender ser exhaustivos. Comenzando por los más simples:

A. Está presente en el topónimo compuesto Ai (A+I).

E. Perviven sus bien conocidos topónimos derivados E-a, E-o, E-as y E-os.

I. Perviven sus topónimos derivados I-a, I-o, I-ña, I-ño, I-ñas, I-ños. También lo vemos solo en el topónimo compuesto Ider (I+Der).

O. Este topónimo existe actualmente en Galicia. Tiene como derivados conocidos O-ña, O-ño. También lo vemos solo en topónimos compuestos tales como Oia (O+Ia); con falsa etimología en Ove (O+Be); Obre (O+Bre), y Orra (O+RRa).

U. Lo vemos solo en los topónimos compuestos Udra (U+Dra) y Urroa (U+RRoa).

AL. Su derivado Al-o lo vemos en el topónimo compuesto Aloia (Alo+Ia). También en Feal (Fe+Al).

AM. Romanizado en Am-es, aparece hoy formando parte del topónimo compuesto Amio (Am+Io); también en Ameas (Am+Eas). Es derivado suyo Am-o, que aparece en Breamo (Bre+Amo)

AN. Es prefijo en Ancos (An+Kos) y en Anca (An+Ka); también en Anta (An+Ta) y Arán (Ar+An). Lo vemos formando parte de topónimos compuestos más complejos, como Corbalán (Kor+Bal+An).

AR. Existe en la actualidad, así como sus derivados Ar-o y Ar-a. A veces lo vemos romanizado en Ar-es. También lo vemos en Arán (Ar+An).

IM. Hoy se conserva Im-o, que es su derivado.

OM. Aparece en la actualidad en topónimos compuestos tales como Ombre (Om+Bre), Ombreiro (Om+Breiro), y Ome (Om+E).

UM. Aparece solo en los hidrónimos compuestos Umia (Um+Ia), y Ume (Um+E), hoy río Eume.

OK (Oc). Perviven tanto la raíz como sus derivados Oc-a, Oc-o, Oc-os: Langued'Oc, Oca, Oco, Ocos.

BA. Este topónimo pervive en la actualidad, así como sus derivados Ba-a y Ba-o. Aparece solo en los topónimos compuestos Baio (Ba+Io) y Baia (Ba+Ia). El derivado está en el topónimo compuesto Baamonde (Baa+Mon+De). También los vemos, con falsa etimología, en las formas Va, Vaa y Vao, puesto que el Idioma Gallego no tiene V.

BE. Pervive su derivado Be-o. Su derivado Be-a lo vemos en el topónimo compuesto Beade (Bea+De). La raíz está presente, pero con falsa etimología, en Vedra (Be+Dra) y Vedro (Be+Dro).

BO. Derivados Bo-a y Bo-o. Bo pervive en la actualidad. También lo vemos solo en Bogo (Bo+Go). El primer derivado lo vemos en Boado (Boa+Do). Boo pervive como topónimo en Galicia, Asturias y Santander.

BU. Lo vemos solo en los topónimos compuestos Bueu (Bu+E+U) y Buio (Bu+Io).

DA. Pervive su derivado Da-a.

DE. Pervive en topónimos compuestos como Deva (De+Ba), Bande (Ban+De) y Sande (San+De).

DO. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Dodro (Do+Dro).

FE. Lo vemos solo en topónimos compuestos como Feal (Fe+Al) y Fene (Fe+Ne).

FI. Derivado Fi-o. Vemos el derivado en el topónimo compuesto Fiobre (Fio+Bre).

GA. Lo vemos solo en topónimos compuestos tales como Gai (Ga+I), Gaia (Ga+Ia) y Gaiás (Ga+Ias).

GO. Perviven los topónimos Go-a y Go-as, que son sus derivados. Lo vemos solo en los topónimos compuestos Goia (Go+Ia); Goios (Go+Ios); Goibe (Go+I+Be), y Mondego (Mon+De+Go).

KA (hoy Ca). Derivados Ka-a (Caa), Ka-o (Cao). Vemos el derivado Ka-a formando parte de los topónimos compuestos Caa-veiro y Caa-mouco. El derivado Cao pervive en la actualidad.

KO (hoy Co). Derivado Ko-a (Coa). Aparece solo en Coio (Ko+Io), y su derivado en Coaña. También lo vemos en Coea (Ko+Ea).

LA. Lo vemos solo en topónimos compuestos como Laga (La+Ga) y Laza (La+Za).

LE. En Galicia perviven sus derivados Le-a y Le-ón. Esto indica que León es un topónimo autóctono de la Península Ibérica que no deriva del latín.

LO. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Loio (Lo+Io).

LU. Derivado Lu-a. El derivado Lúa existe en la actualidad, y también lo vemos en el topónimo compuesto Luaces (Lua+Zes). La raíz la vemos en topónimos compuestos tales como Luía (Lu+Ia), Lugo (Lu+Go), Lubre (Lu+Bre), y Luarca (Lu+Ar+Ka).

MA. Aparece solo en el topónimo compuesto Mato (Ma+To).

ME. Aparece solo en los topónimos compuestos Mede (Me+De) y Meda (Me+Da).

MI. Lo vemos solo en Mi-ña y Mi-ño, que son derivados suyos.

MO. Derivado Mo-a. La raíz y el derivado los vemos en Moia (Mo+Ia) y en Moaña.

NE. Lo vemos solo en los topónimos compuestos Neda (Ne+Da), Fene (Fe+Ne), y Nemancos (Ne+Man+Cos).

NO. Está presente en los topónimos compuestos Noia (No+Ia) y Noche (No+Che).

OR. Lo vemos solo en los topónimos compuestos Orán (Or+An) y Orce (Or+Ze).

PA. Pervive su derivado Pa-a.

PI. Derivados existentes en la actualidad: Pi-a, Pi-as, Pi-os,

PO. Pervive en la actualidad, así como su derivado Po-o. Está presente en el topónimo compuesto Poio (Po+Io).

RRA. Pervive su derivado Ra-o.

RRO. Pervive su derivado Ro-a.

SA. Hoy pervive, así como su derivado Sa-a. Aparece solo en topónimos compuestos como Sada (Sa+Da) y Sado (Sa+Do).

SO. Lo vemos solo en topónimos compuestos como Soán (So+An) y Sober (So+Ber).

SU. Aparece solo en los topónimos compuestos Suar (Su+Ar); Suarna (Su+Ar+Na), y Susá (Su+Sa) o quizás (Su+Saa).

TE. Derivados Te-a y Te-o. La raíz y los derivados perviven en la actualidad.

TI. Derivado Ti-o. El derivado lo vemos en el topónimo compuesto Tiobre (Tio+Bre).

TO. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Toca (To+Ca).

ZA. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Zazar (Za+Zar).

ZE (Ce). Perviven sus derivados Ze-a (Cea) y Ze-o (Ceo). Lo vemos solo en los topónimos compuestos Cee (Ze+E) y Cei (Ze+I).

ZO. Perviven sus derivados Zo-o y Zo-as.

BAL. Aparece en topónimos compuestos como Balocos (Bal+Ocos); Baltar (Bal+Tar); Balboa (Bal+Boa); Balea (Bal+Ea), y Baleo (Bal+Eo).

BAR. Pervive en la actualidad en Galicia. En algún caso ha sido romanizado en Bar-es. También existe en Francia (Bar-le-Duc, Bar-sur-Aube, Bar-sur-Sena); y forma parte de topónimos compuestos, por ejemplo: Barca (Bar+Ka); Barcala (Bar+Kala); Barco (Bar+Ko) en Barco de Valdeorras, Barco de Ávila; y Baroña (Bar+Oña).

BER. Existe solo en la actualidad, y formando parte de topónimos compuestos, por ejemplo: Bergondo (Ber+Gon+Do) y Bertón (Ber+Ton). También lo vemos, pero con falsa etimología, en la forma Ver.

BUR. Lo vemos como prefijo en Bur-ela, que es derivado suyo; y también en topónimos compuestos como Burgas (Bur+Gas), Burgo (Bur+Go), Burgos (Bur+Gos), y Bur-d'Eos.

BRE. Lo vemos hoy como aparente sufijo en los topónimos compuestos Tambre (Tam+Bre), Lambre (Lam+Bre), Cambre (Cam+Bre), etc.; pero también como aparente prefijo en Breamo (Bre+Amo), y Breanca (Bre+An+Ka). Pervive su derivado Bre-a.

KOL (hoy Col). Lo encontramos romanizado en Col-es, y pervive su erivado Col-o.

KOR (hoy Cor). Sus derivados Kor-a (Cora) y Kor-o (Coro) perviven en la actualidad. También lo vemos presente en Corgo (Kor+Go), Corme (Kor+Me); y en el topónimo complejo Cortegada (Kor+Te+Ga+Da).

DOR. Pervive en la actualidad. También forma parte de topónimos compuestos como Doroña (Dor+Oña) y Dormeá (Dor+Meaa).

DRA. Lo vemos en el topónimo compuesto Vedra (Be+Dra).

DRO. Está presente en topónimos compuestos tales como Vedro (Be+Dro), Dodro (Do+Dro), y Alvedro (Al+Be+Dro).

KAL (hoy Cal). Derivados Kal-a (Cala); Kal-o (Calo). Hoy perviven tanto el prefijo como los derivados. También lo vemos romanizado en la forma Cales. Kale (Cale) existió en Portus Cale (Kal+E); y pervive en el Paso de Cale. Kal aparece como prefijo en Kalaiko (Calaico).

KAM (hoy Cam). Está presente en el topónimo compuesto Cambre (asociación de Kam+Bre); en Cambás (Kam+Bas); Camboa (Kam+Boa); y solo en el hidrónimo Cam (río que pasa por Cambridge, UK).

GAL. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Galea (Gal+Ea).

LAS. Pervive en la actualidad.

LAM. Perviven sus derivados Lam-a, Lam-as, Lam-o. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Lambre (Lam+Bre).

LON. Lo vemos solo en los topónimos compuestos Lonzas (Lon+Zas) y Londoño (Lon+Doño).

LOR. Derivado Lor-a. Los dos perviven en la actualidad.

LUS. Aparece solo en el topónimo compuesto Lusio (Lus+Io).

MAR. Indudable topónimo monosílabo antiquísimo del occidente europeo, al igual que Ceo (Ze-o).

MER. Derivados Mer-a, Mer-o. En Asturias, Mer habría sido romanizado en Mer-es y después castellanizado en Mie-res. Mer, Mer-a y Mer-o existen en la actualidad en Galicia.

MOR. Pervive su derivado Mor-ón. Está presente en los topónimos compuestos Morlás (Mor+Las), y Morgade (Mor+Ga+De).

MUR. Sus topónimos derivados Mur-a, Mur-o, Mur-as, y Mur-os perviven en la actualidad.

MON. Pervive en la actualidad. Se conoce su antiguo derivado Mon-a (hoy isla de Man).

MOS. Pervive en la actualidad, y lo vemos como prefijo en Mos-a y Mos-ela.

NAR. Derivados Nar-a, Nar-o, Nar-ón. Los vemos en los topónimos compuestos Naraio (Nara+Io), Naranco (Nar+An+Ko), Narcea (Nar+Zea); y sabemos que existió Naro (el antiquísimo nombre de Narbona, según la Ora Marítima).

NAZ. Pervive en la actualidad.

NOR. Pervive en la actualidad.

PAM. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Pambre (Pam+Bre).

PAS. Pervive en la actualidad.

SAR. Existe en la actualidad como topónimo e hidrónimo. También está presente en topónimos compuestos tales como Belesar (Bel+E+Sar), Sartego (Sar+Te+Go) y Sartaña (Sar+Taña).

SAM. Hoy perviven en sus derivados Sam-a y Sam-os. También forma parte del hidrónimo Sambre (Sam+Bre), río francés.

SAS. Pervive en la actualidad.

SEN. Derivado Sen-a. Hoy lo vemos en el topónimo compuesto Senra (Sen+RRa). Sen-a pervive como hidrónimo en Francia.

SIL. Pervive en la actualidad.

SOL. Pervive en la actualidad.

SON. Pervive en la actualidad.

SOR. Existe en la actualidad como hidrónimo. Aparece también en el topónimo compuesto Soria (Sor+Ia).

POL. Pervive en la actualidad, así como sus derivados Pol-a y Pol-o. También forma parte del topónimo compuesto Polanco (Pol+An+Ko).

TAM. Lo vemos solo en el topónimo compuesto Tambre (asociación de Tam+Bre).

TAR. Pervive su derivado Tar-o. Su derivado Tar-a está presente, por ejemplo, en el topónimo compuesto Taramancos (Tara+Man+Cos).

TOR. Perviven sus derivados Tor-a y Tor-o.

VAZ. Pervive en la actualidad, aunque la etimología es falsa. Lo correcto es BAZ.

XEN. Este topónimo pervive en la actualidad, castellanizado en Gen (Xen). También lo vemos solo en el topónimo compuesto Xende (Xen+De), el cual en algunos casos aparece castellanizado en Gende.

ZAR. Aparece como aparente sufijo en el topónimo compuesto Zazar (Za+Zar)

ZAS. Pervive en la actualidad.


Esta pequeña lista de topónimos monosílabos fósiles del Occidente Europeo, casi todos presentes en Galicia, es al mismo tiempo un subconjunto de las paleo-sílabas del Idioma Gallego, y contiene un subconjunto de sus paleo-fonemas.

Con las paleo-sílabas y los paleo-fonemas se explica la práctica totalidad del vocabulario gallego actual, sin necesidad de recurrir a etimologías latinas; o a otros disparates similares que también fueron establecidos a lo largo del Siglo XX.


Más informacióen en: http://es.geocities.com/kallaikoi


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Comentarios

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  1. #1 lgmoral 25 de ene. 2006

    1. Es antojo tan indemostrable como inatacable que el monosilabismo, en topónimos o en cualquier otro signo lingüístico, sea lo más antiguo o primitivo, lo más cercano a los albores del lenguaje. En todo caso está superada hace tiempo la Tipología que supone como necesaria una evolución desde un origen de tipo aislante (monosilabismo) a través de un tipo aglutinante hasta la perfección del tipo flexivo, que ¡vaya por Dios! es el de las lenguas indoeuropeas que hablaban los autores de esa Tipología y que en el griego y latín clásicos y en el védico sánscrito veían el novamás de las riquezas y capacidades expresivas de la lengua. A fin de cuentas, el europeo ario adorándose su ombligo. Decía Salir que proponer una Tipología Evolutiva que tenía su perfección última en la riqueza flexiva de griego, latín y sánscrito era algo así como proponer una Evolución de las Especies encaminada a producir las chuletas de ternera de Kentucky.

    2. Sin embargo, también es cierto que en el análisis del léxico de las lenguas indoeuropeas se detecta un fondo antiguo o básico en el que los elementos portadores del significado conceptual son monosilábicos y la palabra se hace monosilábico cuando se le añaden afijos (pre- o su-fijos) que precisan ese significado conceptual y, sobre todo, añaden los significados gramaticales que se completan con las desinencias. Ya varios gramáticos griegos hablaban de “protótypa” monosilábicos para lo que, con término tomado de la Lingüística Semítica, ahora llamamos “raíces”. En cualquier caso no es correcto o claro llamar “prefijos” a los presuntos “topónimos monosílabos” o “palabras elementales” que dan lugar a palabras derivadas por la adición de sufijos.
    Pero para una gran masa del léxico de cualquier lengua indoeuropea antigua o moderna ya no es posible aislar una raíz monosilábica y hay que conformarse con que es raíz (mono- o poli-silábica) lo que el hablante entiende y usa como base para derivar o crear nuevas unidades léxicas.
    Un caso curioso y que nos aparece a todas horas en el ordenador: INICIALIZANDO: un indoeuropeista puede decirnos que la “raíz” monosilábica de esa palabra está únicamente en la segunda –I-, *EI- / I- del verbo latino *EI-O > EO, infinitivo I-RE, supino I-TUM, en castellano IR. Con prefijo IN- y sobre la base del supino –IT- se forma con sufijo –IO- el sustantivo neutro IN-I-T-IU-M que es base para un adjetivo con sufijo compuesto –AL-I- y ya tenemos IN-I-T-I-AL-I-S > INICIAL, que, como cualquier nombre, puede dar pie a un verbo, en este caso con una sufijación griega que ya tuvo uso frecuente en latín y lo sigue teniendo en todas las lenguas europeas a la hora de crear neologismos: IN-I-C-I-AL-IZ-, que en castellano entrará en la única conjugación que es hoy productiva, la primera: IN-I-C-I-AL-IZ-AR, gerundio IN-I-C-I-AL-IZ-A-NDO.

    3. Si KALLAIKOI me aguanta todavía el rollo previo, añado que tanto para ‘palabras-raíces” monosilábicas (por ejemplo, lat. REX, MUS, LUX …) como para las polisilábicas porque tienen pre- y sufijos, y para las que son compuestas con dos o más raíces (AGRÍ-COLA, CANTA-MAÑANAS), es mejor hablar de evoluciones que de “pérdidas” de significados.
    Tiene toda la razón KALLAIKOI en que las terminaciones con –O y –A no tenían que indicar género, ni en topónimos ni en otras áreas del léxico común, pues –A es sufijación de nombres abstractos, colectivos, de acción, etc. y luego se hace el principal sufijo de género gramatical femenino, pero dejando subsistir masculinos con A (por ejemplo los nombres de varón CATILINA, PHEIDÍAS > Fidias, etc.) que tienen que ser de género gramatical masculino porque son de sexo natural masculino.

    4. Y ahora me permitirá KALLAIKOI unas cuantas precisiones a algunos de los materiales que presenta y que no fueron tan monosilábicos como parece en análisis que creo que pecan de simplistas. Hay material sobre el que ahora no puedo pronunciarme porque no tengo a mano las ayudas obligadas de consulta.

    Si E-O se refiere al río EO, la consulta de formas medievales le vendrá muy bien para afinar notablemente su análisis: EUUE, OUE, etc.

    Me temo que OÑA es más bien ON-IA > OÑA

    AM- está bien y en AMES, AMIO, etc. tenemos probablemente significaciones de pozos, canales, galerías … que pudieran tener relación con la minería. Pero AM no se romaniza en AM-ES, que es todo él prelatino; AM-IO no es compuesto, sino derivado: AM- con sufijo –IO. Y en BREAMO lo más seguro es que tenemos un céltico *BRIG-AMOS, un superlativo ‘muy elevado’ que, por cierto, le cuadra muy bien al tal monte en las Rías Altas.

    ANCO(S) / ANCA es sufijo prelatino en multitud de topónimos de la Hispania indoeuropea (TAMALLANCOS, TUDANCA, PALANCA …) y es sufijo descomponible en –AN- y –KO-. Pero en ANCOS, ANCA está claro que no es sufijo y el análisis AN-KO puede ser válido, pero también ANK-O, con significación de ‘ángulo, recodo’. AN+TA no es válido, hay que ponerse en ANT-A, que es término parece que prelatino y también latino para significar ‘piedra, pilar’ y también aludir a construcciones megalíticas. Creo que el ANETO es mejor ponerlo aparte.

    OM- de OMBRE no vale. Toda la documentación medieval, mucha y segura, nos asegura que procede de ANOBRE, es decir, uno de tantos compuestos célticos con –BRIGA o –BRIS. Y ANO- podría relacionarse con *ANARIS, medieval AARES > actual ARES.

    El caso UMIA necesitaría mucho espacio. Desde luego, tenemos UM- como raíz abundante en hidrónimos: UMIA, UMA, *UMANIA > OMAÑA en León, el HOMEM portugués (con H de falsa etimología), el O MAO, medieval HUMANUM (otra vez H- falsa), etc. Pero lo del UME para el EUME no es cierto en absoluto: desde el s. X es constante y masiva la documentación EUME y lo de UME es tardío, minoritario y en documentos poco de fiar por “castellanizantes”. Además el pretendido corte de PONTEDEUME o RIBADEUME en PONTE DE UME y RIBA DE UME es “contra natura”: es impensable que la E átona de la preposición DE prime sobre la E tónica de EUME y la elimine. RIBADAVIA, RIBADISO, RIBADULLA, RIBADUMIA, RIBADEO y otras más son ejemplo de que la E átona de la preposición se elide ante la vocal tónica inicial del hidrónimo.

    AR ¿por qué romanizado en AR-ES, si sabemos que la lengua prerromana era flexiva y ARES puede ser forma con raíz AR + “tema” –I- y desinencia -S?. Ya indiqué más arriba un medieval AARES que supone el *ANARIS antiguo que habría que precisar algo más.

    Tengo mis muchas dudas sobre que BAIO se resuelva en BA+IO y más bien pienso en un *BAD-IOS, posible antropónimo prelatino. En cuando a BAAMONDE, cualquiera que sea el origen y significado de su primer término BAA-, en el segundo no hay MON + DE, sino que tenemos el repetidísimo término germánico –MUNDE con significación de ‘protección’. Los topónimos germánicos en –MUNDE son en origen el genitivo del nombre del dueño de la villa o fundo, es decir, están entre los muchísimos ‘nomina possessoris’ que tiene toda la toponimia hispánica.

    BOADO es en origen un nombre prelatino *BOVATUS que hace grupo con Bovius, Bovia, Bovan(n)a, Bovianus, Bovalus, , Bovecius, Bovegius, Buanus …, parece que todos ellos de la raíz *GWOU- ‘buey, vaca’. Yo creo que BOO es el latín BONUS y que, en efecto, fue adjetivo y se hizo nombre propio como epíteto o apellido. BOA puede ser *BONA y no excluyo otros orígenes, pero un BO a secas no me encaja.

    Tanto BANDE como SANDE tienen toda la pinta de ser genitivos de nombres germánicos (cf. lo dicho sobre BAAMONDE) y para BANDE hay medieval VANATE que excluye ese monosílabo DE.

    MONDEGO, habida cuenta de que tenemos hidrónimo MUNDA, tiene todas las trazas de ser un *MUND-AIKO, con sufijo bien conocidos de los CALLA-AICI > gallegos.

    Me parece que CAA-VEIRO debe ser más complicado que doblar la vocal de KA- en KAA-. CAO explicado como CA-O es tan fácil que se explica todo y no se explica nada. Podríamos pensar en un *CANUS, ya que tenemos CONSO < *CANOSUS, además del castellano CANO.

    Si PAA se remontase a *PALA ‘roca’, tendríamos material para buena charla.

    SÁA o SÁ es topónimo y, secundariamente, hidrónimo: el germanismo, equivalente al castellano y catalán SALA. Nada que ver con SADA.

    Creo que hay un río TE cuya etimología desconozco. TEA y su diminutivo TIELA son hidrónimos que suponen *TEN- y se comparan con TENA no gallego. Hay TIOIRA < *TENORIA. Tal vez tengamos también TEO < *TENO, siempre preferible a TE + O.

    BALBOA < *VALLE BONA, castellano VALBUENA; BALTAR es germánico, *WALTARI, genitivo de ‘nomen possessoris’. BALOCOS debe suponer *-LL- para que haya –L- intervocálica y el sufijo –OCO. también debe suponer *-CC-, pues *-C- daría –G-; pero en etimología me abstengo. En todo caso los BAL son de orígenes diferentes y no son el topónimo monosílabo que se nos propone.

    No hay romanización en BAR-ES. Y tal vez ese BAR- tiene poco o nada que ver con el BARC- de BARCA; BARCALA, BARCIA, BÁRCENA … que significa ‘valle’ y similares.

    Sería para largo entrar en conjetura de que en BUR-ELA se alude a forma o accidente del terreno, en BURG-AS a brote o manantial de agua. Ese BUR-d’EOS, si es el francés BOURDEAUX, resulta que en forma antigua es BURDIGALA y por ahí debería empezar su (im)posible comparación con BURELA y BURGAS.

    -BRE no tiene nada de aparente sufijo en TAM-BRE, que es resultado de un antiguo TAMARIS. En cambio LAMBRE ya es el antiguo LAMBRIS, término simple y tal vez con etimología de ‘rápido’. En CAM-BRE tampoco hay sufijo, sino compuesto de dos lexemas: CAMBRE es CALAMBRE en documentación medieval y todavía hoy en Asturias, donde no se pierde –L- intervocálica. Es un *CALAM-BRIS, uno de tantos compuestos con –BRIGA, -BRIS. De BREAMO ya tratamos. BREANCA puede ser un *BRIG-ANKA, y separo raíz y sufijo. En fin, el topónimo monosílabo BRE flojea.


    DOR. Pervive en la actualidad y no sé su etimología. No excluyo que comparta raíz con DOROÑA < *DOR-ONIA.

    KAL- no es prefijo, sino parte de la raíz de *KALNA > *KALLA ‘monte, colina’ que con sufijo tenemos en CALLAICUS, CALLAECIA. Y no es segura su relación con el CALE de PORTU CALE > PORTUGAL.

    CAM-: ya señalé que CAMBRE es *CALAMBRIS. Más abajo se cita PAMBRE, medieval PAAMBRE y, por tanto, muy probable *PALAMBRIS. Tengo la impresión de que nada que ver con el CAM de CAMBRIDGE que a lo mejor pudiera significar ‘piedra’ o ‘canto, borde’ a juzgar por la forma antigua CANTABRIGA, que nos acerca mucho a la actual CANTABRIA.

    Bueno, habría mucho más que comentar, pero cierro con que SAR, que ya es SARS en Mela (s.I) nada tiene que ver con BELESAR, que deriva de *BELISARI, ‘nomen possessoris’.

  2. #2 kallaikoi 26 de ene. 2006

    No veo porqué hay que huir del río Cam como referencia para explicar Cambre. No es un caso único. Los ingleses tienen London y aquí tenemos Londoño. Tienen Inverness y aquí tenemos Invernés. Tienen Deva, nosotros también...

  3. #3 lgmoral 26 de ene. 2006

    Bueno, las cosas a veces tienen su pequeño rebiricho. Es muy posible que el CAM de CAMBRIDGE sea un *CANT- si hace juego con CAMBRIDGE y éste tiene una forma antigua CANTABRIGA, mientras que CAM de CAMBRE parece seguro que procede de y se relaciona con CALAMBRE. O sea, dos orígenes distintos y una coincidencia meramente homofónica.
    Por supuesto no se discutirá que LondoN y LondoÑO comparten raíz y que el DEBA > DEE in´gés es el mismo DEVA de Asturias, Teruel, Orense y Pontevedra. Lo de Invernés no puedo ni opinarlo en este momento.
    Sobre Boado tendré que volver en otro momento.

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