Autor: Vascon
lunes, 06 de junio de 2005
Sección: Archivo Celtiberia.net v.2
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María Magdalena: Falsa prostituta I

Se dice que Jesús tuvo una seguidora que lo amó tanto como para tener el valor de asistir a su crucifixión, una seguidora a la que él amo tanto que le eligió como la primera persona en saber de su resurrección. Este personaje ha llegado hasta nosotros con una profesión y un nombre polémicos: María Magdalena, la prostituta.
Diversos argumentos prueban que nada tenia que ver con el oficio más antiguo del mundo.




El personaje de María Magdalena

Se dice que Jesús tuvo una seguidora que lo amó tanto como para tener el valor de asistir a su crucifixión, una seguidora a la que él amo tanto que le eligió como la primera persona en saber de su resurrección. Este personaje ha llegado hasta nosotros con una profesión y un nombre polémicos: María Magdalena, la prostituta. Pero en los evangelios Canónicos nunca se la presenta como tal, a lo sumo se la relaciona como una pecadora arrepentida. La vinculación de María Magdalena con una prostituta se debe a una interpretación bastante tardía, realizada por lo menos en el siglo IV, si no más tarde, que basa en una lectura discutible del célebre pasaje del Evangelio según San Lucas en el que aparece una pecadora que lava los pies del Señor y los enjuaga con sus cabellos. El lavado de pies era un servicio que se hacía para mostrar acogida y hospitalidad o simplemente por deferencia. Normalmente lo realizaba un esclavo no judío o una mujer, pero no una prostituta. Una interpretación literal del personaje de la Magdalena y de su profesión no solo resulta errónea y desecadora, sino que también puede inducirnos a error o impedirnos descubrir qué se oculta detrás de uno de los temas más ricos y bellos del cristianismo. Recordemos que para la Iglesia oriental santa María Magdalena, lejos de ser una pecadora pública, es una virgen que en los últimos años llevo vida eremítica.
Que María Magdalena haya sido precisamente la primera persona en entrar en contacto con Cristo resucitado le adjudica el más primordial de los papeles en la filiación esotérica del cristianismo. Se la ha llegado a llamar “la evangelista de la resurrección”. Sin duda por eso mismo es normal que se la relacione con Juan, el discípulo amado, y no goce de las simpatías de Pedro, que es quien simboliza de algún modo la iglesia de piedra, la iglesia exterior, mientras que Juan simboliza la iglesia del amor, la iglesia interior.
En el evangelio de María Magdalena, tras escuchar el relato de una visión en la que María Magdalena recibe precisas enseñanzas del Salvador respecto al alma, el mismo Pedro se extraña y dice: “Ha hablado el maestro con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de cosas que ignoramos, de modo que todos debamos volvernos y escuchar a esta mujer? ¿Acaso la ha preferido a nosotros?”.
Si la Magdalena representa al alma, es lógico que las palabras redentoras de Cristo se dirijan a ella y no a los hombres de “carne y de sangre”, como dirían los judíos, o de “carne y huesos”, como solemos decir los “cristianos”. En este evangelio no se trata de palabras corrientes; como ocurría en el Evangelio según Tomás, que contenía “las palabras secretas que Jesús había dicho”, nos encontramos con palabras que ni los mismos apostoles conocían: “Estos pensamientos difieren de lo que conocemos.”
Se trata de palabras redentoras dirigidas al Nous, que algunos traducen por mente, pero que se refiere más bien a la chispa divina que mora en el interior de todo ser humano.

Las tres marías

Los evangelios hablan de tres marías y en diversos pasajes nos encontramos con una que bien podria ser María Magdalena. En uno de los evangelios gnósticos más plémicos, el llamado Evangelio según Felipe, leemos:

“Había tres Mariam, quienes caminaban con el maestro todo el tiempo: su madre, (su)hermana y la Magdalena, que es llamada su pareja.”

El primer versículo de procedencia canónica en el que alude a la Magdalena lo encontramos justo después de la crucifixión (Mateo XXVII-56) y antes de la resurrección de Jesús. Allí es llamada explícitamente María Magdalena. Más adelante distinguiendo entre María Magdalena y María la madre de Santiago, se vuelva a decir “estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro”. En el evangelio según San Marcos (XV-57) el texto es ligeramente distinto: “María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía”. Y más adelante (XVI-I): “Pasado el sábado, María Magdalena y María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a ungirle”.
Pero el pasaje evangélico que quizá más datos aporta sobre el personaje está en Marcos
XVI-9 que dice:

“Resucitado Jesús a la mañana del primer día de la semana,se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Ella fue quien lo anuncio a los que habían vivido con él, que estaban sumidos en la tristeza yel llanto, pero oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no la creyeron.”

De una primera lectura de estas palabras se pueden deducir varias cosas:
1-María Magdalena fue la primera persona a la que se apareció Jesús resucitado. Esto le otorga ya una superioridad sobre los demás discípulos, superioridad que los apóstoles, en especial Pedro, no parecen haberle reconocido.
2-A María Magdalena le había “echado”, o sea quitado, siete demonios. Esto nos permite identificarla con la mujer que aparece en Lucas VIII-2, que era una pecadora, pero de la que no se dice en ningún momento que fuera prostituta.
3-María Magdalena anuncio a Jesús resucitado, pero sus propios discípulos no la creyeron, a pesar de que, como se puede leer en Juan XX-9, estaba dicho en la escritura que “era preciso que el resucitase de entre los muertos”. Esta actitud se encuentra aún en muchos cristianos que, por decirlo de algún modo, se han quedado en la cruz pero no han ido más adelante. Como escribía Louis Cattiaux en su libro El mensaje reencontrado, “la fe del creyente es borrar la desolación de la muerte a fuerza de tener esperanza en la resurrección y en la alegría de una nueva vida”, y más adelante: “Muchos creyeron hacer bien yendo en busca de la muerte de Jesús, pero ninguno le siguió en la resurrección, que es la única que justifica la pasión del bello señor y confirma nuestra liberación venidera”.Volviendo al tema en cuestión, si en vez de ser María Magdalena la primera persona en contemplar a Jesús resucitado hubiera sido un hombre (un apóstol, como sería lo lógico), ¿le habrían creído?





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Comentarios

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  1. #1 ges76 18 de ene. 2007

    En primer lugar, mandaros un saludo a tod@s; encontré este enlace buscando temas relacionados con Maria Magdalena, pues considero que es una figura bastante representativa en la historia, igual que lo han sido muchas personas, que no personajes. He leido el artículo y vuestros comentarios al respecto y antes de nada, me gustaria disculparme por si mis conocimientos de historia no son los suficientes, y no puedo aportar demasiados datos.
    Básicamente lo que me mueve, lo que me impulsa a conocer más de María Magdalena es que no la conozco, no al menos como creía.
    Me he criado en el seno de una familia católica, muy debota y totalmente fiel a sus principios. La imagen, tanto de Jesús, como de los apostoles, como de todo aquello que le rodeaba, siempre me pareció algo teatrizada. Leía la Biblia de cuando en cuando, para intentar dar un giro a aquello que en los sermones se decía, buscarle otro enfoque. Decían de mi que era dura de Fe, porque ya en la catequesis, mis dudas eran demasiadas. Nadie me dio una explicación a ninguna de ellas.

    Hace poco cayó en mis manos la novela "La Esperada", de Kathleen McGowan, el primer libro de una trilogía, que me hizo empezar a plantearme muchas cosas.

    No he terminado de leerla, pero me gustaría que me dijérais qué oPinais al respecto.

    Un saludo.


  2. Hay 1 comentarios.
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