Autor: Daniel Eisenberg
viernes, 08 de junio de 2007
Sección: Historia
Información publicada por: silmarillion


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El buen amor heterosexual de Juan Ruiz



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Más informacióen en: http://users.ipfw.edu/jehle/deisenbe/Other_Hispanic_Topics/Juan_Ruiz


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  1. #1 silmarillion 10 de mayo de 2005

    Sobre el Libro del Buen Amor, texto de la página de la Universidad de Arizona
    http://www.u.arizona.edu/~yri/Medioevo.htm


    ... éste es escrito de un clérigo, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, para el clero. La estructura interna de la obra así lo demuestra al ser escrito bajo el estilo de la argumentación escolástica. Según este estilo se establece una tesis que debe ser demostrada bajo la luz de diferentes argumentos, respaldados éstos en fuentes autorizadas: la Biblia, en el caso de asuntos teológicos, y filósofos antiguos y sabios, en el caso de asuntos filosóficos.

    Este libro presenta numerosas dificultades de aproximación puesto que desde el punto de vista de elementos externos a la obra como son los datos de su autor, así como la fecha de elaboración, e incluso el título de la misma, no están bien esclarecidos. Desde el punto de vista interno de la obra, asuntos como la unidad temática no están claramente definidos.


    Es una obra culta constituída por historias de caracter "autobiográfico" --en la cual se hace evidente un narrador que habla en primera persona, pero a quien algunos críticos, precisamente por el carácter polisémico de la obra, sugieren que se trata de un recurso literario para referirse a todos los clérigos que atraviesan una situación similar al del Arcipreste de Hita-- a la que les sigue tres tipos de argumento y una ejemplificación, se hace muy difícil una lectura lineal y por consiguiente establecer la unidad temática. Sin embargo, según Menéndez Pidal se ha partido de la idea que la tesis de la obra se encuentra en la estrofa número 71:

    Como dice Aristóteles, y es cosa verdadera:

    el mundo trabaja por dos cosas; la primera,

    para tener la manutención, y la otra era

    para poderse juntar con hembra placentera.

    Menéndez Peláez comenta que "Si prescindimos del velo literario y utilizamos el estilo escolástico, mucho más claro y directo, el contenido de esta estrofa se podría reflejar en dos enunciados: 'Las relaciones sexuales son de derecho natural', o, 'Las relaciones sexuales son tan necesarias como el comer'"(223). Por medio de la argumentación y la ejemplificación se trata de defender esta tesis.

    Como toda la literatura del medioevo este libro tiene un trasfondo social, que en España también significa religioso, en particular por ser ésta una obra de clerecía. Al momento de escribirse este libro, el clero estaba pasando por un momento crítico: la reforma disciplinar en el IV Concilio de Letrán.

    Al darse la invasión musulmana, España queda aislada del contacto directo con Roma y la iglesia sufre algunas mutaciones producto del proceso de trasculturización, --como por ejemplo la aparición de la literatura mozárabe-- en la cual no se da un desplazamiento de una cultura por otra, sino donde todas coexisten y se influencian; así la cultura cristiana convive con la árabe y la judía, a tal punto que en el siglo XII Fernando III se declara "rey de las tres religiones"(Menéndez Peláez 213).

    Este hecho se ve reflejado en varios aspectos de la vida social tanto de los ciudadanos comunes como de los clérigos. Menéndez Peláez menciona que "La canalización del sentimiento amoroso sigue en Castilla unas leyes que se apoyan, bien en el derecho consuetudinario, bien en las culturas árabes o hebrea que van a dificultar la renovación disciplinar del IV Concilio de Letrán en la Península"(213), asenta que la sociedad castellana medieval estaba constituída por una gran población de judíos que se mantenían fieles a los preceptos veterotestamentarios. Hago la acotación en cursiva porque luego, bajo la luz del nuevo Testamento, se adopta una nueva concepción de considerar la virginidad por encima del nexo matrimonial en el cual el hombre, según la iglesia, se envilece con las bajas pasiones.

    Se establece entonces una visión del amor según el Antiguo Testamento (Eva), en el que se manifiesta la unión sexual (amor carnal o loco amor) del hombre y de la mujer: "creced y multiplicaos", y que se relacionará directamente con los judíos, en contraposición del Nuevo Testamento (María) en la que el amor tendrá una actitud más "espiritual" (el buen amor) con la que se persigue vencer las debilidades de la carne y elevarse en pureza física y espiritual. Esta tendencia comienza de manera muy leve pero luego se acrecienta hasta convertirse en dogma alrededor del año 325 DC., denominándose así mismos como la corriente maniquea, la cual condena el matrimonio de los sacerdotes y da lugar al celibato.

    El rechazo a los principios del Antiguo Testamento --llamados también veterotestamentarios, entre los que figuraba el matrimonio del clero-- se relaciona directamente con los judíos, y su negación más que doctrinal, aunque por supuesto esta parte cuenta, era política.

    Por las razones culturales ya expuestas, la ley del celibato no tuvo una buena acogida en la Península. Existían dos tipos de matrimonios: el canónico que era el matrimonio de tipo comercial o por conveniencias, y era el efectuado cuando dos familias juntaban sus riquezas para aumentarlas; y el matrimonio por barraganía, que era el efectuado por común acuerdo y era basado en el amor y respeto mutuo. El término "barraganía" tiene doble raíz etimológica: barra: afuera de, ganía: ganancia, de modo que los hijos y la mujer estaban fuera del régimen económico familiar (herencia paterna). El clero esta relacionado con este último y por haber perdido contacto con Roma por la invasión árabe y además contar con la influencia judía, esta costumbre se mantuvo hasta que, al comenzar la reconquista los pueblos cristianos, van ganando territorio y la iglesia debe establecer nuevamente sus fundamentos.

    En la lucha de la iglesia por imponer el celibato y considerar la unión matrimonial del clero como un pecado (año 1228), el término "barragana" pierde su significado original y se peyoratiza convirtiéndose en sinónimo de prostituta. Se obliga al clero a acatar la ley bajo la amenaza de excomunión --que para el momento no sólo representaba un oprobio religioso sino también un estigma social-- y se castiga a quienes se niegan a obedecer.

    Este era el trasfondo, la crisis clerical por la que pasaba la iglesia cuando se escribe El libro del buen amor, y que justifica el estilo escolástico utilizado, por medio del cual se buscaba defender una tesis --"Las relaciones sexuales son de derecho natural"-- a través de la argumentación y la ejemplificación; escrito de un clérigo a otros clérigos que estaban pasando por su misma crisis de defender su derecho a la sexualidad, y para convencer a los que se oponían a ello.

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