La tradición nos habla de un castaño enorme que crecía en la Fraga de Coba y que por las descripciones debía estar cerca del paraje hoy llamado Lameiro Grande. Crecía junto a un peñasco llamado "O penedo do billote" (o sea "el peñasco del erizo", porque tenía la forma del erizo de castaño) y en el interior hueco de su tronco cabían hasta 20 personas.

Se le consideraba un árbol sagrado y con poderes mágicos, y su nombre, "O Castiñeiropái", que significa "el castaño padre" indica el respeto que se le profesaba. Era el más grande de toda la Fraga y se le consideraba como el origen o padre de todos los castaños de las fragas de Coba y Pedrazás y esto tenía especial relevancia en aquellos tiempos ya que la castaña era un alimento básico pues todavía no se conocía la patata.

Estaba rodeado de varios abedules, ocho según unos, doce según otras fuentes, que algún "mouro" (mago) había plantado en circulo formando una especie de anillo mágico con sus troncos blancos. Detrás de este anillo había varios laureles a los que también se le atribuían propiedades extraordinarias.

En el interior de su tronco hueco se hacían ceremonias rituales para pedir ayuda y protección a las fuerzas de la naturaleza personificadas en este árbol. Todos eran conscientes de que era el ser viviente mas viejo de toda la zona, y era como un templo por el que habían pasado todos los antepasados, y es que según la tradición cuando nacía un niño el padre debía ir al Castiñeiropái a darle gracias por haberle concedido un hijo, tenía que entrar al interior del tronco de rodillas y agachado mirando al suelo sin levantar la cabeza hasta que estuviera dentro, una vez allí, además de dar gracias por haberle concedido un hijo le pedía que lo protegiera para que pudiera crecer fuerte y sano. En este momento le devolvía al árbol una hoja que le había cogido meses antes en cuanto se había enterado de que iba a ser padre. Esta hoja daba suerte durante el embarazo, y antes de devolvérsela se frotaba con ella la piel del recién nacido para que el Castiñeiropái lo reconociera.

Cuando alguien tenía que tomar alguna decisión especialmente importante, venía a pedir ayuda a este árbol. Se consideraba que los espíritus de los antepasados que por allí habían pasado iluminarían la mente del peticionario. Como el contacto con los antepasados no era una cosa inmediata estaba acompañado por familiares o amigos que al parecer no tenían una participación directa en ese contacto con el mas allá, sino que se ocupaban de mantener día y noche un fuego dentro del circulo formado por los abedules para que los protegiera de las alimañas y peligros de la Fraga.

Cuando había un peligro, toda la familia debía entrar en su interior, pero por riguroso orden, primero entraban los abuelos, después los padres y finalmente los hijos por orden de edad. Una vez dentro rezaban juntos pidiendo la ayuda que necesitaban.

Sus castañas por ser sagradas, eran utilizadas como una especie de amuleto, y cuando alguien iba de viaje, llevaba una castaña del Castiñeiropái para que le protegiera.

Sabemos que incluso hubo disputas sobre la mejor forma de conservarlo, así mientras unos decían que era necesario cortar dos "carballos" (robles) que había junto a los abedules para que no le quitaran luz y alimento, otros opinaban que había que mantenerlos pues le protegían de los "malos aires".

No sabemos cuando y tampoco como desapareció, pero al parecer después de miles de años de vida fue aniquilado por una fuerza mucho mas poderosa ... la del fuego.

En el siglo XVI aun se conocía y respetaba el lugar donde había estado pero ya no vivía nadie que hubiera visto el Castiñeiropái.




Fuente: http://usuarios.lycos.es/Vacariza/cobacost0.html