Autor: uge2007
sábado, 22 de septiembre de 2007
Sección: Artículos básicos para iniciarse
Información publicada por: uge2007
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Las guerras Cántabras
La guerra cantábrica, como las demás guerras importantes que registra la historia, obedece a planteamientos de carácter esencialmente político. El imperio con el que Augusto se encontró en sus propias manos, planteaba ya numerosos problemas de todo orden, entre los cuales no era precisamente el menor el problema de su seguridad de cara a las fuerzas exteriores al mismo. Dicho de otra manera, el emperador tenía que cuidar sus fronteras, adoptando para defenderlas algún tipo de política eficaz que respondiera a las necesidades del momento.
Una vez concluidas las largas sangrientas guerras civiles, Augusto tuvo por fin la ocasión de plantearse muy seriamente el problema de las fronteras, el limes, palabra que adquiriría gran resonancia en la historia del imperio. El imperio para él había adquirido ya sus dimensiones precisas. No era necesario conquistar más; ahora se trataba de defender. En el oriente la existencia de algunos pequeños reinos aliados podía servir de mampara elástica contra el ataque de los grandes enemigos, que allí no sólo eran las tribus beduinas de árabes procedentes del desierto, sino el no muy lejano y siempre poderoso reino de los Partos, que amenazaba desde más allá del desierto. Estos reyezuelos autónomos, aliados del imperio, eran entonces los de Judea, Arabia, El Ponto, Galacia, Comagene y la Pequeña Armenia.
En el norte de África el enemigo no era otro que los beduinos. En Europa, además de los residuos celtas aún independientes de las Islas Británicas, el imperio se enfrentaba fundamentalmente a los germanos; en la zona oriental, al norte de los Cárpatos, apuntaban ya, aunque todavía lejanos, los pueblos eslavos.
Para mantener el limes había que fortificarle y concentrar en él las tropas, que, una vez concluidas las guerras civiles, no tenían por qué seguir acantonadas dentro del imperio. En consecuencia, el ejército fue reducido a sólo 26 legiones, que, con las tropas auxiliares, no elevaba sus efectivos a más de 300.000 soldados. Pero, sobre todo, era preciso delimitar las fronteras, haciéndolas coincidir con la geografía más adecuada y evitando peligrosas concentraciones de enemigos más allá del limes. Éste en la Europa nórdica era el Rin y el Danubio, pero, como medida de seguridad, Augusto se propuso que sus tropas llegaran hasta El Elba y, un siglo después, Trajano haría algo similar en el Danubio, incorporando la Dacia. Ambas regiones estaban destinadas a perderse: la Germania transrenana en la época del propio Augusto, y la Dacia en los tiempos del emperador Aureliano.
En este marco de la política exterior de Augusto se comprende perfectamente que la situación del norte de España encerrada dentro del imperio con dos pueblos independientes y pendencieros, aferrados a las montañas y asomándose al mar, los cántabros y los astures, representaba una anomalía intolerable. Esta situación aparece perfectamente definida por Floro y éste debió tomarla, sin duda, de Tito Livio, al plantear el comienzo de las hostilidades entre Roma y estos pueblos: "En el Occidente había paz y en casi toda Hispania excepto la parte de la Citerior pegada a los riscos del extremo Pirineo del que acaricia el océano. Aquí se movían dos muy esforzados pueblos, los cántabros y astures, ajenos al imperio. Los cántabros por su fiereza eran los primeros, los más violentos y los más pertinaces en la rebelión, los cuales, no contentos con defender su libertad, trataban también de dominar a sus vecinos, atormentando a los Vacceos, Turmogos y Autrigones con incursiones frecuentes.
fuente: González Echegaray J.
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Que tal estamos amigo uyao?
Si no leyeras de carrerilla, te habrías dado cuenta que en ·#4 ya
emergía algo de Historia y de HISTORIA con mayúsculas al hacer alusión
a Braudel. Ya que quieres que hablemos de historia hablemos de
historias en la tierra, la historia de primera mano, sin sesgos salvo
el propio. Como no he tenido el gusto de conocer a ningún cantabro
coetáneo de las guerras, por que no retomamos el articulo de Suintila.
El contacto directo durante largas horas con hispano-visigodos me ha
permitido conocer a grandes rasgos sus historias y no las historias de
la grandeza de sus gobernantes, que parece ser las que os empepina. Su
historia de miserías, que parece no ser de unos pocos sino general como
se colige de los textos de los concilios nos pone en la pista que más
que una proeza de Suintila como rey de los pobres a Suintila como rey
de un reino de pobres exceptuando algunos proceres con vaina y espada.
De todas formas tu amigo Uge se decanta sin ningún tipo de
argumentación hacía una de las visiones que sobre el reinado del tal
Suintila nos han dejado las fuentes. Un segundo punto que podría dar
para un extenso debate vendría dado por quien tiene mayor legitimidad
para gobernar Hispania los invasores visigodos o el imperio romano de
Oriente en su intento de reconstruir la grandeza de la antigua Roma.
Parece que tu amigo Uge se precipita por la primera¿Qué hubiera
ocurrido si el asentamiento bizantino se hubiera consolidado suponiendo
una amenaza tal que hubiera supuesto la desaparición del reino Visigodo
o una merma considerable del poder de este en la Peninsula? ¿qué nos
hubiera deparado la Historia?.
Un saludo
Encantado varix, que tal?. Si tuvieramos que conocer a los personajes de la historia a tratar para poder hablar de ella, simplemente no existiria. No existirian tampoco los historiadores en los que se basa la historia. Solo somos contemporaneos de la actual historia para beneficio de los historiadores futuros.
Los Hispano-visigodos eran los de ántes o son coetáneos tuyos?.
Tampoco conozco a Uge, por lo que no puede ser amigo mío, "ahora de momento". Vas pidiendo fuentes pero solo especulas en supuestos casos de ficción. En fin, qué nos deparará la historia.
Por cierto que a mí ningún gobernante me empepina, ni antes ni ahora, ni pasado ni contemporáneo.
Salud.
Bueno antes que nada disculpar, pero en mi ánimo nunca ha estado el tratar de sabotear ningún foro, pero me fastidia el que haya personas que tiren la piedra y escondan la mano, en este caso pedrisco. Concano en Asturias al mismo derrumbe desprendimiento de piedras se le denomina Arba aunque también tiene el significado de terreno escarpado y difícil.
Creo Uyao que no me has entendido, habrá que utilizar un lenguaje más directo, pero evidentemente me refería a los hispanos-visigodos antiguos cuando tocas su huesos tienes un contacto directos con ello, creo yo, así que deberás considerar qeu es muy posible escribir historia a partir de este contacto con los que construyerón la historia en su momento. De todas formas, como veo que es un tema que os apasiona os dejo por que yo sobre esta cuestión, poco, nada o algo puedo aportar. Ya consideré un enlace sobre esta cuestión en la misma celtiberia en el que seguramente os veriaís involucrados así que os animo a que lo retomeis.
Un saludo.
Hay 3 comentarios.
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