Autor: Cogorzota
jueves, 24 de agosto de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Cogorzota
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Vascoiberismo apócrifo
El origen de una leyenda.
Las cuencas de los ríos Oca y Tirón tienen una topografía desconcertante. Horadan el terreno con multitud de pequeños valles en direcciones muy variables que dificultan la orientación. El Oca, desemboca en una montaña y el Tirón, solo tiene llanura en su margen derecha.
Esta comarca, ha sido zona de paso entre el Pirineo, la Meseta, el Cantábrico y el Ebro de incontables migraciones de animales y grupos humanos, por lo que sería un magnífico lugar de caza, al igual que la sierra de Atapuerca lo era más al sur.
La zona baja del Tirón, está rodeada de atalayas naturales relativamente próximas, cuya coordinación sería muy provechosa. Existe además una trampa milenaria, un regalo de la naturaleza. La llanura de la margen izquierda de Tirón se estrecha como un embudo, hasta desaparecer en Cuzcurrita, donde es necesario vadear el río para continuar hacia el Ebro.
Este privilegiado enclave, tubo que ser muy disputado en tiempos prehistóricos y los humanos que lo habitaron, tuvieron que hacerlo pactando con vecinos muy alejados. Pudieron hacerlo, gracias a la religión.
Su sistema defensivo era el dominio de los caminos altos entre atalayas, por las divisorias de aguas para no cruzar valles ni arroyos, que entonces serían mas caudalosos. En esta comarca tan poco abrupta, eso sería extraordinariamente eficaz. Los animales y los forasteros tienden a ir por los valles, mientras que los nativos los observaban como si tuvieran aviación y podían reclamar ayuda desde muy lejos para tender emboscadas. Sus sagradas atalayas, las clasificaban por el número de ríos que nacían en ellas.
En el vado de Cuzcurrita, el Tirón hacía un extraño meandro y entraba dentro de una montaña-atalaya (de cuatro ríos), conocida como el Bolo, a la que producía una enorme cueva. Miles de años de ocupación humana, provocaron su hundimiento y parte de la montaña cayó al agujero. Esto debió producirse en tiempos no muy remotos, pues ha perdurado la leyenda hasta nuestros días, gracias a los vascos. Pudiera ser la diosa solar que los vascos llaman Mari y la religión de los Amazigh, que la llamaron Baal.
También pudiera ser que los romanos la llamaran Aracilum, los visigodos la Olla, los musulmanes Alava y Al Quilá (Alí Babá) y los cristianos Bardulia.
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