Autor: A.M.Canto
lunes, 22 de enero de 2007
Sección: Leyendas
Información publicada por: A.M.Canto
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Interesante acertijo sobre El Quijote
Por 20 millones de pesetas: ¿Es fiable el resultado de la identificación de aquel "lugar de La Mancha"?
Antes de ayer se dio la primicia de una investigación que ha ocupado a 10 catedráticos de la UCM, de distintas disciplinas (y seguramente a varios becarios), durante dos años, con un coste de "entre 10 y 20 millones de pesetas".
El objetivo era averiguar cuál era "aquel lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme", que Cervantes no cita en su más famosa obra. El resultado es que las siete variables tenidas en cuenta, se nos afirma, "llevan indefectiblemente a Villanueva de los Infantes", en Ciudad Real (pueblo manchego en el que, por cierto, murió Quevedo y nació García y Bellido).
He esperado un par de días, a ver si daban las claves del estudio, y al menos una viene en la prensa de hoy: la velocidad de marcha de Rocinante y Rucio. Eso introduce el factor calzadas romanas, medievales y modernas. Bueno, os copio más abajo las noticias, primero la más reciente.
Es una temeridad herética decirlo sin conocer en detalle el estudio; pero así, de entrada, me parece que en El Quijote hay algunos datos que simplemente hacen imposible esa hipótesis...
No es un mal acertijo, sobre el que cualquiera puede meditar también desde la óptica del método arqueológico. Y así empezaríamos bien el año del IV Centenario de El Quijote, releyendo ese tocho inmortal, pero ahora cómodamente desde la Red, buscando y marcando en el texto lo que queramos y sin peligro de cargarnos el libro real. Saludos.
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¿DÓNDE VIVÍA DON QUIJOTE?
La velocidad de Rocinante guía al lugar de La Mancha
La velocidad de Rocinante y Rucio ha sido clave para determinar que la localidad de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) es el "lugar de La Mancha" en el que vivió Don Quijote y que Cervantes no quiso recordar, según un estudio de la Complutense de Madrid.
http://elmundolibro.elmundo.es/elmundolibro/2004/12/15/protagonistas/1103127757.html
ES VILLANUEVA DE LOS INFANTES (CIUDAD REAL)
La velocidad de Rocinante, clave para determinar 'el lugar de La Mancha' donde vivía Don Quijote
SERVIMEDIA
MADRID.- La velocidad de Rocinante y Rucio ha sido una de las claves para determinar que la localidad de Villanueva de los Infantes, en la provincia de Ciudad Real, es ese "lugar de La Mancha" en el que vivió don Quijote y que Cervantes no quiso recordar, según concluye una investigación realizada por un equipo de profesores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
El equipo, dirigido por el catedrático de Sociología Francisco Parra, expuso en rueda de prensa las conclusiones del estudio, en el que 10 catedráticos han invertido unos dos años de trabajo.
El método de la investigación parte de tres hipótesis fundamentales: la velocidad de Rocinante y Rucio, la venta donde se produjo el manteo de Sancho (Maritormes) y el camino entre Venta de Cárdenas y Cartagena.
Las frecuentes referencias temporales que hace Cervantes, como "está a dos días y una noche...", llevaron al equipo de investigadores a calcular la velocidad de cabalgadura de Rocinante y Rucio, tanto en verano como en invierno, para determinar así la distancia que hay entre los lugares que se citan en el Quijote.
Con estos datos, marcaban sobre el mapa y calculaban, a partir de las coordenadas que facilita Cervantes, los lugares a los que se dirigían don Quijote y Sancho Panza, que, para sorpresa de los investigadores, confluyen en la localidad de Villanueva de los Infantes.
Parra desglosó las siete variables tenidas en cuenta en la elaboración del estudio (como las topográficas y las probabilísticas), que llevan indefectiblemente a Villanueva de los Infantes, desbancando así a Alcubillas (Ciudad Real), que era la favorita de los investigadores, y a otras poblaciones que también se han apuntado como posible localización del famoso "lugar de La Mancha".
El alcalde, encantado
El alcalde de Villanueva de los Infantes, Mariano Sabina, declaró que está muy contento de que su villa sea ese "lugar de La Mancha" y puntualizó que ahora sólo espera que la noticia transcienda al mundo.
Los autores del trabajo, titulado 'El Quijote como un sistema de distancias [¿y?] tiempos: hacia la localización del lugar de La Mancha', se plantearon el reto de descubrir el famoso "lugar de La Mancha", cuya localización ha permanecido cuatro siglos sin determinar, al considerarlo un interesante desafío implícito en 'El Quijote', como si Cervantes hubiera propuesto un acertijo para poner a prueba el ingenio de sus lectores.
El equipo considera además que descifrar ese acertijo representa uno de los mejores homenajes que se le pueden ofrecer a Miguel de Cervantes con vistas al cuarto centenario de la publicación del libro.
El grupo de investigadores que ha elaborado el estudio estaba formado por 10 catedráticos, cuyo trabajo, teniendo en cuenta que han invertido en él unos dos años, no tiene precio, según Francisco Parra. Sin embargo, preguntado sobre un posible coste económico del estudio, su director apuntó que podría rondar los 15 o 20 millones de pesetas.
http://www.elmundo.es/elmundo/2004/12/10/cultura/1102687891.html
Viernes, 10 de Diciembre de 2004
UN ENIGMA DE CUATRO SIGLOS Una investigación propone Villanueva de los Infantes como el 'lugar de La Mancha' del QuijoteEUROPA PRESS
MADRID.- La localidad de Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real, es el "lugar de la Mancha" del Quijote, según una investigación llevada a cabo por un equipo multidisciplinar de profesores de la Universidad Complutense en la que han participado profesores de Geografía e Historia, Filología, Sociología, Matemáticas y Ciencias de la Información.
Los autores del estudio, titulado 'El Quijote como un sistema de distancias [y] tiempos: hacia la localización del lugar de la Mancha', creen que descubrir el famoso lugar de la Mancha, cuya localización ha permanecido cuatro siglos sin determinar, "es un interesante desafío implícito en el Quijote, como si Cervantes hubiera propuesto un acertijo para poner a prueba el ingenio de sus lectores".
El equipo considera además que descifrar ese acertijo "representa uno de los mejores homenajes que se le pueden ofrecer a Miguel de Cervantes con vistas al IV Centenario de la publicación del Quijote".
A partir de las coordenadas descritas en el propio libro, la investigación ha aplicado por primera vez un método científico para determinar cuál es el misterioso lugar de la Mancha. Es también la primera vez que se propone su ubicación en Villanueva de los Infantes.
Bajo la dirección de Francisco Parra Luna, catedrático de Sociología, Santiago Petschen, catedrático de Relaciones Internacionales, y Manuel Fernández Nieto, profesor de Literatura Española, en el estudio han participado José Antonio Garmendía, catedrático de Sociología, Gonzalo Bravo y Juan Pedro Garrido, de Historia, Javier Montero de Juan y María Jesús Ríos Insúa, de Matemáticas; y Miguel Roiz Celix, del Departamento de Sociología VI en Ciencias de la Información. Además han colaborado Juan Maestre Alfonso, de la Universidad de Sevilla, y Darío Menanteau-Horta, de la Universidad de Minnesota.
También en: http://www.elsemanaldigital.com/articulos.asp?idarticulo=24072
www.discapnet.es
QUIJOTE. EL ALCALDE DE VILLANUEVA DE LOS INFANTES, ENCANTADO DE QUE "EL LUGAR DE LA MANCHA" DEL QUIJOTE SEA SU PUEBLO
SERVIMEDIA
Así lo asegura una investigación multidisciplinar de profesores de la Universidad Complutense de Madrid
MADRID, 10-DIC-2004
El alcalde de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), Mariano Sabina, declaró a Servimedia que está encantado de que su villa sea "el lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme" referido en el Quijote, como asegura una investigación multidisciplinar de profesores de la Universidad Complutense de Madrid, que ha llegado a esta conclusión a partir de las coordenadas descritas por Cervantes.
Sabina, que explicó que Villanueva de los Infantes es conjunto histórico monumental desde 1974, puntualizó que ahora sólo espera que la investigación multidisciplinar pase todos los trámites científicos y la noticia trascienda al mundo.
El edil de Villanueva de los Infantes, una localidad con más de 6.000 habitantes que se dedica a la agricultura y ahora también al turismo rural, explicó que esta villa siempre ha sido la candidata número uno para ser "el lugar de la Mancha" al que se refiere Cervantes, porque hay muchas alusiones en el Quijote que así lo certifican.
"Aquí esta la casa de Rodrigo de Miranda, también conocido como el caballero del verde gabán", aseguró el alcalde. Además, "Villanueva de los Infantes es cabeza de partido del Campo de Montiel y Cervantes en su novela repite en varias ocasiones que las andanzas del hidalgo se desarrollan en el citado campo", agregó.
El alcalde socialista comentó que conocía el trabajo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid porque el equipo de profesores visitó el pueblo la pasada primavera y estuvo investigando en el archivo de la localidad.
Asimismo, afirmó que en este pueblo manchego falleció Francisco de Quevedo y que se puede visitar la celda en la que pasó sus últimos días.
Los autores del trabajo titulado "El Quijote como un sistema de distancias [¿y?] tiempos: hacia la localización del lugar de la Mancha" se plantearon el reto de descubrir el famoso lugar de la Mancha, cuya localización ha permanecido cuatro siglos sin determinar, al considerarlo un interesante desafío implícito en el Quijote, como si Cervantes hubiera propuesto un acertijo para poner a prueba el ingenio de sus lectores.
Este trabajo ha sido dirigido por Francisco Parra Luna, catedrático de Sociología; Santiago Petschen, catedrático de Relaciones Internacionales, y Manuel Fernández Nieto, profesor de Literatura Española. Ha contado, además, con la participación de otros catedráticos y profesores.
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Me ha parecido interesante pasaros este artículo sobre Cervantes, que ya hubiera querido oír en vida los elogios que se dicen de él una vez muerto y bien muerto. El autor paraleliza este fenómeno con la escasa consideración que reciben en la Universidad española actual muchos "maltratados" como Cervantes.
LA AUTOBIOGRAFÍA DE CERVANTES
En el cuarto centenario de El Quijote se va a leer -se está ya leyendo y oyendo- una extraordinaria cantidad de elogios y parabienes. Lo que me temo que no se va a oír tanto es que Miguel de Cervantes no fue sólo un incomprendido en la España de su tiempo, sino que fue maltratado, preterido y humillado por sus contemporáneos. Esto, por supuesto, es bien sabido; pero conviene recordarlo una vez más en medio de tantos panegíricos y ditirambos.
FUENTE | El País Digital 04/02/05
Casi todas las grandes novelas son autobiográficas en medida considerable: A la busca del tiempo perdido es casi un diario de su autor, Proust; el Ulises de Joyce es una especie de esperpento autobiográfico; como muchos literatos expatriados, Joyce construyó su literatura a base de destilar recuerdos de infancia y juventud. En Fortunata y Jacinta Galdós se retrata dos veces, una como un Don Juan joven y señoritingo, y otra como un Don Juan maduro con ribetes de viejo verde. Los ejemplos pueden multiplicarse; me pregunto yo si se ha insistido lo bastante en lo que de autobiográfico tiene El Quijote.
Pierre Vilar, en su celebrado artículo sobre El tiempo del Quijote, afirma con fundamento que la melancolía que la obra desprende está en relación con el inicio de la decadencia de España, que la agudeza cervantina ya percibía. Vilar ve también una corrosiva crítica social, y compara a Cervantes y el Quijote con Charles Chaplin y Charlot. El paralelo es indudable. Pero la vida de Don Quijote se parece a la de su creador mucho más que la de Charlot a la del suyo. Por supuesto, El Quijote es una autobiografía alegórica; lo importante a este respecto no es que se narren episodios relacionados con capítulos de la vida pasada de Cervantes, como la "Historia del cautivo"; es que Don Quijote y sus desventuras son un trasunto de Cervantes y las suyas. Las descripciones fisonómicas que Cervantes hace de Don Quijote son bastante parecidas a la que hizo de sí mismo en la introducción a las Novelas ejemplares: un hombre entrado en años, delgado, aguileño, de barba blanca o entrecana, macilento, desdentado, apasionado por la lectura. El Quijote es un libro escrito en la vejez de Cervantes, en un momento en que su autor tenía motivo y perspectiva para reflexionar sobre su ya larga vida y enjuiciar aciertos y errores, venturas y desventuras.
Es evidente que Cervantes se daba cuenta de que la afición a las letras había marcado su existencia, como marcó la de su héroe, y que al igual que a Don Quijote, tal pasión le convirtió en un ser marginal, inadaptado, en un gran fracasado, que se había echado a los caminos del mundo buscando y ofreciendo justicia y saliendo las más de las veces apaleado y maltrecho. Las numerosas pérdidas de dientes de Don Quijote durante sus malhadadas aventuras muestran un paralelo con el hecho de que su autor, según propia confesión, "no tiene sino seis y éstos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros". Al final de su vida Cervantes se sentía fracasado, y con razón, pese a haber escrito un libro tan grande como El Quijote. Su grandeza literaria le sirvió de tan poco como a su héroe su grandeza de ánimo.A Cervantes sus obras literarias le reportaron poco dinero y menos reconocimiento social. En 1605, publicada ya la primera parte de El Quijote con eco notable en España, y casi más fuera de ella, Cervantes y su familia fueron injusta e ignominiosamente encarcelados con motivo de una muerte violenta que ocurrió cerca de su casa; no había el menor adarme de evidencia contra ellos; pero parece que se les echó la culpa por ser una pobre gente, para exonerar al verdadero culpable, que era alguien de mayor relieve o mejores conexiones sociales. Al final fueron liberados de las inicuas sospechas, pero ninguna reparación recibieron por el atropello, ni moral ni menos monetaria. Es también conocido que cuando unos aristócratas y diplomáticos franceses visitaron España en 1612 se quedaron boquiabiertos al saber las humildes circunstancias y escasa consideración en que vivía Cervantes, quizá el escritor vivo en aquel momento con mayor reputación internacional, y que comentaron con indudable sorna que casi era mejor así, que permaneciera pobre para que siguiera enriqueciendo al mundo con sus obras.
También es un rasgo autobiográfico el destacado papel de los duques en la segunda parte de El Quijote. Cervantes persiguió con muy poco éxito el mecenazgo de los grandes (duque de Béjar, conde de Lemos); en el libro los ficticios duques toman a Don Quijote y Sancho bajo su condescendiente protección, tratándolos más como a bufones o fenómenos de feria que como a amigos; sin duda don Miguel temía que eso le sucediera a él en el mejor de los casos, el de que sus súplicas fueran escuchadas. En último término no lo fueron, y Cervantes murió en la miseria.Si en su vejez Cervantes fue un gigante literario, en su juventud fue un héroe de guerra. Aquí tampoco alcanzó suerte ni reconocimiento: tras perder la mano izquierda en Lepanto lo único que obtuvo fue un insignificante aumento de sueldo. Esta pequeña ventaja desapareció cuando a los pocos años, tras permanecer al servicio militar de su majestad, fue aprisionado y cautivo en Argel, endeudándose su familia para reunir con grandes trabajos el rescate que le permitió volver. Al parecer, sus peticiones de ayuda al Rey no fueron atendidas porque tras Lepanto todo tullido en España se proclamaba mutilado de guerra. ¡Cuán común es que la picaresca hispánica logre que paguen justos por pecadores! "Al fin y al cabo", se dirían los Monipodios de turno, "tan tullido estoy yo de resultas de una refriega de taberna como los que fueron heridos en Lepanto. El elitismo de los héroes es intolerable".
Este tipo de opinión es hoy moneda corriente, por ejemplo en nuestras universidades, donde el que se estimule y remunere la excelencia científica es tachado de elitismo por más de un pícaro universitario.La historia de Cervantes, que tan a lo vivo nos pintó su autor en El Quijote, resulta muy deprimente. Unamuno sostenía que el libro no era humorístico, sino tristísimo. Es ambas cosas, porque el humor más grande es aquel que, como el de Cervantes, logra reír y hacer reír con la desgracia propia. Es ese humor negro tan ibérico de Goya, de Valle-Inclán, de Eça de Queiroz. El patetismo de la vida de Cervantes me hace pensar irremediablemente en la de Mozart y en la de Vincent van Gogh, que también murieron pobres e ignorados para vergüenza de las sociedades en que produjeron sus obras geniales. Lo mismo ha ocurrido con numerosos científicos. Yo podría citar de memoria media docena de economistas cuya obra no fue reconocida sino póstumamente. Cierto es que la ciencia no es un fenómeno de masas, como la literatura o el arte; pero nuestras sociedades se precian de un alto nivel de educación. Ya resulta un poco embarazoso que la sociedad española se enterara de que Santiago Ramón y Cajal y Severo Ochoa existían porque se lo hizo saber el Comité Nobel. Peor resulta que en la actualidad nuestras universidades se defiendan con uñas y dientes de los científicos españoles que se han formado y han destacado fuera de sus círculos endogámicos; se resisten como si se tratara de competencia desleal. Un ejemplo muy aireado, pero no por eso muy atendido, es el de los becarios "Ramón y Cajal", casi todos formados fuera, que, con contratos temporales del Ministerio de Educación, se encuentran con que la mayoría de las universidades no les quieren (quieren a "los suyos", aunque valgan menos).
Caso sangrante de estolidez universitaria es lo que ocurrió con Antonio Domínguez Ortiz, uno de los mejores historiadores sociales del siglo XX, a quien ninguna Universidad española quiso en sus aulas. Comentando su caso decía un colega británico con ironía cervantina: "Qué buenas son las universidades españolas, que se permiten prescindir de Domínguez Ortiz". Casos parecidos están en la mente de todos. Las consecuencias son graves.
El caso de los grandes artistas incomprendidos resulta muy doloroso; pero la sociedad ignora que no los reconoció más tarde disfruta de sus obras: ahí está El Quijote. La falta del magisterio de los científicos rechazados por nuestras universidades es una pérdida absoluta.
Autor: Gabriel Tortella (Catedrático de Historia Económica en la Universidad de Alcalá)
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