Autor: publiocarisio
martes, 20 de diciembre de 2005
Sección: Artículos generales
Información publicada por: publiocarisio


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La presa de Proserpina no es romana

Copio a continuación un artículo surgido hoy 20/12/2005 en el periodico regional Hoy de Extremadura:

UNA INVESTIGACION DE CINCO AÑOS SOBRE LA PRESA DE PROSERPINA DESCARTA SU ORIGEN ROMANO

El arqueólogo e investigador Santiago Feijoo,que en la actualidad coordina la excavación del convento de San Andrés,ha abierto un importante debate científico en España al publicar las conclusiones de una investigación que ha durado cinco años y que rompe una de las grandes tradiciones de Mérida:el origen romano de la presa de Proserpina.

Su investigación defiende que la presa fue construida en época altomedieval (entre los siglos VIII y X) para lo que aporta numerosos datos,así como un importante conjunto de fuentes bibliográficas y comparativas.Su trabajo se hizo público hace unos meses en el salón de actos del Museo Nacional de Arte Romano,con motivo de la presentación del número 8 de "Monografías Emeritenses",una publicación especializada del Museo Nacionalde Arte Romano,de difusión internacional,y que recogía por primera vez su trabajo,titulado "Las Presas y los Acueductos de Agua Potable,una Asociación Incompatible en la Antigüedad;El Abastecimiento en Augusta Emerita".

Este trabajo,que ya ha protagonizado un encendido debate en los foros especializados de internet,ha despertado el interés de la comunidad científica,y Santiago Feijoo ya ha sido invitado a participar en congresos para explicar su tesis.Feijoo parte de la base de que era imposible que el Acueducto de los Milagros,que surtía a una parte de la ciudad en época romana,captara el agua de un embalse,ya que hasta el siglo XIX los humanos no se abastecieron nunca de agua embalsada.

De hecho,el caso de Mérida sería algo único en todo el área mediterráneo,incluidas las zonas más desérticas.

En el siglo XIX,el impresionante crecimiento de las urbes obligó a buscar sistemas alternativos de abastecimiento y se empezó a captar aguas de menor calidad,"lo que redunda en una serie de epidemias que caracterizan a todo el siglo XIX.Si la peste fue el azote del siglo XVII,la viruela del siglo XVIII,el cólera se cebó en el siglo XIX".Esta situación continuó hasta comienzos del siglo XX,cuando empieza a utilizarse la cloración continua del agua.

De hecho,los romanos construían los acueductos buscando buenos manantiales a kilómetros de distancia justamente para paliar los problemas de salubridad basándose en tres principios básicos,que recogió Vitrubio en su obra "Los Diez Libros de Arquitectura"

El primero era que debía protegerse el agua de la luz,por lo que toda construcción que captara o llevara el agua debía ser abovedada."Las conducciones que tenemos en Mérida siguen este mismo precepto.Todos los canales en su recorrido completo estaban abovedados,lo que constituye una total contradicción si se estaba captando de un embalse donde el agua había estado al aire.

Resulta inconcebible que se realizara el esfuerzo de cubrir decenas de kilómetros de canal para proteger el agua,si ya desde su comienzo se tomaba de un lugar expuesto continuamente a todo tipo de contaminación",defiende Feijoo en su trabajo.

El segundo principio que seguían a rajatabla los romanos era el de la temperatura del agua potable,que debía mantenerse fría para evitar la proliferación de organismos patógenos,por lo que resultaba importante mantener cerrado el canal.

El tercer principio era la necesidad de proteger el agua destinada al consumo de agentes externos,ya que cualquier materia descompuesta puede deteriorar su calidad.

Santiago Feijoo argumenta que resulta difícil de creer que el emperador realizara una inversión tan costosa como el Acueducto de los Milagros para llevar "agua verde" a los emeritenses,sino que más bien esta obra sirvió para llevar a los ciudadanos agua pura procedente de los manantiales que existen en la zona,y que ahora surten a Proserpina.

Uno de los argumentos más importantes de su tesis es que la cota de la presa original de Proserpina no llega a la de la conducción que lleva el agua a Mérida por lo que estos dos elementos no pudieron funcionar juntos,defiende el investigador."No tiene sentido,y por ello nosotros creemos que,al igual que en Cornalvo,el acueducto de los Milagros no tiene ninguna relación con la presa de Proserpina,habiéndose realizado ésta en un momento posterior para embalsar los manantiales que antes lo surtían,que sabemos que existían pues se localizaron varios al vaciarla para quitar los limos a comienzos de los 90".

Otro de sus argumentos es el tipo de construcción utilizado en la presa.La fábrica romana tiene un sello característico,y la presa original "no lo tiene".Al contrario,se parece mucho a la que se encuentra en época Altomedieval;la sillería no tiene huellas de las grúas romanas,y las juntas son sinuosas,no horizontales,y bastante anchas,cuando la mayoría de las romanas normalmente no llegan al milímetro.

Algunas hiladas están compuestas por sillares muy estrechos y alargados,hay ripios de gran tamaño,y no hay formato de ningún tipo,sino que cada sillar es completamente diferente al resto.

En opinión de Feijoo,es complicado achacar estas diferencias a que esta sillería iba a estar sumergida "pues la arquitectura del Imperio se caracteriza por un rigor casi matemático:quizás se cuidara menos la sillería en estos casos,pero hacer las hiladas sinuosas lo vemos muy difícil,ya que responde,junto con los otros elementos,a una concepción constructiva completamente diferente",explica el investigador.

El mismo origen dudoso romano tiene para Feijoo la presa de Cornalvo,cuyo canal pasa por debajo de la pared hasta la torre de toma,y tiene continuidad además aguas arriba de la presa siguiendo varios cientos de metros.En su opinión,el canal es anterior al embalse,y éste es posterior al acueducto.

Respecto a su sistema constructivo,el único elemento romano que se aprecia en Cornalvo es la llamada Torre de Roma,dotada de puertas y ventanas por lo que resulta muy difícil explicar su función dentro de un embalse,"como no sea el de servir a los peces",bromeó ayer Feijoo.

"La presa romana de Cornalvo puede ser una entelequia a la que ha contribuido no poco la existencia de la torre de toma.Es muy ilustrador seguir el proceso historiográfico por el cual se ha fraguado su existencia:primero se ha asociado la presa con el acueducto presuponiéndose de forma natural que si éste es romano,la presa también lo era",señala.

El autor recuerda que ya se ha planteado anteriormente el hecho de descartar el origen romano de unas presas consideradas tradicionalmente de esa época.

El caso más reciente fue planteado por el arqueólogo Luis Caballero,muy conocido en Mérida por haber participado en la excavación de Santa Eulalia y otros yacimientos en Extremadura.

Caballero publicó en 1999 un trabajo en el que demostró que las cinco presas que rodean el monasterio de Santa María de Melque (Toledo) eran de cronología posterior a la romana,y fueron construidas entre los siglos VII y IX.


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Comentarios

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  1. #1 A.M.Canto 08 de ene. 2006

    Buenas. En primer lugar quiero agradecer el mensaje de Carolo, que se me pasó por estar de viaje y veo ahora gracias al de Feijoo. En segundo, para Santiago, con saludos (lo del Antillano está aceptado), dos cosas sobre lo que dices:

    1) El tapón no era tan irrelevante en la discusión, se trata de una pieza de su interior, y bien fechada. Si suponemos que la presa, como dices, se hizo en época visigoda (dejaré de lado ahora que los visigodos no tenían la menor inclinación por las obras de utilidad pública, y menos por una tan grandiosa como lo es ésta), ¿cómo apareció en su fondo un tapón romano apto para un uso relacionable con la presa? ¿Lo llevaron desde Mérida? ¿Se lo encontraron tirado por allí, e hicieron en el fondo de su nueva presa un agujero "ad hoc" para poder reutilizarlo? Así que no lo veo que el dichoso tapón sea tan fácilmente descartable.

    2) Pero, lo más importante, lo que dices de la lápida de Proserpina: "Creo que es difícil que una inscripción reutilizada en un cortijo del s. XVIII, que no hace ninguna alusión a nada relacionado con presas, pueda inducir a pensar que existieran. Temo que algo falla si partiendo de un texto pidiendo venganza a una Diosa por el robo de unos vestidos llegamos a ver grandes embalses..."

    Vamos por partes: lo de "reutilizada en un cortijo del XVIII" transmite la idea de que la inscripción estaba en alguna pared de un edificio de un cortijo cualquiera. Pero esto no es así. Leo en la p. 31 de la Historia de las Antigüedades de Mérida de don Gregorio Fernández y Pérez, sobre "la lápida de mármol que se encontró en aquel sitio [scil., el "Lago de Prosperpina"] y está colocada en un poste de los arcos que cubren el cubertizo (sic) ó apartadero de lanas en el lavadero que está fabricado por bajo de la misma charca". Él la vio allí en 1832, cuando era "la charca de Pacheco".

    Bueno, esto ya no es lo mismo. Y, por otra parte, se puede apostar tranquilamente a que la lápida era originalmente de allí, y que en época romana el "lago" estaba también dedicado a Proserpina, y también me parece seguro que había otro lavadero. ¿Por qué? Porque justamente esa ubicación original es perfecta para el texto del epígrafe, ya que la (posiblemente mujer) dedicante pide venganza a la diosa porque le han robado nada menos que 6 o más túnicas, un número indeterminado de capas de viaje, dos lienzos y al menos una camisa. ¿Y de dónde te pueden robar todo eso? ¿Del medio del campo? No creo, sino de un lavadero donde lo habías dejado tendido.

    Proserpina, como es obvio, está relacionada con los surgentes de agua. Y, como la lápida es seguro de allí, resulta también seguro que allí había un gran lavadero y por tanto una gran presa. Así que ya ves que sí es posible llegar a un gran embalse partiendo de leer a fondo una inscripción, aunque no lo mencione directamente. Por todo eso, y como en el caso del tapón, no creo que la lápida sea tampoco fácilmente descartable del debate. Con saludos.

  2. #2 Feijoo 09 de ene. 2006

    Interesante lo que se puede sacar de una inscripción romana reutilizada en un cortijo del XVIII, el lavadero de lanas que cualquiera que haya seguido un poco el tema ya sabía que estaba localizado junto a la presa.

    Alicia dice: “Y, como la lápida es seguro de allí...” ¿seguro? “...resulta también seguro que allí había un gran lavadero...” ¿¿seguro?? “...y por tanto una gran presa” ¿¿¿seguro???

    - Primera afirmación: la inscripción era de allí ¿qué pruebas hay de ello? Ninguna
    - Segunda afirmación: el lago estaba dedicado a Proserpina ¿pruebas? Nada
    - Tercera afirmación: había allí una lavandería romana ¿qué pruebas hay? Cero
    - Cuarta afirmación: había un templo dedicado a la diosa allí ¿qué pruebas tenemos? Ninguna

    - Quinta afirmación: había una presa romana ¿qué prueba hay? Pues basándonos en la inscripción ninguna, claro.

    Argumentando así podemos seguir varias líneas, llegando si queremos sin problemas a certificar la existencia de los ovnis. No hace falta entender mucho de lógica para saber que una conclusión basada en argumentos que no tienen ninguna base no es válida.

    Dar el salto a la última afirmación es un auténtico malabarismo, dado que lo anterior en realidad no afecta para nada a la existencia o no de la presa. Pero, incluso poniéndonos en el caso de que a partir de un templo o una lavandería pudiéramos llegar a ver una presa (que no), al ser afirmaciones infundadas, sin prueba ninguna, no tienen valor.

    Una prueba es algo muy definitivo y, como se ha explicado, una inscripción reutilizada junto con otro montón de piezas emeritenses en el cortijo del XVIII, no es prueba de nada.

    Vamos a ver, según la teoría tradicional, ¿no se supone que el agua de la presa era para las industrias de Mérida? Entonces, ¿para qué hacer una lavandería en la presa, si justamente para evitarlo se había hecho el acueducto?
    ¿Tenían los emeritenses que hacer ocho kilómetros ida y otros tantos vuelta (3 horas más o menos) de camino para lavar la ropa? (habría que estudiar entonces también los chiringuitos, a ver si son romanos) ¿No era mejor coger el agua de un pozo mediante una noria, en la misma ciudad? (como sabemos que pasa en varios lugares).
    Los romanos utilizaban los orines para lavar la ropa ¿los transportaban en barriles a la presa?

    Y es más, afirmar que las prendas estaban en una lavandería tampoco tiene base ninguna.

    Para ver el texto de la lápida: http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=1692

    Más fundamento tendría decir que era un telar, por lo de “...en menos tiempo que se tardó en hacerlas”, pero vamos, ni idea de donde estaban.

    Respecto al tapón creo que está suficientemente explicada su nula validez como prueba en el anterior comentario, pero ahora dices: “(dejaré de lado ahora que los visigodos no tenían la menor inclinación por las obras de utilidad pública, y menos por una tan grandiosa como lo es ésta)”
    Pues en Mérida los visigodos hicieron en el siglo V un refuerzo a las murallas mejor aún que las murallas romanas, restauraron el puente romano, en el siglo VI hicieron el Xenodoquio (un hospital de peregrinos), hay constancia de numerosas iglesias y monasterios, se mantienen los caminos echando nuevas capas de grava a las calzadas romanas, etc. En los siglos VIII y IX la Mérida islámica es impresionante.

    Pero bueno, el caso es que la presa inicial de Proserpina en absoluto es una obra grandiosa. Tiene un quinto de la altura de la presa actual, embalsando siquiera un 10% del agua que ahora vemos.
    Abrazos

  3. #3 A.M.Canto 10 de ene. 2006

    Feijoo: En primer lugar, no digas que “el mismo método sirve para probar la existencia de ovnis”, porque no es justo. Voy con lo que tú concluyes de mi mensaje:

    - "Primera afirmación: la inscripción era de allí ¿qué pruebas hay de ello? Ninguna"
    Gregorio Fernández y Pérez, testigo en 1832: "la lápida de mármol que se encontró en aquel sitio: Si vamos a negar también el testimonio de los que lo supieron y transmitieron, sólo porque no nos conviene, no es un buen método. Insistes ahora en que estaba en un "cortijo" ("una inscripción reutilizada junto con otro montón de piezas emeritenses en el cortijo del XVIII"), yendo así contra el mismo testigo, que dice "está colocada en un poste de los arcos que cubren el cubertizo (sic) ó apartadero de lanas en el lavadero que está fabricado por bajo de la misma charca". Si tienes otra prueba válida de que la inscripción apareció en un lugar distinto, por favor la concretas; mientras tanto, para mí vale más lo que vio con sus ojos Fernández y Pérez, que no tenía además ningún interés particular en el presente debate.

    - "Segunda afirmación: el lago estaba dedicado a Proserpina ¿pruebas? Nada"
    Si es cierto, como lo es, que la lápida procede de allí, al menos "algo" había allí dedicado a ella, y sabemos que tenía una relación con los surgentes, lo que lo hace muy posible, y sería "el lago" antes que otra cosa.

    - "Tercera afirmación: había allí una lavandería romana ¿qué pruebas hay? Cero"
    1) La existencia de un lavadero de lanas (que espero no niegues también) en el siglo XIX sugiere como mínimo una larga tradición en ese uso secundario de la presa, y 2) el tipo de delito cuya venganza se pide en la inscripción.

    - "Cuarta afirmación: había un templo dedicado a la diosa allí ¿qué pruebas tenemos? Ninguna"
    El epígrafe indica, por lo menos, un santuario o edícula, que es de lo que yo al menos he hablado todo el tiempo (aquí el 23/12/2005, 8:15:41). Lo del "templo" es una exageración tuya, ya que ahí en el medio del campo no puede haber un verdadero templo. Pero lo más más curioso es que lo niegues aquí, cuando veo que en tu artículo lo admites tranquilamente, v. http://traianus.rediris.es/textos/presas02.htm, post nota 6: “La inscripción de Proserpina tampoco tiene relación con la presa, ya que se encontró reutilizada en el lavadero de lanas aledaño (Fernández y Pérez, 1893: 30) y lo único que prueba es la posible existencia de un santuario, si acaso cercano a este lugar”. ¿Por qué esta doble postura?

    - "Quinta afirmación: había una presa romana ¿qué prueba hay? Pues basándonos en la inscripción ninguna, claro."
    A partir de su lugar de aparición, de la divinidad a la que se dedica, del tipo de piezas robadas, y de la existencia allí mismo de un lavadero de lanas al menos en el siglo XIX, la inscripción de Proserpina resulta una prueba suplementaria de las características técnicas, que me siguen pareciendo las más fuertes, como es lógico a través de las restauraciones que conocemos por los textos posteriores.

    Otro día hablaremos de la flojera de los visigodos para las obras civiles de este tipo, pero ¡sólo faltaba que no hubieran construido nada dentro de la ciudad misma, siendo su capital durante mucho tiempo! Pero otra cosa son las presas y acueductos. Y si digo que la obra "es grandiosa", es porque la uno al acueducto. Y no olvides el testimonio de todos los emeritenses o avecindados cultos que escribieron algo sobre Proserpina en todos los tiempos: Conocían el campo de Mérida seguramente mejor que nosotros, conocían la ciudad antigua mucho mejor que nosotros porque tenían a la vista muchos más restos que nosotros, y de todas las épocas; por ello sabrían distinguir el aparejo romano del visigodo y del árabe perfectamente, y nunca, ninguno de ellos, dudó de la romanidad original de ambas presas.

    Es más, añado algo que no encuentro citado en tu artículo (http://traianus.rediris.es/textos/presas02.htm): El alcalde y Vicepte. de la Subcomisión de Monumentos, Pedro Mª Plano García (1894, p. 17) hizo un estudio detenido de la presa junto con “el ilustrado ingeniero militar, nuestro paisano D. Casimiro González Izquierdo”, y tras él confirma lo dicho por Fdez. y Pérez, y añade que la presa (además de las aguas llovedizas, supongo yo) se alimenta de aguas que vienen de grandes distancias por arroyos encauzados con muros de mampostería a que llaman “Tomas”, medio destruídas hoy las más importantes”. Si no has localizado esas conducciones de aporte (que para estos estudiosos también eran romanas), convendría buscarlas, quizá con ellas tengas la solución de la cota que no encuentras para llevar el agua a Mérida, cosa que supongo también necesitarían los visigodos, si así fuera (porque supongo que has medido las cotas a una altura próxima a la base de la presa). Saludos.

  4. #4 Feijoo 10 de ene. 2006

    Estimada Alicia,

    -Primera afirmación: la inscripción era de allí ¿qué pruebas hay de ello? Ninguna-

    Pues claro que se encontró allí, nadie lo ha negado, pero eso es muy diferente a que sea de allí, que es a lo que yo me refería. Igual que el resto de piezas reutilizadas en el cortijo seguramente proceda de Mérida y se las llevaron allí cuando se construyó. ¿es de aquí? ¿es de allí? (en época romana, que es lo que nos importa) Pues ni idea, para mi que sí, para otros que no, para el vecino que pse, pse. Total, no hay ninguna seguridad de nada. Total, no es prueba de nada.

    - Segunda afirmación: el lago estaba dedicado a Proserpina ¿pruebas? Nada
    Léase el párrafo anterior.

    - Tercera afirmación: había allí una lavandería romana ¿qué pruebas hay? Cero
    “1) La existencia de un lavadero de lanas (que espero no niegues también) en el siglo XIX sugiere como mínimo una larga tradición en ese uso secundario de la presa, y 2) el tipo de delito cuya venganza se pide en la inscripción.”

    1) Un lavadero de lanas del XIX a mi lo que me sugiere es que hay un lavadero de lanas del XIX, pegar el salto a época romana es tela marinera, casi dos mil añitos de nada. Es más o menos lo que decía ayer: como ahora hay chiringuitos sugiere como mínimo una larga tradición chiringuitera en la zona. Eso, que los había romanos seguro (¿o no? :-).
    Saltar de un lavadero de lana a una lavandería romana es complicadillo.
    2) Robar prendas de vestir no solo se hace en las lavanderías. Las casas, las fábricas, las tiendas (que se lo pregunten al Corte Inglés), las tintorerías o los transportistas no están a salvo.

    Si son descartadas las otras opciones y solo nos queda una, entonces sí tiene que ser esa, pero no creo que estemos en el caso de haberlo hecho. De todas formas, diré por última vez, por mucho que veamos una lavandería romana (que no) eso no quiere decir que también tenga que haber una presa romana.

    - Cuarta afirmación: había un templo dedicado a la diosa allí ¿qué pruebas tenemos? Ninguna.
    Léase la primera afirmación, el que la pieza apareciera allí no quiere decir que SEA de allí. El templo, santuario, edícula o lo que fuera podía estar perfectamente en Mérida, donde se han encontrado dos inscripciones a la diosa (dos a uno, repito).

    Respecto a los visigodos, yo nunca he dicho que la presa lo fuera, sino que podía serlo y la encuadro por tipología en época altomedieval, más o menos entre el VII y el X.
    Y tampoco digo que sea una obra pública, podía ser perfectamente una obra privada (recuerdo que no tiene nada que ver con el acueducto.).

    Las Tomas a las que se refiere P. Mª Plano están perfectamente localizadas. Es un canal a cielo abierto muy moderno, por no decir que contemporáneo. Nada parecido al canal del acueducto de los Milagros (que sí es romano).

    Con respecto a los tres puntos del comentario precedente de las 11:05:

    1) Ahí, en mi artículo, estoy hablando clarísimamente de la Presa de Cornalvo, no de Proserpina. No hay error.


    2)Siento la errata y la omisión de cita.
    3)Que quieres que diga, Alicia, yo llegué a Mérida en el 1997, o 98 que ya no me acuerdo.

  5. #5 A.M.Canto 10 de ene. 2006

    Estimado Santiago: En lo de Cornalvo, de acuerdo.

    La clave de todo resulta ser, según lo entiendo, si la inscripción era o no de allí, y no llevada desde Mérida. A esto te repito:

    Gregorio Fernández y Pérez, testigo en 1832: "la lápida de mármol que se encontró en aquel sitio ... Insistes ahora en que estaba en un "cortijo" ("una inscripción reutilizada junto con otro montón de piezas emeritenses en el cortijo del XVIII"), yendo así contra el mismo testigo, que dice "está colocada en un poste de los arcos que cubren el cubertizo (sic) ó apartadero de lanas en el lavadero que está fabricado por bajo de la misma charca".

    Creo que la diferencia que hace Fernández Pérez, un testigo de época completamente fiable y, repito, sin ningún interés en manipular la información, entre dónde "se encontró" y dónde "está colocada" es irrebatible en términos de información. Y no veo que fuera "en un cortijo con otro montón de piezas". Por otro lado, no es un tipo de material, ni de una entidad, y ni siquiera dureza, como para que a alguien le interesara transportarlo hasta allí desde Mérida para reutilizarlo. Mide 31,5 x29 x 4,5 cm. Creo que en más no nos podemos poner de acuerdo. Pero, normalmente, cuando uno dice que algo "se encontró" en un lugar nunca suele referirse a una reutilización, en este caso se aclara.

    De acuerdo con Alfonsohispania en lo de la muralla. No quisiera recordar lo que Ortega y Gasset, al hablar de nuestras raíces, dice sobre los visigodos peninsulares, pero no daban para mucho más.

  6. #6 Feijoo 10 de ene. 2006

    Alicia, pardiez, que el lavadero de lanas es un cortijo. Es un complejo agropecuario que dentro de su cerca principal consta de: casa señorial, iglesia, cuadras de ganado bovino, equino y, sobre todo, ovino; campos de labor, molinos, almacenes, jardines, escudo nobiliario y.... ¡un formidable lavadero de lanas con su espacio para secadero, viviendas de los peones, etc... Osease, lo que se llama vulgarmente un cortijo.

    Y en cuanto a que está reutilizada, ya no sé cómo explicarlo. Este, es un término muy común en Arqueología de la Arquitectura, con un significado inconfundible: Un fuste de columna del Templo de Diana está en su sitio original, pero cuando se saca de allí y se pone en otra construcción, entonces se dice que está reutilizada. Ya-no-esta-en-su-sitio-original.

    Si la inscripción estuviera en el santuario (o lo que sea) de Proserpina, pues vale, pero como bien citas a Gregorio Fernández y Pérez, testigo en 1832:
    "está colocada en un poste de los arcos que cubren el cubertizo (sic) ó apartadero de lanas en el lavadero que está fabricado por bajo de la misma charca".

    Luego está reutilizada.

  7. #7 A.M.Canto 12 de ene. 2006

    Santiago (Ayer, a las 21:25): ¡Parveinte!, pero ¡cómo quieres que no sepa a estas alturas de la película lo que es un cortijo y lo que es una reutilización! "Un respeto", como se dice. Te lo explico:

    1) Decir "que estaba en el cortijo", justamente porque puede ser en cualquier parte de la finca, no es tan preciso como decir "que estaba en el lavadero", que es justamente donde estaba "colocada".

    2) Y para poder decir que una pieza está "reutilizada", como su propio nombre indica ("volver a utilizar") se requiere que en su nueva ubicación tenga una función, una nueva utilización.

    Pero otra vez te has saltado lo importante, y citas de Fernández Pérez sólo la frase que te conviene, y no la anterior, que es la que resaltaba yo ayer: que "la lápida apareció junto a la presa", y luego fue cuando se colocó en el lavadero. ¿A ti qué te sugiere entonces la palabra "aparecer"? A ver si es que por ser más tú modelno que yo ahora significa otra cosa...

    aparecer.
    (Del lat. apparescĕre).
    1. intr. Manifestarse, dejarse ver, por lo común, causando sorpresa, admiración u otro movimiento del ánimo. U. t. c. prnl.
    2. intr. Dicho de una cosa que estaba perdida u oculta: Encontrarse, hallarse. U. menos c. prnl.
    3. intr. Cobrar existencia o darse a conocer por primera vez.
    Salud.

  8. #8 Feijoo 12 de ene. 2006

    Bueno, esto se va pareciendo cada vez más a un culebrón.

    Alicia expone:
    “1) Decir "que estaba en el cortijo", justamente porque puede ser en cualquier parte de la finca, no es tan preciso como decir "que estaba en el lavadero", que es justamente donde estaba "colocada".

    Siendo precisos, no estaba colocada como dices en el lavadero (que como su propio nombre indica es donde se lava la lana), sino que estaba en el apartadero, que según el DRAE es la “Pieza u oficina donde se apartan o separan las cuatro suertes de lana que hay en cada vellón.”

    Siendo precisos, donde estaba colocada es en un poste, que forma parte de un arco, que forma parte de un cobertizo, que forma parte de un apartadero, que forma parte del ala de un patio, que forma parte de un lavadero de lanas, que forma parte de un cortijo del siglo XVIII y que aún está situado junto a la presa.

    Supongo que aún se puede ser más exacto, pero esa precisión o imprecisión era irrelevante, ya que no estábamos discutiendo en qué lugar exacto del cortijo se encontró la inscripción, si no si estaba reutilizada o no. Estábamos analizando si la inscripción se hizo para estar situada originalmente (en época romana) en la zona de la presa de Proserpina.

    Es posible que me equivoque, pero a mi lo que me parece es que esto viene por que no sabías que el lavadero formaba parte de un cortijo y lo que has hecho es una maniobra diversiva para que no se note. Eso parece deducirse del comentario del 10/01/2006 10:46:08, donde dices: “Insistes ahora en que estaba en un "cortijo" ("una inscripción reutilizada junto con otro montón de piezas emeritenses en el cortijo del XVIII"), yendo así contra el mismo testigo, que dice "está colocada en un poste de los arcos que cubren el cubertizo (sic) ó apartadero de lanas en el lavadero que está fabricado por bajo de la misma charca"). Vamos, que no he ido en contra de ningún testigo, ya que el lavadero está en un cortijo. En mi opinión en este tema estamos mareando la perdiz y resulta agotador.

    Ayer pones: “2) Y para poder decir que una pieza está "reutilizada", como su propio nombre indica ("volver a utilizar") se requiere que en su nueva ubicación tenga una función, una nueva utilización.”

    ¿y estar en un poste de un lavadero de lanas del s. XVIII no es una nueva utilización? ¿no es una nueva función? ¿no es una nueva localización? ¿no es una reutilización?

    Del texto de Fernández y Pérez tenemos una afirmación ambigua y una segura.
    La frase ambigua dice: “... y los romanos la titulaban el lago de Proserpina (*), según manifiesta una inscripción que existe en una lápida de mármol que se encontró en aquel sitio, y está colocada en un poste de los arcos...” (*) Fernández y Pérez leyó mal la inscripción y pensó que el lago se llamaba así. Cobró fama el nombre y hasta ahora. Antes se llamaba la Albuhera de Carija (Albuhera, es árabe, para el que no lo sepa).

    Es ambiguo lo de “se encontró”, pues se puede entender que:
    1º) la lápida se encontró en el lago (¿sumergida?)
    2º) Se refiere a que se encontró en aquel sitio (léase zona), y está colocada en un poste de los arcos....(aposición explicativa a dónde se encontró). Entonces es posible que el lugar donde se halló fuera justamente en el lavadero.

    Como intento explicar, para probar algo hay que basarse en datos seguros, y no sabemos si se encontró allí o aquí.

    Lo que sí sabemos seguro es su segunda frase, ya harto repetida, siendo precisos (que luego pasa lo que pasa): “...está colocada en un poste de los arcos que cubren el cubertizo (sic) ó apartadero de lanas en el lavadero que está fabricado por bajo de la misma charca", es decir, lo que sabemos seguro es que la inscripción estaba reutilizada en un cortijo del XVIII. (utilizada 1º en su localización original, el santuario, y re-utilizada 2º en el “cubertizo”).

    Y mira que me gusta discutir, como prueba está el que siga haciéndolo aunque piense que ver allí (mediante una inscripción reutilizada en un cortijo) un santuario, una lavandería y una presa es, más que ciencia, videncia.

    Definitivamente, nos merecemos las cañas del Antillano.

  9. #9 Feijoo 12 de ene. 2006

    Estimado Alfonso, aprovechando un descuido de mi pareja, que tomará represalias si descubre que he estado enganchado aquí media tarde, respondo escuetamente pues no puedo resistir la tentación, ya que el tema de las fortalezas me apasiona y veo que usted, a pesar de ser ingeniero (es broma), lo domina:

    1º El Antillano es un bar de Mérida donde ponen unas raciones muy buenas, y donde en cuanto Alicia pueda, ya que es la que vive más lejos, pensamos tomarnos amistosamente unas cervezas, vinos o lo que sea. Juan Gil, también ingeniero como usted, amigo y persona básica en la discusión de las presas, también se apunta al tapeo.

    2º La primera muralla no era débil, es de puro hormigón romano y dioritas de la zona , con tres metros de anchura (el doble más o menos, como sabrá, que la norma general de los castillos medievales peninsulares). Es contra la que se estrellaron los zapadores de Muza después de minar el refuerzo del que hablamos, y no contra el relleno de éste último, que no es de caementicium, sino también de sillares romanos reutilizados, piezas menos vistosas que el paramento, molduras decoradas, y mucho ripio todo ello colocado con menos esmero (lógico al ser el relleno).

    La primera muralla es casi inmune a la zapa bajo cimientos, ya que se asienta sistemáticamente sobre las diorítas del subsuelo, muy muy duras, y además tenía un potente foso en las partes más accesibles que, a su vez y como todos, funcionaba como contramina.

    Tenía torres, semicirculares, con un diámetro cercano a los cuatro metros (hay una visible tras el anfiteatro) y en época bajoimperial (esas sí) se reforzó con torres de mampostería cuadradas (hay una visible en Morería).

    La puerta de doble arco del puente, la que sale en las monedas, es augustea, coetánea seguro esta primera muralla de la que estoy hablando. Es fácil de demostrar si quedamos cuando visite Mérida (preferiblemente antes de ir al Antillano).

    3º Desde el punto de vista morfológico, el refuerzo no está hecho de sillares realizados ex profeso, sino que todos son reutilizados. Está hecha con el desmonte de las áreas funerarias romanas paganas, de aquellos edificios que ya no estaban en uso y quemando toneladas de mármol para hacer cal. Seguro, si se fija de nuevo no hay duda. Todos sabemos que los romanos utilizaban un formato muy característico y similar en tamaño a lo largo de su historia, por eso a la hora de reutilizarlos quedan tan bien (en Sta Lucía del Trampal s. [VII-IX] se utiliza muchísimo mampuesto, y por ello no tiene nada que ver, y es mínimo dos siglos posterior a esta muralla).

    4º Desde el punto de vista técnico, tenga usted en cuenta que en el siglo V la tradición constructiva romana seguramente estaba plenamente vigente, de echo, los promotores de la muralla fueron los visigodos pero ¿era el ingeniero un romano?

    Mejor verlo in situ.
    Salud.

    Pd. Tranquilo jujimo, que yo estoy deseando quedar con Alicia. Intercambiar ideas es una de las salsas de la vida.

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