Autor: alevin
lunes, 22 de enero de 2007
Sección: Artículos generales
Información publicada por: alevin


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LA ARMADA INVENCIBLE

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En 1588 Felipe II tenía un Imperio inmenso que se extendía todo el orbe. Contando con las posesiones españolas en América y Pacifico(Islas Salomón, Marquesas y Filipinas) más, tras la anexión de Portugal, Brasil, islas atlánticas y posesiones portuguesas en el Indico(Macao), Indochina(Malaca) e Indonesia (Molucas). Dentro de este Imperio estaban los llamados Países Bajos que, durante el reinado de su padre, Carlos I, no habían planteado ningún problema, pero que con su heredero no fueron tan condescendientes, mayormente por la insistencia felipista de mantener a ultranza la religión católica en las provincias del Norte(Holanda, Zeelandia y Utrecht), tradicionalmente protestantes calvinistas y además la obsesión de mantener alejados del gobierno a los señores locales, creándose un clima de confrontación que estalla en una rebelión encabezada por Guillermo de Orange. Felipe, en lugar de buscar soluciones diplomáticas, envía al Duque de Alba para pacificar la zona, el cual cumple las ordenes a sangre y fuego consiguiendo que el conflicto se recreciera tras las ejecuciones de los condes de Horn y Egmon.

A todo esto Inglaterra no había iniciado aún lo que sería su gran imperio colonial. Apenas Raleigh había empezado a explorar el territorio que después se llamaría Virginia .Reinaba Isabel I, antigua pasión amorosa frustrada de Felipe II, que, por razones políticas, se vio obligado a desposar a su hermana, Maria Tudor, de quien Isabel heredo el trono tras el fallecimiento de esta. Isabel, simpatizante con los protestantes, comenzó enseguida a trabajar a favor de la iglesia anglicana en detrimento de la católica, con lo que disparó las alarmas en Roma que no perdió el tiempo en intrigar contra la soberana a través de María Estuardo, intriga que terminó involucrando al embajador español, que fue expulsado del país, y de rebote al propio Felipe II, que fue debidamente demonizado por la iglesia anglicana. Por otro lado Isabel patronizó expediciones piratas contra intereses hispanos dirigidas por marinos como Hawkings, Drake o Raleigh.

Pero lo que llevó a Felipe II a plantearse la invasión de Inglaterra fue el llamado Tratado de Nonsuch, por el que este país se comprometía a ayudar militar y económicamente a los rebeldes de los Países Bajos en su lucha contra el Gobernador español, a la sazón Alejandro Farnesio, Duque de Parma. Este Tratado tuvo consecuencias unos meses después de su firma con el envío de 8.000 ingleses y buena cantidad de dinero al mando del Duque de Leicester. Aunque esta expedición terminó en un fracaso, acabó con la paciencia del rey Felipe que tomó la decisión de formar una flota que embarcara las tropas de Flandes y las llevara al corazón de Londres(recordemos que ya había sido realizada una invasión castellana parecida en tiempos de Juan I, en 1380).

Como jefe de la empresa nombra al marino más prestigioso de nuestro país, D. Álvaro de Bazán, Marques de Santa Cruz, el cual no acaba de ver clara la empresa y se muestra reticente a los deseos del monarca. Solo la muerte le libra de las insistencias reales.

Fallecido el Marques, Felipe II pone los ojos en D. Alonso Pérez de Guzmán, Duque de Medina Sidonia, noble leal y experto en el gobierno( es Capitán General de Andalucía), además con una fortuna que puede servir para adelantar dinero a la empresa, aunque su experiencia marítima es más teórica que práctica (“Ni tengo experiencia de lo poco que he andado en la mar que me mareo....”, escribe al Rey).

No obstante su poca fe en los planes del Monarca, Medina Sidonia se traslada a Lisboa y en un plazo record de menos de tres meses organiza los preparativos de una flota compuesta por 130 navíos con un desplazamiento total de 58.000 toneladas y un contingente humano, entre marinos, soldados, religiosos, nobles aventureros y criados de unas 30.000 personas (19.197 soldados, 8.050 marineros, 2.088 remeros, 1.395 aventureros y personal auxiliar). Junto a él van los marinos más distinguidos como Diego Flores de Valdes, Martínez de Recalde, Miguel de Oquendo, Moncada, Diego de Medrano, Hurtado de Mendoza, Pedro Valdes, Gómez de Medina, Martín de Bertendona....El tipo de barcos que forman la Armada se distribuyen así:

Galeones: 20 Galeras: 4 Galeazas: 4 Urcas: 25 Naos: 35 Carabelas: 10 Zabras y Pinazas: 11 Pataches: 20 Falúas: 1

El armamento constaba de 2.431 cañones, de los que 600 eran culebrinas de largo alcance, con una dotación de 50 balas de cañón por cada boca de fuego.

Sobre el coste de la expedición se manejan cifras diferentes, entre 4.500.000 y 10,000.000 de ducados. Para ayudar a la financiación de la empresa, España logró del Papa Sixto V la autorización para que el Estado se incautase de los donativos que debían llegar a la iglesia española.

El proyecto tenía un planteamiento simple. La flota atravesaría el Canal de la Mancha en formación compacta, evitando en lo posible el combatir. En un punto de la costa de Flandes le esperaría una flotilla de barcos ligeros que se encargaría de transportar a los 30.000 soldados que Farnesio tendría preparados, encargándose la flota de escoltarlos hasta el estuario del río Támesis donde desembarcarían y avanzarían hacia Londres, mientras que la flota aseguraría en todo momento el dominio del Canal.

Pero mientras el Rey Felipe proponía, Dios(en quien tanta fe tenía el monarca)disponía........Sigamos el día a día de la expedición:

30 de Mayo
Medina Sidonia, que se había visto constantemente acuciado por las prisas del Rey (que llega a escribirle diariamente exigiéndole presteza), y contra su parecer pues las previsiones atmosféricas, según sus informaciones, no son favorables, da por fin, la orden de levar anclas entre músicas y fiestas de los que se quedan en tierra. Desde el primer momento comienzan a surgir imprevistos. Al constar la flota de tipos tan diferentes de navíos, los más rápidos son obligados a plegar velas para no dejar retrasados a los más lentos. El mal tiempo previsto obliga a la flota a tardar veinte días en llegar a La Coruña, donde lo hace con muchos enfermos y averías. Se tarda casi un mes en la reparación de daños y en la recuperación de los enfermos.


22 de Julio
La flota parte de La Coruña no sin que Medina Sidonia volviese a insistir sobre las dificultades que preveía en la empresa, con el único resultado de que el rey le respondiera urgiéndole a partir de forma inapelable.


26 de Julio
Hay calma total momentánea por la mañana, precursora de un viento frío del Norte acompañado de chubascos que tiende a empeorar. Las galeras, barcos más propios para mares más calmos que el océano Atlántico, no pueden soportar las tormentas del Golfo de Vizcaya y abandonan la expedición(una versión dice que vuelven a puerto, sin especificar, y otra que tres de ellas embarrancaron en las proximidades de Bayona, después de que los remeros se rebelaran y pasaran a cuchillo a los oficiales, y otra se salvo en el puerto britano de Blavet)

29 de Julio
La Armada se reagrupa a la altura del cabo Lizard para preparar su entrada en el Canal de la Mancha

30 de Julio
La armada entra en el Canal de la Mancha en perfecta formación sus ocho escuadrones. A babor la Escuadra de Castilla(Flores de Valdes), a estribor los galeones portugueses(Medrano), mientras que por sus alas iban, de dos a dos, las cuatro galeazas de la división de Moncada. En el centro las escuadras de urcas(Gómez de Medina) y navíos ligeros(Hurtado de Mendoza). En la retaguardia la Escuadra de Vizcaya(Recalde) y la Escuadra de Andalucía(Valdes) por dentro, mientras que en la vanguardia iban las Escuadras de Levante (Bertendona) y Guipúzcoa(Oquendo). En vanguardia de la escuadra el navío insignia, el “San Martín”, galeón de 1.000 TM y 52 cañones.

La flota inglesa es pillada por sorpresa, pues no esperaba tan pronto la arribada de nuestra armada, por ello estaban atracados en Plymouth sus , aproximadamente, 180 navíos, con un total de 40.000 toneladas, y 2.000 piezas artilleras, de las que 1.800 eran de largo alcance y un contingente de unos 20.000 hombres. Su buque insignia será el “Ark Royal”, galeón de 800 TM y 40 cañones, al mando del almirante Howard, cuyo segundo será el conocido Francis Drake, que mandaba su “Revenge”. Aunque los barcos ingleses eran más pequeños, en general, que los españoles, en cambio poseían una mayor maniobrabilidad y adaptación en las aguas del Mar del Norte.

Desgraciadamente se desestima la sugerencia de Flores Valdes(otros dicen que fueron Oquendo y Recalde) de copar a los ingleses en el puerto y atacarles al abordaje, sistema en el que los españoles tendrían todas las ventajas, pero las ordenes del rey eran claras e inapelables. Evitar el combate y dirigirse directamente al encuentro de las tropas del Duque de Parma.

31 de Julio
Los ingleses comienzan a acosar a los navíos hispanos pero, conscientes de la superioridad de estos en la corta distancia, se limitan a cañonearles desde lejos, sin trabar un verdadero combate, aprovechándose de su mayor velocidad de tiro. Se pierden por accidente dos galeones, el “Nuestra Señora del Rosario”, que colisiona con otro navío, y el “San Salvador”, al que le explota, por accidente fortuito, la santabárbara(ambos barcos, abandonados por su tripulación, fueron llevados por los ingleses a Darmouth y Weymouth respectivamente, fue todo el botín que capturaron).

01 de Agosto
La armada española continua su lenta penetración en el Canal protegiéndose con una fuerte retaguardia. Hugo de Moncada solicita permiso para atacar directamente a los perseguidores ingleses, incluyendo al “Ark Royal”, pero se le deniega el permiso en estricto cumplimiento de las ordenes reales

02 de Agosto
Se levanta un viento del nordeste favorable para el ataque de la armada española, decisión que toma Martín de Bertendona cuando se apercibe de que hay un grupo de navíos ingleses separados de su núcleo principal, intercambiando un intenso cañoneo con ellos e incluso estando apunto de abordar al “Ark Royal”, pero con un nuevo cambio de viento favorable a los ingleses, Bertendona vuelve a incorporarse a la retaguardia española.

03 de Agosto
No hay acciones de guerra. Por la noche se celebra un Consejo de Guerra en el que se decide fondear entre la isla de Wight y Southampton a la espera de las noticias y municiones de Farnesio.

04 de Agosto
Se envían nuevos mensajes a Farnesio para que tuviera listas sus tropas para el embarque y que asimismo también proveyera de municiones a la Armada, ya que estas escaseaban peligrosamente, mientras que los ingleses no tenían ningún problema de abastecimiento. Se calcula que para estas fechas los ingleses habían ya disparado unos 100.000 proyectiles sin haber hundido un solo barco. En este día , aprovechando un viento favorable, varios navíos ingleses atacan a los dos barcos españoles más rezagados, la nao “Sta. Ana” y el galeón “San Luis”, a pesar de la superioridad inglesa el ataque es rechazado con la ayuda de varias naves que acuden en su ayuda e incluso se infringen importantes daños al “Ark Royal”. Medina Sidonia, ante el peligro, dispone continuar la navegación hacia el nordeste.

05 de Agosto
Sin actividades bélicas. Los ingleses lo dedican a reparar las averías del combate del día anterior y a reponer municiones y alimentos, posibilidad que no tenía nuestra flota. Se le envían nuevas mensajes a Farnesio indicándole que la armada fondeara en Calais y , se insiste, se tengan prevenidos víveres, municiones y pólvora.


06 de Agosto
Siguiendo su marcha, casi intacta, la flota española fondea frente a Calais, donde Medina Sidonia cumple la primera parte de las ordenes recibidas por el Rey, a saber, situar la flota en un punto desde donde pudiera acometerse el asalto a Inglaterra. Es acogido por el Gobernador de la plaza que palia en algo la escasez de víveres de la Armada.

07 de Agosto
Medina Sidonia recibe noticias de que Farnesio se encuentra en Brujas, en lugar de en Dunquerque y que además no había recibido ninguno de los mensajes anteriores pues habían sido interceptados por los rebeldes holandeses. Esta falta de comunicación originó una situación caótica pues unas semanas antes Farnesio sí había tenido previstos 16.000 hombres con barcazas cerca de Dunquerque, pero ante la tardanza de la Flota pensó que el plan se había desechado(él mismo era partidario de terminar primero con la rebelión en los Países Bajos antes de invadir Inglaterra). Ahora Medina Sidonia se encontraba con que no había tropas que embarcar y además se enfrentaba al peligro de verse copado por las fuerzas inglesas a las que se habían unido medio centenar de naves holandesas.


08 de agosto
Los ingleses envían, de madrugada, ocho brulotes aprovechando que la armada hispana estaba anclada, y no obstante no hacer daño, pues nuestros barcos eludieron el peligro sin problemas, si quedaron muchos aparejos y anclas abandonadas por las prisas en efectuar la acción evasiva, quedando la flota muy dispersa; oportunidad aprovechada por los ingleses para cañonearla, siempre desde lejos, hundiendo al “Mari Juan” y averiando a otros varios navíos.

09 de agosto
Las municiones de los españoles están casi agotadas . Los barcos son arrastrados por la corriente en dirección a los bajíos de Zeelandia, con el consiguiente peligro de embarrancamiento pero, por una vez, la suerte se alía con nuestras armas y acontece un fuerte cambio en el viento que permite a nuestra flota salir a mar abierto. Medina Sidonia, ante la fuerza del viento que le impedía virar, decide olvidar la empresa, que ya no tenía objeto ni objetivo, y regresar a España rodeando las Islas Británicas. La flota inglesa sale en su persecución.

10 de Agosto
Se ordena el racionamiento de víveres a “ocho onzas de bizcocho, un cuartillo(medio litro) de agua y medio cuartillo de vino”.

12 de Agosto
La flota inglesa abandona la persecución

13 de Agosto
Para ahorrar agua, se ordena el arrojar a las caballerías al mar

18 de agosto
Las tempestades se ceban en nuestra flota. Desde este momento la orden es el “sálvese el que pueda” y cada navío toma sus propias decisiones.......

E P Í L O G O

Se han inventariado hasta 26 naufragios antes las costas de Escocia y, sobre todo, Irlanda, donde los náufragos fueron generalmente masacrados por los ingleses o los lugareños, aunque hubo honrosas excepciones, pues también hubo quien ayuda a los náufragos tanto a instalarse en su propia localidad(donde dieron lugar a familias de piel morena) como a volver a España(es legendaria la historia del clan O´Briam del que se dice salvó de la muerte a 200 marinos españoles).

Los navíos supervivientes fueron llegando a las costas del norte de la península al lo largo de los meses de Septiembre y Octubre, salvándose unos 70 bajeles, aunque el número varía según los autores, entre otras cosas porque había varios barcos que compartían mismos nombres. De los arribados muchos tuvieron que ser desguazados por su mal estado. El último navío en llegar fue el galeón “San Juan”, que lo hizo a Santander el 14 de Octubre. El Duque de Medina Sidonia, deprimido y enfermo, ni siquiera pasó por la Corte dirigiéndose directamente a encerrarse en su palacio de Sanlucar, desde donde envío al Rey un detallado memorial explicando las causas del fracaso.

Las perdidas hispanas , cifras que varían según autores, se podrían cifrar en unos 60 barcos, la mayor parte a causa de naufragios. Como perdidas humanas fallecieron unas 20.000 personas(1.500 en combate, 2.000 asesinados en Escocia o Irlanda, 8.500 ahogados y 8.000 por enfermedad y privaciones). Por parte inglesa no se conoce la perdida de ningún navío ( sino contamos los ocho brulotes, que misteriosamente se silencian en todas las historias) y las humanas no llegarían al millar.

La mayor consecuencia del desastre lo fue en el ámbito propagandístico, al demostrar que el Imperio Español podía ser vencido y , por parte inglesa, la reafirmación en lo correcto de sus tácticas navales, que llevó a incidir en la preparación de marinos profesionales y en desarrollar su artillería naval, lo que trajo como consecuencia el crear en breve tiempo la mejor marina del mundo.

Tradicionalmente se ha acusado a Medina Sidonia de ser un jefe incapaz y lleno de dudas, pero lo cierto es que, a las luces de los modernos estudios, realmente realizó una proeza no solo organizando en breve tiempo una Armada tan poderosa, incluso no estando conforme con las ordenes que se le daban, sino que por su parte cumplió con creces los objetivos que se le habían encomendado y a pesar de las condiciones adversas de falta de municiones y alimentos, trajo de vuelta a gran parte de la flota, no pudiendo los ingleses presumir mas que de un hundimiento, siendo el resto provocados por la fatalidad y las condiciones atmosféricas. Si en algo pecó Medina Sidonia fue en intentar cumplir tan a “rajatabla” las instrucciones de un Rey que no tuvo en cuenta la falta de medios en las comunicaciones y que se había fijado un objetivo de forma obsesiva , sin dejarse aconsejar por quienes tenían mejor información sobre los posibles riesgos.


Por lo demás la guerra con Inglaterra y con los países bajos continuo con alternativas diversas e incluso se envió en 1596 otra flota, al mando de Martin de Padilla, que fué desbaratada por un temporal ante la "Costa de la Muerte", sobreviviendo sólo 49 de los 81 barcos.De nuevo se forma, en 1597, otra flota para invadir las Islas Británicas, pero que no pudo llegar al canal pues fue destrozada por una tormenta que hundío 28 de los 136 barcos de que constaba, y, en 1601, otra flota llega a desembarcar en Irlanda un ejercito para apoyo de los católicos del país, acción que fracasó por la superioridad de las tropas inglesas. Todo concluye, tras la desaparición de Felipe II (1598) e Isabel I (1603), con el llamado Tratado de Londres (1604), por el que Inglaterra se compromete a dejar de ayudar a los rebeldes holandeses.

:
. Y por último, como anécdota final, informar de que el calificativo de “Invencible”le fue dado, de forma irónica, por el secretario de estado de la Reina Isabel, William Cecil, en su panfleto publicitario “The Spanish Invencible Fleet”.


Bibliografía:
“Felipe II y su Tiempo”, Manuel Fernández Álvarez
“Una Rivalidad en Ascenso”, Joseph Tomás Cabot
“Riesgo y Desventura de la Armada Invencible”, José Mª Martínez Hidalgo
“La Invasión Fallida”, Juan Carlos Losada

Paz y bien




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Comentarios

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  1. #1 berserker 13 de ene. 2007


    La Grande y Felicísima Armada (más conocida como la Armada Invencible) fue el nombre que dio Felipe II a la importante flota que armó en 1588 para invadir Inglaterra.

    Se cuenta que a la vuelta de la Armada a España, Felipe II dijo: "Mandé a mis barcos a luchar contra los ingleses, no contra los elementos".Así pues, el desastre de la Grande y Felicísima Armada ha de ser considerado, desde un punto de vista objetivo, un gran fracaso español, y no una gran victoria militar inglesa, como tantos historiadores y cronistas anglosajones han pretendido durante siglos.(como tu bien apuntas en tu artículo).

    El abandono de la pretensión de invadir Inglaterra por parte de la Grande y Felicísima Armada, se debe atribuir, principalmente a la muerte (probablemente envenenado por agentes ingleses) del genial almirante que había diseñado la Armada y que estaba destinado a mandarla, Don Álvaro de Bazán, y a la imposibilidad de utilizar libremente los puertos de Flandes, debido al levantamiento contra el dominio español de aquella zona.

    La afirmación carente de base y comúnmente aceptada incluso en España hasta fechas recientes, de que la Gran Armada estaba formada por “navíos muy pesados, que habían sido derrotados por los navíos ingleses mucho más ligeros y con cañones de más alcance” ha sido calificada recientemente por diversos historiadores como un absurdo, ya que la flota fue diseñada por uno de los más notables marinos que hubiese dado España, vencedor de la batalla de Lepanto, la batalla de la Isla Terceira y experto en el combate naval oceánico. Diversos historiadores navales militares afirman que en principio, la Grande y Felicísima Armada estaba perfectamente concebida y diseñada para el propósito que se le había encomendado.

    La Gran Armada, tuvo en todo momento una flota inglesa de barcos más ligeros precediéndola, cuya misión era informar a la Corona Inglesa de las evoluciones de aquella enorme fuerza de invasión. Fueron precisamente las tripulaciones de esta pequeña y audaz flota inglesa, las que añadieron el apelativo de “Invencible” a la Gran Armada. Así pues, en sus inicios, el adjetivo de "Invencible" no tenía las connotaciones irónicas que la leyenda negra española le ha añadido con posterioridad.
    Otra idea que subsiste erróneamente, es que el fracaso de la Grande y Felicísima Armada supuso un desastre decisivo para España, a raíz del cual Inglaterra se consolidó como primera potencia naval, se dedicó con total éxito e impunidad al saqueo de las flotas de indias españolas y sometió a todo tipo de humillaciones a la desastrada marina española. En realidad, ocurrió justo lo contrario. Como se ha mencionado previamente, el combate que la flota enviada por Felipe II sostuvo con la Royal Navy fue tan solo una de las primeras escaramuzas de una guerra intermitente que comenzó en 1585, y en la que España terminaría por imponerse a Inglaterra en 1604. España se recuperó muy rápidamente del desastre, y Felipe II mandó construir una nueva flota tomando nota de las innovaciones introducidas por los ingleses en la batalla de Las Gravelinas y aunándolas con la mayor experiencia española en la construcción de barcos. A partir de estos hechos y hasta el final de la guerra España derrotó a Inglaterra en la gran mayoría de los combates librados por ambos reinos, tanto en la mar como en tierra. Inglaterra permaneció a raíz de su enfrentamiento con España como una potencia marítima relativamente débil hasta mediados del siglo XVIII, cuando consiguió arrebatar el rango de segunda potencia naval a la marina francesa.
    Por otra parte, si bien es cierto que los nuevos barcos españoles eran más ligeros que los empleados para conformar la Grande y Felicísima Armada, esto les proporcionó una agilidad que unida a la mejora del sistema de escolta de las flotas de indias permitió repeler todos los ataques de los corsarios y piratas ingleses, holandeses y franceses con un éxito rotundo y sin precedentes. La constatación de las grandes mejoras introducidas se deriva del hecho de que España fue capaz de transportar con total éxito durante la década de 1590 tres veces más cantidad de oro y plata de América que durante las décadas anteriores. De hecho, una flota pirata inglesa al mando de John Hawkins envíada con el objeto de capturar la flota del tesoro española en 1590, fue totalmente derrotada por los buques de escolta.

    La más curiosa de las tergiversaciones que implican el desastre de la armada española de 1588, es que con frecuencia es referido por historiadores anglosajones como un brillante ejemplo de la gran tradición defensiva inglesa que ha impedido, desde la invasión normanda del siglo XI, el desembarco en suelo inglés de cualquier fuerza hostil por poderosa que fuera. En realidad esto es totalmente falso. Obviando los fugaces desembarcos que marinos españoles llevaron a cabo en las costas inglesas por motivos de aprovisionamiento de urgencia, en julio de 1595 (siete años después del desastre de la Grande y Felicísima Armada), una flota compuesta por cuatro galeras españolas al mando de don Carlos de Amésquita, que patrullaba en aguas inglesas, desembarcó unos 400 soldados de los tercios en la bahía de Mount, en la península de Cornualles, al suroeste de Inglaterra para aprovisionarse. Las milicias inglesas que aglutinaban a varios miles de hombres, y que eran la piedra angular de la defensa inglesa en caso de invasión de tropas españolas, arrojaron las armas y huyeron presas del pánico. Los españoles tomaron todo lo que necesitaban y quemaron las localidades de Mousehole, Paul, Newlyn y todos los pueblos de los alrededores. Al final del día, celebraron una tradicional misa católica en suelo inglés, embarcaron de nuevo, arrojaron a todos los prisioneros por la borda, hundieron una embarcación de la Royal Navy que les había dado alcance y regresaron a España sin novedad, tras esquivar una flota de guerra al mando de Francis Drake y John Hawkins que había sido enviada para expulsarlos.(como menciona Brigantinus)

    Enhorabuena otra vez por tu artículo


  2. #2 alevin 14 de ene. 2007

    Primeramente gracias a todos por vuestros parabienes. Ahora me gustaría hacer algún comentario a algunas intervenciones.

    BRIGANTINUS.-Gracias por recordar el desembarco de 1595, otros druidas lo han hecho también, lo que ocurre es que no lo mencioné ya que fue un hecho casual y, como ejemplo de recuperación de nuestra Marina me pareció más representativo recordar las armadas de 1597 y la de 1601.

    JFCA.-Si alguna virtud tienen los historiadores anglosajones de la época desde luego no es la de la autocrítica. El número de naves de la armada inglesa esta claro que rondaban las 180 y además no dicen nada de los barcos holandeses que se les unieron. Por otro lado su situación en retaguardia viene dada porque deseaban guardar las distancias para aprovechar el mayor alcance de sus cañones y su mayor habilidad marinera para asaltar a cualquier nave que pudiera quedarse retrasada. Lo que nunca desearon los inglese fue una batalla clásica, al abordaje, pues ahí sabía que tenían todas las de perder. De acuerdo contigo en que las naves provenían de los lugares más diversos, España, Portugal, puertos italianos e incluso de la costa dálmata

    MARCOVITO.-Lo de la deforestación por la Armada se dijo también en época de Carlos III y también cuando empezó a desarrollarse el ferrocarril. No lo tengo por “leyenda urbana”, pues creo que muchos bosques sufrieron por la tala para los astilleros navales, pero también pienso que, sin creer en lo de la ardilla que iba de Cantabria a Cádiz por las ramas, los bosques de antes eran más abundantes que ahora y sobre todo los árboles estaban bastante más desarrollados, con lo que las talas no causarían un daño tan irremediable comparado con la actualidad.

    Berse4rker. Fíjate que yo creo que la celebre frase de la “lucha contra los elementos” es apócrifa, pues ten en cuenta que Felipe II no se enteró de golpe da la desdicha de su Armada, momento en el que si pega soltar frases para la Historia, sino que se fue enterando paulatinamente y según iban llegando los barcos. Es históricamente cierto que los navíos españoles eran de mayor porte, en general, que los ingleses y que estos además estaban más acostumbrados a las corrientes y vientos de la zona. Disiento de tu comentario sobre el servicio de espionaje de los ingleses. Estos sabían que se había formado una gran flota que trataría de invadir su isla(ni siquiera sabían que la finalidad era recoger tropas en los Países Bajos y escoltarlas al estuario del Támesis), ellos pensaban que se invadiría directamente Inglaterra, por eso estaban esperando en Plymouth, para cuando tuvieran noticias de que la flota se acercaba salir a plantear batalla a mar abierto y evitar la aproximación de nuestros buques a sus costa. La Táctica que tenían pensaba es como explico más arriba, bombardear a distancia a nuestra flota, evitando los enfrentamientos individuales y abordajes, aprovechándose del mayor alcance de su artillería y de la proximidad de sus puntos de aprovisionamiento en contra de la lejanía de los de nuestros navíos. Plenamente de acuerdo en lo de que los “piratas”no tenían nada que hacer contra un convoy con escolta, como en le caso de la Flota de indias, creo que solo en uno o dos casos, hablo de memoria lograron atacarla con éxito. Los piratas preferían barcos que se quedaran aislados o puertos desprevenidos.

    MINAIA.-Por supuesto que se esperaba el levantamiento de los católicos, aún muy numerosos entre los que había también nobles. Los suministros se tomarían sobre el terreno y los refuerzos, si fuesen necesarios, llegarían vía Países Bajos. Respecto al regreso se vio decidido simplemente por el viento que salvó a Medina sidonia de embarrancar en Zeelandia. Vio que el viento que le salvó al mismo tiempo le impedía virar y los inglese amenazaban con coparle (recordemos que no tenía apenas municiones ni vituallas), por ello era “de cajón” tomar la decisión de aprovechar el viento y salvar lo que se pudiera.

    Paz y bien

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