Autor: Gonzalo Bareño | la voz | madrid
jueves, 22 de junio de 2006
Sección: Opinión
Información publicada por: ainé
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Madrid enviará a Galicia copias de los documentos eclesiásticos expoliados
Noticia completa en:
La Voz de Galicia
http://www.lavozdegalicia.es/se_galicia/noticia.jsp?CAT=102&TEXTO=4880506
(Firma: Gonzalo Bareño | Lugar: la voz | madrid)
El Congreso aprobó ayer que todos los documentos eclesiásticos gallegos que fueron enviados al Archivo Histórico Nacional de Madrid tras las desamortizaciones del siglo XIX sean reproducidos para enviar copias a Galicia. La iniciativa del diputado del BNG Francisco Rodríguez fue aprobada en la Comisión de Cultura del Parlamento tras aceptar éste una enmienda transaccional del diputado socialista ourensano Domingo Tabuyo, cuyo texto fue pactado también con el Grupo Popular.
......
Enorme valor
Entre los fondos que en su día salieron de Galicia figuran algunos de valor incalculable, como los pergaminos del siglo IX de varios centros monacales. Se encuentran, por ejemplo, los documentos del monasterio de Santa Eulalia de Curtis o los del de Ribas de Sil, en Ourense, del siglo X. En la lista figuran también muchas obras de San Martiño Pinario, en Santiago, o los que procedían de la catedral de Mondoñedo. Rodríguez citó también la salida de gran cantidad de libros, de colecciones diplomáticas y de sellos. Esos fondos constituyen, según el diputado del BNG, «la mejor documentación medieval de los reinos de la península Ibérica».
El texto propuesto por el PSOE, que finalmente fue el aprobado, insta al Gobierno a realizar un convenio entre el Ministerio de Cultura y la Xunta para que los archivos que pasaron a manos del Estado como consecuencia de las sucesivas medidas desamortizadoras del siglo XIX «sean objeto de reproducción por los medios y en las condiciones que se estimen oportunas, para su incorporación a los archivos históricos provinciales de su correspondiente demarcación».
Más informacióen en: http://www.lavozdegalicia.es/se_galicia/noticia.jsp?CAT=102&TEXTO=4880506
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jeromor, el Archivo Histórico Nacional no salvó nada, al menos en un primer momento no salvó nada.
En el año 1850 la Real Academia de la Historia consiguió (empleando "trabajos de sapo" dicen los eruditos gallegos de la época) una real orden que le autorizaba para incautarse de los documentos procedentes de monasterios y conventos que habían pasado a manos del Estado como consecuencia de las sucesivas medidas desamortizadoras del siglo XIX.
Dicho y hecho. En el verano de 1852 se pasó por las oficinas de Hacienda en Galicia el académico de la Historia Pascual Gayangos que se llevó todo lo que pudo y los funcionarios no le escondieron.
La Real Academia de la Historia recolectó tal volumen de documentos que imposibilitada para organizarlos y describirlos, logró que se crease el Cuerpo Facultativo de Archiveros-Bibliotecarios (1858), luego Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, a cuyo servicio fueron incorporados casi todos los archivos del Reino: Archivo General de Simancas, Archivo de la Corona de Aragón, General de indias, del Reino de Mallorca, Archivo del Reino de Galicia y Archivo del Reino de Valencia.
La labor de la Academia de la Historia tuvo escaso éxito en Cataluña. El pueblo catalán no permitió esa “salvación”, ya que la mayor parte de los fondos documentales que nos ocupan, ingresaron en el Archivo de la Corona de Aragón. En Galicia sin embargo, pese a existir el Archivo del Reino de Galicia, creado diez años antes que el Archivo General de indias, en concreto por Real Cédula de comisión fechada en San Lorenzo del Escorial a 22 de octubre de 1775, los papeles eclesiásticos se llevaron a la Real Academia de la Historia.
La Academia, imposibilitada de organizar semejante volumen documental, logra también que en 1866 se cree el Archivo Histórico Nacional, que por cierto tiene por sede los locales de la misma Academia.
Como la labor de Gayangos en 1852 no se había concluido, nuevas comisiones de académicos se pasan por los archivos de Hacienda en Galicia y continúan la labor de recolección. El comisionado más conocido en esta etapa es el gallego José Villaamil y Castro, primero como académico y posteriormente en su calidad de miembro del Cuerpo Facultativo de Archiveros. Consta que este buen señor se pasó por Galicia durante los años 1864, 1871 y 1887. En este último año era ya jefe del negociado de archivos en la Dirección General de Instrucción Pública. Cuando llegó en 1887 tuvo en Galicia la oposición de la prensa, las corporaciones locales, los eruditos y los archiveros del Archivo del Reino de Galicia, Andrés Martínez Salazar, astorgano, y Juan de la Osa Guerrero, conquense, que reclamaban para el Archivo del Reino la transferencia de estos documentos.
De hecho, la presión fue tan grande, que Villaamil no llegó a entrar en la provincia de La Coruña, y en Ourense volvieron a esconderle la mayor parte de los papeles. Su labor sí tuvo éxito en Lugo y Pontevedra, en donde no dejó prácticamente nada. De hecho, a día de hoy sólo el Archivo del Reino de Galicia, el Histórico Provincial de Orense y el Universitario de Santiago, conservan fondos eclesiásticos, siendo el orensano muy rico en este tipo de documentos.
Lo malo del caso fue que Villaamil no entregó los documentos que había "recogido" hasta el año 1896, según consta en el libro registro de entrada de documentos del Archivo Histórico Nacional. Además, para que el "cambalache" fuese más escandaloso, LOS VENDIÓ al mismo Archivo Histórico Nacional. Sí, sí, quien lo dude, puede consultar la "Guía de los archivos, bibliotecas y museos de España (...)" realizada bajo la dirección del Excmo. Sr. D. Francisco Rodríguez Marín, a la sazón jefe del Cuerpo y publicada en el año 1917.
De salvación, nada de nada. Había en Galicia un archivo que podría haberse hecho cargo de los fondos -el Archivo del Reino de Galicia- pero lo que primaba era, como decía Corgo, la fuerza centrípeta, centralizar.
El Archivo de Simancas, el Archivo del Reino de Valencia y otras oficinas también fueron objeto de la voracidad centralizadora del Archivo Histórico Nacional, y así Simancas perdió el fondo del Consejo de la Suprema Inquisición, que custodiaba de forma natural desde hacía siglos; el Archivo del Reino de Valencia se vio obligado a enviar el fondo del Tribunal del Distrito de la Inquisición de Valencia, etc.
En fin, continuará si es preciso, pero para mi fue un expolio con cambalache incluido, vamos, en toda regla. Saludos.
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