Autor: Virenar
miércoles, 08 de junio de 2005
Sección: Historia Antigua
Información publicada por: Virenar
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LA MIRADA DE LOS ANTIGUOS
Algunas reflexiones, a propósito del excelente artículo de la Dra. Canto sobre la silla de Felipe II, sobre buestra capacidad de empatía con los protagonistas del pasado.
En su interesantísimo artículo sobre la supuesta Silla de Felipe II, la Dra. Canto realiza una interpretación simbólica de una roca cercana con forma de ave rapaz. A esta consideración llega, según afirma, intentando “verla a través de la mirada de los antiguos”. No dudo que en el caso que nos ocupa esta piedra caballera pudiera interpretarse así, dado el contexto en que se encuentra, pero su afirmación me lleva a pensar sobre nuestros conceptos acerca de la ritualidad entre los pueblos prerromanos.
¿Acaso podemos intentar interpretar el mundo vetón a través de sus ojos?, si no lo hicieron los clásicos, o no quisieron, ¿no es lícito asegurar que nuestra visión no está contaminada por concepciones heredadas del legado de las fuentes?. Sobre esto ya argumentaba Ambrosio de Morales, contemporáneo de Felipe II, en el siglo XVI, cuando se lamentaba de la falta de escritos indígenas y por tanto del hecho de que contáramos sólo con el relato de las cosas que Roma había hecho. Aún así él mismo no se escapaba de esa visión de los pueblos indígenas como gentes simples, bárbaras y cercanas a la infancia que transmitían los propios autores grecolatinos. Y esta percepción ha estado presente en la historiografía española posterior hasta tiempos recientes. Nadie hoy en día aceptaría de forma franca esa visión pero quizá siga subyacente en el excesivo concepto ritual que se aplica a la vida de los pueblos prerromanos de la península, especialmente del área indoeuropea. Quizá la visión celtista, transmitida en nuestros días en las obras de Marco Simón, Sopeña Genzor y otros, muy deudora de la versión cesariana del mundo galo, nos lleva a considerar todos los aspectos vitales de estos pueblos bajo un punto de vista ritual.
¿Realmente podemos interpretar los “altares rupestres” como mesas de sacrificios o libaciones exclusivamente? ¿no pudieron tener otros usos?. Por ejemplo, como lugar de asamblea, en un contexto sagrado, o como mojón delimitador entre pueblos (aspecto que en los últimos tiempos se ha pretendido ver en otros “santuarios” como Postoloboso), o como lugar de intercambio y comercio (no sólo entre jefaturas sino a través del establecimiento de mercados o ferias). Quizá los antiguos no fueran tan simples y quizá no se realizarán allí siempre sacrificios sino sólo en momentos de crisis como sugieren algunos autores (¿o quizá éste es también un intento de disculpar las terribles costumbres de nuestros “antepasados”?). Las cosas seguramente no son tan evidentes, aunque no tienen que ser siempre complicadas. En algunas disciplinas, como el caso de la Arqueología de la Muerte, ya se han levantado voces contra los intentos de reconstruir las sociedades indígenas a partir de los ajuares, que muchas veces pecan de simplistas o trasladan una concepción previa y actual del investigador (¿acaso ajuares propios del trabajo de la artesanía pueden indicarnos que el allí enterrado tiene que ser un artesano?).
Quizá lusitanos y vetones se visitaran regularmente, y tomaran unas copas en sus poblados respectivos sin tener que degollar siempre una oveja, un toro y un cerdo en honor de Reve.
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Cuando Alejandro Magno llegó a la india, se encontró una fila de hombres desnudos, sucios, escuálidos, con el pelo muy largo y enmarañado, que se dedicaban a golpear el suelo con las plantas de los pies ante la presencia del gran rey....
Los griegos todo sorprendidos y extrañados ante aquellos salvajes, preguntaron qué significaba aquello....
La repuesta fue: señalan que sólo somos dueños del trozo de tierra que pisamos...
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