Autor: Irluachair
martes, 17 de mayo de 2005
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Irluachair


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Las tierras de la poesía: Andalucía e Irlanda

Andalucía e Irlanda como lugares con una tradicción poética y literaria muy destacable.

Se suele decir que Irlanda es la tierra de la poesía. Es increíble cómo un país tan pequeño ha dado tantos genios literarios, mundialmente conocidos.

En el aspecto poético, Irlanda cuenta con muchos poetas o bardos legendarios, y un corpus poético antiguo y medieval impresionante. Mientras, en los tiempos modernos, como poetas internacionalmente reconocidos, tenemos sobre todo a Yeats y a Seamus Heaney, ambos premios Nobel.

En cuanto a la narrativa y el teatro, es increíble el número de narradores y dramaturgos importantes mundialmente reconocidos que ha dado Irlanda, para ser un país tan pequeño. Un país que cuenta con nombres como Joyce, Becket (premio Nobel), Oscar Wilde, Synge, Bernard Shaw (premio Nobel), Flann O'Brien, Bram Stoker, Arthur Conan Doyle, etc...

La literatura andaluza no cuenta un número de escritores, sobre todo narradores en prosa, tan importante para la cultura mundial como el caso de Irlanda, pero es que el caso de Irlanda es inigualable, casi ningún país lo puede superar. Pero se le acerca mucho.

Sin embargo, es sorprendente el número de poetas importantes que ha dado Andalucía. Como los más importantes, reconocidos universalmente, tenemos a Góngora, Gustavo Adolfo Becker, Federico García Lorca, Juan Ramón Jimenez, Antonio Machado, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, dos de ellos Juan Ramón, y Aleixandre, premios Nobel (dos justamente como Irlanda). Andalucía ha sido la región española que más buenos poetas ha dado, esto es muy evidente.

En el siglo veinte la generación poética más importante, la generación del 27, contaba con mayoría de poetas andaluces, como Luis Cernuda, Luis Rosales, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, que junto a Lorca y Alberti, eran el alma de todo este movimiento que ha sido tan reconocido por la cultura española y universal.

También andaluces eran los poetas Manuel Machado, Fernando de Herrera, Diego Hurtado de Mendoza, Espinosa, Soto de Rojas, y narradores como Ángel Ganivet, Juan Valera, José Cadalso, Fernán Caballero, Francisco Delicado... que han sido poetas y escritores fundamentales de la literatura en castellano.

Decididamente, Andalucía es una tierra con una vena literaria muy fuerte.

En cuanto a la literatura antigua, Andalucía ha tenido el problema de haber sufrido varias fracturas históricas y culturales, principalmente con la reconquista y la expulsión del Islam, lo cual parece ser el motivo de que se haya excluido de la cultura oficial algunas manifestaciones literarias que se han dado en esta tierra, como la literatura árabe-andalusí.

Si nos remontamos a los romanos, curiosamente uno de los grandes poetas latinos, Lucano, poeta épico autor de "La Farsalia", era andaluz de Córdoba, lo mismo que Séneca.

Pero la poesía andaluza tiene gran tradición, y lo mismo que en Irlanda, Andalucía contó con una edad legendaria en cuanto a su poesía, y esa es la época musulmana, la poesía de Al-andalus, con poetas que por suerte o por desgracia son reconocidos como grandes poetas en los países árabes, y en la historia de la literatura, pero que aquí no cuentan en los programas oficiales, por pertenecer a una lengua ajena a nuestra tradición en lengua castellana más inmediata.

En Al Andalus había un fervor poético desmesurado, existían escuelas de poesía y existía un ideal de vida en todas las cortes y ambientes aristocráticos basado en una especie de epicureismo poético, que se embelesaba en los placeres de la vida, en el sentimiento del amor, en la poesía, cuyos símbolos eran el vino, la belleza femenina, el jardín etc... La obra más famosa de este ideal, es "El collar de la paloma" de Ibn Hamz de Córdoba, una cumbre de la poesía amorosa en el mundo Árabe.

Otros grandes escritores andalusíes son Ibn Quzman; Mutamid, el rey poeta de Sevilla; el místico Al Arabi (aunque era de Murcia); Abú Bakr, Boabdil, Ibn Zamrak, Zaydum, Jatib, y muchos más...(también hay que mencionar al filósofo Averroes, entre otros muchos escritores como figura importante de la época) todos ellos hicieron vivir a Alandalus un momento de verdadero esplendor poético, una edad de oro de la poesía comparable al esplendor de la tradición bárdica de la poesía irlandesa.

En fin, sirva esta introducción para demostrar que Andalucía es una tierra con una gran tradición y un fervor poético destacable en el mundo, comparable al caso irlandés, lo que todavía hace más sorprendente la afinidad y los paralelismos que se pueden comprobar entre ambas culturas.




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Comentarios

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  1. #1 Irluachair 22 de mayo de 2005

    http://www.iespana.es/revista-arbil/(42)irla.htm

    Irlanda: historia de una opresión.

    El artículo hace un resumen histórico sobre el problema irlandés y resume las posiciones de los diferentes actores del mismo.

    Para entender el problema nos hemos de remontar al año 1170, cuando, con la caída de Dublín en manos del inglés conde Pembroke, se inicia la lenta agonía del pueblo gaélico. En 1536, después de una larga serie de tristes episodios, Irlanda es ya una colonia inglesa en la que el racismo y la barbarie hace décadas enteras que dictan su ley. Pero es en este año (1536) cuando viene a añadirse el problema religioso, ya que Enrique VIII rompe su sumisión a Roma, y dicta una llamada "Acta de Supremacía", que bien pronto tratará también de aplicar en Irlanda.

    Pese a todas las presiones, los isleños resisten. Irlanda, cristianizada por San Patricio, reserva de la espiritualidad católica durante el largo periodo en el que Europa vivió sujeta al yugo bárbaro, se identifica demasiado con su fe como para renunciar galanamente a ella por el mero capricho de un monarca extranjero. El cisma, pues, no prospera, y en 1569, ya bajo el reinado de Isabel I, la conferencia de Munster acuerda "la defensa de Irlanda y de la religión católica". Se traza así, por vez primera, el enunciado de una lucha que es la misma que anima, todavía, la justa rebeldía de los condados del Norte, y que ha convertido al Ulster en una gigantesca hoguera.

    Isabel, como todos los monarcas posteriores, reacciona contra los rebeldes y ordena su aplastamiento por las armas. Y también, por vez primera, surge la idea de construir un enclave protestante en la zona más gaélica de Irlanda (el Ulster). Será en el siglo XVII, después de una serie de matanzas, cuando se empiezan a repartir miles de hectáreas entre colonos presbiterianos de origen inglés y escocés, para ir sustituyendo físicamente a los irlandeses. Como los colonos son minoría, y con el tiempo pueden acabar deglutidos en la masa irlandesa, tal como pasó con los normandos, Londres rompe hasta el último de los puentes, y entre los autóctonos y los forasteros, entre católicos y protestantes, entre los gaélicos y los sajones, entre los explotados y los explotadores, no habrá el menor contacto y se castigará duramente cualquier aproximación.

    En 1641, los irlandeses no pueden más. Las vejaciones y humillaciones les lanzan a empuñar las armas y consiguen deshacerse en grandes zonas de muchos colonos. Pero el enemigo está en la isla de al lado y envía un gran ejército para vengar los agravios. La guerra dura 12 años y los irlandeses son derrotados. Cinco sextas partes de la población irlandesa ha muerto, los dos tercios del suelo isleño es repartido entre los colonos, y son pocas las casas de católicos que quedan en pié. A partir de ahora los irlandeses aun serán más duramente reprimidos, no podrán trabajar en la administración, ni poseer un caballo de precio superior a cinco libras. El clero, animador vital de la rebelión, será castigado. Uno de los obispos, Monseñor Queely, cayó combatiendo en campo abierto, pero otro, Monseñor MacMahon, es ahorcado... mientras sacerdotes, mujeres y niños serán vendidos en las indias Occidentales como esclavos.

    Con la restauración de los Estuardos en la Gran Bretaña cambia un poco la situación y la cosa se suaviza. Jacobo II aún es mas condescendiente con los católicos, pero desgraciadamente es derrotado por Guillermo de Orange, implacable enemigo del "papismo".


    Los orangistas.


    En 1689, apoyado por Luis XIV de Francia, Jacobo desembarca en el Eire, al frente de un ejército compuesto por refugiados irlandeses y tropas galas. La preparación de estas fuerzas es escasa, y el pueblo irlandés está agotado. Aun así se cerca Derry, ciudadela en manos de los protestantes, que no se rinden después de tres meses de asedio. Pero los católicos fracasan y para postre el propio Guillermo de Orange aparece mandando un cuerpo de veinte mil hombres, y en Boyne, el primero de Julio de 1690, acaba por completo con las fuerzas que se le oponían.

    Desde entonces, cada año, estos acontecimientos vienen siendo conmemorados clamorosamente por los protestantes del Ulster, y la noche del más despiadado colonialismo vuelve a caer sobre el Eire. Y es a partir de ahora cuando al movimiento de opresión protestante se le denominará también "Orangista".


    Represión y respuesta global.


    La maquinaria represiva continuará desarrollándose y junto a los sajones se instalarán ahora numerosos hugonotes franceses, aventureros sin escrúpulos, funcionarios rapaces, clérigos fanáticos anticatólicos y toda clase de chusma. Los sacerdotes católicos no podrán oficiar misa, al católico que se le encuentre una espada se le ahorcará inmediatamente y se endurecerán las medidas contra la lengua Gaélica.

    Mientras, el hambre fuerza a los irlandeses a la emigración, pero estos siguen velando para que su personalidad no se pierda. Desafiando los atroces castigos, los padres enseñan a leer a sus hijos y les dan lecciones de historia. Los sacerdotes ofician y llevan esperanzas a los fieles en burla constante de la muerte. Y día a día, las nociones de patria, de libertad, de justicia y de religión se van entremezclando y convirtiendo en motor general de todas las batallas, en causa por la que luchar y sacrificarse.

    Los desastres británicos en la guerra de América del Norte hacen que la represión en Irlanda disminuya, pues no se puede mantener tanta presión. En 1778, se les permite heredar y hacer leyes, y cuatro años mas tarde se autoriza la enseñanza de los católicos y el libre ejercicio de su culto, y esto les convierte en algo parecido a seres humanos.

    La nueva política hace crecerse al movimiento irlandés, pues estos ven que los gobiernos británicos tarde o temprano se cansarán en su tarea de represión. "Si nos dan un dedo es porque podemos tomarnos toda la mano; si nos dan la mano es porque podemos tomarnos todo el brazo", piensan. Por otra parte, el ejemplo de las colonias que se han ido independizando abre ciertas esperanzas al movimiento irlandés. ¿Porqué no seguir la huella americana?

    En 1783, tiene lugar en Dublín una gran convención nacional, cuyo capítulo de conclusiones despierta la alarma de los protestantes. Nace como consecuencia de esta convención la Liga de los Irlandeses Unidos que, poco a poco, multiplica sus efectivos y que, en 1796, cuando ya suma casi medio millón de miembros, desata la insurrección. El nuevo caudillo independentista se llama Wolf Tone. Cuenta con el apoyo de una armada francesa, que ha zarpado de Brest, pero el mal tiempo la dispersará por el océano y sus cuarenta unidades no podrán intervenir,

    Pese a este fracaso, dos años mas tarde, en Mayo de 1798, se plasma otra sublevación en Dublín, pero los "Yeomanry", la milicia protestante, aplasta sangrientamente a los revoltosos. No obstante, al poco tiene lugar un segundo desembarco, y esta vez Wolf Tone es capturado, y se le corta el cuello en el calabozo adonde había sido conducido. Tone supo recoger el apoyo de la burguesía mas radical de la isla, pero no supo granjearse el apoyo de los masas campesinas, pues lo veía todo a través de los esquemas de la Revolución Francesa, y este enfoque le restó el apoyo de ciertos sectores de la sociedad irlandesa.

    Alertados por la escalada de insumisiones, y temiendo que su vecina colonia cayera bajo la férula de Francia, los ingleses decretan, en 1800, la "unión" entre Gran Bretaña e Irlanda. A la Cámara de los Lores irán veintiocho pares y cuatro obispos, elegidos por sufragio. A la de los Comunes, cien diputados. En otros términos, Irlanda vuelve a desaparecer del mapa, aunque ahora de forma mas disimulada.

    Ni que decir tiene, los representantes "irlandeses" en Westminster pertenecen al estrato colonizador, pero en 1828, el joven abogado, Daniel O'Connel obtiene un acta de diputado, y aunque se niega a jurar lealtad a la corona protestante, es admitido en el parlamento. Es el primer católico que entra en aquel alto organismo: su presencia resulta explosiva. O'Connel, además, es un gaélico de pura cepa, un luchador firme y un patriota que cree arrebatadoramente en la bandera que empuña. Refundador de la Asociación Católica, que había sido disuelta anteriormente, consigue la abolición de los abusivos diezmos que los católicos debían pagar en calidad de tales y más tarde organiza la "Rapeal Association", cuyo fin no es otro que el de destruir el acta de unión entre Irlanda y la Gran Bretaña.

    Para llevar a cabo sus proyectos, O'Connel reúne asambleas multitudinarias, a las que acuden decenas de miles de irlandeses, que ven en el eclipse del Acta de Unión el remedio para sus miserias y frustraciones. El Domingo 8 de Octubre de 1843, en Clontarf, se esperan un millón de manifestantes, y Wellington, comandante británico, asustado, prohibe el mitin. O'Connel, ante esta reacción, y sabiendo que los ocupantes no vacilarán en disparar, lanza un llamamiento suspendiendo la manifestación. Esta actitud no es comprendida, y el famoso combatiente muere cuatro años mas tarde, despreciado por la mayor parte de quienes le habían seguido.

    En 1845 y hasta 1847 aparece una devastadora plaga, que destruye las cosechas de patatas: el alimento clave de la dieta irlandesa. El hambre es feroz y sus consecuencias fatales. Seiscientas mil personas fallecen y ochocientas mil emigran. Los campesinos se arruinan y pierden sus tierras.

    En Londres, por supuesto, no se mueve un dedo en favor de los damnificados, pues en realidad el conflicto les beneficia. Primero porque muchos se van y otros mueren, y "muerto el perro muerta la rabia", y el problema irlandés se suaviza. Y después porque una parte de esa inmigración va a parar a los centros industriales británicos, como Londres, Liverpool, Manchester, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, como mano de obra barata.

    Mientras que unos se van, otros permanecen, y el viejo espíritu rebelde precipita una enésima sublevación, otra ves en Munster, que es sofocada como las anteriores, pero que dará al país una bandera: la verde, blanca y naranja, que hoy flamea sobre los mástiles oficiales del Estado libre de Irlanda y en las barricadas de Belfast, de Derry, y de todos aquellos lugares en los que la resistencia católica hace frente a los golpes de un enemigo ya varias veces secular.

    En 1867 tiene lugar otro alzamiento, que tampoco triunfa y que lleva a la cárcel, severamente condenado, al arzobispo católico de Dublín. Pero ya, para esos momentos, una nueva etapa comienza: la de la lucha por el "Home Rule", o lo que es lo mismo, por la autonomía de Irlanda; una autonomía tras la que se trasluce, claramente, una meta definitiva: la independencia.


  2. #2 Irluachair 25 de mayo de 2005

    Yo dejaré de hacer comentarios , cuando tu dejes de hacer comentarios despreciativos, y yo no fui quien empezó...

    Moro es una denominación despectiva ... y se aplicaba a todos los musulmanes fueran de Hispania o del norte de Africa...tu estás dando carta étnográfica a esa denominación tan amplia y tan gruesa, y tan xenófoba...

    Así no se puede, pensando en grueso como tu haces...de verdad que no me creo que seas doctora...esas formas tan poco críticas de demostrar las cosas.

    Con el Diccionario te veo capaz de tratar de demostrar que los “Indios” americanos, en realidad provenían indiscutiblemente de la india. O que el famoso “Yanqui Go home” en realidad se refiere a que no somos partidarios de la Union y que sin duda los que lo profieren están a favor de la Confederación, y a favor de la esclavitud.

    En Galicia, en el País Vasco, a los ogros de las leyendas se les llama moros o mouros, ¿quiere decir que se consideraba que fueran seres que procedían del norte de Africa?...

    Ese tomarse al pie de la letra a la RAE, en fin... sin más comentarios...que alguien se lo diga...Okeanos díselo.




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