Autor: pikxo
martes, 26 de agosto de 2003
Sección: Lenguas
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Keltoi, Celtici: Tartessos y La Beturia Céltica. Los Celtas del Sur.
Los pueblos que dieron origen a Tartessos. Evolución histórica de la zona denominada Beturia Céltica.
Keltoi, Celtici: Tartessos y La Beturia Céltica. Los Celtas del Sur.
Keltoi, Celtici: Tartessos y La Beturia Céltica. Los Celtas del Sur.
Siglos VI – I a.C. A las tierras entre el río Guadiana (río Anas) y el río Guadalquivir (río Betis) se las llamaba Beturia. Se sabe de dos Beturias: una celta y otra túrdula.
Los Túrdulos son considerados como pueblos indígenas que no habían sufrido influencias orientalizantes como los Turdetanos del valle del Betis. Los celtas en cambio, son considerados pueblos de origen indoeuropeo que en distintas oleadas habían llegado hasta estas tierras del sur instalándose, en principio, en las zonas más despobladas, y en otros muchos casos ejerciendo su influencia cultural sobre el sustrato autóctono.
La Beturia túrdula currespondería a la zona de Sierra Morena central y oriental, mientras que la Beturia céltica a la Sierra Morena más occidental, las cuencas pacenses hasta el río Anas y las penillanuras del Andévalo onubense y del Alentejo portugués hasta el Algarve. El límite entre dichas zonas de influencia estaría al este de la provincia de Huelva.
Faltan fuentes fidedignas que nos ayuden a conocer el origen de estos pueblos. Todo lo más que tenemos es la referencia de autores clásicos, como también las recientes investigaciones que comienzan a relacionar estos pueblos con otros del oeste y noroeste peninsular.
También está el problema de la relación con la mítica civilización tartéssica, anterior en el tiempo y coincidentes según parece en el espacio. Tema que abordaremos a continuación.
Durante los siglos VII al II a.C. Comienzan a llegar oleadas de Celtas Hallstat centroeuropeos a la Península, ocupando la zona norte y noroeste, la Meseta, Sistema Ibérico, llegando hasta el Sur de Portugal, Extremadura y Huelva probablemente en distintas oleadas diferentes en el tiempo, y mezclándose en mayor o menor medida con los pueblos anteriormente establecidos en dichas zonas, según el grado de despoblamiento de las mismas.
¿Qué pasó entonces cuando dichos celtas llegaron a las antiguas tierras de Tartessos? , ¿Qué pueblos encontraron los Celtas Hallstat a su llegada a Huelva?, ¿Es posible qué llegaran atraídos también por la leyenda o el mito tartessio al igual que Griegos y Fenicios?.
Hoy se empieza a relacionar a los pueblos del suroeste peninsular con otros pueblos del noroeste.
Según Marcelino Somoza Sánchez (Octubre de 2002): “Aquí pongo las razones que me llevaron a definir que Galiza se tubo que llamar “ZAAR” en tiempos prehistóricos, y que este pueblo precelta dio origen a los celtas “Gal”.
Los “ZAAR” después llamados “Cal” y “Gal” serían una misma familia con los Galos, Galeses, Irlandeses, Escoceses, y los habitantes de las islas cercanas (Chanel, Man, etc.); o lo que es lo mismo, el pueblo hoy llamado “Celta”.
Estos pueblos o parte de ellos fueron una rama distinta de los celtas indoeuropeos de que hablaban los griegos, aunque compartieran muchas similitudes con los celtas, por lo que hicieron equivocarse a muchos autores Griegos antiguos.
Ya que los autores Griegos hablaron de celtas Hiperboreos (Hiperborea hoy se llama una región del norte de Rusia cercana a Cimmeria), de celtas a secas con que se referían al conjunto de pueblos de toda Europa que no eran los mismos Griegos, y de celtas “Keltoi” que inequívocamente definían a los celtas del sur de la península Ibérica y de Galiza (y que fueron realmente los únicos que se llamaron Keltoi a sí mismos en todo el mundo).”
Es bastante probable que antes de la llegada de los pueblos celtas Hallstat centroeuropeos (siglo VII a.C) al principio de la segunda Edad del Hierro, el Arco Atlántico durante la Edad del Cobre y la primera Edad del Hierro estuviera poblado por anteriores pueblos indoeuropeos, que también podríamos llamar de “cultura céltica”, “protocéltica”, o bastante similar, debido al propio carácter indoeuropeo de los mismos. Es por dicha razón que los elementos indígenas o sustrato autóctono, en la zona noroeste, lusitana o el suroeste peninsular no tuvieran ningún problema de asimilación cultural por la llegada de los celtas Hallstat centroeuropeos posteriores. En la Meseta no hubo tantos problemas por estar más despoblada en parte, durante dicho periodo, a la llegada de los centroeuropeos. En cambio los celtas Hallstat no llegaron ni física ni culturalmente a la zonas íberas de Levante y Sur.
Con todo esto cabe hacerse una pregunta: ¿Era en origen la cuna de la civilización tartéssica el pueblo al que los griegos llamaron Keltoi?. Esta pregunta es difícil de responder con total seguridad, al menos de momento. Sé que no son suficientes pero aquí propongo varios puntos a favor de dicha hipótesis:
• La lengua tartéssica, aunque de grafía no estrictamente indoeuropea, está más próxima a las lenguas estrictamente celtas que a las íberas del mediterráneo peninsular.
Así por ejemplo la raiz de la palabra tartessos, Tarschisch (según la Biblia, ”. Ezequiel.27.12 (c. 580 a.C.) ) o tartessos ”.( Escimno.164 s. VI a.C.) significa al igual que en lenguas célticas actuales, como el gaélico irlandés “tir” y también el escocés “tir”, tierra o país.
“Tir” = “Tar”
Además en el antiguo protocelta, del que derivarían las antiguas lenguas celtas, el término “têrsos” también significa tierra o país.
Esta es una coincidencia que no deberíamos pasar por alto. Lo podéis comprobar en: www.terra.es/personal5/albannach/lengua/frameset.htm
El alfabeto tartessio es muy temprano (datado sobre el 2000 a.C.), se descubrió estudiando las lapidas funerarias encontradas en un yacimiento de la Ría Onubense, corazón de Tartessos. Este alfabeto tendría 15 letras de las utilizadas actualmente. Aunque hoy se discute sobre si el “tartessio” perteneció o no al conjunto de lenguas indoeuropeas, si habría que pensar en alguna relación con el indoeuropeo, anterior a la formación de las antiguas lenguas itálicas, protogermánicas o protoceltas. Hay evidencias para considerar relaciones entre la lengua tartessia de carácter indoeuropeo y otras , que consideradas sin duda como indoeruropeas, aparecieron posteriormente.
Las símbologías Ibera o también la Euskárica, por ejemplo, no guardan ninguna relación con lenguas indoeuropeas conocidas.
¿Queda también en tierra de nadie el antiguo Lusitano, con problemas agruparlo dentro de las lenguas celtíberas?. Queda en el aire!.
• La zona suroccidental peninsular al igual que el resto del arco atlántico europeo, durante la Edad del Cobre y hasta la Edad del Hierro tuvo la misma cultura megalítica. Cultura que no se dio en muchas zonas ni mediterráneas, ni del resto de Europa. Esto sin lugar a dudas está marcando un sustrato común en todo el Arco Atlántico totalmente definido, tanto cultural como en identidad de pueblo, relación ancestral entre los pueblos de dicha orla, propiciado por el comercio de metales entre el Suroeste y el resto de Países Atlánticos. Comercio que a través de Galicia se realizaba con Bretaña, Inglaterra, e Irlanda.
Otra pregunta que cabe hacerse es ¿porqué se desarrolló tanto el suroeste peninsular (Keltoi del Sur) haciéndose diferente del reto del arco atlántico, aún teniendo los mismos elementos comunes en origen?, ¿Qué propició que Tartessos pasara a mirar también a la orla mediterránea y a las culturas orientales?
Miremos atrás en el tiempo. ¿Qué tuvieron en común Egipcios, Sumerios y Asirios (pueblos mesopotámicos) y Tartessios, para que pudieran desarrollar las más desarrolladas y florecientes civilizaciones de su tiempo?. La respuesta es clara un “creciente fértil propio”, el desarrollo de una agricultura de producción, básico para el desarrollo de cualquier civilización (primeras culturas agrarias), situación de excedentes y comercio con las zonas limítrofes, intercambio, riqueza y prosperidad. Si a esto le añadimos la importante área metalífera del sur peninsular tendremos como resultado a la floreciente civilización tartéssica. Probablemente sea este desarrollo lo que hizo diferenciar al suroeste peninsular del resto de pueblos del arco atlántico europeo, haciéndolo mirar más hacia las otras zonas desarrolladas de oriente: hacia el 2000 – 1000 a.C con las culturas Cretense (Grecia), Micenica (Grecia), Hitita (Turquía), Ebrea (Palestina), y más tarde hacia el 900 - 800 a.C con fenicios. El acercamiento pudo ser mutuo y sinérgico, aunque en muchos casos también pudieron tener lugar enfrentamientos, sobretodo con estos últimos, sabida su hegemonía en dicho periodo por el Mediterráneo.
Sin embargo no todo Tartessos debió estar “desarrollado”, como así lo atestiguan los escasos restos encontrados en el interior. En el campo, lejos de la costa y de la ciudad, lejos de los centros de comercio, las únicas zonas florecientes eran las mineras (Sierra Morena) por el desarrollo en la actividad de la explotación y teniendo comercio de metales, probablemente fluvial, con la costa. Esta zona interior poco contacto tuvo con griegos o fenicios y debieron preservar bastante sus antiguas costumbres “atlánticas”, al igual que los hermanos Keltoi de Galicia.
Además, aunque Tartessos naciera en las tierras de los Keltoi (celtas del sur), debido a su extensión por todo el sur peninsular y sureste, a las relaciones de comercio con los pueblos del valle del Betis, y a las también relaciones con griegos y fenicios (efectos orientalizantes) hacen que, en conjunto a toda la zona finalmente tartessica, no se la pueda considerar como celta, sino como íbera, siendo además los posteriores turdetanos del valle del Betis los herederos naturales de la antigua civilización tartéssica.
¿Y qué pasó tras el fin de la cultura tartéssica?.
El fin de Tartessos se sitúa hacia el 650 - 600 a.C. Aún es un misterio. El suroeste entra en decadencia, la actividad minera se reduce y se produce la despoblación de la zona, movida hacia el valle del Betis (Guadalquivir), más fértil y rico que las improductivas tierras de Beturia.
Con la llegada a estas tierras de los celtas Hallstat centroeuropeos, tras la caída de Tartessos, los pueblos autóctonos, en decadencia, se funden con los recién llegados. A estos nuevos pueblos los romanos les llamaron “celtici”, pudiendo ser una traducción de la palabra griega “keltoi”
De esta fusión no hay constancia así como tal, pero debió de producirse ya que en la provincia de Huelva abundan los elementos celtas propios de de este nuevo periodo: 600 a.C – 100 a.C.
He aquí algunos de los fragmentos recogidos sobre la historia local de los pueblos de Huelva:
• Sobre El País de Andévalo.
“ Los Celtas Beturienses (celtici) la habitaron, llamando a esta comarca "Campo o Sierra del Andévalo", cuya nomenclatura la tomó del gran cerro a cuyos pies hoy se encuentra Cabezas Rubias (Huelva). Allí existió un templo dedicado a la deidad "Endóvelo" o "Endovélicoo",
Sin duda alguna, fenicios y griegos, en sus largos itinerarios marinos, en aquellos arriesgados periplos en busca de metales y comercio dieran a estas gentes el apelativo de “Keltoi”, llamados más tarde “celtici” por los romanos.
Cartaginenses y romanos hicieron suyo el lugar por su ya mencionada situación estratégica. Concluidas las "Guerras Púnicas" y vencidos los cartaginenses, los romanos comienzan la romanización de la zona, algo que realizan sin muchas dificultades al encontrase un pueblo con un bajo nivel cultural y social. Poco a poco fueron influyendo en la vida de los indígenas y poco a poco fueron cambiando sus tradiciones. Aquellas gentes, acostumbradas a la vida libre del campo, hubieron de convertirse, en su mayoría, en esclavos usados en las extracciones de minerales o en las labores agrícolas en las posesiones de los ricos patricios y muchos de ellos pasarían a engrosar las temidas legiones romanas y participarían en la conquista del Imperio.
Los testimonios escritos sobre la romanización son pocos. Parece ser que a toda la comarca se le conocía con el nombre de "Baeturia Céltica", cuya población estaba compuesta por razas procedentes del pueblo celta, llamándose a esta raza "los celticis" o “celtas beturienses”, que habrían emigrado desde el Valle del Ebro, a través de la Lusitania (Portugal), abarcando el territorio comprendido entre los ríos Guadiana (Anas) y Guadalquivir (Betis).
Pequeñas fortalezas o castilluelos, quizá únicamente torres de vigilancias o almacenes para abastecimiento de las tropas, existían en su contorno. Estaban enclavadas en lugares estratégicos que dominaban las vías de comunicación. En ellas hacían guardia destacamentos militares que, además de vigilar los posibles ataques enemigos, servían para defender o supervisar el comercio de los minerales desde las minas hasta la costa. La fortaleza principal parece estaba situada en una colina inmediata a la localidad, llamada hoy “Pie Castillo” y que los romanos dieron en llamar “Praesidium”.
La religión ocupaba un lugar primordial en la vida de los indígenas “baeturienses”. Entre sus divinidades existentes antes de la romanización destacaban los dioses “Endovélico” y “Ataecina”. El primero, según algunos historiadores, estaba representado por la figura de un jabalí, a veces acompañado en las inscripciones de una palma y una corona de laurel. Era un dios infernal para unos y el dios de la medicina para otros. Daba oráculo a los enfermos y estos debían de pasar una noche en el templo donde se les aparecería en sueños el dios y les indicaría cómo deberían curarse. Se les ofrecía sacrificios de cerdos. Para otros historiadores Endovélico tenía forma de águila”
“En Paymogo (país del mago) se puede visitar desde el Molino de La Laguna, a unos 2 kms. rivera abajo se llega a un monte denominado La Sepultura, si decidimos hacer una visita al lugar, encontraremos unos enterramientos de origen celta denominados "tholos" (sepulcros de corredor con cámara cubierta por falsa cúpula). Existen varios diseminados por el lugar y son difíciles de localizar debido a que están cubiertos por las jaras.”
“Créese que trae su origen la denominacinn de Andévalo , del dios Endovélico, antigua deidad. Esto se prueba por haberse encontrado a princip!os del siglo XVI una piedra cerca de Paymogo, con una inscripción en que se podía leer el nombre de esta conocida deidad. Los geógrafos antiguos mencionan en este territorio varios pueblos, entre ellos Rubras, Presidium, o Aras.”
• Sobre la Sierra de Aracena.
“presencia de auténticos castros celtibéricos como El Castañuelo, enclavado en la onubense Sierra de Aracena y al que su excavador interpretó como la fundación céltica de unos pobladores en proceso de migración interna”
“El término de Aracena ha estado habitado desde épocas antiquísimas. Del III milenio a.C. hay restos de talleres líticos en la Cueva de la Umbría. De mediados del II milenio encontramos restos en el poblado del Catañuelo, y también de la cultura céltica que se asientan en la zona en el siglo V a.C.. Por los vestigios hallados sabemos que se dedicaban, además de a labores agrícolas, a la metalurgia.”
“Concordia Julia Nertobriga: origen de Cumbres Mayores: Plinio, en su "Historia Natural", cuenta que la ciudad fue fundada por colonos procedentes de la Nertóbriga Tarraconense: "Los célticos llegados de la Lusitania son oriundos de los celtíberos y ello se manifiesta, por los ritos religiosos, por la lengua y los nombres de los Oppida". En este terreno se produjo un asentamiento Celta cuando estos, procedentes de la Cuenca del Jalón, se desplazaron a través de cientos de Kmtrs. para establecerse en nuestra comarca buscando terrenos fértiles y una configuración orográfica idónea que les protegiese de pueblos hostiles. Cuando vieron estas tierras no dudaron en establecerse en ellas y construyeron una ciudad que llamaron NERTÓBRIGA, que significa "Castillo fuerte", "Altura fortificada".
Los restos arqueológicos Celtas hablan de una ciudadela de planta rectangular situada en la parte más alta del cerro. En la muralla construida con sillares de estructura muy endeble y torpemente labrados, se disponen una serie de torres cuadradas de carácter defensivo”.
“El actual topónimo Aroche procede del antiguo celta Arucci, que en época latina recibe el sobrenombre de Arucci Vetus Latina, arabizándose posteriormente para dar la forma actual.
La presencia del hombre en estos parajes es muy antigua, localizándose los primeros vestigios hace casi cinco milenios. Los asentamientos humanos, al aire libre, estuvieron cercanos a puntos de agua, fundamentalmente las riberas del Chanza y Alcalaboza, y su economía dependió, en gran medida, de la siembra de cereales que realizaron en «La Vega». Sus enterramientos se hicieron bajo túmulos de granito, de los cuales persisten todavía un gran número, repartidos por todo el término.
Durante el Bronce Final, en el siglo VII a.C., toda la zona del Chanza se comporta como una prolongación de la cultura portuguesa, y así lo atestigua la cerámica.
Tras el desconocido y nebuloso período turdetano, entramos en el mundo romano, aproximadamente a partir del 194 a.C. El territorio serrana era conocido por los geógrafo antiguo como Beturia, “donde se asentaban los celtas”. Los romanos se imponen a aquéllos, y ordenan el territorio, explotando intensivamente las minas de la Sierra de Aroche.”
• Sobre el sur de la provincia y el litoral.
“Pueblo de Niebla:
Lugar de rico pasado histórico,sus orígenes son difíciles de precisar. La población está documentada desde loscomienzos de la Edad del Hierro. De finales del Bronce, tras la llegada de lospueblos del Mediterráneo oriental -en primer lugar los fenicios, en el siglo VIantes de Nuestra Era- hay restos arqueológicos; los colonos orientales llegadospor los ríos Anas, Odiel y Tinto se establecieron en su suelo atraídos por elcobre de las minas de Tharsis y Riotinto, y Niebla se convirtió en enclave,almacén de metales y capital del eje económico que enlazaba las minas y elpuerto de embarque de Moque (después Moguer). Son los momentos preliminares dela nebulosa Tartessos.
Cuandola región comprendida entre el Guadiana y el Guadalquivir -conocida por losgeógrafos antiguos como Beturia y habitada por los celtici- pasó a manos de Romaen 194 a.N.E. aproximadamente, la ciudad más importante de ella era Niebla,antigua Ilipla. Por las referencias del Itinerario Antonino sabemos que figurabacomo un lugar importante en el camino hacia Italica; y por la numismática, quefue autorizada a acuñar monedas, junto con Onuba (Huelva) e Iptuci (antiguaTejada, en el término de Paterna del Campo).”
“Ciudad de Huelva:
En época romana la zona de Huelva estaba en lo que los geógrafos llamaban Beturia: región comprendida entre los ríos Betis (Guadalquivir) y Anas (Guadiana) y estaba habitada por los celtici. Plinio y Ptolomeo citan a Huelva con el nombre de "Onuba Aestuaria", ciudad que llegó a acuñar moneda.”
He omitido mucha de la información perteneciente a la historia antigua de los pueblos de Huelva, no queriéndome alargar más.
Conclusiones:
1. Hermandad cultural y de pueblo entre los Keltoi del suroeste y los Keltoi del noroeste, extensible a todos los pueblos lusitanos. Este pueblo del oeste peninsular estaba en relación cultural y comercial con todo el arco atlántico “orla atlántica” durante la Edad del Cobre y la Edad del Hierro. Características primigenias indoeuropeas de estos pueblos y en estrecha relación cultural con los celtas Hallstat, “celtas propiamente dichos” que llegaron posteriormente a la Península durante la segunda Edad del Hierro.
Fusión “sin problemas” entre los recién llegados y los pueblos indígenas, de cultura y pueblos similares.
2. Origen de la mítica civilización tartéssica en el corazón de los “celtas del Sur”.
3. Desarrollo de la civilización tartéssica favorecido por la condiciones locales, periodo en el cual empieza a diferenciarse de sus hermanos “gallegos”, cambiando el “eje atlántico” por el “eje mediterráneo” más desarrollado en su momento. Hacia el 1000 a.C.
4. Aunque el origen de Tartessos fuera los Keltoi del suroeste, la civilización tartessica se extiende por todo el sur peninsular (valle del Betis y sureste), relacionándose cultural y comercialmente con los pueblos autóctonos de estas zonas (no procélticos), como también con griegos y fenicios que dejaron huella en todo el mundo tartéssico (orientalización).
Sin embargo, en su interior (Sierra Morena Occidental), el antiguo corazón tartéssico, mucho más despoblado y dedicado a la actividad minera, permaneció al margen de todo este desarrollo volcado más en todo el valle del Betis. Esta involución se vio incrementado con la caída o decadencia de la civilización tartéssica, (650 – 600 a.C).
5. Los Turdetanos del valle del Betis se convirtieron en los descendientes naturales de la civilización tartéssica.
Mientras, los habitantes del interior (Sierra Morena Occidental) siguieron con la vida en el campo, con sus antiguas costumbres y ajenos al desarrollo íbero adyacente. Siempre quedaron al margen del mundo Íbero.
6. Hacia el 500 a.C. empiezan a llegar a estas tierras los celtas propiamente dichos, o también posiblemente pueblos celtizados de la Meseta y Lusitania, que se funden con el sustrato indígena keltoi. Esta zona se le llamará Beturia Céltica, poblada por los celtici.
Fueron los Romanos quienes llamaron a estos pueblos “celtici”. Puede que fuera la traducción latina del Keltoi griego.
7. El periodo entre el 195 – 154 a.C marca la exploración, conquista y colonización romana de estas tierras. Durante el siglo I a.C, la Beturia Céltica vuelve a resugir en su esplendor minero (siempre ha sido y fue éste el verdadero motor de estas tierras) . En época de Augusto la Beturia Céltica es incluida dentro de la Baetica, provincia romana que más se romanizó.
8. A diferencia del noroeste peninsular, poco romanizado, y mucho menos arabizado, las céltica Beturia va a ir perdiendo todo su carácter cultural celta desde la llegada romana. Aunque en origen fuera una zona celta por excelencia, nada queda ya.
Las poquísimas, contadas con los dedos de las manos, costumbres celtas que aún poseen los habitantes del Andévalo y de la Sierra de Aracena (danzas, música, etc,…) no remanecen de épocas prerromanas, sino que fueron traídas durante la edad media por las repoblaciones leonesas que se lograron en estas tierras milenarias.
Lo que si te puedo decir es que en la Sierra de Aracena, cerca también de sevilla, hay poblados celtas, como el de Castañuelo (es un pueblo) y que casi todas las actividades mineras antiguas de esta zona, también las del Andévalo onubense, fueron desarrolladas por celtas o por gentes autóctonas bajo influencia céltica o celtizada. En tiempos de Tartessos (hasta 650 a.c.) hubo un gran auge metalúrgico de esta Beturia Céltica. A esta zona durante este periodo se la conocía como "país de los cempsi". Posteriormente, tras la caída de Tartessos (tras 650 a.c) los celtas llegaron aún más al sur, hasta el litoral, entre el Anas y el Betis, incluso se habla, entonces, de celtas hasta en Cádiz (Gadir). Estos serían los pueblos que hallaron los romanos cuando llegaron a Beturia. A estos nuevos pueblos celtas se les llamó "celtici". No se cual sería la relación con los cempsis. Es un misterio el final de Tartessos.
. Fueron los Romanos quienes llamaron a estos pueblos “celtici”. Puede que fuera la traducción latina del Keltoi griego.
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