Autor: Atalaya
lunes, 27 de febrero de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Atalaya
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Una profesora de la UNED adelanta el origen de la escritura en España
Acabo de escuchar esta noticia en la radio, y aunque ya es vieja (publicada en el diario "El Mundo" el 7 de Febrero de 2006, y en la revista "Arqueología" el 29 de Marzo de 2005) como no la he encontrado en Celtiberia.net he decidido incluirla. Más información en la web de la Dra. Ana María Vázquez Hoys:
http://www.uned.es/geo-1-historia-antigua-universal/iindex2
Publicado en el diario "El Mundo" el 7/2/2006
Ana María Vázquez Hoys, profesora de Historia Antigua de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), defiende, según informa la universidad en un comunicado, que los comienzos de la escritura en la península ibérica fueron mucho más tempranos de los que se creía hasta ahora. Los adelanta entre 3.000 y 2.000 años basándose en el hallazgo de signos escritos en dos útiles megalíticos encontrados de forma prácticamente casual en el Museo de Huelva.
Las teorías vigentes hasta la fecha sitúan los primeros signos de escritura hacia los siglos VIII-IX antes de Cristo, cuando llegaron a nuestras costas los fenicios y su desarrollado alfabeto.
Los dos objetos encontrados en el Museo de Huelva, corresponden aproximadamente a los milenios IV-III antes de Cristo y presentan dos tipos de escritura distintos, denominados por la profesora Lineal 1 y Lineal 2. Estos escritos "elevan la existencia de signos escritos y, por tanto, de personas que los utilizaban, conocían y entendían, al menos unos dos o tres mil años antes que las escrituras fenicia y griega", señala la doctora Vázquez Hoys.
¿Fue Occidente quien enseñó a escribir a Oriente?
La teoría que la historiadora baraja, junto con otros investigadores europeos, plantea que, posiblemente, fue Occidente quien enseñó a escribir a Oriente y no al contrario como se ha sostenido hasta el momento.
El planteamiento de la doctora Vázquez Hoys implica situar unos signos catalogados como de escritura, por delante de las primeras evidencias correspondientes a nuestra civilización, es decir, la escritura cuneiforme de los sumerios y la jeroglífica de los egipcios, cuyo comienzo puede situarse hacia el año 3400 - 3200 a.C.
"Para encontrar estas evidencias", señala Ana María Vázquez, "sólo es necesario querer verlas, porque los signos están ahí". "En los mismos Manuales de Arte ya se citan signos de posible escritura hasta del Magdaleniense, entre 15.000 y 16.000 años antes de Cristo. Incluso en las figuras de las cuevas como las de Altamira, por ejemplo, puede haber signos pintados o grabados que podrían llegar a entenderse como marcas de los autores", añade la profesora de la UNED.
Para Ana María Vázquez se trata de pura lógica. "Lo que no se puede pensar es que una serie de personas que fueron capaces de pintar los bisontes de Altamira, no fueran capaces de hacer un signo para expresar una idea", asegura. Además, para matizar lo que entiende por 'escribir', explica:"no escribían como lo entendemos nosotros ahora, hablamos de ideogramas, es decir, signos que expresan una idea y que los demás pueden entender porque conocen su significado".
La teoría en Centroeuropa
Esta línea de investigación, novedosa en nuestro país, no es, según el comunicado de la UNED, desconocida para los historiadores de Centroeuropa, que disponen de numerosas pruebas de signos de escrituras catalogadas como tales y fechadas en el 5200 a.C. en contexto arqueológico, es decir, anteriores incluso a las registradas en Huelva.
Para la doctora Vázquez Hoys, su redescubrimiento no hace sino abrir una nueva línea de investigación que replantee las teorías establecidas. Una tarea que califica "indispensable en el conocimiento de la Historia".
Relacionado con: Descubren la civilización más antigua del Viejo Continente
Más informacióen en: http://www.elmundo.es/universidad/2006/02/07/actualidad/1139341634.html
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crougintoudadigo01 de mar. 2006SALUD Y GLORIA DRUIDAS
CROUGINTOUDADIGO, por venir al caso le coloca un fragmento de unos papeles de su paredros Andrés PENA GRAÑA, publicados en 2004, y en celtiberia, “SI EL LLAMADO LUSITANO FUERA VULGAR LATÍN PROVINCIANO BAJOIMPERIAL (PENA GRAÑA) ¿QUÉ LENGUA SE HABLABLA EN EL NOROESTE?
En ellos SE RESUME PARCIALMENTE LA OPINIÓN DEL SANCRITÓLOGO DE LA SORBONA EULOGIO LOSADA, QUE VIENE A DECIR, CONVINIENDO CON SU DESCIFRADOR GÓMEZ MORENO, QUE EL SIGNARIO IBÉRICO PUDO NACER EN EL MUNDO TARTÉSICO, CREARSE INCLUSO PARA UNA LENGUA CÉLTICA, Y AÚN SER CONTEMPORÁNEO DE OTRAS ESCRITURAS LINEALES SEMEJANTES DEL MUNDO MINOICO Y EGIPCIO, DE FINALES DEL II MILENIO A C.
Contrapunto de la bulliciosa arqueología Institucional del Lejano Viejo Oriente, donde el conocimiento que el hombre moderno ha llegado a adquirir sobre las antiguas civilizaciones representa una de las más admirables conquistas de la Humanidad - como ya en 1960, reconociendo en la primera síntesis sobre el tema publicada en España la dependencia factográfica de la Historia (1), lo señaló Antonio TOVAR (2) -, estos pueblos extremooccidentales portadores en principio de diferentes lenguas aún sin descifrar y condenados pues sin serlo a permanecer mudos hasta los primeros siglos de nuestra era, tras la dominación romana, estos silenciosos occidentales pueblos peninsulares, inadecuadamente llamados prehistóricos o protohistóricos cuando gran parte de ellos, lejos de ser analfabetos, dispusieron anteriormente a Roma ya de una escritura lineal, poseían sin duda normas comunes que, constituyendo la base de posteriores instituciones, conformarían nuestras ancestrales raíces.
Recordemos rápidamente que los textos autóctonos que la antigüedad nos ha legado son demasiado breves y hoy por hoy casi todos enigmáticos aún, con lo cual no nos es dado el conocer a través de ellos - redactados los más en escritura llamada ibérica, otros a veces en escritura griega y unos cuantos en escritura púnica - los milenios I y II anteriores a Cristo sino de un modo extremadamente limitado, contrastando este hecho con lo que nos ofrece por ejemplo el ‘mundo micénico’ en sus tablillas de Pilos, entre otras, y ello pese a haber florecido en el extremo sudoccidental peninsular, si seguimos lo que los textos grecorromanos nos revelan, una brillante civilización. Así en efecto, refiriéndose en especial a la Bética, ESTRABÓN señala directa o indirectamente la existencia por aquella zona de textos jurídicos y literarios diciendo:
“[Sobre] los Turdetanos o Túrdulos [...] algunos piensan que son los mismos, pero [...] según otros se trata de dos pueblos diferentes. POLIBIO se encuentra entre estos últimos, pues afirma que los Turdetanos tenían como vecinos por el Norte a los Túrdulos; [pero] en la actualidad no se aprecia ninguna diferencia entre ambos pueblos. Tienen fama de ser los más cultos de los iberos (3), poseen una gramática y tienen escritos de mucha antigüedad, así como poemas y leyes en verso que ellos dicen que tienen 6000 años (4)”.
La Hispania prerromana, contra lo que sostiene Javier DE HOZ, se expresó mayoritariamente, según lo demostró el comparatista y sanskritólogo de la Sorbona Eulogio LOSADA BADÍA, utilizando para sus documentos una escritura autóctona, quiere decirse elaborada, cuando menos como sistema, in situ, pudiendo sí proceder algunos de los signos hispanos, según confirma LOSADA BADÍA apoyándose sobre todo en GÓMEZ MORENO, del mundo minoico, mas nunca, pese a lo que pretenden Javier DE HOZ y algún otro, de caracteres fenicios. Pero cedamos ampliamente la palabra al profesor LOSADA BADÍA: “La comúnmente llamada escritura ibérica, consistente en una curiosa combinación de signos alfabéticos y de signos silábicos [...] con ligeras particularidades formales según las zonas geográficas, constituye fonéticamente un conjunto unitario utilizado por algunos pueblos hispanos prerromanos para transcribir sus lenguas (5)”.
“[La] primera escritura ibérica, [la] sudoccidental, a la que su descifrador Manuel GÔMEZ-MORENO llama tartesia (6) en su obra Misceláneas, fue luego al parecer extendiéndose, con ligeras variantes fundamentalmente formales, por el sudeste peninsular, se desplazó más tarde hacia el norte y fue adoptada finalmente, se piensa, por los Celtíberos allí instalados. En cualquier caso, como lo indica GÓMEZ-MORENO, ‘es notorio que nos hallamos ante [...] fases consecutivas de una misma escritura, hecho comprobable por el cotejo de los respectivos signarios. [...] Que la unidad fonética entre las diversas escrituras ibéricas es prácticamente total puede observarse comparando dos de las principales variantes [...] reproducidas [...] en el gráfico nº 1, que, en Misceláneas (p. 275) y en La Escritura Bástulo-Turdetana (p. 892) nos da GÓMEZ-MORENO: la variante del nordeste peninsular utilizada por los Celtíberos, a la que dicho autor llama ‘tipo ibérico’ (columna A) y que es fundamentalmente idéntica a la levantina (llamada a veces meridional) utilizada en la zona del sudeste hispánico, y la variante del sudoeste peninsular, designada por [...] [GÓMEZ-MORENO] en un primer tiempo con el nombre de ‘tipo tartesio’ (columna B) y más tarde, englobando un espacio territorial mayor, con el de ‘tipo bástulo-turdetano’ (columna C). En efecto [...] podemos afirmar que los fonemas y los grupos de fonemas representados por los diversos tipos de escritura ibérica coinciden entre sí (7)”.
Añadiremos aquí por último la opinión de LOSADA BADÍA sobre los orígenes de las escrituras llamadas ibéricas:
“Sobre la génesis misma de la escritura ibérica o hispánica no existen sino meras conjeturas más o menos divergentes. Así, mientras que GÓMEZ-MORENO indica que ‘reviste caracteres de probabilidad máxima [...] admitir que los alfabetos ibéricos nacieron en Andalucía, como fruto de la civilización tartesia, en fecha remota pero imprecisable hoy’, y que ‘su tipo gráfico los pone cerca de lo cretense y chipriota y antes que lo fenicio’ [...], ciertos especialistas, buscando parentescos semíticos según es moda en este género de asuntos, asignan sistemáticamente a las escrituras ibéricas unos orígenes fenicios que, dadas las respectivas estructuras, son poco menos que imposibles. [...] Difícilmente comprendería uno el que un signario como el fenicio, cuyos grafemas marcaban todos ellos aisladamente las consonantes sin ninguna indicación de vocalismo (8), pasase a un estadio de notación silábica [...]. Verdad es que para soslayar dificultades, no faltan los que intentan probar, frente a la clara vieja doctrina consagrada, que los signos fenicios no eran alfabéticos sino silábicos, asignándoles con este fin a dichos signos un virtual apoyo vocal polivalente, por ejemplo t(a/e/i/o/u), que se realizaría con tal o cual vocal en la elocucion (ta, te, ti, to, tu). Pero cedamos la palabra al especialista en signarios ibéricos Javier DE HOZ: ‘Existe una polémica sobre si debemos considerar [...] [la escritura fenicia como] un silabario o [como] un alfabeto propiamente dicho, aunque deficitario de signos vocálicos. Desde el punto de vista de la teoría fonológica [sigue diciendo Javier DE HOZ] es poco discutible que verosímilmente se trataba en origen de un silabario que no precisaba el timbre de las vocales [...], es decir en el que beth representaba una sílaba formada por /b/ seguida de una vocal cualquiera, incluida la vocal cero’(9). Sin desenmarañar ahora a fondo la clave de este enredo [puntualiza LOSADA BADÍA], recordaremos que para el común de los mortales las marcas de un signario fonético no son a un tiempo alfabéticas y silábicas, sino que o bien transcriben un sonido aislado, ya sea éste vocálico (a, e, o, etc.) ya consonántico (p, r, t, etc.), o bien transcriben una sola sílaba (be, da, si, a, e, u, etc.).” […] “En cualquier caso, si bien parecen concordar en parte con grafemas fenicios ocho de los signos ibéricos alfabéticos orientales (a, e, i, l, r, m, n, s) y once de los signos ibéricos sudoccidentales (a, e, i, o, u, l, r, m, n, s, s), se ha de observar que de los quince signos silábicos con los que las diversas escrituras ibéricas marcan las oclusivas sólo se acercan formalmente a grafemas fenicios cuatro de ellos (bi, ta/da, tu/du, ke/ge), dado lo cual resulta razonable buscar orígenes extrafenicios, por lo menos, tanto para los once signos silábicos restantes (ba, be, bo, bu, te/de, ti/di, to/do, ka/ga, ki/gi, ko/go, ku/gu) como para los signos alfabéticos que no ofrecen rasgos comunes con los signos semitas (o, u, en las escrituras ibéricas del Sudeste y del Nordeste, r en todas las escrituras ibéricas)” (10), arguye LOSADA BADÍA apoyando este aserto con una cita de GÓMEZ-MORENO. ‘Ya en 1943 [- dice GÓMEZ-MORENO -], ateniéndome con preferencia a la escritura nuestra más vetusta [es decir la del Sudoeste], resulta que su totalidad de signos puede rastrearse, y tal vez con variantes felices, en lo [...] lineal de Egipto, Creta y Chipre, aunque no con tal fijeza y correspondencia numérica de signos, que permitan reconocer lo nuestro como trasunto exacto de ninguna escritura oriental, y ello desde el punto de vista gráfico tan sólo, puesto que del fonético nada sabemos. En relación con lo fenicio hallamos, que de los treinta signos ibéricos disiente una mitad en su alfabeto [...]; al contrario, ocho fenicios carecen de correspondencia fonética tartesia, o bien presentan gran diversidad de formas” (11).
El Profesor LOSADA BADÍA destaca asimismo un hecho de gran importancia para el desarrollo de nuestra tesis, y es el de la parcial concordancia entre la escritura ibérica turdetana y la griega:
“De todos modos, no sólo surgen coincidencias entre la escritura ibérica y la fenicia, sino que existe un número semejante de concordancias entre la escritura ibérica y la griega, atestiguada ya esta última cuando menos hacia los años 900 u 850 antes de nuestra era. En efecto, si examinando los signos paleohispanos vamos colacionándolos uno a uno con los correspondientes signos griegos y fenicios, comprobaremos que estos signos griegos y fenicios se ajustan fónica y formalmente, salvo en contados casos, a los signos paleohispanos. Así, tomando como referencia los gráficos que nos ofrece GÓMEZ-MORENO en La Escritura Bástulo-Turdetana (12), reproducidos por nosotros en los recuadros 2 y 3, se observa que los signos ibéricos del Sudoeste a, e, i, o, u, l, r, s, s, n, bi, ta/da, te/de, tu/du, ca/ga, cu/gu y los signos ibéricos del Este a, e, i, l, r, s, m, n, bi, ta/da, te/de, tu/du coinciden tanto con los signos fenicios como con los griegos.” Fotos 6, 7, 8 (gráficos 1, 2, 3, 4)
“Sea en fin lo que fuere [concluye LOSADA BADÍA], el hecho de que entre los signos ibéricos coincidan once con grafemas fenicios no implica que los primeros vengan por fuerza de los últimos, pues las eventuales semejanzas entre caracteres pertenecientes a sistemas distintos pueden deberse, sencillamente, no al hecho de proceder unos de otros sino al de remontarse todos ellos a una fuente común.
Esto resulta tanto más verosímil cuanto que, prácticamente, los signos ibéricos pudieran tener su base gráfica y fónica en signos anteriores a los fenicios, no ascendiendo en principio estos últimos por su parte, de todos modos, más allá del siglo X antes de nuestra era [...]. Observaremos, como lo muestra el recuadro nº 4 dado por GÓMEZ-MORENO en la página 275 de su obra Misceláneas (reproducido en 1954 por Julio CARO BAROJA (13) y en 1991 por Francisco VILLAR (14)”
Señalemos por último, tras esta larga exposición sobre la llamada escritura ibérica, que según LOSADA BADÍA la primera lengua transcrita con dicho signario puede fácilmente haber sido, dadas las características fónicas que éste revela, una lengua céltica. Acaso se hablasen en efecto lenguas célticas por gran parte de la fachada atlántica, como tenderían a mostrarlo las isoglosas de determinados topónimos, hidrónimos, teónimos y antropónimos.
1Antonio TOVAR 1960: “Historia del Antiguo Oriente”, in Historia General de la Humanidad, bajo la dirección de Jaime VICENS VIVES. Barcelona, 2ª ed. 1970, p. 5.
2“El desciframiento de escrituras y lenguas desconocidas ha alcanzado éxitos [...] insospechados, y, lo que no se podía soñar, contamos no con vagas y confusas tradiciones, sino con verdaderos documentos históricos, como anales de la dinastía V de Egipto, textos de los reyes sumerios del siglo XXIV, contabilidades del siglo XXI, autobiografías de altos dignatarios egipcios del siglo XXV, leyes y relatos de conquistas de dos mil años antes de nuestra era. Esta documentación escrita se complementa, finalmente, con los monumentos que aún se conservan (ruinas de palacios y ciudades, de templos y fortalezas, sepulturas y toda clase de mobiliario y ajuar construido con materiales incorruptibles). Gracias a esto, ha sido posible reconstruir la historia de los milenios III y II a. C., con detalle a veces comparable al de épocas históricas más próximas.” (Antonio TOVAR 1970: 5).
3 Noción, por lo menos aquí, sobre todo geográfica.
4 ESTRABÓN III, 1, 6. Véase también AVIENO: Ora Maritima, 419-441, capítulo 2 (traducción de Narciso SANTOS YANGUAS, in Textos para la Historia Antigua de la Península Ibérica, Oviedo 1980, p. 51).
5Eulogio LOSADA BADÍA: “Las Escrituras Celtohispánicas, in Les Celtes et la Péninsule Ibérique - Actes du Colloque International (Brest 6-7-8 novembre 1997) Université de Bretagne Occidentale, Brest, Triade nº 5, 1999, p. 201.
6“Las apelaciones con las que se conocen las variantes sudoccidentales de la escritura ibérica fluctúan a veces según los autores. Así para CORREA, ‘el término tartesio engloba [...] también lo turdetano, en cuanto heredero de lo tartesio, como asimismo lo paratartesio y lo paraturdetano (Sur de Portugal y Extremadura)’” (Citado por LOSADA BADÍA en “Las Escrituras Celtohispánicas”, in Les Celtes et la Péninsule Ibérique publicado en Brest, el artículo de José A. CORREA, intitulado “Consideraciones sobre las Inscripciones Tartesias”, apareció en Actas del III Coloquio sobre Lenguas y Culturas Paleohispánicas - Lisboa, noviembre de 1980, pp. 378-379; Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca 1985).
7Eulogio LOSADA BADÍA: “Las Escrituras Celtohispánicas?, in Les Celtes et la Péninsule Ibérique. Actes du Colloque International célébré à Brest les 6-7-8 novembre 1997. Université de Bretagne Occidentale, Brest. Triade, núm. 5, 1999, pp. 201 y 204-206.
8“El alfabeto fenicio arcaico comprende 22 letras, únicamente consonantes. [No existe en él] ningún rastro de silabismo. No utiliza matres lectionis, es decir ciertas consonantes usadas para indicar, en ciertos casos y de manera aproximada, la vocalización de la precedente consonante. Se trata pues de un perfecto tipo de escritura consonántica pura. Pero nada más.” James FÉVRIER: Histoire de l’Écriture, p. 208; Librairie Payot, Paris 1959 -texto citado por LOSADA BADÍA-.
9Javier DE HOZ: “El origen de las escrituras paleohispánicas quince años después”, in La Hispania Prerromana - Actas del VI Coloquio sobre Lenguas y Culturas Prerromanas de la Península Ibérica, p. 178; Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca 1996, in LOSADA BADÍA, obra citada, nota 29.
10Eulogio LOSADA BADÍA: “Las Escrituras Celtohispánicas”, 1999, pp. 209-210.
11Manuel GÓMEZ MORENO: “La Escritura Ibérica y su Lenguaje”, in Misceláneas, p. 265 (citado por LOSADA BADÍA en “Las Escrituras Celtohispánicas”, p. 210, nota 31.
12 “La Escritura Bástulo-Turdetana (Primitiva Hispánica)”, in Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXIX, 2, 1961, pp. 892-949.
13Julio CARO BAROJA: “La Escritura en la España Prerromana”, trabajo publicado en la Historia de España dirigida por Ramón MENÉNDEZ PIDAL, tomo I, vol. 3, p. 967.
14 Francisco VILLAR LIÉBANA: Los Indoeuropeos y los Orígenes de Europa; Editorial Gredos, Madrid 1991
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