Autor: A.M.Canto
lunes, 22 de enero de 2007
Sección: Noticias
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Las yeguas lusitanas preñadas por el Viento

Avance de una investigación en la que se busca por nuevas vías una explicación biológica para el más antiguo de los mitos de la Hispania antigua, que fue también el más conocido y repetido en la Antigüedad.



Recientemente participé en la VI Mesa Redonda de Lusitania, que esta vez se hacía bajo el tema "A Lusitânia entre os mitos e a realidade" y organizaban los centros arqueológicos de las Universidades de Coimbra y Porto, la Câmara Municipal de Cascais y la Universidad de Toulouse. Un coloquio en el que, justísimo es recordarlo, nos trataron, tanto en Cascais como en Lisboa y en el museo de Odrinhas, con una hospitalidad, cortesía y largueza realmente exquisitas, y diría que típicamente portuguesas.

Mi contribución fue intentar probar si podía haber alguna verdad biológica tras uno de los más famosos, y desde luego el de mayor eco y supervivencia, de los mitos de la Hispania antigua: el de las yeguas que, cerca de Olisipo/Lisboa, eran fecundadas por el Céfiro o Viento del Oeste, pariendo potros velocísimos pero de corta vida; y si puede saberse por métodos arqueológicos u otros de qué raza se trataba. Ya más en general, si los mitos responden, más que a ser vehículo de estructuras sociales o ideológicas, a reflejar hechos verdaderos pero inexplicables en su época, y si los autores antiguos que nos los transmitieron (17 en este caso) dejan de ser por ello fiables en esos puntos, como tantas veces se ha dicho. La verdad es que esta vez me vi en verdaderos apuros, ya que el hecho mismo era complicado de "probar"... :-)

Lógicamente, las actas tardarán aún en publicarse. Pero, mientras tanto, el gabinete de prensa de la UAM me pidió un artículo muy resumido, para la sección de Investigación de nuestra revista "Cantoblanco" de diciembre de 2004, y lo acaban de colgar en la Red:
http://www.uam.es/informacion/gprensa/cantoblanco/cantoblanco56.pdf (está en la página 7).

El texto iba muy justo, y no cupieron la segunda foto ni el pie que escribí para la que sí aparece, así que completo éste: Se trata del simpático caballo 'Inacus', uno de los cinco que aparecen en el "mosaico de los caballos vencedores" de la 'villa' de Torre de Palma (Monforte, Portugal), y la foto procede del catálogo de la exposición sobre ella, cuya memoria publicaron J. Lancha et al. en 1994 (Ínaco era posiblemente un "garrano"). La otra foto, por si alguno tiene la curiosidad, era la portada de PLoS-Biology de marzo 2004: http://www.cbi.pku.edu.cn/mirror/plos/10.1371_1545-7885_2_3_cover.pdf. Espero que en las actas esta foto sí pueda aparecer, aunque no sea en sus espléndidos colores. Véanse aquí las figs. 1-7.

Gracias por la atención, y saludos cordiales.

******

Actualización 9-3-2006: Con motivo de la publicación, ayer, del hallazgo de un gen recesivo dentro de un grupo humano (véase la Nota, y abajo mensaje de esta fecha, con foto), reproduzco ahora el texto del artículo de Cantoblanco. Otra versión algo más ampliada publiqué con el título "Yeguas fecundadas por el viento: ¿Ciencia o leyenda?", en la revista Historia de Iberia Vieja 1, junio de 2005.

«ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD: LAS YEGUAS PREÑADAS POR EL VIENTO» por Alicia Canto, Depto. de Prehistoria y Arqueología

Uno de los más célebres mitos relacionados con la vieja Hispania fue el de las yeguas lusitanas a las que fecundaba el viento; mito que fue muy popular en la Antigüedad, a pesar de transcurrir en un finis terrae europeo.

Consiste en la creencia, o más bien en la afirmación (pues para los antiguos el mito, a diferencia de la fábula, es una vera narratio), de un hecho tomado como cierto: En las cercanías de Olisipo (Lisboa), del río Tajo y del cabo da Roca, las yeguas, volviéndose hacia el Océano, esto es, hacia el Occidente, podían ser fecundadas por el viento del Oeste, el Zephyrus griego (Favonius romano), un viento reconocidamente cálido y vivificador. Preñadas así por un dios, parían potros velocísimos pero de corta vida.

Gracias a algunos detalles de dos buenos conocedores de Hispania, Varrón (el mayor sabio romano, muerto el año 27 a.C.) y el hispano Columela (hacia 45 d.C.), sabemos que la zona elevada donde ello ocurría estaba sacralizada, y desde el gran Leite de Vasconcellos (1905) hay acuerdo en que sería el actual “Monsanto”, donde ahora existe un bello parque natural.

El mito es referido con distintos detalles por diecisiete escritores antiguos, desde Homero en la Ilíada (siglos IX-VIII a.C.) hasta autores cristianos del siglo IV-V d.C. como Lactancio y san Agustín, pasando por tratadistas tan serios como Aristóteles, el propio Plinio el Viejo (que lo rememora en tres ocasiones) o Claudio Aeliano en su De natura animalium. Pero, a pesar de estos testimonios antiguos, la crítica histórica moderna lo ha venido considerando “un bulo” o, cuando más elaboradamente, como expresión ambigua de una estructura social de tipo matriarcal y origen griego.

En una investigación recientemente presentada en un congreso internacional he intentado acercarme a esta famosa leyenda desde una perspectiva menos escéptica, con el triple objetivo de tratar de identificar la raza concreta a la que se refería el hecho, ensayar una vía nueva de aproximación teniendo en cuenta los avances en los campos de la Biología Animal y la Genética (esto es, intentando averiguar si tras el mito podía esconderse alguna realidad biológica), y poder reivindicar de paso la inteligencia y la credibilidad de nuestras fuentes grecorromanas, a menudo minusvaloradas.

Mediante comparaciones arqueológicas de las representaciones de caballos, en pinturas (por ejemplo en Mérida), o en mosaicos (sobre todo de la gran mansión romana de Torre de Palma, cerca de Monforte) con las actuales razas luso-españolas, es en efecto posible proponer que las razas en cuestión serían la “Garrana” o la “Sorraia”, las más antiguas de la Península Ibérica según los genotipos de H. Oelke; esto confío en que se pueda comprobar mejor cuando el Centro de Biología Animal de la Universidad de Lisboa amplíe a los restos équidos procedentes de excavaciones su estudio ya en curso sobre el DNA ancestral del Equus caballus en la Península Iberica.

En segundo lugar, al acercarme al fenómeno (muy frecuente en plantas) de la partenogénesis, desde el punto de vista de la Genética moderna –un mundo para mí enteramente nuevo–, me he tropezado con una asombrosa proteobacteria que está en los últimos años de rabiosa actualidad: la Wolbachia, bautizada así por el nombre de su descubridor, en 1927. Su genoma acaba de ser publicado (PLoS-Biology, March 2004) por el prestigioso investigador Jonathan Eisen, de The Institute for Genomic Research de Rockville.

De esta proteobacteria, un endosimbionte, lo que más me interesó, a los efectos de la explicación de nuestro mito, es su papel de “clonadora natural”, y su asombrosa capacidad para trastornar el sistema reproductor de su huésped –donde ella se aloja–, desde la feminización de machos genéticos a la generación asexual de las hembras o, en algunos casos, la degeneración y la muerte prematura del huésped. Por ahora sólo está probada su presencia en algunos tipos de peces, insectos (como drosófilas, mosquitos, avispas y abejas), lagartos y gusanos, nematópodos y artrópodos. Pero ya se busca la posibilidad de hallarla en mamíferos (cf. T. Kono et al., Nature, 22 April 2004), y de hecho un genetista de primera fila consultado me ha confirmado que no ve una razón para que la “Wolbachia”, u otros microbios similares, no puedan existir en mamíferos. Según J. Knight (Nature nº 412, July 2001): “As interest in the bacteria explodes, strains of Wolbachia that are in the process of being incorporated by their hosts may be among the evolutionary treasures waiting to be discovered”.

La aplicación de estas modernas vías de estudio genómico pemitiría mantener como hipótesis de trabajo que algunos grupos equinos lusitanos pudieran haber conservado en su seno, residualmente, una infectación por la Wolbachia u otra bacteria parecida, dando lugar a la procreación de las yeguas sin intervención del macho. Por falta de una explicación racional en la ciencia de la época, el hecho acabó convirtiéndose en un mito, en el que el papel generador se atribuía a un “dios del viento”. Con todo ello por fin se alcanza también el tercer objetivo del trabajo, que era restaurar el buen crédito de nuestras fuentes literarias antiguas.

Quizá esta metodología combinada, aplicada a otras famosas leyendas, nos ayudará a entender mejor, o incluso a detectar, otros prodigios de nuestro pasado remoto que actualmente se siguen considerando como fantásticos.

*****
Nota.- El reciente hallazgo en Turquía de un gen recesivo en humanos es de mucho valor para explicar la transición humana de la cuadrupedalidad a la bipedalidad, pero a mí me interesa mucho porque es un excelente paralelo en mamíferos para mi hipótesis de explicación genética del hasta ahora considerado "mito" de las yeguas lusitanas, arriba expuesto.

El artículo científico es de: U. Tan, “A New Syndrome with Quadrupedal Gait, Primitive Speech, and Severe Mental Retardation as a Live Model for Human Evolution”, International Journal of Neuroscience, Volume 116, Number 3/March 2006, pp. 361-369 (9). Reproduzco el resumen del mismo (de http://www.ingentaconnect.com/content/tandf/gnes/2006/00000116/00000003;jsessionid=118hc8tlggkr7.alice):

Abstract: The author has discovered a new syndrome with quadrupedal gait, flexed head and body, primitive speech, severe mental retardation, and mild cerebellar signs with a disturbed conscious experience. This syndrome was exhibited by 5 of 19 children from a consanguineous family. The pedigree demonstrated a typical autosomal-recessive inheritance. The genetic nature of this syndrome suggests a backward stage in human evolution, which is most probably caused by a genetic mutation, rendering, in turn, the transition from quadrupedality to bipedality. This would then be consistent with theories of punctuated evolution. On the other hand, the extensor motor system causing a resistance of the body against the gravity may actually be subjected to evolutionary forces. This new syndrome may be used as a live model for human evolution.



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  1. #1 cauceno 19 de dic. 2004

    VIRIATO CONTRA ROMA
    Por Alfonso Naharro i Riera

    Las yeguas preñadas por el viento
    subían la colina.
    A la grupa, caballeros de vestidos negros
    con sus capas encubiertas por la noche.
    Brillaban las falcatas a la Luna
    sobre el templo de la Diosa...
    Preparaban la batalla.

    Sonaban los tambores y los cuernos
    llamando al guerrillero:
    ¡muerte al intruso! predicaban gritos.

    La "Madre Nutricia" abría sus caudales
    repartiendo generosa los poderes
    al amante orgulloso encabritado y fiel
    buscador de justicias que faltaban
    raptadas por tiranos de otros mares.

    Cabalgando por dehesas y brezales
    por aquí y por allá en la encrucijada
    van juntas las partidas al galope
    juvenil esperanza a toda prueba
    incansables y madurando lides agridulces.

    Así se agrupan incansables
    los mozos de los castros lusitanos
    los vettones, celticis y betures...
    todos aquellos que esperan sin descanso
    salvar la Patria de agresión intrusa.

    Pisan sedientos de esperanza los caminos
    salvan ríos y montañas conocidas
    hacen leguas y más leguas sin resuello,
    tienen prisa
    mucha prisa de ajustar
    las cuentas de su honor pisoteado
    al romano forastero que ha invadido
    su tranquilo y cotidiano hacer Hispano.

    II
    Arriba en la montaña, frente al Betis,
    el gran río turdetano conquistado,
    tierras del Tarteso enmohecido
    donde antaño nacieran factorías
    se esconden lusitanos y caballos.
    Allí, sobre los montes de Beturia
    prepara el guerrillero sus defensas
    se huelen las legiones del pretor
    ambas fuerzas van enloquecidas
    el general Galba parte hacia el horror.

    Quinientos estadios para en corto tiempo
    topar con el bandido guerrillero
    la partida celosa de lo suyo... que destrozó al romano.
    Siete mil legionarios tropezaron con la parca,
    los demás,
    corrieron al refugio sin parar
    pasando el río hasta la bética Carmona.

    Lúculo el Cónsul descansaba en Córdoba
    después de su traición a la Coca segoviana,
    asesinato impune,
    cuando enterose del desastre del colega,
    que con el rabo entre patas forajidas
    asustado le enviaba su legado,
    el cónsul citerior muy indigando
    organizó una razia a sangre y fuego
    arransanso las tierras lusitanas.

    Entre tanto la guerrilla como antaño,
    intentaba saltar a Tingitanioa.
    Pero Galba repuesto de hombres y armamento
    no del susto
    aprovechó la coyuntura en el Estrecho
    exterminado a las mermadas del indígena
    que atravesarlo quería con sus restos.

    III
    Pocos quedaron de tan terrible evento,
    pero aún así, el general diose con cantos
    de sirena mentirosa.
    Parlamentó con ellos difranzando
    sus pérfidos preparos con promesas
    totalmente incumplidas
    de tierras, paz y prósperas riquezas.

    Treinta mil lusitanos acudieron
    desde sus lares con las proles al trabajo,
    como moscas al pastel envenenado.

    En tres partes dividió sus ilusiones
    desarmándoles, pues ya -les dijo-
    no hacen falta las falcatas
    ni el cuchillo en la labor
    pues la tierra solo arado y zacho necesitan.

    Ingenuos creyeron la palabra dada.

    Galba al verlos indefensos, presto,
    a cuchillo atravesó la mayor parte
    (los que no valían al negocio).

    Mujeres, niños y ancianos sucumbieron
    como objetos inservibles,
    tan solo a los jóvenes vendieron
    como esclavos en la Galias.

    Mil conseguieron escapar de la traición
    mil factores de un producto en grito
    que por mil multiplicarín la venganza
    entre ellos potenciaba el gran Viriato
    aún desconocido y a la revancha.

    IV
    Entre tanto en Roma está el Senado
    que reunido pone en balanza al general.
    También Lúculo tiene al peso su maldad
    y escapó del castigo por dinero.
    Pero Galba acusado por Catón
    y por Calpurnio (senadores ciertos)
    hubo de liberar a los que como esclavos
    vendidos e indefensos fueron.
    Ahora justicia hallaron del consenso
    senatorial, no tan malvado.

    Un nuevo pretor llega a la Bética
    -en el ciento cuarenta y siete antes de Cristo-
    Cayo Vertilio, grueso y viejo et muy astuto
    de nuevo hizo sangrar al lusitano.

    Con diez mil legionariso de refresco
    los cercó en un lugar de Andalucía
    situación difícil por el hambre
    que agotads las reservas de moral
    desesperados lusitanos
    ante el futuro oscuro de su pueblo
    a punto estuvieron de repetir historias
    y hacer caso a cantares de sirena
    aún a costa de perder la gloria.

    Pero Viriato con acierto
    gestoles que morir por morir
    no viene a cuento
    que siguiendo sus mandatos vivirían
    y saldrían del aprieto.

    V - LA ESTRATEGIA DE VIRIATO

    Eligió mil jinetes de los restos
    a sus órdenes directas,
    a los demás
    les dijo que romperían aquel cerco
    cuando él y sus jinetes atacaran
    directamente al pretor,
    despistarían así a los demás romanos
    que al ver a su jefe en perdición
    para ayudarle romperían la estrategia.

    Que aprovecharan la ocasión
    y sin mirar atrás marcharan hasta Tríbola
    a esperarle
    que allí les daría nuevos consejos.

    Así ocurrió, pues las legiones
    al ver al general en tal apuro
    abandonaron su puesto a defender
    a Vetilio de Viriato
    que atacando el guerrillero,
    retirándose y volviendo
    supo distraer mientras su gente
    pudo escapar hasta la cita dada.

    Viriato al ver a salvo a su guerrilla
    supo a la vez largarse con acierto
    hasta Trivola
    despistando como pudo al enemigo
    que insistiendo le seguía
    aunque no pudo alcanzarle.

    Vetilio persistió seguro de su fuerza
    mientras Viriato llegaba a su destino
    fresco y satisfecho en su elemento equino.

    Su arribada a Tribola, gloriosa
    fue saludada con vítores al jefe,
    que no paró en vanidades
    organizándose de nuevo la partida

    VI
    Tendió en un bosque la celada
    con sus mil guerreros
    puso lusitanos en los canchos.
    Vigilaban esperando el paso cierto
    mientras los mil jinetes obligaban
    al romano a dar su pecho, de lata.

    Al entrar las legiones por el paso estrecho
    volviéronse Los Mil atacando tunos
    al estúpido traspiés que dió Vetilio.

    Los romanos cayeron en tierra como chinches
    de todas partes les llovía matanza
    los guerreros agitaban sus melenas dando gritos
    irrumpiendo los que estaban al acecho
    por todos lados las falcatas desangraban
    y hasta el viejo y feo general romano
    pareciéndole a un guerrero despreciable
    lo mató y punto final
    de la contienda en triunfo.

    De diez mil, seis mil pudieron escapar
    -dicen las fuentes- que a Tartessos,
    donde reinó el más anciano rey
    de los reyes españoles
    (Argoantonio hasta su muerte
    vivió ciento cincuenta años)
    aunque otros dicen que a Carteya
    -que así se llamaba entonces Algeciras-.
    El Cuestor de Vetilio organizose
    encerrose y miró por las murallas
    envió cinco mil contra Viriato
    de Titos y Belos vendidos al romano
    pero ninguno quedó para contarlo.

    Así pagaba Viriato la traición a España.

    Por todas las tribus la esperanza
    resurgió contra el romano impío
    los lusitanos arbitraron la contienda
    castigando duro a los traidores.

    VII
    Dice Diodoro -el griego histriador-
    de las razones tan certera del caudillo
    hablando a los túrdulos de Tucci
    que fueran listos, no ocurriera
    como aquel que se casó con dos mujeres
    una vieja y otra joven.


    La más anciana le arrancaba sus cabellos negros
    y la más joven le espulgaba bien las canas
    al final calvo quedose por servir a dos señoras.

    Aquel destino esperaba a los de Tucci
    pues los dos bandos mataban al contrario
    y pronto solitarios quedarían
    aquellos lares indecisos.

    De la Bética subió a la Carpetania
    devastando bien a los vendidos
    que llamaron en su auxilio a Cayo Plantio.
    Recién llegado de Roma
    con diezmil infantes,
    le asistían trescientos caballeros.

    Acudió a la llamada presuroso
    atacó fuerte al guerrillero
    que cual siempre
    simuló la retirada.

    Plantio le azuzó cuatro mil hombres
    persiguiendo sudoroso a Viriato
    que volviendose de golpe los mató
    sin ningún trato.

    Pasaron los guerreros el río Tajo
    y acamparon en el monte de Afrodita
    entre olivos aguardaron descansando
    y vigilando celosos la acampada...
    hasta allí llegó el romano con sus huestes
    ceporro, a resarcirse del desastre.

    VIII
    No tuvieron suerte en la contienda,
    los romanos,
    a escape salieron de la selva
    y en desorden total se disgregaron...
    aún les están buscando.

    Viriato al ver el campo despejado
    siguió predicando la revuelta,
    y desobediencia total a los romanos,
    decían los cantares de la gesta.

    Después de expulsar para la Bética
    al italiano pretor despanzurrado
    se hizo amo de la Mancha y los molinos
    como rey de los mesones castellanos
    con baratarias mil.
    Nunca les faltó ni el queso ni el buen vino.

    Cómo sea que en Segóbriga dudaban
    por sorpresa se coló hasta la cocina
    les dió sopa con honda y buen jarabe
    de palo de encina envenenada.
    De seguro no faltó quien le ayudara,
    pues siempre hay descontentos del vecino
    lo que fuera o fuese no me importa
    el caso es cierto
    que el banderín de enganche a toda España
    se proclamó por extremeños lusitanos
    en la tierra antes llamada Carpetania.

    Claudio Unimanio se mosquea
    es el jefe romano que hay al norte
    gobernador citerior cual su colega
    Cayo Plantio de la vega en la Ulterior
    al que nunca más veremos de rondón.

    Pues como digo
    el Unimanio está furioso y tiene tanta gente...
    más o menos como el otro
    el andaluz citado
    y aún así la afrenta no se borra
    pues derrotado y gachas las orejas
    se tuvo que largar a Tarragona.

    IX
    Más que pánico, acojono,
    sintieron los romanos de Tarraco
    pues logrando rodear a un lusitano,
    solo a uno y despistado,
    una banda de jinetes invasores
    éste a un jaco ensartó matándolo de un lance
    y a otro equino cortole con falcata la cabeza
    de un buen tajo
    que hizo huir horrorizados
    a tan seguros y 'victoriosos' luchadores.
    El guerrillero tan tranquilo
    con desprecio
    marchose en buena hora
    a seguir con su trabajo de limpieza.

    Viriato confiscó al Unimanio
    después de aniquilar casi a la tropa
    las togas y las fasces cual banderas
    que bien visisbles colocó sobre una encina
    en las montañas de su tierra.

    En Roma al enterarse de esta historia
    se les cortó la fiesta con Cartago
    que en el ciento cuarenta y seis antes de Cristo
    destruyó Escipión el Emiliano.

    A su hermano Quinto Flavio le enviaron
    a enderezar los entuertos de la España
    donde llegó con quince mil de la legión,
    su decena de elefantes
    y dos mil de a caballo en plan campante.

    Pocos eran, amén de bisoños y novatos
    -dice Apiano- que el desgaste fue muy fuerte
    exaustos con la guerra de Cartago
    la de Grecia y Macedonia...
    no había gente
    que quisiera ver su tipo en esta tierra.

    X
    A pesar de los pesares llegó el cónsul.
    Ya no privan los pretores en Hispania
    con su tiempo limitado a solo un año.,
    Quinto Fabio doblaría su contrato
    con dos años consulares a su cargo
    viendo al paso si pudiera conseguirse
    cortar la cabellera al enemigo vanidoso.

    Religioso y piadoso, de romero se fue a Cádiz,
    no quería batallar al buen tuntún
    y el asunto ya no estaba de cajón.
    Fue por mar por si las moscas
    y con tanguillos, en el templo se coló
    frente al Hércules dejado por Cartago
    le cantó esta canción:

    "Aquellas bolsas preciosas
    que tanto en Gades dieron que hablar
    primero fueron fenicios
    después los cartagineses
    ahora llegamos nosostros
    esto no se "pue" aguantar.

    Allí fue media Iberia
    trapicheando
    jodieron a Tartesos
    todo el negocio
    del contrabando,
    por eso yo te canto
    divinidad
    mantendremos tu culto
    hasta el altar.

    Aquí estamos romanos
    yo no hay cartagineses
    somos los nuevos amos
    de la urbe imperial
    te traemos regalos
    jamones y nueces
    ciudadanos hicimos
    a los de tu ciudad.

    XI
    Allí fue media Iberia
    trapicheando
    jodieron a Tartesos
    todo el negocio
    del contrabando,
    por eso yo te canto
    divinidad
    esta historia comienza
    desde tu altar".

    Después de orar al dios cartaginés
    dedicose de lleno a la estocada y lanza
    enseñándoles bien a sus bisoños.
    Advirtiendo los peligros de esta jungla
    y recordando tristes experiencias olvidadas.

    Un buen día, malo para ellos
    - los pobrecitos-
    salieron a por leña descuidados
    -dice Apiano- que Viriato mató a muchos
    llenando de pavor a los demás,
    aún así y persistiendo el romano leñador
    plantó a la basca en plan batalla...
    y nuevamente sufrieron descalabro.

    Qué lento es aprender haciendo escuela
    tener que dejar de salario buen botín
    y encima, jugándote la vida a cada rato.

    A partir de entonces se acabaron de enterar
    no del todo
    saliendo y los conboyes bien al loro
    defendidos por escoltas rigurosos
    de jinetes y otras sopas
    ondulando al viento los trigales.

    XII
    Cuando pasó el invierno
    -casi al año-
    Hércules pagó el tanguillo al Quinto
    a costa de Viriato
    que mordió un poco el polvo soberano
    perdiendo dos de sus ciudades
    una a saco y otra ardiendo.

    Quinto Fabio fue el segundo
    que le puso en fuga
    acosando al lusitano en un castillo
    llamado de Becor, Baecula o Bailén:
    murieron cantidad de hispanos.

    El siguiente invierno en Córdoba lo pasa
    que a lo que se ve de moda estaba
    esperando el relevo para enero.

    Viriato ante el revés
    que le aflige el consulado
    pasando de Córdoba a Bailén
    marchó a reponerse por la Sierra
    Morena y extremeña de Beturia
    y un poco Oretana.

    Desde allí prosigue preparando la revuelta
    y a su vuelta
    contra Quinticio y Pompeyo
    pretor sustituto en Citerior el primo
    que el segundo ahora es cónsul Ulterior.

    De nuevo la estrategia se repite contra Quinticio
    que creyendo chupada la batalla
    y a punto de ganar
    persique a Viriato hasta su monte de Afrodita
    y el caudillo sorprendente da la vuelta
    eliminando a mil romanos descuidados.

    XIII
    Otra vez con las fasces en bandeja
    les persigue ahasta el Sur
    y devastando
    corta el paso Citerior al general
    que en Córdoba se queda con los restos
    dejando a Cayo Marcio (un hispano renegado)
    papeletas y mal gesto.

    Viriato marcha a Itucci con su gente
    a expulsar la guarnición de los romanos
    castiga a los t raidores bastetanos
    que con Fabio habían casado sus terrores.

    Libre el norte de la Iberia sin legiones
    convencen al fin a los celtíberos
    Arévacos, los Titos y los Belos
    que también en armas
    contra Roma arrancan
    y otro frente de batalla le presentan.

    Al fin el lusitano ha conseguido
    que la razón arranque en toda España.
    Numancia comienza un camino heróico
    en el ciento cuarenta y tres antes de Cristo
    y así diez años más.

    El senado romano clama a dioses y guerreros
    ven la gravedad terrible y cierta
    y deciden dar un tajo por lo sano
    mandando a la Ulterior un nuevo cónsul
    Escipión y como tal, especialista
    en asuntos españoles de aguas fuertes.

    Quinto Fabio Máximo Serviliano
    es el nombrado y adoptivo hermano
    de aquel otro Fabio Máximo pasado
    religioso y herculano del tanguillo.

    XIV
    El nuevo cónsul con dieciocho mil infantes,
    diez elefantes de Numidia
    y caballeros africanos bien curtidos.
    Mil seiscientos jinetes
    marchan a liberar
    -según se mire-
    con parte de su ejército
    a la aliada Itucci
    hoy Martos en Jaén.

    Con gran estrépito y clamor salen al quite
    sueltas las largas greñas de sus testas
    que sacuden al viento en libertad
    causando pavor y no intimidan
    esta vez a los romanos que resisten
    rechazando a la guerrilla sin posibles.

    Llegan refuerzos al romano airado,
    el resto -dice Apiano-
    además elefantes del Numida
    y trescientos jinetes africanos.

    Quinto Fabio puso en fuga al lusitano
    pero no supo mantener orden y fuerza.

    Percatado Viriato como siempre gira en seco
    y cambiando las tortas
    a cerca de tres mil romano mata
    encerrando a los otros en su base militar
    (como conejos, en su propia madriguera).

    Lanzose el español sobre el romano
    que atrapados buscaban refugio como topos
    a duras penas sacados de la gruta por sus jefes.

    La noche les salvó, aunque Viriato
    más ágil a oscuras que el romano
    encerrolos in Itucci.

    XV
    Como sea que faltaba la comida guerrillera
    y muchos de sus hombres eran muertos
    Viriato incendió por la noche el campamento
    marchando con su gente de regreso a Lusitania.

    Serviliano no le sigue en la escapada
    que practica represalias en Beturia.
    A saco se pasó cinco ciudades aliadas de Viriato.

    Bajó el romano después a castigar
    contra los Cunneos
    -hoy al sur de Portugal-
    subiendo después por Lusitania
    buscando a Viriato en retirada.

    En estas al cónsul despistado
    le atacaron Curio y Apuleyo
    -dos paisanos lusitanos-
    con diez mil hombres
    que luchaban por su cuenta.
    Le robaron el botín.

    Curio cae en el combate
    después el romano recupera sus rapiñas.

    Más tarde tomó Iscadia, Gemela y Obolcola
    -ciudades defendidas por Viriato-
    saqueó otras y algunas perdonó.

    En total pilló cautivos diez mil hombres,
    descapitó quinientos entre ellos
    vendiendo el resto en los mercados.

    De camino apresó a un tal Connoba
    -otro jefe de partida-
    después lo liberó...
    y cortó las manos del resto
    de las gentes del bandido.

    XVI
    Persiguiendo a Viriato cercó Arsa
    (por tierras de Azuaga o de Llerena)
    Viriato entró de noche en la ciudad
    y al alba, sorprendió tranquilamente
    a los que trabajaban en el cerco.

    Derrotó al pretor, le puso en fuga
    le acorraló en un lugar muy escarpado
    y sin escape el invasor pactó de grado
    obligando al general como amigo de Viriato
    jurando respetar las tierras de su gente.

    Viriato al fin consigue dignamente
    cambiar los hilos negros de la historia
    pero poco han de durar entonces
    aunque así se rebajan bien los humos
    que enfriar la prepotencia sirve mucho
    al respeto y dignidad de nuestra España.

    Así pareció terminar la guerra de Viriato
    pero la perfidia anida en el soberbio,
    Servilio Cepión y nuevo cónsul elegido
    además relevo de su propio hermano
    impugnó el pacto como indigno...
    aceptando el Senado la traición
    que autoriza de momento hostilidades
    a Viriato fiel al pacto
    y quién sabe los porqués
    de un caudillo tan ingenuo.

    Tal vez le falló toda su gente
    cansados de la guerra interminable
    muy lejos de otros tiempos más felices
    casi sin recuerdo, y tanto muerto...

    XVII

    Servilio Cepión tornó a la guerra
    tomó Arsa en la Beturia
    cayendo al fin, y siempre igual
    en manos invasoras y a traición.

    El cónsul insaciable y ambicioso
    marchó tras Virato y tras sus gentes
    que supieron despistar a los malvados.

    Puestos a salvo los guerreros y seguros
    Viriato con sigilo se escapó
    tan limpiamente y raudo
    que imposible fue saber
    el punto cardinal por do ha partido.

    De Servilio Cepión solo os diré
    que agricultor de vientos
    tan solo recogía tempestades de miserias
    bien plantadas en continuo complejo de ridículo.

    Se carcomía por dentro los vaciles
    de su gente principal...
    a punto estuvo de morir quemado
    por vengarse del choteo continuo de los suyos
    y más los caballeros dirigentes
    a los que mandó a por leña con sadismo
    por ver su miedo reflejado en odio.

    El honor de los mandados al peligro
    -pues eran tierras controladas
    por los hombres de Viriato-
    pudo más que el propio miedo
    y aunque nada ocurrioles
    si pudo pasarle al malandrín
    quien si no sale por pies
    muere quemado en su propio encargo.

    De un personaje así puede esperse todo
    pues dice el refrán que Dios los cría
    y ahora veremos con quién.

    XVIII

    Viriato de nuevo organizado
    más que a la lucha se prestó a la paz
    mandó a sus más fieles, sus amigos
    a negociar con el tirano lo imposible.

    Tres eran tres
    Ditalcón, Audax y Minuro
    y ellos se juntan, se juntaron
    al traidor Cepión que los compró
    por dineros la vida del amigo
    de su jefe, de su rey
    dios de humildes y dador de esperanzas...
    lo largaron de su patria a lo celeste
    ya que el infierno lo merecen otros.


    Le degollaron en el primer sueño
    escapando protamente los cobardes
    al Cepión que les pagara su promesa
    por tan triste asesinato.

    Viriato no solo fue muerto por lo tres
    en el fondo lo mató su propio pueblo.

    Cuando se dieron cuenta los guerreros
    -y dudo de sus cuentas-
    del horrble crimen alevoso
    lloraron, no a Viriato
    sino a su propia intemperie,
    tal vez intuyeron que ya estaban al viento
    mejor al temporal que les llegaba.

    -Dice el cronista Apiano-
    "... lloraron su propia muerte
    lamentando su propio mal
    considerando qué peligros
    les vendrían al futuro
    -y también-
    qué caudillo perdían."

    Quemaron su cadaver en la pira altísima
    pues ahora tenían verdadero miedo
    a su cuerpo asesinado.

    Inmolaron muchas víctimas
    les faltó valor para el suicidio colectivo.

    ¡Qué lejos quedaban de Numancia
    y de Sagunto!
    poco a poco el fuego lo absorbía
    hasta que nada quedó en la pira
    pues el viento recogía
    -como siempre-
    la semilla feraz del sacrificio ritual.

    A Viriato lo quemaron vivo
    pero así y todo pervivió más fuertemente.

    Terminado el funeral combatieron entre ellos
    en combate singular
    por los despojos de España.

    Aún es inconcluso el ritual
    dos mil ciento veinte y siete años han pasado
    de lucha incruenta.
    Mientras otros, los intrusos saqueadores,
    machacaban esta ¿isla?
    llamada hasta entonces Iberia
    del río Ibero que hoy es Tinto.

    Cometimos hace miles el error
    de sacar a este mundo de la piedra.

    Donde muere el río Tinto empezó la historia
    y la ambición de poder.
    ¡Allí se inventó el turismo del metal!.

    XXI - LA BODA DE VIRIATO

    Su suegro era un rico casquivano
    el muy ladino se llamaba Astolfas
    quiso deslumbrar al ermitaño
    y fue fustrada su intención
    por el desprecio de su yerno.

    Viriato en su boda
    ni se lavó ni tomó asiento
    a él no le valían ruegos vacíos.

    Tomó panes
    y la carne con sus manos
    repartiola entre los suyos
    comió un poco, lo justo
    pidió la esposa prometida
    sacrificó a los dioses
    la puso en su caballo
    y partió muy lejos con su amor
    a la escondida montaña de Afrodita
    (hoy Santa Cruz de la Sierra)
    su escondida montaña de Vettonia.

    La sobriedad era su riqueza
    la libertad su patria
    el valor su mayor bien...
    agudo en la conversación
    como su ingenio simple
    pues no tuvo maestro.

    EPILOGO
    La muerte de Viriato puso en pié de guerra
    las partidas lulitanas.
    Enviado Junio Bruto contra ellas
    renunció a perseguirlas
    y marchó a castigar a sus ciudades
    mayor sería el ejecto de esta forma
    y también el botín de sus soldados.

    Las mujeres se lanzaron a la lucha
    al lado de los hombres
    siendo igual de terribles con la espada
    aunque más calladas.

    Muchos marcharon a la sierra
    salvando sus enseres más preciados.

    Bruto también les atacó
    y suplicando estos
    algunos fueron perdonados
    a cambio de parte del botín.

    Más allá del Duero llegó al Lette
    el río del Olvido al Tenebrorum
    donde también las mujeres armadas
    sabían morir con valentía.

    Bruto llegó hasta los brácaros del norte.

    Cansado y agotado de interminable guerra
    decidió dar tierra la los guerreros de Viriato
    al que había sucedido un nuevo jefe
    Táutalo llamado.
    Así fundaron su ciudad, Valentia
    -hoy Valencia de Alcántara-
    tierra sagrada de sus antepasados
    plagada de antiguos megalitos y dólmenes
    que aún hoy puedes contemplar.

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