Autor: A.M.Canto
lunes, 22 de enero de 2007
Sección: Noticias
Información publicada por: A.M.Canto
Mostrado 47.575 veces.
Las yeguas lusitanas preñadas por el Viento
Avance de una investigación en la que se busca por nuevas vías una explicación biológica para el más antiguo de los mitos de la Hispania antigua, que fue también el más conocido y repetido en la Antigüedad.
Recientemente participé en la VI Mesa Redonda de Lusitania, que esta vez se hacía bajo el tema "A Lusitânia entre os mitos e a realidade" y organizaban los centros arqueológicos de las Universidades de Coimbra y Porto, la Câmara Municipal de Cascais y la Universidad de Toulouse. Un coloquio en el que, justísimo es recordarlo, nos trataron, tanto en Cascais como en Lisboa y en el museo de Odrinhas, con una hospitalidad, cortesía y largueza realmente exquisitas, y diría que típicamente portuguesas.
Mi contribución fue intentar probar si podía haber alguna verdad biológica tras uno de los más famosos, y desde luego el de mayor eco y supervivencia, de los mitos de la Hispania antigua: el de las yeguas que, cerca de Olisipo/Lisboa, eran fecundadas por el Céfiro o Viento del Oeste, pariendo potros velocísimos pero de corta vida; y si puede saberse por métodos arqueológicos u otros de qué raza se trataba. Ya más en general, si los mitos responden, más que a ser vehículo de estructuras sociales o ideológicas, a reflejar hechos verdaderos pero inexplicables en su época, y si los autores antiguos que nos los transmitieron (17 en este caso) dejan de ser por ello fiables en esos puntos, como tantas veces se ha dicho. La verdad es que esta vez me vi en verdaderos apuros, ya que el hecho mismo era complicado de "probar"... :-)
Lógicamente, las actas tardarán aún en publicarse. Pero, mientras tanto, el gabinete de prensa de la UAM me pidió un artículo muy resumido, para la sección de Investigación de nuestra revista "Cantoblanco" de diciembre de 2004, y lo acaban de colgar en la Red:
http://www.uam.es/informacion/gprensa/cantoblanco/cantoblanco56.pdf (está en la página 7).
El texto iba muy justo, y no cupieron la segunda foto ni el pie que escribí para la que sí aparece, así que completo éste: Se trata del simpático caballo 'Inacus', uno de los cinco que aparecen en el "mosaico de los caballos vencedores" de la 'villa' de Torre de Palma (Monforte, Portugal), y la foto procede del catálogo de la exposición sobre ella, cuya memoria publicaron J. Lancha et al. en 1994 (Ínaco era posiblemente un "garrano"). La otra foto, por si alguno tiene la curiosidad, era la portada de PLoS-Biology de marzo 2004: http://www.cbi.pku.edu.cn/mirror/plos/10.1371_1545-7885_2_3_cover.pdf. Espero que en las actas esta foto sí pueda aparecer, aunque no sea en sus espléndidos colores. Véanse aquí las figs. 1-7.
Gracias por la atención, y saludos cordiales.
******
«ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD: LAS YEGUAS PREÑADAS POR EL VIENTO» por Alicia Canto, Depto. de Prehistoria y Arqueología
Uno de los más célebres mitos relacionados con la vieja Hispania fue el de las yeguas lusitanas a las que fecundaba el viento; mito que fue muy popular en la Antigüedad, a pesar de transcurrir en un finis terrae europeo.
Consiste en la creencia, o más bien en la afirmación (pues para los antiguos el mito, a diferencia de la fábula, es una vera narratio), de un hecho tomado como cierto: En las cercanías de Olisipo (Lisboa), del río Tajo y del cabo da Roca, las yeguas, volviéndose hacia el Océano, esto es, hacia el Occidente, podían ser fecundadas por el viento del Oeste, el Zephyrus griego (Favonius romano), un viento reconocidamente cálido y vivificador. Preñadas así por un dios, parían potros velocísimos pero de corta vida.
Gracias a algunos detalles de dos buenos conocedores de Hispania, Varrón (el mayor sabio romano, muerto el año 27 a.C.) y el hispano Columela (hacia 45 d.C.), sabemos que la zona elevada donde ello ocurría estaba sacralizada, y desde el gran Leite de Vasconcellos (1905) hay acuerdo en que sería el actual “Monsanto”, donde ahora existe un bello parque natural.
El mito es referido con distintos detalles por diecisiete escritores antiguos, desde Homero en la Ilíada (siglos IX-VIII a.C.) hasta autores cristianos del siglo IV-V d.C. como Lactancio y san Agustín, pasando por tratadistas tan serios como Aristóteles, el propio Plinio el Viejo (que lo rememora en tres ocasiones) o Claudio Aeliano en su De natura animalium. Pero, a pesar de estos testimonios antiguos, la crítica histórica moderna lo ha venido considerando “un bulo” o, cuando más elaboradamente, como expresión ambigua de una estructura social de tipo matriarcal y origen griego.
En una investigación recientemente presentada en un congreso internacional he intentado acercarme a esta famosa leyenda desde una perspectiva menos escéptica, con el triple objetivo de tratar de identificar la raza concreta a la que se refería el hecho, ensayar una vía nueva de aproximación teniendo en cuenta los avances en los campos de la Biología Animal y la Genética (esto es, intentando averiguar si tras el mito podía esconderse alguna realidad biológica), y poder reivindicar de paso la inteligencia y la credibilidad de nuestras fuentes grecorromanas, a menudo minusvaloradas.
Mediante comparaciones arqueológicas de las representaciones de caballos, en pinturas (por ejemplo en Mérida), o en mosaicos (sobre todo de la gran mansión romana de Torre de Palma, cerca de Monforte) con las actuales razas luso-españolas, es en efecto posible proponer que las razas en cuestión serían la “Garrana” o la “Sorraia”, las más antiguas de la Península Ibérica según los genotipos de H. Oelke; esto confío en que se pueda comprobar mejor cuando el Centro de Biología Animal de la Universidad de Lisboa amplíe a los restos équidos procedentes de excavaciones su estudio ya en curso sobre el DNA ancestral del Equus caballus en la Península Iberica.
En segundo lugar, al acercarme al fenómeno (muy frecuente en plantas) de la partenogénesis, desde el punto de vista de la Genética moderna –un mundo para mí enteramente nuevo–, me he tropezado con una asombrosa proteobacteria que está en los últimos años de rabiosa actualidad: la Wolbachia, bautizada así por el nombre de su descubridor, en 1927. Su genoma acaba de ser publicado (PLoS-Biology, March 2004) por el prestigioso investigador Jonathan Eisen, de The Institute for Genomic Research de Rockville.
De esta proteobacteria, un endosimbionte, lo que más me interesó, a los efectos de la explicación de nuestro mito, es su papel de “clonadora natural”, y su asombrosa capacidad para trastornar el sistema reproductor de su huésped –donde ella se aloja–, desde la feminización de machos genéticos a la generación asexual de las hembras o, en algunos casos, la degeneración y la muerte prematura del huésped. Por ahora sólo está probada su presencia en algunos tipos de peces, insectos (como drosófilas, mosquitos, avispas y abejas), lagartos y gusanos, nematópodos y artrópodos. Pero ya se busca la posibilidad de hallarla en mamíferos (cf. T. Kono et al., Nature, 22 April 2004), y de hecho un genetista de primera fila consultado me ha confirmado que no ve una razón para que la “Wolbachia”, u otros microbios similares, no puedan existir en mamíferos. Según J. Knight (Nature nº 412, July 2001): “As interest in the bacteria explodes, strains of Wolbachia that are in the process of being incorporated by their hosts may be among the evolutionary treasures waiting to be discovered”.
La aplicación de estas modernas vías de estudio genómico pemitiría mantener como hipótesis de trabajo que algunos grupos equinos lusitanos pudieran haber conservado en su seno, residualmente, una infectación por la Wolbachia u otra bacteria parecida, dando lugar a la procreación de las yeguas sin intervención del macho. Por falta de una explicación racional en la ciencia de la época, el hecho acabó convirtiéndose en un mito, en el que el papel generador se atribuía a un “dios del viento”. Con todo ello por fin se alcanza también el tercer objetivo del trabajo, que era restaurar el buen crédito de nuestras fuentes literarias antiguas.
Quizá esta metodología combinada, aplicada a otras famosas leyendas, nos ayudará a entender mejor, o incluso a detectar, otros prodigios de nuestro pasado remoto que actualmente se siguen considerando como fantásticos.
*****
Nota.- El reciente hallazgo en Turquía de un gen recesivo en humanos es de mucho valor para explicar la transición humana de la cuadrupedalidad a la bipedalidad, pero a mí me interesa mucho porque es un excelente paralelo en mamíferos para mi hipótesis de explicación genética del hasta ahora considerado "mito" de las yeguas lusitanas, arriba expuesto.
El artículo científico es de: U. Tan, “A New Syndrome with Quadrupedal Gait, Primitive Speech, and Severe Mental Retardation as a Live Model for Human Evolution”, International Journal of Neuroscience, Volume 116, Number 3/March 2006, pp. 361-369 (9). Reproduzco el resumen del mismo (de http://www.ingentaconnect.com/content/tandf/gnes/2006/00000116/00000003;jsessionid=118hc8tlggkr7.alice):
Abstract: The author has discovered a new syndrome with quadrupedal gait, flexed head and body, primitive speech, severe mental retardation, and mild cerebellar signs with a disturbed conscious experience. This syndrome was exhibited by 5 of 19 children from a consanguineous family. The pedigree demonstrated a typical autosomal-recessive inheritance. The genetic nature of this syndrome suggests a backward stage in human evolution, which is most probably caused by a genetic mutation, rendering, in turn, the transition from quadrupedality to bipedality. This would then be consistent with theories of punctuated evolution. On the other hand, the extensor motor system causing a resistance of the body against the gravity may actually be subjected to evolutionary forces. This new syndrome may be used as a live model for human evolution.
Comentarios
Pulsa este icono si opinas que la información está fuera de lugar, no tiene rigor o es de nulo interés.
Tu único clic no la borarrá, pero contribuirá a que la sabiduría del grupo pueda funcionar correctamente.
Si te registras como usuario, podrás añadir comentarios a este artículo.
VIRIATO CONTRA ROMA
Por Alfonso Naharro i Riera
Las yeguas preñadas por el viento
subían la colina.
A la grupa, caballeros de vestidos negros
con sus capas encubiertas por la noche.
Brillaban las falcatas a la Luna
sobre el templo de la Diosa...
Preparaban la batalla.
Sonaban los tambores y los cuernos
llamando al guerrillero:
¡muerte al intruso! predicaban gritos.
La "Madre Nutricia" abría sus caudales
repartiendo generosa los poderes
al amante orgulloso encabritado y fiel
buscador de justicias que faltaban
raptadas por tiranos de otros mares.
Cabalgando por dehesas y brezales
por aquí y por allá en la encrucijada
van juntas las partidas al galope
juvenil esperanza a toda prueba
incansables y madurando lides agridulces.
Así se agrupan incansables
los mozos de los castros lusitanos
los vettones, celticis y betures...
todos aquellos que esperan sin descanso
salvar la Patria de agresión intrusa.
Pisan sedientos de esperanza los caminos
salvan ríos y montañas conocidas
hacen leguas y más leguas sin resuello,
tienen prisa
mucha prisa de ajustar
las cuentas de su honor pisoteado
al romano forastero que ha invadido
su tranquilo y cotidiano hacer Hispano.
II
Arriba en la montaña, frente al Betis,
el gran río turdetano conquistado,
tierras del Tarteso enmohecido
donde antaño nacieran factorías
se esconden lusitanos y caballos.
Allí, sobre los montes de Beturia
prepara el guerrillero sus defensas
se huelen las legiones del pretor
ambas fuerzas van enloquecidas
el general Galba parte hacia el horror.
Quinientos estadios para en corto tiempo
topar con el bandido guerrillero
la partida celosa de lo suyo... que destrozó al romano.
Siete mil legionarios tropezaron con la parca,
los demás,
corrieron al refugio sin parar
pasando el río hasta la bética Carmona.
Lúculo el Cónsul descansaba en Córdoba
después de su traición a la Coca segoviana,
asesinato impune,
cuando enterose del desastre del colega,
que con el rabo entre patas forajidas
asustado le enviaba su legado,
el cónsul citerior muy indigando
organizó una razia a sangre y fuego
arransanso las tierras lusitanas.
Entre tanto la guerrilla como antaño,
intentaba saltar a Tingitanioa.
Pero Galba repuesto de hombres y armamento
no del susto
aprovechó la coyuntura en el Estrecho
exterminado a las mermadas del indígena
que atravesarlo quería con sus restos.
III
Pocos quedaron de tan terrible evento,
pero aún así, el general diose con cantos
de sirena mentirosa.
Parlamentó con ellos difranzando
sus pérfidos preparos con promesas
totalmente incumplidas
de tierras, paz y prósperas riquezas.
Treinta mil lusitanos acudieron
desde sus lares con las proles al trabajo,
como moscas al pastel envenenado.
En tres partes dividió sus ilusiones
desarmándoles, pues ya -les dijo-
no hacen falta las falcatas
ni el cuchillo en la labor
pues la tierra solo arado y zacho necesitan.
Ingenuos creyeron la palabra dada.
Galba al verlos indefensos, presto,
a cuchillo atravesó la mayor parte
(los que no valían al negocio).
Mujeres, niños y ancianos sucumbieron
como objetos inservibles,
tan solo a los jóvenes vendieron
como esclavos en la Galias.
Mil conseguieron escapar de la traición
mil factores de un producto en grito
que por mil multiplicarín la venganza
entre ellos potenciaba el gran Viriato
aún desconocido y a la revancha.
IV
Entre tanto en Roma está el Senado
que reunido pone en balanza al general.
También Lúculo tiene al peso su maldad
y escapó del castigo por dinero.
Pero Galba acusado por Catón
y por Calpurnio (senadores ciertos)
hubo de liberar a los que como esclavos
vendidos e indefensos fueron.
Ahora justicia hallaron del consenso
senatorial, no tan malvado.
Un nuevo pretor llega a la Bética
-en el ciento cuarenta y siete antes de Cristo-
Cayo Vertilio, grueso y viejo et muy astuto
de nuevo hizo sangrar al lusitano.
Con diez mil legionariso de refresco
los cercó en un lugar de Andalucía
situación difícil por el hambre
que agotads las reservas de moral
desesperados lusitanos
ante el futuro oscuro de su pueblo
a punto estuvieron de repetir historias
y hacer caso a cantares de sirena
aún a costa de perder la gloria.
Pero Viriato con acierto
gestoles que morir por morir
no viene a cuento
que siguiendo sus mandatos vivirían
y saldrían del aprieto.
V - LA ESTRATEGIA DE VIRIATO
Eligió mil jinetes de los restos
a sus órdenes directas,
a los demás
les dijo que romperían aquel cerco
cuando él y sus jinetes atacaran
directamente al pretor,
despistarían así a los demás romanos
que al ver a su jefe en perdición
para ayudarle romperían la estrategia.
Que aprovecharan la ocasión
y sin mirar atrás marcharan hasta Tríbola
a esperarle
que allí les daría nuevos consejos.
Así ocurrió, pues las legiones
al ver al general en tal apuro
abandonaron su puesto a defender
a Vetilio de Viriato
que atacando el guerrillero,
retirándose y volviendo
supo distraer mientras su gente
pudo escapar hasta la cita dada.
Viriato al ver a salvo a su guerrilla
supo a la vez largarse con acierto
hasta Trivola
despistando como pudo al enemigo
que insistiendo le seguía
aunque no pudo alcanzarle.
Vetilio persistió seguro de su fuerza
mientras Viriato llegaba a su destino
fresco y satisfecho en su elemento equino.
Su arribada a Tribola, gloriosa
fue saludada con vítores al jefe,
que no paró en vanidades
organizándose de nuevo la partida
VI
Tendió en un bosque la celada
con sus mil guerreros
puso lusitanos en los canchos.
Vigilaban esperando el paso cierto
mientras los mil jinetes obligaban
al romano a dar su pecho, de lata.
Al entrar las legiones por el paso estrecho
volviéronse Los Mil atacando tunos
al estúpido traspiés que dió Vetilio.
Los romanos cayeron en tierra como chinches
de todas partes les llovía matanza
los guerreros agitaban sus melenas dando gritos
irrumpiendo los que estaban al acecho
por todos lados las falcatas desangraban
y hasta el viejo y feo general romano
pareciéndole a un guerrero despreciable
lo mató y punto final
de la contienda en triunfo.
De diez mil, seis mil pudieron escapar
-dicen las fuentes- que a Tartessos,
donde reinó el más anciano rey
de los reyes españoles
(Argoantonio hasta su muerte
vivió ciento cincuenta años)
aunque otros dicen que a Carteya
-que así se llamaba entonces Algeciras-.
El Cuestor de Vetilio organizose
encerrose y miró por las murallas
envió cinco mil contra Viriato
de Titos y Belos vendidos al romano
pero ninguno quedó para contarlo.
Así pagaba Viriato la traición a España.
Por todas las tribus la esperanza
resurgió contra el romano impío
los lusitanos arbitraron la contienda
castigando duro a los traidores.
VII
Dice Diodoro -el griego histriador-
de las razones tan certera del caudillo
hablando a los túrdulos de Tucci
que fueran listos, no ocurriera
como aquel que se casó con dos mujeres
una vieja y otra joven.
La más anciana le arrancaba sus cabellos negros
y la más joven le espulgaba bien las canas
al final calvo quedose por servir a dos señoras.
Aquel destino esperaba a los de Tucci
pues los dos bandos mataban al contrario
y pronto solitarios quedarían
aquellos lares indecisos.
De la Bética subió a la Carpetania
devastando bien a los vendidos
que llamaron en su auxilio a Cayo Plantio.
Recién llegado de Roma
con diezmil infantes,
le asistían trescientos caballeros.
Acudió a la llamada presuroso
atacó fuerte al guerrillero
que cual siempre
simuló la retirada.
Plantio le azuzó cuatro mil hombres
persiguiendo sudoroso a Viriato
que volviendose de golpe los mató
sin ningún trato.
Pasaron los guerreros el río Tajo
y acamparon en el monte de Afrodita
entre olivos aguardaron descansando
y vigilando celosos la acampada...
hasta allí llegó el romano con sus huestes
ceporro, a resarcirse del desastre.
VIII
No tuvieron suerte en la contienda,
los romanos,
a escape salieron de la selva
y en desorden total se disgregaron...
aún les están buscando.
Viriato al ver el campo despejado
siguió predicando la revuelta,
y desobediencia total a los romanos,
decían los cantares de la gesta.
Después de expulsar para la Bética
al italiano pretor despanzurrado
se hizo amo de la Mancha y los molinos
como rey de los mesones castellanos
con baratarias mil.
Nunca les faltó ni el queso ni el buen vino.
Cómo sea que en Segóbriga dudaban
por sorpresa se coló hasta la cocina
les dió sopa con honda y buen jarabe
de palo de encina envenenada.
De seguro no faltó quien le ayudara,
pues siempre hay descontentos del vecino
lo que fuera o fuese no me importa
el caso es cierto
que el banderín de enganche a toda España
se proclamó por extremeños lusitanos
en la tierra antes llamada Carpetania.
Claudio Unimanio se mosquea
es el jefe romano que hay al norte
gobernador citerior cual su colega
Cayo Plantio de la vega en la Ulterior
al que nunca más veremos de rondón.
Pues como digo
el Unimanio está furioso y tiene tanta gente...
más o menos como el otro
el andaluz citado
y aún así la afrenta no se borra
pues derrotado y gachas las orejas
se tuvo que largar a Tarragona.
IX
Más que pánico, acojono,
sintieron los romanos de Tarraco
pues logrando rodear a un lusitano,
solo a uno y despistado,
una banda de jinetes invasores
éste a un jaco ensartó matándolo de un lance
y a otro equino cortole con falcata la cabeza
de un buen tajo
que hizo huir horrorizados
a tan seguros y 'victoriosos' luchadores.
El guerrillero tan tranquilo
con desprecio
marchose en buena hora
a seguir con su trabajo de limpieza.
Viriato confiscó al Unimanio
después de aniquilar casi a la tropa
las togas y las fasces cual banderas
que bien visisbles colocó sobre una encina
en las montañas de su tierra.
En Roma al enterarse de esta historia
se les cortó la fiesta con Cartago
que en el ciento cuarenta y seis antes de Cristo
destruyó Escipión el Emiliano.
A su hermano Quinto Flavio le enviaron
a enderezar los entuertos de la España
donde llegó con quince mil de la legión,
su decena de elefantes
y dos mil de a caballo en plan campante.
Pocos eran, amén de bisoños y novatos
-dice Apiano- que el desgaste fue muy fuerte
exaustos con la guerra de Cartago
la de Grecia y Macedonia...
no había gente
que quisiera ver su tipo en esta tierra.
X
A pesar de los pesares llegó el cónsul.
Ya no privan los pretores en Hispania
con su tiempo limitado a solo un año.,
Quinto Fabio doblaría su contrato
con dos años consulares a su cargo
viendo al paso si pudiera conseguirse
cortar la cabellera al enemigo vanidoso.
Religioso y piadoso, de romero se fue a Cádiz,
no quería batallar al buen tuntún
y el asunto ya no estaba de cajón.
Fue por mar por si las moscas
y con tanguillos, en el templo se coló
frente al Hércules dejado por Cartago
le cantó esta canción:
"Aquellas bolsas preciosas
que tanto en Gades dieron que hablar
primero fueron fenicios
después los cartagineses
ahora llegamos nosostros
esto no se "pue" aguantar.
Allí fue media Iberia
trapicheando
jodieron a Tartesos
todo el negocio
del contrabando,
por eso yo te canto
divinidad
mantendremos tu culto
hasta el altar.
Aquí estamos romanos
yo no hay cartagineses
somos los nuevos amos
de la urbe imperial
te traemos regalos
jamones y nueces
ciudadanos hicimos
a los de tu ciudad.
XI
Allí fue media Iberia
trapicheando
jodieron a Tartesos
todo el negocio
del contrabando,
por eso yo te canto
divinidad
esta historia comienza
desde tu altar".
Después de orar al dios cartaginés
dedicose de lleno a la estocada y lanza
enseñándoles bien a sus bisoños.
Advirtiendo los peligros de esta jungla
y recordando tristes experiencias olvidadas.
Un buen día, malo para ellos
- los pobrecitos-
salieron a por leña descuidados
-dice Apiano- que Viriato mató a muchos
llenando de pavor a los demás,
aún así y persistiendo el romano leñador
plantó a la basca en plan batalla...
y nuevamente sufrieron descalabro.
Qué lento es aprender haciendo escuela
tener que dejar de salario buen botín
y encima, jugándote la vida a cada rato.
A partir de entonces se acabaron de enterar
no del todo
saliendo y los conboyes bien al loro
defendidos por escoltas rigurosos
de jinetes y otras sopas
ondulando al viento los trigales.
XII
Cuando pasó el invierno
-casi al año-
Hércules pagó el tanguillo al Quinto
a costa de Viriato
que mordió un poco el polvo soberano
perdiendo dos de sus ciudades
una a saco y otra ardiendo.
Quinto Fabio fue el segundo
que le puso en fuga
acosando al lusitano en un castillo
llamado de Becor, Baecula o Bailén:
murieron cantidad de hispanos.
El siguiente invierno en Córdoba lo pasa
que a lo que se ve de moda estaba
esperando el relevo para enero.
Viriato ante el revés
que le aflige el consulado
pasando de Córdoba a Bailén
marchó a reponerse por la Sierra
Morena y extremeña de Beturia
y un poco Oretana.
Desde allí prosigue preparando la revuelta
y a su vuelta
contra Quinticio y Pompeyo
pretor sustituto en Citerior el primo
que el segundo ahora es cónsul Ulterior.
De nuevo la estrategia se repite contra Quinticio
que creyendo chupada la batalla
y a punto de ganar
persique a Viriato hasta su monte de Afrodita
y el caudillo sorprendente da la vuelta
eliminando a mil romanos descuidados.
XIII
Otra vez con las fasces en bandeja
les persigue ahasta el Sur
y devastando
corta el paso Citerior al general
que en Córdoba se queda con los restos
dejando a Cayo Marcio (un hispano renegado)
papeletas y mal gesto.
Viriato marcha a Itucci con su gente
a expulsar la guarnición de los romanos
castiga a los t raidores bastetanos
que con Fabio habían casado sus terrores.
Libre el norte de la Iberia sin legiones
convencen al fin a los celtíberos
Arévacos, los Titos y los Belos
que también en armas
contra Roma arrancan
y otro frente de batalla le presentan.
Al fin el lusitano ha conseguido
que la razón arranque en toda España.
Numancia comienza un camino heróico
en el ciento cuarenta y tres antes de Cristo
y así diez años más.
El senado romano clama a dioses y guerreros
ven la gravedad terrible y cierta
y deciden dar un tajo por lo sano
mandando a la Ulterior un nuevo cónsul
Escipión y como tal, especialista
en asuntos españoles de aguas fuertes.
Quinto Fabio Máximo Serviliano
es el nombrado y adoptivo hermano
de aquel otro Fabio Máximo pasado
religioso y herculano del tanguillo.
XIV
El nuevo cónsul con dieciocho mil infantes,
diez elefantes de Numidia
y caballeros africanos bien curtidos.
Mil seiscientos jinetes
marchan a liberar
-según se mire-
con parte de su ejército
a la aliada Itucci
hoy Martos en Jaén.
Con gran estrépito y clamor salen al quite
sueltas las largas greñas de sus testas
que sacuden al viento en libertad
causando pavor y no intimidan
esta vez a los romanos que resisten
rechazando a la guerrilla sin posibles.
Llegan refuerzos al romano airado,
el resto -dice Apiano-
además elefantes del Numida
y trescientos jinetes africanos.
Quinto Fabio puso en fuga al lusitano
pero no supo mantener orden y fuerza.
Percatado Viriato como siempre gira en seco
y cambiando las tortas
a cerca de tres mil romano mata
encerrando a los otros en su base militar
(como conejos, en su propia madriguera).
Lanzose el español sobre el romano
que atrapados buscaban refugio como topos
a duras penas sacados de la gruta por sus jefes.
La noche les salvó, aunque Viriato
más ágil a oscuras que el romano
encerrolos in Itucci.
XV
Como sea que faltaba la comida guerrillera
y muchos de sus hombres eran muertos
Viriato incendió por la noche el campamento
marchando con su gente de regreso a Lusitania.
Serviliano no le sigue en la escapada
que practica represalias en Beturia.
A saco se pasó cinco ciudades aliadas de Viriato.
Bajó el romano después a castigar
contra los Cunneos
-hoy al sur de Portugal-
subiendo después por Lusitania
buscando a Viriato en retirada.
En estas al cónsul despistado
le atacaron Curio y Apuleyo
-dos paisanos lusitanos-
con diez mil hombres
que luchaban por su cuenta.
Le robaron el botín.
Curio cae en el combate
después el romano recupera sus rapiñas.
Más tarde tomó Iscadia, Gemela y Obolcola
-ciudades defendidas por Viriato-
saqueó otras y algunas perdonó.
En total pilló cautivos diez mil hombres,
descapitó quinientos entre ellos
vendiendo el resto en los mercados.
De camino apresó a un tal Connoba
-otro jefe de partida-
después lo liberó...
y cortó las manos del resto
de las gentes del bandido.
XVI
Persiguiendo a Viriato cercó Arsa
(por tierras de Azuaga o de Llerena)
Viriato entró de noche en la ciudad
y al alba, sorprendió tranquilamente
a los que trabajaban en el cerco.
Derrotó al pretor, le puso en fuga
le acorraló en un lugar muy escarpado
y sin escape el invasor pactó de grado
obligando al general como amigo de Viriato
jurando respetar las tierras de su gente.
Viriato al fin consigue dignamente
cambiar los hilos negros de la historia
pero poco han de durar entonces
aunque así se rebajan bien los humos
que enfriar la prepotencia sirve mucho
al respeto y dignidad de nuestra España.
Así pareció terminar la guerra de Viriato
pero la perfidia anida en el soberbio,
Servilio Cepión y nuevo cónsul elegido
además relevo de su propio hermano
impugnó el pacto como indigno...
aceptando el Senado la traición
que autoriza de momento hostilidades
a Viriato fiel al pacto
y quién sabe los porqués
de un caudillo tan ingenuo.
Tal vez le falló toda su gente
cansados de la guerra interminable
muy lejos de otros tiempos más felices
casi sin recuerdo, y tanto muerto...
XVII
Servilio Cepión tornó a la guerra
tomó Arsa en la Beturia
cayendo al fin, y siempre igual
en manos invasoras y a traición.
El cónsul insaciable y ambicioso
marchó tras Virato y tras sus gentes
que supieron despistar a los malvados.
Puestos a salvo los guerreros y seguros
Viriato con sigilo se escapó
tan limpiamente y raudo
que imposible fue saber
el punto cardinal por do ha partido.
De Servilio Cepión solo os diré
que agricultor de vientos
tan solo recogía tempestades de miserias
bien plantadas en continuo complejo de ridículo.
Se carcomía por dentro los vaciles
de su gente principal...
a punto estuvo de morir quemado
por vengarse del choteo continuo de los suyos
y más los caballeros dirigentes
a los que mandó a por leña con sadismo
por ver su miedo reflejado en odio.
El honor de los mandados al peligro
-pues eran tierras controladas
por los hombres de Viriato-
pudo más que el propio miedo
y aunque nada ocurrioles
si pudo pasarle al malandrín
quien si no sale por pies
muere quemado en su propio encargo.
De un personaje así puede esperse todo
pues dice el refrán que Dios los cría
y ahora veremos con quién.
XVIII
Viriato de nuevo organizado
más que a la lucha se prestó a la paz
mandó a sus más fieles, sus amigos
a negociar con el tirano lo imposible.
Tres eran tres
Ditalcón, Audax y Minuro
y ellos se juntan, se juntaron
al traidor Cepión que los compró
por dineros la vida del amigo
de su jefe, de su rey
dios de humildes y dador de esperanzas...
lo largaron de su patria a lo celeste
ya que el infierno lo merecen otros.
Le degollaron en el primer sueño
escapando protamente los cobardes
al Cepión que les pagara su promesa
por tan triste asesinato.
Viriato no solo fue muerto por lo tres
en el fondo lo mató su propio pueblo.
Cuando se dieron cuenta los guerreros
-y dudo de sus cuentas-
del horrble crimen alevoso
lloraron, no a Viriato
sino a su propia intemperie,
tal vez intuyeron que ya estaban al viento
mejor al temporal que les llegaba.
-Dice el cronista Apiano-
"... lloraron su propia muerte
lamentando su propio mal
considerando qué peligros
les vendrían al futuro
-y también-
qué caudillo perdían."
Quemaron su cadaver en la pira altísima
pues ahora tenían verdadero miedo
a su cuerpo asesinado.
Inmolaron muchas víctimas
les faltó valor para el suicidio colectivo.
¡Qué lejos quedaban de Numancia
y de Sagunto!
poco a poco el fuego lo absorbía
hasta que nada quedó en la pira
pues el viento recogía
-como siempre-
la semilla feraz del sacrificio ritual.
A Viriato lo quemaron vivo
pero así y todo pervivió más fuertemente.
Terminado el funeral combatieron entre ellos
en combate singular
por los despojos de España.
Aún es inconcluso el ritual
dos mil ciento veinte y siete años han pasado
de lucha incruenta.
Mientras otros, los intrusos saqueadores,
machacaban esta ¿isla?
llamada hasta entonces Iberia
del río Ibero que hoy es Tinto.
Cometimos hace miles el error
de sacar a este mundo de la piedra.
Donde muere el río Tinto empezó la historia
y la ambición de poder.
¡Allí se inventó el turismo del metal!.
XXI - LA BODA DE VIRIATO
Su suegro era un rico casquivano
el muy ladino se llamaba Astolfas
quiso deslumbrar al ermitaño
y fue fustrada su intención
por el desprecio de su yerno.
Viriato en su boda
ni se lavó ni tomó asiento
a él no le valían ruegos vacíos.
Tomó panes
y la carne con sus manos
repartiola entre los suyos
comió un poco, lo justo
pidió la esposa prometida
sacrificó a los dioses
la puso en su caballo
y partió muy lejos con su amor
a la escondida montaña de Afrodita
(hoy Santa Cruz de la Sierra)
su escondida montaña de Vettonia.
La sobriedad era su riqueza
la libertad su patria
el valor su mayor bien...
agudo en la conversación
como su ingenio simple
pues no tuvo maestro.
EPILOGO
La muerte de Viriato puso en pié de guerra
las partidas lulitanas.
Enviado Junio Bruto contra ellas
renunció a perseguirlas
y marchó a castigar a sus ciudades
mayor sería el ejecto de esta forma
y también el botín de sus soldados.
Las mujeres se lanzaron a la lucha
al lado de los hombres
siendo igual de terribles con la espada
aunque más calladas.
Muchos marcharon a la sierra
salvando sus enseres más preciados.
Bruto también les atacó
y suplicando estos
algunos fueron perdonados
a cambio de parte del botín.
Más allá del Duero llegó al Lette
el río del Olvido al Tenebrorum
donde también las mujeres armadas
sabían morir con valentía.
Bruto llegó hasta los brácaros del norte.
Cansado y agotado de interminable guerra
decidió dar tierra la los guerreros de Viriato
al que había sucedido un nuevo jefe
Táutalo llamado.
Así fundaron su ciudad, Valentia
-hoy Valencia de Alcántara-
tierra sagrada de sus antepasados
plagada de antiguos megalitos y dólmenes
que aún hoy puedes contemplar.
Hay 1 comentarios.
1