Autor: coiradas
jueves, 03 de noviembre de 2005
Sección: De los pueblos de Celtiberia
Información publicada por: coiradas
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FILOLOGÍA CELTA

FILOLOGÍA CELTA

Los idiomas célticos han desaparecido en gran parte de la Europa central, pero muchos nombres de personas y ciudades conservados por la historia dan testimonio fiel de su antiguo uso. Existen dos grupos distintivos: el “gaélico”, que comprende el “irlandés”, el “escocés”y el “manes”, y el “kímrico”, con el “galés”, el “córnico”, o del país de Cornuailles, el “ bretón” y el “galo”. El “irlandés” céltico alcanzó gran riqueza literaria durante la Edad Media y principió a extinguirse durante el Renacimiento. Actualmente sólo se conserva en la parte occidental de la isla. El “erse” o “céltico escocés “resistió mucho la invasión del inglés. Su literatura es más moderna que la irlandesa, pero conserva con más “fidelidad” las tradiciones antiguas. Se conserva en las regiones septentrionales
De Escocia, exceptuando el extremo NE. El “Manés”, o de la isla de Man, carece de positiva importancia. Al “galés” le corresponde la literatura céltica, que ha tenido más vida. El “Córnico” se extinguió por completo durante el siglo XIX. Del “bretón” céltico no hay documentos antiguos conocidos. Los que se conocen son posteriores del siglo XIV. Se habla en el extremo NO. De Francia y en la parte O. de las Côtes-du-Nord. Del “galo” céltico se han descubierto magnificas inscripciones en el Garona medio, Rodano meridional y en la Normandía oriental. Lo hablaban los “gálatas” del Asia Menor y los habitantes de Tréveris. Desapareció durante el siglo IV. En lo que respecta a la península ibérica, algunos filólogos entienden que el actual gallego y lusitano son dialectos célticos, y en lo que a España se refiere particularmente, los celtas vivieron relacionados con los fenicios y adoptaron desde muy antiguo los caracteres escritos de éstos; así, en las monedas o medallas autónomas de España se ven caracteres fenicios mezclados con otros propios de la escritura celta.
Posteriormente influyeron los griegos en casi todo el litoral mediterráneo y predominó la escritura griega, a la que substituyeron después los caracteres latinos. Los cartagineses debían poseer todo un arsenal de informaciones que hubiesen aportado valiosísimos conocimientos en esta materia, pero Escisión, al destruir a Cartago, no quiso que sobreviviera su espíritu y con la gran ciudad sucumbieron todos sus documentos con varios siglos de historia.


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  1. #1 lgmoral 06 de nov. 2005

    Como es domingo y por la tarde, me permito unas precisiones básicas al artículo que nos ofrece Coiradas.
    1. Las lenguas célticas en torno al cambio de Era, época de Augusto, se hablaron en la mayor parte de Europa Occidental y Central (Hibernia, Britannia, Hispania , Gallia Transalpina y Cisalpina y a lo largo del Danubio hasta Anatolia, con los Gálatas (restos de las bandas que atacaron Delfos en 278 a.C.) y otros lugares de la Hélade y los Balcanes), Gálatas a los que dirigió San Pablo una de sus Epístolas y que, según San Jerónim (s. IV) tenían una lengua similar a la de los galos de Tréveris (o Trier). De esos Gálatas vive hoy el recuerdo en la Galatasaray o ‘torre de los gálatas’ y nombre de un equipo de fútbol en Estabul. Tal vez las lenguas célticas sean dentro del conjunto indouropeo el mayor contraste entre extensión y número da hablantes en fecha antigua y reducción de espacio y de hablantes en fechas modernas a consecuencia de las presiones germánica, latino-románica y otras. De esa extensión de las lenguas célticas pervive una Onomástica abundante en toda Europa Central y Occidental: Londres, Paris, Leyden, Bonn, Viena, Milán, Segovia … son célticos.

    2. Comparación y Reconstrucción indoeuropeas aseguran un Celta Común prehistórico en el que hasta hoy el rasgo más decisivo es el de eliminar ide. *p (ide. *patér> lat.. pater, pero irl. athir). El Celta Común ya histórico se nos fragmenta de tal forma que podemos recurrir a criterios diversos:
    A) CELTA ANTIGUO, que es básicamente CONTINENTAL, pero B) CELTA MEDIEVAL Y MODERNO, que es básicamente INSULAR. Del celta antiguo tenemos documentación epigráfica no muy abundante en:
    A.1) CELTA LEPÓNTICO, en área del lago Lugano, Alpes italianos; textos que pueden remontarse a VII a.C., Civilización de Golasecca. Textos en alfabeto etrusco.;
    A.2) GALO (Galli en fuentes latinas, Galátai en fuentes griegas), durante mucho tiempo el celta por antonomasia: inscripciones en alfabetos griego y latino, de contenidos varios (comercial, religioso, Calendario de Coligny, etc.); con esta documentación gala puede emparejarse lo poco que se nos documenta (epígrafes latinos, Onomástica en fuentes greco-latinas o de pervivencia actual) de la lengua de los Britanos, cuya gran semejanza con la de los galos ya advirtió Tácito en la biografía de su suegro “Agrícola”;
    A.3) Celtibérico, en Celtiberia (más o menos, cabeceras de Duero y Tajo, valle medio del Ebro en su margen izquierda = provincias (en todo o en parte) de Burgos, Logroño, Soria, Zaragoza, Cuenca, Guadalajara, Segovia …). Epígrafes religiosos, legales, de hospitalidad entre individuos o comunidades, epitafios … en signario ibérico y en escritura latina, con los Bronces de Botorrita como textos más destacados. Para estas tres lenguas y también para la de los gálatas de Asia Menor, Onomástica abundante en documentación griega y latina y en pervivencias actuales (teonimia, antroponimia, hidronimia, toponimia …) y también glosas en fuentes antiguas y el importantísimo sustrato léxico (y fónico y gramatical) que pervive en las lenguas germánicas y románicas que eliminaron a esas célticas.
    Otro criterio es dividir el B) CELTA MEDIEVAL y MODERNO –todo él insular, pues la lengua bretona es la de británicos que huyen de la presión anglosajona en:
    B.1) BRITÓNICO: B.1.1, GALÉS o CÍMBRICO (es decir, de los colegas o camaradas), el idioma céltico de mayor número de hablantes y futuro menos problemático en la actualidad; esencial por la mucha Religión y Mitología que, aunque aguadas por la mano eclesiástica, nos conservan sus textos; B.1.2, CÓRNICO, de Cornualles, extinguido desde el s. XVIII; B.1.3, BRETÓN, de la Bretaña francesa, con muy pocos hablantes y en notable declive, aunque haya sido esa Bretaña uno de los focos decisivos en el ‘revival’ de la “Celtic Heritage”. (Nota.- Parece que la etimología de ‘britanos’ apunta a ‘hermosos’, ‘bien formados’ o similar; los galeses son, en paradoja, ‘los de fuera, los ajenos’ en nombre que les imponen los inmigrantes germanos y verdaderos forasteros en Britannia).
    B2) GAÉLICO o GOIDÉLICO (¡de los ‘salvajes’!, parece que exónimo) o ERSE (variante de IRISH): subdivido en B.2.1) IRLANDÉS (Gaeilge), en declive ¿irreversible? pese a conciencias y empeños nacionalistas; B.2.2) ESCOCÉS (Gàidhlig), (inmigración y conquista irlandesa de s. V d. C. en adelante), sobrevive en islas y franjas costeras marginales; MANX (Gailck), isla de Man, extinguido recientemente.
    Por último., echando mano de un rasgo muy aparente, pero de escasa entidad fonológica, tenemos:
    C.1.) CELTA Q: lenguas conservadoras ¡y conservar no es indicio seguro de comunidad!- de ide. *kw (fonema labiovelar) e ide. *kw (grupo k+w) (de ide. *ekwo- ‘caballo’ tenemos los Equaesi galaicos, Equeisuique en Celtiberia, etc..). Todo el celta GAÉLICO y todo el celta HISPÁNICO son CELTA Q.
    C.2) un área innovadora, CELTA P, porque ide. *kw (fonema labiovelar) e ide. *kw (grupo k+w) evolucionan a p (ide. *ekwo- ‘caballo’> galo epo-, pero lat.. equus). Es Celta P el GALO (pero con restos de Q), el LEPÓNTICO, (EL GÁLATA), EL BRITÓNICO (GALÉS, CÓRNICO, BRETÓN). Esta nueva p procedente de *kw o de *kw ya es estable, no se pierde como ide. k* > Ø.

    3. En HISPANIA la documentación CELTIBÉRICA está fuera de toda duda en su filiación céltica. En toda el área indoeuropeizada (grosso modo, a la izquierda de una diagonal de Aragón a Gibraltar) hay Onomástica abundante, además de cuatro o cinco epígrafes en LUSITANIA (alfabeto latino, contenidos religiosos), con material que abre división de opiniones y todavía es mayoría la de que en esas áreas (Gallaecia, Asturica, Lusitania, Vettonia, Baeturia …) hay un indoeuropeo occidental no céltico, pero celtoide o paracéltico, sobre el cual se superpone un estrato céltico (por ejemplo, topónimos compuestos con segundo elemento –briga, -brix, -bris: Ardobriga, Nemetobriga, Mirobriga …). Hay también quienes creen que esa Onomástica y los epígrafes lusitanos encajan cabalmente en lo CÉLTICO, pero como un céltico conservador y marginal al que no llegan innovaciones que caracterizan otros ámbitos, en especial la innovación de eliminar la labial sorda *p heredada de orígenes indoeuropeos: en Onomástica galaica, lusitana, etc. hay formas como paramus, Trebopala, Pintamus … que nos sorprenden con la conservación de ide. *p. [NOTA: si tener o no tener la innovación *p > Ø (con la consiguiente ‘casilla’ fonológica ‘vacía’ o ‘llena’ es suficiente para cambiar de lengua, nótese que la lengua española se ha dividido en dos: la de los que sesean, absoluta mayoría, y una minoría que todavía distingue entre coser y cocer, casar y cazar, masa y maza .... También la lengua gallega se ha dividido en dos: la de los que tienen gheada y dicen jato, jerra, Lujo ... y la de los de gato, guerra, Lugo ...]. El problema no se reduce, por supuesto, a este punto de Fonología; están en juego otros, y también de Morfología. Es notable que la Onomástica de la Hispania indoeuropeizada no tenga en su gran maioría obstáculo para encajarse en lo céltico y con paralelos muy notables en otras áreas célticas extrahispánicas.
    NOTA.- La documentación céltica deja bien claro que la escritura y el sistema con que se practica son un hecho cultural sin relación alguna de necesidad o previsibilidad con la lengua de quien escribe. De la relación de fenicios y celtas en este punto me parece que lo único claro es que los celtas acuden a escrituras (signario ibérico, alfabetos etrusco, griego y latino) que en última instancia arrancan del semítico, fenicio, y nada más.

  2. #2 lgmoral 06 de nov. 2005

    Como es domingo y por la tarde, me permito unas precisiones básicas al artículo que nos ofrece Coiradas.
    1. Las lenguas célticas en torno al cambio de Era, época de Augusto, se hablaron en la mayor parte de Europa Occidental y Central (Hibernia, Britannia, Hispania , Gallia Transalpina y Cisalpina y a lo largo del Danubio hasta Anatolia, con los Gálatas (restos de las bandas que atacaron Delfos en 278 a.C.) y otros lugares de la Hélade y los Balcanes), Gálatas a los que dirigió San Pablo una de sus Epístolas y que, según San Jerónim (s. IV) tenían una lengua similar a la de los galos de Tréveris (o Trier). De esos Gálatas vive hoy el recuerdo en la Galatasaray o ‘torre de los gálatas’ y nombre de un equipo de fútbol en Estabul. Tal vez las lenguas célticas sean dentro del conjunto indouropeo el mayor contraste entre extensión y número da hablantes en fecha antigua y reducción de espacio y de hablantes en fechas modernas a consecuencia de las presiones germánica, latino-románica y otras. De esa extensión de las lenguas célticas pervive una Onomástica abundante en toda Europa Central y Occidental: Londres, Paris, Leyden, Bonn, Viena, Milán, Segovia … son célticos.

    2. Comparación y Reconstrucción indoeuropeas aseguran un Celta Común prehistórico en el que hasta hoy el rasgo más decisivo es el de eliminar ide. *p (ide. *patér> lat.. pater, pero irl. athir). El Celta Común ya histórico se nos fragmenta de tal forma que podemos recurrir a criterios diversos:
    A) CELTA ANTIGUO, que es básicamente CONTINENTAL, pero B) CELTA MEDIEVAL Y MODERNO, que es básicamente INSULAR. Del celta antiguo tenemos documentación epigráfica no muy abundante en:
    A.1) CELTA LEPÓNTICO, en área del lago Lugano, Alpes italianos; textos que pueden remontarse a VII a.C., Civilización de Golasecca. Textos en alfabeto etrusco.;
    A.2) GALO (Galli en fuentes latinas, Galátai en fuentes griegas), durante mucho tiempo el celta por antonomasia: inscripciones en alfabetos griego y latino, de contenidos varios (comercial, religioso, Calendario de Coligny, etc.); con esta documentación gala puede emparejarse lo poco que se nos documenta (epígrafes latinos, Onomástica en fuentes greco-latinas o de pervivencia actual) de la lengua de los Britanos, cuya gran semejanza con la de los galos ya advirtió Tácito en la biografía de su suegro “Agrícola”;
    A.3) Celtibérico, en Celtiberia (más o menos, cabeceras de Duero y Tajo, valle medio del Ebro en su margen izquierda = provincias (en todo o en parte) de Burgos, Logroño, Soria, Zaragoza, Cuenca, Guadalajara, Segovia …). Epígrafes religiosos, legales, de hospitalidad entre individuos o comunidades, epitafios … en signario ibérico y en escritura latina, con los Bronces de Botorrita como textos más destacados. Para estas tres lenguas y también para la de los gálatas de Asia Menor, Onomástica abundante en documentación griega y latina y en pervivencias actuales (teonimia, antroponimia, hidronimia, toponimia …) y también glosas en fuentes antiguas y el importantísimo sustrato léxico (y fónico y gramatical) que pervive en las lenguas germánicas y románicas que eliminaron a esas célticas.
    Otro criterio es dividir el B) CELTA MEDIEVAL y MODERNO –todo él insular, pues la lengua bretona es la de británicos que huyen de la presión anglosajona en:
    B.1) BRITÓNICO: B.1.1, GALÉS o CÍMBRICO (es decir, de los colegas o camaradas), el idioma céltico de mayor número de hablantes y futuro menos problemático en la actualidad; esencial por la mucha Religión y Mitología que, aunque aguadas por la mano eclesiástica, nos conservan sus textos; B.1.2, CÓRNICO, de Cornualles, extinguido desde el s. XVIII; B.1.3, BRETÓN, de la Bretaña francesa, con muy pocos hablantes y en notable declive, aunque haya sido esa Bretaña uno de los focos decisivos en el ‘revival’ de la “Celtic Heritage”. (Nota.- Parece que la etimología de ‘britanos’ apunta a ‘hermosos’, ‘bien formados’ o similar; los galeses son, en paradoja, ‘los de fuera, los ajenos’ en nombre que les imponen los inmigrantes germanos y verdaderos forasteros en Britannia).
    B2) GAÉLICO o GOIDÉLICO (¡de los ‘salvajes’!, parece que exónimo) o ERSE (variante de IRISH): subdivido en B.2.1) IRLANDÉS (Gaeilge), en declive ¿irreversible? pese a conciencias y empeños nacionalistas; B.2.2) ESCOCÉS (Gàidhlig), (inmigración y conquista irlandesa de s. V d. C. en adelante), sobrevive en islas y franjas costeras marginales; MANX (Gailck), isla de Man, extinguido recientemente.
    Por último., echando mano de un rasgo muy aparente, pero de escasa entidad fonológica, tenemos:
    C.1.) CELTA Q: lenguas conservadoras ¡y conservar no es indicio seguro de comunidad!- de ide. *kw (fonema labiovelar) e ide. *kw (grupo k+w) (de ide. *ekwo- ‘caballo’ tenemos los Equaesi galaicos, Equeisuique en Celtiberia, etc..). Todo el celta GAÉLICO y todo el celta HISPÁNICO son CELTA Q.
    C.2) un área innovadora, CELTA P, porque ide. *kw (fonema labiovelar) e ide. *kw (grupo k+w) evolucionan a p (ide. *ekwo- ‘caballo’> galo epo-, pero lat.. equus). Es Celta P el GALO (pero con restos de Q), el LEPÓNTICO, (EL GÁLATA), EL BRITÓNICO (GALÉS, CÓRNICO, BRETÓN). Esta nueva p procedente de *kw o de *kw ya es estable, no se pierde como ide. k* > Ø.

    3. En HISPANIA la documentación CELTIBÉRICA está fuera de toda duda en su filiación céltica. En toda el área indoeuropeizada (grosso modo, a la izquierda de una diagonal de Aragón a Gibraltar) hay Onomástica abundante, además de cuatro o cinco epígrafes en LUSITANIA (alfabeto latino, contenidos religiosos), con material que abre división de opiniones y todavía es mayoría la de que en esas áreas (Gallaecia, Asturica, Lusitania, Vettonia, Baeturia …) hay un indoeuropeo occidental no céltico, pero celtoide o paracéltico, sobre el cual se superpone un estrato céltico (por ejemplo, topónimos compuestos con segundo elemento –briga, -brix, -bris: Ardobriga, Nemetobriga, Mirobriga …). Hay también quienes creen que esa Onomástica y los epígrafes lusitanos encajan cabalmente en lo CÉLTICO, pero como un céltico conservador y marginal al que no llegan innovaciones que caracterizan otros ámbitos, en especial la innovación de eliminar la labial sorda *p heredada de orígenes indoeuropeos: en Onomástica galaica, lusitana, etc. hay formas como paramus, Trebopala, Pintamus … que nos sorprenden con la conservación de ide. *p. [NOTA: si tener o no tener la innovación *p > Ø (con la consiguiente ‘casilla’ fonológica ‘vacía’ o ‘llena’ es suficiente para cambiar de lengua, nótese que la lengua española se ha dividido en dos: la de los que sesean, absoluta mayoría, y una minoría que todavía distingue entre coser y cocer, casar y cazar, masa y maza .... También la lengua gallega se ha dividido en dos: la de los que tienen gheada y dicen jato, jerra, Lujo ... y la de los de gato, guerra, Lugo ...]. El problema no se reduce, por supuesto, a este punto de Fonología; están en juego otros, y también de Morfología. Es notable que la Onomástica de la Hispania indoeuropeizada no tenga en su gran maioría obstáculo para encajarse en lo céltico y con paralelos muy notables en otras áreas célticas extrahispánicas.
    NOTA.- La documentación céltica deja bien claro que la escritura y el sistema con que se practica son un hecho cultural sin relación alguna de necesidad o previsibilidad con la lengua de quien escribe. De la relación de fenicios y celtas en este punto me parece que lo único claro es que los celtas acuden a escrituras (signario ibérico, alfabetos etrusco, griego y latino) que en última instancia arrancan del semítico, fenicio, y nada más.

  3. #3 crougintoudadigo 07 de nov. 2005

    CROUGINTOUDADIGO PREGUNTA ¿SON UN CONCEPTO LINGÜÍSTICO LOS CELTAS?

    Estimados druidas les ruego perdonen que esto no sea más breve. Es mi deseo publicitar un trabajo de Robert Omnés, lingüista bretón profesor emérito de la UBO, quien por hablar todas las lenguas célticas vivas, y por ser hispanista profundo conocedor del gallego y del castellano, debe ser escuchado a este tenor. Colgué mal este artículo en otro foro, me disculpan, a ver si no se pierde nada esta ve al pasarlo a hipertexto. Profeso como doctor en arqueología e historia antigua, pero no soy lingüista como el amigo Igmoral. Lo he “colgado” también y mal en otro foro, pido disculpas por la reiteración.
    No hay por qué desanimarse cuando se busca el origen de los Celtas y de lo Celta, pese a la quizá sincera desazón con la cual, en 1995, Alison HADFEL, citada por EVANS (1999: 14), terminaba su extenso ensayo en Oxford:
    “Si la ‘Celtización’ se puede construir como un proceso [...] en cuyo transcurso cristalizó la identidad Céltica, entonces, teóricamente, sería posible reducirla capa por capa a sus orígenes [...]. Pero - repara HADFEL a continuación - existe una buena razón que nos hace dudar a la hora de hacerlo; se trata del temor subyacente a que, después de todo, podría no quedar nada, es decir, nuestros elusivos Celtas podrían desaparecer por el camino, llevándose el problema de sus orígenes.”[Miss HARDFIELD wrote on the subject ‘Rethinking the Problem of the Spread of Celtic Culture to Great Britain and Ireland: The Archaeological and Linguistic Perspective” in D. ELLIS EVANS: “Linguistics and Ethnogenesis in Celtic Connections”, Procedings in the Tenth International Congress of Celtic Studies, volume one, p. 14].
    Nadie puede hoy decir, pues todo el mundo sabe que nunca hubo un pueblo románico, clasicista o barroco, que “los Románicos eran altos y rubios y los Góticos bajos y morenos, o viceversa, se casaron y tuvieron renacentitos, ya que el Románico, el Gótico, el Renacimiento, el Clasicismo o el Barroco responden a conceptos culturales; en cambio muchos en España escuchan a menudo impertérritos que “los Celtas eran altos y rubios” así como en Gales o en Irlanda se oye que “los Celtas tenían la tez clara y el pelo obscuro”. Hace cincuenta años nos enseñaban que siendo los Celtas altos y rubios y los Íberos bajos y morenos, dieron al casarse entre ellos los Celtíberos. Variando un ápice el programa, los enterados creen saber, trabajando sobre esa base aún hoy, que la raza Céltica, deus ex machina, llegada a la Celtiberia emigró a Andalucía, hasta que subiendo luego por la Lusitania y la Extremadura repobló Galicia, llenándola de teónimos y de topónimos. ¿Pero hay quien sepa y defienda que lo Celta, lo Céltico, es ante todo, sin excluir en lo celta la existencia de diversas etnias europeas, un concepto cultural? Evidentemente no.
    Definirlos rasgos de este concepto cultural Celta y Céltico, analizar las claves evolutivas convergentes sobre un antiguo fondo indoeuropeo común, en el proceso formativo de Celticidad, constituye la base de la “culmulative celticity” que pretendemos establecer y demostrar, aunque ya en el siglo XVI Georges BUCHANAN, conocedor de las lenguas celtas, de Britani, de Hiberni, y aun de las fuentes antiguas de la Galia continental [BUCHANAN se refiere, como lo señala EVANS (1999: 6), al sermo Gallicus] y de la Península Ibérica, la formuló y describió por primera vez de admirable modo, con claridad y con penetrantes observaciones, en su Rerum Scoticarum Historia publicado en 1582:
    “Cuando […] me pongo a meditar sobre tanta concordancia en el habla, que aún sirve para señalar, y no obscuramente, una antigua parentela y un origen similar, fácilmente me inclino a creer que antes de la llegada de los Sajones las lenguas de los Britones no habrían diferido mucho entre sí. Los pueblos próximos a la costa Gallica, de cuyas riberas habría buena parte de los vecinos Britanos transmigrado (como nos informa César), usaban el belga. Pero los irlandeses, y las colonias enviadas por ellos, oriundos de los habitantes celtas de España, como es bastante probable, usaban el Céltico. Cuando esas gentes, sin embargo, habiendo retornado, como de una larga peregrinación ocupando las vecinas sedes, se hubieron mezclado casi en uno, ellos formaron por confusión de sus idiomáticas frases un heterogéneo dialecto, ni exactamente igual en todo al lenguaje de los Celtas o al de los Belgas, ni disímil en absoluto de ninguna de ellas, lo cual se puede considerar característrico de esas naciones, de las que empero, aun opinándose que hablan Germano, consta que difieren mucho de la vieja lengua” [: Cum talem igitur in loquendo concordiam mecum recogito, quae et veterem cognationem et non obscuras eiusdem originis notas adhuc seruet, facile adducor, ut ante Saxonum aduentum omnibus Britannis non multum diuersam fuisse linguam credam: ac proximas Gallico litori nationes uerisimile est Belgica usos fuisse, ê quorum finibus bona pars uicinorum Gallicae Britannorum (ut legere est apud Caesarem) transmigrauerat. At hiberni, et coloniae ab eis missae a Celtis Hispaniae habitatoribus oriundi, uti credibile est, Celtica utebantur. Hae gentes cum uelut è longinqua peregrinatione reuersae uicinas occupasent sedes, ac prope confusis idiotisimis sermonis quandam permixtionem factam reor, ut neutri linguae uel Celticae, uel Belgicae omnino similem, ita neutri penitus dissimilem: qualê animaduertere licet in eis nationibus, quae Germanice loqui putantur, et tamen a uetusto sermon multum desciuisse constat. Georges BUCHANAN Rerum Scoticarum Historia 1582].

    “Toda lengua se caracteriza respecto de sus ‘orígenes’ y de sus semejantes o emparentadas, por un conjunto diacrónico y sincrónico, jerarquizable, de innovaciones, elecciones y conservaciones en su sistema fónico y gramatical, en su léxico patrimonial, de tal forma que nos es posible reconocer o negar esa lengua en un texto, o reconocer que éste da entrada a formas ajenas o adquiridas.” (Juan José MORALEJO ÁLVAREZ).
    Del mismo modo que seguirán sin duda defendiéndose, como si funcionasen con la regularidad de la mecánica cósmica, algunos cambios fonéticos hoy invalidados por Hugo SCHUHARDT [Hugo SCHUHARDT in Theo VENNEMANN and Terence H. WILBUR, Schurchard, the Neogranmarians, and the Transformational Theory of Phonological Change, Linguistische Forschungen, 27 (Frankfurt a. M., 1972)] .cambios fonéticos, leyes o dogmas establecidos en el siglo XIX por los Neogramáticos, también siguen comprometiéndose aún hoy en extraños maridajes lingüísticoarqueológicos, desde hace largo tiempo, los apelativos celta y céltico.
    Contra nuestra visión sobre los hechos y en contraste con el aporte proporcionado por determinadas evidencias arqueológicas (EVANS 1999: 2 ss.), los lingüistas continúan con cierta inmoderada “fijación” recurriendo al empleo de tesis invasionistas, postulando para justificar los cambios y evoluciones en las lenguas permanentes desplazamientos de pueblos o naciones [Lo último es la propuesta –o variación sobre un tema indoeuropeo fundacional tipo ‘melusino’ de Untermann (Conferencia en la USC, filología, la víspera de ser nombrado Doctor Honoris Causa), del viaje desde la Celtiberia pasando por la Bética, subiendo por la Lusitania hasta su llegada a la ribera de la ría de Ferrol de los Turduli “tordos”] Los arqueólogos por su parte, de modo independiente, suelen hacer lo propio. A la imposibilidad de emparejar “les mots et les choses”, la lingüística y la arqueología, imposibilidad destacada por Colin RENFREW [Colin RENFREW: Archaelogy and Language. The Puzzle of Indoeuropean Origins. Cambridge 1988] se añade que lo Celta ahonda sus raíces en el Neolítico y en la Edad del Bronce, dado lo cual el concepto de Celticidad Acumulativa pudiera excluir, pensamos, pese a no ser ello perceptible a simple vista, el aplicar a la Hispania Prerromana ciertos criterios lingüísticos o en exceso dogmáticos.
    Hace unos ocho años nos quejábamos (PENA 1995: 33-34) de esta fatal inveterada tradición, sacando a relucir que ya en 1926 John FRAZER [John FRAZER: “Linguistic Evidence and Archeaeological and Ethnogical Facts”, in Proceedings of the British Academy, 12 (1926), 257, 272] al señalar cómo de modo pasablemente acrítico los arqueólogos, basándose tan sólo para ello en el mero hallazgo de cascos y otros diversos materiales cuya antigüedad según las dataciones realizadas se remontaría a varios siglos, habían elaborado para el valle del Sena un discurso narrativo invasionista imaginando la llegada a dicho punto hacia el año 1000 a. C. de gentes celtoparlantes, cuando a decir verdad, explica FRAZER, no se podía probar que en aquel punto se hablase entonces una auténtica lengua celta [Aunque añadimos nosotros bien pudiera resultar al revés el proceso “gentes (consideradas luego) de habla celta viviendo desde tiempos inmemoriales en el lugar elaboraron en el tráfico tecnológico del World Economic Systhems cascos y materiales muchos cientos de años antes de que se pudiera demostrar que en ese lugar se hablaba una lengua realmente celta] Restringido a un aspecto sólo lingüístico, al margen del campo institucional dentro del cual lo definiremos nosotros en este estudio, el término celta se aplica a una serie de lenguas emparentadas entre sí que dentro del ámbito indoeuropeo ofrecen características particulares, hablándose por ejemplo de un Celta arcaico, al que pertenecerían el Celtibérico y el Goidélico, caracterizado entre otras cosas por la conservación de una *Kw (véase por ejemplo el celtibérico ekue = “caballo”), mientras que otro Celta en principio más desarrollado, englobando al Galo, al Lepóntico y al Britónico, transformaría (SCHMIDT 1992: 45-47) esa *Kw en P.
    Repitámoslo, el carecer de fuentes históricas escritas no impide descubrir instituciones del pasado. Aun sin saber de quién, todo se hereda - salvo acaso en ocasiones el dinero -, pues no sólo heredamos los biológicos designios que las empresas aseguradoras apetecen, sino también la forma de expresar sensaciones.
    “No se puede decir [- sostiene Max MÜLLER -] que no sabemos absolutamente nada de la época durante la cual los arios, no divididos aún en pueblos diversos, formaron sus mitos. Aunque no conociésemos más que las tradiciones de Grecia, tan obscuras cuando se las mira aisladamente, podríamos sacar de ellas muchas inducciones sobre la época que precedió a la primera aparición de la literatura nacional en Grecia. Otfried MÜLLER, aunque no pudo aprovechar la nueva luz que la filología comparada ha proyectado sobre esa época aria primitiva, ha dicho: ‘La forma mítica de la expresión que trueca todos los seres en individuos, todos los relatos en acciones, es cosa tan particular, que su presencia nos indica siempre “una época distinta” en la civilización de un pueblo’. Desde el tiempo en que escribía Otfried MÜLLER, la filología comparada ha traído todo ese período a la esfera de la historia positiva. Ha puesto en nuestras manos un telescopio de tal poder, que, allí donde antes no percibíamos más que nebulosidades confusas, descubrimos ahora formas y contornos precisos. Más aún, nos ha permitido oír, si así puede decirse, testimonios contemporáneos de esas lejanas épocas; nos ha representado el estado del pensamiento, del lenguaje, de la religión y de la civilización en una época en la que no existían aún el sánscrito y el griego, sino en que ambos, así como el latín, el alemán y los demás dialectos arios, se contenían en una lengua común, de igual modo que el francés, el italiano y el español estuvieron primero encerrados virtualmente en el latín [...]. Aunque se hubiesen perdido todos los documentos históricos, anteriores al siglo XV, y aunque la tradición no nos hubiese enseñado la existencia de un imperio romano, una simple comparación de los seis dialectos romances (Italiano, Válaco, Rético, Español, Portugués y Francés) nos permitirá decir que en cierta época debió haber una lengua de donde nacieron todos esos dialectos modernos”, como también el comparar en dichas lenguas romances el presente de indicativo del verbo auxiliar latino sum comprobamos que “cada uno de los seis paradigmas no es sino una metamorfosis nacional del modo latino” [ F. Max MÜLLER: Mitología Comparada, ed. española Edicomunicación s. a., 1988, pp. 19-20] así como igualmente comparando el presente de indicativo del verbo auxiliar latino sum con las formas correspondientes en Sánscrito, Lituano, Zen, Dórico, Antiguo Eslavo, Latín y Armenio “debemos sacar las mismas conclusiones que de las precedentes” [F. Max MÜLLER: Mitología Comparada, ed. esp. Edicomunicación s. a., 1988, p. 21].
    ELECCIONES, CONSERVACIONES, INNOVACIONES
    Hoy como ayer, ajenas al álbum familiar, a la paleontología lingüística, deambulando por lujosas y plásticas Barbienizaciones blanqueadas con eurodólares de La “Coste” Azul, las palabras del globalizado tráfico lingüístico se vienen y se van como termitas en pleno proceso deconstructivo. Así, tomando por ejemplo un pasaje que EVANS nos brinda (D. ELLIS EVANS, 1999: 8), vemos que hoy en el siguiente texto todo es a priori inglés:
    “I still insist that there are heuristic and hermeneutic limitations implicit in the quest for a proto-language. How can a proto-Celta language be effectively defined or abstracted on the basis of national transformations or archaisms as perceived in one or more - ideally all - extant Celtic languages.”
    Pero suprimiendo lo alógeno sólo nos quedaría genéticamente como inglés un sólido esqueleto:
    “I still [...] that there are [...] and [...] in the [...] for a [...]. How can a [...] be [...] or [...] on the [...] of [...] or [...] as [...] in one or more [...] all [...].”
    A nadie sorprenden ya estos osados clásicos sabios injertos grecolatinos en la germánica trama inglesa, siendo al fin y al cabo los hablantes de estos tres grupos lingüísticos primos “germanos” entre sí, mas prefiriendo acaso Juan José MORALEJO ÁLVAREZ la eufónica y sonora opacidad galaicolocal empieza él diciéndonos: “Los rasgos fónicos, gramaticales y léxicos se acumulan en un texto como [por ejemplo en] onte cheguéi cedo á miña casoupa para que no haya ni asomo de castellano, y no lo hay [por el contrario] de gallego, salvo [en] en, si digo que tengo dos ovejas en una cabaña [...]”. “Pero [- sigue MORALEJO -] en un texto intencionadamente híbrido como Schneider, testigo de Jehová, hizo ayer stop ante el parking de Oleiros no tenemos duda de que es castellano, aunque tenga los anglicismos stop y parking, de los que hay explicación extralingüística fácil e inmediata, y ni siquiera tenemos que preguntarnos quién es ese sujeto Schneider, además de que sea fácil dar cuenta extralingüística de la presencia de otros dos elementos no castellanos, el teónimo Jehová y el topónimo Oleiros. Documentación y criterios nos alcanzarían también para detectar lo que no es patrimonial aunque escribiésemos Esnáider hizo estó ante el parquin”. “Con estos ejemplos elementales [-concluye MORALEJO-] quiero significar que toda lengua se caracteriza respecto de sus ‘orígenes’ y de sus semejantes o emparentadas por un conjunto diacrónico y sincrónico, jerarquizable, de innovaciones, elecciones y conservaciones en su sistema fónico y gramatical, en su léxico patrimonial, de tal forma que nos es posible reconocer o negar esa lengua en un texto, o reconocer que éste da entrada a formas ajenas o adquiridas. Además, en condiciones normales o favorables podremos saber cuándo, cómo y por qué [...] la lengua y los hablantes han dado entrada a esas formas” [Juan José MORALEJO ÁLVAREZ: “Lenguas Paleohispánicas”, in Os Celtas da Europa Atlántica - Actas do 1º Congreso Galego sobre a Cultura Celta, Ferrol, agosto, 1997, p. 32].
    Esta hibridación del texto la expone también Robert OMNÈS:
    “Lorsque l’on procède à un classement des langues, on tient compte [...] du vocabulaire. C’est un aspect important, mais il y en a beaucoup d’autres que l’on néglige. L’énorme pourcentage des termes d’origine romane en anglais ne fait pas de cette langue un parler ‘néolatin’” [ Robert OMNÉS -Le substrat celtique en galicien et en castillan- 1999: 240 ss].
    Casi dos siglos separan el aserto del egregio indoeuropeísta alemán F. Max MÜLLER de la monografía Le Substrat Celtique en Galicien et en Castillan elaborada por el hispanista de Brest Robert OMNÈS, donde su autor recalca que la presencia residual en castellano o en gallego de viejas célticas raíces lexicales prerromanas, como berce, bico, bidueiro, camba, cabalo, camiño, cama, castiñeiro, cabana, caldeiro, braga, saia, broa, etc., no es más importante o más significativo que la presencia de otros aspectos “como lo son la semántica Así gall. ‘erguer una casa’/ bret. -sevel eun ti-; gall. ‘son dela estas vacas’/ bret. - hi he-deus scout-., la fonética o la fonología y de una forma destacada la evolución del acento latino por la conservación del acento de la lengua de origen “lorsque des populations colonisées ont été amenées –de gré ou de force- à tenter d`imiter la langue des colonisateurs, elles ont transformé profondément celle-ci en conservant l`accent de leur langue d`origine, fondé sur des contrastes de hauteur musicale et sourtout d´intensité. C`est la forte tension de l`accent celtique qui a provoqué, par une réaction compensatoire, l`affaiblissement des consonnes intervocaliques, avant et sourtout après la voyelle accentuée” (1999: 252). Este debilitamiento se traduciria en
    1º- la sonorización, ej.: lat. lupu (m) > cast. y gall. “lobo”; lat. totum (m) > cast. y gall. “todo”; lat. lacu (m) > cast. “lago”, gall. “lagoa” (aprés une phase “laguna”?); la reducción de la geminadas, ej. lat. mittere > cast. y gall. “meter” y la simplificación de los grupos consonánticos internos, p.e. lat. sanctu(m) > cast. y gall. “santo”.
    2º- la glidisación del sonido /k/ implosivo que, siguiendo la misma evolución que el irlandés, se convertiría en una yod ante una /t/ explosiva, e. lat. nocte(m) > gall. “noite” [nójte] y lat. octo gall. “oito” […] le castillan a poursuivi l`evolution (cf. “noche” et “ocho”) mais le gall. en es resté a la phase “celtique” (1999: 252).
    3º- los diptongos “l`abondance de la diphtongaison est un phénoméne typique d`un grand Nord-Ouest Iberique ( Castille, Asturies et Léon, Galice)” este fenómeno se explicaría dice R. Omnès por la forte tension de l`accent señalando que en las lenguas celtas encontramos gran cantidad de diptongos tanto ascendentes (/wa/, /we/, /ja/, /je/) como descendentes (/ej/, /oj/, /aw/…) señalando que mientras en castellano los diptongos ascendentes ocupan un 92 % de los casos “ce qui s`explique par l`influence du principe d`ascendance, par contre, en galicien, les diphtongues descendantes sont de loin les plus nombreuses, ce qui s`explique par le modèle syllabique celtique” (1999: 253)
    4º el comportamiento de /w/ inicial
    5º la evolución de los grupos /pl-/, /fl-/, /kl-/ iniciales
    6º metáfonías “Rafael Lapesa souligne dans son Historia de la Lengua Española l`importance de la métaphonie dans le Nord-Ouest ibérique, de la Castille au Portugal. Ce phénomène, que l`on retrouve parfois en français, est, selon lui, d`origine celtique. <>. Y tras señalar R. Omnès entre otros paradigmas: lat. tenebat > cast. “tenía”, gall. “tiña”; cast. “molino”, “molinero”, gall. “muiño”, “muiñeiro” añade a continuación “dans les langues brittoniques, la métaphonie joue un grand rôle, notamment dans les pluriels en –i. Le –i final ferme souvent la voyelle précédente. Ainsi, -mestr- (maître) a comme pluriel –mistri- en bret.; de même: bret. –karr- (voiture) pl. –kirri-, -bran- (corbeau), pl. –brini-…
    7º Modelos silábicos CVC (consonante/vocal/consonante): “voici quelques exemples bret. : -den-, -tud-, -mor-, -tad-…homme, gens, mer, père)./Ce n`est pas par hasard que l`on trouve en galicien de nombreux mots de structure CVC, comme s`il y avait dans ce domaine une lutte entre deux tendances, l`une due au substrat celtique, l`autre à un phénomène roman péninsulaire./Dans un poème de Rosalía de Castro de 48 vers, on ne trouve pas moins de 28 fois des mots de structure CVC!/Ces formes s`expliquent parfois par une usure de la voyelle finale, sourtout dans le cas d`un /e/ (voyelle diffuse, moins résistante qu`un /o/ en position atone finale). C`es le cas, comme en cast. pour ‘pan’, ‘mar’, ‘sol’, ‘dar’, ‘voz’… mais souvent l`usure s`est produite à l`intérieur du mot, tout en préservant la consonne finale:/ex. ‘por’, ‘ter’, ‘vir’, ‘cor’, ‘dor’ (cf. cast. poner, tener, venir, color, dolor)./Nous savons que certains se contenteront d`expliquer ce phénomène par la faiblesse trés luso-galicienne de /l/ et de /n/ internes (cf. “minas generales” > “minas xerais”). Mais il ne s`agit pas de dire comment cete évolution s`est produite, mais pourquoi elle a eu lieu. A notre Avis, la cause de ce phénomène, c`est la volonté inconsciente de réaliser le modèle CVC: lorsqu`une chaîne subit une forte pression, ce sont les maillons les plus faibles qui cèdent: l`essentiel, c`est que cette pression ait eu lieu (1999: 255)/ C`est cette même tendance qui explique –en grande partie- l´abondance des diphtogues descendants en galicien. [nous regrupons sous le nom de ‘glides’ ce que la phonologie traditionnelle appelle ‘semi-voyelles’ et ‘semi. Consonnes’] Pour nous, les glides /j/ et /w/ sont des consonnes (ces phonèmes ne pouvant être prononcés sans l`appui d`une voyelle). Ainsi des structures aussi fréquentes que ‘vai’, ‘foi’, ‘pai’, ‘nai’ ( va, il fut, père, mère) correspondent au modéle CVC. (1999: 256).
    8º la forma de el artículo definido “Est-ce un hasard si l´article défini galicien ne comporte pas (sauf dans des enclises) de consonne initiale? C´est un cas singulier parmi les langues romanes (o, os, a, as)./ Les langues brittoniques ont une structure VC (en bret. Ar, an, al- en gallois yr). L´article défini gaëlique comporte plusieurs formes, mai9s ne commence par une consonne (n) qu´au pluriel et au génitif féminin./ Cette interrogation sur les formes de l´article peut se prolonguer par d´autres réflexions sur ce sujet, qui concernent cette fois la morpho-syntaxe. Robert OMNÉS « le substrat celtique en galicien et en castillan » 1999: 240-56
    Respecto a la lingüística genéticamente manipulada, Juan José MORALEJO ÁLVAREZ señala en una “nota sobre latinización y substrato” (1997: 39) que:
    “la complejidad de los procesos lingüísticos, siempre imbricados con los étnicos y culturales, puede ejemplificarse en el caso gallego y como vacuna contra simplismos ideológicos con [las siguientes] [...] consideraciones: [...] la innegable y abundante presencia de un substrato céltico está lejos de agotar y acaparar la cuestión del substrato prerromano, que empieza por ser indoeuropeo. Sigo a BALDINGER - dice MORALEJO - en recordar lo que expertos indoeuropeístas y romanistas han ido concluyendo, a saber, que nada o poco tiene que ver con lo céltico e incluso con lo indoeuropeo el substrato al que la lengua gallego-portuguesa y otras del área septentrional hispánica deben rasgos tan esenciales como la pérdida de *-n- y *-l- intervocálicas (lúa [latín luna(m)], ceo [latín caelu(m)]), la geada y el seseo, la llamada nasalización progresiva, la palatalización de nasales, en, por ejemplo, miña [cf. castellano mía] o muiño [cf. castellano molino], el betacismo o fusión de *v con *b, e incluso la palatalización de los grupos *cl-, *fl-, *pl- (chamar [latino clamare, cf. castellano llamar], Chamoso [nombre gallego de lugar], chegar [cf. castellano llegar]). Por el contrario, el área galaico-lusitana parece documentar mejor que la celtibérica la sonorización de oclusivas sordas intervocálicas o entre sonante y vocal, proceso que, unido a la pérdida de las oclusivas sonoras, está presente en buena parte del territorio románico occidental y es de relación polémica con la llamada lenición, característica del céltico insular, pero que parece que remontable en parte a CC [celta común] y tiene presencia ya en celtibérico” [Juan José MORALEJO ÁLVAREZ: “Lenguas Paleohispánicas”, in Os Celtas da Europa Atlántica. Actas do 1º Congreso Galego sobre a Cultura Celta, Ferrol, agosto 1997, p. 39].
    Lo cierto es que observar el fenómeno de la lenta fusión, transformación o deconstrucción del importado latín con la matricial lengua celta del substrato, tesis propugnada por nosotros - fenómeno a nuestro parecer reflejado en el supuesto idioma lusitano que parecerían ofrecer las inscripciones de Lamas de Moledo y de Cabeço das Fraguas -, no supone contemplar con absoluta nueva visión los hechos, pues ya en 1939, en un póstumo trabajo, el Príncipe Nicolás S. TRUBESTKOY justificaba los efectos de las convergencias lingüísticas observables por el prolongado contacto entre lenguas [Nicolas S. TRUBESTKOY, “Gedanken über das Indogermanenproblem”, in Acta Linguistica 1, reproducido en Die Urheimat des Indogermanen, ed. por V . A. SCHERER (Darmstadt 1968), pp. 214-223]., cuestionando en particular así su autor la existencia de una ancestral lengua Indoeuropea e impugnando audazmente, in articulo mortis, toda estructura arbórea de parentesco familiar o genético entre idiomas, incitando acaso con dicho escrito a J. P. DEMOULE [J.-P. DEMOULE: “Les Indo-Européens ont-ils existé?”, in L’Histoire, 28 (1980), pp. 109-120], según ELLIS EVANS [D. ELLIS EVANS 1999: “Linguistic and Celtic Etnogenesis”, in Celtic Connections, proceedings of the tenth international Congress of celtic studies. Volume One. Language, Literature, History, Culture; ed. par Ronald Black, William Gillies, Roibeard Ó Maolaigh. Tuckwell Press, Scoland, p. 3], a poner en entredicho, tras la lengua, la existencia de los propios Indoeuropeos.
    Mas pese a que en esta angosta vía poco transitada, según lo ha puesto recientemente de relieve el mencionado EVANS Ibid., nuestro reto propugnando un Área Cultural Atlántica, fruto de nuestras autopsias o visiones, pudiera tangencialmente colisionar contra el todavía mayoritario rumbo de renombrados lingüistas propensos a rechazar de plano las tesis autoctonistas no arborescentes, permanecerán no obstante abiertas - para unos y otros pues todos en realidad buscamos el Santo Grial - ciertas peligrosas estrechas sendas de Rojas Caperucitas en pos de la Urheimat, de la común perdida patria, de la remota cuna donde latió la lengua indoeuropea, donde prendió raíz el amplio árbol etnolingüístico cuyo ramaje cobijó, junto con sus hermanas (germanas, itálicas, eslavas, etc.), a las llamadas lenguas célticas. Seguirán perennemente en pie asimismo, tras Lanzarote de Lago, tras Percivaldo, wagnerianos modelos corriendo en pos del perdido celta hogar, buscándolo por un rincón occidental o noroccidental del tracio espacio [Heinrich WAGNER (1969) “The Origin of the Celts in the Light of Linguistic Geography” TPS 1969, p. 227], si acaso este rojo lar no se halló antaño, aunque sin alejarse del viejo centro donde palpita el hálito de nuestra clara Madre Europa, por un ignoto punto yendo hacia el Este [Véase a este propósito Stuart PIGGOT: Ancient Europe, Edinbourg University Press, Paperback Editions, 1980]
    Dos siglos tras Max MÜLLER, viéndose erróneamente ello como insólita novedad histórica, los world comunication systhems intercambian las palabras con las cosas. Mientras con pompa anual la Real Academia Española sanciona el matrimonio del padrone con la certissima mater, en los dominios de la Web los usuarios de las lenguas buscan palabras tomándolas por breve tiempo en préstamo hasta que ya aburridos recomienzan de nuevo. Al encuentro o choque del culpable consumo con los nuevos ricos, de los instrumentos y usos institucionales con la patente de corso se le llama ahora deconstrucción. Aunque haya variado en Londres el cuento de los Tres Cerditos, no debe importunarnos ni importarnos la posición sociolingüística del actual discurso historiográfico si ésta permanece ajena a la factografía. “Illusion, limites et perspectives du comparatisme indo-européen: pour en finir avec le mythe scientifique des proto-langues / peuples” es precisamente el título de una publicación de Guy JUCQUOIS y Christophe VIELLE que, ilustrando lo que acabamos de decir, reseña ELLIS EVANS (1999: 9). Hace ya mucho tiempo que, con brillo comparable al resplandor del siglo XIX, la Lingüística se ha hecho entre las ramas su camino seguro.
    Dos siglos tras Max MÜLLER, viéndose erróneamente ello como insólita novedad histórica, los world comunication systhems intercambian las palabras con las cosas. Mientras con pompa anual la Real Academia Española sanciona el matrimonio del padrone con la certissima mater, en los dominios de la Web los usuarios de las lenguas buscan palabras tomándolas por breve tiempo en préstamo hasta que ya aburridos recomienzan de nuevo. Al encuentro o choque del culpable consumo con los nuevos ricos, de los instrumentos y usos institucionales con la patente de corso se le llama ahora deconstrucción. Aunque haya variado en Londres el cuento de los Tres Cerditos, no debe importunarnos ni importarnos la posición sociolingüística del actual discurso historiográfico si ésta permanece ajena a la factografía. “Illusion, limites et perspectives du comparatisme indo-européen: pour en finir avec le mythe scientifique des proto-langues / peuples” es precisamente el título de una publicación de Guy JUCQUOIS y Christophe VIELLE que, ilustrando lo que acabamos de decir, reseña ELLIS EVANS (1999: 9). Hace ya mucho tiempo que, con brillo comparable al resplandor del siglo XIX, la Lingüística se ha hecho entre las ramas su camino seguro.
    Como la lupa permitiría en diminutas cosas a primera vista irrelevantes observar detalles claves, nuestro sencillo método aproximativo acumulativo no invasionista podría resultar un eficacísimo instrumento de acercamiento al pasado entre los hasta ahora conocidos cuando dicho método se complementa con fundamentales estudios sobre Mitología Comparada y sobre Lingüística Comparada arborescente, como las de Jakob GRIMM, Max MÜLLER, BOPP, etc.
    El proceso de Cummulative Celticity actúa en el trend de larga duración similarmente a como hasta la total decoloración, lenta y capilarmente, se va extendiendo la tinta por las tizas que entran en contacto con el tintero. El conservacionismo surge al constatar que en las áreas marginales del Occidente europeo y de las Islas Británicas se aprecia claramente hoy una continuidad o inmovilismo sin solución, desde el Neolítico al Hierro, como dice HAWKES “never grand displacements, effacing old inhabitants, but always bringing an access of new upper-class masters”, [Christopher HAWKES, 1973 “’Cummulative Celticity’ in pre-Roman Britain” in Actes du quatrième congrès international d’études celtiques (Rennes juilliet 1971) (=ÉC 13, 1973, 607-628) (1973: 622).lo cual no impide contactos comerciales entre el Mundo Atlántico y entre el Atlántico y el Mediterráneo, en lo que se llama wordl economic systems [es parte de un artículo en pdf en riograndedexuvia.com, está en el apartado Narón na historia, y lleva el epígrafe “si el lusitano es vulgar latin bajo imperial]

  4. #4 crougintoudadigo 07 de nov. 2005

    CROUGINTOUDADIGO PREGUNTA ¿SON UN CONCEPTO LINGÜÍSTICO LOS CELTAS?

    Estimados druidas les ruego perdonen que esto no sea más breve. Es mi deseo publicitar un trabajo de Robert Omnés, lingüista bretón profesor emérito de la UBO, quien por hablar todas las lenguas célticas vivas, y por ser hispanista profundo conocedor del gallego y del castellano, debe ser escuchado a este tenor. Colgué mal este artículo en otro foro, me disculpan, a ver si no se pierde nada esta ve al pasarlo a hipertexto. Profeso como doctor en arqueología e historia antigua, pero no soy lingüista como el amigo Igmoral. Lo he “colgado” también y mal en otro foro, pido disculpas por la reiteración.
    No hay por qué desanimarse cuando se busca el origen de los Celtas y de lo Celta, pese a la quizá sincera desazón con la cual, en 1995, Alison HADFEL, citada por EVANS (1999: 14), terminaba su extenso ensayo en Oxford:
    “Si la ‘Celtización’ se puede construir como un proceso [...] en cuyo transcurso cristalizó la identidad Céltica, entonces, teóricamente, sería posible reducirla capa por capa a sus orígenes [...]. Pero - repara HADFEL a continuación - existe una buena razón que nos hace dudar a la hora de hacerlo; se trata del temor subyacente a que, después de todo, podría no quedar nada, es decir, nuestros elusivos Celtas podrían desaparecer por el camino, llevándose el problema de sus orígenes.”[Miss HARDFIELD wrote on the subject ‘Rethinking the Problem of the Spread of Celtic Culture to Great Britain and Ireland: The Archaeological and Linguistic Perspective” in D. ELLIS EVANS: “Linguistics and Ethnogenesis in Celtic Connections”, Procedings in the Tenth International Congress of Celtic Studies, volume one, p. 14].
    Nadie puede hoy decir, pues todo el mundo sabe que nunca hubo un pueblo románico, clasicista o barroco, que “los Románicos eran altos y rubios y los Góticos bajos y morenos, o viceversa, se casaron y tuvieron renacentitos, ya que el Románico, el Gótico, el Renacimiento, el Clasicismo o el Barroco responden a conceptos culturales; en cambio muchos en España escuchan a menudo impertérritos que “los Celtas eran altos y rubios” así como en Gales o en Irlanda se oye que “los Celtas tenían la tez clara y el pelo obscuro”. Hace cincuenta años nos enseñaban que siendo los Celtas altos y rubios y los Íberos bajos y morenos, dieron al casarse entre ellos los Celtíberos. Variando un ápice el programa, los enterados creen saber, trabajando sobre esa base aún hoy, que la raza Céltica, deus ex machina, llegada a la Celtiberia emigró a Andalucía, hasta que subiendo luego por la Lusitania y la Extremadura repobló Galicia, llenándola de teónimos y de topónimos. ¿Pero hay quien sepa y defienda que lo Celta, lo Céltico, es ante todo, sin excluir en lo celta la existencia de diversas etnias europeas, un concepto cultural? Evidentemente no.
    Definirlos rasgos de este concepto cultural Celta y Céltico, analizar las claves evolutivas convergentes sobre un antiguo fondo indoeuropeo común, en el proceso formativo de Celticidad, constituye la base de la “culmulative celticity” que pretendemos establecer y demostrar, aunque ya en el siglo XVI Georges BUCHANAN, conocedor de las lenguas celtas, de Britani, de Hiberni, y aun de las fuentes antiguas de la Galia continental [BUCHANAN se refiere, como lo señala EVANS (1999: 6), al sermo Gallicus] y de la Península Ibérica, la formuló y describió por primera vez de admirable modo, con claridad y con penetrantes observaciones, en su Rerum Scoticarum Historia publicado en 1582:
    “Cuando […] me pongo a meditar sobre tanta concordancia en el habla, que aún sirve para señalar, y no obscuramente, una antigua parentela y un origen similar, fácilmente me inclino a creer que antes de la llegada de los Sajones las lenguas de los Britones no habrían diferido mucho entre sí. Los pueblos próximos a la costa Gallica, de cuyas riberas habría buena parte de los vecinos Britanos transmigrado (como nos informa César), usaban el belga. Pero los irlandeses, y las colonias enviadas por ellos, oriundos de los habitantes celtas de España, como es bastante probable, usaban el Céltico. Cuando esas gentes, sin embargo, habiendo retornado, como de una larga peregrinación ocupando las vecinas sedes, se hubieron mezclado casi en uno, ellos formaron por confusión de sus idiomáticas frases un heterogéneo dialecto, ni exactamente igual en todo al lenguaje de los Celtas o al de los Belgas, ni disímil en absoluto de ninguna de ellas, lo cual se puede considerar característrico de esas naciones, de las que empero, aun opinándose que hablan Germano, consta que difieren mucho de la vieja lengua” [: Cum talem igitur in loquendo concordiam mecum recogito, quae et veterem cognationem et non obscuras eiusdem originis notas adhuc seruet, facile adducor, ut ante Saxonum aduentum omnibus Britannis non multum diuersam fuisse linguam credam: ac proximas Gallico litori nationes uerisimile est Belgica usos fuisse, ê quorum finibus bona pars uicinorum Gallicae Britannorum (ut legere est apud Caesarem) transmigrauerat. At hiberni, et coloniae ab eis missae a Celtis Hispaniae habitatoribus oriundi, uti credibile est, Celtica utebantur. Hae gentes cum uelut è longinqua peregrinatione reuersae uicinas occupasent sedes, ac prope confusis idiotisimis sermonis quandam permixtionem factam reor, ut neutri linguae uel Celticae, uel Belgicae omnino similem, ita neutri penitus dissimilem: qualê animaduertere licet in eis nationibus, quae Germanice loqui putantur, et tamen a uetusto sermon multum desciuisse constat. Georges BUCHANAN Rerum Scoticarum Historia 1582].

    “Toda lengua se caracteriza respecto de sus ‘orígenes’ y de sus semejantes o emparentadas, por un conjunto diacrónico y sincrónico, jerarquizable, de innovaciones, elecciones y conservaciones en su sistema fónico y gramatical, en su léxico patrimonial, de tal forma que nos es posible reconocer o negar esa lengua en un texto, o reconocer que éste da entrada a formas ajenas o adquiridas.” (Juan José MORALEJO ÁLVAREZ).
    Del mismo modo que seguirán sin duda defendiéndose, como si funcionasen con la regularidad de la mecánica cósmica, algunos cambios fonéticos hoy invalidados por Hugo SCHUHARDT [Hugo SCHUHARDT in Theo VENNEMANN and Terence H. WILBUR, Schurchard, the Neogranmarians, and the Transformational Theory of Phonological Change, Linguistische Forschungen, 27 (Frankfurt a. M., 1972)] .cambios fonéticos, leyes o dogmas establecidos en el siglo XIX por los Neogramáticos, también siguen comprometiéndose aún hoy en extraños maridajes lingüísticoarqueológicos, desde hace largo tiempo, los apelativos celta y céltico.
    Contra nuestra visión sobre los hechos y en contraste con el aporte proporcionado por determinadas evidencias arqueológicas (EVANS 1999: 2 ss.), los lingüistas continúan con cierta inmoderada “fijación” recurriendo al empleo de tesis invasionistas, postulando para justificar los cambios y evoluciones en las lenguas permanentes desplazamientos de pueblos o naciones [Lo último es la propuesta –o variación sobre un tema indoeuropeo fundacional tipo ‘melusino’ de Untermann (Conferencia en la USC, filología, la víspera de ser nombrado Doctor Honoris Causa), del viaje desde la Celtiberia pasando por la Bética, subiendo por la Lusitania hasta su llegada a la ribera de la ría de Ferrol de los Turduli “tordos”] Los arqueólogos por su parte, de modo independiente, suelen hacer lo propio. A la imposibilidad de emparejar “les mots et les choses”, la lingüística y la arqueología, imposibilidad destacada por Colin RENFREW [Colin RENFREW: Archaelogy and Language. The Puzzle of Indoeuropean Origins. Cambridge 1988] se añade que lo Celta ahonda sus raíces en el Neolítico y en la Edad del Bronce, dado lo cual el concepto de Celticidad Acumulativa pudiera excluir, pensamos, pese a no ser ello perceptible a simple vista, el aplicar a la Hispania Prerromana ciertos criterios lingüísticos o en exceso dogmáticos.
    Hace unos ocho años nos quejábamos (PENA 1995: 33-34) de esta fatal inveterada tradición, sacando a relucir que ya en 1926 John FRAZER [John FRAZER: “Linguistic Evidence and Archeaeological and Ethnogical Facts”, in Proceedings of the British Academy, 12 (1926), 257, 272] al señalar cómo de modo pasablemente acrítico los arqueólogos, basándose tan sólo para ello en el mero hallazgo de cascos y otros diversos materiales cuya antigüedad según las dataciones realizadas se remontaría a varios siglos, habían elaborado para el valle del Sena un discurso narrativo invasionista imaginando la llegada a dicho punto hacia el año 1000 a. C. de gentes celtoparlantes, cuando a decir verdad, explica FRAZER, no se podía probar que en aquel punto se hablase entonces una auténtica lengua celta [Aunque añadimos nosotros bien pudiera resultar al revés el proceso “gentes (consideradas luego) de habla celta viviendo desde tiempos inmemoriales en el lugar elaboraron en el tráfico tecnológico del World Economic Systhems cascos y materiales muchos cientos de años antes de que se pudiera demostrar que en ese lugar se hablaba una lengua realmente celta] Restringido a un aspecto sólo lingüístico, al margen del campo institucional dentro del cual lo definiremos nosotros en este estudio, el término celta se aplica a una serie de lenguas emparentadas entre sí que dentro del ámbito indoeuropeo ofrecen características particulares, hablándose por ejemplo de un Celta arcaico, al que pertenecerían el Celtibérico y el Goidélico, caracterizado entre otras cosas por la conservación de una *Kw (véase por ejemplo el celtibérico ekue = “caballo”), mientras que otro Celta en principio más desarrollado, englobando al Galo, al Lepóntico y al Britónico, transformaría (SCHMIDT 1992: 45-47) esa *Kw en P.
    Repitámoslo, el carecer de fuentes históricas escritas no impide descubrir instituciones del pasado. Aun sin saber de quién, todo se hereda - salvo acaso en ocasiones el dinero -, pues no sólo heredamos los biológicos designios que las empresas aseguradoras apetecen, sino también la forma de expresar sensaciones.
    “No se puede decir [- sostiene Max MÜLLER -] que no sabemos absolutamente nada de la época durante la cual los arios, no divididos aún en pueblos diversos, formaron sus mitos. Aunque no conociésemos más que las tradiciones de Grecia, tan obscuras cuando se las mira aisladamente, podríamos sacar de ellas muchas inducciones sobre la época que precedió a la primera aparición de la literatura nacional en Grecia. Otfried MÜLLER, aunque no pudo aprovechar la nueva luz que la filología comparada ha proyectado sobre esa época aria primitiva, ha dicho: ‘La forma mítica de la expresión que trueca todos los seres en individuos, todos los relatos en acciones, es cosa tan particular, que su presencia nos indica siempre “una época distinta” en la civilización de un pueblo’. Desde el tiempo en que escribía Otfried MÜLLER, la filología comparada ha traído todo ese período a la esfera de la historia positiva. Ha puesto en nuestras manos un telescopio de tal poder, que, allí donde antes no percibíamos más que nebulosidades confusas, descubrimos ahora formas y contornos precisos. Más aún, nos ha permitido oír, si así puede decirse, testimonios contemporáneos de esas lejanas épocas; nos ha representado el estado del pensamiento, del lenguaje, de la religión y de la civilización en una época en la que no existían aún el sánscrito y el griego, sino en que ambos, así como el latín, el alemán y los demás dialectos arios, se contenían en una lengua común, de igual modo que el francés, el italiano y el español estuvieron primero encerrados virtualmente en el latín [...]. Aunque se hubiesen perdido todos los documentos históricos, anteriores al siglo XV, y aunque la tradición no nos hubiese enseñado la existencia de un imperio romano, una simple comparación de los seis dialectos romances (Italiano, Válaco, Rético, Español, Portugués y Francés) nos permitirá decir que en cierta época debió haber una lengua de donde nacieron todos esos dialectos modernos”, como también el comparar en dichas lenguas romances el presente de indicativo del verbo auxiliar latino sum comprobamos que “cada uno de los seis paradigmas no es sino una metamorfosis nacional del modo latino” [ F. Max MÜLLER: Mitología Comparada, ed. española Edicomunicación s. a., 1988, pp. 19-20] así como igualmente comparando el presente de indicativo del verbo auxiliar latino sum con las formas correspondientes en Sánscrito, Lituano, Zen, Dórico, Antiguo Eslavo, Latín y Armenio “debemos sacar las mismas conclusiones que de las precedentes” [F. Max MÜLLER: Mitología Comparada, ed. esp. Edicomunicación s. a., 1988, p. 21].
    ELECCIONES, CONSERVACIONES, INNOVACIONES
    Hoy como ayer, ajenas al álbum familiar, a la paleontología lingüística, deambulando por lujosas y plásticas Barbienizaciones blanqueadas con eurodólares de La “Coste” Azul, las palabras del globalizado tráfico lingüístico se vienen y se van como termitas en pleno proceso deconstructivo. Así, tomando por ejemplo un pasaje que EVANS nos brinda (D. ELLIS EVANS, 1999: 8), vemos que hoy en el siguiente texto todo es a priori inglés:
    “I still insist that there are heuristic and hermeneutic limitations implicit in the quest for a proto-language. How can a proto-Celta language be effectively defined or abstracted on the basis of national transformations or archaisms as perceived in one or more - ideally all - extant Celtic languages.”
    Pero suprimiendo lo alógeno sólo nos quedaría genéticamente como inglés un sólido esqueleto:
    “I still [...] that there are [...] and [...] in the [...] for a [...]. How can a [...] be [...] or [...] on the [...] of [...] or [...] as [...] in one or more [...] all [...].”
    A nadie sorprenden ya estos osados clásicos sabios injertos grecolatinos en la germánica trama inglesa, siendo al fin y al cabo los hablantes de estos tres grupos lingüísticos primos “germanos” entre sí, mas prefiriendo acaso Juan José MORALEJO ÁLVAREZ la eufónica y sonora opacidad galaicolocal empieza él diciéndonos: “Los rasgos fónicos, gramaticales y léxicos se acumulan en un texto como [por ejemplo en] onte cheguéi cedo á miña casoupa para que no haya ni asomo de castellano, y no lo hay [por el contrario] de gallego, salvo [en] en, si digo que tengo dos ovejas en una cabaña [...]”. “Pero [- sigue MORALEJO -] en un texto intencionadamente híbrido como Schneider, testigo de Jehová, hizo ayer stop ante el parking de Oleiros no tenemos duda de que es castellano, aunque tenga los anglicismos stop y parking, de los que hay explicación extralingüística fácil e inmediata, y ni siquiera tenemos que preguntarnos quién es ese sujeto Schneider, además de que sea fácil dar cuenta extralingüística de la presencia de otros dos elementos no castellanos, el teónimo Jehová y el topónimo Oleiros. Documentación y criterios nos alcanzarían también para detectar lo que no es patrimonial aunque escribiésemos Esnáider hizo estó ante el parquin”. “Con estos ejemplos elementales [-concluye MORALEJO-] quiero significar que toda lengua se caracteriza respecto de sus ‘orígenes’ y de sus semejantes o emparentadas por un conjunto diacrónico y sincrónico, jerarquizable, de innovaciones, elecciones y conservaciones en su sistema fónico y gramatical, en su léxico patrimonial, de tal forma que nos es posible reconocer o negar esa lengua en un texto, o reconocer que éste da entrada a formas ajenas o adquiridas. Además, en condiciones normales o favorables podremos saber cuándo, cómo y por qué [...] la lengua y los hablantes han dado entrada a esas formas” [Juan José MORALEJO ÁLVAREZ: “Lenguas Paleohispánicas”, in Os Celtas da Europa Atlántica - Actas do 1º Congreso Galego sobre a Cultura Celta, Ferrol, agosto, 1997, p. 32].
    Esta hibridación del texto la expone también Robert OMNÈS:
    “Lorsque l’on procède à un classement des langues, on tient compte [...] du vocabulaire. C’est un aspect important, mais il y en a beaucoup d’autres que l’on néglige. L’énorme pourcentage des termes d’origine romane en anglais ne fait pas de cette langue un parler ‘néolatin’” [ Robert OMNÉS -Le substrat celtique en galicien et en castillan- 1999: 240 ss].
    Casi dos siglos separan el aserto del egregio indoeuropeísta alemán F. Max MÜLLER de la monografía Le Substrat Celtique en Galicien et en Castillan elaborada por el hispanista de Brest Robert OMNÈS, donde su autor recalca que la presencia residual en castellano o en gallego de viejas célticas raíces lexicales prerromanas, como berce, bico, bidueiro, camba, cabalo, camiño, cama, castiñeiro, cabana, caldeiro, braga, saia, broa, etc., no es más importante o más significativo que la presencia de otros aspectos “como lo son la semántica Así gall. ‘erguer una casa’/ bret. -sevel eun ti-; gall. ‘son dela estas vacas’/ bret. - hi he-deus scout-., la fonética o la fonología y de una forma destacada la evolución del acento latino por la conservación del acento de la lengua de origen “lorsque des populations colonisées ont été amenées –de gré ou de force- à tenter d`imiter la langue des colonisateurs, elles ont transformé profondément celle-ci en conservant l`accent de leur langue d`origine, fondé sur des contrastes de hauteur musicale et sourtout d´intensité. C`est la forte tension de l`accent celtique qui a provoqué, par une réaction compensatoire, l`affaiblissement des consonnes intervocaliques, avant et sourtout après la voyelle accentuée” (1999: 252). Este debilitamiento se traduciria en
    1º- la sonorización, ej.: lat. lupu (m) > cast. y gall. “lobo”; lat. totum (m) > cast. y gall. “todo”; lat. lacu (m) > cast. “lago”, gall. “lagoa” (aprés une phase “laguna”?); la reducción de la geminadas, ej. lat. mittere > cast. y gall. “meter” y la simplificación de los grupos consonánticos internos, p.e. lat. sanctu(m) > cast. y gall. “santo”.
    2º- la glidisación del sonido /k/ implosivo que, siguiendo la misma evolución que el irlandés, se convertiría en una yod ante una /t/ explosiva, e. lat. nocte(m) > gall. “noite” [nójte] y lat. octo gall. “oito” […] le castillan a poursuivi l`evolution (cf. “noche” et “ocho”) mais le gall. en es resté a la phase “celtique” (1999: 252).
    3º- los diptongos “l`abondance de la diphtongaison est un phénoméne typique d`un grand Nord-Ouest Iberique ( Castille, Asturies et Léon, Galice)” este fenómeno se explicaría dice R. Omnès por la forte tension de l`accent señalando que en las lenguas celtas encontramos gran cantidad de diptongos tanto ascendentes (/wa/, /we/, /ja/, /je/) como descendentes (/ej/, /oj/, /aw/…) señalando que mientras en castellano los diptongos ascendentes ocupan un 92 % de los casos “ce qui s`explique par l`influence du principe d`ascendance, par contre, en galicien, les diphtongues descendantes sont de loin les plus nombreuses, ce qui s`explique par le modèle syllabique celtique” (1999: 253)
    4º el comportamiento de /w/ inicial
    5º la evolución de los grupos /pl-/, /fl-/, /kl-/ iniciales
    6º metáfonías “Rafael Lapesa souligne dans son Historia de la Lengua Española l`importance de la métaphonie dans le Nord-Ouest ibérique, de la Castille au Portugal. Ce phénomène, que l`on retrouve parfois en français, est, selon lui, d`origine celtique. <>. Y tras señalar R. Omnès entre otros paradigmas: lat. tenebat > cast. “tenía”, gall. “tiña”; cast. “molino”, “molinero”, gall. “muiño”, “muiñeiro” añade a continuación “dans les langues brittoniques, la métaphonie joue un grand rôle, notamment dans les pluriels en –i. Le –i final ferme souvent la voyelle précédente. Ainsi, -mestr- (maître) a comme pluriel –mistri- en bret.; de même: bret. –karr- (voiture) pl. –kirri-, -bran- (corbeau), pl. –brini-…
    7º Modelos silábicos CVC (consonante/vocal/consonante): “voici quelques exemples bret. : -den-, -tud-, -mor-, -tad-…homme, gens, mer, père)./Ce n`est pas par hasard que l`on trouve en galicien de nombreux mots de structure CVC, comme s`il y avait dans ce domaine une lutte entre deux tendances, l`une due au substrat celtique, l`autre à un phénomène roman péninsulaire./Dans un poème de Rosalía de Castro de 48 vers, on ne trouve pas moins de 28 fois des mots de structure CVC!/Ces formes s`expliquent parfois par une usure de la voyelle finale, sourtout dans le cas d`un /e/ (voyelle diffuse, moins résistante qu`un /o/ en position atone finale). C`es le cas, comme en cast. pour ‘pan’, ‘mar’, ‘sol’, ‘dar’, ‘voz’… mais souvent l`usure s`est produite à l`intérieur du mot, tout en préservant la consonne finale:/ex. ‘por’, ‘ter’, ‘vir’, ‘cor’, ‘dor’ (cf. cast. poner, tener, venir, color, dolor)./Nous savons que certains se contenteront d`expliquer ce phénomène par la faiblesse trés luso-galicienne de /l/ et de /n/ internes (cf. “minas generales” > “minas xerais”). Mais il ne s`agit pas de dire comment cete évolution s`est produite, mais pourquoi elle a eu lieu. A notre Avis, la cause de ce phénomène, c`est la volonté inconsciente de réaliser le modèle CVC: lorsqu`une chaîne subit une forte pression, ce sont les maillons les plus faibles qui cèdent: l`essentiel, c`est que cette pression ait eu lieu (1999: 255)/ C`est cette même tendance qui explique –en grande partie- l´abondance des diphtogues descendants en galicien. [nous regrupons sous le nom de ‘glides’ ce que la phonologie traditionnelle appelle ‘semi-voyelles’ et ‘semi. Consonnes’] Pour nous, les glides /j/ et /w/ sont des consonnes (ces phonèmes ne pouvant être prononcés sans l`appui d`une voyelle). Ainsi des structures aussi fréquentes que ‘vai’, ‘foi’, ‘pai’, ‘nai’ ( va, il fut, père, mère) correspondent au modéle CVC. (1999: 256).
    8º la forma de el artículo definido “Est-ce un hasard si l´article défini galicien ne comporte pas (sauf dans des enclises) de consonne initiale? C´est un cas singulier parmi les langues romanes (o, os, a, as)./ Les langues brittoniques ont une structure VC (en bret. Ar, an, al- en gallois yr). L´article défini gaëlique comporte plusieurs formes, mai9s ne commence par une consonne (n) qu´au pluriel et au génitif féminin./ Cette interrogation sur les formes de l´article peut se prolonguer par d´autres réflexions sur ce sujet, qui concernent cette fois la morpho-syntaxe. Robert OMNÉS « le substrat celtique en galicien et en castillan » 1999: 240-56
    Respecto a la lingüística genéticamente manipulada, Juan José MORALEJO ÁLVAREZ señala en una “nota sobre latinización y substrato” (1997: 39) que:
    “la complejidad de los procesos lingüísticos, siempre imbricados con los étnicos y culturales, puede ejemplificarse en el caso gallego y como vacuna contra simplismos ideológicos con [las siguientes] [...] consideraciones: [...] la innegable y abundante presencia de un substrato céltico está lejos de agotar y acaparar la cuestión del substrato prerromano, que empieza por ser indoeuropeo. Sigo a BALDINGER - dice MORALEJO - en recordar lo que expertos indoeuropeístas y romanistas han ido concluyendo, a saber, que nada o poco tiene que ver con lo céltico e incluso con lo indoeuropeo el substrato al que la lengua gallego-portuguesa y otras del área septentrional hispánica deben rasgos tan esenciales como la pérdida de *-n- y *-l- intervocálicas (lúa [latín luna(m)], ceo [latín caelu(m)]), la geada y el seseo, la llamada nasalización progresiva, la palatalización de nasales, en, por ejemplo, miña [cf. castellano mía] o muiño [cf. castellano molino], el betacismo o fusión de *v con *b, e incluso la palatalización de los grupos *cl-, *fl-, *pl- (chamar [latino clamare, cf. castellano llamar], Chamoso [nombre gallego de lugar], chegar [cf. castellano llegar]). Por el contrario, el área galaico-lusitana parece documentar mejor que la celtibérica la sonorización de oclusivas sordas intervocálicas o entre sonante y vocal, proceso que, unido a la pérdida de las oclusivas sonoras, está presente en buena parte del territorio románico occidental y es de relación polémica con la llamada lenición, característica del céltico insular, pero que parece que remontable en parte a CC [celta común] y tiene presencia ya en celtibérico” [Juan José MORALEJO ÁLVAREZ: “Lenguas Paleohispánicas”, in Os Celtas da Europa Atlántica. Actas do 1º Congreso Galego sobre a Cultura Celta, Ferrol, agosto 1997, p. 39].
    Lo cierto es que observar el fenómeno de la lenta fusión, transformación o deconstrucción del importado latín con la matricial lengua celta del substrato, tesis propugnada por nosotros - fenómeno a nuestro parecer reflejado en el supuesto idioma lusitano que parecerían ofrecer las inscripciones de Lamas de Moledo y de Cabeço das Fraguas -, no supone contemplar con absoluta nueva visión los hechos, pues ya en 1939, en un póstumo trabajo, el Príncipe Nicolás S. TRUBESTKOY justificaba los efectos de las convergencias lingüísticas observables por el prolongado contacto entre lenguas [Nicolas S. TRUBESTKOY, “Gedanken über das Indogermanenproblem”, in Acta Linguistica 1, reproducido en Die Urheimat des Indogermanen, ed. por V . A. SCHERER (Darmstadt 1968), pp. 214-223]., cuestionando en particular así su autor la existencia de una ancestral lengua Indoeuropea e impugnando audazmente, in articulo mortis, toda estructura arbórea de parentesco familiar o genético entre idiomas, incitando acaso con dicho escrito a J. P. DEMOULE [J.-P. DEMOULE: “Les Indo-Européens ont-ils existé?”, in L’Histoire, 28 (1980), pp. 109-120], según ELLIS EVANS [D. ELLIS EVANS 1999: “Linguistic and Celtic Etnogenesis”, in Celtic Connections, proceedings of the tenth international Congress of celtic studies. Volume One. Language, Literature, History, Culture; ed. par Ronald Black, William Gillies, Roibeard Ó Maolaigh. Tuckwell Press, Scoland, p. 3], a poner en entredicho, tras la lengua, la existencia de los propios Indoeuropeos.
    Mas pese a que en esta angosta vía poco transitada, según lo ha puesto recientemente de relieve el mencionado EVANS Ibid., nuestro reto propugnando un Área Cultural Atlántica, fruto de nuestras autopsias o visiones, pudiera tangencialmente colisionar contra el todavía mayoritario rumbo de renombrados lingüistas propensos a rechazar de plano las tesis autoctonistas no arborescentes, permanecerán no obstante abiertas - para unos y otros pues todos en realidad buscamos el Santo Grial - ciertas peligrosas estrechas sendas de Rojas Caperucitas en pos de la Urheimat, de la común perdida patria, de la remota cuna donde latió la lengua indoeuropea, donde prendió raíz el amplio árbol etnolingüístico cuyo ramaje cobijó, junto con sus hermanas (germanas, itálicas, eslavas, etc.), a las llamadas lenguas célticas. Seguirán perennemente en pie asimismo, tras Lanzarote de Lago, tras Percivaldo, wagnerianos modelos corriendo en pos del perdido celta hogar, buscándolo por un rincón occidental o noroccidental del tracio espacio [Heinrich WAGNER (1969) “The Origin of the Celts in the Light of Linguistic Geography” TPS 1969, p. 227], si acaso este rojo lar no se halló antaño, aunque sin alejarse del viejo centro donde palpita el hálito de nuestra clara Madre Europa, por un ignoto punto yendo hacia el Este [Véase a este propósito Stuart PIGGOT: Ancient Europe, Edinbourg University Press, Paperback Editions, 1980]
    Dos siglos tras Max MÜLLER, viéndose erróneamente ello como insólita novedad histórica, los world comunication systhems intercambian las palabras con las cosas. Mientras con pompa anual la Real Academia Española sanciona el matrimonio del padrone con la certissima mater, en los dominios de la Web los usuarios de las lenguas buscan palabras tomándolas por breve tiempo en préstamo hasta que ya aburridos recomienzan de nuevo. Al encuentro o choque del culpable consumo con los nuevos ricos, de los instrumentos y usos institucionales con la patente de corso se le llama ahora deconstrucción. Aunque haya variado en Londres el cuento de los Tres Cerditos, no debe importunarnos ni importarnos la posición sociolingüística del actual discurso historiográfico si ésta permanece ajena a la factografía. “Illusion, limites et perspectives du comparatisme indo-européen: pour en finir avec le mythe scientifique des proto-langues / peuples” es precisamente el título de una publicación de Guy JUCQUOIS y Christophe VIELLE que, ilustrando lo que acabamos de decir, reseña ELLIS EVANS (1999: 9). Hace ya mucho tiempo que, con brillo comparable al resplandor del siglo XIX, la Lingüística se ha hecho entre las ramas su camino seguro.
    Dos siglos tras Max MÜLLER, viéndose erróneamente ello como insólita novedad histórica, los world comunication systhems intercambian las palabras con las cosas. Mientras con pompa anual la Real Academia Española sanciona el matrimonio del padrone con la certissima mater, en los dominios de la Web los usuarios de las lenguas buscan palabras tomándolas por breve tiempo en préstamo hasta que ya aburridos recomienzan de nuevo. Al encuentro o choque del culpable consumo con los nuevos ricos, de los instrumentos y usos institucionales con la patente de corso se le llama ahora deconstrucción. Aunque haya variado en Londres el cuento de los Tres Cerditos, no debe importunarnos ni importarnos la posición sociolingüística del actual discurso historiográfico si ésta permanece ajena a la factografía. “Illusion, limites et perspectives du comparatisme indo-européen: pour en finir avec le mythe scientifique des proto-langues / peuples” es precisamente el título de una publicación de Guy JUCQUOIS y Christophe VIELLE que, ilustrando lo que acabamos de decir, reseña ELLIS EVANS (1999: 9). Hace ya mucho tiempo que, con brillo comparable al resplandor del siglo XIX, la Lingüística se ha hecho entre las ramas su camino seguro.
    Como la lupa permitiría en diminutas cosas a primera vista irrelevantes observar detalles claves, nuestro sencillo método aproximativo acumulativo no invasionista podría resultar un eficacísimo instrumento de acercamiento al pasado entre los hasta ahora conocidos cuando dicho método se complementa con fundamentales estudios sobre Mitología Comparada y sobre Lingüística Comparada arborescente, como las de Jakob GRIMM, Max MÜLLER, BOPP, etc.
    El proceso de Cummulative Celticity actúa en el trend de larga duración similarmente a como hasta la total decoloración, lenta y capilarmente, se va extendiendo la tinta por las tizas que entran en contacto con el tintero. El conservacionismo surge al constatar que en las áreas marginales del Occidente europeo y de las Islas Británicas se aprecia claramente hoy una continuidad o inmovilismo sin solución, desde el Neolítico al Hierro, como dice HAWKES “never grand displacements, effacing old inhabitants, but always bringing an access of new upper-class masters”, [Christopher HAWKES, 1973 “’Cummulative Celticity’ in pre-Roman Britain” in Actes du quatrième congrès international d’études celtiques (Rennes juilliet 1971) (=ÉC 13, 1973, 607-628) (1973: 622).lo cual no impide contactos comerciales entre el Mundo Atlántico y entre el Atlántico y el Mediterráneo, en lo que se llama wordl economic systems [es parte de un artículo en pdf en riograndedexuvia.com, está en el apartado Narón na historia, y lleva el epígrafe “si el lusitano es vulgar latin bajo imperial]

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