Autor: Colaboración
sábado, 18 de noviembre de 2006
Sección: De los pueblos de Celtiberia
Información publicada por: Onnega
Mostrado 170.183 veces.
Esculturas zoomorfas prerromanas en Galicia
Lo que en un principio era un artículo sobre los dos zoomorfos de Pontedeume (A Coruña) fue derivando, gracias a las aportaciones gráficas y a los comentarios de varios colaboradores, en un proyecto de catalogación o inventario de los zoomorfos prerromanos de Galicia.
PROVINCIA DE A CORUÑA
1. El oso y el jabalí. Verracos en Pontedeume. El verraco de Narahío / Onnega
"También ay en esta puente el oso y el jabalin, que son las armas de Fernán Pérez de Andrade” (Jerónimo del Hoyo, s XVII).
Verracos del puente de Pontedeume según fotografía tomada de la Historia de Pontedeume y su comarca, Antonio Couceiro Freijomil, Ed. Compostela, 1944.
El oso y el jabalí son dos tallas supuestamente medievales cuya primera ubicación conocida era entre los arcos segundo y tercero del puente de Pontedeume: “un oso dun lado e un xabarín do outro, colocados no oco das tallamares e postos riba duns pedestais” (Antonio Couceiro Freijomil, Historia de Pontedeume, 4ª ed., 1995). Hoy están un poco más adelante, en la rotonda de entrada a la villa, expuestos directamente a la agresión del agua y los gases del tráfico de la nacional.
(C) Onnega
Uno de los verracos de la rotonda de Pontedeume.
Fernán Pérez de Andrade (s XIV) fue el primer señor de Pontedeume. Promotor de varias construcciones de la comarca, entre las que destacó en la época el puente de Pontedeume (1). Sus armas (2), como se ha dicho arriba, eran el oso y el jabalí, emblemas de origen celta que dispararon la imaginación de Murguía: los Andrade fueron “la más genuina representante de las antiguas dinastías celtas” y “como prueba de su antigüedad, puede citarse el hecho de haber escogido esta familia el jabalí por divisa” (Murguía, Galicia). Los estudios realizados hasta la fecha no encuentran en la familia Andrade ningún origen mítico celta, como mucho podemos remontarla documentalmente hasta el siglo XII. Los Andrade eran originarios de Andrade, lugar de Pontedeume: “el topónimo Andrade fue anterior al antropónimo, pues no todos los individuos que en la documentación del siglo XIII aparecen con el antropónimo Andrade pertenecieron a la familia que nos ocupa” (De Castro Álvarez y López Sangil, Cátedra, nº 7, 2000) y “en el Tumbo de Caaveiro la mención del topónimo Andrade de cronología más temprana aparece en un documento de 1104” (ib.). Existe como topónimo en Lugo (Calde), Santiago (San Martiño de Aríns) y Orense (San Cibrao de Las).
No es probable que esta familia escogiese como emblema un símbolo celta (verraco) a no ser que en la zona los hubiese y todavía mantuviesen un significado especial para los pobladores. ¿O debemos suponerle a los Andrade un conocimiento sobre simbología celta mantenido de generación en generación hasta que Fernán Pérez decide usarlo como emblema? Esta transmisión generacional implicaría conocimientos sobre las proporciones del modelo, coincidentes con las de los verracos, y la ubicación de los mismos. Otra posibilidad es que sea un símbolo importado, pero entonces carecería de significado para el pueblo, y en definitiva de lo que se trata es de que el pueblo se identifique con el señor, y que el señor porte un símbolo legítimo, propio, fácil de reconocer por sus vasallos. A esta última idea (símbolo importado) habría que ponerle como pega, además, que los Andrade eran una familia local, autóctona de un finisterre “perdido” en la espesura de la fraga del Eume, donde es improbable que se produjesen intercambios culturales propios de zonas menos esquinadas.
La ubicación de verracos en los puentes de la comarca construidos o rehechos por Fernán Pérez, no debería considerarse marca de la familia; la ubicación de verracos junto a cursos de agua es habitual (“Un fragmento de verraco céltico ha aparecido junto al río Adaja”, Google; el verraco de Salamanca en el puente): el conocido Ponte do Porco todavía lleva el nombre del verraco (3), y en el Puente de Ferrería (Narahío) “se conserva junto al puente un gran jabalí de piedra […] que se sacó del lecho del río hace años” (Google). Tenían que haber estado allí antes de que Andrade rehiciera los puentes.
La idea que propongo en este artículo (verracos prehistóricos reutilizados como emblema por la familia Andrade) ya ha sido planteada por otros autores y rechazada de plano y sin argumentos por parte de Taboada Chivite (La cultura de los verracos en el noroeste hispánico, CEG, 1949). Entre los que aceptan su carácter prerromano cabe destacar a José Pijoán (Summa Artis, VI: El arte prehistórico europeo, 1934), Vales Villamarín, Ángel Núñez Sobrino (El verraco de Narahío, Monografías do Museo de Pontevedra, Vigo 1982) y José Francisco Correa Arias (Fernán Pérez de Andrade, O Bóo, Toxosoutos, Vigo 2004). Concretamente estos dos últimos destacan la particularidad de las coviñas. En el caso del verraco de Narahío forman una hilera que se inicia en el ano y recorre el lomo (v. foto). La coviña frontal tiene un contorno cuadrangular similar al que se puede observar en el verraco de Mingorría (Ávila) v. http://www.fotoaleph.com/Exposiciones/Verracos/Verracos-foto09.html#Verracos
(C) Onnega
Esta cazoleta cuadrada de la pieza de Narahío es semejante a la que tiene el verraco de Mingorría, la cual se describe así en la web de verracos de fotoaleph: "Tiene un orificio cuadrado a modo de recipiente, perforado en su lomo, elemento que aparece en muchos verracos. Esta cazoleta tenía como fin recoger los líquidos de las libaciones y el incienso, de modo semejante al de las aras romanas".
Sobre el significado de estas cazoletas, además de que pudiesen servir para contener líquidos u ofrendas que interviniesen en rituales, podríamos traer a colación que en el arte rupestre paleolítico los orificios de este tipo (pintados o grabados) se asocian con heridas producidas por impacto de armas sobre el animal.
Núñez Sobrino en el artículo citado menciona una aclaración de Vales Villamarín (1974) sobre la cuestión de la antigüedad de los verracos de la rotonda: el oso y el jabalí que sostienen la urna de FPA en Betanzos son "réplica, bastante mejorada, de las toscas esculturas zoomorfas, de origen céltico, halladas no sabemos donde por FPA y que éste quiso asentar en el puente antiguo de Pontedeume". Idea que comparto: los del sepulcro de Betanzos son de factura diferente, medieval. Pueden verse en varias fotografías adjuntas al artículo.
(C) Onnega
Jabalí que sostiene el sepulcro de Fernán Pérez de Andrade en la iglesia de San Francisco (Betanzos, A Coruña). Con respecto a las tallas de los verracos del puente de Pontedeume y de Narahío se nota a simple vista que aquellos son de estilo y proporciones distintas.
Respecto a la ubicación primitiva parece que hay acuerdo en que FPA los llevó de algún lugar a los puentes; yo no creo que haya habido tal traslado. Los puentes, situados en antiguos vados fronterizos (ríos = límites), son la ubicación perfecta para los verracos si admitimos su función de término o mojón. No creo, pues que FPA los pusiese en los puentes, sino que los mantuvo donde estuvieron siempre.
Según testimonio del Padre Sarmiento (1745) había un zoomorfo en el puente de Xubia y otro en el Ponte do Porco. Todos situados en el territorio que viene identificándose con el que poblaron los ártabros o arrotrebas. Sobre estos dos de Pontedeume el padre Sarmiento nos dice: "o oriental non é lobo, mais un oso, sen letras. O occidental é un xabaril, ou porco bravo e ten no lombo seis ringleiras de carácteres que, todo o máis, serán do século XIV. O contido está en lingua galega ao parecer; lese "ano de Jesuchristo" e que se fixo a ponte en seis anos. A tradición é que os que o fabricaron tiñan nome alusivo aos dous animais. Outros que o Conde de Lemus dedicado á caza matara a un xabaril e a un oso espantable, e que alí mandounos pór en memoria" (4).
No es muy consistente sostener que esta zona es una excepción; unos habrán sido sustraídos, otros reutilizados en muros, otros destruidos, y otros irán apareciendo con el tiempo. Algunas cabezas de verracos ya se conocían en el Sur gallego, atribuyéndose a una continuación de los verracos lusitanos y deteniendo ahí su expansión. Sin embargo ni la talla se limitaba a cabezas, ni la expansión era sólo hasta el Sur.
El interesante caso del verraco de Mikeldi, expuesto por Viriato
http://www.celtiberia.net/verlugar.asp?id=390 es un enigma comparable al que estamos exponiendo. Son piezas sueltas que sugieren que el puzle era más complejo. El de Mikeldi era descrito en el s XVII como rinoceronte y en el XIX como ídolo, su cuerpo está cubierto de cazoletas, dos de ellas comunicadas entre sí por un canal (típico motivo de petroglifo). En general no se sabe con seguridad qué animales representan, se definen como osos, mulas, rinocerontes, sin mucha seguridad. Esto podría ser otro indicio de que estamos, en algunos casos, ante animales que no existen en la actualidad. La palabra ídolo aparece en documentos medievales asociado a piedras de término, arcas, padrones y piedras escritas, lo que refuerza la idea de los verracos (ídolos) como términos. En algún momento se usaron como término, lo mismo que los dólmenes.
Para finalizar: ninguna monografía sobre zoomorfos prerromanos en la península incluye estos tres, pero todas intentan explicar o bien por qué se excluyen del estudio (alegando una cronología medieval), o por qué siendo prerromanos aparecen descontextualizados o aislados. La idea más curiosa es la Guadalupe López Monteagudo: "el hecho de que los Andrade procedan de Ávila hace posible tanto que tales esculturas [las dos de Pontedeume] sean antiguas y fueran trasladadas de la Meseta a Galicia, como que se trate de monumentos medievales erigidos por esta familia en conmemoración de sus orígenes abulenses" (5). Primera noticia que tengo sobre el origen abulense de la casa gallega de Andrade, detalle que no aparece en ninguna de las obras mencionadas que se ocupan de su genealogía (Correa Arias, de Castro Álvarez y López Sangil).
(1) No podemos asegurar si lo rehizo por completo o parcialmente. Pero la primera documentación sobre el puente data de 1162. Suele creerse que antes de que Fernán Pérez emprendiese la obra el puente había sido de madera (José Francisco Correa Arias, Cátedra, nº 5, 1995).
(2) Se trata de una creencia falsa: el Padre Crespo Pozo nos dice que FPA no las utilizó nunca en su escudo. V. también las intervenciones en la discusión de este artículo. Sin embargo en la comarca se entienden como armas (emblema > armas).
(3) Según Couceiro Freijomil “o nome débese á cabeza de xabarín que aparece no arco central”.
(4) Fr. Martín Sarmiento, Viaxe a Galicia (1745), ed. de JL Pensado, Toxosoutos, Noia, 2001.
(5) López Monteagudo G, Esculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, Madrid, CSIC, 1989, p. 15.
2. Los zoomorfos de Betanzos / Onnega
Dos tallas de jabalí, un macho y una hembra, se sitúan en el tejado de las iglesias de San Francisco y Sta. María del Azogue. Ambas esculturas sostienen una cruz, la utilización de verracos como sostén de símbolos se produce en varias ocasiones: en Bragança el "pelourinho" o picota está sostenido por una "porca" prerromana ("A porca da vila"). Es bastante probable que estemos ante otro caso de apropiación o reutilización de zoomorfos prerromanos por parte del mismo Andrade, ya que ambas iglesias se deben, de nuevo, a él. En el caso de Sta. María del Azogue se sabe que hubo un templo anterior al que mandó construir Andrade, lo que abre una posible conexión entre estos zoomorfos y lo sagrado. Suponiendo, claro, que la tendencia andradiana fuese respetar la ubicación original de las esculturas, y que el espacio sagrado de Sta. María remita a un lugar de culto prerromano. También se abre otra línea interesante, que es la de considerar los verracos por parejas (macho y hembra), cultos de fertilidad, etc.
(C) Onnega
Jabalí macho sobre el tejado de la Iglesia de San Francisco de Betanzos.
3. Los verracos de Santa Catalina de Montefaro (Ares)
- Otra vez Andrade como promotor de la construcción del monasterio, y por eso otra vez la datación medieval de la escultura. Como se puede observar en las fotografías adjuntas la talla no llega al bulto redondo por no habérsele desprendido la piedra en uno de los lados, probablemente por estar destinada en origen a adosarse a un muro. Presenta pezuñas muy bien definidas y excelente estado de conservación, supongo que por el liquen tan compacto que lo cubre. Cuerpo ovoide, que se está convirtiendo en una tendencia generalizada para los zoomorfos de esta zona // Onnega
(C) Onnega
Jabalí de Montefaro.
- Una segunda talla sobre una peana apuntada se conserva hoy en el patio del museo del Castillo de San Antón (A Coruña). Ciertamente es una dificultad, a la hora de postular el origen prerromano de algunos "verracos" [éste y el de Bergondo], el hecho de que hayan sido esculpidos en el mismo bloque que sus bases, talladas para adaptarse a su destino en la cumbrera de los tejados // Elpater
(C) Elpater
Detalles del otro jabalí que, procedente del Monasterio de Montefaro, se custodia en el Museo Arqueológico de A Coruña (Castillo de San Antón). De izquierda a derecha y de arriba abajo:
1.- Vista general del jabalí y su cruz.
2.- El jabalí está echado, con las patas dobladas.
3 y 4.- Detalles de los ojos, las orejas, el hocico, la boca y los agujeros en los extremos de ésta.
5.- Cresta del espinazo sobre el lomo.
6.- Remate posterior, similar al del jabalí de San Salvador de Bergondo.
4. Zoomorfos de Cines (San Nicolao de Cis, Oza dos Ríos) / Dombate
Zoomorfo del Monasterio de Cines. Podría tratarse de un nuevo verraco. Aunque no hay constancia de que el Monasterio haya estado vinculado con Andrade puede verse el escudo de armas en su fachada.
(C) Onnega
Además en la Rectoral de Cines hay otra pieza cuyo cuerpo apareció durante los trabajos de restauración del edificio. Se le ha colocado una cabeza de carnero que no parece corresponderle y bien podría ser un elemento decorativo, canecillo o similar. La cabeza había sido encontrada por el cura tiempo atrás "en el suelo".
Zoomorfo de la Rectoral de Cines
(C) Cainceiro
Zoomorfo de la Rectoral de Cines. El rebaje rectangular del dorso seguramente sirvió para encajarle una cruz.
(C) Cainceiro
5. Verracos perdidos / Onnega
Según testimonio del Padre Sarmiento en su Viaje a Galicia (1745) hubo un zoomorfo en el puente de Xubia (Neda, A Coruña): “Ao entrar na ponte de Xuvia e a súa ría, á esquerda, está un porco, ou xabaril de pedra, como o da Ponte do Porco, e o que está en Pontes de Eume”. Sobre el de Ponte do Porco (Miño, A Coruña): “Ao cruzalo, á esquerda rexistrei un porco de pedra, xa afundido no chan, e con sinal de que tivera carácteres”. En la misma obra Sarmiento refiere que de Xubia a Narahío hay una legua, y que por allí también pasa el río Xubia. Menciono este detalle porque parece sugerir un vínculo entre ambos lugares mediante el río; la existencia de verracos en su desembocadura y en el curso alto podría explicarse si la ubicación de los zoomorfos estuviese ligada a un culto a las aguas.
6. Toros / Onnega
Buey o toro en la iglesia de San Pedro de Porzomillos (Oza dos Ríos)
(C) Onnega
Buey o toro en la iglesia de San Xiao de Mandaio (Cesuras)
(C) Onnega
______________________
______________________
PROVINCIA DE LUGO
1. El verraco de Monterroso / Abo
El verraco del castro de Seteiglesias (Monterroso, Lugo) se encuentra en el Museo Parroquial de Monterroso. Apareció con motivo del raseo de un campo público llamado Caracacho en la ladera del castro, al lado de la iglesia de Seteiglesias y el lugar de Fondevila; ambos se encuentran junto con el castro formando un triángulo de unos trescientos metros de lado. Lo recogió en su día el párroco D. Carlos Méndez Vázquez.
(C) Abo
A pesar de que le falta la cabeza y está fragmentado puede observarse que sus proporciones y estilo son muy parecidos al de Narahío. El resto del cuerpo no alcanza el metro de longitud, es similar en tamaño y forma al de Narahío y presenta restos de "coviñas" en su cuerpo.
Bibliografía: Carlos Méndez Vázquez, Castros de Monterroso, Alvarellos, Lugo, 1983.
2. Verracos de O Vicedo / Onnega
Bien conservados y de traza de prerromana. Uno en la iglesia de San Pablo de Riobarba y otro en la de Sta. Mª de Cabanas, dos lugares distantes entre sí unos 10 km. Son los más pequeños del inventario, no superando el metro de longitud. El excelente estado de conservación de estos y otros verracos de tejado podría explicarse por su reutilización en lugares inaccesibles. He retocado digitalmente el de Riobarba para dar una idea aproximada de cómo sería en la actualidad si hubiese estado más expuesto. Otro aspecto destacable es la ubicación de machos en iglesias con advocación masculina (San Francisco, San Pablo), mientras que lo que podrían ser hembras irían en iglesias de advocación femenina. Pero la distancia a la que se encuentran algunas piezas no permite asegurar esta relación.
(C) Facio
Verraco de la iglesia de San Pablo de Riobarba (O Vicedo, Lugo).
(C) Facio
Verraco de la iglesia de Cabanas (O Vicedo, Lugo).
3. Cerdito de Ourol / Onnega
Según Correa Arias en la biografía sobre Andrade ya mencionada varias veces a lo largo de este artículo, en los montes del Sor (Lugo) hay tres esculturas de jabalíes vinculados con Andrade. Dos de ellos ya los hemos visto (O Vicedo), y también hemos planteado la posibilidad de que se tratase de una reubicación o reutilización de piezas prerromanas ordenada por Fernán Pérez. Nos queda por presentar el tercer zoomorfo mencionado por Correa en el Sor. Este autor parece aceptar una cronología medieval para estas tres esculturas.
El tercer zoomorfo se encuentra en el concello de Ourol (Lugo), aunque en línea con los de O Vicedo, justo bajo el de Cabanas. Es una pieza compleja porque aunque no cabe ninguna duda de la relación de Andrade con esta iglesia lucense, tampoco pasa desapercibido su arcaísmo: formalmente idéntico al verraco prerromano de Narahío. Su longitud aproximada es de 85 cm, está reutilizado como sostén de una cruz y carece de peana tallada en bloque junto con la figura. Es posible que también tuviese focus en la testa, pero esta zona se encuentra parcialmente deteriorada y no hay forma de saberlo. Presenta sexo bien definido, orificio del ano y el rabito enroscado propio de los suidos. La manera de representar la hendidura de la boca coincide con la utilizada en el de Narahío.
(C) Onnega
A la izquierda el cerdito de Ourol, a la derecha el de Narahío.
______________________
______________________
PROVINCIA DE OURENSE
1. El verraco de Viana do Bolo / Abo
Verraco procedente de Bembibre (Viana do Bolo, Ourense) ingresado en el Museo de Ourense por el arqueólogo e historiador Don Jesús Taboada Chivite. "Se hallaba colocado en la pared de una casa del pueblo de Bembibre, Ayuntamiento de Viana del Bollo. Sobresalía la cabeza hacia fuera, destacando en la fachada del edificio como un adorno de la casa, sin ninguna finalidad constructiva o utilitaria. Le falta parte de la quijada inferior y tiene jeta prominente de jabalí, pero con las orejas lacias y no erectas. Procede de un castro situado a unos trescientos metros al oeste del pueblo, conocido por Eirexario, o también Vila de Sen. La tradición recogida por nuestro informador asegura que dicho pueblo era, en la antigüedad, el más importante de la comarca, y que desapareció a principios del siglo pasado" (1). En otro lugar lo describe como "formado por sólo la cabeza esculpida en el extremo de un bloque granítico para embutir en el paramento de la casa con expresión de orejas y hocico" (2).
(C) Taboada Chivite
En la actualidad en el jardín del Museo de Ourense: figura de verraco procedente de Bembribe (Viana do Bolo, Ourense).
(1) Taboada Chivite J, "La cultura de los verracos en el Noroeste hispánico", CEG, vol. IV, nº 12, 1949, págs. 5-26.
(2) Taboada Chivite J, Escultura celto-romana, Ed. Castrelos, Vigo, 1965 (Col. Cuadernos de arte gallego, 3).
2. Zoomorfo de Vilamaior (Verín) / Lilit
(C) Manuela Sánchez
Pieza reutilizada para coronar la fuente del Santuario de los Remedios en Vilamaior, Verín (Ourense). Se trata de una talla que no llega al bulto redondo, muestra al animal en actitud de marcha y con el hocico levantado, parece que la peana y la figura fueron talladas en el mismo bloque. Llamamos la atención sobre cuatro aspectos:
-El hecho de que la zona geográfica caiga fuera de los límites del señorío de Andrade incidiría en que el tema suido no era exclusivo de esta casa en la Edad Media (si es que la pieza es medieval).
-La ubicación del zoomorfo en un lugar abundante en fuentes, donde hay indicios de que hubo actividades rituales previas (delimitación de un espacio sagrado): según una tradición oral una noche apareció la Virgen sobre una roca marcando con sangre el círculo donde se tendría que construir el santuario actual. Por las marcas con sangre y la circularidad del límite la leyenda es pervivencia cristianizada de otra anterior.
-El antiguo nombre de la zona era Campo da Parafita (< petra ficta). Étimo que indicaría: a) la existencia de un miliario (Abo), b) un hito o demarcación territorial (Onnega) que, junto con la leyenda recogida y la existencia de varios manantiales, reforzaría la idea de un espacio sagrado prerromano: los santuarios prerromanos se ubicaban en lugares fronterizos, con alguna fuente en sus inmediaciones (1).
-La colocación en la misma fuente de otra pieza reutilizada que recuerda a una divinidad acuática con cola de tritón. Tanto al jabalí como al supuesto tritón los habrían encontrado en el Campo da Parafita, abundante en manantiales; con esto continuaríamos dejando abierta la hipótesis ya comentada de una posible relación de los zoomorfos (jabalíes) con un culto a las aguas.
(C) Manuela Sánchez
Posible tritón (¿cabeza de carnero?) sobre el caño de la fuente del Santuario de los Remedios.
(1) V. por ej. para esta cuestión Brañas R: Deuses, heroes e lugares sagrados, Sotelo Blanco, Santiago de Compostela, 2000, cap. 3.
Comentarios
Pulsa este icono si opinas que la información está fuera de lugar, no tiene rigor o es de nulo interés.
Tu único clic no la borarrá, pero contribuirá a que la sabiduría del grupo pueda funcionar correctamente.
Si te registras como usuario, podrás añadir comentarios a este artículo.
En la Galicia tradicional el diente de jabalí resulta eficaz en la defensa contra las brujas, por ejemplo se ataba un colmillo o canino de este animal en la muñeca de niños para preservarlos contra el mal de ojo. Así mismo ahuyentan el “mal de aire”. También las limaduras que de él se obtienen son un importante agente afrodisiaco.
Hay que destacar la importancia del jabalí para las antiguas comunidades celtas, germánicas y suevas. En enterramientos celtas, germanos y anglosajones de Inglaterra se han hallado “dentes canteiros” de jabalí. Los aestii, de religión paralela a los suevos, empleaban máscaras de este animal. Ciertas tribus galas, como los eburóns (los del jabalí) le deben su nombre. Se tiene señalado que la aparición constante del jabalí en el folclore celta se debe a su carácter simbólico guerrero y de fertilidad. En Irlanda se tiene a este animal como manjar sobresaliente en este mundo y en el del Más Allá, llegándose a detectar ofrendas a los muertos para su disposición en el Otro Mundo. La literatura señala entre otros privilegios del jabalí el de poseer poderes sobrenaturales, el de matar al cazador la mayor parte de las veces o el de poder transformarse en diferentes seres. Hay quien señala que todos estos hechos entre otros puede hacernos mirar bajo nuevas perspectivas la presencia del jabalí en la iconografía que rodea el sarcófago, en Betanzos, de Fernán Pérez de Andrade. (Alonso Romero: 1989-90).
En Galiza se llama también alicornio (unicornio) al colmillo de jabalí que suele “encastoarse” en base de plata. Resulta amuleto eficaz contra diversas dolencias de tipo físico como inflamaciones por mordedura de animal supuestamente venenoso, o de tipo psíquico, como el “tangaraño” o el citado “mal de ojo” que originan las brujas. El remedio se lleva a cabo sacando del colmillo unas raspaduras que se disuelven en leche sobre la que se hace el signo de la cruz con el propio amuleto a la vez que se pronuncian ciertos “esconxuros”.
Resulta eficaz también para combatir las serpientes que, de noche, van a mamar los pechos de las mujeres que lactan, o las ubres de vacas. Al beber la leche en la que se mezclaron las citadas raspaduras las serpientes y culebras mueren súbitamente.
La persona que acostumbra guardar el alicornio es una mujer “idosa”. (Rguez. Glez.: 1958, 121).
Este tipo de ancestrales ritos no se corresponden, desde luego con prácticas cristianas ni parecen poder haber llegado a Galicia a través, por ejemplo, del Camino de Santiago. Se suponen reminiscencia de antiguos rituales que giran alrededor de un animal que presumiblemente fue totemizado, envuelto de misticismo, adorado etc. desde ya la prehistoria.
Esta leyenda que vincula al jabalí con un Andrade no parece reflejar la superioridad de éste sobre este animal, sino más bien justamente lo contrario:
Leyenda recogida en Ponte do Porco-río Lambre, (donde se puede contemplar una escultura que representa al jabalí de los Andrade).
Don Nuno de Freire Andrade tenía una hija de nombre Tareixa, además de un doncel que, por su cabello, era nombrado Roxín. Estos dos últimos se enamoraron. Dn. Nuno percibió la posibilidad de una relación que rechazaba, así que entregó a Roxín una bolsa con dinero y lo mandó a recorrer mundo. Los ruegos de Roxín para quedar en el castillo de Pontedeume no resultaron pero Dn. Nuno accedió a permitirle quedar en el castillo de Nogueirosa , no muy lejos de la villa de Pontedeume.
Al marchar Roxín, don Nuno procuró casar enseguida a su hija aún en contra de su voluntad con Henrique de Osorio.
Por entonces un enorme jabalí avasallaba la comarca. Por muchos intentos de cazarlo que se hicieron no fue posible abatirlo ni prenderlo. Freire de Andrade organizó una cacería para intentar cazarlo. Henrique de Osorio aceptó la invitación a participar en dicha cacería a la que terminó por llevar a su esposa aunque esta en principio se oponía.
La caza del enorme jabalí se demoraba al no aparecer éste. Tareixa y Henrique estaban en el puente sobre el río Lambre y de pronto vieron a la enorme bestia dirigiéndose contra ellos a toda velocidad. A pesar de Henrique lanzar su “azaguia” clavándola en el lomo del animal, éste continúa su carrera en dirección a la pareja. Entonces Henrique salta del puente y deja sóla a Tereixa que perece por la embestida del enfurecido animal que a continuación desaparece huyendo.
A los pocos días encontraron al jabalí muerto sobre el mismo puente. Tenía una daga clavada en la garganta. Nuno Freire de Andrade acudió a verlo y se percató de que la daga era la que había regalado hacía tiempo a Roxín Roxal. Entonces pensó que el joven doncel jamás habría abandonado a su hija. (Carré Alvarellos: 1988, 209-212).
TREBA Y TERRITORIUM GÉNESIS Y DESARROLLO DEL MOBILIARIO E INMOBILIARIO ARQUEOLÓGICO INSTITUCIONAL DE LA GALLAECIA (frag.) Andrés J. Pena Graña.
> In nuestro sabio arqueólogo gallego, gran maestro y amigo profesor Don Luis MONTEAGUDO GARCÍA “La religiosidad Callaica: estela funeraria romana de Mazarelas (Oza dos Ríos, A Coruña), cultos astrales, priscilianismo y outeiros” Anuario Brigantino 1996, nº 19.
>. Luis MONTEAGUDO GARCÍA “La religiosidad Callaica: estela funeraria romana de Mazarelas (Oza dos Ríos, A Coruña), cultos astrales, priscilianismo y outeiros” Anuario Brigantino 1996, nº 19, 37-38.
A finales de la Edad del Bronce, el sol, por su fuerza y su poder fecundador, se asocia en la plástica Europea a un Toro del que tendremos ocasión de hablar más adelante, y a un jabalí, objeto este último de un amplio estudio de Fernando ALONSO ROMERO en 1989 intitulado “El significado mágico del colmillo de jabalí entre los Celtas y los germanos: testimonios literarios, arqueológicos y etnográficos177. Para Alonso Romero el jabalí en sus vertientes, fertilizador, protector y psychopompos es empleado por numerosos pueblos, Freyr entre los germanos tenía un jabalí de oro más veloz que un corcel llamado Gullinbursti, “de las cerdas de oro” visible en la oscuridad de la noche al iluminar el mundo la luz que emanaba de su crin, Freyr aparece en paredría con su hermana Freya a quien denominándosele Syr, “cerda” se atribuían poderes fecundativos [MOGKE, E. 1953, 159 in ALONSO ROMERO, 1989, …) Para ALONSO ROMERO el mágico jabalí de la literatura insular celtoatlántica, no se puede matar por tratarse de la reencarnación de un héroe [solar], y respondiendo a la asociación del jabalí con la muerte es taboo para los marineros escoceses pronunciar las palabras swine “puerco”, pig “cerdo” y sow “cerda”. Señala su empleo en las urnas funerarias como una urna crematoria sajona encontrada en el cementerio de Issendorf, cuya tapa tiene un asa en forma de figura de jabalí.
Con gran erudición Alfredo ERIAS MARTÍNEZ, en unos papeles intitulados “La Eterna Caza del Jabalí”178 en los pueblos protohistóricos indoeuropeos, celtas, germanos, etc., denota que el jabalí sería un
“[…] dios protector y fertilizador, cuyos elementos más simbólicos serán, por este orden, su gran crin y sus colmillos. Y fue protector, tanto en la vida como en la muerte y así hay que entender el empleo de sus colmillos como amuletos (también en las tumbas), costumbre que llega hasta nuestros días.
Como dios fertilizador, el jabalí se identificaba con diversos dioses (Osiris, Atis, Adonis […]), de tal manera que su sacrificio sangriento (equivalente a la siembra) es necesario para fecundar a la Diosa Madre, sea cual sea su nombre. De este acto esencial surge la resurrección de la vida vegetal (el nacimiento de las plantas sembradas, el árbol de la vida) y del propio dios, identificado a su vez con esa vida (Atis y el pino…). Es por ello que también se identifica al jabalí con el espíritu del grano.
Como protector de la vida adquirió un carácter especialmente simbólico para el estamento guerrero, ya que, por sus naturales características, representa la valentía y la fiereza entendida en sentido positivo, como ejemplo para el que va a la batalla: así se explican los cascos con la imagen de jabalíes que evolucionan hasta terminar identificando la cabeza del guerrero con la del animal (el jabalí-guerrero).
Como protector en la muerte, ligado a las fuerzas de la tierra ( fecundador, espíritu del grano) por su carácter de estar hozándola permanentemente y por ser muy prolífico, el jabalí cumple el papel de acompañante, de guía hacia el Más Allá y, por supuesto, de seguro ante la muerte a todo guerrero que cayese identificado con él: es el jabalí-psicopompo, derivado del hecho de ser especialista, como vimos, en la muerte fecundadora y en la consiguiente resurrección de la vida en primavera.
177 Fernando ALONSO ROMERO “El significado mágico del colmillo de jabalí entre los Celtas y los germanos: testimonios literarios, arqueológicos y etnográficos. In Filología Alemana y didáctica del alemán. Universidad de Valladolid, 1989.
178 Alfredo ERIAS MARTIÑEZ La Eterna Caza del Jabalí in Anuario Brigantino 1999, n1 22 pp. 317-378.
Dejando lejos los tiempos antiguos, algunos grandes caballeros galaico-portugueses del s. XIV construyeron sus sepulcros con escenas de caza del jabalí gracias al substrato de creencias indoeuropeas existentes entonces, y aún hoy en cierta medida, en estas tierras del finis terrae de Occidente. Esa parece ser la única explicación posible ante el hecho de que sólo ellos lo hicieran en Europa. Y, una vez decididos, echaron mano de todo lo que les ayudó en esa dirección, que fue mucho, dentro de la coyuntura política y religiosa general que favorecía el ensalzamiento de la figura del caballero desde el inicio de las Cruzadas, como la reencarnación de un héroe antiguo divinizado: sepulcros romanos; imaginería heroica pararreligiosa alrededor del caballero (Santiago Matamoros, San Miguel Arcángel luchando contra el demonio, San Jorge y el dragón, otros santos caballeros […]”179.
Señalando en otro lugar ERIAS
“[…] Es cierto que no es literalmente el mismo jabalí el que se representa en los sarcófagos galaico-portugueses, que aquí el jabalí/demonio es vencido y muerto, pero hay algo que parece permanecer: la persecución del mismo animal y, sobre todo, el contexto religioso funerario (el jabalí céltico tiene siempre una conexión con lo funerario, con la muerte), a lo que coadyuva la curiosa interpretación franciscana de la cacería del caballero como Dios persiguiendo el alma… Y, aunque no es evidente, no me atrevería a descartar del todo alguna lejana conexión con la Mesnie Hellequin [WALTER, 1977] o con la Sociedade do Oso, derivación de las Santa Compaña [RISCO, 1979, 42], que alude a rituales iniciáticos de las sociedades secretas de caballeros en la cultura céltica [PENA GRAÑA, 1999]”.
Por su parte el profesor D. Luis MONTEAGUDO GARCIA en sus papeles sobre la religiosidad Callaica tras señalarnos cómo el “eco cristianizado del antiguo ambiente escatológico campesino poblado de “demos” y almas de muertos está acertadamente resumido por Cuevillas180nos dice...
179 Alfredo ERIAS MARTIÑEZ La Eterna Caza del Jabalí in Anuario Brigantino 1999, n1 22 pp. 373-74.
180 <
...“Con la doctrina neopitagórica de Hermes psyhopompos ‘conductor de almas’ estarían relacionadas las abundantes estatuas graníticas de cerdos o verracos (Portu. Berrōes) de las tribus más o menos celtizadas de los Vettones, Vaccaei, Carpetani, Varduli y (en el NE de Portugal) Zoelae y Seurri (RL III 42; Berrôes 157) y en el SE de la provincia de Ourense el cerdo (mejor que el jabalí por orejas caídas, por no tener grandes caninos y por su hocico cóncavo) mutilado del castro de Eirexaria o Vila de Sên (Bembibre, 5 km. SSW Viana do Bolo; cf. BROTHWELL 45) y los desaparecidos del Casteliño de Castrelo do Val (5 km. N. Verín) y del castro de Florderrey Vello (Vilardevós, 13 km. SE Verín); también alude posiblemente a un verraco los topónimos “porta e campo de berraô” en la ciudad de Pontevedra (Taboada, AEArq. 1948, 291; Berrôes 10).
La mayor parte de estos verracos son funerarios porque frecuentemente aparecen junto con sillares con pocete rectangular con canal conductor, v. 7; probablemente cada uno de estos verracos (¿protectores de la tumba?: éste por su localización occidental probablemente, creemos, era un antropónimo, cf. lat. Verres) con su peana cubría el sillar, y el conjunto sería una tumba monumental de incineración depositada en el pocete (Cf. BRAH 45 p. 154; 56 p. 291); varios de estos sillares se aprecian en el lienzo N. de la muralla de Ávila ca- 108 (v. supra) y según amable comunicación del profesor Pita Andrade, un sillar con pocete forma parte exterior del muro de la catedral de Ourense, algunos verracos aparecieron junto con estelas funerarias romanas con nombres célticos Burrus, Calaetius, Magilus, Tancinus/a (BRAH 40 p. 360; REL 56)181.
181 <
SECUELA
Nuestro primer promptema, un ensayo en realidad inscrito en una concepción cultural continuista, postula como hipótesis de trabajo la larga duración de la creencia en una forma de acceso venatorio, o de tránsito vertical, al Mas Allá desde el Neolítico.
Este acceso al Otro Mundo de las almas por medio de la caza habitualmente reservado a las élites, en el seno de las sociedades verticales, nos permite repensar de alguna manera una probable colectividad Neolítica en cierto modo jerarquizada y desigual a la que no le habría sido ajeno el talante aristocrático ya indoeuropeo.
De haber tenido lugar el tránsito psychopompos del alma del señor, o caballero, al Más Allá se habría expresado en el arte atlántico como una cacería o una montería persiguiendo el cazador y su séquito con sus perros posiblemente a pié durante el Neolítico, a caballo desde el Calcolítico ciertos animales sobrenaturales,.
La compartida concepción psicopompa de la caza en el Neolítico y el Calcolítico podría corresponderse con un común horizonte ideológico y posiblemente religioso compartido desde Oriente, (Irán, Mesopotamia), a Occidente (Galicia, Portugal, la costa atlántica europea, Islas Británicas y Escandinavia).
Sin embargo, sin concluir nada, no dejamos de reseñar el hecho de que haya sido en al Área Cultural Atlántica, correspondiendo viablemente las primeras representaciones en contexto funerario de esta caza al dolmen de Orca dos Juncais, y sus últimos ecos a las cacerías representadas en los sarcófagos gallego-portugueses del siglo XIII, el escenario donde se habría manifestado este fenómeno, por primera y por última vez.
Hay 2 comentarios.
1