Autor: Sotero21
miércoles, 02 de agosto de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Sotero21
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En verano, moscas
Muchos en verano nos dedicamos a la plácida contemplación del revoloteo de las moscas como técnica relajante. Sirva esta tontería veraniega para dar a conocer algunos datos que ampliarán el alcance de nuestra divagaciones sobre este inútil díptero.
En verano, moscas.
"Mosca", del sánscrito "makshika" o "maçika" = insecto que zumba, que irrita. De "maç", producir un sonido, de "maksh", irritar.
hindostaní. "makkhi".
bengalés "macchi"
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persa "mach"
armenio "mickh"
afgano "mican"
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griego "muia"
latín "musca"
viejo alemán "muccha"
viejo eslavo "mucha"
castellano, portugués, italiano "mosca"
francés "mouche"
inglés "midge" (mosca acuática)
alemán "mücke" (mosquito)
danés "myg"
sueco "mygge"
lituano "musse"
etcétera.
Las moscas eran un tormento tan grande para las damas francesas del siglo XVIII que, con la finalidad de espantarlas, inventaron el "mouchoir" que es el mosquero y no el moquero. En la época de los Estuardos era un signo de distinción que un cumplido caballero portara un "mouchoir" para proteger a las damas de las moscas. Los antiguos no usaban pañuelo contra las moscas. El "sudarion" de los griegos era para enjugarse el sudor de la cara y limpiarse la boca. Los romanos usaban el "sudarium" para la cara y el "orarium" para la boca.
Las moscas no afligen sólo a los países cálidos. El hábitat de las moscas se extiende a todo el ecúmene. Dejando sentado que hay una diversidad enorme entomológica, utilizaremos la palabra mosca ("musca maledicta" como la define A. Bierce) en su sentido más amplio de dípteros que causa molestias, irritación e infecciones a los hombres y los animales, ya sean dichos dípteros picadores, o simplemente chupadores.
Las moscas han dejado huella en la toponimia de todo el planeta. Algunos nombres de la española derivados de mosca: Mosca (lugar en la Coruña / Cambre) Moscadero (Coto en Burgos / Movilla) Moscador (aldea de Treviño) Moscán (lugar en Lugo / Páramo)Moscanca (caserió en Gipuzkoa / Hondarribia) Moscas (río en Cuenca) Moscas del Páramo (lugar en León / Cebrones del Río) Moscosa (SALAmanca) Mosqueda (cortijo de Badajoz / Segura de León) Moscoso(feligresía en Pontevedra / Borben) Mosquera (lugar en Pontevedra) Mosqueiro (en Orense) Mosqueros (en Córdoba / San Calixto) Mosqueruela (villa de Teruel y despoblado de Tudela) Mosquito de Arriba y de Abajo (cortijos en Albacete / Nerpio), etc.
Hemos dicho que las moscas se extienden por todo el planeta. En Laponia el "tabanus tarandi" mortifica tanto a los renos que son, de hecho, los que provocan la migración. Se encuentran mosquitos, moscas, tábanos formando verdaderas plagas en las tundras siberianas, en las llanas y encharcadas depresiones musgosas de Eurasia, el extremo Norte de América y en Groenlandia. El celebre explorador Mercaton escribió "Los mosquitos son la plaga del verano polar: he aquí una causa de disminución del rendimiento científico de una expedición que sería poco prudente desestimar". Nansen escribió también en su diario "no podemos tomar un bocado sin tragar al mismo tiempo un enjambre de mosquitos"
De las famosas diez plagas de Egipto, tres fueron producidas por dípteros. Moisés anuncia la entrada en la tierra prometida, diciendo : "Yo enviaré primero a los tábanos que pondrán en fuga a los (enemigos de Israel)" Exo. XXIII,28. Josué se dirigió a su pueblo "He enviado delante de vosotros moscas picadoras y he echado a los Cananeos de su país" Jos.XXIV,12.
Desde nuestra perspectiva urbana no es fácil de comprender los extraordinarios efectos de estas nubes de moscas que no dejaban un momento de reposo ni a los hombres ni a los animales con sus insoportables picaduras de las que se veía con frecuencia correr la sangre. No debe de extrañar pues que el hombre, en su titánica lucha contra las fuerzas de la Naturaleza, creara un "dios de las moscas" para que les ayudase en su lucha. Los antiguos egipcios ya tenían ese culto, pero donde alcanzó mayor importancia fue entre los hebreos y singularmente entre los filisteos. La divinidad encargada de la protección contra las moscas era Baal-Zebub (Belcebú), que significa literalmente "el señor de las moscas". Del culto a Belcebú quedan numerosos testimonios, Ochozías, enfermo en Samaria, envió mensajeros para consultar a Belcebú. (Reyes II). Es digno de notar este poder yatromántico atribuido a Belcebú).
Las larvas de las moscas producen la llamada miasis o infección por larvas. Los pastores de la Kabilia argelina la llaman "Thim'ni" y "tamné" entre los tuareg. Las miasis en la antigüedad eran un hecho tan frecuente que fue aceptado como una fatalidad más. En el libro de Job los gusanos que "me devoran no duermen, su multitud me consume". Los gusanos de las moscas consumían las llagas de Patroclo, en la Ilíada. Aristóteles conocía bien estos gusanos que denominó "eulai" (“euli” es en euskera el nombre de la mosca). El filósofo Espeusipo, sucesor de Platón, murió devorado por gusanos que salían de su cuerpo y por lo mismo murió Pheretina, madre de Arcésilas, rey de Cyrenne. Entre los romanos Antiochus Epiphano, profanador del templo de Jerusalém, Herodes Agripa, rey de los judíos, el dictador Sila y el emperador Galerio, además de un tío de Juliano el Apóstata murieron de Miasis.
Las miasis pueden ser cavitarias o subcutáneas, bien se produzcan en las heridas o en las entrañas. Estas últimas están asociadas a la entomofagia, costumbre muy extendida en la antiguedad, todavía en práctica en algunos pueblos y que hoy se vuelve a intentar poner de moda. Estrabón y Diodoro refieren que los abisinios acridífagos morían jóvenes porque engendraban gusanos que salían a millares de sus cuerpos a través de las llagas producidas por rascamiento. Los griegos y los romanos también comían algunos insectos, por eso protesta Eliano que pretendía excluir a las cigarras porque estaban consagradas a las musas, Plinio consideraba algunos de exquisito sabor.
Más próximos en el tiempo y en el espacio, Alfonso X el Sabio, describe en la "Crónica General", las muertes que una plaga de moscas produjo entre los sitiadores de Niebla (Huelva). En 1283 3l ejército de Felipe IV de Francia fue diezmado por un ejército de moscas en Gerona, gordas como bellotas, milagro atribuído a San Narcís. Pierce describe que, durante la Gran Guerra, las moscas de Gallípoli se encontraban en un número tan asombroso que los alimentos se volvían negros nada más presentados a la mesa.
Las moscas son vectores de innumerables enfermedades y grandes calamidades. Aun así la consideración hacia las moscas y su peligrosidad varía según cultura e épocas. Observa Robertson en sus estudios etnográficos "Unas cuantas moscas en la vivienda parecían indispensables para conferirla cierta "intimidad" y se las consideraba, además, como juguete idóneo para entretener al chiquitín". En África del Norte, no tanto en el resto del continente, la íntima convivencia con las moscas y el fatalismo religioso, han hecho que se les considere como insectos "inexorablemente domésticos", como en todos los países orientales, desde el Próximo al Extremo Oriente, donde el budismo las protege. El propio Ghandi llegó a oponerse a la lucha contra la peste y el paludismo si había que eliminar las moscas (Times of India 1935) "No tenemos el derecho de quitar la vida a los mosquitos, piojos, ratas o pulgas. Tienen tanto derecho a vivir como nosotros".
Se podría argüir en defensa de las moscas que son un remedio inmediato y eficaz para el saneamiento general, apresurando la destrucción de materia orgánica. Pero esta intervención de las moscas, lejos de ser beneficiosa es altamente perjudicial, ya que permite que los insectos perfecto salidos de esas ninfas de los estercoleros y restos cadavéricos diseminen las pestes y gérmenes existentes en esos materiales. Este papel vector puede llegar a ser tan importante como corresponde a las infecciones holomiásicas (cólera, tifus, disentería, etc.) cuyas epidemias son en gran parte propagadas por las moscas.
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