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Bien, veamos esas fuentes. Empecemos por la que trata del propio ídolo, que Javier Torres reseña como "el
artículo de Buenaventura Aparicio Casado del Grupo de Arqueología
Alfredo García Alén 1985-86". Nos dice además que ahí podremos "obtener
más información". No es correcto. En el artículo de Ventura podemos
obetner información, sin ese "más". Porque en el artículo de Torres no
encontramos información, sino desinformación. Veámoslo.
Empecemos por citar el artículo correctamente, porque tal como lo
reseñó Torres resulta inútil para quien no lo conozca de antemano:
Aparicio Casado, Buenaventura (1985-86): Sobre el supuesto ídolo calcolítico de A Caeira (Poio-Pontevedra). Pontevedra Arqueológica II. Publicación del Grupo de Arqueología "Alfredo García Alén. Pp. 65-82.
¿Lo ve? No es tan difícil. Hay muchas formas válidas de citar, todas
ellas fáciles. Siendo fácil, es una muestra de respeto al lector y un
índice de la seriedad del autor. Pero sobre todo permite comprobar las
fuentes en que el artículo se basa. Así, en caso de existir un error,
el lector puede comprobar si ese error se debe al autor o bien está
contenido en los textos de otros autores en los que se basó.
Pues vamos a hacerlo, para comprobar si realmente su "artículo" se
basa en el estupendo estudio de Aparicio o la merdé que monta es suya
de usted.
"En A Caeira (Pontevedra), fue hallado un ídolo
cilíndrico perfectamente pulido y que presentaba en una de sus bases un
punto y
en la otra base seis puntos dispuestos
sin orden aparente", dice usted. Pues mal empezamos, porque basta leer
el título del artículo del Dr. Aparicio Casado para entender a la
primera que se trata de una pieza cuando menos dudosa: "supuesto ídolo
calcolítico", con un clarísimo "supuesto" que se cae en su peculiar
transcRIPción.
¿Y por qué es supuesto? Hombre, no me lo pregunte, que don Buenaventura
lo aclara con profusión. La pieza, a la que califica como "curiosa,
discutida y discutible", carece de datos sobre el contexto de su
aparición; todo lo que figura en el libro de registro del Museo de
Pontevedra es que el 15 de octubre de 1949 fue entregada "una serie de
22 instrumentos líticos prehistóricos y 2 ídolos de diversas
procedencia; entregados por la familia Sampedro pertenecientes a la
Sociedad Arqueológica" (op. cit. pp. 65).
Se pregunta el Dr. Aparicio si esa pieza podría haber sido usada en
algún menester artesanal, para lo que hace consultas a expertos, sin
obtener respuestas concluyentes. Al final, "nosotros opinamos que
existen muchas posibilidades de que se trate de un auténtico
ídolo-cilindro. Pero dadas las circunstancias que rodean a este objeto,
no dejamos de manifestar las reservas oportunas".
¿Va pillando lo que es honradez? Al Dr. Aparicio la honradez le rebosa,
le sale por los poros, tanto de la científica como de la otra. Nada de
titulares escandalosos, nada de afirmaciones contundentes, nada de
arrimar el ascua a su sardina. Le gustaría que fuese un ídolo
calcolítico, y además le gustaría que procediese de Pontevedra; cree
que hay posibilidades de que sea así, pero no oculta la realidad y
manifiesta las oportunas reservas, tanto en el propio título como en
las páginas del texto. Chapó.
Usted, sin embargo, nos clava como cierto un presunto ídolo cuando
menos dudoso, y además dice de él lo que dice. Y eso que dice a saber
de dónde lo sacó, porque, como era de esperar, los errores (seamos
benévolos) no proceden del Dr. Aparicio sino de usted. Sigámoslo viendo:
"Al parecer corresponde al tipo VI de la clasificación de
los ídolos cilíndricos realizada por Almagro, y que se caracteriza por
un
diseño sencillo, sin decoración o escasamente ornamentado, y que es
típico del
centro y sur de Portugal. Durante el Eneolítico A, este tipo de ídolos
se
fueron difundiendo por las costas lusas hasta llegar a Galiza.", digue
diciendo usted. ¿Estará todo eso, incluso eso tan raro hoy día del
Eneolítico A, en Aparicio Casado?
"Almagro divide a todos los ídolos del Bronce I en once tipos básicos,
en cada uno de los cuales se dan variantes en número diverso. Según
nuestra clasificación, nuestro ídolo pertenecería al tipo VI o grupo
de los "ídolos-cilindros", propio de la zona occidental" ... ""Dentro
del tipo VI, correspondiente a los ídolos-cilindros, se daría una
evolución que partiría de los cilindros sencillos, sin decorar o poco
decorados, propios del sur y oeste de Portugal, para pasar, en un
momento posterior, a los más ricos y complejos que se extenderían por
Andalucía Occidental y la Extremadura española. A este respecto es
interesante constatar qeu los cilindros simples tienen sobre todo una
dispersión costera, mientras que los profusamente decorados aparecen
preferentemente hacia el interior".
Bien, prueba superada. Lástima que no hubiese recogido el detalle de la
distribución costera, pues A Caeira está al lado de la costa, pero al
menos es cierto que en la clasificación de Almagro (Martín) el que
consideramos entra en el grupo VI, y además y sobre todo, que esto lo
dice el Dr. Aparicio.
¿Y lo de la difusión hacia Galicia, por las costas lusas, en el
Eneolítico A, sea eso lo que sea? Pues no, en el artículo del Dr.
Aparicio no está. No dice nada de eso. ¡Ay ay ay...! ¡Que va a ser que
ésta no es la fuente de las barbaridades!
Pues no, no lo es. El artículo del Dr. Aparicio es estupendo, y el
propio Dr. Aparicio es persona seria donde las haya. Tanto que, si bien
cita la clasificación de Almagro (Martín), lo hace en el capítulo de
"Antecedentes". Usted opta por quedarse en los antecedentes en lugar de
ir al lugar de la enjundia, que para el Dr. Aparicio será el estudio de
María Josefa Almagro, la cual no sólo establece una nueva división,
basada en la anterior, sino que la acompaña con "la catalogación más
completa de los ídolos-cilindros publicada hasta ahora", la cual "nos
facilitará el estudio comparativo con el cilindro de A Caeira y proporcionará otros datos de interés" (ibid, pp. 71).
Pero sobre todo nada dice de ese Eneolítico A, que a saber de dónde sacó. No, la fuente no es ésta.
Sigue usted diciendo "El ídolo de A Caeira corresponde a un período
posterior, el eneolítico B, que marca el final de esta comunicación entre la
cultura portuguesa y galáica". Huelga decir que en el artículo al que usted nos remite nada se dice de esto.
Pero sobre todo, esta enorme barbaridad que suelta a continuación, a saber "durante
el periodo eneolítico B gallego, que perdurará hasta el período I de la
Edad del
Bronce I (1.800 a 1.700 a. de J.C.), se comienzan a construir túmulos
con cámara
poligonal o de tendencia circular con corredor", no cabría encontrarla
en un autor serio y fiable como es el Dr. Aparicio. ¿De dónde sacó eso,
hombre de Dios?
Vamos a ver, señor de edad indeterminada: el tiempo importa. Si eso del
Eneolítico B y las fechas de carcajada que da para el comienzo del
megalitismo lo toma de un libro o artículo de mediados del siglo pasado
o incluso antes, lo único que revela es su escasa habilidad para
escoger fuentes. Porque decir eso entonces, cuando la investigación del
fenómeno megalítico estaba en sus balbuceos, sería normal. No tendría
nada raro, entiendo, encontrar propuestas similares en cualquier autor
de entonces. Pero hoy resulta simplemente aberrante. Todo ello si es
que lo ha tomado de algún autor concreto, que en cualquier caso esconde
(lo que es indicio suficiente de su falta de honradez intelectual y de
seriedad), y no es un extraño cocimiento de las fechas del Bronce
Inicial (lo que se llamaba antes Bronce I), que son aceptables (en
fechas convencionales, no en fechas radiocarbónicas experimentales
calibradas, o fechas de calendario, como prefiera) por una parte, y el
nacimiento del megalitismo por la otra. Usted sabrá, porque a nosotros
nos priva de las herramientas para poder saberlo, cosa que le
perjudica, porque por una parte revela falta de seriedad, y por otra no
podemos ver si la responsabilidad de sus errores (y crea que éste es de
los gordos, de los enormes) está en su cabeza o en los textos de los
que usted bebió. Como no podemos saberlo y el artículo lo firma usted,
usted se queda como propietario de la barbaridad, con lo que en el
pecado lleva la penitencia.
¿Cómo? ¿Que le tengo que decir dónde está el error? ¿A un autor de
artículos sobre calcolítico, campaniforme y demás? ¡Estudie un poco,
coño! Un poco, un poquito nada más, en el manual de la UNED como hizo
UMA o simplemente en la wikipedia o en San Google, que está al alcance
de todos. Es decir, "Ande, repase, corrija y ponga bibliografía, que
muchas cosas de las que
dice es cierto que se dijeron, pero hoy ya no las dice nadie. Que el
tiempo pasa y hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.", que
es lo que le dije en mi primera entrada. Usted, en vez de hacer caso a
un consejo bueno, se dedicó a echar bufidos sobre mí, como si así
arreglase algo de sus errores. Si se hubiese tomado la molestia de leer
un poquito, en seguida vería que las fechas para el comienzo y el
primer desarrollo del fenómeno megalítico, para esos "túmulos
con cámara
poligonal o de tendencia circular con corredor" que cita y que a mí me
suenan al primer Bosch Gimpera y a las comarcas interiores del Alto
Alentejo y el Algarve, entran de lleno el el IV milenio antes de
Cristo, si no entran a saco en el V. ¡Cuatro mil años antes de lo que
usted dice! Por lo cual, ande, repase, corrija y ponga bibliografía,
que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Creo que por hoy ya vale. Sigue quedando en pie la solución del
problema que plantea, a saber, el de cómo es posible que las
poblaciones del 3500 a.C. hayan difundido una cerámica que no aparecerá
hasta el 2500 a.C.. Una cerámica se difunde un mínimo de 1.000 años
antes de que aparezca. Eso es lo que usted dice, y eso es lo que debe
resolver.
A mí lo que se me ocurriría es que hay algún error con las fechas (como
también se le ocurrió a Uma, con cuya edad no ha sido usted tan
respetuoso como exige que se sea con la suya, pues la ha envejecido
considerablemente al convertirla en mi madre, algo que ciertamente me
honra, mejorando lo presente). Usted opta por la pelea personal.
Evidentemente se trata de enfoque distintos.
Pues ¡aleluya! ¡aleluya!
y cada uno con la suya.
Y Dios, por supuesto, en la de todos, a ser posible con salud e os pés
quentes. Y República, que no falte aunque sea en el deseo.
Pero está bien esta nueva alusión al artículo de Antonio Álvarez sobre los petroglifos (petrolíferos
les llamaba un antiguo conserje de un museo, de modo que si lo ven
alguna vez escrito así no se sorprendan, se trataría de un guiño o una
coña, aunque el conserje lo decía en serio) de Fentáns, que no había
sido citado hasta ahora.
El artículo de don Antonio Álvarez Núñez tiene por título "Los
petroglifos de Fentáns (Cotobade-Pontevedra)", y se encuentra en las
páginas 97 a 125 del número de Pontevedra Arqueológica ya citado.
Dice el Sr. Torres que "el estudio
de Buenaventura Aparicio aparece en la misma publicación junto con otro de A. Álvarez
Núñez, siendo el asunto de ambos el estudio de los ídolos de A Caeira y de los
petroglifos de Fentáns en los que aparecen tres idoliformes".
Sugiere así que tanto el Dr. Aparicio como el Sr. Núñez estudian tanto
los petroglifos como el ídolo de A Caeira. Pues de eso nada. El Dr.
Aparicio estudia el ídolo de A Caeira, citando como posible paralelo el
petroglifo conocido como Laxe das Ferraduras,
que no estudia pero al menos cita. El estudio del Sr. Álvarez, por su
parte, se dedica a lo que su título expresa: a todos los petroglifos de
Fentáns, un total de 49 estaciones diferentes de las cuales la de los
idoliformes es una. Una estación de 49. De las 28 páginas de que consta
el artículo, a Laxe das Ferraduras se dedican dos páginas de texto y
dos de fotografías. En las páginas de texto no se cita en ningún
momento el ídolo de A Caeira.
Con lo cual queda lo que dicen los títulos: un artículo sobre el ídolo
de A Caeira (en el que se citan los idoliformes de Ferraduras como
posible paralelo) y un artículo sobre los petroglifos de Fentáns, uno
de los cuales, entre las 49 estaciones, contiene los idoliformes ya
referidos, sin que en ningún momento se cite para nada el ídolo de A
Caeira.
Y con lo cual queda claro que nada tienen que ver uno con el otro,
resultando nuevamente falso lo que se nos acaba de intentar colar por
bueno.
Pero además la cita ahora, que no antes, del artículo de Antonio
Álvarez puede sugerir que es otra de las fuentes en las que se basó el
Sr. Torres para su artículo, y que en ella pueden estar las
afirmaciones del mismo. Pues tampoco. No sólo el artículo de Álvarez
Núñez no cita para nada el ídolo de A Caeira, sino que no cita tampoco
ídolo ninguno; y todo ello por la sencilla razón de que es un artículo
únicamente descRIPtivo, en el que da a conocer las nuevas estaciones
por él encontradas acompañadas, a fin de presentar un inventario
completo de los petroglifos de la zona. Por supuesto, de todas las
estaciones previamente conocidas da la bibliografía correspondiente,
como hace cualquier autor mínimamente serio (y Álvarez Núñez lo es más
que mínimamente), con un total de tres páginas de referencias, más que
las dedicadas a la estación de Laxe das Ferraduras.
Es una lástima que el Sr. Torres no haya usado esta fuente, porque es
buena. Habría dicho cosas acertadas en lugar de deleitarnos (esto
empieza a ser divertido) con nuevas meteduras de pata, como veremos:
Dice el Sr. Torres:
"Una de las escasas
representaciones de ídolos cilíndricos en Galiza se encuentra en la denominada
Laxe das Ferraduras (Fentáns. San
Xurxo de Sacos. Cotobade. Pontevedra) (ver mis imágenes) y que se ha
datado entre los períodos del Bronce II al Bronce III. Aparecen además un ídolo
con bastón, un antropomorfo con una gigantesca alabarda nerviada y cérvidos
heridos."
Pues nada de esto dice Álvarez Núñez. De entrada, como persona seria y
prudente que es, no dice que sean representaciones de ídolos, sino que
los califica por su forma, no por su significado, empleando el término
"idoliformes". Son, efectivamente, figuras que tienen una forma similar
a la de los ídolos-cilindro, pero no se sabe si los que las trazaron
quisieron representar ídolos u otra cosa. Por eso está bien decir que
tienen forma de ídolos, es decir, que son idoliformes, como hace el Sr.
Álvarez, y está mal, por el contrario, afirmar que son
"representaciones de ídolos cilíndricos", como hace el Sr. Torres.
Nada dice el Sr. Álvarez, como era de esperar, de eso de que "se han
datado entre los períodos del Bronce II al Bronce III". El Sr. Torres
sigue ocultándonos dónde encontró esa datación; lo que está claro es
que no fue en este artículo de Álvarez Núñez.
A mí, de todas formas, lo que me parece más divertido es lo del
"antropomorfo con una gigantesca alabarda nerviada". ¿De dónde habrá
sacado el Sr. Torres lo de la alabarda, y además nerviada y gigantesca?
En a Laxe das Ferraduras no hay alabarda ninguna, ni grande ni pequeña,
ni nerviada ni tranquila. Lo que hay es un gichiño con una pedazo
espada que te cagas. Ya es lástima que, además de no citar fuentes,
cuando las tiene a mano, y buenas, no las use. Porque si las hubiera
usado habría evitado esa metedura de pata de confundir espada con
alabarda, que ya es confundir; Álvarez Núñez lo dice muy clarito:
"la primera [escena], en el tercio superior de la sección, eatá formada
por un antropomorfo de 12 cm que en su mano izquierda lleva un escudo
circular, su diámetro mide 7 cm, y en la derecha una gran espada nervada,
de 65x20 cm, que en su parte más ancha presenta dos pequeñas
escotaduras cóncavas, una a cada lado. Mientras los surcos que dan
forma a la hoja son rectos, los que configuran el pomo parecen la
representación de una impronta de animal" (A. Álvarez, op.cit., pp. 100).
Nada, por lo tanto, de alabarda gigantesca. Espada, y bien espada.
Oiga, Torres, ya podía trabajar algo, que se lo estoy haciendo yo todo.
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