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viernes, 04 de enero de 2008
Sección: De los pueblos de Celtiberia
Información publicada por: DelaCarpetania
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El teatro romano de Sagunto deberá volver a su estado original

El teatro romano, de la ciudad de Sagunto, volverá a su estado original antes de las obras de reconstrucción.

La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha confirmado el plazo de dieciocho meses para que se ejecuten las obras de reversión del Teatro Romano de Sagunto dictadas en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) de abril de 2003.


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  1. #1 jeromor 12 de ene. 2008

    De Las Provincias, la opinión de un ciudadano sobre la obra y uno de los autores:


    "Carlos - 11/01/2008 20:14
    Yo he sufrido em mis carnes como alumno de la Escuela de Arquitectura de Valencia al señor Portacelli, donde por el bien de todos debería inminentemente dejar de dar clases, y os aseguro que no me extraña en absoluto la atrocidad que se cometió con el impresionante escenario que los romanos nos dejaron en Sagunto. Tampoco me extraña que este incomparable teatro haya sido víctima de tan egocéntrico, horRIPilante y arrasador proyecto de "rehabilitación".

  2. #2 jeromor 12 de ene. 2008

    Lucus:


    NO se si el ciudadano que opina y yo coincidimos en el parecio por el Tomate o no, pero, visitado el teatro de Sagunto antes y después de la intervención de Portacelli y cía, coincido totalmente con él en que el teatro es "egocéntrico , horRIPilante y arrasador "

  3. #3 A.M.Canto 13 de ene. 2008

    Giannini: Disculpe, pero no es así. La Ley de Patrimonio de 1985 era la única de aplicación en la Comunidad Valenciana en el momento en el que se comienzan las obras (1986), y también cuando se suspenden (1993), ya que la primera normativa propia es la Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural Valenciano, que además no trataba de la cuestión de las intervenciones, esto se contempla en la modificación de 2004: Ley 7/2004 "de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio,
    del Patrimonio Cultural Valenciano". Y, con todo, véase lo que ésta dispone al respecto:

    "Artículo
    38
    . Criterios de intervención en monumentos y jardines históricos.

    1. Cualquier intervención en un
    monumento o jardín histórico declarado de interés cultural deberá ir encaminada
    a la preservación y acrecentamiento de los intereses patrimoniales que
    determinaron dicho reconocimiento
    (1) y se ajustará a los siguientes criterios:

    a) La intervención respetará las
    características y valores esenciales del inmueble. Se conservarán sus
    características volumétricas, espaciales, morfológicas y artísticas
    , así como
    las aportaciones de distintas épocas que hayan enriquecido sus valores
    originales. En caso de que se autorice alguna supresión deberá quedar
    debidamente documentada.

    d) No se autorizarán las reconstrucciones totales o
    parciales del bien, salvo que la pervivencia de elementos originales o el
    conocimiento documental suficiente de lo que se haya perdido lo permitan, y
    tampoco cualquier añadido que falsee la autenticidad histórica.
    En todo caso,
    tanto la documentación previa del estado original de los restos, como el tipo
    de reconstrucción y los materiales empleados deberán permitir la identificación
    de la intervención y su reversibilidad."

    (1) En este caso, sus valores romanos, pues este teatro fue el primero en ser declarado monumento nacional, en 1896.

    No mencioné en el tema de la irrectroactividad la única excepción que hay y Ud. señala porque atañe a la limitación de derechos individuales, especialmente el de privación de libertad, y por tanto se aplica en lo penal, como bien sabemos a raíz de la excarcelación obligada de algunos etarras. Y tiene toda lógica: si alguien cumple 20 años por un delito, no puede pasar a cumplir 5 más porque quince años después se cambie la ley. Pero, vamos, aquí eso no tiene nada que ver y, aunque se aplicara la prescRIPción de 2004, el final sería el mismo. El caso de la anulación de sentencias de los tribunales franquistas (que debe considerarse excepcional desde el punto de vista de los sistemas democráticos) ha requerido a pesar de todo una ley expresa. No se hubiera podido hacer si no, además de que estamos de nuevo en el ámbito penal. 

    Como conclusión, la ley de Patrimonio de 1985 es la única aplicable a este caso y, aunque se pudiera aplicar la autonómica (que tampoco, por la misma irretroactividad), ésta también prohíbe las reconstrucciones de edificios arqueológicos y los falseamientos. Cosas ambas que en Sagunto se han hecho, siendo evidente que no quedaban elementos originales para levantar la scaenae frons como fue, ni tampoco la escena de los teatros romanos, ni hacia dentro ni hacia fuera, tiene un mínimo parecido con el "invento" de Grassi y Portaceli.

  4. #4 jeromor 13 de ene. 2008

    Mensaje de Juan Blanco en Terrae Antiqvae


    “En la página Historia UNED (no oficial) hay un hilo sobre el teatro de Sagunto donde encuentro este mensaje, no sé si el autor estará aquí en Terrae...


     


           Juan Blanco


     


    -----------------------------------


     


    http://uned-historia.metropoliglobal.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=9938


     


     


    Hola compis!!!

    Cuando estaba en primero de carrera (corría el año 2001), asistí a un curso de "Patrimonio al Debate" y mi investigación final consistió en la polémicas restauraciones del Teatro de Sagunto. Os pego mi trabajo, xq recoge bastante información sobre el tema y puede conseguir de q nos hagamos una idea de en q consistió la "restauración" de Grassi y Portaceli.


     

    "LAS POLEMICAS RESTAURACIONES EN EL MUNDO ANTIGUO.

    EL TEATRO ROMANO DE SAGUNTO


    Aunque últimamente hayamos visto proliferar las intervenciones en nuestros monumentos de forma rápida, no han ido con la misma velocidad, los estudios sobre nuestro patrimonio y lo que este nos puede transmitir, o lo que es mejor, enseñar. Es por esto mismo, que hablamos de intervenciones y no de restauraciones, ya que sería impropio utilizar este último término, para designar a actuaciones que se caracterizan por su falta de documentación y rigor. De todas formas, no todas las intervenciones se realizan mal, sino que todo depende del interés que despierte el monumento que se va a someter a restauración. En este caso, el monumento a investigar es el Teatro Romano de Sagunto, el cual se encuentra entre los primeros a los que el Estado dio tal calificativo. Tras la destrucción ejecutada por el hombre en la baja antigüedad, convirtiéndose en un esqueleto al ser saqueado de toda ornamentación y de los sillares que conformaban sus partes más nobles, la majestuosidad y potencia de su estructura se han mantenido expresando la sabiduría y conocimientos técnicos de sus constructores y ha sido causa de admiración y curiosidad, por todos los que han sentido y sienten la atracción por el pasado y sus variantes.


    Existen arqueólogos que tienen diferentes conceptos sobre la restauración y rehabilitación de los monumentos, pudiéndose englobar en tres grupos:

    - Arqueólogos no intervencionistas: esta postura deja en manos de los arquitectos la libertad para hacer lo que quieran. Este extremismo llevaría a la gloria (o lo contrario) a un arquitecto y a la empresa que lo dirige, manteniéndose el arqueólogo, relegado a un plano secundario.

    - Arqueólogos que sólo permiten unas "restituciones mínimas": aunque este concepto es muy débil, y sino sólo hay que ver el teatro romano de Sagunto o monumentos comparables a este. Este sentido ha conseguido convertir en un caos, monumentos y tipologías arquitectónicas.

    - Arqueólogos clásicos: promueven la restauración profunda de los monumentos, y se preocupan por como deberían ser las relaciones entre arqueólogos y arquitectos, aunque estos últimos están mejor situados que los primeros.

    La problemática relación de los dos profesionales antes nombrados se ha sacado a la luz tras las opiniones sobre la rehabilitación del Teatro de Sagunto, monumento al que va dirigido este trabajo. En estos últimos años, algunos arquitectos han criticado la situación penosa a la que se ven sometidos los arqueólogos, haciendo de esta forma una crítica indirecta hacia sus compañeros arquitectos Grassi y Portaceli, que llevaron a cabo la rehabilitación ejercida sobre el monumento mencionado. A pesar de estas críticas, los arquitectos han englobado el trabajo que debería ser ejercido por los arqueólogos, los cuales son los que conocen sobre los temas de Patrimonio y Arqueología, ya que un arquitecto intervendría guiándose solamente por la estética.

    Las leyes españolas, que rigen el desarrollo científico de la investigación arqueológica y la materia de patrimonio histórico, viven en una constante renovación. Por ejemplo, la ley de 1985 sustituye el término de ruina-monumento, por el de bien de interés cultural. Este término hace que el concepto que se tiene de un arqueólogo no sea el de experto en ruinas, y se le juzgue por sus estudios y su documentación. En la actualidad, el turismo cultural crece, por lo que se demanda espacios históricos, es ahora cuando los arqueólogos deben aprovechar para demostrar que sus investigaciones son estudios con base y argumento.

    Una sentencia del Tribunal Supremo de Valencia, acaba da avivar la polémica en lo referido a la rehabilitación llevada a cabo en el Teatro Romano de Sagunto. Esta sentencia ha declarado ilegal, dicha intervención, basándose en el artículo 39.2 de la ley de Patrimonio Histórico Español, que contiene una redacción del artículo 19 de la antigua ley del Tesoro Artístico que prohibía toda reconstrucción en los monumentos. La redacción matiza esta ley, utilizando términos ambiguos que dan pie a confusión. Ante la poca claridad que esta ley transmite, los jueces han aplicado una interpretación general, a pesar de que a estos no se les debería permitir juzgar casos en los que entre en juego la restauración arqueológica. Las redacciones de la ley tampoco resolverán el problema, ya que los intentos de precisión, sólo serán los desencadenantes de más dificultades. Para mejorar una ley, esta debe ser discutida y elaborada por las personas implicadas en el cuidado y la conservación de nuestro Patrimonio Cultural, siendo esta fruto del sentido común y de lo lícito y correcto, sino será imposible que exista una ley que garantice una adecuada restauración de los monumentos. Todo esto se corresponde con los criterios de restauración, basados en una situación cultural concreta.

    Un ejemplo en los errores cometidos en la intervención al Teatro de Sagunto: la cávea tiene un boquete debido a que la "restitución mínima" de las gradas ha desajustado su ritmo compositivo, de modo que en la parte superior irrumpe la bóveda de un pasillo subterráneo de distribución, al no haberse calculado que las losas que recubrían los asientos iban sumando altura a las gradas.

    Los extremos de la cávea se han consolidado como si fueran parodoi, elemento que no tiene lugar en un teatro latino, aunque para conseguir ese plano vertical se recurriera a volar con un cartucho de dinamita una parte de la estructura romana.
    También el escenario se había ensanchado, sellando las substrucciones del frente escénico y del proscenio, con un piso de cemento sobre el que se elevan los restos de dos valvas.

    Pueden elaborarse trabajos orientados a subsanar esos errores. No podemos tener un planteamiento rígido en cuanto a la restauración. Por eso, esas intervenciones mínimas, a veces irreversibles, son tan peligrosas como una restauración de mayores ambiciones, siendo por este motivo, por lo que el informe arqueológico es decisivo para optar por uno o por otro grado de intervención. Para conocer la articulación constructiva, la arqueología clásica dispone de un método basado en el estudio directo del monumento. Se han realizado la planta y las secciones arqueológicas del Teatro de Sagunto en la documentación aportada por Emilia Hernández en 1986 y esas conclusiones sí que han sido utilizadas en la rehabilitación planteada por el proyecto, de modo que el recubrimiento de las gradas, la anchura y distribución de los praecinctiones, el lugar en que se elevan los baltei, la correspondencia y servicio de cada uno de los vomitorios y la consiguiente altura del edificio escénico por los que se decide el proyecto de los arquitectos G. Grassi y M. Portaceli, incorpora el resultado de un análisis arqueológico. Por una vez el equipo arqueológico no se ha limitado a hacer un simple seguimiento de la obra, sino que ha ido por delante, frente a cuyas propuestas se ha manifestado disconforme.

    La contemplación de las formas romanas desprovistas de decoración, produce una impresión de proyecto inacabado y eso puede achacarse al proyecto del Teatro de Sagunto: un cuerpo arquitectónico de ladrillo depositado sobre la cimentación pétrea romana, limpio y claro, que cobija en su interior capiteles, inscRIPciones y mosaicos procedentes de la ciudad de Sagunto. Hay quien opina que la memoria del lugar no justifica una restauración. La intervención de G. Grassi y M. Portaceli partía de unos criterios que pueden tomarse como defendibles, pero que analizados no soportan una crítica rigurosa. G. Grassi atribuye a anteriores intervenciones objetivos y criterios que parecen infundados y subjetivos, al definir el estado del monumento como una ruina artificial. En base a ello, se establecían las justificaciones de su actuación. Pero esto no podía resultar excusa para el tipo de intervención realizada, que se desentiende de la originalidad del propio monumento para plantear una idea propia sobre el mismo que acaba implantándose por encima de toda otra consideración. No puede afirmarse que el proyecto se haya basado en un conocimiento científico del edificio, ni que haya sido respetuoso con éste. Ni se hizo la adecuada investigación previa a la fase del proyecto, ni los resultados obtenidos de los hallazgos o estudios posteriores han provocado las modificaciones que hubieran sido de rigor, lo que lleva a suponer que tales datos no importaban a los autores del proyecto.

    Como ejemplo: la reconstrucción del muro de cierre de postscaenium. En sus orígenes seguramente fue ejecutado en dos fases y presentaba exteriormente una estructura de machones de refuerzo de opus quadratum, cuyos grandes sillares habían sido arrancados ya de antiguo, pero de los que quedaban las huellas, con relleno de sillarejos de opus vittatum. Respecto al remontaje de algunos elementos de los órdenes que decoraron el frons scaena parece un intento serio de mostrar lo que pudo ser la ornamentación del teatro. Las columnas se han dispuesto con una proporción rechoncha, lo que las priva de la elegancia y de la armonía que caracteriza a los órdenes clásicos. Parece que la escena tuvo tRIPle orden, lo que el montaje realizado se encarga de contradecir. La reconstrucción del edificio escénico es errónea en la altura, pues queda achaparrado al no haber alcanzado la altura que debió tener originalmente. Las superficies que se presentan, ni siquiera una cuarta parte son restos originales romanos.

    A este efecto contribuye en gran medida la reconstrucción del graderío realizado en un material, distinto del original tanto en color como en textura, pues frente al color gris azulado de los sillares opus quadratum de caliza local se ha utilizado un aplacado de piedra blanca de tipo travertino, de Teruel. A esto le unimos la arbitraria decisión de interrumpir la scalae en los corredores o balteus.

    ¿Hasta qué punto se justifica una intervención de esta envergadura en un monumento histórico?
    Existen dos tipos de justificaciones:

    a) En primer lugar se apela que históricamente ha habido intervenciones de cada época en los edificios, llegando alguna a tener tanta o mayor calidad que la obra original. La existencia de una mayor conciencia histórica y de un respeto hacia el legado del pasado, en este caso arquitectónico. Nuestra época se caracteriza por haber plasmado este sentir en legislaciones protectoras de este legado. En este caso nos enfrentamos con la esencia misma del concepto de conservación de un patrimonio. Argumentar que igual que se hizo en esas épocas se puede hacer hoy, es un contrasentido histórico, y será en su concepción y actitud, arquitectura de otra época, no arquitectura actual. En cualquier caso debe respetar la esencia y la naturaleza del monumento, no sobreponerse a él, ni menos ocultarlo o enmascararlo detrás de la obra actual. Y respetar su esencia puede en muchos casos querer decir respetar su estado de ruina. Conviene aquí preguntarse hasta que punto es necesario que todos los monumentos vuelvan a recuperar un uso. Hay muchos que merecen quedar como meros símbolos. Y si hace falta un teatro, hay muchos lugares en que poder edificarlo.

    b) Otro de los argumentos es la supuesta restauración del espacio original. La recuperación del espacio primigenio original, choca con la conservación de la materia auténtica del monumento. Lo que no tiene sentido es una restauración cree un espacio nuevo o transforme el original. En un monumento llegado a nosotros en estado de ruina, su espacio ruinoso no será el "auténtico" original, pero puede llegar a cobrar significación propia como ruina, y por tanto nueva autenticidad.

    El atractivo y la veneración que para nuestra sociedad encierran muchos monumentos, no cabe duda que en muchos casos se desvanecería tras actuaciones de reconstrucción como la aquí realizada. La idea de recuperar el espacio original no puede tomarse como válida en todos los casos y cuando hay serias dificultades para conocer su auténtica forma, y más cuando exige realizar un volumen de obra que rivaliza con las partes originales conservadas, resulta dudosa su validez como criterio de actuación. Es comprensible que una parte de la sociedad haya entendido que la obra ha supuesto una agresión contra el monumento. Y que hayan intentado detener esa agresión por todos los medios, incluidos los legales.

    En la actualidad, quince meses después de que el Tribunal Superior de Justicia confirmara la sentencia dictada en 1993 a favor de la reversibilidad del Teatro Romano de Sagunto, la Generalitat ha anunciado las zonas en que se realizarán los trabajos que devolverán al recinto al estado en que se encontraba en 1988. Todas las obras de nueva construcción en parte del escenario, los laterales y las gradas serán derribadas hasta dejar el teatro tal y como estaba antes de la polémica intervención de los arquitectos Grassi y Portaceli.

    El derribo podría costar unos seis millones de euros y, no comenzará hasta septiembre. Todos los informes sobre la reversibilidad de las obras en la zona de la gradería son favorables tras la realización de diversas catas sobre la zona. En cuanto a la zona del escenario, la reversibilidad será posible hasta cuotas de 1/20, ya que este a partir de este nivel cuando hay peligro de tocar la piedra original. Habrá partes del escenario en las que será posible intervenir en mayor profundidad debido a que la obra de mármol no está nivelada. Es imposible devolver los restos arqueológicos hallados y sacados del teatro cuando se hicieron las obras. Estos restos pasarán a exponerse en uno de los museos de la localidad, en la denominada casa del Mestre Penya.

    El proyecto definitivo de restauración será elaborado por una comisión multidisciplinar, en la que tendrán cabida desde arquitectos a delineantes, pasando por historiadores. Los miembros de esta comisión debatirán exclusivamente cuestiones técnicas. La sentencia prohibe la nueva construcción y sólo indica la demolición de la obra nueva y la adecuación del recinto para que éste tenga finalidad funcional y pueda ser utilizado por el público. Se harán las reformas pertinentes para evitar las filtraciones de agua que han perjudicado durante estos años la piedra original de la gradería."

    Espero q os haya gustado mi trabajo, si véis algún fallo me lo decís.

    Las fuentes q utilicé fueron:

    - El Teatro Romano de Sagunto: Génesis y Construcción.
    LARA ORTEGA, Salvador
    - Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 147
    - Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 150
    - Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 153

    Para finalizar, voy a citar algo q escribí en la opinión personal de este trabajo y q no os he adjuntado (xq son opiniones personales sin importancia... y tampoco soy un experto en arqueología
    ). Lo escribí hace 6 años, pero para mi sigue teniendo la misma validez:

    "El patrimonio es nuestro pasado, el cual nos ayuda a afrontar el futuro sin sensación de desarraigo, ni cultural, ni social. Si acabamos con este patrimonio o lo convertimos en una obra actual, perdiendo así su identidad, no habrá pasado al que recurrir para fijar nuestro presente, ni tampoco para sentir nostalgia por él y enorgullecernos de lo que un día fuimos."


     


     

  5. #5 A.M.Canto 13 de ene. 2008

    Más documentación. El que sigue es un trabajo de curso reportado por J. Blanco en la Lista de terraeantiqvae. Procede un hilo de foros de la UNED sobre el mismo tema del teatro, y lo firma "gericault", de Tenerife, aquí. Lo voy a transcribir con ambas venias (espero), porque contiene detalles y precisiones poco comentadas en prensa sobre algunos errores muy concretos, que me permitiré resaltar, entre otros:

    «Cuando
    estaba en primero de carrera (corría el año 2001), asistí a un curso de
    "Patrimonio al Debate" y mi investigación final consistió en la
    polémicas restauraciones del Teatro de Sagunto. Os pego mi trabajo, xq recoge
    bastante información sobre el tema y puede conseguir de q nos hagamos una idea
    de en q consistió la "restauración" de Grassi y Portaceli.



    "LAS POLEMICAS RESTAURACIONES EN EL MUNDO ANTIGUO. EL
    TEATRO ROMANO DE SAGUNTO


    Aunque últimamente hayamos visto proliferar las intervenciones en nuestros
    monumentos de forma rápida, no han ido con la misma velocidad, los estudios
    sobre nuestro patrimonio y lo que este nos puede transmitir, o lo que es mejor,
    enseñar. Es por esto mismo que hablamos de intervenciones y no de restauraciones, ya que sería
    impropio utilizar este último término, para designar a actuaciones que se
    caracterizan por su falta de documentación y rigor. De todas formas, no
    todas las intervenciones se realizan mal, sino que todo depende del interés que
    despierte el monumento que se va a someter a restauración. En este caso, el
    monumento a investigar es el Teatro Romano de Sagunto, el cual se encuentra
    entre los primeros a los que el Estado dio tal calificativo. Tras la
    destrucción ejecutada por el hombre en la baja antigüedad, convirtiéndose en un
    esqueleto al ser saqueado de toda ornamentación y de los sillares que
    conformaban sus partes más nobles, la majestuosidad y potencia de su estructura
    se han mantenido expresando la sabiduría y conocimientos técnicos de sus
    constructores y ha sido causa de admiración y curiosidad, por todos los que han
    sentido y sienten la atracción por el pasado y sus variantes.


    Existen arqueólogos que
    tienen diferentes conceptos sobre la restauración y rehabilitación de los
    monumentos, pudiéndose englobar en tres grupos:


    - Arqueólogos no intervencionistas: esta postura deja en manos de los
    arquitectos la libertad para hacer lo que quieran. Este extremismo llevaría a
    la gloria (o lo contrario) a un arquitecto y a la empresa que lo dirige,
    manteniéndose el arqueólogo relegado a un plano secundario.


    - Arqueólogos que sólo permiten unas "restituciones mínimas": aunque
    este concepto es muy débil, y si no sólo hay que ver el teatro romano de
    Sagunto o monumentos comparables a este. Este sentido ha conseguido convertir
    en un caos, monumentos y tipologías arquitectónicas.


    - Arqueólogos clásicos: promueven la restauración profunda de los monumentos, y
    se preocupan por como deberían ser las relaciones entre arqueólogos y
    arquitectos, aunque estos últimos están mejor situados que los primeros.


    La problemática relación de los dos profesionales antes nombrados
    se ha sacado
    a la luz tras las opiniones sobre la rehabilitación del Teatro de Sagunto,
    monumento al que va dirigido este trabajo. En estos últimos años, algunos arquitectos han criticado
    la situación penosa a la que se ven sometidos los arqueólogos, haciendo de esta
    forma una crítica indirecta hacia sus compañeros arquitectos Grassi y Portaceli
    ,
    que llevaron a cabo la rehabilitación ejercida sobre el monumento mencionado. A
    pesar de estas críticas, los
    arquitectos han englobado el trabajo que debería ser ejercido por los
    arqueólogos
    , los cuales son los que conocen sobre los temas de Patrimonio y
    Arqueología, ya que un arquitecto intervendría guiándose solamente por la
    estética.


    Las leyes españolas, que rigen el desarrollo científico de la investigación
    arqueológica y la materia de patrimonio histórico, viven en una constante
    renovación. Por ejemplo,
    la ley de 1985 sustituye el término de ruina-monumento, por el de bien de
    interés cultural. Este
    término hace que el concepto que se tiene de un arqueólogo no sea el de experto
    en ruinas, y se le juzgue por sus estudios y su documentación
    . En la
    actualidad, el turismo cultural crece, por lo que se demanda espacios
    históricos, es ahora cuando los arqueólogos deben aprovechar para demostrar que
    sus investigaciones son estudios con base y argumento.


    Una sentencia del Tribunal Supremo de Valencia, acaba de avivar la polémica en
    lo referido a la rehabilitación llevada a cabo en el Teatro Romano de Sagunto.
    Esta sentencia ha declarado ilegal dicha intervención, basándose en el artículo 39.2 de la ley de
    Patrimonio Histórico Español, que contiene una redacción del artículo 19 de la
    antigua Ley del Tesoro Artístico que prohibía toda reconstrucción en los
    monumentos.
    La redacción matiza esta ley, utilizando términos ambiguos
    que dan pie a confusión. Ante la poca claridad que esta ley transmite, los
    jueces han aplicado una interpretación general, a pesar de que a éstos no se
    les debería permitir juzgar casos en los que entre en juego la restauración
    arqueológica. Las redacciones de la ley tampoco resolverán el problema, ya que
    los intentos de precisión sólo serán los desencadenantes de más dificultades.
    Para mejorar una ley, esta debe ser discutida y elaborada por las personas
    implicadas en el cuidado y la conservación de nuestro Patrimonio Cultural,
    siendo esta fruto del sentido común y de lo lícito y correcto, si no será
    imposible que exista una ley que garantice una adecuada restauración de los
    monumentos. Todo esto se corresponde con los criterios de restauración, basados
    en una situación cultural concreta.


    Un ejemplo en los errores
    cometidos en la intervención
    al Teatro de Sagunto: la cávea tiene un boquete
    debido a que la "restitución mínima" de las gradas ha desajustado su
    ritmo compositivo, de modo que en la parte superior irrumpe la bóveda de un
    pasillo subterráneo de distribución, al no haberse calculado que las losas que
    recubrían los asientos iban sumando altura a las gradas.


    Los extremos de la cávea
    se han consolidado como si fueran parodoi, elemento que no tiene lugar en un
    teatro latino, aunque para conseguir ese plano vertical se recurriera a volar
    con un cartucho de dinamita una parte de la estructura romana.


    También el escenario se había ensanchado, sellando las substrucciones del
    frente escénico y del proscenio, con un piso de cemento sobre el que se elevan
    los restos de dos valvas.


    Pueden elaborarse trabajos orientados a subsanar esos errores. No podemos tener
    un planteamiento rígido en cuanto a la restauración. Por eso, esas
    intervenciones mínimas, a veces irreversibles, son tan peligrosas como una
    restauración de mayores ambiciones, siendo por este motivo, por lo que el
    informe arqueológico es decisivo para optar por uno o por otro grado de
    intervención
    . Para conocer la articulación constructiva, la arqueología clásica
    dispone de un método basado en el estudio directo del monumento. Se han realizado la planta y las
    secciones arqueológicas del Teatro de Sagunto en la documentación aportada por
    Emilia Hernández en 1986 y esas conclusiones sí que han sido utilizadas en la
    rehabilitación planteada por el proyecto, de modo que el recubrimiento
    de las gradas, la anchura y distribución de los praecinctiones, el lugar en que
    se elevan los baltei, la correspondencia y servicio de cada uno de los
    vomitorios y la consiguiente altura del edificio escénico por los que se decide
    el proyecto de los arquitectos G. Grassi y M. Portaceli, incorpora el resultado
    de un análisis arqueológico.
    Por
    una vez el equipo arqueológico no se ha limitado a hacer un simple seguimiento
    de la obra, sino que ha ido por delante, frente a cuyas propuestas se ha
    manifestado disconforme.


    La contemplación de las formas romanas desprovistas de decoración, produce una
    impresión de proyecto
    inacabado
    y eso puede achacarse al proyecto del Teatro de Sagunto: un cuerpo arquitectónico de
    ladrillo depositado sobre la cimentación pétrea romana, limpio y claro, que
    cobija en su interior capiteles, inscRIPciones y mosaicos procedentes de la
    ciudad de Sagunto
    .
    Hay quien opina que la memoria del lugar no justifica
    una restauración. La
    intervención de G. Grassi y M. Portaceli partía de unos criterios que pueden
    tomarse como defendibles, pero que analizados no soportan una crítica rigurosa.
    G. Grassi atribuye a anteriores intervenciones objetivos y criterios que
    parecen infundados y subjetivos, al definir el estado del monumento como una ruina artificial. En base a
    ello, se establecían las justificaciones de su actuación. Pero esto no
    podía resultar excusa para el tipo de intervención realizada, que se desentiende de la
    originalidad del propio monumento para plantear una idea propia sobre el mismo
    que acaba implantándose por encima de toda otra consideración.
    No puede
    afirmarse que el proyecto se haya basado en un conocimiento científico del
    edificio, ni que haya sido respetuoso con éste.
    Ni se hizo la adecuada
    investigación previa a la fase del proyecto, ni los resultados obtenidos de los
    hallazgos o estudios posteriores han provocado las modificaciones que hubieran
    sido de rigor, lo que lleva a suponer que tales datos no
    importaban a los autores del proyecto.


    Como ejemplo: la
    reconstrucción del muro de cierre de postscaenium. En sus orígenes
    seguramente fue ejecutado en dos fases y presentaba exteriormente una
    estructura de machones de refuerzo de opus quadratum, cuyos grandes sillares
    habían sido arrancados ya de antiguo, pero de los que quedaban las huellas, con
    relleno de sillarejos de opus vittatum
    . Respecto al remontaje de algunos elementos
    de los órdenes que decoraron el frons scaenae, parece un intento serio de
    mostrar lo que pudo ser la ornamentación del teatro. Las columnas se han dispuesto con una proporción
    rechoncha, lo que las priva de la elegancia y de la armonía que caracteriza a
    los órdenes clásicos. Parece que la escena tuvo tRIPle orden, lo que el montaje
    realizado se encarga de contradecir. La reconstrucción del edificio escénico es
    errónea en la altura, pues queda achaparrado al no haber alcanzado la altura
    que debió tener originalmente. Las superficies que se presentan, ni siquiera
    una cuarta parte son restos originales romanos.


    A este efecto contribuye en gran medida la reconstrucción del graderío
    realizado en un material, distinto
    del original tanto en color como en textura
    , pues frente al color gris azulado
    de los sillares opus quadratum de caliza local se ha utilizado un aplacado de
    piedra blanca de tipo travertino, de Teruel. A esto le unimos la
    arbitraria decisión de interrumpir las scalae en los corredores o balteus.


    ¿Hasta qué punto se justifica una intervención de esta envergadura en un
    monumento histórico? Existen dos tipos de justificaciones:


    a) En primer lugar se apela a que históricamente ha habido intervenciones de
    cada época en los edificios, llegando alguna a tener tanta o mayor calidad que
    la obra original. La existencia de una mayor conciencia histórica y de un
    respeto hacia el legado del pasado, en este caso arquitectónico. Nuestra época se caracteriza por
    haber plasmado este sentir en legislaciones protectoras de este legado.
    En este caso nos enfrentamos con la esencia misma del concepto de conservación
    de un patrimonio.
    Argumentar que igual que se hizo en esas épocas se puede
    hacer hoy, es un contrasentido histórico, y será en su concepción y actitud,
    arquitectura de otra época, no arquitectura actual. En cualquier caso debe respetar la esencia y la
    naturaleza del monumento, no sobreponerse a él, ni menos ocultarlo o
    enmascararlo detrás de la obra actual.
    Y respetar su esencia puede en
    muchos casos querer decir respetar su estado de ruina. Conviene aquí preguntarse hasta que punto es
    necesario que todos los monumentos vuelvan a recuperar un uso. Hay muchos que
    merecen quedar como meros símbolos. Y si hace falta un teatro, hay
    muchos lugares en que poder edificarlo.


    b) Otro de los argumentos es la supuesta restauración del espacio original. La
    recuperación del espacio primigenio original, choca con la conservación de la
    materia auténtica del monumento. Lo que no tiene sentido es una restauración cree un espacio nuevo o
    transforme el original. En un monumento llegado a nosotros en estado de
    ruina
    , su espacio ruinoso no será el "auténtico" original, pero puede
    llegar a cobrar significación propia como ruina, y por tanto nueva
    autenticidad.


    El atractivo y la veneración que para nuestra sociedad encierran muchos
    monumentos, no cabe duda que en muchos casos se desvanecería tras actuaciones
    de reconstrucción como la aquí realizada. La idea de recuperar el espacio original no puede tomarse
    como válida en todos los casos y cuando hay serias dificultades para conocer su
    auténtica forma, y más cuando exige realizar un volumen de obra que rivaliza
    con las partes originales conservadas, resulta dudosa su validez como criterio
    de actuación.
    Es comprensible que una parte de la sociedad haya
    entendido que la obra ha supuesto una agresión contra el monumento. Y que hayan
    intentado detener esa agresión por todos los medios, incluidos los legales.


    En la actualidad, quince meses después de que el Tribunal Superior de Justicia
    confirmara la sentencia dictada en 1993 a favor de la reversibilidad del Teatro
    Romano de Sagunto, la
    Generalitat ha anunciado las zonas en que se realizarán los
    trabajos que devolverán al recinto al estado en que se encontraba en 1988.
    Todas las obras de nueva construcción en parte del escenario, los laterales y
    las gradas serán derribadas hasta dejar el teatro tal y como estaba antes de la
    polémica intervención de los arquitectos Grassi y Portaceli.


    El derribo podría costar unos seis millones de euros y, no comenzará hasta
    septiembre. Todos los
    informes sobre la reversibilidad de las obras en la zona de la gradería son
    favorables tras la realización de diversas catas sobre la zona. En cuanto a la
    zona del escenario, la reversibilidad será posible hasta cuotas de 1/20, ya que
    este a partir de este nivel cuando hay peligro de tocar la piedra original.
    Habrá partes del escenario en las que será posible intervenir en mayor
    profundidad debido a que la obra de mármol no está nivelada. Es imposible devolver los restos
    arqueológicos hallados y sacados del teatro cuando se hicieron las obras.
    Estos restos pasarán a exponerse en uno de los museos de la localidad, en la
    denominada casa del Mestre Penya.


    El proyecto definitivo de restauración será elaborado por una comisión
    multidisciplinar, en la que tendrán cabida desde arquitectos a delineantes,
    pasando por historiadores. Los miembros de esta comisión debatirán
    exclusivamente cuestiones técnicas. La sentencia prohibe la nueva construcción
    y sólo indica la demolición de la obra nueva y la adecuación del recinto para
    que éste tenga finalidad funcional y pueda ser utilizado por el público.
    Se
    harán las reformas pertinentes para evitar las filtraciones de agua que han
    perjudicado durante estos años la piedra original de la gradería."


    Espero q os haya gustado mi trabajo, si véis algún fallo me lo decís.


    Las fuentes q utilicé fueron:


    - El Teatro Romano de Sagunto: Génesis y Construcción. LARA ORTEGA, Salvador
    - Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 147
    - Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 150
    - Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 153


    Para finalizar, voy a citar algo q escribí en la opinión personal de este
    trabajo y q no os he adjuntado (xq son opiniones personales sin importancia...
    y tampoco soy un experto en arqueología). Lo escribí hace 6
    años, pero para mi sigue teniendo la misma validez:


    "El patrimonio es nuestro pasado, el cual nos ayuda a afrontar el futuro
    sin sensación de desarraigo, ni cultural, ni social. Si acabamos con este
    patrimonio o lo convertimos en una obra actual, perdiendo así su identidad, no
    habrá pasado al que recurrir para fijar nuestro presente, ni tampoco para
    sentir nostalgia por él y enorgullecernos de lo que un día fuimos."»

  6. #6 A.M.Canto 14 de ene. 2008

    Varios de 12-14 de enero en Las Provincias
    Editorial
    Teatro "inservible"
    El Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana terció ayer en la
    polémica suscitada a partir de la sentencia del Tribunal Supremo que
    obliga al Consell a revertir el Teatro Romano de Sagunto al estado que
    tenía antes de la desafortunada rehabilitación de Grassi y Portaceli. Y
    lo hizo para advertir del riesgo que el cumplimiento del fallo judicial
    supondría para el monumento, que, según el decano del Colegio, quedaría
    "inservible". No obstante, este organismo reconoce que la intervención
    arquitectónica nunca debió hacerse como se hizo, aunque a estas
    alturas, tras diecisiete años de litigios y con varias sentencias en
    contra de las obras, resulte innecesario decirlo.
    La advertencia del Colegio de Arquitectos parece primar en exceso
    el concepto utilitarista de un monumento histórico único, como el
    Teatro Romano, tal vez sin pararse a pensar en que su mayor valor es en
    sí mismo el edificio, sin que esto signifique ni mucho menos renunciar
    a darle un uso. Otros teatros romanos, escrupulosamente restaurados,
    que no reconstruidos, han sabido combinar sabiamente el respeto a la
    obra histórica con una programación estable. Pero, además, el Colegio
    de Arquitectos no debería olvidar que la sentencia del Tribunal Supremo
    -como cualquier pronunciamiento judicial- es de obligado cumplimiento.
    Guste o no guste.

    Entrevista a Tomás Llorens, Director Gral. de Patrimonio de la CV en 1986:
    El impulsor de la reforma del Teatro Romano critica que no se haya permitido al autor defender su proyecto ante los tribunales

    Entrevista al arquitecto Francisco Muñoz Antonino
    [...] ...recalcó ayer que la propia sentencia "ya establece en sí misma una
    reversión parcial y consensuada, que es la que se planteó en su
    momento. No se habla en ningún instante de una reversión total del
    monumento
    "
    [...] El arquitecto explica que por debajo de la cota establecida [1.20 m para la escena] en la
    resolución jurídica "quedan muchos restos, algunos de nueva obra, pero
    fundamentalmente estructuras romanas y algunas posteriores que no
    saldrán a la luz pese a la reversión". Las intervenciones realizadas "destruyeron y afectaron a partes
    antiguas de la estructura
    , pero este apartado no saldrá a la luz, tal y
    como establece la propia sentencia. No hay que olvidar que bajo el
    nivel de la escena quedan en torno a 8 o 10 metros más de profundidad"... Esta "solución intermedia y no radical", que supone mantener la obra de
    Manuel Portaceli y Giorgio Grassi hasta la cota 1,20 en el caso
    concreto de la escena, "permitirá acoger futuras representaciones sin
    ningún problema, por lo que la utilidad del recinto estará asegurada
    "...

    Entrevista al abogado J. Marco Molines
    Marco Molines critica que Camps [PP] siga posponiendo la reunión[...] Según el abogado, el conseller, además de obviar fijar una cita
    concreta con Camps, le explicó que el tema del Teatro "sólo tiene
    interés en un ámbito muy limitado (Sagunto) y por ello, no habría que
    darle tanta importancia como se le está dando
    ".
    [...]Desde el Consell se mantienen abiertas todas las posibilidades, aunque
    todo apunta a que se busca un acuerdo con Marco Molines para que no
    solicite al Supremo la ejecución inmediata de la sentencia
    . Si el
    abogado aceptara la propuesta, el Ejecutivo valenciano entiende que el
    Teatro podría quedarse como está, al entender que el Supremo no
    preguntaría nunca por la ejecución de la sentencia que ordena la
    reversión.

    Artículo de F.P. Puche:
    El manual de Sagunto
    En el asunto de la sentencia del Supremo sobre las obras ilegales del
    teatro romano de Sagunto hay un manual de procedimiento virtual que ha
    comenzado a cumplirse desde el prólogo. Inspiradas por el eterno
    titubeo del PP, inflamadas por la demagogia de la izquierda, las
    prescRIPciones se están siguiendo. La primera, la duda de la
    consellera, su temor ante "el marrón", estaba descontada. Y sobre la
    orgullosa plataforma del corporativismo arquitectónico, el futuro no
    hará sino crecer y crecer el temor, que se adueñará de los territorios
    de acción y acabará determinando -¿qué duda cabe?- que la ilegal obra
    no se derribe jamás.
    No tengo una bola de cristal. Pero para presumir el desarrollo del
    manual me basta con ver los titubeos de la Generalitat desde que en
    1995 asumió, con el Gobierno, la titularidad de la obra. Si cada año ha
    venido programando campañas de teatro, ¿por qué habrá de dejar de
    hacerlo? ¿Y por qué habrá de derribar una obra que aceptó y acatar una
    sentencia que no ha aplaudido con verdadera alegría?
    En el delicado vestíbulo de unas elecciones, es obvio que se huye
    de los radicalismos. Es impensable, pues, la imagen de una consellera
    de Cultura con casco y piqueta, dispuesta a la acción. Se requiere, oh
    sí, un bien pensante respeto, una afectuosa proximidad al mundo de la
    moda y a la crema de la intelectualidad. La señora Miró, de ese modo,
    habla de marrón porque no heredó de sus antecesores una carpeta con un
    plan para el día D que contuviera un proyecto de desmontaje redactado,
    adjudicado y provisto de fondos hace una década.
    ¿Para qué, además, ese esfuerzo, si un derribo cortará el anual
    ciclo de teatro e impedirá programar el Aristófanes desfigurado de
    siempre, la consabida obrita feminista y un par de conciertos de
    flamenco?
    El manual, ya verán, se irá cumpliendo. Estamos ya en las
    declaraciones corporativas y vamos a pasar a la temible recogida de
    firmas, la mejor alfombra para que desfile el titubeo. Antes de las
    elecciones, seguro, llegará la visita rogativa pastoral de Teresa
    Fernández de la Vega y Carmen Alborch.

    Y el punto de vista más prágmático:
    El debate beneficia al tirón turístico del teatro.
    Con la sentencia firme, expertos y hosteleros de Sagunto afirman que la polémica y la reversión dispararán las visitas

    [...] Y es que, según ha podido conocer este medio, varios centenares de
    visitantes acuden diariamente a conocer lo poco que queda de ruina del
    Teatro Romano
    . Es más, la curiosidad puede más que nada, y son cientos
    los turistas que llegan a Valencia en crucero quienes se acercan hasta
    la antigua Arse ibérica para conocer in situ el estado de la polémica.
    Tal y como avecina Muñoz Antonino, "ya no tiene interés ver una
    obra nueva. Muchos de los visitantes que han venido hasta el momento,
    se han marchado de Sagunto con una imagen negativa y fuera lo que se
    esperaban encontrar de unas ruinas
    ".
    El arquitecto [Muñoz Antonino] considera que las críticas de los comerciantes de Ciutat
    Vella de las molestias que conllevarán las obras de reversión del
    Teatro, no tienen ningún fundamento a lo que "pan para hoy y hambre
    para mañana" ante el poco futuro que le augura a la obra proyectada por
    Grassi y Portaceli. Asegura que "es una obra que no refleja la
    decoración romana ni por dentro ni por fuera".
    Opinión que comparten varios hosteleros de Sagunto que, les guste la
    sentencia o no, afirman que la polémica está haciendo que el nombre de
    Sagunto aparezca en todos los medios de comunicación nacionales. 

  7. #7 ofion_serpiente 18 de ene. 2008

    Yo, la verdad, no he leido todo el foro, transcRIPción de opiniones extrañas en muchos casos. Yo creo que opino como Giannini en #7. ¿era realmente necesaria la reconstrucción o era mejor simple consolidación?.
    Por otra parte, las fotografías que ha puesto lucus del teatro de Aspendos, me gusta. Me parece hermosa la reconstrucción, no así la de Sagunto

    Por cierto, creo recordar que "civilis" venía a significar algo así como "energúmeno" (no tengo aquí el texto en el que lo leí, pero se que era de Ortega y Gasset y creo que ninguno de los dos se equivocaba)

  8. #8 ofion_serpiente 19 de ene. 2008

    Pues bien, señor lucus, creo que Vd y los señores que citan están equivocados y que su concepción no justifica una interrelación urbs-civitas. Efectivamente la Urbs es un espacio físico delimitado, ordenado o no, un conjunto de edificaciones qyue, supongo, en la Roma Quadrata no sería más que una especie de "castro" en que las normas urbanísticas no eran sino un deseo inasible. La Civitas es una cualificación jurídica que deriva de la pertenencia al grupo, a la descendencia de las Tribus iniciales. Así se puede ser Cives sin haber pisado la ciudad, sencillamente por la adscRIPción a alguna de las tribus no urbanas. No confundamos la Roma histórica inicial con la gran urbe que llegará a ser. La zona del Septimontium es extensa y no se configuraba como una sucesión edificada ordenada (urbs), pero si era una civitas en la que todos los miembros del territorio descendientes de los compañeros de Rómulo poseían los mismos derechos.

  9. #9 ofion_serpiente 20 de ene. 2008

    Sr. lucus. Vamos a ver, porque a mi no me agrada entrar en estériles polémicas. Se lo podré fácil.
    Lo primero es que no es deseo el término que debe vd emplear. Si Vd me proporciona razones que avalen su tesis yo gustoso la podré comprender, esto, hacer mia. pero creo que no es así

    Su tesis, manifestada en #92 es


    "La ciudad como lugar ordenado donde sus habitantes con sus derechos y obligaciones son llamados ciudadanos."

    La condición de ciudadano alude, pues, a una doble dimensión: por
    un lado, la que lo vincula con la polis, con la esfera de lo público,
    de la política en tanto que participación en los asuntos públicos; y
    por otro lado, la que le da su nombre y lo vincula con la experiencia
    de la ciudad, es decir, con el locus, espacio o topos que habita
    . (urbs).

    Y todo ello para justificar su posición a favor de que se incumpla la Ley, porque

    Dentro de esta “filosofía” el edificio del teatro de la civitas romana
    tenía un papel principal y fundamental, por su aforo y su utilidad se
    alcanzaba en ellos, y como en ningún otro lugar de toda la ciudad
    (foro, curia, basílica....) un espíritu cívico solemne.

    Afirmar que el Teatro romano era el lugar en que se alcanzaba el "espíritu cívico solemne" como en ningún otro lugar de la ciduad, urbe quiere Vd decir, me parece una auténtica osadía y pudiera deducirse que desconoce Vd la idiosincracia del pueblo romano. Dónde el romano se siente CIVES por encima de todo es en el Foro

    Y como Vd no acredita en modo alguno su tesis yo mantengo que el concepto romano de CIVES es independiente de la existencia de un lugar fíisco en el que desarrollar el conjunto de derechos y deberes que se deriva de la adscRIPción al pueblo romano y, además, tengo la mala idea de aportarle argumentos, algo que Vd no hace. Puesto que lo que transcribe no es un argumento sino una conclusión que no explicita el camino por el que los autores de la misma han llegado a ella.

    Así podemos considerar que Civitas es la agrupación de personas que participan de un nexo común, pero ese nexo no es un espacio físico, sino la descendencia de un personaje común, la aceptación de determinados ritos o si vd lo prefiere aquellos que participan del ius propio, del derecho que el pueblo se da a si mismo, esto es la ordenación de esa agrupación de personas cuyo conjunto se denomina CIVITAS

    Ejemplo:

    Coetus hóminum jure sociati civitates appellantur.(Ciceron)

    Las uniones de hombres asociados bajo la respectiva ley se llaman ciudades-ciudadanía

    Hombres y Ley, nada de espacio físico. Creo que Ciceron si tenía algo que decir a este respecto.Particularmente porque él se sentía CIVES, miembro de la CIVITAS aún estando fuera de Roma

    Que los romanos entendían el concepto de Civitates, Civitas como algo ajeno a la urbs es evidente si acudimos a la posibilidad de ser cives sin haber puesto los pies nunca en Roma e incluso de no serlo habiendo nacido en Roma (peregrinii, latinos)

    La CIVITAS no es un lugar ordenado, es un "orden" en si mismo.

  10. #10 A.M.Canto 20 de ene. 2008

    Ofión: Correcto, se puede ser civis Romanus, y de hecho miles lo fueron, sin haber pisado nunca Roma. Es exactamente como ahora: un matrimonio español tiene un hijo en China y éste, sin necesidad de viajar a España ni de vivir en ella a lo largo de su vida, recibe automáticamente y disfruta de la ciudadanía española con los derechos que le son inherentes, porque la ciudadanía se puede ejercer sin necesidad y al margen de la ciudad física. Es más: tanto para los griegos como para los romanos las ciudades físicas eran entes vacíos de sentido en sí mismas, que sólo adquirían en función de los grupos humanos que las habitaban; esto se aprecia muy bien en las inscRIPciones.

    Cicerón lo expresa perfectamente en la frase que Ud. citaba, en el De Republica 6.13.13, aunque no es exactamente así, la transcribo de un estudio de Alberto Grilli, p. 125, porque el párrafo resalta expresamente el rechazo de Cicerón del término urbes:

    "Questo coetus ha il suo fine nella formazione della res populi, cioè nella res publica: fine che trova la sua consacrazione nel Somnium Scipionis, quando l’Africano maggiore comunica al Minore che al hegemón del tutto (illi principi deo, secondo la concezione d’Antioco) niente è più gradito che concilia coetusque hominum iure sociati, quae civitates appellantur, dov’è chiaro il senso sociopolitico nella scelta di civitates e non di urbes (6,13,13)." (http://www.fondazionecanussio.org/atti2004/09%20Grilli_123.pdf)

    Del mismo modo, el foro, la basílica y el espacio de las votaciones (saepta) eran los espacios por antonomasia para ejercer la ciudadanía, mientras que el teatro, como casi todo el mundo sabe, lo era, a partir de Augusto, para las demostraciones del culto imperial.

    En fin... ¿servirán para algo nuestras informaciones?

  11. #11 ofion_serpiente 20 de ene. 2008

    Lucus
    Que sí, que  La CIVITAS es un lugar ordenado,

    En la republica señores la ciudadanía la daba la pertenencia una
    ciudad, no existe ciudadania sin ciudad, construida, ordenada
    y legislada.

    Ofion

    El concepto romano de CIVES es independiente de la existencia de un lugar
    fíisco en el que desarrollar el conjunto de derechos y deberes que se
    deriva de la adscRIPción al pueblo romano

    Si, si existe ciudadanía sin ciudad construida, no es necesaria la existencia de un espacio físico delimitado por murallas (urbs) para que un romano hablara de cives

    ¿lo entiende ahora?

    Y doy por terminado el asunto porque me aburre soberanamente

  12. #12 A.M.Canto 24 de ene. 2008

    De ayer y hoy. En Las Provincias, un artículo (a favor de la sentencia del Supremo) y dos noticias (en contra) 
    aquí:

    Pleitos tengas y los ganes
    23.01.08 F. P. PUCHE

    En la historia de la jurisprudencia internacional suelen citarse cuatro
    pleitos famosos, tanto por su complejidad como porque la persistencia
    de las partes compite con fortuna con la delirante inutilidad del caso
    que les enreda. Dos de esos litigios son históricos, y responden a los
    nombres de Barcelona Traction y Matesa; y los otros dos son actuales,
    afectan a intereses valencianos y se muestran tan capaces de lastimar
    como de aburrir a la selecta audiencia valenciana.

    El primero, ya saben, es el que enfrenta a los equipos de vela
    Alinghi y BMW Oracle ante el juez Cahn, en la corte suprema de Nueva
    York. Y el segundo es el famosísimo pleito del Teatro Romano de
    Sagunto, que, de tan largo y pastoso, parece proceder de los tiempos de
    Aníbal y sus elefantes.

    Si hoy es 23 de enero, el juez neoyorquino [...] 

    Si hoy es 23 de enero, por otra parte, también es posible que el
    señor Marco Molines vea satisfecho su ego de vencedor y sea recibido
    por una instancia adecuada de la Generalitat. Él es el primero en
    saber, no obstante, que es un trámite generoso. Porque en Sagunto todo
    está dicho, escrito y sentenciado. Las habas están contadas: la
    Generalitat lo que debe hacer es o bien cumplir la sentencia, con sus
    arquitectos y un martillo pilón de alquiler, o bien enfrentarse
    penalmente al Supremo. Sencillo.

    aquí:

    El Col·lectiu inaugura un blog para aumentar las 20 adhesiones al Manifiesto del Teatro Romano




    El PP rechaza la moción del PSPV en la Diputación en la que pedía buscar soluciones a la sentencia

    24.01.08 - C. M. R. / S. G. M. SAGUNTO

    y aquí:

    El Col·lectiu pel Patrimoni convoca con 8.000 octavillas a la concentración del Teatro Romano
    La plataforma cívica se reunió ayer con el alcalde pero no logró "acercar posturas" sobre la reversión
    C. M. R. SAGUNTO

    En el Levante:



     - 

    El PP rechaza votar contra la demolición del Teatro Romano
    El grupo popular en la Diputación de Valencia rechazó ayer una moción
    presentada ante el pleno por el PSPV en la que esta formación demandaba
    que la corporación provincial solicitara a la Generalitat que «estudie
    todas las alternativas legales y llegue a los consensos necesarios para
    evitar la [...]















     - 

    Los promotores de los Talleres Clásicos ligan su continuidad al futuro del teatro romano
    El Camp de [...]



    - CULPABLE, PERO INOCENTE
    Rafael Rivera

    Este
    peRIPlo jurídico del caso del Teatre de Sagunt llega a su fin. No diré
    que me gusta la sentencia, que no, pero está bien que las cosas
    concluyan. Supongo que los jueces han dicho lo que podían decir con las
    leyes que tenemos. Es lo que hay.

    Dicen que el teatro ha de volver
    a ser una ruina como antes, aunque aquí, la palabra antes adquiere un
    valor añadido de difícil consideración. ¿Cuándo es antes? En cualquier
    caso, ahora son los políticos los que deben tomar en consideración lo
    que, seguramente, los jueces no han podido. No son argumentos jurídicos
    pero sí civiles, por así llamarlos, y tal vez se acerquen al sentido
    común más que las propias leyes.

    Por un lado, la calidad de la obra,
    ejemplar en lo que significa el trabajo en sí y reconocida por voces
    más sabias que la mía. Un ejemplo que supone una nueva visión del
    patrimonio que, sin perder su identidad, recupera su función y se
    integra en la sociedad de hoy. Por otro, el impulso cultural que ha
    transformado el teatro en un referente no sólo para Sagunt, sino para
    todos y ha posibilitado un proyecto que va más allá de la propia
    arquitectura. Por último, la promoción económica que ha supuesto para
    el municipio y su entorno, la revitalización de actividades
    complementarias imprescindibles para entender esta ciudad rica en
    patrimonio como pocas. Todo eso es también el proyecto del teatro,
    formaba parte de una apuesta valiente por la cultura y no lo han podido
    juzgar los jueces. Con quince años de experiencia sabemos que la
    actuación ha sido un éxito, ha cumplido sus objetivos y ha llevado el
    Patrimonio, con mayúsculas, a un lugar que nunca antes había alcanzado,
    solo con los romanos.

    Por eso ahora tienen su papel los políticos, y
    ojalá den la talla. Por favor, aléjense del localismo y recurran a
    voces de prestigio internacional, hablen con el Consejo Superior de
    Colegios de Arquitectos o con la Unión Internacional de Arquitectura, y
    zanjen de verdad este asunto sin que tengamos que encadenarnos unos u
    otros a las ruinas de ayer o a la rehabilitación de hoy. Acierten, no
    vaya a ser que volvamos a salir en los telediarios de Tokio, pero esta
    vez no por un evento cirquense o un circuito desafortunado, sino por
    ser los nuevos bárbaros que destruyen otra vez el sufrido teatro.

    Tal
    vez no se ajuste a la ley, pero el indulto, la amnistía o cualquiera
    que sea la figura jurídica que lo ampare puede, dar la razón a quien lo
    denunció, pero permitir que el teatro siga admirado y cumpliendo su
    función.

    *Arquitecto.
    ...............

    En toda esta historia, el silencio sepulcral de los arqueólogos actuales y más próximos, al menos en la prensa, resulta estruendoso, parece como si no tuvieran nada que opinar en el tema.

    Para lo que opinaron algunos de ellos hace 20 años, en los informes de época, véase arriba en el mensaje # 80.

  13. #13 Goudineau.5 30 de ene. 2008

    Mejor la "ruina" original que no un paredón/frontón de ladrillos que no tiene relación con las "ruinas".


    Nunca nos hemos puesto de acuerdo arquitectos y arqueólogos; a los últimos. siempre se les acusa de falta de sensibilidad artística y de estar excesivamente aferrados al pasado.


    ¿Cuántos arqueólogos han firmado el "manifiesto" mencionado?


    Si se trata de construir una casa, pediremos opinión cualificada a un arquitecto.


    Si hay que cambiar las bujías o el filtro de aceite de nuestro coche, acudiremos a  un mecánico.


    Si nos duele la tRIPa, iremos al médico.


    Pero cuando se trata de realizar un proyecto de ¿restauración? de unos restos arqueológicos... se acude a los profesionales, es decir los arquitectos que saben mejor que nadie de qué se trata un teatro romano o una villa.


    Ya hemos visto las consecuencias, y veremos otras (al tiempo, porque en algunos casos no saben cómo resolver meros problemas de cargas, y por tanto deberán de cargar su ignorancia sobre los restos arqueológicos).


    Así nos va.

  14. #14 lucusaugusti 30 de ene. 2008

    Ahora caigo, sr. ofion, usted no sabe de que edificio habla.


    Eso que tanto le horRIPila es lo propio de ese edificio, y por eso el proyecto lo recuerda, para que nadie piense que en ese lugar se construyó otra cosa que un teatro romano.


     http://www.shoretechnology.com/tgeweb/images/Photos/AspendosTheater4.jpg


    ventanucos en segunda planta por no hablar del impacto visual del exterior con el murallón que cierra el horizonte


    No más manipulación, salvemos al actual teatro de Sagunto.

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