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lunes, 09 de octubre de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Viriato


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  1. #1 Cogorzota 12 de sep. 2006

    Pues yo recuerdo que en mi comarca se llamaba “Rioja Libre” en los setenta, como también se sigue aún llamando “Limonada” al Zurracapote:
    (http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=7773&cadena=zurracapote)
    Zurra, creo que deriva del verbo aragonés Zurriar (emborracharse), aunque está generalmente admitido como vasco. Un pueblo que excepto en La Rioja Alavesa, no produce vino.
    Kalimotxo, o calimocho, no me parece un mal nombre. En mi comarca (Bajo Tirón) se aceptó tempranamente, pues no veíamos la similitud con la Perla del Caribe y la denominación que se le da en la turística costa (Sangría), nunca nos sedujo.
    Tal vez tengamos que agradecer a la citada cuadrilla de Getxo que hoy no andemos a la greña queriendo llamarle “Riojata”, “Cariñenata”, “Riberata”, “Manchata” …

    Sobre las agudezas para vender un vino picado, os pego aquí el milagro de Alcolea, de la vida de Pedro Saputo, de Braulio Fonz:

    Capítulo VI
    De cómo Pedro Saputo hizo el milagro de Alcolea

    Llegado que fue al lugar con todo el acompañamiento de gente que trabajaba en las malhadadas fuesas, siguiendo en pos de los carros de vituallas y herramientas, le hicieron gran fiesta los amigos, que lo eran todos, y más, aunque con menor ruido las amigas, que como se sabe eran dos principalmente: Eulalia, la de la caída, y la consabida y desmadejada Teresita, no tan viva y salerosa como aquélla, pero entendida y profunda. Sólo que estaba casada hacía cuatro meses, pensando no ver más a Pedro Saputo y por dar gusto a sus padres que la fatigaron mucho; no con el de Tardienta, sino con un mozo harto bien dispuesto de Bolea. Ya se ve, el novio terco, el padre sandio, la madre frunciendo el hocico, Pedro Saputo ausente más de dos años, y ella pasar de los veinte ¿qué había de suceder? Pero ¡oh, cuánto lo sintió al ver volver a Saputo! A par de muerte le fue, y no hizo poco en no aborrecer al marido ni herirle de sospechas; bien que era de buena pasta y muy pasador de razones, pagándose de cualquiera. Pedro Saputo con prudencia y mónita la fue esforzando, consolando, y alegrando, y poco a poco le dio a entender y persuadió que la mujer casada debía poder morir, mas no faltar a lo que debe al marido, y tratándola con blandura no demostrándole desvío y severidad, y no irritando su genio, la hizo al fin prudente y virtuosa, y restituyó a su corazón la paz, a su pecho la serenidad, y a su semblante y trato la natural usada apacibilidad. Todavía se encontró con novedad no esperada; otra amiga en quien jamás hubiera pensado; y fue Rosa, la hija de su madrina, la que él llamaba y llamó siempre hermanita, muchacha lindísima y que vio le quería con otro amor que de denantes. Mas él con la misma familiaridad e inocencia que la trataba la contentaba fácilmente. Aún no hacía seis días que había llegado, aún no había acabado su madre de mirarle, y de alegrarse de verle, aún no se cansaban los del pueblo de saludarle, cuando se le presentan dos ricachos de Alcolea de Cinca diciéndole que venían a pedirle consejo y traza para vender un vino que se les torcía; porque siendo ya entrado el setiembre y estando las viñas cargadas de fruto, no había medio ni esperanza de despacharlo. Preguntóles cuánto era, y le dijeron que sobre dieciséis mil cántaros. Y ¿qué me daréis?, les preguntó entonces. Y ellos respondieron: la cuarta parte de lo que valga, según se venda.
    -¿Puede aún beberse por vino y no por vinagre? -Por ahora aún es vino y no malo, porque no hace más de empezar a tornarse agrio. -Pues dadme desde luego esa cuarta parte de su valor a dos reales de plata, que es el precio más bajo a que le venderéis, y yo os le doy por vendido. Si dudáis, si no se vende, o no todo, os devolveré lo que sea a prorrata. -No tenemos tanto dinero. -Buscadle: sin mi dinero en la mano excusado es que me habléis más en el asunto. Conformáronse, fueron a por el dinero a Alcolea, le trajeron y entregaron a Pedro Saputo.
    Entonces él les dijo... -Pues agora id, y hacerme pregonar en Huesca, en Barbastro, en todo el Semontano, en la Litera y Ribagorza, que Pedro Saputo saltará a las RIPas de Alcolea el día de san Miguel: que los que quieran ver el milagro, acudan allá para dicho día y no les costará más que el trabajo de levantar la vista a miralle. ¿Qué dudáis? -Pero... -Id, os digo, o no hay nada de lo dicho y me quedo con este dinero. Ellos, viéndolo tan resuelto, se fueron diciendo: -Su alma en su palma; él se compondrá; él sabe como lo promete. Nosotros vendamos nuestro vino, que esto es lo que nos importa. Y fueron e hicieron publicar el susodicho pregón en todas partes, y esperaron en qué pararían.
    Son las RIPas de Alcolea una muralla natural muy altísima, formada sobre el Cinca, de unos montes llanos que corren su ribera derecha dividiéndole del Alcanadre, con quien tiene confluencia poco más abajo, cortados perpendicularmente por aquella parte que será bien un cuarto de legua. A primera vista parece que el río pasase por el pie en algún tiempo, y que socavando el monte se viniese éste abajo arrebatando las aguas lo desprendido, y quedó aquella maravilla a los ojos del viajero a quien de largo cielo suspende y para en su camino: vistosas también de cerca por su elevación y la variedad uniforme de su magnífico frontispicio, adornándolas además en su tercio de altura las hermosas fajas del Arco Iris, que de lejos no se divisan. Allí crían, viven, cantan y revuelan continuamente pájaros de mil especies, todos en paz y su instinto cada uno, encontrándose sin ofender desde el águila hasta el gorrión, los ciquilines con las palomas, y los más contrarios y que menos fuera de allí suelen avenirse. Y desde arriba había de saltar Pedro Saputo, que, cierto era salto digno de verse, y que si alguno ahora le quisiera dar iría yo dos jornadas que estoy de aquella ribera. Porque aunque propiamente hablando no era saltar, sino dejarse caer, pero estaba el chiste en que no pensaba hacerse daño, y así lo creía y esperaba la gente.
    La víspera de san Miguel se llenó el pueblo de forasteros, y más aunque fuera mayor, pues se salieron al campo y le fueron cuajando de acémilas, tiendas y personas de todas edades y condiciones, habiendo quien hace subir el número a cuarenta mil almas, despobladas casi las ciudades, villas, lugares y aldeas desde Ayerbe a la Albelda, y desde Bujaraloz a los valles de los Pirineos. También llegó Pedro Saputo, siendo grande la curiosidad de verle, y se hospedó en casa del más rico y del que más le importaba el milagro por ser el que más vino tenía.
    Salió el sol el día de san Miguel, díjose una misa al pie de las RIPas, que oyeron las multitudes como pudieron, y quedaron todos en grande expectación de aquel salto o vuelo que ni se había visto en los siglos pasados ni se había de ver en los venideros; cuando allá sobre las once de la mañana salió Pedro Saputo y dijo haciéndolo pregonar por el campo, que el señor cura le había hecho presente que peligrando su vida en la prueba que iba a hacer, no podía a fuer de cristiano dejar de confesarse y comulgar; y que por consiguiente no podía saltar aquel día porque tenía que prepararse.
    Para el siguiente hizo decir y pregonar que el señor cura quería que la confesión fuese general, y que un hombre del mundo no podía hacer el examen mientras se fríe un huevo como una monja que se confiesa todas las semanas y entró en el convento antes de mudar los dientes. Y aquella noche preguntó a su huésped en qué iba el despacho del vino. -Con otro día más, le respondió, se venden hasta las heces y habrán de beberlas porque no habrá otra cosa. Pues ese día, dijo él, ya le tenemos ganado. Mandad pregonar que mañana a las dos de la tarde será el salto y la satisfacción de todos.
    Pasó la noche, vino el día, llegó la hora, y Pedro Saputo subió a las RIPas, dándoles vuelta por el norte del lugar; presentóse en la más alta y con grande voz preguntó a la multitud: -¿Conque saltaré de esta RIPa? -Sí, respondieron todos, resonando el grito un cuarto de hora por las mismas RIPas y el río. Y ya del susto, ya de la imaginación malparieron cinco mujeres, que fue gran trabajo para los maridos y allegados. ¿Por qué iban si habían de asustarse?, dirá alguno; y yo le respondo, que fueron porque a no ir se hubiesen muerto de deseo; y más vale malparir que morirse. Tornó a decirles Pedro Saputo: -Mirad que no haya entre vosotros quien lo contradiga, porque uno solo que haya que se oponga diciendo que no, ya no puedo saltar. Y respondieron: -¡Sí!, ¡sí!, ¡sí!, con un grito general y unánime. Y dijo él entonces: -Pues allá voy... ¡allá voy!... ¡que voy!... que salto... (haciendo grandes conatos y ademanes), pero por si acaso y porque aquí hay uno que dice que no, ahí va mi gabán, mirad cómo vuela. Y al mismo tiempo le arrojó con fuerza, y echó a correr hacia el monasterio de Sigena donde había inmunidad y salvaguardia, y dejó a aquella multitud de gentes, más crédula aún y llevadera que los de su pueblo, mirándose de unos a otros y midiéndose las narices que a todos les quedaron tan largas como fue el vuelo del gabán; mientras su dueño se moría de risa, aun corriendo como iba a tomar puerto seguro. Mas no se dieron por ofendidos de la burla; antes les cayó en gracia, y se volvieron muy contentos a sus casas.
    A los ocho días salió del monasterio, para su lugar, y dijo a algunos amigos, que de buena gana se hubiese dejado encantar entre aquellas titulosas monjas, porque fuera del gutibambismo de la orden y de sus familias, eran de conversación fácil, amables algunas de ellas, admitían visitas particulares, y no se arrugaban con el mojigatismo y escrúpulos que tanto empalagaban en otras. Desde el primer día tuvo amigas, desde el segundo, amantes, los demás, favores a dos manos, y el último tu gozo en un pozo, porque dijo que se quería ir, y no le pudieron detener con ruegos, lágrimas, halagos ni ternezas; y eso que con él no se verificaba el dicho: amor de monja y pedo de fraile, todo es aire, y sólo un día más les concedió, siendo nueve los que estuvo entre ellas.

    Se me olvidaba comentar, que yo prefiero los calimochos con Pepsi. Es más dulcecica y el combinado más delicao. Por otra parte para un buen calimocho, un buen vino.
    Si los italianos renuncian a su paternidad alegando que beben cosas mejores, la forma de demostrarlo es convidando. Giorgiodieffe a ver cuando quedamos.
    Salute!

  2. #2 Cogorzota 12 de sep. 2006

    ¿Porqué se piden cubatas y se desprecia el calimocho?
    Pues aquí mismo habéis dado algunos indicios. Se asocia el licor de alta graduación con calidad y se menosprecian las marcas poco conocidas y más baratas, cuando no se culpa a los bares, por una mala resaca, acusandolos diréctamente de servir "garrafón". No se tiene en cuenta, como si ocurre en el caso del vino, que el refresco gasificado atenuará las cualidades del espirituoso. Con el calimocho se asocia un mal vino, incluso picado y poco parece importar la cola, mientras que los Cuba Libres se piden de primeras marcas y con extraños refrescos (soda, seven up, energéticos...). El calimocho "es el sustituto barato de la cerveza cuando no tienes nevera" (pero tienes hielo). El "cubata del pobre" lo define muy bien, no tiene prestigio social.
    Pues probad con buen calimocho. Un buen vino y una cola sin sabor a medicina, bien frías para que no se coman rápidamente el hielo, que deberá ser el mínimo, calculando el tiempo que puede durar el "trago largo", que será menor que el de un cubalibre por su también menor graduación alcohólica.
    El Txirrisklas, igual que la Kaipiriña, son unos bebedizos muy bordes. El limón exprimido se come el alcohol, que te entra refresquito y lo vomita en tus tRIPas al cabo de poco rato, todo de golpe. Está bien para empezar una juerga, pero no vale para bebedores "de fondo".
    A mi me gustan más los fermentados y macerados que los destilados. Son más digestivos.
    ^
    Por cierto, que no se a quien agradecerle la fórmula de la queimada y el correspondiente conjuro que pusisteis por aquí. Lo haré contando la anécdota.
    En la fiestas de Longares, solemos hacer alguna queimada en la peña. Este año, además, teníamos la fórmula y nos dimos cuenta que otros años le echábamos poca azúcar. Esconjuramos todo lo esconjurable y le dimos vueltas hasta que se puso rusiente la terriza (es un decir). Cojonuda estaba. Le hemos puesto de nombre "la queimada laminera". Se corrió la voz de que la estábamos preparando y se nos pretaron en la peña más de cuarenta, no dio para mucho ya que solo había tres litros. Al año que viene le tenemos echado el ojo a una terriza de las de mondongo y la haremos para más gente.
    La cazuela, la dejamos en el corral y al día siguiente se nos había instalado un enjambre de abejas. Quemamos muchas servilletas de papel y se fueron con la fumatina, pero encontramos a la reina y a varias decenas de abejas ahogadas dentro de un botellín de cerveza.
    Me recordó lo que hablamos en lo del origen del vino.

  3. #3 Cogorzota 13 de sep. 2006

    Haciendo el canelo, He encontrado estas cosillas:


    http://www.infojardin.com/fichas/condimentos/cinnamomum-zeylanicum-canela-canelo-canelero.htm
    - Los árabes la utilizan mucho para aromatizar carnes, ya que la canela contiene un aceite esencial rico en fenol que inhibe las bacterias responsables de la putrefacción de la carne.
    - Sirve de puente entre los sabores agrio (ácido) y dulce, y entre el amor y el desamor (se considera afrodisíaca).
    - Hoy en día se emplea también dentro de las fórmulas de los refrescos de cola.

    http://www.mundogar.com/ideas/reportaje.asp?FN=3&ID=11361
    Viajes de la canela
    El conocimiento y expansión de la canela ha estado ligado a las diferentes rutas comerciales que se establecieron en los diferentes siglos. Ya en la Biblia aparece como una de las especias más importantes, y los chinos le daban un valor mayor que el oro.

    Los sacerdotes egipcios la utilizaron en el embalsamamiento de cadáveres y para realizar hechizos, y en los de la Antigua Arabia la usaban en sus ceremonias y ofrendas religiosas. Los griegos y romanos aromatizaban sus vinos y manjares con canela, encontrando muchas historias acerca de este condimento. Por ejemplo, Nerón mandó quemar toda la canela de la región en honor a la muerte de su esposa.

    Marco Polo en sus viajes a las Indias, descubrió la producción de canela de Ceylan, y la mantuvo oculta con el fin de proteger el monopolio de Venecia en el comercio de esta especia. Una vez abierta la ruta, los portugueses se adueñaron del comercio de especias, siendo finalmente los holandeses los que consiguieron la producción. Desde entonces, su consumo se extiendió por toda Europa.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Cinnamomum_verum
    El uso del Té de Canela, está muy extendido en México y zonas de influencia mexicana, como el sur de Estados Unidos y América Central, al grado que compite en uso con otras bebidas calientes, como el café y el chocolate.
    http://www.historiacocina.com/historia/articulos/especias.html
    La canela fue otro producto básico en el comercio, se sabe que entró en Europa por Alejandría, nudo clave en la ruta del comercio con oriente, se utilizaba para varios usos, en la Biblia se habla de Esther que se enamoró del rey Asuero y que la utilizaba como cosmético, también era usada para perfumar el vino y como no, también, y hasta la actualidad, como un elemento importante y casi indispensable de la repostería.
    La canela fue usada, chupando sus palitos o en infusión como estimulante y como afrodisíaco, todas las especias tuvieron esa finalidad y no fue hasta algo más tarde cuando la dio a conocer en polvo Bizancio. Los Templarios la utilizaban para casi todo los alimentos, para condimentar el pescado, la carne, todo.
    http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S0084-59062002000100004&scRIPt=sci_arttext
    En u n documento del siglo XVIII depositado en el Archivo General de la Nación (Caracas,Venezuela), se nombra a la nuez moscada y la canela en una lista de plantas medicinales colectadas en Venezuela o alguna isla del Caribe por el botánico y cirujano francés Jean Baptiste D’Arnault en 1767 (Lindorf 2002). La fecha de introducción de estas dos especies al Nuevo Mundo no se conoce con exactitud, por lo que el hallazgo, entre esos viejos papeles…

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