De los castros, mámoas ó petroglífos de la Tierra de Montes podemos destacar los castros de Loureiro, Dúas Igrexas, con antecastro; el de Rodeiras de Garellas, el de Mouteira de Fixó, en Millerada, los de Filloi y Muras en Pereira, el de Montes en Presqueiras, sobre el cual levantaría posteriormente Gelmírez la torre-fortaleza del Castro; el de Sangueñedo, en Madanela; los de Quireza, Castrodiz, Vilariño y Arén en Cerdedo, ec.
Según el famoso cerdedense Fray Martín Sarmiento en la Tierra de Montes existen cientos de emplazamientos de mámoas ó túmulos, desacando la mámoa de Boimorto, en Meavía; el grupo Outeiro da Vella y la mámoa do Mouro Negro, ambas en Pereira; mámoas da Serra y del Carrascal, en Madalena; Pena da Cruz y Couto da Mámoa en Millerada; Os Oleeiros y Porto Fieiro en Aciveiro; Penide en Duas Igrexas; Mamoalba en Cerdedo; mámoas de Os Liñares y As Ventelas en Lebozán; mámoas de Garfián, en Beariz; mámoas de Santo Domingo y Portela da Cruz, en Xirazga

Una de las leyendas más bellas es la de "La maldición de la sangre". Instalados los pobladores de los castros en las Rias Bajas, comenzaron a colonizar hacia el interior. A la sazón, se esaban originando enfrentamientos entre los habitantes de los distintos casros, en los que se producian robos de ganados y raptos de mujeres. En un determinado momentto comenzaron a existir problemas debido a que algunas mujeres, después de haber tenido el primer hijo sin trabas, presentaban anomalías en el segundo parto, muriendo el hijo o naciendo con notables taras físicas. Entonces los pobladores de los castros se decidieron por desterrar a las mujeres hechizadas y su prole, además de los hombres conflictivos hacia la llamada tierra de los mones, donde según los ortodoxos pensaban que las rudas condiciones de la nauraleza acabarian con ellos, Pero la copiosa pesca de sus rios y la caza en sus montes les Permitió sobrevivir, además de poder vivir en una zona llena de metales. Así se desarrolló una comunidad fertil hasta los dias de hoy, siendo además la zona de los mejores canteros.
Otra hermosa leyenda, es la de Loureiriña, una hermosa ninfa rubia que bajó del castro de Loureiro para contemplarse en las cristalinas aguas del río Lérez, en la zona del Ponte do Crego. Hechizada por la belleza de la extensa y frondosa robleda la rubia ninfa se quedó dormida plácidamente, y de vez en cuando se desPertaba y se aparecía a los caminantes. Un día de San Juan, un mozo gallardo habló con la ninfa Loureiriña y esta la condujo hasta una cueva llena de oro, que tenía la puerta a flor del agua. Incluso tenía una gallina de oro que ponóa huevos del mismo dorado metal; la ninfa también le relaó al mozo de que tenía en su dorado hogar una puerta con una llave de brea que quemaría, si la Loureirila quisiera, a quien osase acercarse a ttal tesoro.