Hay algunas cosas que
la vergüenza me prevendría relacionar, a menos que la maldición de mi asunto lo
requiriera. Ya que una historia asquerosa parece reflejar una mancha sobre el
autor, aunque esto pueda mostrar su habilidad. Pero la severidad de historia no
nos Permite sacrificar la verdad o afectar la modestia; y lo que es vergonzoso
en sí mismo puede ser relacionado por labios puros en palabras decentes. Hay,
pues, en la parte del norte y más remota de Ulster, a saber, en Kenel Cunil,
una nación que practica un rito más bárbaro y más abominable para crear a su
rey. La gente entera de aquel país estando reunida en un lugar, una yegua
blanca es conducida en el medio de ellos, y él que debe ser inaugurado, no como
un príncipe, sino como un bruto, no como un rey, sino como un proscrito, se
presenta ante la gente a gatas, confesándose una bestia con menos impudicia que
la imprudencia. La yegua es inmediatamente
sacrificada, cortada en pedazos y hervida, se prepara para él un baño
del caldo. Sentando en este, él come de la carne que le es traída, la gente que
esta alrededor participan también de ello. Asimismo debe beber del caldo en el
cual se está bañando, no sorbiéndolo en cualquier recipiente, ni en la forma de
su mano, sino llenando su boca. Estos ritos ilícitos cuando son debidamente
logrados, ratifican su real autoridad y dominio