Autor: Cierzo
lunes, 12 de junio de 2006
Sección: Leyendas
Información publicada por: Cierzo
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Mitos Fundacionales

Lo primero que debo advertir que no se trata de un artículo en sí, más bien es algo abierto y participativo como pudo ser el “Linneo de la Celtiberia”. Pero esta vez la temática es bien distinta, los mitos fundacionales de las diferentes ciudades y pueblos de la Península Ibérica, aunque se pueden extender a otros ámbitos geográficos.
De esta forma podemos tenerlos recopilados en un mismo lugar y podemos discutir de toponimia, historia y mitología.
Para empezar a mi me gustaría comenzar con el mito fundacional de la ciudad de Teruel:

"La tradición cuenta que en el siglo XII, durante la Reconquista, el rey Alfonso II tras tomar varias plazas importantes, siguió por la ribera del Martín, y al llegar a lo que ahora es Teruel, partió a su ejército para enfrentarse a rebeldes en las montañas de Prades, quedando el resto de sus guerreros en las llanuras de Cella, con órdenes de Permanecer a la defensiva. En este punto es donde se confunden historia y leyenda, pues los guerreros desobedecieron las órdenes del rey, y siguieron a un toro bravo al que le iba siguiendo una estrella desde el firmamento, pues lo habían visto en sueños premonitorios. Señal que según ellos, marcaba el sitio donde establecer una nueva población. Así, tomaron la fortaleza de Teruel plantando su estandarte en la plaza conquistada"

Me parece muy interesante por varios motivos. Destacaría la figura del toro como animal de culto en la Antigüedad en practicamente todas las culturas y por lo tanto quizá deberíamos reinterpretar el mito como original de épocas anteriores al siglo XII y readaptado a esa época, por lo que deberíamos plantearnos una Pervivencia del paganismo de carácter simbólico.
Es muy curioso que el símbolo y protagonistas de la leyenda turolense sean los mismos motivo de las monedas acuñadas por el emPerador apóstata Juliano. Evidentemente no me atrevo hacer una relación, ya que me falta preparación para tal fin, Pero al menos iconográficamente existe




Moneda de Juliano



Escudo de Teruel
(el actual lleva un motivo en la parte inferior más moderno, en concreto cañones, podeis verlo en http://www.aragonesasi.com/teruel/teruel/teruelg.gif)

EsPero vuestros mitos fundacionales y agradezco a los druidas Iulianus y a Dingo sus aportaciones en el grupo HispaniaDeorum.


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Comentarios

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  1. #1 Cierzo 12 de jun. 2006

    Me alegro que te guste la idea Kullervo, Pero fijate que no sólo esta el toro si no que entre los cuernos esta la estrella.
    Pongo otra moneda (por cortesia del druida Iulianus) tambien de Juliano el apostata aunque en esta hay dos estrellas



  2. #2 Dingo 12 de jun. 2006

    Hola Cierzo, muy buena idea este articulo-recopilacion, creo que es una tematica que puede dar mucho de si. Sera interesante contrastar las modalidades de mito fundacional.

    Por cierto que hace muy poco Ebro me hizo saber que en la leyenda fundacional principado de Moldavia interviene un esquema casi identico al turolense, caza del toro en lugar a sacralizar (Pero sin estrella de por medio), ya ves la extension territorial del tema.

    En cuanto tenga tiempo y documentacion a mano pasare por aqui. Hasta pronto.

  3. #3 Cadwaladr 12 de jun. 2006

    Perdón, quise decir Jaime I.

  4. #4 Brandan 14 de jun. 2006

    Pongo un breve pasaje de La Historia de Roma de Indro Montanelli sobre el mito de la fundación, una cosa simpática:
    Capítulo I "Ab urbe condita"
    "...Por casualidad pasaba por aquellos parajes el dios Marte, que bajaba a menudo a la Tierra, un poco para organizar una guerrita que otra, que era su oficio habitual, y otro en busca de chicas, que era su pasión favorita. Vio a Rea Silvia. Se enamoró de ella. Y sin desPertarla siquiera, la puso encinta.
    Amulio se encolerizó muchísismo cuando lo supo. Más no la mató. Aguardó a que pariese, no uno, sino dos chiquillos gemelos. Después, ordenó meterlos en una pequeñísima almadía que confió al río para que se los llevase, al filo de la corriente, hasta el mar, y allí se ahogasen. Mas no había contado con el viento, que aquel día soplaba con bastante fuerza, y que condujo la embarcación no lejos de allí, encallando en la arena de la orilla, en pleno campo. Ahí, los dos desamparados, que lloraban ruidosamente, llamaron la atención de una loba que acudió para amamantarlos. Y por eso este animal se ha convertido en el símbolo de Roma, que fue fundada después por los dos gemelos.
    Los maliciosos dicen que aquella loba no era en modo alguno una bestia, sino una mujer de verdad, Acca Laurentia, lalmada loba a causa de su carácter salvajino y por las muchas infidelidades que hacía a su marido, un pobre pastor, lléndos e a hacer el amor en el bosque con todos los jovenzuelos de los contornos. Mas acaso todo eso no son más que chismorreos.
    Los dos gemelos mamaron la leche, luego pasaron a las papillas, después echaron los primeros dientes, rcibieron uno el nombre de Rómulo, el otro, el de Remo, crecieron y al final supieron su historia. Entonces, volvieron a Alba Longa, organizaron una revolución, mataron a Amulio y repusireon en el trono a Numitor. Después, impacientes, como todos los jóvenes, por hacer algo importante, en vez de esPerar un buen reino edificado por el abuelo, que sin duda se lo hubiera dejado, se fueron a construir uno nuevo un poco más lejos. Y eligieron el sitio donde su almadía había encallado, en medio de las colinas entre las que discurre el Tíber, cuando está a punto de desembocar en el mar. En aquel lugra, como a menudo sucede entre hermanos, litigaron sobre el nombre que dar a la ciudad. Luego decidieron que ganaría el que hubiese visto más pájaros. Rómulo, sobre el Palatino, vio doce: la ciudad se llamaría, pues, Roma. Uncieron dos blancos bueyes, excavaron un surco, y construyeron las murallas jurando matar a quienquiera las cruzase. Remo, malhumorado por la derrota, dijo que eran frágiles y rompió un trozo de un puntapié. Y Rómulo, fiel al juramento, le mató de un badilazo.
    Todo esto, dícese, aconteció setecientos cincuenta y tres años antes de que Jesucristo naciese, exactamente el 21 de Abril, que todavía se celebra como aniversario de la ciudad, nacida, como se ve, de un fratricidio. Sus habitantes hicieron de ella el comienzo de la historia del mundo, hasta que el advenimiento del Redentor impuso otra contabilidad"

  5. #5 sugarglider 14 de mar. 2007

    Una buena idea este artículo, Cierzo. Lástima que de momento los celtíberos no hayan añadido muchos comentarios, porque el tema me parece muy interesante.
    Yo acabo de descubrirlo y voy a colaborar añadiendo unos párrafos del libro de Diego de Colmenares titulado "Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las ciudades de Castilla" (corto y pego de www.cervantesvirtual.com, donde puede leerse el texto completo).

    En estas lineas se cuenta la fundación de la ciudad de Segovia por Laabin, el Hércules Egipcio.
    No se si el tema se puede considerar una leyenda fundacional como tal, porque, a fin de cuentas, el libro de Colmenares es un falso cronicón, y no se bien si se inspiraria en leyendas populares o simplemente se limitó a inevntarse una historia bonita, Pero como aún hoy existe en la ciudad de Segovia una Torre de Hércules y, además, el texto trata de explicar el origen de algunos topónimos de la zona (no se si con acierto o si el), paso a mostraroslo, a ver que os parece. Saludos.

    "III. Supo el caso en la Citia (donde reinaba) Oron Libio, su hijo tercero, nombrado en el Génesis Laabim, bisnieto de Noé y sobrino segundo de Tubal. Al cual sus valientes hazañas dieron renombre de Hércules, nombre egipcio y misterioso que después usurparon muchos valientes capitanes de diversas naciones. Pero este gran egipcio es el Hércules, celebrado en las memorias y grandezas de España, y fundador de nuestra Segovia, como presto veremos. El cual sabiendo la muerte de su padre, llegó a Egipto: de donde, muerto su alevoso tío, dejando por virrey a Amasis, vino a España, y dando muerte a los tres hermanos, señoreó la provincia, reduciendo sus bárbaros habitadores a política urbanidad; y fundando muchas ciudades en sitios fuertes. Las principales fueron Cádiz, Sevilla, Toledo, Ávila y nuestra Segovia, cuyo sitio está casi en medio de España, en cuarenta y un grados y medio de elevación al norte, y trece de longitud al oriente, según el meridiano fijo de Tolomeo, aunque en éste hay mucha variedad. A la parte occidental de unas montañas, brazos de los Pirineos de Cantabria, que corriendo de norte a mediodía, fueron nombrados de los romanos montes Garpentanos, por dividir aquellos pueblos de los arevacos y de nuestros castellanos, hoy Sierras de la Fuenfría y Guadarrama, que dividen nuestra Castilla Vieja de la Nueva.

    IV. Una legua pues al poniente de la falda de estas montañas, entre dos profundos valles, se levanta una peña de trescientos pasos de altura y cuatro mil de cerco en su corona; en la forma de galera, la popa al oriente y la proa al poniente. Estos pasos son los comunes que los latinos llaman Gresus. El primero, de tres pies, y los siguientes de dos: cada pie diez y seis dedos; cada dedo cuatro granos de cebada por lo ancho; medidas que usaremos en nuestra historia por más ajustadas a la naturaleza humana. El valle y lado septentrional de esta peña riega el río que los antiguos nombraron Areva y dio nombre a los celebrados pueblos arevacos, como dice Plinio. Hoy su nombre es Eresma, correspondiendo en algo al antiguo: naciendo de dos fuentes en la frente occidental de estas montañas, pasa por nuestra ciudad a la villa de Coca, antigua Cauca. El valle y lado meridional riega un arroyo que nuestros ciudadanos nombran Clamores. Este fortísimo sitio, que la naturaleza formó inexpugnable, escogió Hércules, nuestro fundador, para una ciudad, propugnáculo entonces de lo mejor de España. La cual desde estos principios (según entendemos) se nombró Segovia: acaso del antiquísimo vocablo Briga, que significa junta de gente. Y no obsta que Briga se escriba con B y Segovia con V, según inscripciones romanas, pues el uso que varía la significación de los vocablos pudo variar con más facilidad las letras, como se ve en muchas dicciones."

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