Autor: Haxtur
jueves, 30 de noviembre de 2006
Sección: Opinión
Información publicada por: Haxtur
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Un estudio duda de la Reconquista asturiana
Un informe académico sostiene que la 'resistencia' no surgió en Covadonga. Las investigaciones de la Universidad rebaten las tesis de Sánchez Albornoz
Artículo de prensa aparecido en el diario "La voz de Asturias" el 22/11/06.
UNA IMPORTANTE Y NOVEDOSA TEORÍA SOBRE EL ORIGEN DEL PRINCIPADO
El artículo está firmado por GEORGINA FERNÁNDEZ. Lo transcribo literalmente.
"Nuevas tesis surgidas a raíz de investigaciones realizadas en la Universidad de Oviedo cuestionan una de las teorías más importantes de nuestra historia: la de que Covadonga es la cuna de la Reconquista. A la luz de estos estudios, la batalla de Pelayo en el solar de la Santina fue solo una rebelión local y lo que consideramos como recuperación de territorios para el reino cristiano no comenzó hasta la época de Alfonso III, casi en el siglo X.
Esa es una de las tesis más novedosas del estudio que publicará en breve el catedrático de Arqueología de la Universidad de Oviedo Avelino Gutiérrez en la Enciclopedia del Románico, editada por la Fundación Aguilar de Campoó. Son aportaciones que podrían hacer temblar lo que consideramos los cimientos de la historia de Asturias y que, desde luego, rebaten las tesis del historiador Claudio Sánchez Albornoz, que hoy son comúnmente aceptadas.
Los mapas del reino de Asturias que se estudian actualmente en los centros educativos y también en la Universidad, son los aportados por Sánchez Albornoz. Ahora, la Enciclopedia del Románico, en su tomo dedicado al prerrománico asturiano, publicará mapas inéditos, elaborados por Avelino Gutiérrez, que reflejan, a la luz de los nuevos estudios, cómo era realmente la ordenación territorial de Asturias entre los siglos VIII y X. Estos mapas se incluyen en un texto dedicado a la primera formación del reino de Asturias.
Antes de la llegada de los romanos no se sabe si, en lo que hoy llamamos Asturias, había una organización territorial; quizás hubo una en cada comunidad castreña, posiblemente consciente de su territorio y del más inmediato, pero la primera que conocemos data de la dominación romana; es el conventus asturum, distrito de los astures, con la capital en Astorga (Astúrica Augusta), y sus límites entre el Sella, el Esla y el Duero. Se extiende por la meseta y El Bierzo y hasta el río Navia.
Ésa es una aportación de Sánchez Albornoz, pero ahora se discute si, tras la disolución del imperio romano, y hasta la Edad Media, el reino visigodo llegó a dominar los territorios del norte. Estudiamos que en el siglo VII existía un distrito o provincia llamado Asturia y otro, que sería Cantabria y estaría en La Rioja actual, pero de esa Asturia no se conocen, ni los límites, ni si realmente llegó a existir. «Es un periodo muy oscuro», indica Avelino Gutiérrez. Algunas tesis sostienen que hubo una independencia territorial de la fachada cantábrica.
PRIMERA DENOMINACIÓN DE ASTURIAS // La rebelión de Covadonga contra los árabes se produce en el 722 y, expulsados los musulmanes, Pelayo, que entronca con el duque de Cantabria (casa a su hija con uno de los hijos del duque, el futuro Alfonso I), y que ya era un poderoso de la zona de Cangas de Onís, por alianza política y familiar consigue otro espacio de poder en la zona de La Liébana y eso le permite, tras la batalla de Covadonga, ser el señor de un pequeño espacio que se llama Primorias; ésa es la primera denominación de Asturias, antes de que se pueda hablar de reino. El nombre alude a los orígenes del actual territorio asturiano; es el embrión de lo que hoy conocemos y se sitúa en lo que ahora es el oriente asturiano, de Ribadesella al río Deva. Primorias es un término acuñado con posterioridad, al tener conciencia de que ese territorio fue origen de otro mayor.
La clave, explica este experto, sería saber si, lo que hoy es la cornisa cantábrica estuvo sometida al reino visigodo de Toledo, o no, ya que las fuentes históricas no arrojan luz sobre ello. Sánchez Albornoz cree que sí. Que el reino de Asturias estuvo estructurado desde sus comienzos en un aparato monárquico que, en realidad fue mucho más tardío. Avelino Gutiérrez no participa de esa idea; afirma que la presencia del dominio visigodo en Asturias no está clara y que «aquí no hay ni una sola iglesia o construcción que nos lleve a pensar en ese dominio, mientras que en otras zonas si queda constancia de ello. Hay fundaciones del rey Wamba en Valladolid, Burgos, Zamora, Segovia... Aquí no dejaron huella y es un síntoma de que no hubo dominio efectivo». Otra prueba es que, cuando se produjo la invasión musulmana en el territorio de la actual Asturias, aquí había ejércitos visigodos, lo que avala la tesis de que el territorio aún no había sido dominado.
Por tanto, no se puede hablar de reconquistar tierras que no habían sido conquistadas, y los señores que hoy llamamos primeros reyes asturianos no pretenden la restauración del reino visigodo, sino evitar la dominación musulmana. Sólo con Ordoño I se da el paso al sur de la cordillera y con Alfonso III nace la idea de la Reconquista que, según esta tesis, hasta entonces no existía. Por otro lado, en la actual Asturias había señores protofeudales que son los protagonistas de la nueva concepción territorial. Para el profesor Gutiérrez «la del rey de Asturias en el siglo VIII, en Cangas, con corona y cetro sentado en su trono es una imagen romántica». Él sostiene que, ni Pelayo, ni Fruela, ni Alfonso I, tuvieron poder fuera de Primorias, por lo que el mapa que propone es mucho más restringido en lo político y territorial, que lo que tradicionalmente se ha expresado."
Más informacióen en: http://www.lavozdeasturias.com/noticias/noticia.asp?pkid=309025
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-- De aquí que no tengan ningún empacho en rodearse de gentes venidas del sur ( los reyes asturianos), destacadas por su nivel cultural, como el propio autor de la crónica Albeldense y el de la crónica Profética.48
Los propios constructores de las iglesias del considerado más genuino estilo asturiano, el llamado Ramirense, compuesto por el grupo de iglesias de S. Miguel de Lillo, Santa Mª del Naranco, y Santa Cristina de Lena, debieron tener alguna relación con el sur pues en este conjunto ve Gómez Moreno elementos arquitéctónicos ajenos a Asturias como es el uso del ladrillo en los arcos, "ya que Asturias, por su estructura geológica, más bien es favorable a construir en PIEDRA" y " que no puede rastreársele origne en lo visgodo". Por otro lado "resulta extraña la ausencia de trenzados lombardos, generalizados en Europa". Hay también pilastras encastradas "cosa no vista en España desde que cayó lo romano". El reforzamiento de los muros con estribos profusamente "cosa no vista hasta entonces en edificios mediavales, aunque en lo romano solía darse", y " a estos estribos, sólidos y recios, corresponden refuerzos interiores, a modo bizantino".49 Añade que es a finales del siglo IX, bajo Alfonso el Magno, cuando aparecen en Asturias de una manera tímida caracteres meriodionales, com el arco de herradura, el alfiz, la almena escalonada y decoraciones bizantinas. Estos caracteres meridionales a los que se refiere Gómez Moreno son ya los mozárabes influenciados por la arquitectura califal. Las caracteristicas extrañas que Gómez Moreno señala para el estilo ramirense se pueden explicar por la pronta población de Asturias son personas foráneas como hemos visto antes con Pelayo y con las repoblaciones de Alfonso I que determinaría su desconocimiento de los nuevos estilos arquitectónicos que se impondrían en Al-Andalus después y que serían los que llevarían los repobladores posteriores de la época de Alfonso III.
Si hacemos una recopilación de todos los elementos extraños que resalta Gómez Moreno (construir con ladrillos, elemento ajeno a lo visigodo y a lo europeo, al modo bizantino, y al modo romano), solamente hay una zona donde se puedan reunir todos estos requisitos a la vez y es el sudeste peninsular en el que se incluye la Oróspeda andaluza, es decir, aquella zona de Andalucía (parte de Córdoba, Jaén, Granada, Málaga, Almería) que era la sucesora de la Bética, apenas influenciada por lo visigótico, más tardiamente arabizada, ajena a los gustos europeos y durante un largo período bajo dominio bizantino.
Aclaración para alguno:El artículo no es mío. CONTINUO:
-- De aquí que no tengan ningún empacho en rodearse de gentes venidas del sur ( los reyes asturianos), destacadas por su nivel cultural, como el propio autor de la crónica Albeldense y el de la crónica Profética.48
Los propios constructores de las iglesias del considerado más genuino estilo asturiano, el llamado Ramirense, compuesto por el grupo de iglesias de S. Miguel de Lillo, Santa Mª del Naranco, y Santa Cristina de Lena, debieron tener alguna relación con el sur pues en este conjunto ve Gómez Moreno elementos arquitéctónicos ajenos a Asturias como es el uso del ladrillo en los arcos, "ya que Asturias, por su estructura geológica, más bien es favorable a construir en PIEDRA" y " que no puede rastreársele origne en lo visgodo". Por otro lado "resulta extraña la ausencia de trenzados lombardos, generalizados en Europa". Hay también pilastras encastradas "cosa no vista en España desde que cayó lo romano". El reforzamiento de los muros con estribos profusamente "cosa no vista hasta entonces en edificios mediavales, aunque en lo romano solía darse", y " a estos estribos, sólidos y recios, corresponden refuerzos interiores, a modo bizantino".49 Añade que es a finales del siglo IX, bajo Alfonso el Magno, cuando aparecen en Asturias de una manera tímida caracteres meriodionales, com el arco de herradura, el alfiz, la almena escalonada y decoraciones bizantinas. Estos caracteres meridionales a los que se refiere Gómez Moreno son ya los mozárabes influenciados por la arquitectura califal. Las caracteristicas extrañas que Gómez Moreno señala para el estilo ramirense se pueden explicar por la pronta población de Asturias son personas foráneas como hemos visto antes con Pelayo y con las repoblaciones de Alfonso I que determinaría su desconocimiento de los nuevos estilos arquitectónicos que se impondrían en Al-Andalus después y que serían los que llevarían los repobladores posteriores de la época de Alfonso III.
Si hacemos una recopilación de todos los elementos extraños que resalta Gómez Moreno (construir con ladrillos, elemento ajeno a lo visigodo y a lo europeo, al modo bizantino, y al modo romano), solamente hay una zona donde se puedan reunir todos estos requisitos a la vez y es el sudeste peninsular en el que se incluye la Oróspeda andaluza, es decir, aquella zona de Andalucía (parte de Córdoba, Jaén, Granada, Málaga, Almería) que era la sucesora de la Bética, apenas influenciada por lo visigótico, más tardiamente arabizada, ajena a los gustos europeos y durante un largo período bajo dominio bizantino.
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