Autor: Anfus Adair.
martes, 16 de mayo de 2006
Sección: Leyendas
Información publicada por: Anfus
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CRÓNICA HISTÓRICA DE GALICIA (716-914).

LA RECONQUISTA. GALICIA Y LA MONARQUÍA ASTURIANA. PELAYO-BERMUDO I (718-793).
A Galicia llegan por último los árabes (716), cuya dominación no se extiende a todo el territorio y se limita a algunas ciudades, desconociendo las montañas del centro y el norte la huella invasora.
En el Este de la antigua Gallaecia, Asturias, se organiza entonces una tenaz resistencia al mando de Pelayo.

EL SANTO SEPULCRO. INVASIONES NORMANDAS. ALFONSO II, EL CASTO-ALFONSO III, EL MAGNO.
En el año 791 sube al trono de Oviedo Alfonso II el Casto, hijo de Fruela, apoyado frente a sus cuatro débiles antecesores por el partido gallego, aspirante (al contrario que los monarcas asturianos mestizos que se entendían con el árabe) a renovar la lucha contra el infiel.






De Pelayo a Alfonso III, el Magno.

LA RECONQUISTA. GALICIA Y LA MONARQUÍA ASTURIANA. PELAYO-BERMUDO I (718-793).

A Galicia llegan por último los árabes (716), cuya dominación no se extiende a todo el territorio y se limita a algunas ciudades, desconociendo las montañas del centro y el norte la huella invasora.

En el Este de la antigua Gallaecia, Asturias, se organiza entonces una tenaz resistencia al mando del toledano para algunos, tudense para otros, etc. para demás, Pelayo. La Victoria de Covadonga (718) señala el comienzo de la Reconquista.

Siglo y pico duraría la monarquía asturiana (718-914), primera de las organizadas por la resistencia cristiana peninsular, donde cabe distinguir dos periodos de casi un siglo cada cual, y en el que el primero (Batalla de Covadonga- muerte del rey Bermudo I el Diácono (793) es irregular, sin capital fija, constituyendo un territorio dominado por guerrilleros, incomunicados del resto de la península y los mozárabes (cristianos que viven en territorio conquistado por árabes).

En el segundo periodo (Alfonso II el Casto, 791-841), la monarquía asturiana asienta capital en Oviedo y, con el descubrimiento del sepulcro del Apóstol en Compostela (813), inicia una intensa comunicación, por los caminos de la peregrinación jacobea, con Francia y los mozárabes.

En ambos periodos se suceden distintos tipos de relaciones entre la más reducida Asturias y la extensa Galicia, que ya con Alfonso I el Católico (739-757) posiciona su frontera en el Miño, titulando los historiadores musulmanes al reino cristiano como Galicia, pues Asturias, tanto en épocas romana como visigoda, forma parte de la antigua Galicia, Gallaecia. En la primera etapa la monarquía asturiana no ejerce en verdad poder real sobre el territorio gallego, constituyendo las continuas rebeldías de los condes gallegos la expresión del carácter liberal de las relaciones entre ambos territorios.

En la segunda etapa la política gallega acepta como caudillo del noroeste cristiano al rey de Asturias, apoyando a monarcas favorables a la causa gallega como Alfonso II el Casto o su hijo Ramiro I, sentados en el trono de Oviedo gracias a la ayuda de los condes gallegos. No gozó de este favor ya Sancho I el Craso, cuyos principales adversarios, la misma nobleza gallega, al no poder vencerlo, aceleraron su muerte.

Reinando Alfonso I el Católico, yerno y segundo sucesor de Pelayo, toda Galicia se ve libre de infieles con la retirada bereber de las montañas y la fuerza de las armas galaicas. Alfonso I reconquista Lugo y Tuy (Galicia), Chaves, Braga, Oporto y Viseo (n. de Portugal), y Astorga y León (León), y encarga a su hermano Fruela gobernar el extenso territorio gallego.

La hostilidad gallega al gobierno de los monarcas asturianos fuerza al hermano y sucesor de Alfonso I, Fruela (757-68), a penetrar en Galicia para devastar lo que pudo, viéndose obligado a fundar Oviedo entonces como fortaleza que guardase la frontera entre Galicia y Asturias. Esta rebeldía gallega, al contrario que aislar Galicia del resto de pueblos cristianos del norte, aspiraba a una participación más activa en su gobierno.

Fruela, además de por el poder del emir de Córdoba, se vio continuamente amenazado y hostilizado por la nobleza gallega. Esta hostilidad se acrecentó contra los reyes asturianos sucesores de Fruela que mantuvieron una política de entendimiento con los árabes. La nobleza gallega pugna por situar a Alfonso, hijo de Fruela, en el trono como Alfonso II el Casto, ayudándolo contra el rey Aurelio (768-74), primo de Fruela, y contra Silo (774-783), yerno de Alfonso I, y primero de los reyes asturianos llamados mestizos (por ser hijos de rey cristiano y esclava árabe), o contra su sucesor Mauregato (783-9), hijo de Alfonso I y la esclava Creusa.

Fue el mestizo rey asturiano Mauregato quien convierte la tregua con los árabes en humillación al comprometerse a pagar al emir de Córdoba el tributo de las Cien Doncellas. Con el reinado de Bermudo I el Diácono (789-91), hermano de Aurelio, se acaba el gobierno de los reyes mestizos asturianos, creándose entonces el clima favorable para poner fin a tan oneroso tributo. En Figueroa (Abegondo), hacia Betanzos, los de las Mariñas acaudillados por los hermanos Pérez de Armuño, de Bergondo, rescatan a las doncellas de la comarca asaltando la fortaleza donde estaban recluidas, poniendo así fin al peito burdelo (tributo de las cien doncellas). Ante la nueva actitud cristiana el emir Hisham (788-95) enfurecido lanza contra Galicia una aceifa (791) que derrota a las tropas de Bermudo I en el Bierzo. Renunciando compungido el monarca al trono, regresa al convento.

EL SEPULCRO DEL APÓSTOL. ALFONSO II, EL CASTO-ALFONSO III, EL MAGNO.

En el año 791 sube al trono de Oviedo Alfonso II el Casto, hijo de Fruela, apoyado frente a sus cuatro débiles antecesores por el partido gallego, aspirante (al contrario que los monarcas asturianos mestizos que se entendían con el árabe) a renovar la lucha contra el infiel. En contraste al corto reinado de aquellos cuatro, el de Alfonso II duró medio siglo. Luchó contra los sucesores del emir Abderramán I, Hisham I (788-95), Alhaquen (795-822) y Abderramán II (822-55).

Al atravesar los francos los Pirineos y establecer en el Ebro la Marca Hispana, como límite de frontera para los árabes, favorecen los planes de beligerancia del nuevo rey de Asturias. Hisham, que mandara una aceifa (792) contra la expansión de los francos, renovó sus ataques contra aquella. Otra aceifa árabe, liderada por Abdelmelik, saqueó e incendió Oviedo (794) antes de ser sorprendida y derrotada por las tropas cristianas mandadas por el rey Alfonso II, en Lutos. Deseando vengar tal derrota envían los árabes, al año siguiente, una nueva aceifa, liderada por Abdelkarin, que saquea nuevamente la capital del reino asturiano para, cautelosamente ahora, retirarse a tierras leonesas. Tales aceifas estimularon a los cristianos a reedificar una ciudad más suntuosa y mejor defendida, además de animarlos a establecer alianza con los francos. Tras enviar una embajada cuyos comisionados recibe Carlomagno en Aquisgrán, francos y asturianos pudieron combinar sus fuerzas militares contra los árabes.

El más importante acontecimiento tenido lugar durante el reinado de Alfonso II, el Casto, se sucede con el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago (813) en Compostela, en territorio dependiente de Iria Flavia del que era obispo Teodomiro, siendo entonces Carlomagno emperador de los francos y estando ocupada la silla apostólica de Roma por León III. La nueva del hallazgo de A Mahía se extiende rápidamente por toda Europa. En un bosque próximo a un castro y a la iglesia de San Fiz de Solobio, dio cuenta el ermitaño Payo de que se escuchaban cánticos y veían resplandores. Teodomiro ayunó tres días antes de visitar el lugar, acompañado de numeroso séquito, para encontrar las arcas de mármol que guardaban los restos del apóstol y dos de sus discípulos. Informado por el obispo, Alfonso XII acude con su corte dando, a su vez, cuenta del hallazgo al emperador Carlomagno y el papa León III que, por una bula, dio a conocer al mundo católico el descubrimiento.

Para honrar el lugar manda Alfonso II edificar, sobre el sepulcro, una pequeña iglesia de piedra, cubierta de madera, dándole rango de basílica episcopal. Posteriormente se levanta en el lado norte el Baptisterio y, en el este, la iglesia y el monasterio de San Payo de Antealtares. Para el servicio canónico se establecieron en el lugar un abad y once monjes benedictinos que cantaban en la iglesia de Santiago. En torno a la iglesia y el monasterio se levantaron nuevas iglesias como la de Santa María de la Corticela, que más tarde se convierte en el monasterio de San Martín Pinario, y otros edificios y tiendas para atender al peregrino, al tiempo que se forma una ciudad, con sus calles. El lugar del descubrimiento se convierte rápidamente en el centro de las peregrinaciones de toda la Europa occidental, estrechando los lazos, ahora más por tierra que mar, con los antiguos países que conforman la comunidad céltica atlántica. Haciéndose apremiante el deseo de la cristiandad peninsular por comunicarse más directamente con las Galias de los francos, se reconquistan las tierras vasco-navarras por donde debían pasar los caminos que posibilitaran tal comunicación. Si en la primera fase de la monarquía asturiana (s. VIII) ésta se inclinara más hacia Oriente, proclamándose así Alfonso I, Duque de Cantabria, en la segunda etapa sus dos primeros reyes, Alfonso II el Casto (791-842) y su primo Ramiro I (842-850), estaban muy unidos a Galicia, especialmente al sepulcro del Apóstol.

La nobleza gallega ayudó, en contra del conde Nepociano, a Ramiro I, hijo de Bermudo I el Diácono, a subir al trono. Durante su reinado ocurren el mismo año (844) dos transcendentales acontecimientos históricos: las invasiones vikingas y la institución del Voto de Santiago por el propio monarca.

La primera invasión normanda, siendo rechazada cerca de Gijón, se apodera en A Coruña de la Isla de Faro, para extenderse por las Mariñas coruñesas, hasta Curtis, donde incendiaron el viejo monasterio de Santa Eulalia. Tras una corta estancia en A Coruña prosiguen sus correrías por el sur de Galicia incendiando, en la ría de Arousa, el viejo monasterio de Calogo, para marchar hacia Portugal y Andalucía.

El mismo año se libra la mítica batalla de Clavijo, en la que la presencia del Apóstol Saniago, montado en un caballo blanco, decide la victoria cristiana. Como acción de gracias realiza el rey Ramiro el Voto de Santiago, por el que pagaban cierto tributo los dueños de las tierras que se iban reconquistando.

Hasta el descubrimiento de los restos del Apóstol fuera Lugo, antigua cabeza de convento jurídico romano en el norte de la Gallaecia, principal centro eclesiástico y civil gallego durante el reinado asturiano pero, con la ascendencia de Compostela, Lugo se ve desplazada en este sentido. A su vez la rivalidad entre Oviedo y Lugo fue perdiendo gravedad con el mismo ascenso político-religioso compostelano.

A partir de Ordoño I, que extiende el reinado asturiano por extensos territorios de Castilla, Portugal y León, la monarquía asturiana busca descentralizar su gobierno, quizá apremiada por preparar una leva (862) para la reconquista nacional. El mismo Ordoño nombró rey, o virrey de Galicia a su hijo Alfonso, más tarde III, el Magno. Instalado en Compostela, en los cuatro años de su residencia, la ciudad tuvo un gran florecimiento y vio edificarse una suntuosa catedral de arquitectura prerrománica española, de influencia mozárabe.

Durante el reinado de Alfonso III, el Magno, en Oviedo, se resaltó el contraste entre Lugo y Compostela ante el monarca asturiano: Lugo, hostil a este monarca, enviara contra Oviedo dos expediciones militares, una apoyando al conde Froyla Fernández, brevemente sentado en el trono asturiano, y otra, del conde Hermenegildo, vencida y ejecutada por el propio rey que, agradeciendo la lealtad de Compostela en ambas expediciones, la recompensó entregando a su mitra los bienes del rebelde Hermenegildo.

Alfonso III el Magno fue el primer rey asturiano que concede a los mozárabes un papel que desempeñar, con su cultura, en la vida de los reinos peninsulares cristianos, ayudándolos a asentarse en territorios cristianos, sobre todo de León y Galicia. La catedral que levantó en Compostela, de inspiración mozárabe, es expresión de una conciencia que retoma la tradición cristiana peninsular.

A la muerte de Alfonso III se dividió el gobierno de la monarquía asturiana: el primogénito García se encargaría de León (910-14); Ordoño, el segundo, de Galicia, y el menor, Ramiro, de Asturias. Muerto García, ocupó el trono de León el rey de Galicia, Ordoño, primer rey de la monarquía leonesa.


Bibliografía: Historia de Galicia- Emilio González López. Biblioteca gallega, serie nova.






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Comentarios

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  1. #1 Anfus 16 de mayo de 2006

    Emilio González López (A Coruña, 1903) fue, ya de muy joven, catedrático de Derecho Penal en varias universidades españolas. Tras el exilio ocupa la cátedra de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Nueva York. Ha publicado numerosos Libros, la mayoría sobre temas históricas. Numerario de diferentes Academias, está considerado como el más importante historiador gallego del momento. El volumen que se maneja para la redacción de este artículo incluye los CIENTOS de referencias bibliográficas en los que el gran historiador se basa.

    Reyes asturianos mestizos. Efectivamente los vástagos tenidos lugar entre miembros de distintas razas, como lo son la árabe y cristiana, son MESTIZOS y aunque así no lo fueran, así son denominados históricamente estos reyes. Mestizos eran estos reyes asturianos que, por serlo además, no reparaban en entregar a los árabes cientos de mozas cristianas con las que el infiel pudiera divertirse en sus harenes. De haber sido por estos reyes, y de no haber intervenido la nobleza gallega, hoy posiblemente tendría que apartar una frondosa barba para poder escribir en el teclado, en árabe, y mis amigas no se pintarían cuando salimos por ahí, con el "burka" no les haría falta. Todo lo cual no digo que fuese mejor o peor, simplemente distinto. A otros comentarios, que entiendo fruto de la manipulante tergiversación, no corresponde responder, pues por si mismos ellos sólos ya caen. Os saludo como un honbre libre.

  2. #2 giannini 16 de mayo de 2006

    Anfus, ni el más importante, ni de los que más, diga lo que diga el prólogo ¿o es que conoces algún prólogo que ponga a parir al autor de la obra? En mi opinión, los prólogos suelen tener un tufillo turiferario y éste no es excepción. Vete a cualquier librería de viejo gallega, y si no encuentras Libros del Sr. González López en venta, me lo cuentas.

    En cuanto a las citas, por supuesto que no compro obras que carezcan de citas. Cuando quiero leer novela, compro novela. Me sirven las citas indirectas, las que se hacen entre corchetes en el propio texto, las que están al pie o las que aparecen al final de cada capítulo. Lo que no me vale es una obra que carece de citas, como tampoco me valdría la transcripción de un tumbo, la edición de una tesis doctoral o una colección diplomática que carezca de un índice analítico general o de los cuatro índices: cronológico, de personas, lugares y materias. Me importa bien poco que la obra se edite en rústica, en piel, en pasta española, que tenga sobrecubierta o no... pero la forma del interior sí me importa, y me sirve para desecharla si carece de aquellos elementos mínimos que denotan rigor.

  3. #3 elpater 17 de mayo de 2006

    La duda siempre es buena, Sr. Anfus, y debe llevarse siempre en el bolsillo de la camisa para sacarla a la menor oportunidad. Por ejemplo, usted se refiere a mí diciendo "sabe mucho sin duda"; pues yo me permito dudarlo. Pero sepa mucho o no sepa, lo que usted dice, a saber, "por eso me permitirá que le haga una pregunta", no debe ser consecuencia de lo anterior. Usted es libre de hacerme las preguntas que quiera, que también libre soy yo de responderlas o no según me plazca. En este caso me place, por lo que vamos allá. Su pregunta es:

    "¿Le merece alguna opinión el comentario que leo por la red de que Anselmo López Carreira recoge ideas de Dn. Emilio ?"

    La verdad es que no, no me merece opinión. Ni siquiera veo sobre qué podría opinar. En primer lugar, porque ese "leo por la red" no ofrece confianza alguna; por la red se lee de todo, sobre todo cosas que no deben ser tenidas en consideración. Y en segundo, porque si el Dr. López Carreira encontró alguna idea del Sr. González López digna de ser recogida, pues así será en el caso de que lo sea, y no lo será en el caso de que no lo sea. El hecho de que el Sr. González López no sea un autor de referencia no quiere decir que no pueda tener buenas ideas, al igual que no quiere decir que todo lo que dice sea erróneo. Simplemente quiere decir que no es un historiador riguroso de la forma en que hoy se exige. Y, por supuesto, para nada quiere decir que el Sr. González López no haya sido una persona inteligente y de ideas propias dignas de ser tenidas en cuenta.

    Dicho esto, y dando un vistazo al último libro del Dr. López Carreira (2005, O reino medieval de Galicia, Ed. A Nosa Terra), no parece que el Sr. González López esté entre los historiadores que más le han influido. De hecho, en las 429 páginas del libro lo cita en cuatro (4) ocasiones, y en ninguna de ellas para aceptar o rebatir ninguna idea fuerte, sino más bien como apoyo en hechos o interpretaciones menores, en el último caso en compañía, además, de otros autores. Poco o nada frente al número de citas dedicado a Baliñas (18), Barrau-Dihigo (29), Bishko (11), Díaz y Díaz (24), Díaz Martínez (8), Falque (11), García de Cortázar (15), Rodríguez Fernández (20), Ruiz de la Peña (34), Sánchez Albornoz (36) o Casimiro Torres (22), en una selección más o menos aleatoria.

    Sus creencias (de usted), que expresa al final, tienen más que ver con la hagiografía que con la historia. A mí, todo eso de doradas páginas, nobles hijos de la patria, orgullos varios y demás, me parece, y ustedes disimulen, una ranciada de cojones. Y la Teoría de la Relatividad nada tiene que ver con esto. Pero nada nada nadita nada, oiga, es decir, nada de nada.

    En cuanto a si don Emilio es o deja de ser autor de una Historia de Galicia en 12 tomos, debo decirle que no lo es. Es autor de una Historia de Galicia en un tomo, y de un montón de Libros sobre historia de Galicia, no sé si 12 o más, que fueron editados y publicados por separado. Otra cosa es si el autor, en su mente, los concibió como tomos de una historia de Galicia global; eso, al formar parte de la mente de don Emilio, se me escapa. Pero no fueron editados como parte de una historia de Galicia general, sino como Libros independientes, al menos en lo que puedo afirmarlo, que es fiándome de mi poco fiable memoria. De todas formas puede valer como dato lo que dice la agencia del ISBN, de donde extraigo la producción bibliográfica de don Emilio:

    1.-
    84-85728-05-X ; 978-84-85728-05-3 - Galicia de los Austrias (1981) [ Obra completa]
    González López, Emilio
    Editor: Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa

    2.-
    84-7154-166-1 ; 978-84-7154-166-6 - Aguila caída, el (1973)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    3.-
    84-7041-088-1 ; 978-84-7041-088-8 - Aguila desplumada, el (1977) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Castrelos

    4.-
    84-85134-94-X ; 978-84-85134-94-6 - Alba Flor de Lis, el (1978)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    5.-
    84-85134-22-2 ; 978-84-85134-22-9 - Bajo las luces de la Ilustración (1977)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    6.-
    84-86040-11-6 ; 978-84-86040-11-6 - Coruña puerto y puerta de la ilustración, la (1986)
    González López, Emilio
    Editor: Diputación Provincial de A Coruña. Imprenta Provincial

    7.-
    84-7492-049-3 ; 978-84-7492-049-9 - Entre el Antiguo y el Nuevo Régimen (1980)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    8.-
    84-7492-278-X ; 978-84-7492-278-3 - De Espartero a la Revolución de 1846 (1985)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    9.-
    84-7492-247-X ; 978-84-7492-247-9 - Fronteras marítimas atlánticas de Galicia, las (1985)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    10.-
    84-453-0347-3 ; 978-84-453-0347-4 - Galicia, Santiago y América (1991) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Xunta de Galicia

    11.-
    84-7154-303-6 ; 978-84-7154-303-5 - Grandeza e decadencia do reino de Galicia (1978)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    12.-
    84-85287-22-3 ; 978-84-85287-22-2 - Historia de Galicia (1980) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: La Voz de Galicia, S.A.-Biblioteca Gallega

    13.-
    84-86040-60-4 ; 978-84-86040-60-4 - Historia de la ciudad de La Coruña : la edad antigua y la media (1992)
    González López, Emilio
    Editor: Diputación Provincial de A Coruña. Imprenta Provincial

    14.-
    84-207-1156-X ; 978-84-207-1156-0 - Historia de la Literatura Española. Vol. I I. Edad Moderna Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Anaya

    15.-
    84-85287-46-0 ; 978-84-85287-46-8 - Historia del puerto de la Coruña : de la prehistoria a fines de la Edad Media : Magnum Portum Artabrorum, Brigantia, Flavia Brigantia, Farum Brigantium, Burgo de Faro, La Coruña. (1985) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: La Voz de Galicia, S.A.-Biblioteca Gallega

    16.-
    84-85553-74-8 ; 978-84-85553-74-7 - Iglesia gallega en la "Guerra de la Independencia" (1992)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Compostela, S.A.

    17.-
    84-85728-65-3 ; 978-84-85728-65-7 - Luis López Ballesteros (1782-1853). Ministro de Hacienda de Fernan (1987)
    González López, Emilio
    Editor: Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa

    18.-
    84-7492-413-8 ; 978-84-7492-413-8 - Memorias de un diputado de las Cortes de la República (1931-1938) (1988)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    19.-
    84-7492-479-0 ; 978-84-7492-479-4 - Memorias de un diputado republicano en la guerra civil española (1936-1939) (1990)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    20.-
    84-7492-339-5 ; 978-84-7492-339-1 - Memorias de un estudiante liberal : (1903-1931) (1987)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    21.-
    84-7154-124-6 ; 978-84-7154-124-6 - Políticos gallegos en la Corte de España (1969) Agotado
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    22.-
    84-7492-209-7 ; 978-84-7492-209-7 - Reinado de Isabel I I en Galicia, el (1984)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    23.-
    84-7154-146-7 ; 978-84-7154-146-8 - Siempre de negro, Galicia en la Contrarreforma (1970)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Galaxia, S.A.

    24.-
    84-7492-958-X ; 978-84-7492-958-4 - Castelao, propagandista da República en Norteamérica (2000)
    González López, Emilio
    Editor: Ediciós do Castro

    25.-
    84-9757-167-3 ; 978-84-9757-167-8 - Memorias de un diputado republicano en la Guerra Civil española (2005)
    González López, Emilio
    Editor: La Voz de Galicia, S.A.-Biblioteca Gallega

    26.-
    84-932716-5-9 ; 978-84-932716-5-7 - El paso por Galicia de dos futuros presidentes de EE.UU. : John Adams y su hijo John Quincy Adams (2005)
    González López, Emilio
    Editor: Editorial Trifolium. El Taller de Juan

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