La primera vez que visité un museo arqueológico, me quedé terriblemente sorprendida. En cuanto salí de allí fui a casa y comencé a buscar en los apuntes del instituto y en la enciclopedia, la fechación de los periodos del paleolítico, neolítico, edad del hierro...
En el museo había estado viendo piezas, que me parecían de antesdeayer, y sin embargo eran de hace miles de años; no me lo podía creer... Mi reflexión inmediata fue: "Pues no hemos avanzado tanto"
Ha pasado ya mucho tiempo de aquella primera visita, y ahora cada vez que un museo arqueológico se me pone en el camino entro y sigo pensando lo mismo. Bueno, no exactamente, ahora pienso que no hemos avanzado nada... Pero lo más curioso es que cada vez que entro en uno de estos museos, oigo a la gente que lo está visitando el mismo comentario. Ayer mismo fuimos a ver el nuevo museo arqueológico - paleontológico de Salas de los Infantes y una lugareña de avanzada edad dijo la misma frase que yo pensé aquel día.

La pieza que más me sorprendió en aquella primera visita fue ¡¡una navaja de afeitar!!... era igual a las que vemos en las películas de vaqueros, y supongo que igual que la que mi abuelo utilizaba cuando era mozo.

Claro que a veces pienso que soy un poco exagerada, que si que hemos avanzado... pero sólo necesito unos minutos para desechar la idea de nuestra civilización superavanzada.

¿Que es lo que tenemos ahora?
... los polímeros que nos permiten hacer vasos de plástico y de colores... (que también se rompen, como los de cerámica, y además destruyen nuestro ecosistema)
... la clonación humana (como si fuesemos pocos en este planeta).
Tenemos la luz, pero antes también la tenían...
Y además tenemos un montón de desventajas, por ejemplo:
Ahora tenemos que vivir en el aire, con señores encima y debajo de nosotros... Me parece tan raro; no estamos en el suelo, ¡¡no dormimos en la tierra, sino en el cielo a 15 metros de altura!!

La verdad es que de vez en cuando necesito que alguién me cuente las ventajas de vivir en nuestra era, por que a veces me dan ganas de meterme en la máquina del tiempo (que por cierto, sería un buen invento de nuestra era) y trasladarme a la edad del hierro y vivir en la naturaleza, en contacto con la madre tierra, a la que hemos olvidado y castigado.