Autor: Vascon
domingo, 08 de mayo de 2005
Sección: Historia
Información publicada por: Vascon
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PELAYO II. Fuentes musulmanas y valoración
Versión de las fuentes musulmanas sobre Pelayo y la batalla de Covadonga.
Fuentes musulmanas según al-Maqqari:
El hecho de que en la Crónica Mozárabe, escrita en Toledo en 784, no se cite nunca a Pelayo hace pensar a algunos historiadores que esta tradición es totalmente falsa. No obstante, se puede afirmar que coincide con la historia narrada en las fuentes musulmanas.
Según el historiador al-Maqqari, citando fuentes del siglo X, Pelayo (Belay el Rumí) era natural de Asturias y fue enviado a Córdoba por Munuza, como rehén para garantizar la paz y el pago de impuestos en el territorio astur. Este mismo relato afirma que Pelayo habría escapado y se habría refugiado en las montañas de los Picos de Europa en tiempos de al-Horr (en torno a 717), segundo de los gobernantes árabes de Córdoba. Allí habría reunido un grupo de fugitivos enfrentados al poder musulmán.
Al-Maqqari asegura que fue durante el gobierno de valí Ambasa cuando se produjo la rebelión de Pelayo, y este asumió el poder en el verano de 721. Por entonces-sigue el mismo autor-, todo el territorio peninsular estaba sometido salvo la región montañosa donde se habían refugiado Pelayo y sus trescientos compañeros, que tras ser acosados por las fuerzas musulmanas, quedaron reducidos a una treintena de hombres y diez mujeres.
No se habla de una derrota final de las tropas islámicas, aunque hay referencias a las penalidades sufridas por el pequeño destacamento enviado a territorio tan hostil, y se afirma que finalmente se decidió abandonar a su suerte a aquella treintena de "asnos salvajes" que no contaban con otro alimento que la miel de las abejas hallada en las hendiduras de las piedras.
Este hecho parece indicar que si se produjo algún traspiés militar, aunque de pequeñas dimensiones, y que realmente los musulmanes no llegaron a prestar demasiada atención a los rebeldes asturianos, más preocupados, como estaban, por las operaciones militares en el norte de los Pirineos.
Casi con total seguridad existió la batalla de Covadonga, aunque ésta debió de ser poco más que una escaramuza fronteriza. Sánchez-Albornoz fijó su desarrollo el 28 de mayo del 722, fecha de muerte de Nuaym ibn Abd al-Malik, cuyos biógrafos aseguran que murió a manos de los cristianos.
Valoración:
Como se puede apreciar, reconstruir la figura de Pelayo no es tarea sencilla. Con cierta seguridad, se podría afirmar que la batalla de Covadonga, su célebre hecho de armas, no paso de ser una escaramuza de poca importancia y que fue obra en su mayor parte de las poblaciones astures locales, rebeldes frente al poder musulmán como lo habían sido frente al romano o al visigodo, aunque es muy posible que en ella intervinieran elementos godos refugiados en el territorio, como el propio Pelayo.
Este hecho no constituiría el origen del reino de Asturias, del que no se puede hablar con propiedad hasta la época de Alfonso I, aunque sí debió servir para incrementar el prestigio de Pelayo y para agrupar en torno a su figura a astures, cántabros y refugiados visigodos, más por la importancia propagandística y moral de la batalla que por la militar. Y a pesar de su posterior utilización política, no hubo en el origen de su rebelión, como no habría en la motivación de los reinos cristianos hasta mucho tiempo después, un sentimiento de restauración del reino visigodo y de reconquista militar del territorio peninsular
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En lo que se refiere a la presunta restauración de la monarquía visigoda de la que habla el ciclo de Alfonso III, hay que recordar que cuanto mas arcaicas son las fuentes que manejamos sobre el reino de Asturias tanto menos "neogoticistas", término acuñado por Sanchez Albornoz, se muestran: así el testamento de Alfonso II despacha tranquilamente al reino godo, que cae en desgracia por "sus pecados". En esta desvinculación se ha querido ver la entrada del reino de Asturias en la órbita de influencia del reino franco como parecen sugerir los presentes y embajadas a Aquisgrán enviados por el rey Casto.
Mas antiguos aún resultan los esfuerzos de Beato de Liébana en su disputa contra la herejía adopcionista de Elipando, arzobispo de Toledo, que se enmarcan precisamente en la necesidad política de distanciarse de la vieja autoridad religiosa.
La crónica Albelsense es la mas antigua y valiosa de todas las crónicas cristianas sobre el reino de Asturias -se echa en falta en este artículo- y resulta mucho menos neogoticista que el ciclo de Alfonso III del cual la versión Rotense aludida en el primer artículo, es la mas antigua y que sirvió de base para las versiones e interpolaciones posteriores como la versión "a Sebastian", a manos probablemente de cronistas mozárabes que arribaban al territorio cristiano a finales del siglo IX y a los que era grata la idea de una restauración del Ordo Gothorum.
En lo que respecta a la filiación étnica de Pelayo es problemática: las fuentes cristianas nos lo situan en la corte goda, pero sabemos también que tenía vincualción con los ástures por diversas pruebas: El testamento de Alfonso III lo cita como poseedor de tierras en Tiñana, cerca de Oviedo, y también sabemos por la Rotense que se hallaba en Brece, en Piloña, cuando sus amigos los avisan del peligro y ha de huir cruzando el río.
Las crónicas árabes como el AJBAr Mackmoua lo llaman Belay-El Rumi ( Pelayo el romano), además Pelayo es nombre romano o hispanorromano, no godo.
Según otras crónicas árabes Pelayo sería ástur (llaman a Xixón "La peña de Pelayo") y otras debaten su origen, pero son demasiado tardías para que sean fiables, de modo que su origen permanecerá oscuro tal vez para siempre.
En éste artículo comento algo al respecto: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1014
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