Autor: Mercedes MARQUÉS - La Nueva España
viernes, 23 de enero de 2004
Sección: Arqueológicas
Información publicada por: CELTIBERIA.NET
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El Chao Samartín fue hace 3.000 años residencia de un grupo privilegiado
Los últimos análisis radiocarbónicos sitúan la fundación del castro en el siglo VIII a. C., fecha que coincide con la del depósito del cráneo
Todo parece apoyar que la fundación del Chao Samartín en Grandas de Salime se produjo a finales de la Edad del Bronce. Los últimos análisis confirman que entre los siglos IX y VIII, era un asentamiento fortificado con una gran cabaña central con capacidad para albergar un núcleo social privilegiado. Esa misma antigüedad es la que se establece para el cráneo hallado a la entrada del poblado. Estas fechas también han sido probadas en los castros de San Chuis y Os Castros, lo que permite establecer relación entre esas sociedades.
Oviedo, Mercedes MARQUÉS
Los últimos análisis de radiocarbono realizados sobre diferentes muestras tomadas en distintas zonas del Chao Samartín (Grandas de Salime) han concluido que la fundación del castro se remonta a principios del siglo IX y finales del VIII antes de Cristo. Estas dataciones coinciden asimismo con la cronología que se asigna al emplazamiento donde se encontró un cráneo -probablemente de mujer-, que los arqueólogos vinculan al momento fundacional de este asentamiento fortificado.
Los estudios que se vienen realizando en el castro en los últimos años han permitido conocer que en el siglo VIII antes de nuestra era las defensas monumentales delimitaban un recinto en el que se alzaba, en posición dominante, una cabaña de grandes dimensiones que probablemente albergó un núcleo social privilegiado. Todo parece indicar que a partir de ese primigenio recinto fortificado, que, según los arqueólogos, pudo ser una especie de lugar de prestigio propio de una clase destacada, se desarrolló lo que más tarde se convertiría en lo que hoy conocemos como castros.
Las recientes dataciones coinciden en otorgar las mismas fechas para distintos lugares del poblado: empalizadas, foso, cabaña... que coinciden con la de la estratigrafía donde se localizó la urna con el cráneo. Este elemento, único resto humano localizado hasta ahora en un yacimiento que se remonta a la Edad del Bronce, sugiere a los arqueólogos una serie de preguntas aún sin respuesta que exigen una reflexión que permita indagar en una historia hoy muy poco armada y menos conocida.
Cista con cráneo
Ángel Villa, director del plan arqueológico de la cuenca del Navia, mantiene que hay que actuar con prudencia antes de lanzarse a avanzar hipótesis que argumenten la presencia del cráneo en el yacimiento. Hasta ahora lo único seguro es su antigüedad y su localización. Fue hallado, en una cista construida con losas de pizarra, ante la puerta de acceso a la acrópolis, a nivel del suelo que servía de tránsito hacia el recinto. Los análisis realizados prueban que el suelo en el que se excavó el nicho funerario es contemporáneo del cierre monumental que delimitaba el poblado. Según han comprobado los arqueólogos, los derrumbes ocasionados tras su primitiva ruina sellaron definitivamente el suelo y la cista.
Hay, como se ha dicho, pocas referencias de cráneos en yacimientos tan antiguos, al menos en la península Ibérica. Otra cosa es lo que ocurre en Gran Bretaña. Allí los expertos han podido comprobar a partir de distintos hallazgos que los romanos practicaron el corte ritual de las cabezas de sus prisioneros para ofrecerla a los dioses cada vez que se hallaban en peligro, suponiendo que con tales sacrificios ponían a la divinidad de su parte.
Cortadores de cabezas
Hasta hace poco en Gran Bretaña se pensaba que estos hallazgos de cuerpos desmembrados respondían a prácticas rituales celebradas por los druidas, pero los últimos restos han podido datarse en el siglo II, lo que, según los historiadores José María Blázquez y Javier Cabrero, indicaría que fueron legionarios romanos los autores del ritual.
Las similitudes que puede haber entre el hallazgo del Chao Samartín y los británicos se desbaratan por las fechas, ya que en el caso asturiano parece que el ritual fue muy anterior a la presencia romana en la zona. Los historiadores también hacen mención en su estudio sobre los cortadores de cabezas, que fue una costumbre muy extendida entre los pueblos celtas y entre todas las culturas que hacían de la guerra una de sus ocupaciones principales.
En el caso del Chao, sus estudiosos parecen decantarse más por una función ritual del cráneo que por el resultado de actuaciones bélicas.
Más informacióen en: http://www.lne.es/secciones/sociedad/noticia.jsp?pIdNotic
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