Autor: Javier de Peque
viernes, 03 de enero de 2003
Sección: De los pueblos de Celtiberia
Información publicada por: Silberius
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Los Celtas

La cuestión Celta

Al contrario que en otros pueblos protohistóricos, entre los celtas no se produjo nunca una concentración suficiente del poder político que nos habría permitido hoy deslindar los pueblos de origen célta de aquellos que no lo eran.

No es posible recurrir a una definición concreta. Deberemos atender a muchos y diversos factores a la hora de identificar a los diferentes pueblos de filiación céltica. Podremos fijarnos en cómo los definieron otros pueblos coetáneos, como griegos y romanos. Pero éstos no tenían el mismo interés compartimentador que tenemos nosotros, y muchas veces, por ejemplo, se limitan a nombrarlos con su propio nombre, sin adscribirlos a ningún otro grupo aglutinante. También aspectos como la unidad lingüistica, la raza, la similitud de los restos arqueológicos, una misma organización social, parecidos gustos artísticos, la religión,etc... son rasgos definitorios. El problema aparece, cuando determinados pueblos cumplen sólo algunos de los requisitos propuestos, o cuando ciertos aspectos de los mismos se nos presentan confusos, fruto del contacto con otras culturas y pueblos.

No obstante, y apuntada la polémica, creo que se puede convenir, sin pretensiones científicas, que el fenómeno céltico tiene sus orígenes en la emigración de un pueblo de origen ario, que partiendo de las tierras comprendidas entre el mar Caspio y los montes del Cáucaso, se asienta en la Europa Central. Posteriormente sigue su periplo hacia el oeste, y seguramente gracias a su mayor desarrollo, va extendiendo su cultura, imponiéndose o yuxtaponiéndola a la de otros pueblos que va encontrando en su camino.

En este sentido puede ser aclarador V. Kruta: "En el apogeo de su poder los celtas ocuparon en Europa un enorme territorio que limitaba al Oeste con el Atlántico, de la Península Ibérica a las Islas Británicas, al norte con el reborde interior de la gran llanura septentrional alemana y polaca, al este por el arco de los Cárpatos y al sur por el litoral mediterraneo a partir de la costa catalana, la vertiente norte de los Apeninos y el borde meridional de la cuenca del Danubio antes de las Puertas de Hierro.

Sin embargo, no sólo estos territorios no tuvieron jamás una unidad política, sino que los restos hacen ver la irregularidad de la implantación céltica que en algunas zonas se superpuso a poblaciones anteriores, pero dejó también amplios enclaves a poblaciones que seguramente o con probabilidad no eran célticas."

Este es el contexto en el que deberemos analizar la presencia celta en nuestra tierra

Los Celtas en la Península Ibérica

La existencia de dos polos lingüísticos diferenciados entre los pueblos indoeuropeos de la península, uno más arcaizante en la región occidental frente a otro propiamente celta en la región oriental de la Meseta, divide las opiniones de los historiadores acerca del incuestionable proceso de celtización de la península. Los diversos autores no se ponen de acuerdo sobre el número de invasiones celtas, ni sobre las fechas de las mismas, ni sobre su carácter.

Tradicionalmente, el proceso se dividiría en tres fases fundamentales:
La penetración de pueblos de origen indoeuropeo(no propiamente célticos ¿ligures?) en el occidente penínsular, con anterioridad a la penetración célta, es un proceso tan oscuro como indudable.A partir del análisis lingüístico es indiscutible la existencia de un sustrato indoeuropeo anterior a la influencia céltica. Estos primeros aportes étnicos pueden remontarse  a once siglos antes de nuestra era y se relacionan con la penetración de la metalurgia del bronce en la península. Con estos pueblos habrá que relacionar una lengua hablada en el occidente peninsular y que conocemos con el nombre de lusitana. Esta lengua presenta claras diferencias con las de origen céltico, aun procediendo ambas de un tronco común, lo que explicaría las coincidencias entre las dos lenguas. 
Entre los siglos IX y VIII a. de J.C. se producen las primeras penetraciones celtas propiamente dichas, extendiéndo la llamada "cultura de los campos de urnas" sobretodo por Cataluña y el valle del Ebro, aunque también por la meseta y el noroeste peninsular.
Pero es a partir de los siglos VI y V a. de J.C. cuando la celtización se hace más intensa y ya para el siglo IV, los geográfos e Historiadores latinos distinguen en el espacio peninsular a los elementos no indígenas con el nombre de keltoy y celtici.

Otros autores, más modernso, sostienen básicamente que el proceso de celtización es un fenómeno que se produce de forma continua a lo largo del primer milenio antes de nuestra era. Estaría inmerso en el propio carácter nómada de los pueblos que habitaban el suroccidente europeo en la protohistoria, y en definitiva el fenómeno no estaría sujeto a determinadas oleadas invasoras sino que sería fruto del ir y venir de muchos y variados pueblos de origen indoeuropeo a lo largo del milenio en cuestión. Estos historiadores se basan fundamentalmente en la continuidad cultural que aportan las más recientes excavaciones arqueológicas. No parecen existir cambios bruscos en la cultura de los pueblos en cuestión, lo que parece debería ocurrir si hubieran sido objeto de diversas invasiones.

  En definitiva, el nucleo del problema estaría en hacer coincidir los datos lingüísticos con los arqueológicos. Labor que todavía está pendiente.

De cualquier forma y como conclusión podemos apuntar las palabras de García y Bellido: " en lineas generales la arqueología, la lingüística y los datos históricos coinciden en darnos el testimonio de que a una población indígena se superpuso una población formada por elementos centroeuropeos que en el siglo IV a. de J.C. se distribuyen, como estos mismos testimonios manifiestan, por las dos mesetas, Aragón, Portugal y Galicia, con pequeños enclaves en Andalucia, Levante y Cataluña".

LOS PUEBLOS CELTAS

Empezaremos por el noroeste, donde nos encontramos con los galaicos, que ocupaban una zona más amplia que la Galicia actual bajando por el sur hasta el Duero y por el este hasta el Navia. Continuando por la costa estarían los astures, que también ocupaban una región mayor que la actual Asturias y asimismo bajarían hasta el Duero. Cruzando el Sella se encontraban los cantabros que lindaban con el río Asón, a partir del cual habitaban los autrigones, que a su vez limitaban por el este con los pueblos de raiz vascófona y al sur con los turmódigos. Volviendo otra vez al Atlántico, al sur del Duero se situarían los lusitanos que limitaban al este con vacceos y vetones, los cuales limitaban a su vez por oriente con La celtiberia que lindaba al nordeste con los berones que podemos situar en la actual Rioja.

Esta descripción debe considerarse sólo en un aspecto geográfico, ya que estos pueblos nunca tuvieron una estructura política que nos permita considerarlos como tales.  

Relacionado con: La Cultura Castreña

Más informacióen en: http://mipagina.euskaltel.es/javidp/


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