Autor: Diocles
domingo, 16 de diciembre de 2007
Sección: De los pueblos de Celtiberia
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Los sefes y los cempsos

En este artículo se identifica el territorio peninsular ocupado por los sefes y los cempsos, pueblos citados en la Ora Marítima de Avieno, así como sus probables orígenes étnicos.

La Ora Marítima es un poema escrito por Rufo Festo Avieno en el siglo IV d. C. que se basa principalmente en fuentes griegas, cuyos datos geográficos deben de proceder de las navegaciones realizadas en el siglo VI a. C. por los colonos foceos establecidos en el sureste de Francia y en Cataluña. Constituye, por ello, la más antigua descripción de las costas ibéricas y atlánticas que se conoce. Avieno cita al principio del texto los autores cuyas obras consultó para componer la Ora Marítima, los cuales vivieron entre los siglos VI y IV a. C. Sus nombres eran, concretamente, los siguientes: Hecateo de Mileto, Helánico de Lesbos, Fileo de Atenas, Escílax de Carianda, Pausímaco de Samos, Damasto de Sige, Bacoris de Rodas, Euctemón de Atenas, Cleón de Sicilia, Herodoto y Tucídides.
En la Ora Marítima se encuentra el conocido pasaje que relata una legendaria plaga o invasión de serpientes en nuestra península, la cual provocó que esta tierra pasara de llamarse Estrimnis (Oestrymnis) a llamarse Ofiusa (Ophiussa). Esta última denominación procede del vocablo óphis, que significa serpiente, y también había sido aplicada por los griegos a la isla mediterránea de Formentera.
En otro pasaje del texto se menciona, entre los habitantes del occidente peninsular, a los llamados sefes (o saefes), lo que llevó al investigador alemán Adolf Schulten a plantear una imaginativa hipótesis que también fue defendida por su colaborador Pedro Bosch Gimpera. Según este planteamiento, el término sefe utilizado por Avieno procedería del griego sepe, que también significa serpiente por ser un sinónimo de óphis. De este modo, la alusión a la gran plaga de serpientes habría sido, supuestamente, una forma poética de describir la invasión de la Península Ibérica por los celtas, que por alguna razón habrían sido comparados con las serpientes en los textos originales griegos.
Esta interpretación fue posteriormente rechazada por J. C. Bermejo Barrera y otros estudiosos, los cuales han considerado que la fabulosa invasión de las serpientes era simplemente un mito relativo al extremo occidente, donde los griegos situaban todo tipo de criaturas peligrosas y sobrenaturales. De hecho, la propia Ora Marítima describe el océano Atlántico como un mar plagado de monstruos.
Los dos pasajes citados del texto de Avieno son los siguientes:

1) Ophiussa porro tanta panditur latus,
quantam iacere Pelopis audis insulam
Graiorum in agro. Haec dicta primo Oestrymnis,
locos et arua Oestrymnicis habitantibus;
post multa serpens effugauit incolas,
uacuamque glaebam nominis fecit sui.
(Ora Maritima 152-157)

Cuya traducción al castellano (por J. Mangas y D. Plácido) copio a continuación:

"Ofiusa se proyecta tanto hacia delante con sus costas como oyes decir que la isla de Pélope se alarga en el territorio griego. Fue llamada, al principio, Estrimnis, porque los estrímnicos poblaban sus parajes y cabos; después, una multitud de serpientes hizo huir a sus habitantes y dejó el territorio privado de su nombre."

2) Cempsi atque Saefes arduos collis habent
Ophiussae in agro. Propter hos pernix Lucis
Draganumque proles sub niuoso maxime
Septentrione conlocauerant laurem.
Poetanion autem est insula ad Saefumum, latet
patalusque portus. Inde Cempsis adiacent
populi Cynetum. Tum Cyneticum iugum,
qua sideralis lucis inclinatio est,
alte tumescens ditis Europae extimum,
in beluosi uergit Oceani in salum.
(Ora Maritima 195-204)

Y la traducción de J. Mangas y D. Plácido para este texto es la siguiente:

"Los cempsos y los sefes ocupan las abruptas colinas del territorio de Ofiusa. Cerca de ellos se establecieron el rápido luso y la prole de los draganos, en dirección hacia el septentrión de abundantes nieves. Pero la isla Petania está dirigida hacia Sefumo, y en ella un puerto extenso se esconde. A continuación, los pueblos cinetas son colindantes de los cempsos. Después, el cabo Cinético, por donde se produce la caída de la luz sideral, irguiéndose altivo como último bastión de la rica Europa, cuando ésta se precipita en las olas del Océano poblado de monstruos."

Hay que señalar, en primer lugar, que Avieno usa la palabra "serpens" para referirse a la mítica plaga, y no utiliza el término "saefes". Este último se cita en el segundo pasaje, en cambio, como el nombre de un pueblo peninsular que era vecino de los cempsos.
Como hipótesis alternativa a la de Schulten y Bosch Gimpera, que ha sido tan discutida, se puede suponer que el etnónimo saefes tuviera un origen fenicio, y que no esté relacionado por tanto con el griego sepes (serpientes) ni con los celtas. Puesto que el territorio de los sefes (llamado Saefumum por Avieno) se encontraba cerca de la isla Petania o Poetanion, que normalmente se ha identificado con la isla portuguesa de Alpeidâo (situada en el estuario del Tajo), los sefes podrían asentarse entonces en la zona colindante donde desemboca el río Sado, en la cual se descubrió recientemente una colonia o factoría ocupada por los fenicios desde el siglo VII a. C. Este interesante yacimiento llamado Abul, que incluye entre sus edificaciones lo que parece ser un palacio o santuario de estilo oriental, fue excavado por los arqueólogos Carlos Tavares da Silva y Françoise Mayet, quienes publicaron el resultado de sus hallazgos en la revista "Setúbal Arqueológica" en 1992.
Desde el punto de vista etimológico, sefes debe de estar relacionado, por tanto, con algunos topónimos semíticos como Sefar y Sefela (enclaves cananeos mencionados en la Biblia) o como el monte Sefón, lugar de Siria que fue venerado como la más antigua morada del dios Baal (conocido como Baal Sefón). También puede relacionarse con los llamados sofet o sufetas, que eran los gobernantes de Cartago, y aún resulta más interesante observar que los judíos, un pueblo de origen semítico como los fenicios, llamaban Sefarad a la Península Ibérica.
Ahora bien, la raíz semítica sef- puede corresponderse con la griega ceph- que aparece en el nombre de Cepheus (o Cefeo). Según la mitología griega, Cefeo era hijo de Belo (cuyo nombre se corresponde con Bel o Baal) y reinó sobre los cefenos, un pueblo cananeo de la Edad de Bronce que habitaba en Yope o Jaffa. Esta ciudad se encuentra en la costa de Israel, pero su puerto fue habitualmente utilizado por los navegantes fenicios en los siglos VI y V a. C. La equivalencia lingüística entre sefes y cefenos es muy plausible, ya que el teónimo Baal Sefón, anteriormente citado, se suele transcribir también como Baal Cephon.
Volviendo al yacimiento portugués de Abul, localizado en una zona que tuvo un gran interés comercial para los fenicios y otros pueblos navegantes, podemos comprobar que en sus proximidades se encuentra Setúbal, cuyo nombre ha de tener igualmente un origen fenicio (¿señorío del Sado, de Setu = Sado y Baal = señor?) y quizás generó después el topónimo Cetobriga, como una versión céltica del mismo.

Con respecto a los cempsos, vecinos de los sefes, se trata en este caso de un etnónimo cuya raíz cemp- es claramente indoeuropea, relacionada con el término griego kampé y con el celta camb, que significan "curva". Esta raíz lingüística se encuentra también en el verbo español "combar", por lo que la etimología de cempsos podría ser "arqueros". Así y todo, no sabemos si este nombre es un endónimo que se daban los cempsos a sí mismos, o un exónimo utilizado por los autores griegos. Dada su vecindad con los sefes, es factible relacionar a los cempsos con otro yacimiento arqueológico situado cerca de la desembocadura del Tajo, en la zona de Santarem, el cual ha dado nombre a la cultura de Alpiarça. Ésta se desarrolló entre los siglos VII y IV a. C. y se caracteriza por el rito funerario de la cremación; es bastante similar, por tanto, a la cultura de los Campos de Urnas. La cultura de Alpiarça se extendió por la cuenca del Tajo, Extremadura y el Alto Alentejo, las únicas zonas del oeste peninsular hasta las que se desplazaron, al parecer, los difusores de los Campos de Urnas.
De acuerdo con esta hipótesis, los cempsos habrían sido un pueblo indoeuropeo diferente a los llamados "keltoi" o "celtici", localizados por otras fuentes clásicas en el valle del río Anas o Guadiana. La presencia de estos últimos también ha sido identificada arqueológicamente en el suroeste peninsular por el hallazgo de materiales muy semejantes a los encontrados en otros yacimientos celtíberos y vaceos, pero ha sido datada a partir del siglo V a. C. Así pues, su asentamiento en la zona debió de ser posterior al de los cempsos.

El texto completo de la Ora Marítima puede consultarse en el siguiente enlace de Celtiberia: www.celtiberia.net/articulo.asp?id=374


BIBLIOGRAFÍA

J. C. Bermejo Barrera, "Mitología y Mitos de la Hispania Prerromana II". Madrid, 1986.
L. Berrocal Rangel, "Los pueblos célticos del suroeste de la península Ibérica". Madrid, 1992.
J. Mangas y D. Plácido (eds.) "Ora Maritima; Descriptio Orbis Terrae; Phaenomena". Madrid, 2000.
F. Mayet y C. Tavares da Silva, "Abul: um establecimiento orientalizante do século VII a. C. no Baixo Vale do Sado", en Setúbal Arqueológica IX-X (1992), págs. 315-333.
M. Menéndez, A. Jimeno y V. M. Fernández, "Diccionario de Prehistoria" ("Alpiarça" en págs. 23-24) Madrid, 1997.
A. Schulten y P. Bosch Gimpera (eds.) "Fontes Hispaniae Antiquae I: Rufo Festo Avieno, Ora marítima. Periplo massaliota del siglo VI a. de J. C., junto con los demás testimonios anteriores al año 500 a. de J. C." Barcelona, 1922.


© C.J.M.A. Diocles, 2007


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Comentarios

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  1. #1 Diocles 18 de dic. 2007

    Señor CELTIBERATOR (escrito con las mayúsculas que tanto le gustan):
    Su problema es que, en ciertos temas sobre los que se declara escéptico o descreído, desconoce en realidad hasta lo más básico. El nombre griego Belos es una versión helénica del fenicio Bel o Baal, y son los propios griegos en sus relatos mitológicos los que llegan a convertir un dios extranjero en un rey, y a algunos reyes en hijos de dioses. Estos recursos poéticos son habituales en la mitología.
    Puede consultar la página 185 del libro "Troya y Homero" de Joachim Latacz (un filólogo de ésos a los que siempre está invocando) y podrá leer que Belos = Baal. (Barcelona: Ed. Destino, 2003). Puede leer también la nota 2 en el siguiente artículo de divulgación de wikipedia:
    en.wikipedia.org/wiki/Aegyptus

    También desconoce, al parecer, lo que es el sincretismo religioso que se produce entre aquellos pueblos que conviven durante ciertos periodos históricos. En el Egipto helenístico, el dios griego Zeus fue identificado con el egipcio Amón (que también fue adorado por los amonitas, por cierto, un pueblo asiático y semítico); el dios griego Hermes fue identificado con el egipcio Toth, Hefestos con Ptah, etc... Y los hicsos asiáticos que conquistaron Egipto y adoraban a Baal lo identificaron con el egipcio Seth porque ambos eran dioses de la tormenta.

    Volviendo al tema de Sephan, hay dos intervenciones muy interesantes del druida Barkeno (nº 42 y nº 44) en www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=2499 cuyo contenido quiero recoger aquí. En "Toponimia fenicio-púnica", José Mª Solá indica que el término Sefard (hebreo) y Sephan (fenicio, púnico) tienen el mismo sentido: "donde muere el sol, donde se oculta el sol, occidente". Además de esto, P. Chantraine explica en su diccionario etimológico de la lengua griega que la palabra Hesperia procede del semítico Sefar que significa Poniente.
    La polisemia de seph- que yo "sospechaba" se debía a la traducción de Sephan como conejo, además de Occidente, pero he sabido ahora que el término conejo se pronuncia saphan (con a) y no sephan (con e). Se suponía entonces que el topónimo Hispania procedía del fenicio I-Saphanim (tierra de conejos), pero otros autores han propuesto I-Sephan, con el más lógico significado de tierra (o costa) de Poniente. El monte Sephon o Cephon se situaba en el litoral sirio, luego era un enclave occidental, visto desde la perspectiva de los pueblos semíticos de Oriente; y curiosamente, los griegos llamaban cephiros al viento que soplaba desde el oeste.
    De acuerdo con todo esto, los fenicios que se establecieron en la Península Ibérica podrían llamarse perfectamente a sí mismos sefes o sephes, con el significado de occidentales, o habitantes de I-Sephan (= Hispania en latín) o Sefarad (= Hesperia o Hespéride en griego, que también dio nombre al Vespero o lucero de la tarde).

    Un saludo para todos los amigos de Celtiberia.

  2. Hay 1 comentarios.
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